Por Rita Sánchez Domínguez
Todo empezó con la oportunidad de pintar una cenefa egipcia de diez metros lineales para un amigo, quien me impulsó a estudiar y me demostró que los sueños se pueden lograr si luchas por ellos.
Me inspira la belleza del mundo, los colores de la naturaleza, con su luz y sus sombras violáceas (si observas con cuidado te das cuenta de que el gris no existe). Desde un árbol hasta un rostro, todo te despierta un sentimiento si te detienes a observar y no solo a ver. Yo lo hago y lo pinto en óleo, acrílico, acuarela, pastel y, ¿por qué no?, hasta en lápiz o carbón.
En mi obra titulada Así soy muestro lo que me gustaría ser para romper los paradigmas de mi historia. En mis cuadros de caballos plasmo la fuerza y la belleza que admiro. En las flores, el mundo de posibilidades que tenemos. En lo abstracto, las infinitas mezclas y caprichos con las que nos podemos expresar, mientras haya balance entre el hacer y el decir. Un abstracto no solo debe adornar, debe hacer sentir a los demás lo que quieres transmitir, por ejemplo, paz, amor, tranquilidad, intensidad… Un rostro es la máxima expresión del amor de Dios por el hombre.
Soy madre y esposa, licenciada en Ciencias de la Comunicación y una artista plástica que sigue estudiando para aprender de los demás, incluso de mis propios colegas y grandes amigos.
Para mí, Sueños, Pasión y mi amor por el Arte me permite mostrarme como soy. Los colores de la mayoría de mis cuadros reflejan luz y esperanza. El mundo en el que vivimos debe ser un recorrido alegre en el que constantemente debemos reinventarnos. Las formas dicen todo de nosotros y de los otros. La fuerza y la mirada invitan a ir más allá, a luchar por un sueño y a lograrlo. La mezcla de tonos demuestra que siempre habrá algo nuevo que nos sorprenderá.