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La Soledad: una nueva epidemia mundial

Me llamó mucho la atención, al mismo tiempo que me dio tristeza, el saber que a principios del año pasado la Primera Ministra de Gran Bretaña creó una Secretaria de Estado para luchar contra la soledad.

Se ha catalogado como una epidemia social, que en el caso de Inglaterra afecta a nueve millones de personas, que representa al 14% de la población. Es una triste realidad de la vida moderna y se ha convertido en un desafío para los gobiernos.

Consiste en atender a la soledad que padecen hombres y mujeres mayores, aquellos que han perdido a seres queridos, a los cuidadores, en resumen, a aquellas personas que no tienen a nadie con quien hablar o compartir sus pensamientos y experiencias. 

El problema crecerá a medida que la expectativa de vida crece, hay cada vez más adultos mayores que viven solos.

La soledad está muchas veces asociada a enfermedades cardiovasculares, demencia, depresión y ansiedad, las cuales además de afectar a la persona, le cuestan dinero al país.

Estudios han demostrado que la soledad produce estrés y que puede ser tan dañina para la salud como fumar o beber en exceso. Somos seres sociables, y el no comunicarnos con los demás, tiene efectos peligrosos en nuestra salud.  

Para que te des una idea de la situación. Hasta 200,000 personas mayores en Reino Unido no han tenido una conversación con un amigo o familiar en más de un mes. ¡Te imaginas esto!  En España, en uno de cada cuatro hogares, vive una persona sola.  

Pero la soledad no sólo se está presentando en personas mayores. La adicción entre los jóvenes a la tecnología está causando no solo aislamiento social, sino trastornos de atención, depresión, ansiedad e ideas suicidas según la nueva campaña en los Estados Unidos La verdad sobre la tecnología. Las redes sociales no pueden sustituir el contacto humano.

En las últimas décadas, la soledad ha pasado de desgracia personal a como ya mencionamos una epidemia social. Cada vez más personas viven solas, trabajamos en casa, estamos inmersos en la tecnología, pasamos tiempo solos y convivimos poco con los demás.

Se puede vivir solo, ser feliz y pleno sin tener sensación alguna de soledad, se puede vivir acompañado y tener ese profundo y doloroso sentimiento. 

Ahora bien, cabe aclarar que vivir solo y estar solo no es lo mismo. Se puede vivir solo, ser feliz y pleno y no tener sensación alguna de soledad, y se puede vivir acompañado y tener ese profundo y doloroso sentimiento. O pueden darse las dos situaciones juntas: vivir en soledad y tener sentimiento de soledad.

Después de estudios e investigaciones en los Estados Unidos, Europa, Asia y Australia, se ha llegado a afirmar que la soledad, entendida como aislamiento social, puede representar una mayor amenaza para el sistema sanitario que la obesidad, y que además la conexión social puede reducir en un 50% la muerte prematura de quienes están o se sienten solos. Sobre todo si esta soledad es algo crónico en la vida de la persona. 

¿Qué hacer ante esta epidemia moderna?

Por supuesto que los gobiernos deben fomentar lugares de convivencia, parques y actividades para que los ciudadanos convivan, pero nosotros podemos hacer mucho también.

Reflexiona si algún familiar o persona cercana está sola. Acércate a ella, convive y no permitas que se aísle.  En nuestro país la familia sigue siendo un valor muy importante, no lo perdamos.

¿Y por qué no? Hacer que la gente solitaria haga trabajo voluntario. El ayudar a los demás crea un propósito de vida. ¿Por qué no convertir el altruismo en una herramienta para ayudar a combatir
la soledad?

Te parece bien, empecemos hoy y no permitamos que nadie a nuestro alrededor viva en soledad.  

Supervivientes de mamá

Es claro que la figura materna representa para un hijo, más allá de la edad que este tenga, un resquicio de seguridad, de paz y de consuelo. En los brazos de su madre se siente el bebé protegido, seguro y querido. Supermá es infalible, invencible e imperdible en la infancia. Hasta los adolescentes en franca rebeldía y los jóvenes adultos sobrados de soberbia saben que mamá está ahí cuando la necesitan, aunque crean que no la necesitan. Y en el trascurso de la vida, cuando surgen problemas amorosos, familiares, económicos, de salud o de cualquier índole, ahí está mamá.

Y no porque las madres seamos perfectas. Al recordar la infancia de mis hijas tengo que reconocer que las pobrecitas son unas auténticas SUPERVIVIENTES de su madre. Al principio por exceso de cuidados y después por exceso de confianza. 

Recuerdo que cuando nació mi primera hija lo único que deseaba era que se durmiera de una santa vez para poder descansar al menos un rato. Conectaba el interfón junto a su cuna y me salía del cuarto, pero permanecía pendiente de cada suspiro, llanto y sonido que emitiera. Y cuando al fin se hacía el silencio, en vez de relajarme corría a ver si estaba viva; pegaba mi cara a su pecho para escuchar los latidos de su corazón o colocaba un espejito frente a su nariz para constatar que respirara; y si eso no era lo suficientemente convincente, ¡la despertaba! Por el contrario, cuando nació mi segunda hija mi marido me preguntaba: “¿No te parece que lleva mucho rato dormida la bebé?”. Yo le contestaba: “No seas neurótico, dieciocho horas no son nada…”

Cuando cumplió un año mi primogénita decoré la casa entera con globos y serpentinas e invité a toda la familia. No había apagado las velitas del pastel cuando la niña se dio un golpe en la cabeza y antes de que apareciera el típico chichón en su frente, ya estaba en el consultorio del pediatra. Con la segunda… bueno, le he prometido que si tengo tiempo le organizaré una fiesta para celebrar sus 23. Para colmo, salió afecta a las contingencias.

En una ocasión me llamaron del colegio para que la recogiera, pues se había lastimado un dedo jugando basquetbol. “¿Está segura de que es grave? –le pregunté a la maestra –, ¿no podrá esperar a la hora de la salida?”. Cuando llegué por ella a media mañana, le dije: “A ver, mueve el dedo…

Si lo mueves es que no está roto y me puedes acompañar a desayunar con mis amigas… ¿Lo ves? Sí puedes moverlo… no llores que no es para tanto.” Durante el desayuno, el dedo se fue transformando en una manopla de béisbol color ciruela, de modo que no me quedó otro remedio que llevarla por la tarde al doctor. Diagnóstico: ¡Fracturado! “Para la próxima –la sentencié–, me haces el favor de no meter las manos cuando veas venir la pelota.” Después de dieciséis fracturas, esguinces, fisuras, conmociones, torceduras… y con una colección de férulas, muletas, cuellos y corsés en el armario, ¿qué podía pedirle?: “Por lo menos aprende a caer, como los gatos. Y si no, cuida la cara… Portera no, por favor, ¡portera no!… mejor árbitro».

Cuando la primera tenía dos años, llegué un día al consultorio del pediatra aterrorizada: “Doctor, ¡mi hija tiene una cana!”. Acababa de ver en la televisión un reportaje sobre la progeria, esa rara enfermedad que convierte a los niños en ancianos. El doctor no paraba de reír, pero me cobró la consulta. A la segunda no estoy segura de que le hayan aplicado todas las vacunas, la verdad es que perdí su cartilla de vacunación. Y qué decir de las fotos y los videos: de la grande están documentadas sus primeras «palabras», sus primeros pasos, su primer dibujo, su primer baile. La segunda… creo que nació sabiendo hacer todo eso.

Nuestras madres no serían tan superpoderosas como creíamos de pequeños, y cuando nos toca vivir la experiencia, irremediablemente nos enteramos de que se aprende a criar a los hijos a base de prueba y error. Aun así, y volviendo a la cuestión inicial, nuestro subconsciente nos sorprende invocándolas cuando sentimos ese tipo de miedo que se nos va de las manos. Quizá la razón sea que en el fondo sabemos que el corazón de mamá siempre estará ahí para acogernos, protegernos, ayudarnos, apoyarnos y amarnos incondicionalmente. Y eso es algo que nos hace sentir seguros.

Por: Elena Goicoechea

Pandas mexicanos

La actual protección de los osos panda es un ejemplo de conservación a nivel global. Recientemente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza rebajó el estatus de la especie de “peligro de extinción” a “vulnerable”.

La hazaña ha sido posible por las acciones en dos campos distintos: en la naturaleza y en los laboratorios. En el primer caso destaca la mano dura de las autoridades chinas con el cuidado del hábitat natural del panda en la provincia de Sichuan, penas severas contra la caza ilegal e involucramiento de las comunidades rurales con programas de turismo ecológico. 

De forma paralela, se ha logrado la reproducción exitosa en cautiverio para llevar a los ejemplares paulatinamente a reservas naturales para ser, finalmente, puestos en libertad. Estamos hablando de los resultados que brinda la unión de ciencia, gobierno y poblaciones locales.

Sin duda la imagen del panda se ha convertido en un símbolo chino, aunque por extraño que parezca solamente hay dos “nacionalidades” de pandas: china y mexicana. 

Esto último se debe a que durante años el gobierno chino regaló pandas a diferentes países en señal de amistad con nombre de la “diplomacia de los pandas”. No obstante, en los años 80 se reconoció la situación crítica de la especie por lo que cesaron los regalos y se cambió a un modelo préstamo de ejemplares a cambio de dinero.

A partir de ese momento todo panda prestado e incluso sus descendientes continúan perteneciendo a China. De esta forma el país asiático aseguró recursos para programas de conservación y reproducción. 

La situación de los pandas que se encuentran en el Zoológico de Chapultepec es única en el mundo, ya que son los descendientes de los pandas que aún no entraban en el programa de préstamos, por lo que no pertenecen a China.

La Ciudad de México ha sido, literalmente, terreno fértil para los pandas pues de la pareja que China regaló a la ciudad en 1975 han nacido 8 crías de manera natural, haciendo que la familia de pandas mexicanos lleve más de 40 años de historia.

Sin embargo, tristemente tanto Shuan Shuan como Xin Xin serán las últimas dos pandas no chinas debido a que tienen una edad avanzada para reproducirse y no tuvieron descendencia.

Pagar por “alquilar” un panda no es nada barato. El Zoológico Nacional Smithsonian de Washington tiene un convenio de 550,000 dólares anuales por una pareja de pandas, por lo que muy pocos zoológicos del planeta pueden hacer una inversión de esa índole, además del alto costo que supone mantenerlos. 

Siempre existirá el debate de la atención que se le da a estos mamíferos por lo fotogénicos que son y su popularidad entre las multitudes, a diferencia de otras especies que también viven estados críticos y no reciben los cuidados que ameritarían.

A pesar de los obstáculos que se han superado, el futuro de la especie enfrenta otro reto que será el de todos: el cambio climático. Sus efectos dañarían en el 30% del hábitat del oso panda del cual obtiene el bambú, su principal alimento. 

Lo cual nos recuerda que, a pesar de los esfuerzos individuales vivimos en un mismo planeta, una sola casa común que no entiende de fronteras políticas.

Hablar del cuidado de la flora y fauna es algo que hace eco en países mega diversos como el nuestro. Por eso debemos empujar como sociedad los canales adecuados para replicar los casos de éxito con nuestras especies endémicas. 

La extinción de cualquiera de ellas no será un fracaso de un gobierno o una generación en particular, sino de toda la humanidad.  

Por: Arq. Alejandro Robles 
Director de Arquitecturar
www.arquitecturar.mx


Crisis medioambiental: del alarmismo a la lucidez

Debemos dejar de correr aturdidos por el humo y recordar lo primero que te dicen en cualquier curso de prevención de incendios o simulacro de sismos: trata de mantener la calma y la lucidez. Si entras en pánico, no podrás ayudarse a ti mismo ni a los demás. En este momento, realmente estamos actuando como si la casa estuviera en llamas.

A ese grito de alarma lanzado por Greta Thunberg, en lugar de activar ese plan de emergencia ordenado nos hemos asustado un poco y en este momento estamos en esa casa, rodeados de humo, aterrorizados, golpeando cada puerta porque no vemos nada, sin habernos puesto algo mojado en la boca y la nariz, gritándonos unos a otros, y nos estamos olvidando de seguir las líneas luminosas en el suelo que nos muestran el camino hacia la salvación.

Dado que la atención se ha centrado en la situación de nuestro planeta (que ya sabemos que hemos tratado como basura), leo cada vez más publicaciones apocalípticas en las redes sociales, personas que anuncian la extinción en masa, incluso hay los que elogian el hecho de dejar de tener hijos porque se enfrentarán a un futuro marcado y no podemos apoyar ese consumo, personas que gritan contra un mundo que parece no preocuparse por el Amazonas en llamas, que ladran contra los gobernantes del mundo que no hacen lo suficiente.

Aunque el vínculo directo entre la acción humana y el cambio climático no es tan cierto, no hay duda de que el abuso de los recursos está dañando la Creación. Los ambientales son problemas reales e inminentes, y sí, también amenazan nuestra vida en este planeta, pero no es saliéndonos de madre y usando expresiones como “mañana moriremos todos” como nos salvaremos o cambiaremos algo.

Nuestras elecciones no tienen un gran impacto en el mundo, pero tienen un impacto y debemos trabajar en lo que podemos influir. 

Hablar de los problemas es imprescindible, pero mientras no hayamos hecho todo lo que esté a nuestro alcance para mejorar la situación, es mejor dejar de quejarse y comenzar a hacerlo. Dejar de señalar a un posible responsable, los poderosos de la tierra que no han hecho o no hacen lo suficiente, que no hablan del problema y parecen ignorarlo, y continuar haciendo lo que realmente podemos, marca la diferencia.

Acción tras acción, botella de plástico tras vidrio, consumo consciente. Por supuesto, no somos Trump ni la hija de un petrolero, nuestras elecciones no tienen un gran impacto en el mundo, pero tienen un impacto y debemos trabajar en lo que podemos influir. Mejor centrarse en una lista de acciones. Lo que realmente podemos cambiar en nuestra pequeña esfera de influencia será pequeño, insignificante, pero es lo único en lo que realmente tenemos el poder de intervenir para hacer algo que importa. El resto es hablar.

Está bien estar informados e informar, pero sobre lo que hacemos. No polémicas, sino hechos. Pequeños e inexorables hechos.

Ya estamos más extinguidos que el oso polar. Y no por el Co2. Yo, que nunca fui una gran ecologista y nunca me interesé en temas ambientales, me encontré pensando con angustia en mi futuro y el de mi hija. Con verdadera angustia.

Entre la quema de Siberia, el Co2 que nos asfixiará, el permafrost que se agota, el agua que una cuarta parte de la población mundial pronto perderá…
Todo es cierto, pero pensar que no deberíamos poner más niños en el mundo porque no sabemos qué futuro les dejaremos es estúpido.

Y, sobre todo, vivir angustiado no es realmente una actitud cristiana. Me parece el eco de las habituales charlas de moda sobre la supuesta “calidad de vida” de la que somos jueces últimamente.

Dios ha puesto el mundo en nuestras manos y ciertamente no puede hacer mucho si lo estamos tratando mal, pero siempre estamos en manos de Dios, recordémoslo. “A cada día le basta su afán” porque no sabemos lo que nos depara el futuro y, sobre todo, a pesar de las predicciones alarmantes, sabemos que todo aquí solo nos ha sido prestado.

El amor, desafortunadamente, es la primera fuente que estamos agotando en este planeta. Y sin eso, sin respeto por la vida y por nuestra especie antes de todo los demás, nosotros, que queremos salvar plantas y animales sin tener piedad de nuestro hermano, estamos abocados a la extinción. Por estupidez.

Tienes fe. Úsala. No sé si es pronto o tarde para salvar este planeta, lo que sé es que debemos tomar nota de la situación, cambiar, no hablar o decir que las cosas deben cambiar, sino cambiarnos a nosotros primero.

Debemos dejar de correr al azar aturdidos por el humo y recordar esa lección de evacuación: buscar las líneas fosforescentes que indican la salvación.

Recordemos que para nosotros, el mundo podría incluso terminar en una hora, de mil maneras, pero nuestra fe nunca nos ha llevado a ahogarnos en la angustia y la desesperación por nuestra precaria condición (que siempre es así, y siempre lo será).

Fuente: http://marthamaryandme.com/2019/09/20/norme-di-evacuazione-per-mondi-in-fiamme/

INTERNET y las REDES nos vuelven a educar

Nunca antes en la historia de la Humanidad se habían vivido tal cantidad de cambios en tan poco tiempo. En cuestión de un par de generaciones, la mujer y el hombre nos hemos transformado y, con nosotros, la naturaleza, el clima, las sociedades, los hábitos, las costumbres, es decir, el mundo entero como lo conocíamos. Por supuesto, también, nuestra forma de leer y, con ello, la manera de pensar. Poca cosa.

La lectura es una forma de comunicarnos y entender el mundo. La revolución tecnológica, con el internet, las redes sociales y la virtualidad toda, ha transformado, rápida y profundamente, nuestra manera de leer, de comprender el mundo que nos rodea y, en buena medida, nuestra forma de ser. El cambio ha sido tan rápido que, los científicos tanto como los nativos e inmigrantes digitales, no lo alcanzamos a comprender en toda su compleja extensión. 

Es un hecho que leemos diferente, pero ¿pensamos distinto? ¿Internet reeduca nuestro cerebro?

Para muchos, la virtualidad es el canal para acercarse a la realidad, ya sea por medio del teléfono o la computadora; se ha convertido en la vía principal para enterarnos y comunicarnos; son el gran filtro. Se ha demostrado científicamente que, a lo largo de la historia, el hombre (su cerebro) ha sabido adaptarse a los cambios, a las nuevas realidades. Es una de sus grandes capacidades y le ha permitido no únicamente sobrevivir sino modificar a su favor las condiciones de vida del entorno. Por eso estamos aquí. 

Internet y las redes sociales suponen un cambio sin precedentes. Y nos estamos adaptando a él. Todo ha sido tan rápido que no ha habido tiempo para estudiarlo con suficiencia y crear una base única de conocimiento; los expertos están divididos en sus opiniones. Para algunos, se lee menos que antes y ha disminuido la capacidad de leer y pensar en profundidad; para otros, ahora se lee más, de forma diferente y con cambios que aumentarán nuestra capacidad intelectual.

Aunque es un fenómeno que a todos concierne, el campo de batalla, o el lugar de las grandes transformaciones es, primordialmente, el cerebro de los jóvenes y los niños. Expuestos a todo tipo de emisores y mensajes, a cual más atractivos e interesantes, libran, gozosa y abiertamente, un diario conflicto de gustos e intereses en los que la lectura juega su papel, que no es secundario, de ninguna manera.

El tema es de tal calado que habrá que dedicarle una segunda entrega aunque, desde ahora, podemos adelantar una conclusión: el resultado es totalmente personal, es decir, del grado en que cada uno de nosotros (alumno, maestro, padre, hijo) sepamos armonizar nuestra vida intelectual con el uso de la tecnología (y no al revés) dependerá nuestro crecimiento personal.

Por: Bertha Inés Herrerías Franco

Ciencia ficción, magia y otras locuras

Avatar, una película que sin duda marcó tendencias en el cine y en el pensamiento de la sociedad occidental. En ella se narra la historia de algunos seres humanos que tienen la misión de apropiarse de un mineral, localizado en Pandora, una luna del planeta Polífemo, habitada por los na´vi. Para ello habrá que luchar contra los nativos. 

Llama poderosamente nuestra atención el hecho de que en Pandora existen unas montañas flotantes. Al ser una película de ciencia ficción, inmediatamente pensamos: “esto es ciencia ficción, esas cosas sólo suceden en la imaginación y en las películas de ciencia ficción”.

Si alguien te dijera “Está Harry Potter allá afuera, haciendo un Wingardiium Leviosa”, o “voltea, ahí viene Frodo con el anillo que controla a la humanidad”, por supuesto que no le creeríamos, esas no son cosas reales. Pero qué pasaría si alguien nos dice “allá afuera hay unas montañas flotando”. Si fuéramos ingenuos diríamos “eso no es cierto”, pero  como somos ingenieros le responderíamos: “es el efecto Meissner”.

En este artículo analizaremos el efecto Meissner, el cual provoca la levitación de objetos. Esto no es producto de la imaginación ni de la magia oscura, sino más bien de la física del universo.

¿En qué consiste este efecto? En resumen, cuando un material hace la transición del estado normal al de superconducción, excluye de forma activa los campos magnéticos en su interior, lo cual provoca que, en presencia de un campo magnético, el material levite. 

Pero, ¿qué es la superconductividad? Es el efecto de un material de perder su resistividad eléctrica en bajas temperaturas. Al tener nula o muy baja resistividad eléctrica, la corriente eléctrica fluye a través del cuerpo sin obstáculos. Este fenómeno puede ocurrir en metales, aleaciones, compuestos metálicos y semiconductores entre 23.3K y 0.01K.

Hacer levitar ciertos objetos es una de las cualidades de la superconductividad, sin embargo, no es la única y es uno de los campos de la ciencia que se siguen estudiando y buscando aplicaciones. Por ejemplo, una montaña levitando no nos funciona mucho, pero ¿que tal utilizar esta cualidad para hacer levitar un tren y mejorar el transporte? El Beneficio de esto es que los superconductores son materiales los cuales no presentan resistencia eléctrica y no se disipa calor, por lo que toda la energía que se utiliza se aprovecha. Esto ya es una realidad en países como Japón. Los japoneses crearon un tren a base de superconductividad “Maglev”, el cual supera los 600 km/h. Podemos ver que la levitación por medio de la superconductividad ofrece un doble beneficio en el transporte: primero, toda la energía utilizada es aprovechada, segundo, la fricción del desplazamiento del tren es prácticamente nula. Esto es lo que permite alcanzar altas velocidades sobre tierra. 

Como sabemos, esta tecnología llegará a México próximamente con el MexLoop, tren que unirá las ciudades de México y Guadalajara pasando por Querétaro y León, que no solo se moverá por superconductividad, sino por la creación de un vacío, disminuyendo aún más la resistencia del aire.

Lo que para unos es magia para otros es ciencia. ”

Sin embargo, la superconductividad sigue siendo un reto. ¿Podríamos imaginar todos los beneficios de esta tecnología aplicada al transporte público urbano, a la mensajería, o inclusive dentro de la industria? Sería una revolución progresista que quizás no dimensionamos hasta dónde puede llegar. Sin embargo los altos costos de su implementación no permiten que sea todavía aplicable a todas las áreas mencionadas. Este es el reto de los ingenieros mexicanos, tenemos que lograr desarrollar esta tecnología de manera que sea accesible a toda la población.

¿Parece una idea de ciencia ficción? Si, parece, sin embargo, gracias a la tecnología desarrollada por la humanidad, la magia está cada vez más cerca, porque lo que para unos es magia para otros es ciencia.

Juan Sebastián Ludlow Bosch
Ingeniería Civil 6° Semestre

El más inesperado encuentro de dos mundos

La CDMX siempre sorprende. Justo cuando creemos haberlo visto todo, surge algo que desafía el límite del asombro. El hecho más reciente, la apertura de la Zona Arqueológica Mixcoac, en la ubicación menos propicia para un hallazgo prehispánico: al lado del Periférico ‒ literalmente debajo de los carriles laterales ‒ frente a una enorme tienda al mayoreo y a la sombra de dos segundos pisos. De hecho, la mejor vista del sitio se logra caminando –indebidamente- por la banqueta del Periférico.

Si bien su ubicación no es propicia, su apertura al público sí lo es. Nos invita a pensar cómo, a casi 500 años de la Conquista, nuestro pasado precolombino aún sigue a flor de piel.  

A casi 500 años de la Conquista, nuestro pasado precolombino aún sigue a flor de piel.”

En el descubrimiento del sitio de Mixcoac se entretejen tres historias. El historiador Francisco Fernández del Castillo informa de la existencia de una estructura en “los llanos de San Pedro de los Pinos” y solicita vigilancia para evitar el saqueo.  Por su parte, el arqueólogo Eduardo Noguera, propone que un montículo divisado en sus recorridos en tranvía es, en realidad, un templo por descubrir. Y tres, Octavio Paz, de niño y con una precoz mente imaginativa, plantea que las piedras que escaladas ese domingo, con sus primos, son, en realidad, una “pirámide”. Las tres versiones coinciden en un punto: Manuel Gamio las escucha y da la orden de iniciar excavaciones en 1920.  

En realidad, la existencia del sitio era sabida desde el Mapa de Uppsala, una joya cartográfica realizada entre 1536 y 1550, que identifica  los puntos principales de la capital de la Nueva España. En él aparece, al sur-poniente, Mixcoat, una serpiente de cascabel color verde con un tocado de nubes, que podría entenderse como la Vía Láctea. Era sólo cuestión de tiempo para que el acero, las varillas y el concreto urbano chocaran contra su pared de adobe, piedra y tezontle. 

Dile adiós a la romántica asociación de “ruinas, vegetación y silencio” y adéntrate, al mismo tiempo, al pasado prehispánico y el tráfico en hora pico. Anímate a vivir una experiencia citadina única.

Creación literaria

Hace un año comenzamos un proyecto en el CEM Miraflores donde encontramos un espacio para que cualquier MUJER que tenga algo que decir, venga a plasmarlo en papel y tinta. 

La Maestra Valeria de la Rosa las acompaña a tejer historias, cuentos y hasta novelas, dando vida a personajes ficticios o reales, llevándolas a que su mente salga de sus terrenos habituales para explorar su potencial creativo. A lo largo de estas clases-taller-laboratorio han surgido textos sorprendentes que hoy los invitamos a leer.

Valeria de la Rosa Friscione, historiadora del arte por la IBERO, estudió 4 años Creación Literaria con el maestro Germán Dehesa, tiene posgrado en “Comercio y Peritaje del arte y el libro” por la Pompeu Fabra en Barcelona y diplomado en corrección de estilo en la CANANIEM. Su primera novela, “Probaré tu piel de seda”, ganó el premio de edición de CONACULTA-IVEC. Actualmente es maestra de talleres literarios para niños y adultos.

Ejercicio: Escribir un texto derivado de los anagramas: Omar y Trama. Un Anagrama consiste en usar las mismas letras de una palabra pero acomodadas en orden distinto… Ya verán qué textos tan emocionantes salieron de esta dinámica:

Leyendo el café y las intenciones

En un local de esos ya muy viejos en donde el café fluye todo el día y la gente se convierte en amante de dicha libación, una dueña, dos clientes y un observador pasan los días. Cada quien su historia.

A Omar el amor lo tiene sin cuidado; lo que verdaderamente lo despierta no es Norma sino el aroma del café que ella prepara en su pequeño local. El panqué de mora también es bueno, y aunque la mujer parece obsesiva y zafada de la cabeza, a él siempre lo atiende muy bien, hasta le endulza el café de un modo especial.

Por su parte, Norma sí vive de amor, de ese amor que como un remo empuja y dirige una embarcación. Cada mañana espera ansiosa servir en su cafetería de la Roma, en su vieja taza rota, el café de su secreto amor. Es tanta su adoración por Omar que decide terminar con él antes de que Marta se lo robe.

Marta, otra clienta del café, no se imagina que tiene participación en la trama de esta triste historia pues en Omar jamás se ha fijado, sólo intercambia frases cortas de saludo en alguna u otra ocasión.

Amos, el lector de café que para Norma trabaja, ve el fallido triángulo desde la distancia e intuye que eso no va a terminar bien, pero al igual que la rata que observa su entorno con atención, se limita a ver tras bambalinas la función.

La policía encuentra el cuerpo sin vida de Omar, quien caminando por la calle hacia su trabajo sintió el último latido de su joven corazón. Un panqué de moras en una bolsa de papel y un thermo con café tirados en el callejón.

-¿Qué tanto dices entre dientes? -pregunta ansiosa Norma, mientras Amos, su empleado, le lee el café.

-Tengo un mantra que repito a diario -contesta sin levantar la mirada -El amor es un arma que mata en silencio, -le dice tranquilo y añade -así como tú.

Por: María Teresa Rosado Machain

Ramón y Mara: una historia peculiar

La trama de esta historia es inusual. No andaré por las ramas y sin demora contaré cómo, el que se arrima, consigue siempre en su vida un poco de amor y de rima. Ramón solía pasear por las tardes junto a la támara que el leñador cortaba en el bosque mientras que Mara lo contemplaba de lejos, suspirando por su aroma y su galanura. Elucubraba que, si se acercaba nada más así, el joven hombre, marro en expresión y al parecer en sentimientos, la rechazaría. Pero el bosque, su entorno cotidiano, la invitaba a armar un romance lleno de pasión. Y así, loca de atar y sin dar cabida a la razón, Mara se decidió a cocinar un marón e invitar a Ramón a una cena como ésas que aparecen en los filmes ubicados en Roma, donde todo es amor y emoción. Habían sido amigos desde niños, así que, pensaba, no sería difícil convencerlo de aceptar su invitación. La joven preparó todo, consiguió el pescado fresco pues el mar no estaba lejos, y de paso compró un poco de maro para la herida del dedo, que se había hecho rebanando zanahorias. Puso en la mesa velas, flores y vino para crear el ambiente adecuado. Más que nada, rogó para que todo saliera bien y que en su velada no apareciera ‘Martha’, esa rata que todas las noches la visitaba buscando algo qué comer. Tanto la veía, que hasta un nombre le había dado pues, aunque les tenía aversión a los roedores, los bigotes del animal le recordaban a su amada tía, llamada igual, sólo que ésta, en paz descanse, en vez de un pequeño mamífero, en sus buenos tiempos, una morsa parecía. Pero eso sí,
alegre y cariñosa como nadie.

Al día siguiente, ya con todo listo, acudió al bosque pues sabía a qué hora Ramón hacía sus caminatas
habituales. Pasando entre los arbustos de moras, llegó junto a él, y sin más, le lanzó una mirada de esas que matan y al oído le murmuró algo que ignoro, logrando que, sin chistar, el majo chico aceptara su elaborado plan. Ella misma no estaba mal, se decía Mara con seguridad, pero su mayor arma, sin duda, eran sus expresivos ojos y su gran elocuencia. Ramón era tímido, así que habría que darle mucho vino y sentarse cerquita de él. Mara sabía que, en el fondo, ella le había atraído siempre y que él sólo necesitaba un empujoncito para que su karma se uniera en uno sólo. Estaba decidida a romper todas las normas.

Después de la cena, el joven elogió el pescado, agradeció el convite y lánguidamente le hizo notar a Mara lo bien que lucían sus rizos dorados que le caían sobre sus hombros, pero nada más. Ella, impaciente, pensaba qué estrategia seguir, cuando de pronto, frente a su mesa pasó corriendo Martha, la rata, buscando ávidamente cualquier rastro de comida para llevárselo a sus afilados dientes. Era negra, gorda y repulsiva, por lo que la chica, alarmada, no pudo más y sin pensarlo saltó a las piernas de Ramón, rodeándolo del cuello y gritando que sacara a la rata de allí. Tal vez la tan querida tía Martha sí había poseído al roedor y había calculado el momento exacto para hacer su aparición, pues una vez en los brazos de Ramón, no hubo poder en él que resistiera los encantos de la muchacha, haciendo que el frenesí de la pareja superara cualquier película de ficción.

Mara agradeció toda su vida a la rata Martha su oportuna intervención.

Por: Yolanda García Mier