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Leer es un superpoder que todos podemos desarrollar

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Por Dolores Carbonell

Lo que desincentiva la lectura no es la pereza, sino toparnos con aburridísimas notas de prensa, caóticos sitios Web o contenidos sin emoción ni sentimiento.

El decir popular asegura que “la gente no lee”, y que por esa razón hay que usar pocas palabras y muchas fotos y dibujitos.

No obstante, yo voy a salir en defensa de la lectura, porque me consta que las personas sí leemos cuando algo nos interesa, como en los siguientes casos:

  • Cuando deseamos informarnos sobre un tema candente o relevante.
  • Cuando debemos decidir qué carrera nos conviene estudiar.
  • Cuando se trata de investigar un tema que nos apasiona; entonces devoramos lo que encontramos en libros, Internet u otros medios.

Aunque quizá las cifras hayan sido ya superadas en este 2017, basta observar los resultados de dos encuestas realizadas en 2015 para descubrir que la gente lee más de lo que pensamos. Los datos que arrojan ambas investigaciones son significativos e indican que, basura o no, las personas leemos libros, revistas y periódicos quizá más que nunca.

Otro hallazgo es que el 59% de las personas compra libros, a pesar de que las descargas gratuitas en medios electrónicos crecieron un 11.6%.

De acuerdo con la Primera Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura, aplicada a jóvenes de entre 12 y 29 años y universitarios, 8 de cada 10 jóvenes gustan de la lectura y leen principalmente a través de sus teléfonos celulares.

Se está registrando un mayor acercamiento a la lectura por elección propia. Esta ya no es concebida únicamente como el consumo de libros de contenido literario.

Es un hecho que hoy tenemos una capacidad de elección sin precedentes con respecto a los contenidos que podemos leer. Lo cual significa que se modifican los accesos a la información y los hábitos de consumo de noticias, literatura y cualquier clase de mensajes, pero no se confirma la creencia popular de que la gente no lee.

Lo que sucede es que muchas personas abandonan la lectura cuando se topan con páginas Web mal hechas y caóticas; con notas de prensa que no supieron captar la atención desde su encabezado o sus primeras líneas; con contenidos poco claros y mal escritos; con documentos que no son lo que prometen; con mensajes que buscan vender a la primera de cambio, sin responder a las necesidades del lector; y un largo etcétera.

En conclusión, las personas sí leen si logras interesarlas, si tocas sus fibras sensibles y estableces una narrativa que responda a sus inquietudes.

Al final, somos palabras

Los seres humanos somos esencialmente palabras, lenguaje y comunicación (aun en la era digital). Como ha señalado César Antonio Molina, columnista del diario español El País: “Nuestra inteligencia es lingüística, pensamos con palabras. Con palabras nos comunicamos y son ellas las que organizan nuestras propias acciones. Solo pienso en la medida en que soy capaz de expresar mi pensamiento en palabras: interiormente o hacia los demás. Pretender sustituir la palabra por aparentes equivalencias no es sino una forma falaz y taimada de empobrecer nuestra inteligencia”.

Existen pruebas científicas de los beneficios de la lectura:

  • Resultados de resonancias magnéticas revelan la alta conectividad que se produce en el cerebro y en el área asociada al lenguaje mientras leemos un libro.
  • Neurólogos recomiendan a sus pacientes mayores la lectura diaria en voz alta como un camino probado para mejorar su memoria y estado de alerta.
  • Estudios, como el de un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Emory, en Atlanta, señalan que la lectura reduce el estrés y aumenta la inteligencia emocional, al igual que el desarrollo psicosocial, el autoconocimiento y la empatía.
  • Entidades como School of Life, centro londinense de biblioterapia, prescriben libros para ayudar a superar conflictos como la ruptura o el duelo.

Que leemos mucha basura y que quizá hoy lo hacemos más que nunca, también es cierto. Pero dadas las evidencias, prefiero mil veces a un fan del Libro Vaquero (siempre habrá la posibilidad de que su entrenamiento en la lectura lo lleve eventualmente por mejores caminos de calidad literaria) a alguien que no puede sentarse cinco minutos a leer una historia y que anda por la vida sin entender bien a bien a su prójimo porque lleva a cuestas un vocabulario de apenas 300 palabras.

Compartimos la frase de la actriz y cantante Leonor Watling: “Leer siempre me ha parecido un superpoder”, porque tiene toda la razón.

 

 

Fuente: medium.com

Conoce esta historia en donde la lectura da vida

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Por Bertha Inés Herrerías Franco

En Madrid, muy cerca del Parque del Retiro, hay dos edificios vecinos a los que los libros y la lectura han vuelto hermanos.

La Biblioteca Pública Eugenio Trías y el Hospital Universitario Infantil Niño Jesús; solo hay que cruzar una avenida para llegar de uno a otro. Sin embargo, hay quienes no pueden caminar esos pocos metros; los niños hospitalizados más delicados, principalmente de los pabellones de oncología y psiquiatría. Gracias a un grupo de autoridades y jóvenes sensibles eso ha dejado de ser un problema y han acercado, hermanado, a ambas instituciones.

La biblioteca fue abierta hace algunos años y, como todas las bibliotecas públicas, recibía a visitantes interesados y apasionados de la lectura, pero nunca los suficientes. Entre ellos, los responsables de la biblioteca comenzaron a detectar a muchos pequeños que acudían acompañados por sus padres con pañuelos, mascarillas, tapabocas, catéteres o aparatos ortopédicos; eran los chicos que iban a leer antes o después de sus consultas y terapias en el hospital de enfrente.

Después de un largo y titubeante proceso, iniciado por la biblioteca, se logró establecer la colaboración activa entre ambas instituciones para que los niños pudieran leer más y mejores títulos y, sobre todo, que los libros pudieran llegar a los pequeños para quienes era imposible salir del hospital y cruzar la avenida.

Los inmediatos y conmovedores resultados de este programa de acercamiento a los libros y fomento a la lectura entre los niños hospitalizados lo han convertido en un hito relevante. Las largas hospitalizaciones y difíciles procesos médicos se han visto apoyados, mejor recibidos y llevados de manera más amable, gracias al más sencillo de los instrumentos para sentirse bien: el libro.

En este programa de colaboración se han incorporado los profesionales de la biblioteca, el personal médico del hospital y, por supuesto, las familias de los niños, quienes han sido testigos y protagonistas de los valores positivos, y en ocasiones decisivos, que ha tenido la lectura en la recuperación y fuerza anímica de los pequeños pacientes.

Frente a las ventanas del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús destaca el edificio de la biblioteca. Es imposible no verlo. Y aunque para muchos era imposible llegar a él, ahora ya no es necesario salir. Los libros y la lectura han llegado a ellos gracias a quienes vieron más allá.

Descubre si vives atrapado en el «lecho de Procusto»

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Por Gala Camberos

De acuerdo con la mitología griega, Procusto era el guardián de una ciudad maravillosa a la cual todos los hombres querían entrar por lo que de ella se decía.

Sin embargo, para poder hacerlo se debía tener una estatura exacta. Así que, Procusto recostaba a los hombres en su lecho para comprobar si cumplían el requisito y en caso contrario les cortaba los pies o la cabeza para que pudieran entrar. Sin embargo, al pasar de los años y ya viviendo en esa ciudad, aquellos hombres se preguntaron si el precio que pagaron por su entrada había valido la pena.

Te platico esta historia porque la parábola del “Lecho de Procusto” se revive en ciertos momentos de nuestra propia vida.

Llega el tiempo en que nos hacemos la misma pregunta y nos cuestionamos de manera profunda si lo que hoy tenemos y el precio que hemos pagado por lograrlo ha valido nuestro sacrificio; si todo aquello que dejamos de lado por tenerlo y todo a lo que seguimos renunciando por conservarlo, vale la pena.

¿En dónde establecer un límite sano entre lo que verdaderamente deseo y lo que debo hacer para seguir cumpliendo con mis expectativas de vida? Algo digno de reflexionar…

Rita Sánchez | Sueños, pasión y mi amor por el arte

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Por Rita Sánchez Domínguez

Todo empezó con la oportunidad de pintar una cenefa egipcia de diez metros lineales para un amigo, quien me impulsó a estudiar y me demostró que los sueños se pueden lograr si luchas por ellos.

Me inspira la belleza del mundo, los colores de la naturaleza, con su luz y sus sombras violáceas (si observas con cuidado te das cuenta de que el gris no existe). Desde un árbol hasta un rostro, todo te despierta un sentimiento si te detienes a observar y no solo a ver. Yo lo hago y lo pinto en óleo, acrílico, acuarela, pastel y, ¿por qué no?, hasta en lápiz o carbón.

En mi obra titulada Así soy muestro lo que me gustaría ser para romper los paradigmas de mi historia. En mis cuadros de caballos plasmo la fuerza y la belleza que admiro. En las flores, el mundo de posibilidades que tenemos. En lo abstracto, las infinitas mezclas y caprichos con las que nos podemos expresar, mientras haya balance entre el hacer y el decir. Un abstracto no solo debe adornar, debe hacer sentir a los demás lo que quieres transmitir, por ejemplo, paz, amor, tranquilidad, intensidad… Un rostro es la máxima expresión del amor de Dios por el hombre.

Soy madre y esposa, licenciada en Ciencias de la Comunicación y una artista plástica que sigue estudiando para aprender de los demás, incluso de mis propios colegas y grandes amigos.

Para mí, Sueños, Pasión y mi amor por el Arte me permite mostrarme como soy. Los colores de la mayoría de mis cuadros reflejan luz y esperanza. El mundo en el que vivimos debe ser un recorrido alegre en el que constantemente debemos reinventarnos. Las formas dicen todo de nosotros y de los otros. La fuerza y la mirada invitan a ir más allá, a luchar por un sueño y a lograrlo. La mezcla de tonos demuestra que siempre habrá algo nuevo que nos sorprenderá.

Mito sobre las vacunas : tu médico sabe más que la Universidad de Google

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Por Jennifer Raff

Hay padres muy renuentes a vacunar a sus hijos y los ponen en riesgo al no hacerlo, así como padres confundidos y preocupados que se preguntan si deben o no vacunarlos. ¿Qué está sucediendo?

La tasa de vacunación ha decrecido en fechas recientes, particularmente entre los padres de familia de buen nivel económico y con alto nivel académico. Padres que compran coches híbridos y consumen alimentos orgánicos que no quieren que les inoculen químicos a sus hijos. La idea es: “Yo quiero mantenerme puro y quiero que mis hijos lo hagan también.”

Están dispuestos a pagar sumas exorbitantes para que sus hijos estudien en escuelas privadas de Los Angeles en las que menos de 1 por cada 5 niños de preescolar están inmunizados contra patógenos que ponen en riesgo su vida, como polio, sarampión y meningitis.

Esto es particularmente frustrante cuando existe una cantidad apabullante de evidencia acerca de que la vacunación no causa autismo, lo cual es un rumor que se ha extendido sin bases.

La página Science Based Medicine lo plantea de esta manera: “La evidencia es contundente: no existe ni la más mínima correlación  entre las vacunas y el autismo, y es irritante que los activistas antivacunas continúen presionando a los científicos para que realicen el mismo estudio una y otra vez, para después ver que a pesar de que salen los mismos resultados, siguen sin creerlos. Parece que los activistas antivacunas piensan que los mismos estudios hechos muchas veces acabarán arrojando algún factor de riesgo de autismo en las vacunas.”

Los padres que no vacunan a sus hijos no lo hacen porque malinterpretan la evidencia científica o bien porque tienen alguna resistencia a la autoridad. En la cultura occidental estamos acostumbrados a clasificar todo asunto público en dos bandos. La gente que se rehúsa a reconocer la legitimidad del contrario se percibe como «injusta». Este punto de vista está contaminando la conversación saludable sobre las vacunas. Cuando los medios presentan a los científicos de un lado y a los naturalistas del otro están creando una falsa equivalencia. Eso es política, no ciencia. Los antivacunas no tienen evidencia que soporte su posición en el debate. Lo cierto es que existe una cantidad enorme de consenso científico sobre que las vacunas no causan autismo.

¿Funcionan las vacunas? Sí. ¿Causan autismo? No. Hay una larga lista de enfermedades prevenibles con vacunación.

Si quieres investigar al respecto, formula preguntas específicas, como: ¿Las vacuna causan autismo?, ¿incrementan el riesgo de inflamación intestinal? Luego busca las respuestas en fuentes científicas confiables para ampliar esta información.

La ciencia opera basada en la filosofía de que la verdad se puede conocer si se diseñan correctamente los experimentos y los repetimos las veces suficientes para probar la hipótesis con rigor científico. Cualquiera con un teclado y una computadora puede inventar cosas, pero los científicos revisan y comprueban los experimentos de los demás científicos para asegurarse de que no están falseando los datos. Los expertos en un campo deben estar de acuerdo con las conclusiones de una investigación.

Es importante que la gente sepa que la correlación entre autismo y vacunas está basada en una flagrante mentira. El autor de este pseudoestudio es Andrew Wakefield, quien falseó sus datos con afán de lucro. Su licencia médica le fue retirada como consecuencia.

¿Cuáles son las consecuencias de no vacunar a los niños?

Para ponerlo en palabras simples, tus hijos estarán en riesgo de contraer enfermedades prevenibles, como la polio. Muchos no recordamos la terrible epidemia de polio.

No es lo mismo obtener información en Google, en sitios como Natural News o través de otros padres, que consultar a un médico experto. Quienes no vacunan a sus hijos lo hacen porque han recibido información equivocada.

Vivimos en una sociedad, nuestras acciones tienen consecuencias en los demás. Es nuestra responsabilidad proteger a nuestros hijos y a los hijos de nuestros vecinos. Nuestros ancestros soñaban con tener algo que protegiera a sus niños de estas horribles enfermedades. Hoy ese algo existe, se llama vacunas, y es imperdonable no usarlas.

La vacunación no es solo para proteger a tu familia, es también un asunto moral y cívico.

Wakefield, McCarthy, Kennedy y otros líderes de este movimiento antivacunas te están engañando. Son responsables de la muerte de muchos niños. Si tienes dudas, consulta a tu médico.

 

 

Tips para debatir en Internet

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Por Elena Goicoechea

Cualquiera que pase un tiempo razonable en Internet sabe que ahí las discusiones no siempre son civilizadas, pero en sus mejores momentos, la Red nos permite aprender e intercambiar ideas en formas que antes eran imposibles.

Seguramente te habrás topado con más de un troll, esos entes en proliferación que se dedican a publicar mensajes provocadores, ofensivos y/o disruptivos en los foros en línea. A esos más vale no alimentarlos con tus respuestas. Pero también habrás participado en discusiones interesantes (las menos), donde los participantes mantienen el foco en el tema y aportan argumentos bien fundamentados. Al respecto existe un ensayo de Paul Graham que, en forma elegante, presenta una guía para aprender a conducirnos cuando estamos en desacuerdo:

«Hace 20 años, los escritores escribían y los lectores leían. Hoy la Red se ha convertido en una gran conversación. Cada vez es más frecuente que los usuarios publiquen contenidos y respondan en secciones de comentarios.

La mayoría de los que responden lo hacen porque están en desacuerdo con algo, además de que estando en línea es fácil decir cosas que uno nunca diría cara a cara. Estar de acuerdo suele motivar menos a escribir una opinión.

Si todos vamos a estar en desacuerdo más a menudo, debiéramos ser más cuidadosos para hacerlo bien. Es fácil comprender la diferencia entre el insulto y una refutación bien razonada, pero es útil nombrar los estados intermedios:

Insulto

Esta es una de las formas más bajas de manifestar un desacuerdo y probablemente la más común. Aun los insultos más articulados tienen poco peso en una discusión.

Ad Hominem

Un ataque ad hominem no es tan débil como el mero insulto. Incluso puede que tenga un poco de peso. Por ejemplo, si un senador escribe un artículo diciendo que los sueldos de los senadores deberían ser más altos, la gente podría opinar: “Por supuesto que él opina eso. Es un senador.”

Esto no refuta el argumento del autor, pero al menos es relevante a la discusión. Sin embargo, sigue siendo una forma muy débil de desacuerdo. Si hay algo errado en el argumento del senador, uno debiera decir en qué está mal; y si no hay nada errado, ¿qué diferencia hace que él sea senador?

Decir que el autor no tiene la autoridad para escribir sobre un tópico es una variante de ad hominem y una forma particularmente inútil de debatir, ya que las buenas ideas frecuentemente se originan en gente que vienen de otros campos. La pregunta es si el autor tiene razón o no. Si la falta de autoridad le llevó a cometer errores, apunta cuáles son. Y si no lo hizo, entonces no hay problema.

Respondiendo al tono

En el siguiente nivel comenzamos a ver respuestas a lo que se ha escrito en vez de opines sobre el autor del mensaje. La forma más baja de este nivel es manifestarse en desacuerdo con el tono del autor.

Aunque es mejor que atacar al autor, sigue siendo una forma muy débil de desacuerdo. Importa mucho más si el autor tiene razón o no que su tono. Especialmente porque el tono es difícil de juzgar. Alguien que tiene un problema con algún tema puede ofenderse por el tono que otros lectores pueden encontrar neutral.

Así que si lo peor que uno puede decir sobre un mensaje es su tono, es que no hay mucho que decir. ¿Está delirando el autor, pero está en lo correcto? Si el autor no está en lo correcto, menciona en qué.

Contradicción

En esta etapa finalmente obtenemos res-puestas sobre el mensaje, y no sobre el tono (cómo se dijo) o sobre el autor (quién lo dijo). La forma más baja de respuesta a un argumento es simplemente plantear el caso opuesto, con poca o ninguna evidencia que apoye la respuesta.

Una contradicción puede tener peso a veces, cuando el mero hecho de mostrar el caso opuesto en forma explícita es suficiente para ver que es o no correcto. Pero habitualmente la evidencia ayuda.

Contraargumento

En este nivel llegamos a la primera forma de desacuerdo convincente: el contraargumento. Las formas previas pueden ser ignoradas ya que no prueban nada. El contraargumento puede probar algo. El problema es que es difícil saber exactamente qué.

Contraargumento es contradicción más razonamiento y/o evidencia. Cuando es apuntado directamente el argumento original, puede ser convincente. Desafortunadamente, es común que los contraargumentos sean dirigidos a algo ligeramente distinto. Es común que dos personas que discuten apasionadamente, de hecho estén discutiendo sobre dos cosas distintas. A veces, incluso están de acuerdo el uno con el otro, pero están tan inmersos en su disputa que no se dan cuenta.

Podría haber una razón legítima para argumentar contra algo ligeramente distinto a lo que el autor original dijo, como cuando uno cree que se le escapó lo más importante del tema sobre el que escribió. Pero cuando uno hace eso, debería decirlo explícitamente.

Refutación

La forma más convincente de desacuerdo es la refutación. Es también la menos común porque requiere más esfuerzo.

Para refutar uno tiene que encontrar en el argumento original un párrafo que contenga una idea con la que no se está de acuerdo. Si uno no puede encontrar una cita con la que se esté en desacuerdo, puede que no se esté en desacuerdo con nada.

Algunos escritores citan parte de las cosas con la que están en desacuerdo para dar la impresión de refutación legítima, pero después proceden a dar una respuesta de bajo nivel.

Refutar el punto central

La fuerza de una refutación depende de qué se está refutando. La forma más poderosa de refutación es refutar el punto central de un argumento.

Incluso en las formas altas de argumentación se llega a percibir deshonestidad deliberada, como cuando alguien elije puntos menores de un argumento y los refuta. A veces, el espíritu de un argumento lo convierte más en una forma sofisticada de ad hominem que una refutación real. Por ejemplo, corregir la gramática de alguien o insistir en señalar errores menores en nombres o números. Aunque el argumento opuesto depende de esas cosas, el único propósito de corregirlos es desacreditar al oponente.

Refutar bien requiere que se refute el punto central, o al menos uno de ellos. Y eso significa que uno tiene que comprometerse explícitamente en mantener la atención en el tema principal.

¿Para qué sirve jerarquizar los tipos de desacuerdo?

Ahora tenemos una forma de clasificar los tipos de desacuerdo. Aunque jerarquizar un desacuerdo no significa que elijamos a un ganador o que establezcamos un límite mínimo sobre cuán convincente es una respuesta, sí se establece un límite máximo. Una respuesta baja siempre es poco convincente.

La ventaja más obvia de clasificar las formas de desacuerdo es que nos ayuda a evaluar lo que leemos. En particular, ayuda a ver más allá de los argumentos intelectualmente deshonestos. Un expositor elocuente puede dar la impresión de vencer a un oponente usando palabras fuertes. De hecho, esta es la característica que define a un demagogo. Al darle nombres a las distintas formas de desacuerdo le damos a los lectores críticos una forma de analizar esos problemas.

Esas etiquetas también pueden ayudar a otros escritores. La deshonestidad intelectual suele no tener mala intención. Alguien que está argumentando contra el tono de aquello con lo que está en desacuerdo puede creer que realmente está argumentando algo. Dar un par de pasos atrás y analizar su posición en la jerarquía de desacuerdos puede inspirarlo para intentar moverse más arriba a fin de contraargumentar o refutar con bases.

Pero el beneficio más grande de estar en desacuerdo asertivamente no es solo que las conversaciones sean mejores, sino que hará más feliz a la gente que las sostiene. Si estudias las conversaciones, encontrarás que hay mucha más crueldad en las formas bajas que en las elevadas. Tú no tienes que ser cruel cuando tienes algo real que decir. De hecho, no quieres ser cruel. Si tienes algo real que decir, el ser cruel se convierte en un obstáculo.

Si moverse más arriba en la jerarquía hace que la gente sea menos cruel, eso hará que la mayoría de ellos también sean más felices. La mayoría de la gente no disfruta ser cruel; lo hace porque no sabe cómo evitarlo.»

 

 

Extracto de Cómo estar en desacuerdo (How to desagree), de Paul Graham (Marzo 2008).

 

Una vida dedicada a la vista

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El Dr. Javier Zamarripa Molina es exalumno del Colegio Miraflores, egresado con mención honorífica y reconocimientos a la excelencia académica de la carrera de Médico Cirujano por la Universidad Anáhuac. Cursó la especialidad en Cirugía Oftalmológica y cuenta con una alta especialización en cirugía plástica y reconstructiva de párpados, órbita y vía lagrimal, así como un fellowship en cirugía refractiva y cirugía de catarata. Actualmente colabora con distintas fundaciones enfocadas en la prevención de la ceguera. El amor por mantener la vista en los ojos de sus pacientes para ver las maravillas del mundo lo ha impulsado para hacer de su trabajo un arte.

¿Por qué estudiar medicina?

Durante muchos años pensé que mi carrera estaría relacionada con los números, pues crecí en una familia de ingenieros. Posteriormente, en mi época de preparatoria comencé a ir con el grupo de Misión Miraflores a la Sierra de Puebla. Pude ver las carencias y realidades de nuestra sociedad, así como la desnutrición y dificultades que conlleva para los niños vivir bajo esas condiciones. Conocí la falta de servicios tan básicos como el agua y fui testigo de los problemas de sanidad que estas privaciones originan. Se movió algo dentro de mí y decidí cooperar con mi granito de arena.

¿Podrías compartir alguno de los momentos determinantes en la formación de un médico?

Cuando realizas tu Servicio Social. Habitualmente te envían a algún pueblo a brindar atención médica durante todo el año. A mí me tocó hacerlo en Malinalco, Estado de México; un Pueblo Mágico maravilloso. Para mí ha sido una de las experiencias más enriquecedoras. Durante ese año di consulta médica en un consultorio y también visité en sus hogares a las personas que no podían llegar al Centro de Salud. Tuve la oportunidad de establecer vínculos muy estrechos con muchas familias; pero, sobre todo, de valorar lo que es tener comida todos los días en tu mesa, tener acceso a una escuela, soñar con la profesión que quieres desempeñar y no tener que dejar los estudios por la necesidad de trabajar.

Ahora que soy padre le digo a mis hijos que existen otras realidades sociales a escasos metros de donde vivimos. Les pido que no sean ciegos a las responsabilidades sociales que cada uno debe desempeñar, que no caigan en el materialismo y consumismo que invaden nuestra sociedad, y que apuesten siempre al valor humano y no al económico.

¿Qué le aconsejarías a los estudiantes de medicina?

Primero, que ser médico no es una profesión, es un estilo de vida que implica constancia, sacrificio y entrega total a cambio de la satisfacción de saber que has logrado hacer un cambio positivo en la salud de una persona. Un ser humano queriendo ayudar a otro ser humano. Mi consejo sería que no se dejen llevar por la imagen del doctor que vemos en las series de televisión. La famosa “vocación” no radica en si puedes ver sangre o te desmayas, sino en tu capacidad de dedicación, entrega y disciplina.

¿Qué te apasionó de la oftalmología?

La vista es, en mi opinión, la función de los sentidos más importante. Yo mismo padecí de mis ojos y quizás por eso le he dado un valor más especial. Durante el cuarto año de carrera llevé mi curso de Oftalmología. Conocí lo maravilloso y sofisticado de un órgano tan pequeño como el ojo. Aprendí a utilizar la tecnología tan compleja que existe para el diagnóstico y tratamiento del ojo. Pude ver microcirugías. Quedé maravillado. Supe que me quería dedicar a eso el resto de mi vida.

¿Cuál es la experiencia más difícil que has vivido como médico?

Como parte de mi subespecialidad en oculoplástica me dedico al trauma ocular y periocular (golpes, heridas y fracturas del ojo y su alrededor). Esto representa los casos de mayor reto en mi área. La mayoría de estos incidentes se ocasionan por accidentes automovilísticos, deportes, asaltos y peleas. Me impacta el aumento de riñas entre los jóvenes en fines de semana. Me parece que se debe hacer un llamado para reflexionar. Constantemente me toca atender en el servicio de urgencias a jóvenes con heridas ocasionadas por puñetazos, botellazos o accidentes automovilísticos; todo por imprudencias. No hay mayor reto que salvar la vista de mis pacientes.

¿Tu experiencia más gratificante?

Creo que los momentos más gratificantes son aquellos relacionados con la ayuda. Me genera una gran satisfacción saber que pude ayudar a recuperar la salud visual muchas personas.

 

Una relación enferma necesita terapia

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Por Lucía Legorreta de Cervantes

¡No hay que tener miedo a las terapias! Cuando nos duele alguna parte del cuerpo no dudamos en acudir con un especialista, pero cuando se trata de nuestro matrimonio lo ponemos en duda.

Todo matrimonio tiene dificultades. Al igual que un cuerpo sano que se ha enfermado y necesita atención médica, para una relación conyugal o de pareja existen terapias, psicólogos, consultores familiares o sacerdotes que pueden ayudar a recuperar la salud del matrimonio.

En los últimos años el número de separaciones y crisis matrimoniales ha aumentado, al igual que el número de parejas que tratan de buscar soluciones a sus problemas de comportamiento por medio de ayuda profesional.

Me gustó mucho cuando leí la comparación de la vida matrimonial con la medicina, y la recomendación de aplicar los dos consejos fundamentales que debemos tomar en toda enfermedad: la prevención y la curación.

En algunas ocasiones, la prevención entre los esposos consistirá en no tocar un tema espinoso, en otras habrá que encontrar el momento adecuado para tender un puente. Habrá algunos momentos en los que será necesaria la intervención curativa y bastará con una medicina sencilla: un poco de silencio, ceder, pasar una notita escrita para pedir perdón, poner sobre la mesa algún tema difícil y doloroso para aclarar lo sucedido; aunque eso cueste trabajo e implique hacer a un lado el orgullo. Sin embargo, habrá situaciones en las que se tendrá que recurrir al cirujano y llevar a cabo una operación más profunda: cortar, limpiar, hacer una transfusión de sangre y tal vez un trasplante de corazón.

En muchos casos se piensa que la mejor solución es la separación. Si seguimos con la analogía de la salud, veremos que esta medida es algo así como la aceptación de la muerte: dejamos de buscar el difícil camino de la medicina para dejar que la enfermedad destruya lo poco que queda en pie.

Soy consciente de que existen situaciones extremas que justifican una separación en el matrimonio, pero también he observado que son mucho más los casos que pueden salvarse con una adecuada intervención. Para tratar los problemas de pareja, lo común ha sido la terapia individual: la terapia o análisis de cada uno en forma sucesiva por el mismo terapeuta; o bien, terapia realizada paralelamente por dos terapeutas (con consultas periódicas entre ellos) y ocasionales sesiones cuadrangulares; grupos de parejas, terapia con ambos y las familias de origen.

La mayoría de las personas que inicia una terapia lo hace para cambiar a su pareja, piensan que es el momento de contar a un profesional lo enferma, irreflexiva y poco afectiva que es su pareja.

En estos casos no se acepta que cada uno debe asumir la responsabilidad del cambio. La idea de cambiar al otro no funciona, la única manera de lograrlo es cambiando uno mismo. Aunque también existe un encubierto temor a que el otro cambie: podría no querernos más. Este es otro motivo para tratar a la pareja junta, de manera que puedan compartir el proceso.

Por lo general, la mujer es más abierta a las terapias, mientras que el hombre no lo considera necesario; pero como hemos mencionado, para que la terapia funcione ambos deben ser partícipes.

Si tu relación está enferma, no lo dudes y acude a un especialista serio y ético. Si no conoces a alguno, ponte en contacto conmigo y con mucho gusto te recomendaré a alguien.

La verdad sobre las enfermedades inmunometabólicas

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Por Dra. Carmina Flores Domínguez

La ciencia avanza a pasos agigantados. No solo se ha logrado conocer los misterios que almacenan los genes, sino la manera en que se leen e interpretan en diferentes procesos biológicos dentro de nosotros.

Cada día conocemos más a detalle cómo funciona nuestro organismo y cómo interactúa con el medio ambiente. Esto nos ha permitido entender el importante papel que juega el sistema inmunológico en el control y regulación del metabolismo.

¿Qué es el inmunometabolismo?

Es la interacción que tiene el metabolismo a nivel celular con el funcionamiento de aparatos y sistemas en nuestro cuerpo. Específicamente tiene que ver con la manera en que nuestro organismo interactúa con el mundo en el que vivimos: lo que respiramos, cómo digerimos y qué nutrientes absorbemos, cómo se regula el latido cardíaco, cómo respondemos a los ataques infecciosos, etcétera. Y para esto es indispensable conocer a fondo cómo funciona el sistema inmunológico y cómo interactúa con las bacterias que habitan en nuestro cuerpo, como: la flora intestinal, la respiratoria y la que vive en nuestra piel.

¿Cuáles son las enfermedades inmunometabólicas?

Estas enfermedades se originan por un aumento en la inflamación (a nivel celular) producida por el sistema inmunológico. Un 30% de su origen es genético, pero 70% son derivadas del estilo de vida, por lo que el realizar un estudio genético no siempre nos brinda la información que requerimos.

Entre estas enfermedades se encuentran: el sobrepeso y obesidad, el síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, alergias, asma, enfermedades autoinmunes o enfermedades neurodegenerativas.

¿Por qué se produce la inflamación celular?

Es un mecanismo de defensa natural que puede verse sobrepasado por los estímulos del estilo de vida como son estrés, patrón de sueño, alimentación, actividad física, tabaquismo o flora intestinal no saludable.

¿Se pueden tratar estas enfermedades?

Lo ideal sería prevenirlas mediante una revisión médica, estudios de laboratorio y gabinete, así como analizar nuestro estilo de vida para detectar riesgos. En caso de padecerlas, se pueden tratar y revertir algunas de ellas antes de que ocasionen daños permanentes. Sin embargo, para que esto suceda es fundamental una dieta que pueda balancear el sistema endócrino, el digestivo, el inmunológico y el aspecto psicológico del paciente para lograr un abordaje integral.

El estudio del inmunometabolismo es muy joven en nuestro país y es poco conocido, pero gran cantidad de enfermedades crónico-degenerativas tienen un fundamento inmunológico importante.


Carmina Flores Domínguez
Exalumna del Colegio Miraflores. Doctora en Patología Celular. Máster en Psicología Infantil y experta universitaria en Inmunonutrición.

Nutrición y Medicina Integral Humanizada
Av. Jesús del Monte 39B, 903. Consultorio 12.
Tel. 5247 3536 y 5247 0129

www.nutrimmunehealth.com

¿Sabías que los padres de Benedicto XVI se conocieron por un anuncio para solteros en el periódico?

Un providencial anuncio para solteros hizo que se conocieran

El anuncio, aparecido en pequeño diario local, que cambió la historia de la Iglesia

El anuncio, aparecido en pequeño diario local, que cambió la historia de la Iglesia

La historia de la Iglesia no sería la misma sin este anuncio que un soltero puso en un periódico local, el diario católico Altoettinger Liebfrauenbote (Correo de Nuestra Señora de Altotting).

Funcionario civil de rango medio, soltero, católico, de 43 años, con pasado inmaculado, del campo, está buscando a una chica católica pura y buena, que pueda cocinar bien, afrontar todas las tareas del hogar, con talento para coser y hacer tareas domésticas con vistas al matrimonio tan pronto como sea posible. La fortuna es deseable pero no una precondición.

El artículo lo puso en un periódico local de un pueblo de Baviera Alemania un joven llamado Joseph Ratzinger. Estaba buscando esposa y en el primer intento no la encontró. Cuatro meses después volvió a intentarlo añadiendo que se trataba de un “un funcionario medio”, informó el dominical alemán Bild am Sonntag, en plena visita del Pontífice a su Baviera natal.

Este segundo anuncio tuvo mucha más fortuna y la Providencia quiso que llamara la atención de Maria Peintner, de 36 años, una hija ilegítima de una panadera y cocinera entrenada. Cuatro meses después Joseph y María se casaron. Unos años más tarde, el 16 de abril de 1927, un Sábado Santo, María dio a luz a su segundo hijo, Joseph Aloisius Ratzinger (Benedicto XVI)

Más información:

10 cosas interesantes que hay que conocer sobre Benedicto XVI