INTERNET y las REDES nos vuelven a educar

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Nunca antes en la historia de la Humanidad se habían vivido tal cantidad de cambios en tan poco tiempo. En cuestión de un par de generaciones, la mujer y el hombre nos hemos transformado y, con nosotros, la naturaleza, el clima, las sociedades, los hábitos, las costumbres, es decir, el mundo entero como lo conocíamos. Por supuesto, también, nuestra forma de leer y, con ello, la manera de pensar. Poca cosa.

La lectura es una forma de comunicarnos y entender el mundo. La revolución tecnológica, con el internet, las redes sociales y la virtualidad toda, ha transformado, rápida y profundamente, nuestra manera de leer, de comprender el mundo que nos rodea y, en buena medida, nuestra forma de ser. El cambio ha sido tan rápido que, los científicos tanto como los nativos e inmigrantes digitales, no lo alcanzamos a comprender en toda su compleja extensión. 

Es un hecho que leemos diferente, pero ¿pensamos distinto? ¿Internet reeduca nuestro cerebro?

Para muchos, la virtualidad es el canal para acercarse a la realidad, ya sea por medio del teléfono o la computadora; se ha convertido en la vía principal para enterarnos y comunicarnos; son el gran filtro. Se ha demostrado científicamente que, a lo largo de la historia, el hombre (su cerebro) ha sabido adaptarse a los cambios, a las nuevas realidades. Es una de sus grandes capacidades y le ha permitido no únicamente sobrevivir sino modificar a su favor las condiciones de vida del entorno. Por eso estamos aquí. 

Internet y las redes sociales suponen un cambio sin precedentes. Y nos estamos adaptando a él. Todo ha sido tan rápido que no ha habido tiempo para estudiarlo con suficiencia y crear una base única de conocimiento; los expertos están divididos en sus opiniones. Para algunos, se lee menos que antes y ha disminuido la capacidad de leer y pensar en profundidad; para otros, ahora se lee más, de forma diferente y con cambios que aumentarán nuestra capacidad intelectual.

Aunque es un fenómeno que a todos concierne, el campo de batalla, o el lugar de las grandes transformaciones es, primordialmente, el cerebro de los jóvenes y los niños. Expuestos a todo tipo de emisores y mensajes, a cual más atractivos e interesantes, libran, gozosa y abiertamente, un diario conflicto de gustos e intereses en los que la lectura juega su papel, que no es secundario, de ninguna manera.

El tema es de tal calado que habrá que dedicarle una segunda entrega aunque, desde ahora, podemos adelantar una conclusión: el resultado es totalmente personal, es decir, del grado en que cada uno de nosotros (alumno, maestro, padre, hijo) sepamos armonizar nuestra vida intelectual con el uso de la tecnología (y no al revés) dependerá nuestro crecimiento personal.

Por: Bertha Inés Herrerías Franco