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“Estoy aburrido”

“¿Qué podemos hacer?”,  “¿A dónde vamos a ir hoy”,  “Estoy aburrido”

Si esto te suena familiar, seguramente estás lidiando con un adolescente de la generación “puntocom”. En vez de sentirte presionado para convertirte en su proveedor oficial de entretenimiento, enséñalo a ocupar su tiempo de manera productiva:

“Cuando escucho que los jóvenes se quejan de aburrimiento, mi respuesta es esta: Ve a casa, poda el césped, lava las ventanas, aprende a cocinar, construye una balsa, consíguete un empleo, visita a algún enfermo, estudia tus lecciones, y cuando hayas terminado, lee un libro.

Tus padres no te deben ninguna diversión.                                                         

Tu ciudad no te debe lugares de esparcimiento.                                           

El mundo no te debe un modo de vida, tú le debes algo al mundo. Le debes tu tiempo, tu energía y tu talento, para que nadie tenga que ir a la guerra, viva en la pobreza o en la soledad.                                                              

En otras palabras: crece, deja de llorar como bebé, sal de tu mundo de ensueño y desarrolla una sólida columna vertebral que te sirva de base en la vida.                                                                                                                      

Comienza a comportarte como una persona responsable. Eres importante y eres requerido.                                                                                                   Es tarde para seguir dando vueltas en espera de que otros hagan algo algún día.                                                                                                         ‘Algún día’ es hoy y ‘Alguien’ eres tú.”

Este mensaje, escrito originalmente en 1959 por el juez Phillip B Gilliam, de Denver, Colorado, y subido al sitio Country Tribune por John Tapene, director de una preparatoria de Nueva Zelanda, se ha reproducido de forma viral en Facebook. Evidentemente, el mensaje del juez Gilliam está lejos de perder vigencia.

 

Niños depresivos

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Alrededor del 5 % de los niños y adolescentes de la población general padece de depresión en algún momento, pero se considera enfermedad solo cuando la condición depresiva persiste e interfiere con la capacidad y acción de la persona.

Iveth Lira Esparza, psicóloga en Psicología para Todos señaló que  las principales causas de depresión en los niños son problemas como: el abuso sexual, la violencia familiar, el divorcio de los padres, la pérdida de un ser cercano (padres, hermanos, entre otros) y el bullying.

“Los niños deprimidos suelen tener cambios en su modo de ser habitual. Aquel pequeño juguetón y sonriente se convierte en un niño triste, inseguro o malhumorado; los desórdenes de la atención o de la conducta, así como las dificultades en el aprendizaje, también son causantes de tensión, y si no se previenen o tratan a tiempo, pueden generar depresión”, comentó la especialista.

En cuanto a los cambios repentinos de actitud que presenta un niño, Lira Esparza recomienda a padres y maestros: “Es importante estar atentos en cualquier indicio. Si el infante se muestra triste y llora con facilidad, si se nota alejado de sus amigos o de la familia, si su comunicación es pobre y lo poco que habla es negativo, si su comportamiento es agresivo, entre otras actitudes extrañas a su personalidad. Debemos generar confianza para  platicar con él, conocer sus problemas y darles una solución.”

Por su parte, el doctor Eduardo Hernández, médico pediatra y psicoterapeuta conductual infantil, explica que se habla de depresión mayor cuando los síntomas se presentan durante más de dos semanas. El especialista asegura que existen varios marcos teóricos que intentan explicar el origen de la depresión infantil:

Conductual: a través de la ausencia de refuerzos (Lazarus), deficiencia de habilidades sociales y acontecimientos negativos ocurridos en la vida del niño.

Cognitivo: la existencia de juicios negativos (Beck), experiencias de fracasos, modelos depresivos (Bandura), indefensión aprendida (Seligman), ausencia de control, atribuciones negativas.

Psicodinámico: en relación a la pérdida de la autoestima (del yo-según Freud), y la pérdida del objeto bueno (Spiz).

Biológico: por una disfunción del sistema neuroendocrino (aumentan los niveles de cortisol y disminuye la hormona de crecimiento), por una disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral) y por efecto de la herencia (caso de padres depresivos).

Es recomendable la opinión de un especialista si tu hijo presenta los comportamientos anteriormente señalados. Ayúdalo y no dudes en solicitar apoyo psicológico; el diagnóstico y el tratamiento temprano de la depresión son esenciales para el buen desarrollo y crecimiento de los niños. Puedes empezar por explicarle al pediatra lo que sucede con el niño.

Fuentes: yoinfluyo.com / psicologoinfantil.com

Lo que debe saber un universitario

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Aunque cada universidad es distinta, hay consejos que aplican a todo el que esté empezando esta etapa, y son aquellos que me hubiera gustado escuchar cuando yo ingresé:

Cada día haz algo que te dé miedo. No hablo de cosas locas, vergonzosas o estúpidas. Sino algo que te empuje a ser mejor y a hacer mejor las cosas, que te haga estirarte para salir de tu zona de confort. Platica con el compañero de al lado, sonríe a alguien que se ve triste, levanta la mano en clase para contestar una pregunta de la que no estás cien por ciento seguro, inscríbete a una clase en el gimnasio, prueba un platillo nuevo, siéntate con un extraño en la cafetería, consulta a un profesor en su oficina, platica con el empleado de intendencia, etc. Involúcrate lo antes posible en las actividades de la universidad y desde los primeros días relaciónate con dos o tres grupos de personas a los que te gustaría pertenecer.

Lleva una agenda diaria. En la prepa tenías 7 horas de clases al día, por la tarde hacías tareas y practicabas algún deporte u otra disciplina extracurricular. De modo que con solo 3 ó 4 horas de clases diarias en la universidad, el tiempo te parecerá eterno. Pero no lo es. De pronto te sientes muy libre, pero la falta de planeación hará que te

veas haciendo un trabajo hasta la medianoche o la mañana siguiente.

Mantente firme en tus convicciones. Te encontrarás con compañeros y profesores que no estén de acuerdo contigo. Cuestionarán tus creencias, tu compromiso, lo que tú eres. No te acobardes. No cedas a la presión ni cambies. Explica tus convicciones y sostente en ellas, a sabiendas de que es muy raro que una conversación cambie la manera de pensar de los demás.

Recuerda de dónde vienes. Mantén el contacto con tu familia si estudias fuera de casa. Haz un esfuerzo para conectarte con nuevos amigos y por mantener el contacto con los viejos; el no poder convivir con tus amigos del colegio tan frecuentemente como antes no significa que sean menos importantes en tu vida.

Establece límites. Límites a ti mismo, por ejemplo, fiestas a las que asistirás y fiestas a las que no; cosas que harás y cosas que evitarás como a una plaga. Límites a los amigos, límites a las relaciones amorosas… Solo porque “todos” lo hacen no quiere decir que tú eres “todos” y debes actuar igual.

Estudia como si fuera tu trabajo. A pesar de cómo lo pintan las películas de Hollywood y lo que te cuenten tus primos y amigos, la universidad es un tiempo para estudiar en serio. Pocas personas tienen esta oportunidad y debes aprovecharla. Cuanto más fácil sea tu vida en esta etapa, más difícil será el resto de tu vida. Es tiempo de enfocarte en la profesión a la que esperas dedicarte. Durante los próximos cuatro años, tu empleo será estudiar. Hazlo buscando la excelencia.

Usa tu libertad con sabiduría. Si faltas a clases tus padres no serán notificados. Nadie mejor que tú sabrá cuán imprudente es desvelarse de fiesta cuando tienes clase de 7 o debes preparar un examen. Tampoco es sano que te encierres en la biblioteca como un zombie. Toma buenas decisiones, aquellas que te ayuden a convertirte en la persona que quieres ser.

Arréglate bien para ir a clases y vas a sobresalir. No solo durante las primeras semanas mientras se instala en ti la pereza. ¡Arréglate siempre! Si sabes que luces muy bien, es más probable que destaques, participes, prestes atención y aproveches las clases. Tómate el tiempo necesario para ir bien presentado cada día. Además, es una cortesía para tus profesores, una manera de darle la importancia debida a sus clases.

No compres la idea de que esta es la mejor etapa de la vida. Las cosas se pondrán mejor y mejor. Si la universidad fuera el epítome de la vida, eso implicaría una triste existencia durante los próximos sesenta años. Vive cada día al máximo, pero no con la angustia de pensar que el tiempo vuela y se acaba. Sé experto en decir “NO”. No necesitas probar, experimentar ni vivir “todo”. Acostúmbrate a negarte cuando te presenten malas ideas, y siéntete a gusto y seguro al hacerlo.

 

Infidelidad financiera

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¿Eres infiel financieramente hablando? ¿Le mientes a tu pareja sobre lo que realmente te costó el vestido nuevo? Al pagar el supermercado ¿escribes el cheque por un monto mayor para recibir el cambio en efectivo y decir que gastaste todo? ¿Tienes alguna tarjeta de crédito o débito, o quizá una cuenta de ahorro, cuya existencia desconoce tu pareja?

Este tipo de conductas son más comunes de lo que imaginamos. Según un estudio realizado en los Estados Unidos, la mitad de las personas esconden a su pareja su verdadera situación económica y financiera. El 82% de los encuestados, en alguna ocasión ha ocultado una compra a su pareja.

Cuando un hombre y una mujer se casan, usualmente resienten perder su autonomía en cuanto a la forma de gastar su dinero, ya que llevan años satisfaciendo sus propias necesidades y gustos sin necesidad de dar explicaciones. Sin embargo, una vez casados, la situación es distinta.

A lo largo de la vida de matrimonio, hay ciertos eventos financieros o etapas de transición que son un gatillo en la relación. Es importante reconocer estos eventos y no ignorarlos o negarlos, ya que pueden ser causa de un rompimiento, mientras que si se manejan correctamente, representan una oportunidad de crecer y mejorar el nivel de comunicación, confianza y seguridad en la relación. Estos eventos son:

–       Comprometerse: puede llevar consigo un acuerdo prenupcial, acuerdos en la forma de manejar el dinero y las aportaciones de cada uno.

–       Casarse: implica gastos de boda, luna de miel o del inicio de una vida en pareja.

–       Nacimiento del primer hijo: gastos de embarazo, parto y del nuevo bebé. También considerar si ella dejará su empleo o regresará a trabajar.

–       Perder el empleo: impacta tanto en lo emocional como en lo financiero.

–       Crisis de la mediana edad: cuando alguno o los dos deben retirarse.

–       Una enfermedad o una situación crónica: de los cónyuges, hijos o algún familiar cercano.

–       Divorcio: además del efecto emocional, tiene un precio económico.

–       Padres ancianos: cuando deben hacerse cargo de ellos.

En su libro recién publicado “Financial Infidelity”, Bonnie Eaker Weil relaciona la actitud que tanto el hombre como la mujer tienen hacia el dinero con la forma de expresar sus afectos y sentimientos. Eaker distingue varias personalidades:

–       El avaro: guarda el dinero solo para él, esperando que su pareja realice los gastos fuertes. Desea tener grandes cantidades de dinero. Estas personas no son afectuosas, no muestran sus sentimientos y hablan poco.

–       El controlador: controla el gasto llevando cuentas exactas del ingreso y el egreso. Esto daña mucho la relación y, en la parte emocional, se controlan tanto que se quedan solos.

–       El impulsivo despilfarrador: no puede controlar sus gastos ni sus deudas, tampoco tiene control de sus impulsos emocionales; es irresponsable con las tarjetas y cambia de humor bruscamente.

–       El que esconde y espía: no se sabe si tiene dinero, esconde las cuentas y lo que compra. Emocionalmente es una persona reprimida y pasivo-agresiva.

–       El que se sabotea: tiene deudas fuertes, pierde el trabajo o lleva a la ruina su negocio. Provoca crisis en las relaciones y le cuesta trabajo tener intimidad.

–       La persona abierta y segura: no le da miedo hablar de dinero.

Los problemas que la pareja tiene con relación al dinero son solo un síntoma de lo que realmente está sucediendo en la relación. Lo importante de la “infidelidad financiera” no es el valor del dinero en sí, sino las razones de fondo por las cuales no le tenemos plena confianza a nuestra pareja, o bien, a nosotros mismos. Si no se habla a tiempo, con el paso de los años esta situación puede volverse cada vez más dañina y enfermar una buena relación.

Uno de los puntos más importantes para establecer una relación duradera es hablar abierta y francamente de temas financieros con la pareja. De aquí la importancia de establecer “citas de dinero”, en las cuales se discuta el ingreso de ambos, cómo gastarlo o ahorrarlo, y ¿por qué no?, establecer una cantidad para gastos “personales” de cada uno. ¡Nunca es tarde para hacer algo! No permitamos que el dinero nos separe.

“No se puede mantener viva la llama del amor, sin confianza ni esperanza.” Pacoyo

 

Lucía Legorreta de Cervantes

Exalumna del Colegio Miraflores, es presidenta nacional de CEFIM, Centro de estudios y formación integral de la mujer. Conduce el programa de radio “Día a día”, en 1030 AM; de 10:00 a 11:30 a.m.

cervantes.lucia@gmail.com

 

 

 

 

Nueva Tendencia Tech la desconexión

Cerebros de Silicon Valley envían a sus hijos a un colegio sin computadoras. No hay televisores ni PC´s, solo pizarrón y gis; los niños aprenden a tejer, a coser y a hornear pan. Un establecimiento privado en el que se enseña informática hasta los trece años.

 

La Waldorf School de Península, en California, es una de las escuelas privadas que eligen los empleados hiperconectados de Google, Apple y otras empresas de punta de la computación, para que sus hijos se eduquen alejados de todo tipo de pantalla, según un informe del diario Le Monde sobre una nueva tendencia tech: la desconexión.

Tres cuartos de los alumnos inscritos en la Waldorf son vástagos de personas que trabajan en el área de las nuevas tecnologías. “La gente se pregunta por qué profesionales de la Silicon Valley, entre ellos algunos de Google que parecen deberle mucho a la industria informática, envían a sus hijos a una escuela que no usa computadoras”, comentó Lisa Babinet, profesora de matemáticas y cofundadora de la escuela primaria en la conferencia anual Google Big Tent.

El periódico francés recoge el testimonio de uno de estos padres, Pierre Laurent, quien eligió esta escuela porque cuestiona la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana. “La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos. Para aprender a escribir, es importante poder efectuar grandes gestos. Las matemáticas pasan por la visualización del espacio. La pantalla perturba el aprendizaje y disminuye las experiencias físicas y emocionales”.

En la Waldorf, esa limitación no existe: se aprende a sumar y a restar dibujando o saltando a la cuerda.

Consultado acerca de si no le preocupa que sus hijos estén en desventaja por este retraso en el uso de la PC, Laurent respondió: “No sabemos cómo será el mundo dentro de quince años; las herramientas habrán tenido tiempo de cambiar muchas veces. Por haber trabajado doce años en Microsoft, sé hasta qué punto los softwares son preparados para ser del más fácil acceso posible”. También recuerda que todos los alumnos de la Waldorf tienen computadora en su casa. La cuestión se reduce entonces a decidir cuándo levantar las limitaciones a su uso.

Richard Stallman, el gurú del software libre, trabaja desconectado: “La mayor parte del tiempo no tengo Internet. Una o dos veces por día, me conecto para enviar y recibir mis correos. Releo todo antes de enviar”.

 

Así como por un lado muchas personas sufren de nomofobia, es decir el miedo a no estar conectado (teléfono, Internet, etc.), otros ya empiezan a dar la vuelta y a recuperar el placer de la desconexión.

Fred Stutzman, investigador de la Carnegie Mellon University, desarrolló un programa llamado Freedom que bloquea el acceso a Internet durante ocho horas seguidas, obligando a reiniciar la computadora para reactivar el servicio. Deseoso de poder escribir sin distracciones, también diseñó Anti-social, un software que permite el acceso a Internet pero sin diversiones tales como Facebook y Twitter.

“Las computadoras se han convertido en máquinas de distracción. Hay que equiparse con funcionalidades que las devuelvan a su rol de máquina de escribir” –dice-, “es una forma de comprar tiempo”.

Sherry Turkle, del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), autora del libro Alone Together, dice que mirar sus mails o SMS frente a otros, puede ser tan contagioso como un bostezo: “La gente pasa 90% de su tiempo de trabajo con los mails y en su casa envían SMS, estando a la mesa”.

El informe de Le Monde pronostica que cada vez habrá más gente pidiendo asistencia para desonectarse. No es un fenómeno de masas, sino una tendencia minoritaria que involucra más bien a los sectores más acomodados. “Algunos tienen el poder para desconectarse y otros, el deber de permanecer conectados”, dice el sociólogo Francis Jauréguiberry, que investiga el tema.

Los “pobres” de la tecnología son los que no pueden eludir la responsabilidad de responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de texto. Los nuevos ricos, por el contrario, son aquellos que tienen la posibilidad de filtrar e instaurar distancia respecto a esta interpelación. Lo mismo -dice Jauréguiberry- pasó con la televisión: el sobreconsumo es cosa de las clases populares.

 

Entonces, desconectarse, ¡es un lujo!  

Conquista al hombre que mereces

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En esta entrevista, Jonathan Doyle, autor del libro How to Get the Man of Your Dreams” (Cómo conquistar al hombre de tus sueños), ofrece a las mujeres consejos muy prácticos ¡desde el punto de vista masculino!

  • Hay chicas que salen con hombres que aman a pesar de saber que merecen ser tratadas con más respeto. ¿Les aconsejas seguir con la relación y tratar de ayudar a su novio para que cambie?, ¿terminar la relación porque es poco probable que lo haga? o ¿darse un break hasta que él sea capaz de respetarla?

Termina la relación. Así de simple. No es labor de una mujer cambiar a un hombre. Esa es una receta para el agotamiento y el conflicto. Él lo resentirá y tarde o temprano se convertirá en una persona enojada y reticente. Un hombre que no sabe respetar a una mujer tiene por delante años de trabajo personal para convertirse en una mejor persona, y ello requiere un esfuerzo a largo plazo que quizá no esté dispuesto a hacer.

Cuando una chica ama a un hombre que no la respeta, puede ser que esté enamorada de la idea de estar enamorada, o de la idea de que él puede cambiar, pero el amor genuino se basa en la verdad y en la comprensión mutua del valor y la dignidad de la persona, y ambos deben responder a eso con sus palabras, acciones y decisiones.

  • ·      ¿Qué debe hacer una mujer para que los hombres la vean como un ser humano y no como una conquista sexual?

Los hombres que valen la pena encuentran menos atractivas a las mujeres que usan poca ropa que a aquellas que poseen estilo, gracia, clase, buen gusto y lo que Karol Wotilja llamaba “genio femenino”.

El pudor es importante porque protege el valor y la dignidad de la persona, regalos que deben ser dados y recibidos en una relación permanente y exclusiva. La cultura imperante venera al cuerpo, pero lo reduce a su potencial como mero satisfactor sexual, al tiempo que ignora el rol que tiene como ventana a misterios espirituales más profundos.

  • ·      Sé que hay una diferencia entre amor y placer. Pero he conocido hombres que prefieren vivir una experiencia placentera tras otra con mujeres distintas, en vez de establecerse con una sola persona de forma permanente. ¿Se puede ser feliz así?

Probablemente estás describiendo la adicción sexual. Los hombres que persiguen experiencias sexuales en serie son, en mi opinión, unos cobardes. Carecen de la hombría y el valor necesarios para ser esposos y padres. Son niños pequeños, Peters Pan’s. No son capaces de realizar el trabajo duro y de llevar el peso que implica el verdadero amor humano, que nos llama a contener nuestro egoísmo.

  • ·      Has acuñado el término “hombre-niño” para explicar la forma de ser que tienen muchos hombres hoy en día. ¿Qué señales debemos ver las mujeres para saber si estamos saliendo con uno de estos ejemplares y no con un hombre de verdad?

Si reconoces alguna de estas características en un hombre, evita una relación con él:

1.  Depende económicamente de sus padres después de los 25 años.

2.  Se enoja con frecuencia y culpa a otros de su enojo.

3.  Pierde mucho tiempo jugando en la computadora.

4.  Es aficionado a la pornografía.

5.  Miente con frecuencia.

6.  Es inseguro acerca de la carrera, el matrimonio y la paternidad.

7.  Cuando comienza una relación, quiere sexo lo antes posible.

8.  Tiene una mala o inexistente relación con su propio padre (y no tiene otros modelos masculinos positivos en su vida que suplan esa carencia).

9.  Es el centro de su propio universo.

10. Tiene problemas con el alcohol u otras sustancias.

11. Es infiel, y en vez de hacerse responsable de sus elecciones, culpa a la situación, a las mujeres o al alcohol.

12. Carece de una visión de la vida clara y convincente.

  • ¿Qué cualidades hay que buscar en un hombre?

¡Necesitan buscar un hombre con un plan! Los hombres jóvenes deben enfocarse más en llevar adelante un proyecto de vida en vez de posponerlo para cuando se acerquen al final de sus 20’s o a sus 30’s. Si un muchacho se pasa el tiempo sentado en el sofá, sin una idea definida de lo que quiere ser y hacer, sigue tu camino.

También debes fijarte en la calidad de la relación con su padre, abuelo u otros modelos masculinos significativos en su vida. Un hombre que tenga vínculos sólidos con una figura paterna, suele tener un profundo sentido de su propia valía; así no necesitará conseguirse a una mujer como su propia fuente de validación – eso puede ser sofocante. Pero eso no es una receta. Hay hombres que pueden ser excelentes a pesar de haber tenido una infancia dolorosa.

  • ·      Citas en tu libro a San Agutín: «Se estima poco lo que se obtiene fácil”. ¿Qué tan probable es que un ligue que termina en sexo casual se convierta en una relación seria?

Las estadísticas muestran claramente que una relación que comienza con sexo rara vez alcanza una intimidad profunda y sustancial. De hecho es algo anómalo que prospere una relación que empieza por el sexo. Hay que recordar eso. La evidencia demuestra que la mejor oportunidad de tener éxito en una relación se da cuando las personas comparten sistemas de valores similares, lo cual es más probable si se conocen a través de la familia, eventos sociales, cívicos, religiosos o de organizaciones en los que se reúne gente afín.

  • Lo anterior está muy bien si ando en busca de un compromiso formal. Pero ¿por qué no divertirme ahora y tomar tu consejo cuando piense en establecerme más adelante?

Supongo que eso depende de tu definición de diversión. Lo que les está sucediendo a muchas jóvenes que actúan así es que con el tiempo quedan muy desilusionadas y lastimadas. Todos los comportamientos tienen consecuencias. Consecuencias en su salud mental, en su salud sexual o en que terminan desarrollando un profundo cinismo acerca de la vida. El hedonismo no tiene un buen récord en el desarrollo de gente sana y feliz a largo plazo. Nuestras acciones y elecciones en cualquier punto de nuestra vida no son neutrales. Van dándole forma a la persona que seremos en el futuro.

El camino que se recorre para construir una profunda conexión emocional, relacional y psicológica con otra persona, lo que antes se llamaba romance, es un reto profundamente humano. Una aventura sexual de una noche socava la verdad de nuestra persona en múltiples niveles.

¿Es mejor quedarse sola que terminar con la persona equivocada?

En su esencia, la persona humana está hecha para amar. Estar con la persona equivocada significa estar en una relación que no puede satisfacer esta necesidad humana ontológica. No quiero decir que toda relación deba ser perfecta, pero la disposición general de ambos miembros de la pareja debe enfocarse en amarse uno al otro desinteresadamente.

Nuestra cultura está confundida en lo tocante a las relaciones interpersonales básicas. Considera patológico el quedarse soltero, pero endiosa los encuentros sexuales baratos. No es un crimen ni una enfermedad permanecer soltero. Pero lo que es cierto es que no puedes llevar bien la soltería si no eres capaz de llevar bien una relación interpersonal.

  • ·      En tu libro les dices a las chicas: “tendrás el hombre que crees que mereces”. Pero ¿qué le dices a una mujer que cree que no merece un buen hombre?

Los resultados en nuestra vida están relacionados con las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre cómo son las cosas. Golpearte el dedo con un martillo es una realidad objetiva. Lo que tú crees que mereces en la vida es subjetivo, y por tanto puede ser modificado. Si una chica vive bajo un sistema de creencias tóxico, crea una profecía que tiende a cumplirse. Es importante cambiar esos patrones. Sostenemos nuestra visión del mundo en experiencias que la refuerzan o contradicen. Una mujer debe cambiar las asociaciones negativas que hace con el pasado, abrirse y sentirse segura para poder confiar en un buen hombre.

¡Todavía existen hombres buenos allá afuera! El doble reto para la mujer es saber qué debe buscar para tener un verdadero sentido de su propia identidad y valía. No es algo fácil pero vale la pena el esfuerzo.

 

Ventajas de la educación religiosa

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Los padres de familia buscan escuelas de prestigio y complementan la educación de sus hijos con un sinnúmero de clases adicionales; sin embargo, la violencia escolar y la drogadicción aumentan a ritmos alarmantes.

 

Algunos papás buscan una escuela donde no se hable de Dios para evitarles “traumas” a sus hijos. Otros no adoptan posiciones tan radicales pero tampoco le dan ninguna importancia al tema. Y en las escuelas oficiales, hace años que se evita hablar de Dios para no violar la ley.

 

En casa, cada vez se enseña menos sobre temas religiosos porque casi es una necesidad que la mamá se realice profesionalmente y no hay quien enseñe a los niños los principios y virtudes humanas. Los resultados que estamos viendo son una juventud confundida, que busca el sentido de la vida en satisfactores externos que no le terminan de llenar; y la palabra idealismo se encuentra casi en desuso.

 

Los atribulados adeptos de la mayoría de las religiones están acostumbrados a que se burlen de sus creencias y estilos de vida en esta sociedad posmoderna, donde pareciera que Dios ha muerto. Por eso resulta reivindicador el artículo de Andrew Whitehouse  –profesor asociado del “Telethon Institute for Child Health Research” de la Universidad de Western Australia– sobre un estudio realizado en 2008, que analiza si el hecho de crecer en un hogar religioso representa ventajas o desventajas en el desarrollo emocional y conductual de un niño.

 

El estudio muestra una arrolladora diferencia a favor de los padres que practican e inculcan una religión a su prole. Los niños y las niñas de estos hogares –sin impotar su estrato sociodemográfico y económico– mostraron mayor autocontrol, habilidades interpersonales más efectivas y menos propensión a la depresión y a la impulsividad.

 

Claro que hay otros factores que deben tomarse en cuenta. No es lo mismo una religión que otra, y desde luego, la forma de transmitir la fe es también un factor crucial. ¡Cuántos jóvenes han abandonado los valores religiosos y morales de la familia por haberles metido la religión por las narices!  Pero lo que el mencionado estudio deja en claro a los padres interesados en formar hijos íntegros, es que aunque es posible ser un padre bueno, cariñoso y efectivo sin ser religioso, todo indica que el serlo facilita mucho la tarea.

 

La educación del siglo XXI en la cultura occidental tiene a su disposición raudales de información y técnicas pedagógicas, pero está careciendo de lo más importante: la herencia de la cultura cristiana en la que sus naciones se forjaron.

 

La injusticia social, la drogadicción, el bullying en las escuelas, la violencia desatada, las injusticias económicas y el fracaso de tantos matrimonios, son las consecuencias sociales y personales que la ausencia de Dios genera. Tantos problemas que nos aquejan no podrán ser resueltos hasta que tomemos la decisión de volver sobre los pasos de nuestra fe cristiana, que hemos abandonado a nivel social y muchas veces personal.

 

Busquemos que nuestros hijos se formen con un sentido de justicia y de trascendencia, pues su misión en la vida se verá impulsada a lograr no solamente éxitos temporales, sino a labrar un destino eterno en el que casi ya nadie piensa.

 

La letra cursiva

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¿Cuánto hace que no experimentamos el placer de recibir una carta manuscrita en letra cursiva? La caligrafía es una habilidad humana en rápida extinción, porque ya casi no se enseña en las escuelas.

En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.

Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.

En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos, permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras.

Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.

Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual y nos diferencia a unos de otros.

Habría que enseñar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable. Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa cualidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad y el estado de ánimo.

Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita la letra de imprenta. Porque, como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere. En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.

Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. Un artículo reciente en la revista Time, titulado “Duelo por la muerte de la escritura a mano”, señala que es ese un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia.

La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer”.

Abriendo una tímida ventana a la individualidad, aún firmamos a mano, pero ¿por cuánto tiempo?

 

Guillermo Jaim Etcheverry es un médico, científico, académico y ensayista argentino que fue rector de la Universidad de Buenos Aires y es miembro de la Academia Nacional de Educación y de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

 

 

 

La ficción se convierte en realidad

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Mucho se ha discutido de los efectos transformadores de la literatura.

Un estudio reciente de la Universidad de Ohio ha confirmado un hecho sorprendente: los libros sí pueden hacer que las cosas sucedan

Lo que en el papel es pura ficción, en determinadas situaciones puede provocar cambios apreciables en la vida de los lectores. Los investigadores acuñaron el término “toma de experiencias” (experience-taking) para describir el fenómeno por el que una persona puede sentir como propias las emociones, pensamientos y creencias de un personaje.

“La ‘toma de experiencias’ de un personaje puede modificar de forma significativa nuestro comportamiento y nuestra manera de pensar”, afirmó Lisa Libby, coautora del citado estudio y profesora asistente de Psicología en la Universidad de Ohio.

El hecho de que el lector perciba que un personaje es muy diferente a él, ya sea en raza, edad, sexo o circunstancias de vida, evita una auténtica “toma de experiencias”. En cambio, mientras más cosas en común perciba el lector que tiene con un personaje, más posibilidades hay de que se dé una “toma de experiencia”; esto puede afectar su percepción de tal modo, que incluso desarrolle actitudes favorables hacia un determinado grupo que comparta características con el personaje.

La “toma de experiencias” es distinta de la “toma de perspectiva” (perspective-taking), que ocurre cuando la persona intenta empatizar con otras sin perder de vista su propia identidad. “La ‘toma de experiencia’ es más inmersiva”, explica Libby, ya que en tu mente “te reemplazas a ti mismo con el otro”. Esto ocurre cuando la persona es capaz de olvidarse de sí misma, de su autoconcepto y de su propia identidad mientras está leyendo, lo cual puede llegar a afectar tu comportamiento durante un tiempo.

En un fascinante experimento, los investigadores encontraron que la mayoría de los estudiantes universitarios fueron incapaces de vivir una “toma de experiencias” mientras leían dentro de un cubículo donde hubiera un espejo.

Durante otro experimento, varios días antes de las últimas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, se les pidió a 82 graduados que leyeran una de cuatro versiones de un cuento corto, acerca de un estudiante que lograba sobreponerse a una serie de obstáculos (averías de coche, lluvia, largas filas, etc.) en su camino a la casilla el día de la elección.

Tras leer la historia, los participantes completaron un cuestionario que medía el nivel de su “toma de experiencias”. Los resultados mostraron que los participantes que leyeron una narrativa en primera persona en la que el protagonista era un estudiante de su misma universidad, registraron el nivel más alto de “toma de experiencias”, y el 65% de este grupo se presentó a votar el día de la elección. En contraste, solo votó el 29% de los participantes que leyeron una narrativa en primera persona donde el protagonista era un estudiante de otra universidad.

Pero entonces, ¿la posibilidad de que algún lector viva una “toma de experiencias” de un personaje menos virtuoso sería motivo suficiente para censurar ciertos libros? ¿Sería posible que la psicopatía de Patrick Bateman —prototipo del yuppie de los años 80-90 que resulta ser un asesino en serie en el libro American Psycho— fuera contagiosa como sus censores temen?

Feroces argumentos se han levantado en Alemania en torno a la posibilidad de que el libro escrito por Adolf Hitler “Mi lucha” (“Mein Kampf”) haya tenido el poder de hacer que la diatriba se convirtiera en realidad, cuando los jóvenes lectores arios “tomaron la experiencia” del nefasto autor. Para estar más seguros, debería estipularse que la lectura de ese libro –y de algunos otros– se haga en cubículos con espejos muy grandes.

Esta no es una pipa

El pintor surrealista Henri Magritte anticipó nuestra inmersión en el mundo virtual de Internet.

 

 

En 1929, el pintor surrealista belga René Magritte -conocido por cuestionar la relación entre un objeto pintado y uno real, así como por investigar la ambigua relación entre las palabras, las imágenes y los objetos que estas denotan- pintó una pipa que abajo dice: ‘Ceci n’est pas une pipe’ (Esto no es una pipa). Al respecto comentó: “La famosa pipa. ¡Cómo me reprochó la gente por ella! Y no obstante, ¿podrías fumarla? No, es solo una representación, ¿o no? Así que si hubiera escrito en mi pintura ‘Esto es una pipa’, hubiera mentido”.

El artista estableció un punto que aplica a la perfección en nuestra época: una computadora es solo una máquina con un dispositivo destinado a la representación visual de información que, sin embargo, tratamos como si fuera una extensión del mundo real, así como de los objetos y las personas que existen en este.

Como en el cuento infantil de Lewis Carroll “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, mientras Alicia imagina cómo es el mundo al otro lado del espejo, se sorprende al comprobar que puede pasar a través de este y descubrir de primera mano lo que ahí ocurre, lo mismo hacemos nosotros en Internet. Creemos que lo que vemos en la pantalla es real, cuando la realidad es que solo son las funciones de un ordenador, permutaciones en un sustrato electrónico, reflexiones interactivas en un complejo espejo.

Una computadora no contiene letras; la apariencia de estas es reproducida según las instrucciones recibidas de servidores remotos que configuran la pantalla para que se vea sobre esta un texto aparente. Nada que ver con los trazos de figuras hechas con tinta u otro material sobre una superficie, lo cual implica una acción específica y unos objetos reales. Un ebook no es un texto, no hay nada escrito en él; es un inteligente e intrincado fantasma electrónico que solo existe en una función del dispositivo.

Puede sonar extraño, pero es importante notar la diferencia, igual que comprendemos que poder escuchar la voz de una persona en el teléfono no significa que esta viaje a través del cable, sino que el sonido se convirtió en un impulso eléctrico que al final se transformó de nuevo en ondas sonoras. Lo que escuchamos no es la voz real, sino una reproducción o imitación de esta. Para efectos prácticos, no meditamos en esta compleja realidad cada vez que hablamos por teléfono, confiando en que nada se pierde al pasar de “lo que es” a “lo que parece”.

Pero ¿qué sucede cuando algo sí se pierde? No en las tecnologías simples como el teléfono o la televisión, sino en el complejo mundo interactivo, aparente, virtual, que adorna la pantalla de nuestros dispositivos electrónicos. Lo que se pierde es la apropiada distinción de la realidad. La pantalla es un objeto tangible, no así los múltiples componentes que la coordinan, ni los archivos, videos, imágenes, juegos, objetos y personas que en ella aparecen. Cuando abres una ventana, no estás abriendo una ventana de verdad sino ejecutando una función.

Comprender esto es importante porque los humanos somos “seres” reales -no fantasmas, apariencias o representaciones- que necesitan objetos, relaciones y experiencias igualmente reales para vivir felices y sanos. Somos creaturas increíbles hechas para su completa inmersión en un mundo tangible y sensible. No estamos diseñados para mantenernos día tras día petrificados durante horas en una postura antinatural, con la vista clavada en una pantalla luminosa mientras nuestros ojos la escanean constantemente.

Computadoras, laptops, smartphones, tablets… todos esos dispositivos electrónicos son capaces de formar representaciones tan variadas y significativas que caemos en la trampa de tratarlas como si fueran de verdad. No solo terminamos gastando en ello largas horas, sino que nuestro sentido de la realidad es sutilmente modificado y minado.

La línea entre el mundo real y el virtual es a veces muy borrosa. Hemos adoptado el insidioso hábito mental de tratar a lo aparente como si fuera real. No vemos a nuestros dispositivos como instrumentos, sino como ventanas a un mundo desconocido, a tal punto que dejamos de relacionarnos “en persona” y preferimos hacerlo “en máquina”. Pero parafraseando al sexto patriarca del budismo zen: “no hay ninguna carpeta, no hay ninguna papelera de reciclaje, los objetos virtuales no tienen una existencia independiente; ¿qué es lo que vas a vaciar?”

De igual forma debemos preguntarnos si el tiempo que invertimos en las redes sociales nos sirve para hacer amigos de verdad o para coleccionar “contactos”.  Tal vez sea conveniente desconectarnos con frecuencia del mundo virtual para dedicar más tiempo a apreciar los objetos reales y convivir con personas de carne y hueso.

 

Extracto del artículo “This is not an article”, MercatorNet. El autor Zac Alstin trabaja en el Instituto Southern Cross Bioethics, en Adelaide, Australia.