Inicio Blog Página 98

El capitalismo tiene un problema… ¿se puede solucionar regalando dinero?

0

LONDRES — No hace falta tener una credencial de revolucionario para deducir que el capitalismo global tiene un problema.

En la mayor parte del mundo, los trabajadores enfurecidos denuncian la escasez de empleos con sueldos que permitan aspirar a una vida de clase media. Los economistas intentan resolver el crecimiento cada vez menor de los salarios, justo cuando los robots están listos para remplazar a millones de trabajadores humanos. En la reunión que se celebra cada año en el complejo turístico suizo de Davos donde se reúne la élite mundial, los multimillonarios caciques financieros debaten la manera de hacer que el capitalismo sea más amable con las masas para apaciguar al populismo.

He aquí el ingreso básico universal.

La idea es ganar terreno en muchos países con una propuesta que suavice los bordes del capitalismo. A pesar de que los detalles y las filosofías varían de lugar en lugar, la noción general es que el gobierno otorga cheques a todo el mundo de forma regular, sin importar el ingreso de cada uno o si están trabajando. El dinero garantiza el alimento y el techo para todos, y, al mismo tiempo, elimina el estigma del apoyo gubernamental.

Hay quienes consideran que el ingreso básico es una manera de dejar que las fuerzas del mercado hagan su magia implacable por medio de la innovación y el crecimiento económico, mientras tienden un colchón para los que fracasan. Otros lo presentan como un mecanismo para liberar a la gente de los trabajos miserables que solo permiten vivir en niveles de pobreza: los trabajadores podrían organizarse para tener mejores condiciones o dedicarán más tiempo a sus capacidades artísticas. Otra escuela lo percibe como la respuesta necesaria para una época en la cual ya no se puede depender del trabajo para financiar las necesidades básicas.

“Cada vez estamos ante una mayor precariedad de empleos”, aseguró Karl Widerquist, un filósofo de la Universidad de Georgetown, campus Catar, y un defensor prominente de una red universal de seguridad social. “El ingreso básico da al trabajador el poder de decir: ‘Bien, si Walmart no me va a pagar lo suficiente, entonces ya no voy a trabajar ahí’”.

Es evidente que el ingreso básico universal es una idea que trae un impulso. A inicios de este año, Finlandia comenzó un experimento de dos años de ingreso básico a nivel nacional. Recientemente, en Estados Unidos, se completó una prueba en Oakland, California, y se está a punto de lanzar otra en la ciudad cercana de Stockton, una comunidad que fue golpeada por la Gran Recesión y la consecuente epidemia de ejecuciones hipotecarias.

La provincia canadiense de Ontario está inscribiendo a participantes para una prueba de ingreso básico. Varias ciudades de Países Bajos están explorando qué pasa cuando entregan subsidios en efectivo sin condiciones a gente que ya recibe alguna forma de apoyo gubernamental. Una prueba similar se está llevando a cabo en Barcelona, España.

Una organización sin fines de lucro, GiveDirectly, está por afianzar un plan para otorgar subsidios universales en efectivo en las zonas rurales de Kenia.

Durante siglos, el concepto del ingreso básico se ha presentado con varias apariencias y ha ganado adeptos en una franja sorprendentemente amplia del espectro ideológico: desde Tomás Moro, el filósofo social de Inglaterra, hasta el revolucionario estadounidense Thomas Paine.

Se podría suponer que el agitador y populista Huey Long, gobernador de Luisiana, el icono de los derechos civiles Martin Luther King Jr. y el economista del liberalismo Milton Friedman coincidirían en muy poco; sin embargo, todos defendieron una versión del ingreso básico.

Una clara señal de la aceptación que tiene el concepto en la actualidad fue que, hace poco tiempo, el Fondo Monetario Internacional —una institución que no es propensa a tener sueños utópicos— exploró la posibilidad de que el ingreso básico universal fuera un bálsamo para la desigualdad económica.

No a todos les gusta la idea. Los conservadores están inquietos porque creen que regalar dinero libre de obligaciones hará que las personas se vuelvan haraganes dependientes de los subsidios.

En el contexto estadounidense, cualquier conversación relacionada con una forma verdaderamente universal de ingreso básico también choca con la aritmética. Si todos los estadounidenses tuvieran 10.000 dólares al año —una suma que sigue estando debajo de la línea de pobreza para un individuo—, la cuenta llegaría a tres billones de dólares al año. Esta cantidad es casi ocho veces lo que Estados Unidos gasta en la actualidad en programas de servicio social. Fin de la conversación.

Los economistas estadounidenses que analizan el empleo son especialmente precavidos respecto del ingreso básico, debido a que los programas de seguridad social en Estados Unidos han sido recortados de manera significativa en décadas recientes, y los beneficios sociales, los de desempleo y los cupones para alimentos han sufrido una variedad de restricciones. Si el ingreso básico remplazara estos componentes con un programa gigante —la propuesta que podría ser del agrado de los libertarios—, cabe la posibilidad de que este se convierta en un gran blanco para más recortes presupuestales.

“Es probable que millones de personas terminen peor”, declaró en una reciente entrada de blog Robert Greenstein, presidente del Center on Budget and Policy Priorities, una institución de investigación con sede en Washington. “Si estuviéramos empezando desde cero —y nuestra cultura política fuera más parecida a la de Europa Occidental—, el ingreso básico universal podría ser una verdadera posibilidad. Pero no es el mundo en el que vivimos”.

Además, algunos defensores de los trabajadores desestiman el ingreso básico porque lo conciben como una forma errónea de enfrentar el problema real de no tener suficientes salarios de calidad.

“La gente quiere trabajar”, aseguró el economista ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz, cuando se le preguntó a principios de año sobre el ingreso básico. “La gente no quiere apoyos financieros”.

No obstante, algunos de los experimentos de ingreso básico que se están llevando a cabo han sido diseñados precisamente para animar a las personas a trabajar y que al mismo tiempo limiten su contacto con la asistencia pública.

En la prueba en Finlandia, los desempleados están recibiendo la misma cantidad de dinero que ya estaban obteniendo como beneficio de desempleo, pero los eximieron de las obligaciones burocráticas. La apuesta es que las personas utilicen el tiempo que están desperdiciando en solicitudes para obtener una capacitación que mejore sus carreras, para empezar negocios o para tener trabajos de medio tiempo. La prueba está remplazando un sistema en el que la gente que vive de los beneficios del Estado se arriesga a perder el apoyo si garantiza otro ingreso.

En resumen: se está presentando al ingreso básico no como un permiso para que los finlandeses holgazaneen en el sauna, sino como un medio para mejorar las fuerzas de destrucción creativa que son tan fundamentales para el capitalismo. Según esta lógica, una vez que el sustento haya dejado de ser una preocupación, las empresas débiles podrán cerrar sin inquietarse por las personas que se quedan desempleadas y asimismo liberarán capital y talento para operaciones más productivas.

De manera similar, las pruebas en Holanda, que se realizaron a nivel municipal, están orientadas a reducir la burocracia del sistema de desempleo. El experimento en Barcelona tiene el mismo objetivo.

Silicon Valley ha aceptado el ingreso básico como un elemento crucial para implementar la automatización de forma continua. Mientras los ingenieros buscan nuevas maneras de remplazar a los trabajadores humanos con robots, los financieros se concentran en el ingreso básico como un remplazo de los sueldos.

Un grupo activista conocido como Economic Security Project, entre cuyos financiadores se encuentra el cofundador de Facebook Chris Hughes, cubre los gastos del experimento en Stockton, California: el primer gobierno municipal que está listo para probar el ingreso básico. La prueba dará comienzo el próximo año; aún no se ha divulgado la cantidad de residentes que recibirán 500 dólares al mes.

La prueba en Oakland fue obra de Y Combinator, una incubadora de empresas emergentes. Sus investigadores entregaron diversos subsidios a algunas decenas de personas como una simple prueba de viabilidad para el ingreso básico.

La siguiente fase es mucho más ambiciosa. Los investigadores de Y Combinator planean distribuir subsidios a 3000 personas con ingresos por debajo del promedio en dos estados no revelados de Estados Unidos. Entregarán 1000 dólares al mes a 1000 personas, sin compromiso, y 50 dólares al mes al resto, con lo cual podrán comparar cómo utilizaron el dinero las personas que hayan recibido el subsidio y qué impacto ha tenido en sus vidas.

Un elemento clave de la iniciativa del ingreso básico es la suposición de que la gente pobre está en mejor posición que los burócratas para determinar cuál es el uso más benéfico del dinero de ayuda. En vez de obligar a que los receptores del dinero se enfrenten a reglas complejas y a un despliegue aturdidor de programas, lo mejor es simplemente dar dinero a la gente y dejarla decidir cómo usarlo.

Esta es una idea central del programa de GiveDirectly en Kenia, donde hace un año comenzó un estudio piloto en el cual se entregaron pequeños subsidios de efectivo sin condiciones a residentes de un solo pueblo: cerca de 22 dólares al mes. El programa está expandiendo sus miras, pues planea entregar subsidios a casi 16.000 personas en 120 pueblos.

Desde el punto de vista de la investigación, aún son las primeras etapas del ingreso básico, un momento para experimentar y evaluar antes de que se inviertan grandes cantidades de dinero en un nuevo modelo de asistencia pública.

No obstante, desde un punto de vista político, el ingreso básico parece haber encontrado su momento, el cual llegó a causa de las ansiedades de los más pobres y los trabajadores respecto de los ricos, quienes perciben la creciente desigualdad como un detonador potencial para ver muchedumbres blandiendo horquetas.

“El interés está surgiendo en todas partes”, afirmó Guy Standing, un investigador asociado a la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres. “Los debates que se están teniendo gozan de una fertilidad extraordinaria”.

La dislexia: mucho más que tener dificultades para leer y escribir

Por Araceli Salas

GETTY IMAGES

Muchas familias, en numerosos países, ciudades y pueblos, tenemos un mismo sueño… que nuestros hijos y nuestras hijas no tengan que sufrir para poder aprender.

La dislexia es un trastorno de aprendizaje que afecta a un 10% de la población. Los niños, los adolescentes y adultos con dislexia, tienen un nivel de inteligencia normal, simplemente tienen una forma diferente de aprender. La dislexia tiene una fuerte carga hereditaria y es de origen neurobiológico y realmente, es mucho más que tener dificultades en la lectura y la escritura. Cualquier padre o cualquier madre te lo podría explicar.

El alumnado con dificultades específicas de aprendizaje, DEA (dislexia, disgrafia, disortografía y discalculia) necesita un sistema educativo que los tengan en cuenta, que les respete, que conozca sus potenciales, que les ampare y sobre todo, necesitamos profesionales debidamente formados en los colegios, en los institutos, en los centros de adultos, en las Universidades, etc.

A Luis, de 10 años, cada día en el aula el corazón le late muy deprisa, le tiemblan las piernas, las manos y las letras le bailan en el cuaderno

Muchas familias, en diferentes colegios, en diferentes barrios, en diferentes comunidades autónomas, necesitamos un plan de actuación, que sea igual para todos y todas!

Luis tiene 10 años, cuando se despierta no dice buenos días, le dice a su padre que le duele la barriga. Luis cada día en su aula se compara con los otros niños y no entiende por qué lee más despacio, por qué en ocasiones no entiende lo que ha leído, por qué a veces gira letras, por qué otras veces se come letras, y por qué en ocasiones está tan nervioso que no es capaz de leer delante de sus compañeros.

Su corazón le late muy deprisa, le tiemblan las piernas, las manos y las letras le bailan en el cuaderno. ¿Qué me está pasando comenta siempre? Luis hace mucho tiempo que se siente mal, hace tiempo que no tiene respuestas para lo que le pasa, en ocasiones incluso piensa que es tonto… otro día suena el timbre, recoge los libros, la mochila y se va a casa. Cuando llega a su habitación se siente agotado, sin fuerzas, pero todavía tiene que afrontar la dura tarea de los deberes.

Hoy presentamos más de 210.000 firmas en el Congreso de los Diputados, para pedir más atención para casos como el de Luis

Hace ya 16 años que la familia de Luis fundó entonces DISFAM, una asociación de dislexia, con el objetivo de dar a conocer este trastorno de aprendizaje, así como velar por los derechos de las personas que tenían su misma dificultad. Desde entonces, muchas cosas han cambiado; tenemos una Ley de Educación que contempla al alumnado con dificultades específicas de aprendizaje, existen unos protocolos de detección y actuación en dislexia (Prodislex), la población cada vez es más consciente de que una gran parte del fracaso escolar, está relacionado con estas dificultades de aprendizaje, y muchos son los profesionales del ámbito educativo, que han podido formarse, a lo largo de estos años.

Hoy presentamos más de 210.000 firmas en el Congreso de los Diputados, para pedir más atención para casos como el de Luis, y de esta manera seguir avanzando en la igualdad de derechos y oportunidades, no de tener derecho a ser iguales, sino de tener igual derecho a ser diferentes.

Estas firmas han sido posibles gracias al esfuerzo de muchas asociaciones que forman parte de nuestra Federación Española de Dislexia, de sus familias y amigos, que día a día trabajan en sus diferentes provincias y comunidades, todas con el mismo objetivo: que las personas con dislexia y otras dificultades específicas de aprendizaje, puedan tener un presente y un futuro, en igualdad de condiciones.

Fuente

Necesitamos que el micromundo de los niños ricos cambie YA

0
Por Sofía Aguilar
SILVIAJANSEN
«Tenemos la culpa también los papás, por encerrarlos en ese micromundo y permitir estas graduaciones impresionantes».

Ante el sonado pleito entre alumnos del Cumbres y del Irlandés saliendo de una graduación, mi primera reacción (además de que se me enchinara la piel) fue comenzar a mentarle la madre a los chamacos prepotentes —»a los de esta vez».

Estos pleitos suceden seguido y son lamentables. Pero son, sobre todo, pleitos de niños privilegiados, viviendo en un mundo privilegiado. Y nosotros estamos siendo testigos y estamos siendo idiotas.

No nos estamos haciendo las preguntas correctas y ya no hay tiempo que perder, llegó la hora de encontrar las respuestas. Antes de que un hijo de alguien —o de uno— acabe muerto, en vez de herido (en mi muy humilde opinión).

He aquí la conversación con J, papá de hijos de esa edad, papá de hijos en una de esas escuelas:

S: Quisiera escribir un blog de esto… de las pendejas graduaciones-tipoVegas, de los estúpidos after y los afters-de-los-afters, de los pleitos, de cómo se ha desvirtuado una fiesta que antes era una tradición normal. De prepa, por Dios santo, pues nadie sale de ahí hecho un Doctor.

Quisiera escribir sin provocar ni ofender a nadie. No quiero buscar polémica, ni que se me tiren a la yugular mamás y papás que conozco, respeto y quiero. Simplemente quisiera entender y para eso toca preguntar todo lo incómodo, preguntar acerca de un tema que es como el elefante blanco que nadie menciona. Tuvo que haber un pleito de niños alcoholizados e inmaduros (ha habido miles más) en un evento grande e «importante», donde estaban todos los medios de sociales, para que entonces sí todos volteen a ver.

De estas madrizas hay muchas cada fin de semana.

El problema no es la madriza.

Esa madriza es síntoma de que algo anda mal,

algo anda pésimo.

SEB OLIVER VIA GETTY IMAGES
«La pelea es casi lo más excitante que les sucede cuando su vida se reduce a un constante ‘loop’ de lo mismo».

J: ¿Y si la escuela hace algo? Por escribir e irnos contra ellos.

S: No es una escuela o la otra, son varias. No tenemos ni que mencionarlas, ya sabemos cuáles son. Además, no debería darnos miedo hablar, este es un país libre y la neta si alguien tiene derecho a expresar algo así es quien lo vive y respira de cerca: tú sabes de lo que se está hablando. Nadie te lo contó, tú lo viste.

J: Creo que sí debemos escribir al respecto. Pero más bien hablar del micromundo.

S: Habla del micromundo.

J:El micromundo es una burbuja protegida por los papás, que ya sea expresamente o con su ejemplo, también compiten y pelean con otros adultos (como niños). Es un lugar pequeño en todos sentidos, ahí solo existen un par de colonias en el D.F., una docena de restaurantes, un par de antros, pocas escuelas, dos lugares para la casa del fin de semana, otros pocos destinos en Estados Unidos como Vail, Miami, NY, otro par en Europa… y párale de contar

Y el micromundo, en especial en estas «escuelas religiosas» que no son mixtas, es brutalmente patético.

El micromundo se hizo pequeño y aburrido, siempre los mismos lugares, la misma gente, la misma conversación, la misma ropa, el mismo cinturón.

S: Si lo que dices es verdad, entonces ¿quién tiene la culpa de este fenómeno clasista, que reduce el mundo de estos chamacos a una burbuja de lujos y pendejadas materiales?

J: Tenemos la culpa todos: los papás, las escuelas y los mismos adolescentes.

Tenemos la culpa nosotros porque mandamos a nuestros hijos a escuelas que enseñan anti-valores, con discursos muy distintos a sus acciones. Tenemos la culpa también los papás, por encerrarlos en ese micromundo y permitir estas graduaciones impresionantes, esos despliegues de lujo, fuera de toda proporción: el lugar, la comida, la bebida, todo debe ser espectacular, en calidad y cantidad, muchas botellas, mucha comida. Es increíble ver a los hijos bebiendo «shots» en la mesa de sus papás, mientras ellos beben su Dom Perignon.

Ahí los papas están también «peleando con los de a lado»: quién gana más, quién tiene más, quién trae mejor reloj, quién trae mejor traje, quién trae más guaruras, quién tiene más botellas de mejor champagne en su mesa.

S: Y las escuelas…

J: Esas también tienen la culpa por permisivas, fomentan la competencia del poder, aceptan donativos a cambio de perdonar ofensas. Deben saber que hay maestros que aceptan regalos para no reprobar al alumno, lo deben saber, lo sabemos todos, los papas, los hermanos, los choferes. Por dios… si todos lo saben… ¿cómo me vas a decir que los directores no lo saben? No solo lo saben, lo toleran. Es una doble moral.

Y también los adolescentes ya tienen su porcentaje de culpa. Si ya tienen edad para beber y salir, también tienen edad para hacerse responsables de sus actos.

Aunque se pelean para demostrar, reafirmarse y alardear, también lo hacen porque en la pelea encuentran algo excitante en su vida.

S: ¿Tú te acuerdas de nosotros a esa edad? Mi graduación de una escuela del micromundo no fue así, las madrizas no eran así, los juniors no eran como hoy. Existían lujos y existían familias con excesos, pero nada estaba tan disponible para nosotros los hijos. El mundo de los papás y nuestro no era el mismo, si el papá andaba en Ferrari, el hijo andaba en un Golf.

J: El micromundo se hizo pequeño y aburrido, siempre los mismos lugares, la misma gente, la misma conversación, la misma ropa, el mismo cinturón.

Aburrido y monótono.

Y no hay nada peor para un adolescente que aburrirse.

Necesitan una salida, y aunque se pelean para demostrar, reafirmarse y alardear, también lo hacen porque en la pelea encuentran algo excitante en su vida. Algo que los libera de este pinche micromundo del que los papás los hicimos partícipes sin darnos cuenta.

Y además, en muchos casos, el modelo viene de padre a hijo.

El papá también vive su vida, alardeando y mostrando superioridad.

S: Entonces creo que en estos porcentajes repartidos de culpa van ganando los papás, pues los hijos están inmaduros aún. Pero como dije al inicio de la conversación: hay algo muy podrido en este tejido social. Nuestros hijos deberían saber más de lo que sucede allá afuera, no solo lo bueno, no solo las miles de opciones que el mundo les ofrece —para salir de un micromundo— también lo malo: la desigualdad, la pobreza desmedida. Necesitamos detenernos a pensar en ese despliegue innecesario de lujos, el hecho de tener el dinero no es el problema (qué bien que lo tengan), pero exhibir así unas vidas tan superficiales y despilfarradora es lo que es absolutamente incorrecto.

La pelea, como lo dije, es síntoma de una sociedad que está enferma.

Y tú lo definiste a la perfección,

es casi lo más excitante que les sucede cuando su vida se reduce a un constante loop de lo mismo.

STEVEN PUETZER VIA GETTY IMAGES
«Se pelean porque están viviendo en un ambiente podrido del micromundo, que asfixia a cualquiera, un micro mundo sin opciones».

J: Para pelear se necesitan dos.

La pregunta, quizás ahí, no es de quien es la culpa.

Es ¿por qué se pelean?, ¿por qué se pelean tanto?

Yo digo que se pelean porque están viviendo en un ambiente podrido del micromundo, que asfixia a cualquiera, un micro mundo sin opciones. Creo que llego la hora de ver el daño, sin taparnos los ojos, de ver porqué estamos inmersos en él si sabemos lo que nos está haciendo.

Es como decir que el pez, no sabe lo que es el agua.

Sí sabemos,

todos sabemos.

S: Está muy bueno decirlo Juan, ser brutalmente honesto, meterte en la terna, meternos… hay gente de toda, hay gente con valores, seguro en su mayoría. Pero todos podrían colaborar a recomponer lo que dices tú, lo que está por ahora podrido.

Si no lo hacemos todos,

la manzana podrida seguirá pudriendo a las demás.

Es nuestra muy humilde opinión.

Solo nos pareció pertinente compartirlo, entrar en esta conversación.

Con un pedazo de la nuestra.

Fuente

Entre todo lo que lees en Internet: ¿quién tiene la razón?

Por Rafael Rojas
DEPOSITPHOTOS
«He notado inconsistencia en datos que muestran algunas páginas dedicadas a dar consejos de paternidad».

¿No les ha pasado que de vez en cuando al leer un artículo en alguna parte viene la frase «De acuerdo a científicos y un estudio realizado en X Universidad…»? ¿O han escuchado un reportaje en la radio o en la televisión donde comentan esa frase? Lo primero que a mí se me venía a la mente era «deben de saber lo que dicen y debe de ser cierto».

Esto fue hasta hace un par de meses cuando escuché en la radio que había un estudio que contradecía los resultados de otro refiriéndose al consumo del vino tinto. Y me puse a pensar, «¿y quién se encarga de validar que sea cierto el resultado? ¿Quién puede publicar estudios de buenas a primeras? ¿Por qué uno afirma una cosa y el otro contradice al primero?»

Cuando se trata de un papá primerizo como yo, una de las fuentes de información es internet. Y hay un sinfín de páginas dedicadas a dar consejos a los padres en general sobre los hijos y su desarrollo. ¿Pero qué sucede cuando la información es inconsistente o inclusive falsa? ¿Cómo darse cuenta?

Sobre el tema de la paternidad y el cuidado de los hijos puede haber varias investigaciones que resultan ser controversiales –o falsas. El ejemplo más claro de esto se encuentra en la tendencia que ha habido en los últimos años de algunos padres de no vacunar a sus hijos.

Esto se dio a raíz de la publicación de un estudio —supuestamente serio— en el que un doctor británico presentó los resultados de una investigación donde vinculaba la aparición de autismo en niños a la aplicación de vacunas. Claro está, que inmediatamente los padres dejaron de vacunar a sus hijos. Aunque tiempo después el estudio fue echado para atrás y retiraron la publicación, al doctor le quitaron su licencia médica y se probó que había falsificado los resultados… el daño estaba hecho.

Platicando ayer con mi esposa comentábamos acerca de una fuerte epidemia de sarampión que ha brotado y que ha causado la muerte de muchos pequeñitos. Lo que tenían en común todos los infectados, era que prácticamente un 90% no había sido vacunado nunca. Esto por una «moda» o seguimiento de un estudio que al final terminó siendo desacreditado. Lo que me llama la atención es que con solo 12 pacientes que se usaron en esa polémica «investigación», se haya detonado el decidir no vacunar a los bebés. Cuando se publicó el artículo, solo en el Reino Unido, hubo una caída de cerca del 80% de los padres que decidieron no hacerlo.

¿Pero qué sucede cuando la información es inconsistente o inclusive falsa? ¿Cómo darse cuenta?

El estudio realizado por el doctor Andrew Wakefield y todo lo que se desató detrás de ello me ha puesto a pensar en el «principio de Brandolini». Básicamente nos dice que el esfuerzo que se requiere para generar una mentira o información falsa, es muchísimo menor al esfuerzo requerido para poder hacer ver la verdad. Puesto de otra forma: es muy fácil decir algo que no es verdad y que la gente lo crea, que el tratar de convencerlos a ellos mismos de que era una mentira.

Por otro lado, también he notado inconsistencia en datos que muestran algunas páginas dedicadas a dar consejos de paternidad. Hace poco, cuando buscaba información relacionada al tiempo que deben de dormir los niños de la edad de Romina, me di cuenta de esta «diferencia». Hice lo típico que todos hacemos, puse en Google el tema y realicé la búsqueda. El resultado me arrojó muchísimas páginas.

Viendo lo que comentaban en varias páginas que obtuve como resultado, encontré que en una de ellas daban el dato de 10 a 12 horas de sueño (incluidas las siestas durante el día). Asimismo, las siestas las marcaban en un total máximo de una hora y media –podía ser una sola o dividida en dos durante el día. Una segunda página, me daba el dato de 11 a 14 horas al día con una siesta de no más de 40 minutos.

De entrada la diferencia me llamó la atención, pero lo que más me descontroló fue que era el mismo portal en dos países diferentes. Una estaba escrita para la versión en español de su sitio en Estados Unidos. Y la otra, estaba escrita en inglés para el sitio del Reino Unido ¿Quién tenía la razón? ¿Por qué la diferencia si es el mismo «portal» para diferentes países?

 

En varios temas relacionados, al hacer las búsquedas correspondientes, he encontrado opiniones contradictorias. Algunas hacen mención a lo que está dictado por la Organización Mundial de la Salud, otras a lo establecido por la Academia Americana de Pediatría (en Estados Unidos), otras a lo estipulado por la Academia Británica de Pediatría o a la canadiense… claro, no faltan los que hacen referencia a «estudios científicos». Nuevamente, ¿quién tiene la razón?

Como papá primerizo, hay muchas cosas que desconozco y me generan dudas. Y estando en pleno siglo XXI, hago uso de lo que está a la mano para buscar información —internet— y que me ayude a formar un criterio. A veces encuentro datos que son contradictorios entre sí. Por eso, nosotros como papás, tomamos mucho en cuenta lo que dice el pediatra… así evitamos cualquier confusión.

Fuente: Internet

¿Estamos criando a una generación de inútiles?

0
Por Mickey Goodman

Signos preocupantes

Cuando en su primer examen de la universidad, una estudiante sacó un suficiente, se derrumbó en mitad de la clase. Entre sollozos, mandó un mensaje a su madre, y ésta la llamó, exigiendo hablar inmediatamente con el profesor (que se negó, por supuesto). Otra madre acompanó a su niño a una entrevista de trabajo. Y luego se preguntaba por qué no le habían dado el trabajo.

El jefe de una empresa nos informó de que, en medio de una entrevista de trabajo, una candidata le soltó que ella podría alcanzar su puesto en 18 meses. Ni siquiera se le ocurrió pensar que el jefe había trabajado durante 20 años para llegar hasta donde estaba.

¿Te parece raro?

Desgraciadamente, todas estas historias son ciertas, nos cuenta Tim Elmore, fundador y presidente de la organización sin ánimo de lucro Growing Leaders, y autor de Habitudes®, una serie de libros, guías para profesores, DVDs y cursos. «La generación de niños nacidos entre 1984 y 2002 (conocida como Generación Y o Generación iY) ha crecido en la era de la recompensa instantánea. Tienen al alcance de sus dedos todo tipo de iPhones, iPads, mensajería instantánea y acceso inmediato a los datos», afirma. «Más que ganarse sus propias notas en el colegio, sus padres a menudo se dedican a negociarlas, y además los premian por cualquier cosa. Tienen cientos de amigos en Facebook y Twitter, pero sus relaciones en el mundo real son escasas».

Para cambiar esta corriente, Growing Leaders trabaja en colaboración con 5.000 escuelas públicas, universidades, organizaciones cívicas, equipos deportivos y asociaciones a nivel nacional e internacional para ayudar a que la gente joven (especialmente de edades entre los 16 y los 24) se convierta en líderes. «Queremos darles las herramientas de las que carecen antes de que pasen por tres matrimonios y varios intentos fallidos de empresa», relata.

2012-02-03-download1.jpg
Tim Elmore con estudiantes adolescentes (foto cedida por Tim Elmore) 

 La pregunta es por qué los padres han pasado de enseñarles a creer en sí mismos para convertirse en padres helicóptero que tratan de sobrebroteger a sus hijos a toda costa.
«Creo que todo empezó en 1982, cuando siete personas murieron por tomar unas cápsulasde Tylenol extrafuerte (el analgésico más vendido en Estados Unidos) que estaban envenenadas con cianuro», señala. Halloween estaba a la vuelta de la esquina, y los padres se pusieron a examinar cada dulce de las bolsas de golosinas de sus hijos. Los brownies caseros y las cookies (de lo más codiciado) acabaron en la basura, así como las chucherías que no venían envueltas.
Esto nos llevó a obsesionarnos con la seguridad de nuestros hijos en todos los aspectos de su vida. En vez de dejar que jueguen fuera, los padres llenan los horarios de sus hijos de actividades extraescolares, les hacen los deberes, resuelven sus conflictos en las escuela (ya sea con amigos o con profesores) y los exhiben como si de trofeos se trataran.

«Esos bienintencionados mensajes del tipo ‘eres especial’ se han vuelto contra nosotros», afirma Elmore. «Estamos obsesionados con protegerlos en lugar de prepararlos para el futuro. No les dejamos caer, equivocarse o sentir temor por algo. El problema es que si de pequeños no corren el riesgo de caerse cuando escalan las barras del parque, seguirán teniendo miedo cuando con 29 años emprendan algo».

Tanto psicólogos como psiquiatras advierten que cada vez más jóvenes pasan crisis de este tipo, llegando a sufrir depresiones. La razón a la que aluden los jóvenes es que aún no han ganado lo suficiente o que todavía no han encontrado a su media naranja.

Muchos profesores y expertos apuntan que esta generación no presta suficiente atención y confía demasiado en lo que viene de fuera, y no en sus motivaciones internas. El objetivo de Growing Leaders es invertir esta tendencia y ayudar a los jóvenes a ser más creativos y a guiarse por lo que les motive, de modo que aprendan a confiar en sí mismos y no necesiten impulsos externos.

2012-02-03-download2.jpg
Unos jóvenes más creciditos de esta generación demuestran que han aprendido a llevar las riendas de su vida (foto cedida por Tim Elmore)
El psicólogo de familia John Rosemond está totalmente de acuerdo con ellos. En un artículo publicado el 2 de febrero en el Atlanta Journal Constitution, recalcaba que las investigaciones más recientes ponen de manifiesto que las recompensas pueden resultar contraproducentes. Cuando a un niño agresivo se le premia por no ser agresivo en un momento dado, es probable que vuelva a repetir su mal comportamiento con tal de conservar la posibilidad de obtener futuras recompensas.

¿En qué nos equivocamos?

– Decimos a nuestros hijos que deben aspirar a lo más alto, por lo que cualquier pequeña acción parece insignificante. En general, los niños no pueden cambiar el mundo de forma instantánea. Tienen que empezar poco a poco, con pequeños retos, algo que ellos no ven como progresos. Cualquier cosa con la que consigas gloria inmediata no es lo suficientemente buena. «Es hora de decirles que las grandes cosas comienzan con pequeños objetivos», afirma.

– Les decimos que son especiales, aunque no exista ninguna razón para ello, aunque no tengan un carácter extraordinario o una habilidad excelente, por lo que ellos exigen un trato especial. El problema es que los niños dan por hecho que no hay que hacer nada especial para ser considerado especial.

– Les ofrecemos todas las comodidades, y ahora están acostumbrados a no tener que esperar a que las recompensas lleguen. Nos han enseñado una y mil veces a ser pacientes, pero nosotros mismos nos impacientamos frente al microondas, nos enfadamos en el trabajo si las cosas no van como nos gustaría y entramos en cólera cuando hay atasco. «Es hora de que les transmitamos la importancia que tiene la espera, teniendo en cuenta los deseos de los demás, no sólo los intereses propios e individuales, con el fin de alcanzar algo que esté por encima del mero ‘yo'», apunta Elmore.

– Hemos convertido la felicidad de nuestros hijos en nuestro objetivo central, y ahora les cuesta encontrar la felicidad por sí mismos como resultado de una vida de satisfacciones. «Hay que decirles que nuestra finalidad es ayudarles a descubrir cuáles son sus habilidades, sus pasiones y sus propósitos en la vida, de manera que también puedan ayudar a los demás. Y así la felicidad llegará como consecuencia de todo esto».

Soluciones incómodas

«Tenemos que dejar que nuestros hijos fracasen con 12 años; mucho mejor que si lo hacen con 42», afirma. «Tenemos que contarles la verdad (con delicadeza) de que la idea del ‘puedes hacer todo lo que quieras’ no es necesariamente cierta».

Los niños deben calibrar sus sueños y sus dones. No todas las niñas con una voz encantadora podrán cantar ópera, ni todo niño aficionado al béisbol podrá jugar en ligas profesionales.

  • Deja que se topen con algún problema y asuman las consecuencias. No pasa nada si sacan un 5 en un examen. La próxima vez, ya se esforzarán más por sacar un sobresaliente.
  • Busca el equilibrio entre la autonomía y la responsabilidad. Si tu hijo te pide el coche, tendrá que echarle luego gasolina.
  • Colabora con sus profesores, pero no te inmiscuyas en su trabajo. Si suspende un examen, que sea él el que tome medidas.

«Tenemos que mostrarnos como ladrillos de terciopelo», defiende Elmore, «suaves por fuera pero duros por dentro, y dejar que fracasen y se equivoquen cuando son jóvenes para que luego puedan triunfar cuando sean adultos».

Traducción de Marina Velasco Serrano.

Fuente:crianza

Los ‘padres helicóptero’ están criando niños incapaces de adaptarse a un empleo

0
GETTY IMAGES/BRAND X

Últimamente se habla mucho de los padres helicóptero en las noticias. Son el tipo de padres que no pueden parar de «sobrevolar» a sus hijos. Prácticamente los envuelven en plástico de burbujas y acaban creando una generación de niños incapaces de manejar sus trabajos y sus vidas.

Los padres helicóptero piensan que les están haciendo un favor a sus hijos, pero, en realidad, están mermando sus posibilidades de tener éxito. En concreto, están echando por tierra sus probabilidades de encontrar un puesto de trabajo y mantenerlo.

Los padres helicóptero no quieren que sus hijos se hagan daño. Intentan suavizar cada golpe de la vida y acolchar cada caída. El problema es que estos niños sobreprotegidos nunca han aprendido a lidiar con la derrota, el fracaso o la decepción, aspectos inherentes a la vida. Esa sobreprotección hace que a estos niños les sea casi imposible aprender a asimilar la frustración, y sin desarrollar esta cualidad psicológica, cuentan con una gran desventaja en el momento en el que se incorporan al mercado laboral.

Si los niños piensan que hagan lo que hagan les van a dar un premio, nunca se darán cuenta de cuánto hay que esforzarse para conseguir las metas.

Los padres helicóptero ayudan demasiado a sus hijos y, de este modo, los pequeños crecen sin conocer una ética de trabajo sana, con importantes carencias de habilidades básicas. Sin ello, serán incapaces de realizar correctamente muchas de las tareas que se exigen en un puesto de trabajo.

También sobreprotegen a sus hijos y les privan de conocer la importancia de las consecuencias de sus actos. Como resultado, pierden la oportunidad de aprender multitud de valiosas lecciones de vida a partir de sus errores, lecciones de vida que les ayudarían a potenciar su inteligencia emocional.

Los padres helicóptero protegen a sus hijos ante cualquier pequeño conflicto que pueda surgir con sus compañeros y amigos, por lo que, cuando crezcan, no sabrán solucionar las diferencias que afloren entre ellos y sus compañeros de trabajo o sus jefes.

Los padres helicóptero creen que sus hijos deberían ganar en todo.

Las personas aprendemos a resolver problemas a base de ensayo y error, analizando por qué algo no ha funcionado e intentándolo otra vez de otro modo. Este proceso de aprendizaje sirve para desarrollar la seguridad, las competencias y la autoestima. Los padres helicóptero impiden que sus hijos desarrollen estas virtudes, que son necesarias para el éxito profesional.

Los padres helicóptero creen que sus hijos deberían ganar en todo, que todo aquel que participa en una competición debería llevarse un trofeo y que los profesores deberían aprobarles todas las asignaturas, aunque sus trabajos y exámenes estén sin presentar o mal hechos.

MONKEYBUSINESSIMAGES VIA GETTY IMAGES

Querer a tus hijos significa guiarlos, protegerlos y apoyarlos, pero sin atosigarlos, sobreprotegerlos o hacer tanto por ellos que no necesiten aprender a solucionar sus propios asuntos.

En el mundo real, solo hay un ganador en cada competición y solo se premia el trabajo bien realizado. Si los niños crecen pensando que hagan lo que hagan les van a dar un premio, nunca se darán cuenta de cuánto hay que esforzarse para conseguir las metas.

Estos niños consentidos se darán cuenta de que las competiciones no siempre se ganan cuando arruinen una entrevista de trabajo o sean despedidos, y acabarán desolados. No entenderán cuánto hay que esforzarse para alcanzar el éxito profesional. Les faltan competencias básicas y autonomía, carencias derivadas de no haber tenido que esforzarse para solucionar un problema o completar una tarea por sí solos.

Los hijos están acostumbrados a que otras personas intercedan por ellos, como han hecho sus padres siempre. En resumen: son incapaces de pensar o actuar por su cuenta propia.

Los niños crecen con enormes expectativas de éxito sin relacionarlas con el tiempo o el esfuerzo y se sienten merecedores de un trato preferencial.

Los padres helicóptero, sin pretenderlo, inculcan un conjunto de actitudes negativas a sus hijos. Estos pequeños crecen con enormes expectativas de éxito sin relacionarlas con el tiempo o el esfuerzo que haría falta invertir y se sienten merecedores de un trato preferencial. Ninguno de estos dos comportamientos está bien visto entre los compañeros de trabajo y los jefes.

En una entrevista de trabajo, cualquier posible empleador se sentirá desconcertado ante un joven que se cree con derecho a todo o que carece de determinadas competencias básicas. Si se suma el aura de ignorancia e incompetencia de esa persona con sus expectativas de grandes recompensas inmediatas sin importar el desempeño, lo más probable es que la entrevista acabe en un rechazo.

Cuando los padres helicóptero deciden que es buena idea acompañar a sus hijos de veintitantos años a una entrevista de trabajo, están minando la seguridad que pueda tener el empleador en contratar al joven: «¿Por qué un adulto en busca de trabajo se traería a mamá y papá a la entrevista, si no fuera porque aún es más niño que adulto?», puede que se diga el empleador.

GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO

Uno de cada cinco trabajadores millennials ha sufrido depresión laboral, en contraste con el 16% de la generación X y la generación del ‘baby boom.

Pero hay muchas pequeñas acciones más por las que unos padres helicóptero pueden estar incapacitando a sus hijos. Por ejemplo, cuando se toman un café y dejan la taza o el plato sin limpiar y no hay consecuencias. Eso mismo, en el trabajo, solo consigue levantar la indignación de sus compañeros.

Los jóvenes consentidos esperan que «alguien» vaya detrás limpiando lo que ellos ensucian, al igual que pasaba cuando eran niños, pero no se dan cuenta de que ya no hay nadie tras ellos arreglando sus destrozos psicológicos, profesionales o personales.

En un artículo de psicología, Barb Nefer expone que «los millennials se están viendo muy afectados por la depresión. Uno de cada cinco trabajadores millennials ha sufrido depresión laboral, en contraste con el 16% de la generación X y la generación del baby boom«. Y el experto va más allá al declarar que, según «un documento oficial de Bensinger, DuPont & Associates, registran una mayor tasa de rendimiento deficiente en el trabajo y ausentismo, así como una mayor cantidad de expedientes disciplinarios», factores que pueden impedir un buen desempeño laboral.

Por otro lado, según un artículo de 2013 de Brooke Donatone en The Washington Post, «la revista de investigación Journal of Child and Family Studies descubrió que los estudiantes universitarios que han tenido padres helicóptero presentan niveles más altos de depresión. […] La crianza intrusiva interfiere en el desarrollo normal de la autonomía y las competencias de los hijos, lo que conduce a una mayor dependencia y a una menor capacidad para resolver tareas sin la supervisión de los padres».

El mayor acto de amor que puedes ofrecer a tus hijos es dar un paso atrás y dejar que cometan errores y aprendan por su cuenta.

A partir de los artículos anteriores, queda claro que los padres helicóptero están contribuyendo al aumento de la tasa de depresión entre los jóvenes, así como a su incapacidad para lograr un desempeño óptimo en el trabajo. Si quieres que tus hijos tengan una carrera profesional exitosa cuando sean adultos, debes tener mucho cuidado de no convertirte, tú y tu pareja, en padres helicóptero.

Querer a tus hijos significa guiarlos, protegerlos y apoyarlos, pero sin atosigarlos, sobreprotegerlos o hacer tanto por ellos que no necesiten aprender a solucionar sus propios asuntos, afrontar los retos que lleguen o saber encajar las decepciones y los fracasos.

El mayor acto de amor que les puedes ofrecer a tus hijos es dar un paso atrás y dejar que cometan errores, que les den vueltas a las cosas y aprendan por su cuenta. A veces, la mejor forma de «estar ahí» con tus hijos es no estar. Así es como les permites desarrollar la seguridad, las competencias, la autoestima y la inteligencia emocional.

Los jóvenes de hoy en día necesitan padres que les ayuden a convertirse en adultos, lo que implica dejar de estar tan encima, no envolverlos en plástico de burbujas y fomentar que hagan las cosas por su cuenta, que aprendan y descubran por su cuenta y que lidien con sus problemas, también por su cuenta.

Fuente: El HuffPost.

 

 

Con el mal no se hacen pactos

0

El Papa: Si Judas en su camino hubiera encontrado a la Virgen…

Mazur-catholicnews.org.uk-(CC BY-NC-SA 2.0)

El Pontífice recuerda un episodio muy humano en la Pasión de Cristo

El papa Francisco ha reflexionado sobre la oración cristiana del Padre nuestro en una transmisión televisiva homónima del canal católico, TV2000, y ahora sus palabras se convierten en un libro publicado por la editorial italiana Rizzoli. En efecto, el periódico Il Corriere della Sera en su edición de este jueves 23 de noviembre ha publicado una anticipación.

El Papa compartió su contemplación sobre el verdadero sentimiento de la vergüenza. Lo hizo poniendo su atención en los destinos de tres personajes bíblicos de la Pasión de Cristo: Pedro, el apóstol que niega tres veces a Jesús y llora su vergüenza “amargamente”; el buen ladrón que se “avergüenza de estar crucificado al lado de un inocente” y el apóstol que entregó a Jesús.

La tercera vergüenza, “la que me conmueve más, es la vergüenza de Judas”, aseguró al referirse al discípulo que vendió a su maestro a los poderosos de la época por treinta monedas de plata y considerado el más controvertido de los doce.

“Judas es un personaje difícil de entender, ha habido tantas interpretaciones de su personalidad. Al final, sin embargo, cuando veo lo que ha hecho. Él se dirige a los ‘justos’, a los sacerdotes: ‘He pecado: he entregado a la muerte a un inocente’. Ellos le contestaron: ‘¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo’ (Mateo 27: 3-10). Entonces él se va con la culpa que lo asfixia”.

El Pontífice sumerge al lector en un destino distinto para Judas: “Quizás si él hubiera encontrado a la Virgenlas cosas hubieran sido otras, pero el pobre se va, no encuentra manera de salir y fue a ahorcarse”.

“Pero, hay una cosa que me hace pensar que la historia de Judas no termina ahí… Tal vez alguien piense, ‘este Papa es un hereje …’ ¡Pero no! Vayan a ver un capitel medieval en la basílica de Santa Maria Magdalena en Vézelay, Borgoña”, expresó.

El Sucesor de Pedro recuerda que los hombres de la Edad Media enseñaban el Evangelio a través de esculturas y pinturas. “En ese capitel, por un lado está ahorcado Judas, pero por el otro está el Buen Pastor que lo carga sobre sus hombros y se lo lleva consigo”.

Reveló que tiene esa fotografía del capitel, concebido en dos partes, detrás de su escritorio porque le ayuda a “meditar”. “En los labios del Buen Pastor hay una sonrisa que no digo sea irónica, sino un poco de complicidad”, describió.

Hay tantas maneras de avergonzarse; la desesperación es una, pero debemos tratar de ayudar a las personas desesperadas a encontrar el verdadero camino de la  vergüenza, y que no recorran la vía que acabó con Judas”.

“Estos tres personajes de la pasión de Jesús me ayudan mucho. La vergüenza es una gracia”, dijo el Papa.

Por ultimo, alertó sobre las seducciones del mal al mencionar en la oración del Padre Nuestro la parte: ‘No nos dejes caer en tentación’.

Y afirmó que el mal es una persona, Satanás, que es también “muy astuto”. “El Señor nos dice que cuando es expulsado, se va, pero después de un tiempo, cuando uno está distraído, tal vez después de unos años, regresa peor que antes”.

Él no invade la casa. No, Satanás es muy cortés, golpea a la puerta, toca, entra con sus típicas seducciones y con sus compañeros”.

De ahí, indicó que los cristianos en la oración al Padrenuestro piden de no caer en lo malo. E invita a buscar la sabiduría divina para tener el buen sentido y discernir para no caer en las mentiras de Satanás. “Estoy convencido que con él no se puede dialogar”.

Aseguró que Jesús jamás permitió un diálogo con Satanás, ni siquiera en el desierto y por el contrario toma distancia. Satanás “es más inteligente que nosotros, y él te da la vuelta, te hace dar vueltas en la cabeza, y finalmente estás perdido”. Así, indicó que con el mal no se hacen pactos.

“SER UN GRINGO EN MÉXICO” Reseña literaria de GRINGO VIEJO de Carlos Fuentes

Por Carlos Battaglini

“Gringo Viejo” es una novela que narra la historia de un anciano norteamericano que decide ir a México a morir ¿por qué toma el viejo esta decisión? Se trata de un ex periodista independiente que siente que ya no tiene nada que hacer “aquí”.  La enfermedad y el accidente —por ejemplo, caerse por una escalera— le parecían indignas de él. En cambio, ser ajusticiado ante un paredón mexicano… “Ah -escribió en su última carta-, ser un gringo en México; eso es eutanasia”.

Probablemente, en los EEUU, Ambrose Bierce sería calificado como “un perdedor”. Alejado del prototipo norteamericano, el viejo tiene una flema más bien británica.  Durante su aventura se mezcla con un grupo de revolucionarios liderados por el comandante Tomás Arroyo: un analfabeto despiadado pero con mucho talento, quien lo acoge entre sus seguidores.  Bierce se caracteriza por su valentía en todas las batallas.  No tiene nada que perder y no teme a la muerte, más bien, la busca.

Se une a este ejército, una profesora norteamericana que anda por estos lares. Se trata del trío protagonista de esta historia con un alto contenido psicológico. Elaborada como una larga vuelta atrás, esta novela es ante todo una reflexión sobre la identidad, la búsqueda del padre, el concepto de frontera como “cicatriz”, unión y separación. 

En cuanto a la localización, Gringo Viejo está ambientada en el México revolucionario de principios de siglo (concretamente la revolución real fue en 1914) México es una zona “antigringa” y un punto caliente para cualquier yankee. Otro aspecto a destacar, es sin duda el político.  La tensión entre México y los EEUU.  El resquemor mexicano ante todo lo que venga del “Yankee“. Desde el punto de vista técnico, la obra está escrita en tercera persona, con un “narrador Dios”, que se pasea por la mente y la vida de los protagonistas. De este modo, la novela tiene un componente psicológico muy alto: el narrador se introduce en las mentes de los 3 protagonistas, desenmascarando tres historias diferentes, pero todas atormentadas.  Están solos y se necesitan, están destinados a encontrarse.

Carlos Fuentes despliega una técnica exquisita a la hora de describir el paisaje, la sensación de los protagonistas, el “ambiente”.  Realmente un virtuosismo técnico impecable.  Aunque en honor a la verdad, hay que decir que no es una literatura horizontal, del todo fluida.  Además, hay partes, donde el autor se explaya demasiado en el “viaje psicológico” e insiste demasiado en la conexión espiritual e indirecta de los protagonistas, cuando es una circunstancia que ya ha quedado clara.

De todas formas, Carlos Fuentes y esto es lo que importa trata de tener siempre en cuenta al lector, consiguiéndolo desde mi punto de vista en el 90% de la novela. Por último, y a modo de anécdota, hay que decir que la novela tiene una parte de realidad.  El periodista existió y entró en México en noviembre. No se volvió a saber de él. El resto es ficción.

Fuente: laspalmerasmienten.com

 

Estos son los tipos de personas a las que odian los millonarios

Por Benjamin R. García
Yahoo Finanzas 

Entre los detalles bastante singulares que definen a las personas acaudaladas, el investigador ha insistido desde entonces en un punto: la aversión que los ricos sienten por personas pesimistas, y la tendencia que dejan entrever hacia personas orientadas hacia objetivos concretos, gente optimista y entusiasta, con una perspectiva de vida positiva.

Foto de Getty Images

La razón de esta actitud se fundamenta de esta manera: Corley está convencido de que las personas más ricas del planeta creen que el éxito solo se consigue si se posee o se adquiere un pensamiento y una actitud positiva. Del otro lado de la orilla solo hay personas negativas, escenarios tristes, gente tóxica…

De manera que el peor enemigo de un rico resulta ser el apático, el pesimista, el ser negativo por excelencia.

Dinero llama a dinero

Como se ha ocupado de mostrar la literatura y el cine, las personas acaudaladas solo se juntan con sus semejantes. Cualquier aproximación de alguien proveniente de otro estrato o con otra condición financiera será siempre observada con suspicacia. La gente exitosa da suerte -insisten, y el éxito llama al éxito.

De ahí que las relaciones sociales entre los ricos están sustentadas por un elemento que parece ser menos importante: el optimismo.

“Los ricos son conscientes de que sus amistades podrían tener un impacto importante en el valor neto de su riqueza”, asegura Kathleen Elkins para Business Insider. Además de mantener sus negocios en perfecta salud, las grandes fortunas exigen a los otros y se exigen a sí mismos conservar un estado de ánimo siempre exaltado, siempre tendiente al optimismo y a la búsqueda de la felicidad.

Pero, es más, no pocos millonarios están convencidos de que, gracias a ese temperamento, en ellos mismos o en sus antepasados, fue que lograron amasar la fortuna de la que hoy disfrutan. Porque, junto al esfuerzo continuado y al tesón, el tercer elemento que los llevó a enriquecerse ha sido el carácter positivo en la vida.

Es por ello que el pesimista, el personaje gris, es automáticamente excluido del entorno de los ricos.

“Los millonarios son muy particulares en sus relaciones sociales -sostiene Corley-. Con frecuencia van con personas con el mismo nivel económico que ellos, y siempre buscan amistad con individuos que estén orientados a sus mismos objetivos, que sean optimistas, entusiastas y que tengan una perspectiva mental positiva en general”.

La importancia de las relaciones sociales

De acuerdo con los datos acumulados por este investigador, el 86% de la gente rica mantiene el hábito de relacionarse con personas de éxito o con ideas que puedan conducirlas al triunfo.

“Ellas limitan su exposición ante las personas tóxicas y negativas”, explica Corley, para luego recordar que “la importancia que le dan al hecho de sustituir a sus amigos y conocidos negativos por otros individuos positivos deriva del hecho de que la positividad es una de las características que comparten las personas ricas, y siempre quieren relacionarse con quienes les emulen”.

Resulta llamativo, pero Thomas C. Corley no ha sido el único ni el primero en estudiar el comportamiento de las personas ricas. Hace ochenta años, el periodista Napoleón Hill llegó a conclusiones similares tras haber investigado a más de 500 millonarios.

“Los hombres adaptan su naturaleza a los hábitos y el poder del pensamiento de aquellos con quienes se asocian y no ven ninguna esperanza de éxito en las personas que repelen a los demás por culpa de su personalidad negativa”, escribía Hill nada menos que en 1937 en el libro ‘Think and Grow Rich’.

Conclusión: que el espíritu negativo nos descarrilará de nuestro sendero hacia el éxito, al tiempo que atraerá como a moscas a personas con igual carga tóxica.

Entonces, si quieres triunfar, saca una sonrisa, da un paso adelante, piensa de manera optimista y huye de las malas compañías.

BIMBA Y LOLA

0

De casta le viene al galgo –y en el caso de la marca española Bimba & Lola–, nunca mejor dicho. Pocas veces una firma ha crecido tanto en tan poco tiempo. Y es que la compañía de las hermanas Uxía y María, formada en 2005, ha convertido sus diseños y su logo –un galgo– en uno de los más icónicos –e imitados– en un tiempo récord. Volviendo al refrán, lo cierto es que las hermanas Domínguez han tenido buenos maestros.

Los Domínguez montaron la firma Adolfo Domínguez, un icono de la moda española de los años 80. Pasada aquella primera edad dorada, Adolfo optó por quedarse con el 40% de la empresa y, para poder pagar a sus hermanos la parte correspondiente, sacó el 60% a bolsa. Con el dinero obtenido, Josefina, Francisco Javier y Jesús Domínguez–este último padre de las dos hermanas– fundaron STL, donde se formaron Uxía y María, las dueñas de Bimba & Lola, y empresa responsable, entre otros, del éxito de Purificación García.

La firma, que debe su nombre a las dos mascotas de una de las dueñas, abrió su primera tienda en Bilbao allá por el año 2006 y a día de hoy, cuenta con más de 160 tiendas repartidas en 17 países por todo el mundo.

Instalada en el rango del lujo accesible, Bimba & Lola ofrece productos de calidad y diseño a un precio asequible. «La gente se interesa cada vez más por la moda y está dispuesta a pagar por ella, de ahí que nos hayamos centrado en el semilujo», aseguran las fundadoras.

La crisis ha supuesto una oportunidad para una marca que no ha dejado de crecer en los últimos años y cuyo modelo de negocio, basado, en gran medida, en el franquiciado –el 40% de las tiendas de Bimba & Lola son franquicias–, pasa por la expansión y el afianzamiento en el mercado internacional. «Sobrevivimos a la crisis creyendo en la marca y siendo cada día más exigentes con nosotras mismas», señala Uxía.

2005
Las hermanas María y Uxía Domínguez crean una sociedad textil independiente. María y Uxía son sobrinas del diseñador Adolfo Domínguez e hijas de Jesús Domínguez, socio fundador de la Sociedad Textil Lonia (STL), una de las empresas de moda más destacadas de Galicia, responsable de, entre otras, Purificación García.

2008
Comienza la internacionalización de la marca con la apertura de su tienda de París.

2010
Se inaugura la venta on-line de productos Bimba & Lola a través de su portal bimba&lola.com

2012
A finales de este año, la marca cuenta con 161 tiendas repartidas en 13 países.

2013
Bimba & Lola inaugura su cuarta tienda en Londres. La marca se introduce en Líbano y Perú.