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A mamá no le importaba

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Ahora que soy adulto y que soy resultado de lo que aprendí en casa, me di cuenta de que a mamá no le importaba.

Cuando le dije que quería ser mago, solo sonreía y decía: “Sé mago”. En una visita al teatro me impresionó ver cómo parecía que los bailarines volaban al compás de la música. Le expresé que quería ser bailarín y ella con ternura decía: “Sé bailarín.”

A los 14 años fui testigo de una injusticia y de cómo mi padre, abogado, defendía el caso. Decidí que quería ser abogado. Mi madre me dijo: “Sé abogado.”

A los 16 asistí a una conferencia para jóvenes sobre el valor del ser humano, de la lucha y el esfuerzo. En ese momento, susurré al oído de mi madre que quería ser motivador. Ella me dijo: “Sé motivador.”

A los 17 me impactó una tragedia nacional, pasé muchas noches deseando poder hacer algo por la gente herida y desconsolada. Le dije a mi madre que sería médico, y abrazándome, me dijo: “Sé médico.”

A los 18 debía elegir una carrera. Hablé de lo que me apasionaba, lo que no me agradaba, la oportunidad de trabajo, los sacrificios que implicaría, el costo de los estudios y el temor de tomar una decisión incorrecta. Mi madre, haciendo alguna reflexión ocasional, me dijo: “Sé lo que quieras, pero sé feliz.”

Ahora que soy un adulto enamorado de mi vida y de mi ocupación comprendo que a mamá no le importaba si yo decidía ser mago, bailarín, abogado, motivador o médico. Ella, con su sonrisa cómplice, me transmitía su orgullo y apoyo. Entendí que a través de la vida vas descubriendo tus talentos. Se despiertan con emociones, con ilusión e incluso con duras experiencias, para encontrar finalmente lo que en verdad quieres ser.

Hoy, cada mañana bendigo a mi madre, agradezco mi trabajo y sonrío al espejo, prometiéndome que este día seré el mejor en lo que hago, pues soy feliz siendo quien soy. Por cierto, soy sacerdote.

Acedia

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La depresión no es solo la enfermedad más extendida en nuestra civilización, sino que es su mal característico, advierte Tony Anatrella, jesuita francés, psicólogo social y psicólogo consultor de la Santa Sede, en el libro llamado “La Sociedad Depresiva”.

La civilización depresiva ha perdido la capacidad de celebrar la vida, el amor y los vínculos. Sus fiestas son solo una huida del aburrimiento.

A diferencia de los pueblos de antaño, que disfrutaban más porque sentían alegría por las cosas sencillas, en la medida en la que ha aumentado el nivel de vida, el confort y las posesiones, se ha producido un nuevo tipo de fiesta que no es una celebración de la vida sino una fiesta de evasión, de la que el hombre sale aburrido y abrumado para recluirse de nuevo en las cosas, sin encontrar ya la alegría en los vínculos.

Viktor Frankl decía que el hombre necesita tener un sentido último y cuando lo pierde, se dan los procesos psicológicos y neurológicos que lo sumergen en la depresión. Ya Platón y Aristóteles determinaron que la felicidad no está en las cosas, el dinero, el bienestar, el placer, la fama, el poder ni la gloria. Solo un bien de su misma naturaleza puede hacer feliz al ser humano, porque la felicidad se encuentra en el amor recíproco; no basta que ame a los demás si no es amado por ellos.

Esa red de vínculos que conforman la felicidad supone la existencia de la virtud, porque si las personas no son virtuosas, la amistad se corrompe por el egoísmo. Entonces, esa relación, lejos de convertirse en el origen de la felicidad, es fuente de explotación del egoísta o un pacto de intereses entre dos egoístas.

Aristóteles hizo todo un tratado para establecer que la virtud es necesaria para amar al otro sin egoísmo. Como Platón, dio mucha importancia a la templanza en el uso de los bienes y a la fortaleza ante los males. Ellos no sabían por qué la virtud del hombre se corrompe dando lugar a la Acedia (tristeza por el bien) que experimenta la persona incapaz de alegrarse por el bien principal: sus vínculos con los otros y con Dios.

Hemos ido perdiendo los vínculos interpersonales para instalarnos en una especie de autismo cultural, donde las personas valoran más a las cosas que a sus congéneres y tienen dificultad para relacionarse. Podemos ser muy hábiles en el manejo de la tecnología, pero tenemos menos comunión con los demás. Ese tipo de comunicación y forma de relacionarnos no establecen vínculos profundos.

Cuántas veces hemos escuchado la “Parábola del hijo pródigo”, en la que el hijo menor se aleja de la casa del padre porque no aprecia la vinculación con él, partiendo en busca de otros bienes que no son los principales. Su intento termina en un fracaso que lo hace volver aunque no se siente digno. El padre, que lo está esperando, le devuelve la confianza y reanuda el vínculo con él. En realidad, el hijo vuelve por necesidad. Todavía no es el amor del padre lo más importante en su corazón. Por su parte, el hijo mayor se enoja por los bienes dilapidados por el hermano, lo que significa que él no permanece allí por amor al padre sino por otros motivos; de otro modo se habría alegrado con la alegría del padre.

Esta parábola nos enseña que ninguno de los hijos tenía como bien principal el vínculo amoroso; ambos necesitaban de sanación porque ponían las cosas por delante del amor. Lo primero es amar al Padre –Dios– sobre todas las cosas y sin eso, todas las dichas terrenas no alcanzan para dar la felicidad al hombre.

Esa sabiduría elemental se ha perdido en esta cultura de la acedia, que se aparta cada vez más de Dios. No sabemos alegrarnos con el amor del Padre y con la condición de hijos; abandonamos la relación con Él para buscar la felicidad en otras cosas y en caminos que no llevan a la vinculación. Quizá muchos nos hemos quedado con el Padre, pero ¿estamos atesorando el vínculo filial paterno como lo esencial en nuestra vida o albergamos algunas imperfecciones en esa vinculación?

Dice Juan Pablo II que la paternidad de Dios encuentra una primera resistencia en el dato oscuro pero real del pecado original: esa duda que la serpiente inculca a Eva de que Dios es egoísta y no quiere darnos los bienes; esa desconfianza de la que nos habla el mito de Prometeo Encadenado, que tiene que robar a los dioses celosos el don del fuego. “Esta es la verdadera clave para interpretar la realidad de nuestra cultura: que el hombre tiene miedo de Dios, miedo a la religión y a la revelación de Dios; el pecado original no es solo la violación a una voluntad positiva de Dios, no es solo la desobediencia, sino la motivación detrás de la desobediencia, la desconfianza que tiende a abolir la paternidad de Dios”.

A esta cultura que no busca la felicidad en el amor a Dios y a los hermanos, el Papa Benedicto XVI le dice: “Dios es Amor, no tienes por qué temerle”. La caridad se realiza en la verdad revelada por Nuestro Señor Jesucristo: Dios es Padre, todos somos hermanos. Una fraternidad sin padre es una utopía revolucionaria que históricamente no condujo a nada ni logró hacer más fraterna una cultura descrita por algunos ideólogos como: “La relación entre los hombres es la dialéctica del amo y del esclavo: te domino o me dominas”; que establece entre las personas una relación de miedo o rivalidad, de oposición, lucha y predomino, y esto se proyecta hacia Dios. Esta cultura teme ser dominada por Dios, y se ha apartado –incluso intelectualmente– de la importancia del amor.

Dios es Amor y es capaz de cambiar nuestra vida desde ahora.
A Dios ya lo tenemos, pero hay mucho más que esperar de Él: la ciudad de Dios no se realiza plenamente ahora; se están uniendo en el cielo los que aquí han vivido la primacía del amor en su vida, los que han puesto por delante los vínculos y no las cosas, una ciudad de la que quedan excluidos quienes han puesto las cosas por delante de las personas y de los vínculos.

¿Qué es el infierno, sino la decisión de vivir alejado de Dios para la eternidad?

 

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Leer no engorda

Leer puede ser un gran placer o un fastidio con mayúsculas. Todo depende de que sepamos apreciarlo; para ello, una de las claves es la armonía: la lectura tiene que ir en consonancia con nuestra vida. Mal irá la cosa si leemos a la fuerza, sin sentido o sin interés. La disfrutaremos en la medida en la que nos influya y enriquezca. Por eso tenemos que leer cosas que nos interesen, que tengan que ver con nosotros y nos alimenten.

Nuestra idea del mundo se forma, en buena medida, en razón de lo que leemos. Albert Einstein decía que la imaginación es más importante que el conocimiento; pues bien, ambos están en los libros. Por eso importa hacer una buena selección de esos textos, de acuerdo con nuestros propios gustos, intereses y necesidades; no hay mejor ni peor, sino el criterio personal.

¿Es más conveniente leer un clásico que uno de superación personal, un libro de ficción que uno periodístico, una novela que un ensayo, un libro académico que una revista? Depende de ti. Solo hay dos condiciones esenciales: que sepas qué quieres y que conozcas de qué tratan los textos.

Es bueno leer de todo, pero no por igual ni al mismo tiempo; así como el hambre se quita comiendo pero no es lo mismo comer solo postres o botanas que una comida balanceada, de la misma forma no nos alimenta igual una dieta de best sellers, por ejemplo, que una lectura balanceada; en el equilibrio encontramos el interés y la armonía. Aquí, algunas ideas para hacerlo:

1. Planea tu tiempo de lectura. No lo dejes al azar, como última opción o para tus ratos libres. Dedícale un tiempo diario, aunque sea breve, como haces con la comida. Crea una rutina.

2. Selecciona tus lecturas. Algunas obligatorias (académicas, profesionales, de consulta) y otras optativas (formación y entretenimiento). Infórmate y date tiempo para escogerlas.

3. Organiza sus contenidos. Pueden leerse uno o varios libros a la vez, pero es conveniente tener diversidad en los géneros (poesía, ensayo, etc.) y los temas (política, suspenso, etc.). En la variedad está el gusto.

4. Combina sus extensiones. Ya sea que leas una sola obra por vez o varias al mismo tiempo, es adecuado alternar obras extensas con obras breves (cuentos, artículos, etc.); se facilita su digestión.

5. Disfruta cada obra. Tenemos un menú prácticamente infinito de lecturas y cada una tiene su propio sabor. Hay circunstancias, ánimos y tiempos propicios para cada género; que se te antoje.

6. Relaciona los textos con tu realidad. ¿Qué tiene que ver lo que lees con el mundo en el que vives? En la medida de lo posible, fórmate una opinión personal sobre lo expuesto. ¿Quedaste satisfecho?

7. Asimila tus lecturas. Más allá de la satisfacción inmediata, el aprovechamiento de cada obra está en la buena digestión de las lecturas: reflexiona, anota, conversa y comparte.

8. No olvides a los clásicos. En tu cóctel de lecturas no olvides una pizca de clásicos; son los que asientan y estimulan a los demás.

Por cierto, de textos y comida, entre muchos: La pequeña ciencia de la salud, de Valentín Fuster (para niños de preescolar); ¿De dónde viene mi comida?, del SIAP (para niños y jóvenes); Mi vida en Francia, de Julia Child  o Wintergirls, de Laurie Halse Anderson (para más grandes).

¡Buen provecho!

 

Conquista Espiritual de México

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Cómo rayos nos llegó la fe a los mexicanos? ¿Cómo pudo arraigar el cristianismo precisamente en unas culturas que, no obstante su sentida religiosidad, albergaban prácticas tan alérgicas a la ley natural y a la fe como la antropofagia, un belicoso politeísmo cosmogónico o la poligamia y la sodomía? ¿Cómo ocurrió justamente después de la dramática conquista militar española? La fe empezó, “para nosotros”, hace casi 500 años. Fue la fecunda y divina labor de algunos hombres célebres, pocos, y otros muchos héroes anónimos que transmitieron a este rincón del orbe la buena noticia del Hombre-Dios.

La primera Misa en la América continental fue oficiada por Juan Díaz, acompañante en la expedición exploratoria de Cortés (1519). El capitán era ambicioso, pero deseaba con sinceridad llevar la fe al nuevo mundo. El Padre Olmedo, el otro sacerdote de la expedición y partidario de la libre conversión de los indios, atemperaba a Cortés cuando sufría sus locos arrebatos de descabezar tótems para extirpar la idolatría. Don Hernán, inquieto, solicitó a Carlos V en sus Cartas de relación que enviara monjes para evangelizar estas tierras cuanto antes.

En 1523 arribaron con enorme entusiasmo fray Pedro de Gante y dos compañeros más. Este laborioso franciscano orquestaría algunos años más adelante una escuela con más de 600 alumnos, donde los autóctonos aprendían oficios manuales para su sustento. Gracias a la Bula Alias felicis del Papa Adriano VI, los religiosos comenzarían la evangelización sistemática.

En 1924 pisaron las tierras de misión 12 franciscanos con evidente alegoría evangélica, capitaneados por fray Martín Luis de Valencia. Tan marcada era su consigna de pobreza, que al contemplar al desarrapado grupo, ciertos indios comentaban exaltados en náhuatl: “Motolinia, motolinia” (pobres, pobres). Fray Toribio Benavente, al descubrir que con tal expresión se “burlaban” de ellos, decidió acuñar el apodo para su persona, y con tal mote pasó a la historia este misionero e historiador. En 1526 llegaron los dominicos.

Los obstáculos se erguían imponentes. Algunos religiosos murieron por enfermedades y picaduras de insectos. La geografía era desconocida y las distancias, abrumadoras. Debían llegar al corazón de personas cuya depresión, tras ser aplastados en la guerra, estaba a flor de piel. Además, las lenguas de los receptores de su mensaje eran completamente desconocidas. Las conversiones indígenas venían a cuentagotas. Por si fuera poco, varios españoles –cristianos– hacían una contra labor por su doble vida: ya porque fueran despiadados o avaros, ya porque se amancebaran con diferentes indias, mientras los frailes intentaban trasmitir la monogamia.

Pero el árido horizonte se tornó en negros nubarrones cuando llegó tonante la Primera Audiencia, presidida por Nuño de Guzmán; quizá el más execrable gobernante de todo el periodo novohispano. Este tirano, voraz en sus deseos, era completamente ajeno no solo a la causa del Evangelio, también al bien común de sus nuevos gobernados. Permitió la esclavización de los indios y perpetró otras muchas tropelías. Paralelamente a la Primera Audiencia, Carlos V envió a fray Juan de Zumárraga con dos funciones, una espiritual y otra política: sería Obispo de la N. España y protector de los indios. Los encontronazos políticos entre Nuño de Guzmán y Zumárraga no tardaron en aparecer. Un ejemplo dramático ocurrió cuando uno de los frailes, en Misa dominical y a petición de Zumárraga, corrigió desde el púlpito la grave injusticia hispana de promover la trata de indígenas. Un subalterno de Nuño de Guzmán subió al púlpito a media homilía y tumbó al campanudo predicador, para escarmiento de la comunidad religiosa y de los novohispanos. Nuño mandaba azotar a los indios que descubría resguardándose bajo el sayal de Zumárraga. El Obispo intentó comunicar la situación espiritual y política de las nuevas tierras al monarca Carlos V, pero sus epístolas fueron siempre interceptadas.

Para colmo de males, los franciscanos y los dominicos comenzaron a pugnar entre sí por circunspecciones territoriales. Tan desesperada era la situación en todos los sentidos, que en una carta al monarca, Zumárraga se desahogaba: “Si Dios no provee con remedio de su mano, está la tierra a punto de perderse totalmente” (para la causa del Evangelio). Esa misiva pudo llegar a España gracias a que el Obispo contrató a un emisario especial, quien fundió en un pan de cera la carta y la introdujo en un barril flotante del barco, hasta que pasó el peligro de ser interceptada.

Pero más trascendental que las nuevas estrategias del rey fue la respuesta de Dios. En diciembre de 1531 apareció la Virgen de Guadalupe. Gracias a ella, los indios comprendieron que la predicación de aquellos rudos hombres barbados en torno al Dios encarnado era verdad. Si bien llegan a existir suspicacias que catalogan de mitológica la aparición o la reducen a ingeniosa técnica cristianizadora, lo cierto es que por meras razones humanas –máxime con las agudas circunstancias precedentes–, son inexplicables las conversiones masivas que a partir de ese acontecimiento proliferaron en aquellas culturas, aunadas a la paz social que les siguió. Antes reacios y melancólicos, los indios acudían ahora gozosos a recibir el bautismo. ¡Solo a partir de Guadalupe fue perceptible para ellos la belleza de la fe! Los indios pasaban de una religiosidad de muerte y terrible, a comprender que Dios es amor. Una paz inusitada inundaba su atormentado corazón, otrora pendiente de evitar el colapso del cosmos mediante bestiales sacrificios humanos. Las consecuencias humanizadoras de la fe fueron evidentes.

En 1533 arribaron los agustinos, pero es notable cómo solo a partir de Guadalupe, la evangelización sistemática de las tres órdenes mendicantes comenzó a florar espiritualmente. Tras las multitudinarias conversiones, exploraron mejor las culturas mexicanas, aprendieron sus lenguas autóctonas y confeccionaron catecismos con ese aprendizaje. Se administraron constantemente los sacramentos. Se enseñó la doctrina a los niños, quienes servían de intérpretes para evangelizar a la familia. Escribía el Obispo al emperador: “Sin los frailes intérpretes (conocedores de la lengua), somos falcones en muda”, pero “lo fueran los frailes sin los niños”, apostillaba Motolinía.

Se edificaron hermosos conventos fortaleza con su cruz atrial y sus capillas laterales, se pintaron bellísimos frescos con motivos evangélicos para transmitir la buena nueva a los iletrados, se escenificaron obras teatrales y se engendraron tradiciones: cantos corales, y más tarde, las posadas navideñas y el rompimiento de las piñatas (cuyos siete conos representan los 7 pecados capitales, mientras que los dulces representan la alegría de recibir la gracia sobrenatural para vencerlos). No faltaban anécdotas dramáticas, como el martirio de los niños tlaxcaltecas a mano de su padre pagano, y otras inquietantes, como la de fray “Caldera”, quien sin detenerse ante el limitante del idioma, ilustraba con “pedagogía persuasiva” las inconveniencias del pecado y el fuego eterno, echando a pobres perros al “mero” fuego temporal para espanto de todos.

Gracias a Guadalupe y a la labor de estos hombres, México es un bello ejemplo de inculturación de la fe (con algunos brotes sincréticos); un botón de muestra de cómo la universalidad de la fe puede prender en las más variadas culturas del orbe, potenciando sus bondades y purificando sus vicios. Es un deleite visitar la ruta de conventos fortaleza de Morelos, Tlaxcala y Michoacán.

Libros recomendables sobre la inculturación de la fe en el siglo XVI son los clásicos: “México tierra de volcanes”, del jesuita Schlarmann; “La conquista espiritual de México”, de R. Ricard, del FCE. Para el tema de la Virgen de Guadalupe, evidentemente el “Nican Mopohua”; de Eduardo Chávez, postulador de la causa de canonización de Juan Diego, “La verdad sobre Guadalupe”, ediciones Ruz; uno breve es “El espíritu de la evangelización”, de Santiago Martínez, Ediciones Populares; para ahondar, las crónicas franciscanas de Motolinía, “Historia de los indios en la N. E.”; de Mendieta “Monarquía indiana”, o la “Monarquía indiana”, de Torquemada; todas en Porrúa.

 

“Estoy aburrido”

“¿Qué podemos hacer?”,  “¿A dónde vamos a ir hoy”,  “Estoy aburrido”

Si esto te suena familiar, seguramente estás lidiando con un adolescente de la generación “puntocom”. En vez de sentirte presionado para convertirte en su proveedor oficial de entretenimiento, enséñalo a ocupar su tiempo de manera productiva:

“Cuando escucho que los jóvenes se quejan de aburrimiento, mi respuesta es esta: Ve a casa, poda el césped, lava las ventanas, aprende a cocinar, construye una balsa, consíguete un empleo, visita a algún enfermo, estudia tus lecciones, y cuando hayas terminado, lee un libro.

Tus padres no te deben ninguna diversión.                                                         

Tu ciudad no te debe lugares de esparcimiento.                                           

El mundo no te debe un modo de vida, tú le debes algo al mundo. Le debes tu tiempo, tu energía y tu talento, para que nadie tenga que ir a la guerra, viva en la pobreza o en la soledad.                                                              

En otras palabras: crece, deja de llorar como bebé, sal de tu mundo de ensueño y desarrolla una sólida columna vertebral que te sirva de base en la vida.                                                                                                                      

Comienza a comportarte como una persona responsable. Eres importante y eres requerido.                                                                                                   Es tarde para seguir dando vueltas en espera de que otros hagan algo algún día.                                                                                                         ‘Algún día’ es hoy y ‘Alguien’ eres tú.”

Este mensaje, escrito originalmente en 1959 por el juez Phillip B Gilliam, de Denver, Colorado, y subido al sitio Country Tribune por John Tapene, director de una preparatoria de Nueva Zelanda, se ha reproducido de forma viral en Facebook. Evidentemente, el mensaje del juez Gilliam está lejos de perder vigencia.

 

Niños depresivos

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Alrededor del 5 % de los niños y adolescentes de la población general padece de depresión en algún momento, pero se considera enfermedad solo cuando la condición depresiva persiste e interfiere con la capacidad y acción de la persona.

Iveth Lira Esparza, psicóloga en Psicología para Todos señaló que  las principales causas de depresión en los niños son problemas como: el abuso sexual, la violencia familiar, el divorcio de los padres, la pérdida de un ser cercano (padres, hermanos, entre otros) y el bullying.

“Los niños deprimidos suelen tener cambios en su modo de ser habitual. Aquel pequeño juguetón y sonriente se convierte en un niño triste, inseguro o malhumorado; los desórdenes de la atención o de la conducta, así como las dificultades en el aprendizaje, también son causantes de tensión, y si no se previenen o tratan a tiempo, pueden generar depresión”, comentó la especialista.

En cuanto a los cambios repentinos de actitud que presenta un niño, Lira Esparza recomienda a padres y maestros: “Es importante estar atentos en cualquier indicio. Si el infante se muestra triste y llora con facilidad, si se nota alejado de sus amigos o de la familia, si su comunicación es pobre y lo poco que habla es negativo, si su comportamiento es agresivo, entre otras actitudes extrañas a su personalidad. Debemos generar confianza para  platicar con él, conocer sus problemas y darles una solución.”

Por su parte, el doctor Eduardo Hernández, médico pediatra y psicoterapeuta conductual infantil, explica que se habla de depresión mayor cuando los síntomas se presentan durante más de dos semanas. El especialista asegura que existen varios marcos teóricos que intentan explicar el origen de la depresión infantil:

Conductual: a través de la ausencia de refuerzos (Lazarus), deficiencia de habilidades sociales y acontecimientos negativos ocurridos en la vida del niño.

Cognitivo: la existencia de juicios negativos (Beck), experiencias de fracasos, modelos depresivos (Bandura), indefensión aprendida (Seligman), ausencia de control, atribuciones negativas.

Psicodinámico: en relación a la pérdida de la autoestima (del yo-según Freud), y la pérdida del objeto bueno (Spiz).

Biológico: por una disfunción del sistema neuroendocrino (aumentan los niveles de cortisol y disminuye la hormona de crecimiento), por una disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral) y por efecto de la herencia (caso de padres depresivos).

Es recomendable la opinión de un especialista si tu hijo presenta los comportamientos anteriormente señalados. Ayúdalo y no dudes en solicitar apoyo psicológico; el diagnóstico y el tratamiento temprano de la depresión son esenciales para el buen desarrollo y crecimiento de los niños. Puedes empezar por explicarle al pediatra lo que sucede con el niño.

Fuentes: yoinfluyo.com / psicologoinfantil.com

Lo que debe saber un universitario

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Aunque cada universidad es distinta, hay consejos que aplican a todo el que esté empezando esta etapa, y son aquellos que me hubiera gustado escuchar cuando yo ingresé:

Cada día haz algo que te dé miedo. No hablo de cosas locas, vergonzosas o estúpidas. Sino algo que te empuje a ser mejor y a hacer mejor las cosas, que te haga estirarte para salir de tu zona de confort. Platica con el compañero de al lado, sonríe a alguien que se ve triste, levanta la mano en clase para contestar una pregunta de la que no estás cien por ciento seguro, inscríbete a una clase en el gimnasio, prueba un platillo nuevo, siéntate con un extraño en la cafetería, consulta a un profesor en su oficina, platica con el empleado de intendencia, etc. Involúcrate lo antes posible en las actividades de la universidad y desde los primeros días relaciónate con dos o tres grupos de personas a los que te gustaría pertenecer.

Lleva una agenda diaria. En la prepa tenías 7 horas de clases al día, por la tarde hacías tareas y practicabas algún deporte u otra disciplina extracurricular. De modo que con solo 3 ó 4 horas de clases diarias en la universidad, el tiempo te parecerá eterno. Pero no lo es. De pronto te sientes muy libre, pero la falta de planeación hará que te

veas haciendo un trabajo hasta la medianoche o la mañana siguiente.

Mantente firme en tus convicciones. Te encontrarás con compañeros y profesores que no estén de acuerdo contigo. Cuestionarán tus creencias, tu compromiso, lo que tú eres. No te acobardes. No cedas a la presión ni cambies. Explica tus convicciones y sostente en ellas, a sabiendas de que es muy raro que una conversación cambie la manera de pensar de los demás.

Recuerda de dónde vienes. Mantén el contacto con tu familia si estudias fuera de casa. Haz un esfuerzo para conectarte con nuevos amigos y por mantener el contacto con los viejos; el no poder convivir con tus amigos del colegio tan frecuentemente como antes no significa que sean menos importantes en tu vida.

Establece límites. Límites a ti mismo, por ejemplo, fiestas a las que asistirás y fiestas a las que no; cosas que harás y cosas que evitarás como a una plaga. Límites a los amigos, límites a las relaciones amorosas… Solo porque “todos” lo hacen no quiere decir que tú eres “todos” y debes actuar igual.

Estudia como si fuera tu trabajo. A pesar de cómo lo pintan las películas de Hollywood y lo que te cuenten tus primos y amigos, la universidad es un tiempo para estudiar en serio. Pocas personas tienen esta oportunidad y debes aprovecharla. Cuanto más fácil sea tu vida en esta etapa, más difícil será el resto de tu vida. Es tiempo de enfocarte en la profesión a la que esperas dedicarte. Durante los próximos cuatro años, tu empleo será estudiar. Hazlo buscando la excelencia.

Usa tu libertad con sabiduría. Si faltas a clases tus padres no serán notificados. Nadie mejor que tú sabrá cuán imprudente es desvelarse de fiesta cuando tienes clase de 7 o debes preparar un examen. Tampoco es sano que te encierres en la biblioteca como un zombie. Toma buenas decisiones, aquellas que te ayuden a convertirte en la persona que quieres ser.

Arréglate bien para ir a clases y vas a sobresalir. No solo durante las primeras semanas mientras se instala en ti la pereza. ¡Arréglate siempre! Si sabes que luces muy bien, es más probable que destaques, participes, prestes atención y aproveches las clases. Tómate el tiempo necesario para ir bien presentado cada día. Además, es una cortesía para tus profesores, una manera de darle la importancia debida a sus clases.

No compres la idea de que esta es la mejor etapa de la vida. Las cosas se pondrán mejor y mejor. Si la universidad fuera el epítome de la vida, eso implicaría una triste existencia durante los próximos sesenta años. Vive cada día al máximo, pero no con la angustia de pensar que el tiempo vuela y se acaba. Sé experto en decir “NO”. No necesitas probar, experimentar ni vivir “todo”. Acostúmbrate a negarte cuando te presenten malas ideas, y siéntete a gusto y seguro al hacerlo.

 

Infidelidad financiera

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¿Eres infiel financieramente hablando? ¿Le mientes a tu pareja sobre lo que realmente te costó el vestido nuevo? Al pagar el supermercado ¿escribes el cheque por un monto mayor para recibir el cambio en efectivo y decir que gastaste todo? ¿Tienes alguna tarjeta de crédito o débito, o quizá una cuenta de ahorro, cuya existencia desconoce tu pareja?

Este tipo de conductas son más comunes de lo que imaginamos. Según un estudio realizado en los Estados Unidos, la mitad de las personas esconden a su pareja su verdadera situación económica y financiera. El 82% de los encuestados, en alguna ocasión ha ocultado una compra a su pareja.

Cuando un hombre y una mujer se casan, usualmente resienten perder su autonomía en cuanto a la forma de gastar su dinero, ya que llevan años satisfaciendo sus propias necesidades y gustos sin necesidad de dar explicaciones. Sin embargo, una vez casados, la situación es distinta.

A lo largo de la vida de matrimonio, hay ciertos eventos financieros o etapas de transición que son un gatillo en la relación. Es importante reconocer estos eventos y no ignorarlos o negarlos, ya que pueden ser causa de un rompimiento, mientras que si se manejan correctamente, representan una oportunidad de crecer y mejorar el nivel de comunicación, confianza y seguridad en la relación. Estos eventos son:

–       Comprometerse: puede llevar consigo un acuerdo prenupcial, acuerdos en la forma de manejar el dinero y las aportaciones de cada uno.

–       Casarse: implica gastos de boda, luna de miel o del inicio de una vida en pareja.

–       Nacimiento del primer hijo: gastos de embarazo, parto y del nuevo bebé. También considerar si ella dejará su empleo o regresará a trabajar.

–       Perder el empleo: impacta tanto en lo emocional como en lo financiero.

–       Crisis de la mediana edad: cuando alguno o los dos deben retirarse.

–       Una enfermedad o una situación crónica: de los cónyuges, hijos o algún familiar cercano.

–       Divorcio: además del efecto emocional, tiene un precio económico.

–       Padres ancianos: cuando deben hacerse cargo de ellos.

En su libro recién publicado “Financial Infidelity”, Bonnie Eaker Weil relaciona la actitud que tanto el hombre como la mujer tienen hacia el dinero con la forma de expresar sus afectos y sentimientos. Eaker distingue varias personalidades:

–       El avaro: guarda el dinero solo para él, esperando que su pareja realice los gastos fuertes. Desea tener grandes cantidades de dinero. Estas personas no son afectuosas, no muestran sus sentimientos y hablan poco.

–       El controlador: controla el gasto llevando cuentas exactas del ingreso y el egreso. Esto daña mucho la relación y, en la parte emocional, se controlan tanto que se quedan solos.

–       El impulsivo despilfarrador: no puede controlar sus gastos ni sus deudas, tampoco tiene control de sus impulsos emocionales; es irresponsable con las tarjetas y cambia de humor bruscamente.

–       El que esconde y espía: no se sabe si tiene dinero, esconde las cuentas y lo que compra. Emocionalmente es una persona reprimida y pasivo-agresiva.

–       El que se sabotea: tiene deudas fuertes, pierde el trabajo o lleva a la ruina su negocio. Provoca crisis en las relaciones y le cuesta trabajo tener intimidad.

–       La persona abierta y segura: no le da miedo hablar de dinero.

Los problemas que la pareja tiene con relación al dinero son solo un síntoma de lo que realmente está sucediendo en la relación. Lo importante de la “infidelidad financiera” no es el valor del dinero en sí, sino las razones de fondo por las cuales no le tenemos plena confianza a nuestra pareja, o bien, a nosotros mismos. Si no se habla a tiempo, con el paso de los años esta situación puede volverse cada vez más dañina y enfermar una buena relación.

Uno de los puntos más importantes para establecer una relación duradera es hablar abierta y francamente de temas financieros con la pareja. De aquí la importancia de establecer “citas de dinero”, en las cuales se discuta el ingreso de ambos, cómo gastarlo o ahorrarlo, y ¿por qué no?, establecer una cantidad para gastos “personales” de cada uno. ¡Nunca es tarde para hacer algo! No permitamos que el dinero nos separe.

“No se puede mantener viva la llama del amor, sin confianza ni esperanza.” Pacoyo

 

Lucía Legorreta de Cervantes

Exalumna del Colegio Miraflores, es presidenta nacional de CEFIM, Centro de estudios y formación integral de la mujer. Conduce el programa de radio “Día a día”, en 1030 AM; de 10:00 a 11:30 a.m.

cervantes.lucia@gmail.com

 

 

 

 

Nueva Tendencia Tech la desconexión

Cerebros de Silicon Valley envían a sus hijos a un colegio sin computadoras. No hay televisores ni PC´s, solo pizarrón y gis; los niños aprenden a tejer, a coser y a hornear pan. Un establecimiento privado en el que se enseña informática hasta los trece años.

 

La Waldorf School de Península, en California, es una de las escuelas privadas que eligen los empleados hiperconectados de Google, Apple y otras empresas de punta de la computación, para que sus hijos se eduquen alejados de todo tipo de pantalla, según un informe del diario Le Monde sobre una nueva tendencia tech: la desconexión.

Tres cuartos de los alumnos inscritos en la Waldorf son vástagos de personas que trabajan en el área de las nuevas tecnologías. “La gente se pregunta por qué profesionales de la Silicon Valley, entre ellos algunos de Google que parecen deberle mucho a la industria informática, envían a sus hijos a una escuela que no usa computadoras”, comentó Lisa Babinet, profesora de matemáticas y cofundadora de la escuela primaria en la conferencia anual Google Big Tent.

El periódico francés recoge el testimonio de uno de estos padres, Pierre Laurent, quien eligió esta escuela porque cuestiona la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana. “La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos. Para aprender a escribir, es importante poder efectuar grandes gestos. Las matemáticas pasan por la visualización del espacio. La pantalla perturba el aprendizaje y disminuye las experiencias físicas y emocionales”.

En la Waldorf, esa limitación no existe: se aprende a sumar y a restar dibujando o saltando a la cuerda.

Consultado acerca de si no le preocupa que sus hijos estén en desventaja por este retraso en el uso de la PC, Laurent respondió: “No sabemos cómo será el mundo dentro de quince años; las herramientas habrán tenido tiempo de cambiar muchas veces. Por haber trabajado doce años en Microsoft, sé hasta qué punto los softwares son preparados para ser del más fácil acceso posible”. También recuerda que todos los alumnos de la Waldorf tienen computadora en su casa. La cuestión se reduce entonces a decidir cuándo levantar las limitaciones a su uso.

Richard Stallman, el gurú del software libre, trabaja desconectado: “La mayor parte del tiempo no tengo Internet. Una o dos veces por día, me conecto para enviar y recibir mis correos. Releo todo antes de enviar”.

 

Así como por un lado muchas personas sufren de nomofobia, es decir el miedo a no estar conectado (teléfono, Internet, etc.), otros ya empiezan a dar la vuelta y a recuperar el placer de la desconexión.

Fred Stutzman, investigador de la Carnegie Mellon University, desarrolló un programa llamado Freedom que bloquea el acceso a Internet durante ocho horas seguidas, obligando a reiniciar la computadora para reactivar el servicio. Deseoso de poder escribir sin distracciones, también diseñó Anti-social, un software que permite el acceso a Internet pero sin diversiones tales como Facebook y Twitter.

“Las computadoras se han convertido en máquinas de distracción. Hay que equiparse con funcionalidades que las devuelvan a su rol de máquina de escribir” –dice-, “es una forma de comprar tiempo”.

Sherry Turkle, del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), autora del libro Alone Together, dice que mirar sus mails o SMS frente a otros, puede ser tan contagioso como un bostezo: “La gente pasa 90% de su tiempo de trabajo con los mails y en su casa envían SMS, estando a la mesa”.

El informe de Le Monde pronostica que cada vez habrá más gente pidiendo asistencia para desonectarse. No es un fenómeno de masas, sino una tendencia minoritaria que involucra más bien a los sectores más acomodados. “Algunos tienen el poder para desconectarse y otros, el deber de permanecer conectados”, dice el sociólogo Francis Jauréguiberry, que investiga el tema.

Los “pobres” de la tecnología son los que no pueden eludir la responsabilidad de responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de texto. Los nuevos ricos, por el contrario, son aquellos que tienen la posibilidad de filtrar e instaurar distancia respecto a esta interpelación. Lo mismo -dice Jauréguiberry- pasó con la televisión: el sobreconsumo es cosa de las clases populares.

 

Entonces, desconectarse, ¡es un lujo!  

Conquista al hombre que mereces

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En esta entrevista, Jonathan Doyle, autor del libro How to Get the Man of Your Dreams” (Cómo conquistar al hombre de tus sueños), ofrece a las mujeres consejos muy prácticos ¡desde el punto de vista masculino!

  • Hay chicas que salen con hombres que aman a pesar de saber que merecen ser tratadas con más respeto. ¿Les aconsejas seguir con la relación y tratar de ayudar a su novio para que cambie?, ¿terminar la relación porque es poco probable que lo haga? o ¿darse un break hasta que él sea capaz de respetarla?

Termina la relación. Así de simple. No es labor de una mujer cambiar a un hombre. Esa es una receta para el agotamiento y el conflicto. Él lo resentirá y tarde o temprano se convertirá en una persona enojada y reticente. Un hombre que no sabe respetar a una mujer tiene por delante años de trabajo personal para convertirse en una mejor persona, y ello requiere un esfuerzo a largo plazo que quizá no esté dispuesto a hacer.

Cuando una chica ama a un hombre que no la respeta, puede ser que esté enamorada de la idea de estar enamorada, o de la idea de que él puede cambiar, pero el amor genuino se basa en la verdad y en la comprensión mutua del valor y la dignidad de la persona, y ambos deben responder a eso con sus palabras, acciones y decisiones.

  • ·      ¿Qué debe hacer una mujer para que los hombres la vean como un ser humano y no como una conquista sexual?

Los hombres que valen la pena encuentran menos atractivas a las mujeres que usan poca ropa que a aquellas que poseen estilo, gracia, clase, buen gusto y lo que Karol Wotilja llamaba “genio femenino”.

El pudor es importante porque protege el valor y la dignidad de la persona, regalos que deben ser dados y recibidos en una relación permanente y exclusiva. La cultura imperante venera al cuerpo, pero lo reduce a su potencial como mero satisfactor sexual, al tiempo que ignora el rol que tiene como ventana a misterios espirituales más profundos.

  • ·      Sé que hay una diferencia entre amor y placer. Pero he conocido hombres que prefieren vivir una experiencia placentera tras otra con mujeres distintas, en vez de establecerse con una sola persona de forma permanente. ¿Se puede ser feliz así?

Probablemente estás describiendo la adicción sexual. Los hombres que persiguen experiencias sexuales en serie son, en mi opinión, unos cobardes. Carecen de la hombría y el valor necesarios para ser esposos y padres. Son niños pequeños, Peters Pan’s. No son capaces de realizar el trabajo duro y de llevar el peso que implica el verdadero amor humano, que nos llama a contener nuestro egoísmo.

  • ·      Has acuñado el término “hombre-niño” para explicar la forma de ser que tienen muchos hombres hoy en día. ¿Qué señales debemos ver las mujeres para saber si estamos saliendo con uno de estos ejemplares y no con un hombre de verdad?

Si reconoces alguna de estas características en un hombre, evita una relación con él:

1.  Depende económicamente de sus padres después de los 25 años.

2.  Se enoja con frecuencia y culpa a otros de su enojo.

3.  Pierde mucho tiempo jugando en la computadora.

4.  Es aficionado a la pornografía.

5.  Miente con frecuencia.

6.  Es inseguro acerca de la carrera, el matrimonio y la paternidad.

7.  Cuando comienza una relación, quiere sexo lo antes posible.

8.  Tiene una mala o inexistente relación con su propio padre (y no tiene otros modelos masculinos positivos en su vida que suplan esa carencia).

9.  Es el centro de su propio universo.

10. Tiene problemas con el alcohol u otras sustancias.

11. Es infiel, y en vez de hacerse responsable de sus elecciones, culpa a la situación, a las mujeres o al alcohol.

12. Carece de una visión de la vida clara y convincente.

  • ¿Qué cualidades hay que buscar en un hombre?

¡Necesitan buscar un hombre con un plan! Los hombres jóvenes deben enfocarse más en llevar adelante un proyecto de vida en vez de posponerlo para cuando se acerquen al final de sus 20’s o a sus 30’s. Si un muchacho se pasa el tiempo sentado en el sofá, sin una idea definida de lo que quiere ser y hacer, sigue tu camino.

También debes fijarte en la calidad de la relación con su padre, abuelo u otros modelos masculinos significativos en su vida. Un hombre que tenga vínculos sólidos con una figura paterna, suele tener un profundo sentido de su propia valía; así no necesitará conseguirse a una mujer como su propia fuente de validación – eso puede ser sofocante. Pero eso no es una receta. Hay hombres que pueden ser excelentes a pesar de haber tenido una infancia dolorosa.

  • ·      Citas en tu libro a San Agutín: «Se estima poco lo que se obtiene fácil”. ¿Qué tan probable es que un ligue que termina en sexo casual se convierta en una relación seria?

Las estadísticas muestran claramente que una relación que comienza con sexo rara vez alcanza una intimidad profunda y sustancial. De hecho es algo anómalo que prospere una relación que empieza por el sexo. Hay que recordar eso. La evidencia demuestra que la mejor oportunidad de tener éxito en una relación se da cuando las personas comparten sistemas de valores similares, lo cual es más probable si se conocen a través de la familia, eventos sociales, cívicos, religiosos o de organizaciones en los que se reúne gente afín.

  • Lo anterior está muy bien si ando en busca de un compromiso formal. Pero ¿por qué no divertirme ahora y tomar tu consejo cuando piense en establecerme más adelante?

Supongo que eso depende de tu definición de diversión. Lo que les está sucediendo a muchas jóvenes que actúan así es que con el tiempo quedan muy desilusionadas y lastimadas. Todos los comportamientos tienen consecuencias. Consecuencias en su salud mental, en su salud sexual o en que terminan desarrollando un profundo cinismo acerca de la vida. El hedonismo no tiene un buen récord en el desarrollo de gente sana y feliz a largo plazo. Nuestras acciones y elecciones en cualquier punto de nuestra vida no son neutrales. Van dándole forma a la persona que seremos en el futuro.

El camino que se recorre para construir una profunda conexión emocional, relacional y psicológica con otra persona, lo que antes se llamaba romance, es un reto profundamente humano. Una aventura sexual de una noche socava la verdad de nuestra persona en múltiples niveles.

¿Es mejor quedarse sola que terminar con la persona equivocada?

En su esencia, la persona humana está hecha para amar. Estar con la persona equivocada significa estar en una relación que no puede satisfacer esta necesidad humana ontológica. No quiero decir que toda relación deba ser perfecta, pero la disposición general de ambos miembros de la pareja debe enfocarse en amarse uno al otro desinteresadamente.

Nuestra cultura está confundida en lo tocante a las relaciones interpersonales básicas. Considera patológico el quedarse soltero, pero endiosa los encuentros sexuales baratos. No es un crimen ni una enfermedad permanecer soltero. Pero lo que es cierto es que no puedes llevar bien la soltería si no eres capaz de llevar bien una relación interpersonal.

  • ·      En tu libro les dices a las chicas: “tendrás el hombre que crees que mereces”. Pero ¿qué le dices a una mujer que cree que no merece un buen hombre?

Los resultados en nuestra vida están relacionados con las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre cómo son las cosas. Golpearte el dedo con un martillo es una realidad objetiva. Lo que tú crees que mereces en la vida es subjetivo, y por tanto puede ser modificado. Si una chica vive bajo un sistema de creencias tóxico, crea una profecía que tiende a cumplirse. Es importante cambiar esos patrones. Sostenemos nuestra visión del mundo en experiencias que la refuerzan o contradicen. Una mujer debe cambiar las asociaciones negativas que hace con el pasado, abrirse y sentirse segura para poder confiar en un buen hombre.

¡Todavía existen hombres buenos allá afuera! El doble reto para la mujer es saber qué debe buscar para tener un verdadero sentido de su propia identidad y valía. No es algo fácil pero vale la pena el esfuerzo.