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HÉROES para las vacaciones

Por: Bertha Inés Herrerías Franco

El gran tesoro que encierra cada periodo de vacaciones es el tiempo, nuestro tiempo. Un espacio libre, o casi libre, para hacer lo que queramos, de preferencia descansar, recargarnos de energía, disfrutar a la familia, a los amigos; paradójicamente una temporadita para perder el tiempo y, así, recuperarlo. Nosotros insistimos: es ocasión para leer y, de esa forma, descansar, recuperar energías, disfrutar, crecer y, en suma, ganarlo, ganar tiempo. Esta nueva temporada vacacional es una nueva oportunidad de hacerlo.

Sólo es imposible, si tú crees que lo es.
Alicia en el país de las maravillas

Y ya que las últimas semanas han ido de súper-héroes, podríamos continuar en esa línea para seguir emocionándonos, no perder el hilo y, de paso, comprobar que los héroes no comenzaron con Steve Rogers o Tony Stark sino que son mucho más antiguos y pueden tener otros poderes y disfraces, hasta confundirse en nuestra vida diaria. Muchos de ellos, la mayoría, han salido de las páginas de un libro.

Los súper-héroes con sus poderes sobrenaturales representan las potencias y virtudes de los seres comunes y corrientes, entre los que están los auténticos héroes que, con sus capacidades y limitaciones, hacen hazañas, ayudan a los demás y provocan admiración. Gente ordinaria haciendo cosas extraordinarias.

Ahí les van algunos para que, con sus aventuras, sean los mejores acompañantes en estas vacaciones: Diego Alatriste y Tenorio (Las aventura del Capitán Alatriste), de Arturo Pérez Reverte; Edmundo Dantés (El Conde de Montecristo), de Alejandro Dumas; el Capitán Ajab (Moby Dick), de Herman Melville; Sherlock Holmes (Los casos de Sherlock Holmes), de Arthur Conan Doyle;  Robinson (Robinson Crusoe), de Daniel Defoe; Alicia (Alicia en el país de las maravillas), de Lewis Carroll; Jean Valjean (Los Miserables), de Víctor Hugo; Huckleberry Finn (Las aventuras de Huckleberry Finn), de Mark Twain; el Capitán Nemo (Veinte mil leguas de viaje submarino), de Julio Verne; Alain Quatermain (Las minas del rey Salomón), de H. Rider Haggard; Phillipe Marlowe (El sueño eterno), de Raymond Chandler; Atticus Finch (Matar un ruiseñor), de Harper Lee; James Bond (Casino Royale), de Ian Fleming; Holden Caulfield (El guardián entre el centeno); Harry Potter (Harry Potter y la piedra filosofal), de J. K. Rowling; Frodo Baggins (El señor de los anillos) de J.R. R. Tolkien; Katniss Everdeen (Los juegos del hambre), de Suzanne Collins; por mencionar sólo algunos de un inabarcable etcétera.

Todo esto sin recurrir a los héroes clásicos, como Hércules, Ulises u Odiseo, Perseo, Aquiles, Teseo, Eneas, Héctor quienes son los gigantes sobre cuyos hombros se levantan nuestros héroes literarios, los mejores, más entretenidos y aleccionadores compañeros en éstas y todas las vacaciones.

La GRAN influencer

Las vacaciones, lo hemos dicho, sí es un momento de descanso, de relajamiento, de tomar aire. Y, también lo hemos repetido, es una gran ocasión para reflexionar, meditar, orar y, en caso necesario, cambiar. Ambas posibilidades se pueden y son compatibles; salirnos de la rutina diaria (horarios, clases, tareas…) o de los compromisos cotidianos (juntas, compromisos, pagos…) ayuda a pensar.

Hoy, quiero proponerles una manera de hacerlo: pensarlo desde la perspectiva de la mayor influencer de la historia: la Virgen María. Es la influencer de Dios. No tenía celular, Facebook, Twitter, Instagram, ningún tipo de redes sociales, es más: no quería ser influencer pero, sin quererlo, se convirtió en la mujer más influyente de la historia.

A mí siempre me ha impresionado el “sí” de la Virgen María, porque es un “sí” tan contundente, claro, absoluto, que sólo puede ser el de un joven, no importa su edad. Solamente alguien con la energía, la confianza, la ilusión de los jóvenes puede tomar ese compromiso y cumplir con él. Confió en las promesas de Dios, en el amor, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas y que sigue siendo el mejor camino para transformarnos. ¿Quieres cambiar algo en tu vida? Ella es la ruta.

Todos tenemos hoy algo nuevo qué hacer, sobre todo, en este tiempo de vacaciones. Podemos renovarnos, ser mejores y más felices. Sólo se trata de quererlo a fondo, decir que sí, profundamente convencidos y no de forma pasiva e insegura como diciendo “vamos a ver si sirve”; debe ser un “sí” convencido, valiente y comprometido, con ganas de conseguirlo; se trata de responder a eso que sentimos en el corazón, sobre todo en el corazón joven y apostar por eso, no importa lo difícil que sea.

A María no le tocó una tarea fácil. Todo lo contrario. Sin embargo, los problemas y dificultades no fueron razón suficiente para decir que “no”; la voluntad, las ganas de servir fueron más fuertes. ¿Es así con nosotros? Yo quiero pensar que sí, dentro de la familia Miraflores. Pero sé que no es una elección fácil ni una decisión sencilla; para eso, como para tantos otros momentos, la tenemos a ella.

La Santísima Virgen María es la intercesora por excelencia, la mayor influencer, ya que es la que mejor respondió y estuvo más unida a Jesús, como su propia madre. ¿Quién mejor que ella para conocernos y pedir por nosotros? ¿Puede haber influencer mayor?

Chismes de oficina

Nadie hace chismes acerca de la virtudes secretas de otras personas.

Bertrand Rusell

El chisme es tan viejo como el hablar y ningún lugar de trabajo es inmune de ello. Los chismes son comúnmente inventados, pero por fortuna siempre hay un colega inteligente que decide no creer o no darle importancia, lo cual provoca que la cadena se rompa. Sin embargo, en el camino, el rumor genera mucho daño al trabajador de quién se habla, perjudicando su imagen y perfil profesional. Además esta acción también resulta negativa para el ambiente laboral, generando malos entendidos y prejuicios. A continuación te compartimos algunas recomendaciones para salir sin daño.

1. No te lo tomes personal

No reacciones de manera defensiva. No cabe duda de que se debe lidiar con el chisme de manera fuerte e inmediata, pero no ayudará a tu posición como líder o colega si te lo tomas demasiado personal.

Enfócate mejor en la realidad que existe detrás de la razón principal por la que alguien está haciendo el chisme.

2. Ármate de hechos

¿Acaso hay algo de verdad en los rumores? La respuesta es que muchas veces si la hay, sin embargo debes resolver el problema antes para que en el momento de una confrontación puedas responder con hechos en vez de emociones.

3. Evalúa tu contexto 

¿Qué tipo de chisme es? ¿Personal o de oficina? Sea cual sea su tipo, deberá ser tratado con extrema precaución y cautela, pero de manera rápida para que la moral del equipo no se vea afectada.

a)
De oficina: apaga el fuego del rumor con honestidad, transparencia y rapidez. Si eres un líder de equipo, ármate de hechos previamente investigados, diles lo que sabes y también lo que desconoces. Cuando no sepas algo, menciona que lo investigarás; de esta manera le darás seguridad a tu equipo de trabajo.

b)
Personal: confronta a la persona que lo inició preguntándole cuál es su inconformidad y cómo pueden solucionarlo. Hay que presionarlos para que nos digan por qué están difundiendo información que se puede percibir como un rumor. Se trata de llevar a la persona a que se de cuenta de que hemos descubierto sus intenciones.

4. No participes 

Cuando participamos en los chismes o rumores en la oficina provocamos que sigan circulando, lo cual afectará nuestra imagen porque los demás siempre tendrán algo que decir de nosotros. Si tú eres un líder en tu empresa, cualquier información que digas y sea percibida como un chisme te traerá consecuencias negativas y una de ellas es que perderás credibilidad ante tu equipo de trabajo.

5. Haz que el apagar el rumor se
convierta en una política empresarial

Es muy importante que el personal sepa cómo debe tratar con estas situaciones. Convierte la crisis de los chismes en una oportunidad para promover una mejor cultura organizacional y de esta manera poder evitar interacciones negativas entre las personas.

Imagen Pública
Nuevo Polanco, Ferrocarril de Cuernavaca 683.
www.imagenpublica.mx

¿Dejar o no dejar propina?

¿Dejar o no dejar propina? cuando esa es la cuestión

Sí, en México no es obligatorio dejar propina. Sí, también es cierto que mucha gente depende de ella para subsistir. No es claro qué porcentaje de la población en trabajo informal vive solo de propinas, pero sí sabemos por ejemplo, que los despachadores de gasolina, acomodadores de autos o empacadores en supermercados no necesariamente reciben un sueldo fijo y su ingreso fuerte es a base de propinas.

La propina es una gratificación, recompensa o remuneración como muestra de agradecimiento del cliente, por el servicio recibido.

Existen casos de despachadores que hasta pagan una cuota por ubicarse en las bombas de gasolina más visibles y que tienen mayor afluencia de clientes.

¿Estás acostumbrado a dejar unas monedas extras por el servicio que recibes?, ¿te molesta que la propina sea “sugerida”? Sigue leyendo.

¿Qué es la propina?

Se trata de una gratificación, recompensa o remuneración como muestra de agradecimiento del cliente, por el servicio recibido.
En nuestro país no es obligatorio darla. Tú decides si quieres dar propina y cuánto, o en qué situación.

Aunque en principio es voluntaria, hay algunos acuerdos comerciales como fiestas o banquetes privados donde la cuenta incluye cargo de servicio de meseros. También es derecho de los restaurantes, comercios y hoteles avisar que el servicio no está incluido.
Las propinas se dan sobre todo en los sectores gastronómicos, de hotelería y algunos transportes.

Según Michael Lynch, analista del comportamiento del consumidor, la gente deja propina por tres razones: obtener aprobación social, evitar remordimientos y aumentar el sueldo del trabajador.

5 recomendaciones generales para la propina

Como sabes, es una costumbre variable dar o no propina y cuánto varía mucho. Aquí algunas recomendaciones que te damos para que este hábito tampoco afecte tu dinero.

  1. Dar propina solo por decisión personal, nunca por obligación o presión del comercio o de alguien externo.
  2. Si decides dar propina, házlo en función del servicio recibido, y recuerda que puedes calcularlo sobre el monto de tu cuenta total como una referencia.
  3. La propina la puedes incluir en el total cuando pagas con tarjeta de crédito o débito, o bien dejarla en efectivo. No es deducible de impuestos.
  4. Se estima aconsejable dejar un 10% para consumos regulares.
  5. Se puede estimar de 15% a 20% para servicios de lujo, o si la atención recibida fue excepcional, ya sea altamente personalizada, o bien en servicios de banquetes.

¿Trabajas en algún servicio y recibes propinas?

Datos curiosos de la propina

En Estados Unidos el porcentaje de propina puede ir desde el 15 al 21% de la cuenta a pagar. Y la mayoría de las veces la respuesta es: “a discreción”.

Países que sí tienen la propina regulada en sus leyes de trabajo: Costa Rica, República Dominicana y Brasil.

En el resto de América Latina, la propina no está regulada, así que el porcentaje que se le deja en concepto de propina varía, aunque predomina una colaboración del 10%.

Debes saber que es tu derecho ganarla y conservarla. Si tu patrón te la quita, puedes interponer una queja.

Obtenerla depende sobre todo de ganar la simpatía del cliente y eso implica dar un buen servicio, siempre. La peor forma de ganar propina es exigirla. Hay dos grandes modalidades de la propina:

  • Cuando el trabajador la recibe directamente del cliente.
  • Cuando el trabajador no está en control directo sobre sus propinas, sino que el patrón se apropia de un porcentaje de dinero basado ventas diarias o bien, se depositan en un fondo colectivo llamado comúnmente tronco.

OJO

Según el Artículo 346 de la Ley Federal del Trabajo, las propinas son parte del salario de los trabajadores y los patrones no podrán reservarse ni tener participación alguna en ellas.  Y según el Artículo 350, los Inspectores del Trabajo tienen las atribuciones y deberes especiales de verificar que las propinas correspondan en su totalidad a los trabajadores.

Puedes mandar tu denuncia por estas vías:

TW: @profeco    FB:  /ProfecoOficial (vía inbox)     Tel. 5568 8722

www.coru.com

¿Para qué sirve la universidad?

En los albores de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña tenía menos de una veintena de universidades. Las de viejo cuño: Oxford, Cambridge, St. Andrews, Glasgow, Edimburgo, Aberdeen; y las formadas en el siglos XIX y a inicios del XX: Durham, la Universidad de Londres, Birmingham, Manchester, Liverpool, Leeds, Sheffield, Queens y Reading.

Sin embargo, ese puñado de universidades tuvo un papel determinante en que Inglaterra le ganara la guerra a Alemania. Así, por ejemplo, el físico que inventó el radar, que hizo posible que la Royal Airforce triunfara sobre la Luftwaffe, fue estudiante —y luego profesor— en Saint Andrews. La descodificación de las señales secretas de los alemanes, desarrollada en Bletchley Park, fue realizada por matemáticos, lingüistas y filósofos de Oxford y Cambridge. La diplomacia británica pasaba toda por esas universidades y se nutría de ellas, como lo hacían también las armadurías y la ingeniería. Sin sus universidades Inglaterra hubiera perdido la guerra.

Vale la pena recordar esto hoy porque en México se ha entendido la función de la universidad, en primer lugar, como un espacio de ascenso o de reproducción de clase. Y se sabe que, en efecto, las universidades son espacios de formación de clase. Pero no son sólo eso.

Volvamos un momento al ejemplo británico de los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Las universidades británicas eran elitistas. Muchas de ellas —sobre todo las más antiguas, como Oxford y Cambridge— tenían a la reproducción de la clase dominante como una de sus funciones más importantes. Otras, como las llamadas “red brick universities”, fundadas en el siglo XIX, formaban profesionales en contextos urbanos, y con eso ayudaban a consolidar a sectores medios emergentes. Cierto. Pero esas instituciones no tenían como su fin específico ni la movilidad de clase ni su reproducción, sino la educación y la investigación al más alto nivel. La reproducción de clase tenía que pasar por ese filtro y, con ello, los conocimientos y experiencias adquiridas ahí se convertían, para muchos, en el fin real de sus vidas.

Pongo el ejemplo de Charles Darwin, que es a la vez excepcional y paradigmático. El padre de Charles Darwin era un médico bastante adinerado. Influido por un anhelo de reproducción familiar (y de clase) Charles se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Edimburgo, pero ahí se apasionó por asuntos científicos, que lo llevaron a abandonar la medicina. Esto molestó bastante a su padre, quien optó por sacar a su hijo de la Universidad de Edimburgo y mandarlo a Cambridge, para que se formara como pastor anglicano. Evidentemente, Charles tampoco se volvió pastor, sino que continuó con su pasión de naturalista. Lo demás ya lo conocemos todos. La universidad —aun la más elitista del mundo— no fue nunca sólo un sitio de reproducción social, sino que fue siempre y ante todo un sitio de transformación personal a través del libre estudio. El resultado de esta suma de cambios personales fue, a su vez, que la universidad se volvió un espacio privilegiado de transformación social.

En México la universidad ha sido entendida ante todo como un espacio ya sea de ascenso social o de reproducción social. Es por eso que hoy la certificación pareciera ser más importante que la experiencia universitaria —los estudios, la vida estudiantil, el contacto con los profesores. De ahí sale, también, la idea de que cualquier evaluación que tenga consecuencias prácticas en la vida del estudiante es “punitiva”. Si la universidad es selectiva, se dice correctamente, será elitista. Y si es elitista, se continúa, ya equivocadamente, su único fin será la reproducción de la elite. Por lo tanto (sigue el razonamiento), si la universidad no tiene “evaluación punitiva” (o, dicho de otra forma, si no tiene sistemas de evaluación que tengan consecuencias prácticas para el estudiante), será un espacio igualitario y de ascenso social, porque todos los que estudien ahí saldrán con el mismo certificado. La magia de la certificación habrá borrado las diferencias entre las clases sociales.

La opinión general que hay sobre la educación superior en México está equivocada. La universidad no es sólo un mecanismo de ascenso o de reproducción de clase. La universidad es, en primer lugar, un sitio de formación de estudiantes —lo que significa de transformación de los estudiantes— y, por eso justamente, es un espacio privilegiado para la creación intelectual que termina siendo fundamental para la sociedad en su conjunto: Inglaterra hubiera perdido la guerra con Alemania sin Oxford y Cambridge.

Felizmente, México no tiene a una guerra internacional en su horizonte, pero sí enfrenta una genuina emergencia colectiva: el cambio climático y la crisis ambiental. México enfrenta también una guerra interna. ¿Y cómo le hace frente el gobierno a estos retos? ¿Le apuesta, acaso, a consolidar sus centros de pensamiento? De ninguna manera. El gobierno sigue creyendo que la educación superior se debate entre dos modelos: el de la reproducción de clase y el del ascenso social, y este gobierno le ha apostado todo al del ascenso social, vaciando la universidad de todo contenido. El sumum de esta política ha sido la adopción oficial de la fórmula equivocada de “evaluación punitiva”, y la consecuencia de este imaginario educativo es la creación de cien universidades que, entre todas, no suman a una.

Claudio Lomnitz
Profesor de antropología de la Universidad de Columbia. Es autor de La nación desdibujada. México en trece ensayos y El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, entre otros libros.

Fuente: https://www.nexos.com.mx/?p=42638

¿Sabes qué es la “smiling depression”? ¡Una depresión invisible y peligrosa!

La máscara de una sonrisa que esconde el dolor. Aumenta cada vez más la «depresión sonriente» entre los jóvenes

Las modalidades con que los trastornos mentales pueden presentarse son muy diversas, siendo influenciadas y “plasmadas” por el contexto sociocultural del momento histórico concreto en el que se manifiestan.

La depresión tiene esta característica en su grado máximo, pasando del cuadro clásico de la inercia abúlica al caracterizado por una raia intensa, pasando por las formas que se expresan sobre todo con trastornos psicosomáticos, hasta la llamada smiling depression, en la que se puede estar de un pésimo humor, consiguiendo sin embargo sonreír, interactuar socialmente y trabajar, llevando una vida aparentemente normal.

¿Qué es la smiling depression?

No es raro encontrar a un amigo o conocido al que, cuando se le pregunta cómo estás, responde: “estoy bien” con una sonrisa que, a poco que se profundice, esconde otra cosa muy distinta. Algunas personas de hecho están deprimidas, pero logran seguir funcionando en la vida cotidiana, e incluso pareciendo divertidas. Esconden un mundo interior muy distinto del que muestran, mantienen su dolor dentro y no lo comunican, hasta el momento en el que ya no consiguen soportar el peso de la máscara que se han impuesto durante meses o años, y se caen a pedazos.

Esta máscara no se dirige sólo a los demás, sino esencialmente hacia si mismo, para no tomar conciencia de la propia condición emotiva, pensando que así escapan de la depresión, pero empeorando las cosas al alimentarla, ya que no se están tomando verdaderas medidas para atajarla.

¿Qué personas corren más riesgo?

Esta depresión atípica, como se lee en un artículo publicado recientemente en la revista on-line The Conversation (d.repubblica.it), puede surgir de manera precoz en la época de la juventud y durar mucho tiempo. En los últimos años, esta forma de trastorno del humor está en aumento hasta el punto de que se estima presente entre el 15 y el 40 % de los sujetos con depresión.

Las personas que corren más riesgo son las que tienen rasgos de rumiación excesiva del pasado y de los errores cometidos, dificultad para afrontar las situaciones embarazosas, hipersensibilidad a las críticas. Por sus características, esta forma de depresión es tortuosa y peligrosa, porque resulta invisible a los demás, que no detectan signos de alarma que podrían generar alerta e intentos de ayuda, por lo que no son pocos los casos de suicidio aparentemente inexplicables, que traumatizan a familiares y amigos.

 ¿Qué se puede hacer?

Tomar conciencia de que existe el problema es el primer paso fundamental para salir de esta condición. El principal obstáculo deriva del hecho de que quien lo sufre tiende a negarse a sí mismo que está mal,elaborando mecanismos de racionalización en los que analizan superficialmente su propia vida, diciéndose a sí mismos que objetivamente no tienen razones para estar con depresión.

La consecuencia es que no se conecta con nadie, sofocando el malestar que en cambio está presente por detrás de una imagen poco realista de uno mismo. Interrumpir el circuito de racionalización que lleva a pensar que el problema no exista o no sea muy importante representa el paso para pasar página, comprendiendo que ha llegado el momento de cuidarse de verdad y que es indispensable pedir ayuda a los demás, sin avergonzarse de mostrarse débil. Una ayuda que tenemos derecho a pedir y a encontrar, porque con la depresión no se juega, pero de ella se puede salir a través de una combinación de psicoterapia, fármacos cuando sean necesarios y calor humano, siempre fundamental.

Muchos artículos, entre ellos el citado, aconsejan la actividad física y la meditación como instrumentos útiles para empezar a afrontar el problema. Son muchas las investigaciones y los testimonios que muestran que el redescubrimiento de la fe y de la oración conlleva beneficios extraordinarios en el itinerario de curación.

Fuente: https://es.aleteia.org/2019/06/10/sabes-que-es-la-smiling-depression-una-depresion-invisible-y-peligrosa/

Papa Francisco: Dios es gratis, sólo te pide una cosa a cambio

Homilía hoy en Casa Santa Marta

Dar gratis lo que se ha recibido gratis de Dios. La homilía del Papa Francisco esta mañana en Casa Santa Marta está centrada en la gratuidad de Dios y, por tanto, en la gratuidad que tener con los demás, tanto con el testimonio como con el servicio. Invita a ensanchar el corazón para que venga la gracia. La gracia, de hecho, no se compra. Y a servir al pueblo de Dios, no a servirse de él.

La reflexión del Papa Francisco parte del pasaje del Evangelio (Mt 10,7-13) sobre la misión de los apóstoles, la misión de los apóstoles, la misión de cada uno de los cristianos. “Un cristiano no puede quedarse quieto”, la vida cristiana es “hacer camino, siempre”, recuerda el Papa comentando las palabras de Jesús en el Evangelio: “Por el camino, predicad, diciendo que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios”. Esta es por tanto la misión y se trata de “una vida de servicio”.

La vida cristiana es para servir. Es muy triste cuando encontramos cristianos que al principio de su conversión que de su conciencia de ser cristianos, sirven, están abiertos a servir, sirven al pueblo de Dios, y al final acaban por servirse del pueblo de Dios. Esto hace mucho daño, mucho daño al pueblo de Dios. La vocación es para “servir”, no para “servirse de”.

Ensanchar el corazón

La vida cristiana es “una vida de gratuidad”. En el evangelio del día, el Señor va al centro de la salvación: “Lo que han recibido gratis, denlo gratis”. La salvación “no se compra”, “se nos da gratuitamente”, recuerda el Papa, subrayando que Dios, de hecho, “nos salva gratis”, “no nos hace pagar”. Y como Dios hizo con nosotros, así “nosotros debemos hacer con los demás”. Y esta gratuidad de Dios “es una de las cosas más bellas”.

Sepan que el Señor está lleno de dones para darnos. Solo nos pide una cosa: que nuestro corazón se abra. Cuando decimos “Padre nuestro” y rezamos, abrimos el corazón, para que venga esta gratuidad. No hay relación con Dios fuera de la gratuidad. A veces cuando necesitamos algo espiritual o una gracia, decimos: “Ahora haré un ayuno, una penitencia, una novena …”. Bien, pero estén atentos: esto no es para “pagar “la gracia, para “comprar” la gracia; esto es para ensanchar el corazón para que la gracia venga. La gracia es gratuita.

Todos los bienes de Dios son gratuitos, prosigue el Papa Francisco, advirtiendo que el problema es que “el corazón se haga pequeño, se cierre” y no sea capaz de recibir “tanto amor gratuito”. No hay que mercadear con Dios, recuerda el Papa, “con Dios no se negocia”.

Dar gratuitamente

Después hay una invitación a dar gratuitamente. Y esto, subraya el Papa, es especialmente “para nosotros pastores de la Iglesia”, “para no vender la gracia”. “Hace mucho daño”, dice, cuando hay pastores ”que hacen negocio con la gracia de Dios: “hago esto, pero cuesta esto, esto tanto…”. La gracia del Señor es gratuita y “tu – dice – debes darla gratuitamente”.

En nuestra vida espiritual tenemos siempre el peligro de deslizarnos hacia el pago, siempre, incluso hablando con el Señor, como si quisiéramos darle una comisión al Señor. ¡No! ¡La cosa no funciona así! No va por ese camino. “Señor, si tu haces esto, yo te daré esto”, no. Yo hago esta promesa, pero esto me ensancha el corazón para recibir lo que está allí, gratis para nosotros. Esta relación de gratuidad con Dios es lo que nos ayudará después a tenerla con los demás, tanto en el testimonio como en el servicio cristiano, como en la vida pastoral para quienes son pastores del pueblo de Dios. Haciendo camino. La vida cristiana es caminar. Predicar, servir, no “servirse de”. Servir y dar gratis lo que gratis han recibido. Que nuestra vida de santidad sea este ensanchar el corazón, porque la gratuidad de Dios, las gracias de Dios que están allí, gratis, y que Él quiere darnos, puedan llegar a nuestro corazón.

¿Cómo haré para que las heridas que me hicieron mis padres no condicionen a mis hijos?

La mejor forma de sanar el pasado es trasmitir la vida a la siguiente generación, enseñando que el perdón y el cuidado amoroso de los demás es la única forma de ser libres

Mi madre tenía una necesidad incontrolable de sufrir, de estar triste, avergonzada, de sentirse mal por todo. Sus diálogos y el amargo rictus de su rostro tenían la característica de agobiar, y hasta “enfermar” a quienes la escuchaban, por lo que terminaban por evadirla. Entre ellos mi padre, al abandonarnos.

Eso aumento más su victimismo que no permitió el sano desarrollo en sus hijos al atribuirnos defectos y cargas negativas.

Y fue muy alto el precio que pagamos.

Con todo, al crecer decidí romper con la inercia de un destino infeliz, por lo que solicité ayuda especializada, en la que fue necesario abrir las heridas para que drenara libremente el pus en forma de carencias afectivas, emociones reprimidas y resentimientos.

Ello me permitió la toma de consciencia para sanar mis daños y no repetir los patrones con que me educaron. Se trata ahora de llevar al plano de mi existencia lo contrario a los aprendido, como la prueba definitiva de haber sanado.

Puedo describirlo así:

Aprendí a no sentir confianza básica. Fue en mis primeros años, ante la falta de contacto fisco, de palabras de estímulos, así como de cantos amoroso festejando mi vida.

Esperaré con ilusión el nacimiento de mis hijos, y siempre tendré manifestaciones físicas y verbales de mi amor desde su llegada al mundo, dándoles la seguridad de ser mi mayor don. Unos minutos de intenso amor de sus padres en sus infantiles llantos obraran maravillas en sus vidas de adultos.

Aprendí a sentir impotencia cuando se me reprimió ante los primeros tanteos por ser yo el que eligiera. Las palabras “no”, “mío”, “mi” “yo” antes de llegar a la libre aceptación por mi voluntad, no se me permitieron. Cada vez que lo intentaba experimentaba la decepción de mi madre por no vivir de acuerdo a su manera de ser y pensar.

Y sin voluntad no hay protección para heridas futuras.

Permitiré que mis hijos, desde su niñez se puedan afirmar poniendo de manifiesto su infantil voluntad sin ningún temor para elegir entre varias alternativas, y si desean lo correcto aprobare con alegría su elección. Les enseñare a ejercitar sus alas hasta que puedan volar.

Aprendí a sentir culpa cuando no se me permitió jugar y lo podía hacer con la capacidad que tiene un niño, para convertirse en cualquier cosa que se imaginare en un mundo mágico que le pertenece, y en el que es feliz mientras crece.

En vez de ello deje la libertad de mi infantil imaginación para sentirme totalmente culpable, no por haber roto un juguete, sino por cosas que nada tenían que ver conmigo; se me hizo sentir culpa por la infelicidad de mi madre, la enfermedad de un hermano, los problemas entre mis padres…

Acompañaré y disfrutaré a mis hijos en una etapa maravillosa de infantil inocencia en donde pueden tener poderes mágicos, se enfrentarán con duendes y brujas en su percepción de la lucha entre el bien y el mal. Una etapa que los prepara gradualmente para distinguir lo irreal de lo real para tomar iniciativas. Recordare que solo se es niño una vez en la vida.

Aprendí a desconfiar de mis capacidades cuando ante mis fracasos escolares se me predestino al fracaso con duros adjetivos. Cuando el fuerte rubor en mi cara atraía burlas que parecían hacer estallar mi corazón por una inseguridad en que me sentía perdida.

No valoraré solo las notas académicas de mis hijos, sino su esfuerzo enseñándoles a descubrir sus capacidades naturales para desarrollarlas y convertirlas en fortaleza. Sobre todo, les enseñare que por encima del saber o tener, importa más el ser para ser verdaderamente felices.

Y celebrar siempre sus logros grandes o pequeños.

Aprendí a sentir vergüenza cuando al llegar a la pubertad con sus cambios hormonales, no tuve en quien confiar y me acompañara con delicadeza en un proceso normal.

Cuidaré el estar cerca como amor refugio para mis hijos en sus cambios biológicos, haciéndolos sentirse seguros y confiados.

Aprendí a dudar cuando en mi adolescencia me encontré ante barreras que me dificultaron mucho el ser yo misma en la búsqueda de una propia identidad, en un necesario crecimiento psicológico propio de la edad.

Tomaré con mucho amor y paciencia la natural rebeldía de esa edad en mis hijos, consciente de que en esta etapa se encierran en un capullo para salir convertidos en hermosas mariposas que emprenderán el vuelo hacia la juventud y la madurez.

Sobre todo, les enseñaré a compartir su intimidad en un dar y recibir amor con personas positivas, evitando quedar encerrada en el claustro de un yo empobrecido.

Consúltanos en: consultorio@aleteia.org

Fuente: https://es.aleteia.org/2019/06/11/como-hare-para-que-las-heridas-que-me-hicieron-mis-padres-no-condicionen-a-mis-hijos/

¿Estás bloqueando a tu hijo por ser un “padre cortacésped”?

Hemos superado a los padres-helicóptero, los cortadores de césped están aquí …

El otro día, mi hija de 12 años olvidó su almuerzo. “¿Puedes traer el almuerzo para Sienna?”, me texteó mi mamá, a media mañana. Ella trabaja en la escuela a la que asiste Sienna, así que estoy segura de que Sienna la buscó entre las clases y le pidió que me enviara un mensaje de texto con la solicitud del almuerzo.

Admito que mi reacción no fue excesivamente amable. En realidad suspiré profundamente y puse los ojos en blanco, porque Sienna me había dicho esa mañana temprano que tenía almuerzo en clase. Rápidamente verifiqué Renweb, el sistema de información escolar, para descubrir que no era verdad. “¡Asegúrate de prepararte el almuerzo antes de irte!”, le dije mientras perseguía al niño de 2 años y luchaba con él para que se pusiera la ropa.

Quería negarme a llevarle el almuerzo, pero no lo hice. Sabía que ella tenía un partido de voleibol después de la escuela y que no tendría tiempo para volver a casa y comer antes. Pero le escribí un mensaje a mi madre y le dije: “Claro, le llevaré el almuerzo. ¿Pero puedes asegurarte de que ella sepa que esta es la única vez que voy a hacerlo? Ella sabía que tenía que prepararse el almuerzo y no lo hizo. A partir de ahora, si olvida su almuerzo, tendrá que quedarse sin él”.

Creo que mi madre se molestó un poco, porque me preguntó si me venía mal llevárselo. No era así, la escuela está literalmente a la vuelta de la esquina de casa. Pero ese no es el punto. El punto no es si a mi me conviene o no. El punto es que Sienna tiene que aprender que si no trae su propio almuerzo, no comerá. De lo contrario, inevitablemente terminaré trayéndole la bolsa del almuerzo refrigerada todos los días a la universidad y, sinceramente, no me da la vida.

Sé muy bien lo que este tipo de crianza les hace a los niños. Ni siquiera son padres-helicóptero, hay un nuevo término para ella, según We Are Teachers: los padres-cortacésped:

Los padres-cortacéspedes hacen lo que sea necesario para evitar que su hijo tenga que enfrentarse a la adversidad, la lucha o el fracaso. En lugar de preparar a los niños para los desafíos, eliminan los obstáculos para que los niños no los experimenten en primer lugar …

Pero al criar niños que no han experimentado una mínima lucha, no estamos creando una generación de niños más feliz. Estamos creando una generación que no tiene idea de qué hacer cuando realmente se enfrentan a la lucha. Una generación que se asusta o se cierra ante la mera idea de fracaso. Una generación para la que el fracaso es demasiado doloroso, con lo que se exponen a mecanismos de afrontamiento como la adicción, la culpa y la internalización. La lista continua.

Después de haber pasado mucho tiempo con estudiantes universitarios, puedo decirles que esto es totalmente cierto. He escuchado historias de profesores atendiendo llamadas telefónicas de padres indignados que intentan argumentar la validez de una nota que su hijo obtuvo en una clase. He escuchado historias de padres que escribieron documentos para sus hijos, y se sintieron desconcertados cuando acusaron a su hijo de plagio. Y he leído los interminables y desagradables comentarios que han dejado los profesores en sitios de “calificación” anónimos.

Peor aún, he visto a los universitarios desmoronarse ante el fracaso. Buenos niños, que se esfuerzan mucho pero solo necesitan afinar sus habilidades de estudio. O elegir una nueva especialidad. O incluso intentarlo de nuevo.

Pero no vuelven a intentarlo. Se dan por vencidos, se van a casa y se tumban en el sofá porque no saben qué más hacer. Creen que no pueden superar el fracaso porque nunca han aprendido a hacerlo.

No quiero criar a niños que no saben cómo levantarse después de que la vida los derribe. Pero enseñar a los niños a aceptar las consecuencias y superar sus errores no se hace con grandes gestos o discursos inspiradores. Comienza con las pequeñas cosas. Comienza con dejarles sentir las consecuencias en primer lugar … especialmente las consecuencias de sus propias acciones. Comienza con dejarlos pasar un poco de hambre porque olvidaron su almuerzo.

Así que la próxima vez que Sienna se olvide de su almuerzo, tendrá que pasar hambre por una tarde. Lo mismo para los más pequeños, porque todos tienen que aprender que, en última instancia, son sus propios cortacéspedes. No abordaré esos obstáculos para ellos: si quieren superar las cosas difíciles de la vida, tendrán que encontrar la manera de hacerlo ellos mismos.

 

¿Es el embrión humano un simple montón de células?

Desmintiendo a quienes dicen que hasta las 12 semanas sólo hay una masa o conjunto de células vivas

El pasado mes de marzo en la sede del Colegio Nacional, el doctor Antonio Lazcano, un connotado biólogo mexicano especializado en temas de evolución, aseguró –en el marco de la conferencia conmemorativa del 75 aniversario de la publicación del libro ¿Qué es la vida? del austriaco Erwin Schröedinger– que el embrión humano no puede considerarse una persona, porque solamente es un “amasijo de células”.

El principal argumento de Lazcano, quien trabaja en la Universidad Nacional Autónoma de México, contra el embrión fue que, según él, hasta la semana doce del desarrollo embrionario comienza la actividad nerviosa y que hasta entonces se tiene una estructura básica, o primordio cerebral, que formará el Sistema Nervioso Central.

El científico mexicano se declaró convencido de que si la actividad nerviosa define a un individuo, entonces hasta la semana doce de gestación hay una persona en potencia y que antes de ese periodo sólo existiría una masa o conjunto de células vivas, pero no una persona.

Incluso comparó al embrión con pacientes que cursan con muerte cerebral, quienes al no poder recuperar su función cerebral, se pueden considerar ya fallecidos. Fieles a su costumbre, los medios de comunicación mexicanos presentaron las afirmaciones de Lazcano como una prueba “irrefutable” de que el embrión no es un ser humano.

“Pero el doctor Lazcano no aportó ninguna demostración a su hipótesis y, por el contrario, a lo largo de su discurso cometió múltiples errores que demuestran lo contrario: el embrión es un individuo de nuestra especie”, dice a Aleteia el doctor Manuel Ramos-Kuri, doctor en biología molecular y bioeticista.

El primordio nervioso ¿aparece hasta la doceava semana embrionaria?

El primordio de sistema nervioso aparece durante la tercera semana de vida embrionaria, cuando se forma el tubo neural, estructura desde la cual se forma el sistema nervioso del nuevo individuo humano. A finales de la cuarta semana este primordio cuenta ya con todas estructuras básicas del cerebro. En cuanto a las ondas cerebrales, el doctor Lazcano también se equivocó pues no comienzan hasta la semana doce, sino que desde la sexta semana de vida intrauterina se tienen ya registros de ondas cerebrales.

¿Puede considerarse seriamente al embrión como una simple masa de células vivas?

Quizá el principal error del doctor Lazcano y de todos los que piensan como él, es no reconocer que el embrión es un organismo del género humano. Llamarlo “amasijo de células” es casi confundir al embrión humano con un tumor, una idea incompatible con la evolución del ser humano. Por el contrario, el embrión está formado por estructuras bien definidas y con funciones muy concretas, lo que forma sin duda un organismo de la especie humana.

¿Y que nos puede decir sobre la falta de función cerebral?

Lazcano comparó el cerebro del embrión con el de un paciente con muerte cerebral o en estado vegetativo persistente, donde prácticamente ningún paciente recuperará su función cerebral. Pero la comparación también es errónea, pues por el contrario, la gran mayoría de embriones tienen ya función cerebral demostrable desde la sexta semana de vida embrionaria. Por lo que más bien es un argumento a favor de que el embrión debe ser considerado persona.

¿Pero, por qué afirmar que el embrión es ya un ser humano si apenas está en gestación?

Aquí cabe la clásica comparación con la construcción de un automóvil. Éste se construye por partes: chasis, llantas, motor, etcétera. Mientras no se reúnan todas sus piezas no tenemos un auto; cuando lo tengo completo y armado, al fin puedo nombrarlo como automóvil.

¿Por qué entonces podemos afirmar que desde que el embrión está comenzando su gestación ya es un organismo de la especie humana?

La razón es simple: porque el embrión se está auto-construyendo. Él o ella, pues tienen el sexo definido desde la fecundación, realiza por sí mismo, la tarea más compleja de la vida: construir su propio cuerpo, formado por más de 30 órganos y cerca de 200 tejidos diferentes, tarea que prácticamente concluye en tan sólo ocho semanas.

Un trabajo extraordinario, ¿no es así?

Tanto que algunos investigadores aseguran que esta capacidad de formar un cuerpo es la más compleja que enfrentamos en nuestra vida, y que sólo se puede comparar con la capacidad de razonamiento que se dará, propiamente, hasta la edad adulta.

¿Al embrión “lo construye” la madre?

Es importante considerar que al embrión no lo construye su madre. Ella aporta varias funciones como la alimentación, la respiración pulmonar y la función temporal de algunos órganos; nadie niega que el papel materno es muy importante y noble. Pero ella no construye al embrión: la construcción del nuevo individuo, la realiza el mismo embrión; y esta auto-construcción (o auto poyesis en términos médicos) es la mejor prueba de que ya es un individuo de la especie humana, y todos los seres humanos tenemos básicamente los mismos derechos humanos.

Entonces, ¿el embrión es desde el primer momento de la concepción una persona?

Podría persistir la duda de si podemos afirmar que los embriones son personas; pero esa es otra discusión –más bien filosófica– que por ahora podemos resolver mostrando que los derechos no son “derechos de personas” sino derechos humanos y el embrión es, indudablemente, un individuo de nuestra especie, esto es, un ser humano con todos sus derechos.

¿Cómo puede usted, doctor Ramos-Kuri, darle a nuestros lectores una guía sobre este debate?

Son muchos los argumentos que demuestran que el embrión es un ser humano. He mencionado dos centrales: la presencia de un Sistema Nervioso Central desde el inicio del desarrollo embrionario y la auto construcción del embrión, que demuestran de manera contundente, que el embrión ya es un organismo de la especie humana.

¿Hay más argumentos a su favor?

Sí, por supuesto.

¿Cómo cuáles?

Como el hecho de que cuenta con un ADN nuevo, original, propio y que mantendrá a lo largo de la vida; o el hecho de que el embrión es un organismo humano completo, en estadio temprano de desarrollo, pero no un simple amasijo de células, sino un individuo de nuestra especie, otro ser humano en el momento más importante de su formación.