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¿Quieres niños más tranquilos y felices? Simplifica su mundo

Por Sandy Kreps

Como madres y padres, estamos a cargo de la vida cotidiana de nuestra familia, desde las actividades de la semana hasta el entorno en el que trabajamos, jugamos y descansamos. Estructuramos y establecemos el ritmo de los días, y el exceso de juguetes, la falta de rutinas adecuadas, los horarios sobrecargados y el exceso de estímulo e información puede llevar al caos incluso a la familia más cercana.

Los niños son más felices y prosperan cuando tienen el tiempo y el espacio para explorar su mundo sin presiones. “Demasiado” es abrumador y estresante, ya se trate de demasiadas cosas, demasiada información, demasiadas actividades, demasiadas opciones o demasiada velocidad – siempre apresurándose de una tarea a la siguiente, sin un momento para relajarse o jugar. Tener y hacer demasiado puede abrumar a un niño y conducirle a un estrés innecesario en el hogar y en el aula. En cambio, simplificar su rutina y reducir la información y sobrecarga de actividades, así como el exceso de juguetes y desorden, puede ayudar a los niños a estar más tranquilos y menos sobrestimulados y conflictivos.

Cuando simplificamos el mundo de un niño, damos espacio para el crecimiento positivo, la creatividad y la relajación.

“Muchos de los problemas actuales de comportamiento en la infancia vienen del hecho de que los niños tienen demasiadas cosas y que viven una vida demasiado apresurada”, dice Kim John Payne, autor de “Simplicity Parenting: Usando el poder extraordinario de menos para despertar a los niños más tranquilos, felices y más seguros”. Payne dice que muchos niños estadounidenses están experimentando una sobrecarga sensorial con “demasiadas baratijas, demasiadas opciones y demasiada información”. Abordar la crianza de los hijos con la sencillez como marco, ayuda a los padres pueden ser capaces de reducir significativamente el estrés diario del niño, lo que les ayuda a ser más felices y tener un desarrollo más integral.

La forma más fácil de empezar es con su entorno familiar. “A medida que disminuye la cantidad de juguetes y el desorden, aumenta su atención y su capacidad para jugar en profundidad. Demasiadas cosas conducen a muy poco tiempo y muy poca profundidad en la forma en que los niños ven y exploran su mundo”, dice Payne.

Eliminar “cosas”

Al hacer limpia de juguetes, concéntrate en conservar unos pocos juguetes con los que tus hijos disfruten siempre y con los que juegan durante largos períodos de tiempo. A menudo, los juguetes favoritos de los niños son simples: muñecos, juguetes clásicos sin muchas campanas y silbatos – animales de peluche, juguetes de construcción, trenes y coches, disfraces y materiales de artesanía. Cuando son pequeños, materiales no estructurados como palos, piedra, piñas, bolas de lana, pañuelos, cajas de cartón, etc. pueden dar muchísimo juego. También, unas telas, cuerdas o almohadas para la construir casitas y cabañas, y por supuesto, tiempo libre para que los niños puedan crear su propio mundo de juego a partir de esta simple selección de juguetes.

En cuanto a los libros: selecciona un puñado de libros favoritos que puedan saborear, y guarda el resto para crear una “biblioteca” para encontrar nuevas lecturas de una o dos a la vez.

Hacer del ritmo suave y el tiempo libre una prioridad

Otra área para hacer algunos cambios es su “ritmo” diario de eventos.  Los niños se sienten seguros cuando saben qué esperar cada día. Su ritmo no necesita ser un horario estricto, pero sí un flujo predecible desde el almuerzo hasta el tiempo de descanso al tiempo de juego al aire libre, y así sucesivamente. Eso ayuda al niño a saber lo que viene a continuación y ayuda a la transición del día suavemente.

En la misma línea, simplificar el horario de su familia puede reducir la frenética sensación de estar siempre ocupado y apresurado. Los niños con el tiempo demasiado estructurado con la escuela, los deberes y las actividades extracurriculares o deportes pueden sentirse estresados, ya que les falta el tiempo libre que necesitan para el juego creativo y la exploración. Al establecer límites efectivos al tiempo de pantalla los niños pueden disfrutar de tiempo libre sin distracciones y la posibilidad de vivir el momento presente.

Como madre o padre “taxi”, es probable que tampoco te sientas relajado. Reducir a solo una o dos las actividades favoritas de tu hijo puede darle la libertad para tener ese tiempo para jugar y explorar, así como para para practicar y centrarse en las actividades que realmente le gustan.

Reducir el desorden físico, establecer ritmos predecibles y racionalizar las actividades tiene beneficios para los padres también. “Como padres, también nos definimos por lo aquello en lo que ponemos atención y presencia. Al simplificar, podemos concentrarnos en lo que realmente valoramos, no solo pasar nuestros días reaccionando a todo lo que el mundo nos lanza– dice Payne.”

Hacer la vida más sencilla es un proceso continuo, no algo que se puede completar en una tarde o un fin de semana. Se necesita tiempo para reducir las posesiones innecesarias, cambiar hábitos y desarrollar nuevos ritmos. No es fácil cambiar las direcciones cuando toda la familia se está moviendo a la velocidad de la luz y el caos siempre está presente. “Comience despacio, con pequeños cambios y la mirada puesta lo que quieres que sea tu vida familiar”. dice Payne. La simplificación consiste en encontrar un lugar de equilibrio al alejarse de los “demasiado”. Sólo entonces los niños pueden jugar, y averiguar lo que realmente les gusta y quieren.

Traducido de:  Want happier, calmer kids? Simplify their world

https://www.greenchildmagazine.com/simplify-for-happier-calmer-kids/

La inteligencia social de un niño es un indicador importante del éxito en la edad adulta

La educación infantil actual pone una presión cada vez mayor en la adquisición de conocimientos para los que los niños pueden no estar aún maduros, dando escasa importancia y oportunidades para el desarrollo espontáneo de habilidades no cognitivas como son la inteligencia emocional y social, fundamental a esta edad.

En el artículo titulado “Funcionamiento socioemocional temprano y salud pública: la relación entre las competencias sociales en el Jardín de Infancia y el bienestar futuro”, basado en un estudio realizado a lo largo de 20 años, se pone de manifiesto que el desarrollo de habilidades no cognitivas, y concretamente las ligadas a la inteligencia emocional y social, predice el éxito en la vida adulta más que sólo las cognitivas.

OBJETIVOS

Examinamos si las habilidades prosociales de los niños de jardín de infancia como indicador de las competencias no cognitivas al comienzo de la primaria predicen los resultados en adolescentes y adultos. Nuestro objetivo fue determinar asociaciones únicas además de las características importantes del niño, la familia y el contexto.

METODO

Los datos provienen del estudio Fast Track realizado en barrios de bajo nivel socioeconómico en 3 ciudades y 1 entorno rural. Evaluamos las asociaciones entre los resultados medidos en el jardín de infancia y los resultados de 13 a 19 años más tarde (1991-2000). Los modelos incluyeron numerosas variables de control que representan las características del niño, la familia y el contexto, para poder establecer relaciones únicas entre factores.

RESULTADOS

Encontramos asociaciones estadísticamente significativas entre las habilidades socioemocionales medidas en el jardín de infantes y los resultados clave de adultos jóvenes en múltiples ámbitos de la educación, el empleo, la actividad delictiva, el consumo de sustancias y la salud mental.

CONCLUSIONES

Medir las habilidades socioemocionales puede ser útil para evaluar si los niños corren el riesgo de tener deficiencias en las habilidades no cognitivas más adelante en la vida y, por lo tanto, ayudar a identificar a aquellos que necesitan una intervención temprana. Estos resultados demuestran la relevancia de las habilidades no cognitivas en el desarrollo para los resultados de salud pública y personal.

COMENTARIO

Estas habilidades se desarrollan de modo espontáneo a través de las relaciones interpersonales, especialmente con las figuras de apego y del juego libre con iguales. En cambio, la falta de juego y el exceso de tiempo dedicado a las pantallas se relaciona con problemas de inteligencia social. En este artículo que relaciona el tiempo de pantallas con el riesgo de sufrir bullying, la autora afirma que: “la televisión temprana (o tiempo de pantallas) también se relaciona con déficits en el desarrollo de funciones cerebrales implicadas en la resolución de problemas interpersonales, la regulación emocional, las habilidades sociales en el juego con iguales, y la relación social positiva.

Fuente: Extracto del Artículo: Early Social-Emotional Functioning and Public Health: The Relationship Between Kindergarten Social Competence and Future Wellness

https://ajph.aphapublications.org/doi/full/10.2105/AJPH.2015.302630

El juego libre cablea neuronalmente el cerebro y lo prepara para el éxito social y académico

Cuando se trata del desarrollo del cerebro, el tiempo en el aula puede que sea menos importante que el tiempo en el patio de recreo.

“La experiencia del juego cambia las conexiones de las neuronas en la corteza prefrontal del cerebro” -afirma Sergio Pellis, investigador de la Universidad de Lethbridge en Alberta, Canadá- “y sin experiencia de juego, esas neuronas no cambian”

Son esos cambios en la corteza prefrontal durante la infancia los que ayudan a conectar neuronalmente el centro de control ejecutivo del cerebro, que tiene un papel fundamental en la regulación de las emociones, en capacidad para planificar y en la resolución de problemas, dice Pellis. Así que el juego -añade- es lo que prepara a un cerebro infantil para la vida, el amor y hasta para la escuela.

Pero para producir este tipo de desarrollo del cerebro, los niños necesitan dedicar suficiente tiempo al juego libre: ni entrenadores, ni árbitros, ni reglas externas -afirma Pellis.

“Ya se trate de juegos rudos o de dos niños que decidan construir un castillo de arena juntos, los propios niños tienen que negociar, bueno, ¿qué vamos a hacer en este juego? ¿cuáles son las reglas que vamos a seguir?” dice Pellis. El cerebro construye nuevos circuitos en la corteza prefrontal para ayudarle a navegar en estas complejas interacciones sociales, dice.

Aprender de los animales

Mucho de lo que los científicos saben acerca de este proceso proviene de la investigación sobre las especies animales que participan en el juego social. Esto incluye gatos, perros y la mayoría de los otros mamíferos. Pero Pellis dice que también ha visto juego en algunas aves, incluyendo jóvenes urracas que “se agarran unas a otras y empiezan a luchar en el suelo como si fueran cachorros o perros”.

Durante mucho tiempo, los investigadores pensaron que este tipo de juego rudo podría ser una manera de que los animales jóvenes desarrollen habilidades como la caza o la lucha. Pero los estudios en la última década sugieren que no es el caso. Los gatos adultos, por ejemplo, no tienen problemas para matar a un ratón, incluso si se les ha privado de jugar cuando eran gatitos.

Así que investigadores como Jaak Panksepp de la Universidad del Estado de Washington han llegado a creer que el juego tiene un propósito muy diferente:

“La función del juego es construir cerebros prosociales, cerebros sociales que sepan

cómo interactuar con otros de forma positiva”

Panksepp ha estudiado este proceso en ratas, a las que les gusta jugar e incluso producen un sonido distintivo que él ha etiquetado como “risa de rata.” Cuando las ratas son jóvenes, el juego parece iniciar cambios duraderos en las áreas del cerebro utilizadas para pensar y procesar las interacciones sociales, dice Panskepp

Los cambios implican activar y desactivar ciertos genes. “Encontramos que el juego activa toda la corteza cerebral”, -dice- “y que de los 1.200 genes que medimos, aproximadamente un tercio de ellos cambiaron significativamente simplemente por tener media hora de juego”.

Por supuesto, esto no prueba que el juego afecte a los cerebros humanos de la misma manera. Pero hay buenas razones para creer que sí, dice Pellis.

Por un lado, dice, el comportamiento del juego es notablemente similar entre las especies. Las ratas, los monos y los niños se adaptan a reglas similares que requieren que los participantes tomen turnos, jueguen limpio y no inflijan dolor. El juego también ayuda a las personas y los animales a ser más competentes socialmente, dice Pellis.

Y en los niños -dice-a ventaja añadida es que las habilidades asociadas con el juego conducen en última instancia a mejores calificaciones. En un estudio, los investigadores descubrieron que el mejor predictor de desempeño académico en octavo grado era la destreza social del niño en tercer grado.

Otro indicio de que el juego es importante, dice Pellis, es que “los países en los que se tiene más tiempo de recreo tienden a tener un rendimiento académico más alto que los países en los que el recreo es menor”.

Traducido del artículo:

How Play Wires Kids’ Brains For Social and Academic Success

https://www.kqed.org/mindshift/37248/how-play-wires-kids-brains-for-social-and-academic-success

Por qué tantos niños no pueden estar sentados tranquilos en clase

Por Angela Hanscom

Una perfecta desconocida me llama por teléfono muy alterada para hablarme sobre su hijo de 6 años. Se queja de que es incapaz de estar quieto en el aula. La escuela quiere que le hagan las pruebas para ver si tiene TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad). Esto me suena familiar -pienso para mí-. Como terapeuta ocupacional pediátrica, he notado que este es un problema bastante común hoy en día.

La madre continúa explicándome cómo su hijo llega a casa todos los días con un gomet amarillo.   El resto de su clase va a casa con caras sonrientes verdes por su buen comportamiento. Cada día se le recuerda a este niño que su comportamiento es inaceptable, simplemente porque no puede permanecer quieto por largos períodos de tiempo. La madre empieza a llorar. “Está empezando a decir cosas como, ‘me odio a mí mismo’ y ‘no soy bueno en nada’”. La autoestima de este niño está cayendo en picado porque necesita moverse más a menudo.

Durante la última década, cada vez más niños están siendo etiquetados con problemas de atención y posiblemente TDAH. Una maestra de primaria local me dice que al menos ocho de sus veintidós estudiantes tienen problemas para prestar atención, en un día bueno. Al mismo tiempo, se espera que los niños permanezcan sentados durante períodos de tiempo más largos. De hecho, incluso a los niños de jardín de infancia se les pide que se sienten en circulo durante treinta minutos seguidos en algunas escuelas.

El problema es que los niños hoy en día están constantemente en una posición erguida. Es raro encontrar niños revolcándose por el suelo, trepando árboles o girando en círculos sólo por diversión. Los corros y rondallas son cosa del pasado.  Los tiempos de recreo se han acortado debido a las crecientes demandas educativas, y los niños rara vez juegan al aire libre debido a los temores de los padres, las cuestiones de responsabilidad, y los horarios agitados de la sociedad moderna.  Encaremos el problema de frente: Los niños no se están movimiento lo suficiente, y esto está convirtiendo en un verdadero problema.

Hace poco estuve observando una clase de quinto grado por petición del maestro.  Entré silenciosamente y me senté en la parte trasera del aula. Era hacia el final del día y el profesor estaba leyendo un libro a los niños. Nunca he visto nada parecido. Los niños estaban inclinando sus sillas hacia atrás en ángulos extremos, otros balanceaban sus cuerpos hacia adelante y hacia atrás, algunos mascaban los extremos de sus lápices y un niño golpeaba una botella de agua contra su frente con un patrón rítmico.

Esto no era un aula de necesidades especiales, sino un aula típica en una escuela normal. Mi primer pensamiento fue que los niños quizá se movían tanto porque era el final del día y simplemente estaban cansados. Aunque esto podía ser parte del problema, ciertamente había otra razón subyacente.

Pronto nos dimos cuenta, después de algunas pruebas adicionales, que la mayoría de los niños en el aula tenían poca fuerza y equilibrio.  De hecho, probamos algunas otras aulas y encontramos que cuando se comparaba con los niños de principios de los 80, sólo uno de cada doce niños tenía fuerza y ​​equilibrio normales. ¡Solo uno! Oh, Dios mío, pensé para mí. ¡Estos niños necesitan moverse!

Irónicamente, muchos niños van hoy en día por la vida con un sistema vestibular (equilibrio) subdesarrollado, debido a la restricción de movimientos.  Con el fin de desarrollar un sistema de equilibrio fuerte, los niños necesitan mover su cuerpo en todas las direcciones, durante horas a la vez. Al igual que con el ejercicio, necesitan hacer esto más de una vez por semana para cosechar los beneficios. Por lo tanto, tener una práctica dirigida de fútbol una o dos veces por semana es probable que no sea suficiente movimiento para que el niño desarrolle un sistema sensorial fuerte.

Los niños están yendo a clase con cuerpos que están menos preparados que nunca para aprender. Con sistemas sensoriales que no funcionan bien, se les pide que se sienten y presten atención. Los niños naturalmente empiezan a moverse para obtener el movimiento que su cuerpo necesita desesperadamente y no está recibiendo lo suficiente como para “encender su cerebro”. ¿Qué sucede cuando los niños empiezan a moverse? Les pedimos que se queden quietos y presten atención; por lo tanto, su cerebro vuelve a “dormir”.

El movimiento nervioso es un problema real. Es un fuerte indicador de que los niños no están moviéndose lo suficiente, no están haciendo suficiente ejercicio durante el día. Tenemos que solucionar el problema subyacente. Los tiempos de recreo necesitan ser más largos y los niños deben jugar afuera tan pronto como lleguen a casa de la escuela. Veinte minutos de movimiento al día ¡no es suficiente! Necesitan horas de juego al aire libre con el fin de establecer un sistema sensorial saludable y para apoyar la atención de nivel superior y el aprendizaje en el aula.

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan.

Fuente: “Why so many kids can’t sit still in school today”, The Washington Post.

https://www.washingtonpost.com/news/answer-sheet/wp/2014/07/08/why-so-many-kids-cant-sit-still-in-school-today/?noredirect=on

Cantar nutre el cerebro infantil

La voz, el primer instrumento musical

“Hoy en día pocos niños serían capaces de cantar cinco o seis canciones tradicionales. Nos hemos quedado sin lazo con la tierra. No nos percatamos de que cuanto más globales son la vida y la sociedad, más importante resulta que recordemos nuestras raíces e identidad.”- Jordi Savall.

Parece como si los adultos necesitáramos siempre argumentos sobre la utilidad de las cosas para dar valor a lo que en sí mismo es valioso. Pero dado que estamos inmersos en un mundo tan rápido y que va descartando lo que desde siempre ha nutrido el rico mundo infantil (los juegos, los cuentos, las canciones …), merece la pena conocer qué dice la ciencia sobre los efectos de cantar en los niños pequeños.

La ciencia ya ha descubierto que la música (no tanto escucharla como hacerla) es uno de los estímulos más potentes, complejos y completos para el desarrollo de los niños y jóvenes (¡y de los adultos!). Pero ¿y cuando los niños son demasiado pequeños para aprender a tocar un instrumento?  La respuesta es sencilla: la voz.

El estudio demostró que cantar y jugar cantando estimula el desarrollo físico, mental y social de los niños en una medida que se ha subestimado, y que se refleja en una mejor maduración cerebral y en el desarrollo del habla, la inteligencia social y el control de la agresión.

Cantar beneficia a todos los niños, pero de un modo muy especial a aquellos que viven situaciones de desventaja social (violencia familiar, escasos recursos, dificultades para socializar, inmigración reciente, etc.).  Es difícil medir los incontables beneficios de una actividad que pone en juego el cuerpo, las emociones y la mente, pero una posible explicación parcial la dan los estudios neurobiológicos y fisiológicos que muestran que cantar produce hormonas de bienestar y reduce las que desencadenan reacciones de agresión.

Del mismo modo, es fácil deducir que aquellas canciones infantiles que implican juegos, rondas, palmas, etc., a un determinado ritmo, al ser de más compleja ejecución e involucrar tantas habilidades diferentes sincronizadamente, potencien aún más las conexiones neuronales y la maduración de estructuras cerebrales básicas.

Las canciones infantiles son una parte importante de la tradición cultural infantil por algo. Si todas las culturas tienen su propio folklore infantil es porque responde a una necesidad universal, ahora científicamente estudiada en una investigación realizada en la Universidad de Munster (Alemania) por los Dres. Thomas Blank y Karl Adamek. El estudio se realizó en 500 jardines de niños, con la colaboración del Departamento de Salud Pública, constatándose que un 88% de los niños que cantaban frecuentemente estaban preparados para la escolarización normal, en contraste con solo un 44% de aquellos en cuya escuela se cantaba menos.

Faltaría más investigación sobre el efecto en los niños pequeños de sustituir las canciones infantiles tradicionales, todas ellas compuestas en la escala pentatónica (según la pedagogía Waldorf más cercana al momento evolutivo de los más pequeños), por canciones que escuchan jóvenes y adultos, todas ellas compuestas en la escala heptatónica.  Eso sin mencionar otros aspectos como las letras, el efecto sensorial sobre niños muy pequeños de muchas de las canciones modernas o la pérdida cultural que supone que la riqueza del folklore o tradición popular infantil vaya cayendo en el olvido.

Empatía, la difícil y enriquecedora tarea de ponernos en los zapatos de los demás

Estamos conectados con nuestro interior, pero también con el exterior, y en los dos tipos de conexiones la empatía juega un papel muy importante. Además, gracias a los adelantos tecnológicos, el mundo exterior con el que podemos interactuar e interaccionar es cada vez más amplio.

Al ser más amplio y los canales de comunicación más extensos pero con menor información, la empatía se vuelve más difícil. Piensa, por ejemplo, lo complicado que puede resultar ser empático con una persona con la que te comunicas mediante mensajes de texto y lo fácil que puede ser conseguir esta empatía con alguien con el que te comunicas cara a cara.

¿Qué es la empatía?
Podemos definir la empatía como la capacidad para entender el estado emocional (emociones y sentimientos) y cognitivo (ideas o pensamientos) de otras personas o de nosotros mismos. Además, este entendimiento es consecuencia de habernos puesto en las circunstancias del otro.

No es un ejercicio fácil ni sencillo y en ocasiones para lograrlo es necesario dejar a un lado los estereotipos o los heurísticos a los que nuestras mentes son tan aficionadas. Además, se trata de un ejercicio complejo, porque el mundo de otra persona o el propio lo es, y requiere una buena parte de nuestros recursos atencionales.

Por otro lado, hay personas y circunstancias que tienen el poder de provocar más empatía que otras. Así, por ejemplo, será más fácil que seamos empáticos con personas que son similares a nosotros o con personas que demanden nuestra ayuda, en el primer caso porque será más fácil ser empáticos y en el segundo caso porque tendremos un buen motivo para hacerlo si que evaluamos su petición como sincera.

Enemigos de la empatía
Los seres humanos somos en parte el producto de las situaciones que nos moldean desde que nacemos. La indiferencia puede deberse a diferentes factores, entre los cuales podemos enumerar:

El egocentrismo.
La desconfianza.
La pérdida de valores.
La competencia individual por llegar lo más alto posible, a cualquier precio.
Las divisiones raciales, educativas y de estrato social.
Por otro lado, podemos decir que la falta de empatía pasa factura. Nos aleja de los abrazos cálidos y sinceros, el regalo desinteresado, de la sonrisa amiga, de la mano que se extiende sin pedir nada a cambio. La ley del más fuerte impide entender las necesidades de otros, llámese cónyuge, familia, vecino, compañero, amigo. Los psicólogos atienden diariamente miles de casos cuyo pronóstico mejoraría simplemente con un ejercicio de escucha activa y normalización, para el cual es imprescindible la empatía.

«Mi libertad termina donde empieza la de los demás»
¿Qué puede hacer la empatía por nosotros y por los demás?
Vamos a intentar contestar a esta pregunta haciendo un viaje por diferentes situaciones:

  • Aumentaremos la probabilidad de que nuestra relación de pareja funcione si de vez en cuando nos cambiamos los zapatos. Así comprenderemos la necesidad de afecto del otro, cómo funcionan sus cuerpos y el origen del alguna de sus emociones. Aceptar el  historial de vivencias negativas y positivas mutuas les ayudará a vivir, no solo a sobrevivir.
  • Si el empleado entiende la necesidad de que la empresa aumente el rendimiento y el jefe provee lo necesario, la relación obrero-patronal sería muy satisfactoria.
  • Ser empático nos hace más sensibles y respetuosos a las limitaciones de los demás. Por ejemplo, a través de la empatía seremos capaces de entender la frustración que pueden sentir en determinados momentos los padres de niños con autismo ante la imposibilidad de comunicarse con ellos.
  • ¿Y, por qué debemos  ser empáticos con nosotros mismos? Revisar con honestidad nuestras fortalezas y debilidades impedirá que nos perdamos y al mismo tiempo facilitará oportunidades para encontrarnos con los demás.
  • La profesora verá incrementado su poder de influencia si es empática con sus alumnos. Por ejemplo, la empatía le permitirá descubrir que el niño abusador y violento solo está copiando la conducta de su entorno familiar. Entender la timidez, la hiperactividad, la extroversión y la tristeza de sus alumnos hará que su función sea más valiosa y a la vez más sencilla.
  • Si los padres recordaran que fueron niños y adolescentes, habría más comprensión y disminuirá la brecha generacional. Al fin y al cabo, ser padres, con una pila de años más, no ha borrado de manera radical todos sus recuerdos y en muchas ocasiones solo es necesaria una clave para recordarlos.
  • Potenciar la empatía en niños y adolescentes, apelando a sus sentimientos, es un excelente recurso para prevenir posibles comportamientos sociales indeseables, como el acoso o la pasividad ante el acoso. Por ejemplo, el método KIVA, aplicado en Noruega, se dirige al espectador del abuso facilitando la empatía por la víctima; facilitando la labor de que los niños-espectadores sean empáticos con el sufrimiento del niño que es acosado, de manera que lo impidan y lo prevengan.

Como hemos visto, la empatía es una habilidad relacional que sirve precisamente para mejorar relaciones, estrechar lazos y acercar corazones. Además, es muy útil para prevenir una buena parte del sufrimiento moderno, marcado profundamente por la sensación de vacío y soledad que se ha instalado en muchas personas, que gritan pero no se sienten escuchadas, reconocidas y finalmente queridas.

Cantar nutre el cerebro infantil. La voz, el primer instrumento musical

Por: Isabel F. del Castillo

Parece como si los adultos necesitaramos siempre argumentos sobre la utilidad de las cosas para dar valor a lo que en sí mismo es valioso. Pero dado que estamos inmersos en un mundo tan rápido y que va descartando lo que desde siempre ha nutrido el rico mundo infantil (los juegos, los cuentos,las canciones …), merece la pena conocer qué dice la ciencia sobre los efectos de cantar en los niños pequeños.

La ciencia ya ha descubierto que la música (no tanto escucharla como hacerla) es uno de los estímulos más potentes y complejos-completos para el desarrollo de los niños y jóvenes (¡y de los adultos!).  Pero ¿y cuando los niños son demasiado pequeños para aprender a tocar un instrumento?  La respuesta es sencilla: la voz.

Las canciones infantiles son una parte importante de la tradición cultural infantil por algo. Si todas las culturas tienen su propio folklore infantil es porque responde a una necesidad universal, ahora científicamente estudiada en una investigación realizada en la Universidad de Munster (Alemania) por los Dres. Thomas Blank y Karl Adamek. El estudio se realizó en 500 jardines de infancia, con la colaboración del Departamento de Salud Publica, constatándose que un 88% de los niños que cantaban frecuentemente estaban preparados para la escolarización normal, en contraste con solo un 44% de aquellos en cuya escuela se cantaba menos.

El estudio demostró que cantar y jugar cantando estimula el desarrollo físico, mental y social de los niños en una medida que se ha subestimado, y que se refleja en una mejor maduración cerebral y en el desarrollo del habla, la inteligencia social y el control de la agresión.

Cantar beneficia a todos los niños, pero de un modo muy especial a aquellos que viven situaciones de desventaja social(violencia familiar, escasos recursos, inmigración reciente…).  Es difícil medir los incontables beneficios de una actividad que pone en juego el cuerpo, las emociones y la mente, pero una posible explicación parcial la dan los estudios neurobiológicos y fisiológicos que muestran que cantar produce hormonas de bienestar y reduce las que desencadenan reacciones de agresión.

Del mismo modo, es fácil deducir que aquellas canciones infantiles que implican juegos, rondas, palmas, etc., a un determinado ritmo, al ser de más compleja ejecución e involucrar tantas habilidades diferentes sincronizadamente, potencien aún más las conexiones neuronales y la maduración de estructuras cerebrales básicas.

Faltaría más investigación sobre el efecto en los niños pequeños de sustituir las canciones infantiles tradicionales, todas ellas compuestas en la escala pentatónica (según la pedagogía Waldorf más cercana al momento evolutivo de los mas pequeños), por canciones que escuchan jóvenes y adultos, todas ellas compuestas en la escala heptatónica.  Eso sin mencionar otros aspectos como las letras, el efecto sensorial sobre niños muy pequeños de muchas de las canciones  modernas o la pérdida cultural que supone que la riqueza del folklore tradición popular infantil vaya cayendo en el olvido.

“Hoy en día pocos niños serían capaces de cantar cinco o seis canciones tradicionales catalanas o españolas. Nos hemos quedado sin lazo con la tierra. No nos percatamos de que cuanto más globales son la vida y la sociedad, más importante resulta que recordemos nuestras raíces e identidad.” —Jordi Savall. La Vanguardia Magazine. 22/03/2015

Fuente: https://terramater.es/cantar-nutre-el-cerebro-de-los-ninos-la-voz-el-primer-instrumento-musical/

Vinchuca: esto no es un insecto normal y está apareciendo por todos lados

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La verdad que los insectos me dan un poco de miedo. Así que usted puede imaginar mi horror cuando me enteré sobre las vinchucas. “Vinchucas?” Sí, suenan inofensivas, pero son parásitos e incluso pueden causar la muerte mediante la difusión de la enfermedad de Chagas en humanos y animales. No es una sorpresa que también los llamen los insectos asesinos. Y aquí es donde realmente dan miedo. Mientras que antes no era muy comunes, últimamente hay un aumento en la cantidad de gente infectada en América del Sur y los EE.UU. Más de 300.000 personas en los EE.UU. han sido infectadas, y en Texas aproximadamente 400 perros han muerto por culpa de Chagas.

Las vinchucas se alimentan de sangre, muerden a la gente y a los animales alrededor de los ojos y la boca mientras duermen. Sus heces pueden contener un parásito mortal y es durante este proceso que la enfermedad puede ser transferida. Los perros también pueden contraer Chagas cuando comen al insecto o a las heces de animales infectados. Es importante detectar la infección de Chagas lo antes posible, pero la infección se conoce como el “asesino silencioso” ya que la infección puede ser asintomática hasta aparecer de repente. En cualquier caso, es importante conocer los posibles síntomas:

  • Debilidad
  • Mala coordinación y confusión
  • Convulsiones o movimientos bruscos
  • Diarrea
  • Abdomen hinchado
  • Pérdida de apetito
  • Depresión y letargo
  • Aumento de ritmo cardíaco

Estos síntomas pueden ser bastante comunes en otros problemas de salud, pero si los notas, hay pruebas específicas disponibles para la detección de Chagas. Si se detecta a tiempo, puede ser tratado con éxito. Además, puedes ayudar a reducir el riesgo de contraer esta infección haciendo esto:

  • Mantener a las mascotas dentro de la casa por la noche ya que los insectos son nocturnos
  • Eliminar la madera, cepillo, pilas de rocas, etc. cerca de la casa o el patio
  • Sellar los agujeros, grietas, huecos, etc., de las ventanas y espacios de almacenamiento
  • Mantener las casas de perro elevada al aire libre fuera de la tierra
  • Colocar las luces al aire libre lejos de su casa, ya que atraen a los insectos
  • Mantener su casa y patio limpios

Fuente: http://www.lindito.com/

Amamos tal como nos amaron

El porvenir de una pareja no se refleja en las cartas o en los posos de café, pero sí es posible augurarlo atendiendo a determinados rasgos de sus componentes.

LA OBSERVACIÓN del comportamiento infantil dio pie al psiquiatra y psicoanalista John Bowlby (1907-1990) para definir la teoría del apego, entendido este como el vínculo afectivo y conductual que desarrolla el niñocon sus padres o cuidadores en la primera infancia, y que va a determinar su desarrollo cerebral y emocional. Pero no fue hasta finales de los años ochenta cuando los psicólogos Cindy Hazan y Phillip Shaver concluyeron que las relaciones amorosas de cada uno reproducen las relaciones de apego que vivió en la infancia.

Hay definidos cuatro tipos de apego del niño a su madre, que al crecer reproduce en sus relaciones amorosas de adulto.

Seguro. La figura cuidadora se preocupa sinceramente por el bebé, entiende y atiende sus necesidades sin ser invasiva ni tampoco negligente. Transmite al niño afecto, respeto y cuidado, facilitando su progresiva autonomía. El niño, cuando se ausenta la “madre”, siente disgusto y ansiedad, pero consigue calmarse y consolarse él solo. Cuando la madre vuelve, se halla a gusto con ella. Son niños que se sienten queridos y consiguen equilibrar la presencia física y el vínculo afectivo con el deseo de autonomía y aventura necesario para el aprendizaje.

De adultos se encuentran cómodos en las relaciones personales y disfrutan al compartir la intimidad. Se sienten queridos y saben alejarse de quienes les hacen daño. Reconocen sus emociones y son capaces de pedir consuelo y de expresar sus necesidades afectivas. El tipo de relaciones que entablan son duraderas, respetuosas y no idealizadas, y comprenden los altibajos naturales en una relación.

Inseguro-evitativo. La figura cuidadora se muestra hostil o fría hacia las demandas afectivas del niño porque las considera excesivas, caprichosas o inapropiadas y rehúye o raciona el contacto físico con el bebé. Considera estas necesidades como una debilidad que es necesario educar con disciplina, a base de privaciones y dosificación del cariño. Estos niños aprenden a reprimir sus necesidades afectivas y a renunciar a la intimidad para no provocar rechazo y mantener así el vínculo. Eso los convierte en adultos huidizos que sienten que sus emociones son engorrosas para los demás y ven la necesidad de afecto como una debilidad. Su nivel de ansiedad es bajo, con escaso neuroticismo y una cota muy alta de actitudes evasivas que les impiden compartir su intimidad con la pareja.

Inseguro-ansioso ambivalente. La figura cuidadora muestra una actitud imprevisible para el niño, originada por dificultades que sufre ella misma. No es que rechace al bebé, sino que unas veces se muestra indiferente y lo ignora, y otras se muestra cariñosa, alegre, equilibrada y atenta a sus necesidades. Esta actitud impredecible genera mucha ansiedad en el niño, quien, privado de patrones comprensibles, no entiende por qué unas veces sus necesidades —incluso las básicas— son desatendidas y otras veces son los reyes de mamá.

Estos bebés serán adultos inseguros en sus relaciones, con mucha ansiedad ante las separaciones y ante las emociones negativas, aprensivos, celosos, suspicaces y bastante melodramáticos. Necesitan sentirse permanentemente vinculados a sus parejas, a veces de manera agobiante para ellas, y así ahuyentar la ansiedad que les provoca la separación. Estas parejas son muy dependientes del otro, interpretan cada gesto como una amenaza a la relación y oscilan entre la bronca, la sumisión y el arrepentimiento. Su felicidad o desánimo dependen de la atención que reciba del otro: mientras se muestre disponible y cariñoso, desaparece la ansiedad y reina la confianza y el equilibrio; pero esto nunca es suficiente: al primer gesto de independencia de la pareja se reactivará la espiral ansiosa y demandante.

Los niños cuya figura cuidadora ha sido fría con ellos tienen de adultos problemas para
compartir su intimidad

Desorganizado. Es el tipo más patológico de apego. La figura cuidadora es gravemente insensible o manifiesta actitudes violentas hacia el niño. El bebé no puede sobrevivir sin ella, que es al mismo tiempo una amenaza: esta paradoja le provoca un colapso psíquico traumático. Son niños llenos de dolor, miedo, agresividad, sentimientos de ambivalencia, inseguridad… que recurren al bloqueo emocional y la disociación para poder sobrellevar su realidad. De adultos sufren grandes dificultades para identificar sus emociones y padecen bloqueos y confusión de sentimientos. Para ellos las relaciones afectivas son amenazantes, de manera que las evitarán o se sucederán las rupturas. Son personas inestables, con dificultades para respetar los derechos y los límites del otro.

Los trastornos del apego nacen de un déficit de seguridad, cariño y atención en la infancia; pero hay una buena noticia ante este aparente determinismo: aunque no es posible volver al pasado, sí se pueden reparar sus destrozos. Con una terapia psicológica adecuada, los adultos podemos recobrar la autoestima y hacernos cargo de nuestro cuidado y nuestra seguridad, darnos a nosotros mismos eso que no recibimos en la infancia. El especialista nos ayudará a perder el miedo y ganar la confianza y el respeto por nosotros mismos y por los demás. Con las debidas herramientas, maduraremos emocionalmente y seremos con nosotros mismos las figuras cariñosas y cuidadoras del niño que fuimos. Entonces disfrutaremos de un apego sano y seremos capaces de construir una relación gratificante y adulta con una pareja adecuada.

Nadia Comaneci: «Huí de la Rumanía comunista porque quería ser libre»

La gimnasta perfecta que huyó del régimen comunista de Ceausescu repasa su trayectoria deportiva, su «complicada» vida, y se pronuncia sobre los casos de abusos.

Tras la sonrisa perenne de Nadia Comaneci se esconde una leyenda del deporte. En 1976, hizo historia al conseguir el primer «10 perfecto»en un ejercicio de gimnasia en unos Juegos Olímpicos. Convertida en un icono, regresó a Rumanía, donde fue utilizada como instrumento del régimen comunista de Nicolae Ceausescu. En 1989, huyó del país rumbo a Estados Unidos. Como ella misma cuenta, su historia es digna de la gran pantalla: «Han pasado tantas cosas en mi vida que probablemente necesitaría dos películas».

La fascinante historia de Nadia comenzó en 1961 en Oneste, su pueblo. Con apenas seis años, fue reclutada por Béla Károlyi. Las rutinas de su entrenador fueron polémicas por su alta exigencia, aunque ella discrepa: «Hacía mucho más de lo que me pedía. Cuando me decía que hiciera cinco rutinas en la barra, yo hacía siete». Pese a que llegó a sus primeros Juegos con grandes logros en su mochila, fue en Montreal donde su talento la convirtió en un mito.

El control de Ceucescu
El 18 de julio de 1976, la niña de 14 años y 30 kilos con maillot blanco, lazo rojo y coleta se disponía a iniciar su ejercicio en barras asimétricas. Después de tocar el cielo con sus medias puntas, todo el estadio enloqueció. Sin embargo, el marcador no estaba preparado para dar una máxima calificación y mostró un «1,00». «Pensé: «Qué horror». Me había salido peor que en los entrenamientos, pero no tan mal (ríe)». Acto seguido, la megafonía anunció que la nota realmente era un «10,00». El público asistente estalló de júbilo y Nadia logró su primer oro olímpico. «El 10 no era mi objetivo. Era muy joven y no fui consciente de lo que suponía». Luego consiguió seis dieces perfectos más.

Antes de aquel metal, Béla Károlyi ya la había convertido en una campeona. Junto a su mujer Márta, pulió un diamante en bruto y creó a la mejor gimnasta de todos los tiempos. Los veinte segundos de Montreal bastaron para que el mundo pusiera los ojos en aquella niña. El ejercicio de Nadia marcó un hito dentro de la gimnasia y contribuyó, sin duda, a la expansión de este deporte: «No creo que mejorara la gimnasia. Considero que causé un impacto y que la gente conoce este deporte, en parte, gracias a mí. Ahora es más importante y quizá yo ayudara con mi «10» a despertar la curiosidad».

Consagrada como una estrella mundial, volvió a su Rumanía natal, gobernada por un Nicolae Ceausescu que laconvirtió en un instrumento para su beneficio. Agasajada con una casa, un coche, un sueldo del Estado y con varios honores patrios, Nadia, que no dejaba de ser una niña, se centraba en seguir entrenándose y compitiendo. La admiración que despertaba sirvió como propaganda del régimen comunista, del que sufrió una dura condena en forma de un estricto control.

En los Juegos de Moscú de 1980 continuó acumulando éxitos. Dos oros y dos platas más cerraron su carrera olímpica. Cuatro años después de lograr aquella marca histórica, el final de Nadia estaba cerca. La presión sobre su persona era máxima e incluso se habló de fracaso olímpico a pesar de sus cuatro metales. En 1981 se retiró de las competiciones. Aquel año, un suceso cambiaría su vida. Sus dos entrenadores, Béla y Márta Karolyi, quienes la habían acompañado durante toda su carrera, desertaron durante una gira por Estados Unidos. Nadia sí regresó a su país, pero Ceausescu temió que pudiera seguir los pasos de sus técnicos e impuso sobre ella una férrea vigilancia que terminó por ahogarla. En 1989, optó por huir. «Quería formar parte de este deporte, estar involucrada en el movimiento olímpico. Quería ayudar y tomar mis propias decisiones, por eso me fui. Quería ser libre». Una fría noche de otoño salió de su casa, cruzó un bosque junto con otros cinco desconocidos y llegó a Hungría, desde donde partiría a Austria y, de ahí, a Estados Unidos. Y comenzó una nueva vida.

Rumana de nacimiento y estadounidense de adopción, como ella misma se define, tiene un vínculo muy especial con la tierra que la vio crecer, donde se casó con el también exgimnasta Bart Conner: «Siempre que puedo vuelvo y trato de enseñar lo que sé de mi deporte y motivar a las nuevas generaciones, animándolas a seguir con su carrera y con lo que aman».

La niña que en 1976 se convirtió en una estrella no ha desaparecido. Nadia sigue amando la gimnasia y continúa ruborizándose cuando se le recuerda lo que supone para esta disciplina. La exatleta, eso sí, no se siente tan cómoda cuando se le pregunta por alguno de los episodios de su vida: «Son pasado». Nadia sabe lo extraordinario de su historia personal, y aunque entiende la fascinación del mundo por ella, no comparte ese sentimiento: «Mi vida es muy complicada. ¿Interesante? No para mí, pero sí probablemente para mucha gente. He aprendido muchas cosas y he sobrevivido a otras tantas. El régimen comunista hizo que huyera de mi país».

De deporte noble a basura
Desde que se retiró, Nadia se ha dedicado a los demás. Fundó una academia de gimnasia artística junto con su marido en Oklahoma y forma parte de varias asociaciones para, según dice, «mejorar la vida de niños como Dylan», su hijo: «Aunque me retiré de competir, seguí y sigo haciendo cosas para diferentes fundaciones. En la Fundación Laureus tenemos lo mejor de lo mejor. Los deportes es de lo que nosotros sabemos y con él intentamos ayudar a las nuevas generaciones. Tengo un hijo, y para mí, eso es lo mas importante».

La gimnasia se ha visto salpicada en los últimos tiempos por el escándalo de los abusos sexuales perpetrados por Larry Nassar. El médico del equipo olímpico de gimnasia estadounidense abusó de más de 140 niñas durante casi dos décadas y se enfrenta a una durísima condena. Nadia Comaneci, preguntada sobre este tema, alaba la valentía de las denunciantes: «Estoy orgullosa de las mujeres que denunciaron y hablaron de los abusos. Creo que en muchos clubes del mundo la gente se preocupa por la seguridad de los niños. Hay muchas normas para la gente en estos lugares. Es una buena plataforma para que las mujeres sepan que pueden hablar alto para que algo así no vuelva a pasar otra vez», asegura en tono serio la gimnasta de la eterna sonrisa.