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CARTA DE AMOR: FOTOGRAFIA

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Musa:
Desconozco los motivos que te impulsaron a tomar tan drástica decisión, únicamente me dices que no te sientes contenta, que no puedes amar y que no estás acostumbrada a que te quieran.
Conforme a tu correo, pasé al departamento para recoger las cosas que dejaste y me topé con aquella foto en blanco y negro. Sí, la primera que te tomé apenas te conocí; en ella apareces seria, bella, solitaria y triste.

Sentada en la mesa de aquel restaurante que tanto te gustaba, con una jarra de clericot ya casi vacía y una copa a medio consumir. Destaca el color negro de tu pelo así como la blancura y finas facciones de tu cara. Al acercarla me enfrenté de nuevo con ese color, otra vez oscuro, pero ahora de tus ojos, que me cautivó desde un principio y que expresan una alegría contenida y cierta nostalgia. Tanto tu semblante como la soledad del vino delatan una vieja congoja.

Las cosas no son como solían ser, y probablemente nunca lo fueron. Hoy al fin me atrevo a decirte que no te conocí en aquella fiesta donde físicamente nos encontramos, antes ya te imaginaba; la primera vez siendo un niño, cuando acudí con mis compañeros de escuela a una muestra internacional de fotografía y ahí estabas tú plasmada en una imagen. Eras una niña de aproximadamente cinco años de edad que jugabas a las brujas en un jardín de alguna construcción virreinal, estabas rodeada de rosas multicolores, llevabas un vestido violeta. Brincabas estática y reías a carcajadas…

-Algún día la conoceré- pensé.

Te volví a imaginar en una fotografía no recuerdo dónde, cuando ya siendo una adolescente regresabas a casa con uniforme de colegiala, cargando tus libros y con la mirada altiva que presumen los que aún no han tropezado.

Te visualicé nuevamente iniciando tus experiencias mundanas, cuando estabas por cumplir veinte años, los cuales celebrabas bailando con el novio equívoco a bordo de un crucero extraviado entre la niebla. Era tu tercer novio. El primero pasó sin pena ni gloria, el segundo fue un atractivo violinista que te había seducido sin amor entre la muchedumbre en ayunas que esperaba para cantarle a su santidad el Papa. ¡Ja! Ahora se encuentra penando en algún lugar de Europa por tu desamor.

Así fui viéndote crecer, intuyendo que en algún lugar existías y que tarde o temprano te encontraría. Todo lo que tenía que hacer era esperar el momento y abrir bien los ojos mientras te hacías mujer entre los azares de tu destino errático; ya fuera tomándote una copa de oporto por el sur de la Ciudad, entre los vendedores de sueños y promotores de fantasías, asomada a una ventana sin porvenir, vestida de largo en una fiesta de empresarios poderosos, sumergida en una bañera llena de champaña, aprendiendo fotografía en Milán donde conociste a muchos hombres que no te amaron o cazando rinocerontes desinflables rosas en las selvas de Kilimanjaro. Mientras tanto yo siempre buscándote sin encontrarte, siempre lo mismo durante años y la niña envejecía sin merecerlo y yo sufriendo en soledad.

Y así continué perdiendo la noción del tiempo, porque la distinción entre pasado, presente y futuro es pura ilusión y siempre al final, yo imaginándote, soñándote, queriéndote tocar como el virtuoso músico toca a su amado instrumento. Y como si la vida fuese un tren, yo desde mi asiento, atento, vigilándote desde la ventanilla. Pero el tren lleva su velocidad y como la vida misma, mientras envejecemos más se apresura el tiempo, por lo que era inevitable perderte de vista.

Había momentos en que tu rostro se desvanecía con el ritmo del viento, pero el saberte en alguna parada me daba alivio.

Así fue hasta que por fin, en uno de los vagones iba la niña interminable de mis sueños convertida en una mujer divorciada, llena de cicatrices que probaban el haber vivido y muy diferente a como la había imaginado, no obstante me turbaste.

Pastoreabas el olvido con tu avasallante personalidad, sabiendo que cualquier tristeza imaginada es igual de dolorosa que la verdadera. Creyendo que el amor es una guerra, por lo que jamás te quitas la armadura. Quisiera entender el motivo que te impide ser feliz, ¿qué te impulsa a conspirar en tu contra musa mía?

¡Necesito salvarte! ¿Pero de quien o que? ¿Querrás?, ¿Sabrás que podemos escoger lo que sembramos, pero estamos obligados a recoger lo cosechado? ¡Esa eterna batalla entre lo que uno quisiera que fuera y lo que es! Desearía descubrir qué nutre tus miedos y destruirlos uno a uno para que comprendas que al final sólo somos polvo de estrellas en un diminuto punto azul del Universo y que estaremos vivos por una fracción de segundo en el tiempo real, en este mundo que llamamos vida ¿Por qué entonces no darle a la vida una oportunidad? Y sí, me lo has dicho, sé que encontrare a alguien más, pero no serás tú, ¡no será la niña de mi fotografía!

Es curioso como nos aferramos al pasado, mientras esperamos nuestro futuro. El destino no espera a nadie. Estoy muy cansado, iré a dormir, y soñaré que cuando despierte la garrafa de clericot de la foto estará llena, la copa a medio consumir, tu semblante sonriente y que estarás tú dormida abrazándome y yo en silencio velaré tu sueño.¡No te vayas! ¡Aquí estoy! ¡Regresa!….

La vida emocional de las mujeres:

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Signo de salud, no de enfermedad

Las mujeres somos volubles. Debido a nuestro diseño evolutivo, estamos hechas para ser sensibles a nuestro entorno, tener empatía con las necesidades de nuestros hijos e intuir las intenciones de nuestras parejas. Esto es esencial para nuestra supervivencia y la de nuestros descendientes. Algunas investigaciones sugieren que las mujeres tienen mayor capacidad para articular sentimientos que los hombres porque a medida que el cerebro femenino se desarrolla, se reserva más capacidad para el lenguaje, la memoria, la audición y la observación de emociones de los demás.

Estas observaciones se basan en la biología, y no intentan aludir a ningún tipo de ideología pro- o antifeminista, pero sí tienen consecuencias sociales. La emotividad de las mujeres es un signo de salud, no de enfermedad; es una fuente de poder. Estamos sometidas a una presión constante por contener nuestras vidas emocionales; nos han enseñado a disculparnos por nuestras lágrimas, a suprimir nuestro enojo y a temer que nos llamen histéricas.

La industria farmacéutica usa ese miedo y se dirige a las mujeres mediante un torrente de publicidad en los programas de entrevistas matutinos y en las revistas. El número de estadounidenses que toma medicamentos nunca había sido tan alto y en mi experiencia los siguen tomando por mucho más tiempo del requerido. La venta de antidepresivos y ansiolíticos se ha disparado durante las últimas dos décadas y en épocas recientes han sido superadas por un antipsicótico, Abilify, que ocupa el primer lugar de ventas de entre todos los medicamentos que se comercializan en Estados Unidos, no sólo los psiquiátricos.

Como psiquiatra con veinte años de experiencia, debo decir que esto es una locura.

Al menos una de cada cuatro mujeres en Estados Unidos toma un medicamento psiquiátrico hoy en día, en comparación con uno de cada siete hombres; y las mujeres son dos veces más proclives a que se les diagnostique depresión o trastorno de ansiedad que los hombres. Estos medicamentos han mejorado considerablemente la vida de muchas mujeres, pero hay otras que no los necesitan. La mayor prescripción de medicamentos psiquiátricos, que a menudo recetan médicos de otras especialidades, está creando una nueva norma, que alienta a más mujeres a recurrir al uso de químicos. La decisión de si una mujer necesita tomar estos medicamentos debería ser médica, no una respuesta a la presión de grupo o al consumismo.

La nueva norma de prescripción médica contradice la biología dinámica de las mujeres, cuya química cerebral y corporal está hecha para cambiar constantemente. Para explicarlo de manera simple, pensemos en la serotonina como el químico cerebral que nos dice que “todo está bien”; si hay demasiada serotonina, nada nos importa, pero si los niveles de serotonina son muy bajos todo se vuelve un problema que es necesario resolver.

En los días previos a la menstruación, cuando incrementa la sensibilidad emocional, las mujeres pueden sentirse más expuestas, irritables o insatisfechas. Yo les digo a mis pacientes que los pensamientos y sentimientos que perciben durante esta fase son genuinos y que tal vez es mejor reevaluar aquello con lo que tienen que lidiar en el resto del mes, cuando es más probable que sus niveles hormonales y de neurotransmisores estén programados para motivarlas a que se adapten a las demandas y necesidades de los demás.

Los antidepresivos más comunes, que también se usan como ansiolíticos, son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (I.S.R.S.), que mejoran la transmisión de serotonina. Estos inhibidores hacen que las cosas “estén bien”, pero no está bien ver todo bien. Un mayor nivel de serotonina puede hacer que una sea más tolerante y aquiete sus miedos, pero también ayuda a que se vuelva insensible, física y emocionalmente. Estos medicamentos a menudo hacen que las mujeres estén menos interesadas en el sexo. Los I.S.R.S. tienden más a suprimir los pensamientos negativos que a alentar los positivos. Si una está tomando un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, tal vez no ande por ahí brincando de alegría, pero sí sentirá que es más racional y menos emocional. Algunas personas que utilizan estos medicamentos han dicho percibir menos otros rasgos humanos como la empatía, la molestia, la tristeza, los sueños eróticos, la creatividad, el enojo, la capacidad de expresar los sentimientos, el duelo y la preocupación.

Por supuesto que hay situaciones en las que es necesario el uso de medicamentos psiquiátricos. El problema es que, mientras que hay demasiadas personas realmente enfermas que no están en tratamiento principalmente debido a factores socioeconómicos, las personas que no necesitan estos medicamentos están tratando de suprimir una reacción normal a un conjunto de factores estresantes que no es natural: vidas sin suficientes horas de descanso, sol, nutrientes, movimiento y contacto visual, que son elementales para los primates sociales como nosotros.

Si los niveles de serotonina de las mujeres se incrementan continuamente de manera artificial, éstas corren el riesgo de perder sensibilidad emocional con sus fluctuaciones naturales, al adoptar un equilibrio hormonal más masculino y estático. Esta insensibilización emocional alienta a las mujeres a asumir comportamientos que los hombres comúnmente aprueban: una apariencia invulnerable, por ejemplo, es una actitud que podría ayudar a las mujeres a escalar en negocios dominados por los hombres. Los estudios en primates muestran que los I.S.R.S. pueden aumentar comportamientos de dominio social y elevar el nivel de jerarquía de un animal.

¿Pero, a qué costo? Tuve una paciente que me llamó desde su oficina llorando para decirme que necesitaba aumentar su dosis de antidepresivos porque no podía permitir que la vieran llorando en el trabajo. Al descubrir el motivo de su molestia – su jefe la había humillado frente a sus subalternos – decidimos que lo que necesitaba era enfrentar a su jefe en una discusión calmada, en lugar de más medicamentos.

Una revisión de los historiales médicos muestra, de manera constante, que los doctores tienden a recetar medicamentos psiquiátricos a las mujeres más que a los hombres, en especial a las mujeres de 35 a 64 años. Para algunas mujeres de esas edades, los síntomas de la perimenopausia pueden ser muy parecidos a la depresión y es común sentir ganas de llorar. No sólo se llora de tristeza. Cuando estamos asustados o nos sentimos frustrados al presenciar una injusticia, cuando nos conmueve profundamente la aflicción humana, lloramos. Y algunas mujeres lloran más fácilmente que otras, aunque eso no quiere decir que seamos débiles o que estemos fuera de control. Cuando se consumen dosis elevadas de I.S.R.S. se dificulta llorar; este medicamento incluso puede aumentar la apatía y la indiferencia. El cambio surge del descontento y la apreciación de que algo está mal; sabemos que algo está bien únicamente porque lo sentimos. Por lo tanto, si estar medicado significa ser complaciente, no sirve.

Cuando una persona está consumiendo una mayor dosis de la necesaria, sus emociones se vuelven sintéticas. Si lo que buscamos es crecimiento personal, un matrimonio más satisfactorio y un mundo mucho más pacífico, lo que necesitamos es más empatía, compasión, receptividad, emotividad y vulnerabilidad, no menos.

Necesitamos dejar de etiquetar nuestra tristeza y ansiedad como síntomas incómodos y valorarlos como una parte saludable y flexible de nuestra biología

Mi hijo, el ombligo del mundo

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¡Lo inaudito! El viernes pasado decidí hacer tiempo en una conocida cafetería mientras mi hija y sus amigas entraban al cine. Con periódico en mano, me dispuse a disfrutar esos minutos en compañía de mí misma, cuando de pronto llegó al establecimiento una joven mamá con su retoño, que tendría a lo sumo un año, pues aun no sabía caminar.

El lugar estaba casi vacío, de modo que me sorprendió cuando sentó a su bebé en mi sofá. “¡Claro! – pensé – lo hace mientras pagan sus cafés”. Cuando vi que la mamá, acompañada de una amiga, pasaba de largo con vaso en mano para instalarse a tres mesas de distancia, imaginé con asombro que habían olvidado a su desconcertada hija, pero ¡no!, de vez en cuando volteaba a verla y le hacía carantoñas.

Siempre he sospechado que desciendo de la estirpe de Herodes, porque lo que se dice paciencia con los enanos nunca he tenido. Pero eso no significa que no me importe su integridad física, por lo cual soy bastante aprehensiva. Así que imaginen mi estado cuando la “nena” se encaramó y, sujetando sus manitas al respaldo del sillón, que por cierto estaba al lado del ventanal – sí, ¡de vidrio! –, comenzó a hacer una serie de cien sentadillas a toda velocidad mientras emitía sonidos guturales ininteligibles para un homo sapiens. De pronto, los sonidos se convirtieron en gritos de mandrilito huérfano. Dicho sea de paso, tengo oídos de tísica y los tonos agudos me alteran de modo particular.

La insistencia de la nena para captar la atención de su progenitora, absorta en el cotilleo con su amiga, terminó de exasperarme. Decidida a mostrarme amable aunque no lo mereciera (mi abuela siempre decía: “compostura poca, pero que dure”), esbocé la sonrisa más hipócrita de mi repertorio y me dirigí a la mesa materna.

“Hola, oye, un favorcito… ¿te importaría sentar a tu hija contigo en vez de conmigo?”. Increíblemente, la cínica desnaturalizada me volteó a ver con cara de pocos amigos y espetó: “¡No es tu sillón!”. Alcé una ceja, alcé otra ceja, ladee la cabeza, esbocé una temblorosa sonrisa de medio lado, escondí los colmillos, y con el tono más “inclusive” que pude adoptar, respondí entre dientes: “Ni mi hija.” Di media vuelta, aventé el periódico sobre mi mesa, tomé mi vaso de café y abandoné el lugar.

¡Lo juro!, es un hecho real. Quizá sea uno de los más gráficos, aunque no el único que me ha tocado sufrir por culpa de las “mamis” posmodernas que sienten que el mundo tiene la obligación de padecer las impertinencias de sus hijos. ¡No!, la obligación es de ellas. Nadie tiene por qué soportar que una horda de mocosos desconocidos dé vueltas alrededor de su mesa cual guerreros apaches en un restaurante, mientras los nerviosos meseros hacen equilibrios para no tropezar y vaciarles la sopa encima. Ni soportar un megaberrinche de media hora en tanto la mamá finge demencia, haciendo alarde de una indiferencia tan inaudita como imperdonable.

¡No madres! Si son “vale-idem” y están dispuestas a que sus hijos se salgan de madre en cualquier sitio público, mejor quédense en casa y sopórtenlos en privado. Una mamá responsable encuentra en cada situación un momento oportuno para educar a sus hijos con cariño y paciencia, pero con firmeza. Y si no tienen edad suficiente para entender, quizá tampoco para estar “ahí”, así que al menos hay que controlar la situación. Recuerden que los derechos de sus hijos terminan donde empiezan los derechos de los demás.

Como última recomendación, les aconsejo nunca leer libros de crianza que tengan títulos como “Mi hijo, el ombligo del mundo”, “Yo estoy bien, tú estás mal”, “Porque lo manda mi nene”, etc. De verdad, lo pueden lamentar cuando lleguen a la adolescencia.

Atentamente,

Madre de la Vieja Guardia

Ser ecológicos es ser valientes

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En su encíclica “Laudato Si”, el Papa Francisco no pide medidas técnicas para curar las heridas ecológicas, sino un cambio “valiente” de estilos de vida.  Y es que puede bastar un pequeño gesto para cambiar el planeta.

El Papa invita a detenerse para admirar la belleza del mundo y la naturaleza, que nos llevará a cuidarla mejor.

Recomienda ejercitarse en la sobriedad para aprender a disfrutar con poco: por ejemplo, pasando tiempo con los amigos o hablando con los hijos.

En concreto, pide que se cuide bien a las personas y a las cosas. Desde pedir permiso, dar las gracias o dominar la agresividad; hasta ser ordenados y limpios.

Habla también de Internet: dice que el encuentro generoso entre personas no se consigue con la mera acumulación de datos.

A lo largo de la encíclica pide un valiente cambio de estilo de vida. En concreto, modificar actitudes nocivas de consumo. Y aquí es mucho más concreto.

Por ejemplo, pide sobriedad en el uso o la intensidad del aire acondicionado. También, cuando hace frío, invita a ponerse un jersey en casa en lugar de aumentar la calefacción.

Sugiere otras medidas prácticas como no usar cubiertos y platos de plástico o papel, no derrochar agua, diferenciar la basura para poder reciclar y eliminar residuos peligrosos, cocinar más o menos lo que se va a comer para no desperdiciar comida, apagar las luces cuando no hace falta tenerlas encendidas y usar transporte público o compartido.

Otro consejo del Papa es plantar árboles, cuidar bien las plantas y tratar con ternura a los animales, porque tienen una dignidad propia.

Francisco invita a ser valientes también respecto al reciclaje de papel, aunque como regla general pide aprender a reutilizar lo que usamos en el día a día.

El Papa también elogia a las organizaciones de consumidores porque consiguen que las grandes empresas les escuchen y no dicten ellas solas las reglas del mercado.

 

Migración siria, ¿Drama humanitario o invasión islámica?

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La presente crisis migratoria es la peor desde la Segunda Guerra Mundial: más de 350 mil personas cruzaron el Mediterráneo para llegar a Europa. Pero no todos lo lograron, más de 2600 murieron en el intento.

Mientras los países europeos debaten cómo repartirse a los refugiados sirios, América no puede hacer la vista gorda ante tamaño problema. La crisis ha desatado grandes muestras de solidaridad, pero también de violencia y xenofobia.

Se han alzado voces a favor y en contra de dar asilo a los inmigrantes.

¿Quién crees que tiene la razón?

Como parte del Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados, Angelina Jolie declaró: “Es repugnante ver a miles de refugiados ahogándose en la puerta del continente más rico del mundo. Nadie arriesga la vida de sus hijos de esta manera si no es por absoluta desesperación. Si no podemos terminar con el conflicto, no podemos escapar del deber moral de ayudar a los refugiados y proveer vías legales para su seguridad.”

Hoy, la actriz aboga por «un camino diplomático que ayude a solucionar el conflicto en Siria», ya que la mera acogida de refugiados no solucionará el problema: «No debería sorprendernos que gente que ha sufrido años de guerra y que ha vivido en campos de refugiados con raciones menguantes estén tomando decisiones por su cuenta. ¿Cuántos podríamos decir con honestidad que en su posición no haríamos lo mismo, enfrentados al miedo, la pérdida de esperanza y a una evidente falta de voluntad política internacional para acabar con el conflicto?», escribe Jolie, que ha viajado como embajadora a zonas en conflicto.

El papa Francisco ha hecho un llamado “a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa” para que acojan a “una familia de refugiados”. Ha anunciado que las dos parroquias que pertenecen al Vaticano brindarán refugio estos días a dos familias. “Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis atiendan mi llamamiento, recordando que Misericordia es el segundo nombre del Amor.” Cita un pasaje del Evangelio de Mateo: “Todo aquello que hicisteis a uno solo de mis hermanos más pequeños, me lo habéis hecho a mí”.

«No se trata de refugiados, esto es una invasión islamista en toda regla», ha sostenido el obispo Laszlo Kiss-Rigo, responsable cristiano del sur de Hungría, uno de los lugares sometidos a mayor presión migratoria, que ha estado presente en la recepción de los recién llegados intentando ayudarles con agua, comida y mantas. «Vienen aquí y comienzan a gritar Allahu Akbar (Alá es grande), quieren hacerse con el control de la ciudad. Europa se está viendo inundada de personas que se hacen pasar por refugiados, pero que en realidad son una grave amenaza para el continente cristiano, sus valores y tradiciones». Kiss-Rigo ha desvelado que la mayoría de ellos «se comportan de manera arrogante y cínica», pues rechazan todo tipo de ayuda y además «siempre tienen dinero».

En la misma línea que el obispo Kiss-Rigo se encuentra el discurso del primer ministro húngaro, Viktor Orban, que cree que el flujo de migrantes es un desafío directo al carácter cristiano de Europa y la pasada semana decidió endurecer las leyes contra todos aquellos que decidan cruzar la frontera.

Miembros del Estado Islámico han reconocido que se trata del «momento perfecto» para tomar Europa: Entre los planes del autoproclamado califato está atentar contra las principales ciudad europeas, pues creen que un golpe de entidad en ciudades como París, Londres o Berlín serviría para que el resto del mundo islámico se levantara y luchara por aniquilar todo aquello que consideran diferente. Los servicios especiales húngaros han logrado detener a dos yihadistas que se escondían entre la multitud, mientras que en Bulgaria el número de terroristas se eleva hasta cinco.

 

 

Finura en el trato

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La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables de la convivencia en una familia, en el trabajo o en un grupo de amigos. Se trata de apreciar a los demás, sin miedo a querer, pero sin familiaridades excesivas.

Se trata de un “esfuerzo”, porque de modo espontáneo no suele brotar ese trato delicado, que es fruto de la propia exigencia. Contra el trato fino va la brusquedad, ese modo áspero y desapacible de comportarse que nada tiene que ver con la fortaleza.

La delicadeza ha de ser universal y extremada, pero sin empalagos ni exageraciones, sin blandura excesiva. Es molesto que una persona que no es de mucha confianza nos diga, por ejemplo, “reina”. La delicadeza es mesura y templanza, es equilibrio, es atención sin servilismo. La delicadeza no siempre significa actuar, a veces es pasiva; por ejemplo, cuando uno procura no darse por enterado ante una situación embarazosa que puede producir confusión.

La delicadeza se refleja en detalles: en saber escuchar con atención, saber dar las gracias, el modo de tratar las cosas, los muebles, las puertas; el caminar sin estrépito; el no elevar destempladamente la voz; la corrección en el aseo y la pulcritud; la sonrisa… No tenemos la culpa de la cara que tenemos, sino de la que ponemos. Todo esto lleva frutos de unidad, paz y alegría.

Tenemos que elevar la amabilidad a nuestro alrededor, de allí la importancia de las virtudes de la convivencia: gratitud, afabilidad, cortesía, buen humor…, que son manifestaciones de la caridad. Todos sabemos hasta qué punto se hace difícil, y aun borrascosa, la convivencia, cuando faltan esas virtudes. La última raíz y el fin de todas las virtudes es la caridad, y la práctica de esas virtudes se resume en una expresión: delicadeza extrema.

Muchas personas que no recibieron una educación esmerada tienen, no obstante, una extrema delicadeza en su trato, fruto de una intensa vida interior. La amistad con Dios hace el alma más sensible y afina los modos. Y luego, la fe hace ver a un hijo de Dios en los demás, y el trato lleva una especie de veneración y cortesía.

Hay que afinar al escuchar: en la mesa y en la convivencia diaria. Nos perdemos de información interesante, política o cultural, por no saber escuchar. A veces llega una persona a una reunión donde la conversación está iniciada y en vez de enterarse en qué tema están, interrumpe con lo que trae en la cabeza.

Las incorrecciones en el hablar, la falta de educación y el uso de malas palabras suelen revelar una ausencia de calidad en el ser y en el amor. Goethe decía: “No hay ningún signo externo de cortesía que no tenga una profunda razón de ser moral”.

Cada persona tiene una afectividad distinta, que hay que respetar y potenciar. A la vez, nadie tiene una afectividad madura si carece de virtudes humanas. Cada día hemos de tener más respeto a la personalidad de cada uno.

San Pablo relaciona la caridad con todo un conjunto de virtudes humanas: “La caridad es paciente, es servicial… no se irrita, no piensa mal…, todo lo sufre, todo lo soporta…” (1 Cor 13, 4ss). ¿Qué sería de la caridad sin paciencia, generosidad, mansedumbre, magnanimidad, veracidad…? Todo esto forja el carácter y da felicidad.

La delicadeza está también en la lucha por superar los estados de ánimo, evitando subidas y bajadas bruscas, así como enfados. Hay que aprender a pasar por alto los roces normales de la convivencia y eso se refleja en la educación, en la comida y la bebida, en el modo elegante y templado de divertirse. Detalles que son como joyas que brillan.

“El atuendo del hombre, su modo de reír y su caminar revelan lo que es” (Eclo 19, 30). La actitud exterior es imagen de la disposición y nuestros gestos manifiestan la belleza de nuestra alma. Escribe San Juan Crisóstomo: “Que nuestra mirada no se distraiga por todas partes, ni nuestros pasos anden a la deriva, que nuestra boca pronuncie las palabras con calma y suavidad; en una palabra, que todo nuestro aspecto exterior refleje la belleza interior de nuestra alma.” (Sermo ad neophytos, VII, n. 26).

Fuente: cathólic.net

La niña que dibujó la cara de Dios

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Los seres humanos nunca dejamos de aprender. No obstante en este proceso de aprendizaje continuo que es la vida, existe un periodo esencial: los años que pasamos en los salones  de clases.

Kant dijo que el ser humano es lo que la educación hace de él y ésta debe buscar ser creadora de libertad.

Los niños poseen una vitalidad nata, pero en ocasiones, es en las mismas aulas donde se termina por paralizar esa frescura mental.

El objetivo debería ser despertarles la curiosidad, que reflexionen sobre lo que tienen ante ellos y  fomentar su capacidad de asombro para que ese progreso mental continúe.

Ken Robinson es un escritor y educador británico, reconocido en temas como la calidad e innovación educativa y la creatividad. Una de sus frases más famosas es: “La creatividad se aprende igual que se aprende a leer”, entendiendo que es algo que se puede practicar y mejorar.

Una anécdota ilustrativa de Ken Robinson refiere la visita a un colegio en el que se encontró con una niña de seis años. Al preguntarle qué dibujaba, la niña le respondió: “La cara de Dios.”

Desde luego que esto sorprendió a Robinson, quien argumentó: “Nadie sabe cómo es su cara.”

La niña respondió, sin dejar de dibujar: “Mejor, ahora ya sabrán cómo es.”

Todo esto llevó a Robinson a exponer que un niño cree en su talento y no tiene el más mínimo miedo a equivocarse.

Salimos de fábrica sin los estigmas que más tarde perseguirán la vida de la persona adulta; parece que debe haber algunos cambios en la educación según la entendemos hoy en día.

De la misma anécdota, Robinson extrae otra enseñanza: si no estás preparado para equivocarte, nunca acertarás. Y no se llegará a la originalidad tan anhelada en carreras como la arquitectura, el diseño o la mercadotecnia, donde mucho de lo que se produce termina por ser la copia de la copia, cuando los profesionales se mueven en una zona de seguridad.

Ken Robinson hace una crítica al sistema educativo en el que el alumno, en general, encuentra más incentivos para quedarse callado en clase que para participar y correr el riesgo de equivocarse. Esto se acentúa más en las culturas latinas como la nuestra, donde el valor de la percepción social es muy importante.

Es contradictorio, ya que sin importar si se trata de los primeros niveles escolares o la universidad, se pide al alumno que innove, pero hacerlo no le asegura obtener buenos resultados escolares. Y desgraciadamente, esto trae consecuencias en toda la vida de las personas, muchas que se mantienen en trabajos que no les interesan realmente, sólo para ser aceptadas y productivas.

Robinson asegura que el verdadero fin de la educación es descubrir en qué somos verdaderamente buenos y darnos las herramientas para potenciar ese talento, porque todos tenemos alguno, sólo hace falta descubrir cuál es.

Como dijo Pascal Bruckner, habría que preguntarnos: ¿cómo queremos que sean nuestros hijos cuando se enfrenten al mundo imperfecto y problemático de mañana?

Es algo que entra directamente en nuestro campo de responsabilidad, no lo olvidemos. Permitamos a nuestros niños y

Real del Monte: arquitectura y gastronomía con sabor minero

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Este Pueblo Mágico forma parte (y podría usarse como punto de partida) del magnífico Corredor de la Montaña del estado de Hidalgo. En Real del Monte se respira aún su pasado minero, tanto en sus casonas con balcones y calles empedradas, como en su tradición gastronómica donde los pastes son protagonistas. El poblado invita a los visitantes a conocer sus iglesias, sus leyendas, su mina y su misterioso Panteón Inglés en un ambiente tranquilo y casi siempre cubierto por la niebla.

Conoce más

A mediados del siglo XVI, en Real del Monte se establecieron importantes compañías mineras inglesas. Luego del auge de su explotación, las minas fueron abandonadas debido a la gran cantidad de agua que se encontraba en el subsuelo. José Alejandro Bustamante y Pedro Romero de Terreros continuaron con su explotación, a finales del siglo XVII, mediante novedosas técnicas de desagüe. A su muerte decae la actividad, pero en 1824 vuelven los ingleses y explotan las minas otros 20 años más, hasta que los costos de extracción resultaron más caros y las minas tuvieron que cerrar para siempre.

Para los amantes del futbol, se dice que en este Pueblo Mágico de Hidalgo se jugó el primer partido de balompié en México, entre trabajadores que laboraban en las minas hacia la segunda mitad del siglo XIX. Hay una placa conmemorativa en el terreno donde ocurrió.

Lo típico

Fiel a su tradición minera, Real del Monte ofrece al visitante artesanías elaboradas en plata, especialmente joyería. Con la técnica del repujado, también se elaboran ornamentos en madera y palma, así como canastas tejidas. Y si no vas preparado para el intenso frío, en las tiendas de artesanías podrás encontrar textiles de lana.

Fuente: http://www.mexicodesconocido.com.mx/real-monte-hidalgo-pueblos-magicos-mexico.html

Carta de una mujer sabia para las jovenes

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“Una relación debe ser tan simple como una moneda de una cara, después de todo el amor no se puede contar ni planear“
— Una relación que tenga la posibilidad de convertirse en algo a largo plazo no debe ser complicada en sí misma. ¿Cuánto tiempo puede una persona importunarse e importunar a otros de forma constante? Bueno, medio año, un año entero e incluso en algunos casos aislados un par de años, pero luego como en el teatro, cuando la persona haya hartado a todos en el público, saldrán del auditorio dejándola sola en el escenario, sudando incómoda bajo las lúces. Todo tiene un límite.

Todas las así llamadas ”relaciones dificiles“, todos esos “terminamos y volvimos” y las conversaciones de horas negociando cómo debería ser todo entre los dos, son fruto de tener demasiado tiempo libre (perdoname que te lo diga tan de frente). No son relaciones que valgan la pena. En serio. Es como si llegases a un concesionario de automóviles y quieres comprarte un Bentley aunque te alcanza sólamente para la cuota inicial de un auto chino en la versión más sencilla. Puedes venir cada día durante años al concesionario pero nada va a cambiar. Puedes decir que el Bentley es el único automóvil que te va bien, vas a hacerle un orificio en el cerebro a tus familiares y amigos de tanto hablar de eso, vas a hacer cara de pocos amigos y entrecruzar los brazos, vas a dañar tu propia vida y hasta te acostumbrarás a la sensación pero … nunca llegarás a pensar que lo que tú en realidad necesitas es un aparato con aire acondicionado, motor estándar, interior límpio y cauchos adecuados para que te lleve cómoda del punto A al punto B. Puedes perderte las estrellas por andar buscando el sol.

Las relaciones deben ser tan símples como una moneda de una sola cara. No importa si él es genio, físico o Pedrito el de la esquina, no importa qué educación tenga, cuántos idiomas hable, cuántas mujeres ha tenido o si escribe bien poemas; lo que importa es qué tan cómoda te sientes tú a su lado. Si te provoca depresión, si cuando estás con él no te sientes menos miserable que cuando estás sin él; si sabes (porque lo sabes) que no hay futuro, si te no te deja vivir tranquila, si le gustan las frasesitas como ”no estoy preparado“, ”debemos esperar un poco más“, “necesito pensarlo”, “es tan dificil decirlo“ puedes mandarlo bien lejos. De si lo amabas en realidad o todo fue un capricho te darás cuenta mucho más tarde, así es que si lo ves bien, no pierdes nada en este momento.

El amor no es un sentimiento fácil de reconocer. Muchas veces las personas lo confunden con pasión, respeto, costumbre, dependencia, deseo de venganza y mucho más. De una ”relación dificil” no sacas nada, además de un buen dolor de cabeza. Si eres consciente de que necesitas y no puedes vivir sin ese dolor de cabeza, al menos puedes aceptar que no necesitas a ese hombre en especifico, sino sólo el dolor de cabeza que tienes cuando estás con él (y podrías tener con otro). Aprende a extraer ese “dolor” de otra relación que sea más productiva. Basta con advertirle al hombre c-o-r-r-e-c-t-o que los miercoles y los sábados te conviertes en una bruja insoportable, para que pueda estar preparado.

Te lo repito una y otra vez: una relación debe ser algo simple. Después de todo, si es algo serio, tienes en mente formar un hogar, hacer planes, ir de vacaciones, visitar a la familia y todo desde lo más pequeño hasta lo más grande que existe en la vida de pareja. Si piensas que todo va a mejorar con el tiempo estás M-U-Y equivocada.

Siempre pasa igual: al principio quieres a un hombre alto, atlético, inteligente, rico, con perspectivas, atractivo, romantico, bla, bla bla bla, y sólo depués entiendes -TODAS acabamos por entender- que lo que necesitabas era una persona en quién confiar, que estuviera ahi NO cuando los astros se confabulen, sino siempre, SIEMPRE ¿entiendes? Por eso el ser confiable es una cualidad importantísima.

Él tendrá el deber de estar contigo y ayudarte en los momentos MÁS dificiles de la vida, cuando todo está negro y a los lados sólo hay abismos. Por eso el ser responsable también es otra cualidad vital.

Vas a querer compartir con él tu alegría y tu tristeza, tus triunfos y tus derrotas, tus sueños y tus miedos, por eso el saber comprender y empatizar es I-N-F-I-N-I-T-A-M-E-N-T-E importante.

Lo conocerás al derecho y a revés, podrán entenderse con apenas abrir la boca, al fin de cuentas acabaran acostumbrandose el uno al otro, estarán acoplados como los engranajes de una gran máquina; pero las disputas seguramente no se acabarán porque ambos son personas diferentes, incluso si ya has cambiado para ajustarte a su medida y él a la tuya. Por eso sin paciencia es imposible llegar a cualquier cosa.

Verás que todo el tiempo vas a ceder un poco, y cambiarás tus costumbres de soltera, estarás más comprometida con la relación, y él también. La flexibilidad también es muy muy importante.

Tomarás decisiones junto a él y cada uno por separado, decisiones que bien podrían cambiar el curso de la vida, así que las cosas no van a ningun lado si no puedes confiar. Es sencillamente imposible.

Piensa: cuando tenías 20 años o menos no pensabas en nada con respecto a las relaciones ¿verdad?. Lo único que querías era que él llegara bien apuesto a buscarte, te regalara flores y te besara, que te enamoraras de sus ojos y fuera algo así como los modelos de las revistas. Pero en realidad eso no es importante. No importa si es muy guapo o no, si es alto o bajo, atlético o gordito, hablador o tartamudo. Lo único que en realidad necesitas es el saber que esa persona estará contigo en fuego y agua, en rios de miel y de m… Debes sentir que a su lado estás muy bien y que SIN él estás MUCHO peor que CON él.

Te aseguro que cuando mires atrás dentro de veinte años ya empezarás a sentir ternura al tocarle la frente para ver si está enfermo y le propondrás quedarse en casa aunque sólo haya tosido una vez, dejarás de tener esas conversaciones de “¿hacia dónde va nuestra relación?“ porque ya habrás llegado a tu destino, y ese será el verdadero amor, el que viene con amistad. No es posible planear el amor. Nunca.

Y para deshacerte de esas ”relaciones difíciles» que te puedo decir… ¿entra a un curso de pintura country? ¿ayuda a los huérfanos? Deja a tu pobre cerebro en paz y a ese hombre, bueno, él estaría lleno de problemas incluso sin estar a tu lado.

Autor: Una mujer con experiencia en el tema.

Fuente: http://genial.guru/psicologia/carta-de-una-mujer-sabia-para-las-jovenes-568/

Siria: polvorín en Medio Oriente

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¿Qué está pasando en Siria?

Tras soportar décadas de gobiernos autoritarios, los pueblos de varios países de Medio Oriente alzaron sus voces en protesta y derrocaron a sus líderes, en lo que se ha llamado la Primavera Árabe.

En Egipto y Túnez, las revueltas fueron rápidas y decisivas. En Libia, las protestas desataron una breve guerra civil que concluyó con la muerte de Mouammar Kadhafi.

Siria es otra historia. El padre del presidente Bashar al Asad gobernó el país durante treinta años, durante los cuales modernizó el país, pero a costa de una brutal represión. Bashar asumió el poder luego de su muerte en 2000 y al principio dio señales de ser un mandatario diferente. Pero a la primera señal de disidencia, restringió la libertad de expresión, cerró la economía y dejó en claro que la democracia no estaba en sus planes.

Tuvieron que pasar otros doce años de represión para que miles de personas salieran a las calles para exigir reformas, siguiendo el ejemplo de egipcios y tunecinos. La represión continuó y las protestas se multiplicaron. El ejército respondió disparando contra los manifestantes, cientos murieron y miles más fueron arrestados. La posibilidad de una resolución pacífica murió con los manifestantes.

Poco después, comenzaron a surgir grupos pequeños de rebeldes alzados en armas. Desde entonces, gobierno y rebeldes se hayan enfrascados en una guerra que ha cobrado más de 60 mil vidas en los primeros dos años de conflicto.

¿Cuáles son las raíces del conflicto?

Después de la Primera Guerra Mundial, los ingleses y franceses  fijaron las fronteras de Medio Oriente, agrupando a muchas etnias y religiones diferentes en los mismos territorios. La secta musulmana de los alawitas, ha tenido el poder en Siria desde la década de los 70, pese a representar apenas un doce por ciento de la población. Con el objetivo de mantener al país fuera de las manos de extremistas, los Asad favorecieron a su secta y aplastaron a todos los que los desafiaron.

¿Por qué ha durado tanto el conflicto?

Desde que empezó esta guerra se supo que sería larga, ya que los grupos rebeldes eran pocos, mal armados y desunidos. Lo único que tenían en común es un profundo odio a Asad. Mes tras mes, los grupos aumentaron en hombres y armamento, pero no ha sido suficiente para derrocar al gobierno, el cual recibe ayuda de Irán, Rusia y el grupo Hezbolá.

Muchos grupos rebeldes han abusado, asesinado y desplazado a civiles a nombre de la revolución. Sus atrocidades han hecho que muchos sirios se pregunten si el remedio es peor que la enfermedad.

¿Por qué no están haciendo nada los Estados Unidos, Europa y la ONU?

Principalmente porque Rusia y China han bloqueado cualquier acción contra Asad. Rusia y China tienen intereses en China y sus líderes piensan que la Primavera Árabe no ha traído seguridad y estabilidad a la región. Estados Unidos no quería intervenir porque no encontró un grupo que comparta su ideología. Pero después de comprobar que Asad usó armas químicas, la Casa Blanca anunció que entregará armamento a los rebeldes.

¿Qué pasará ahora?

Los expertos creen que Asad será derrotado. La pregunta es cuánto tiempo tomará. Aunque los principales grupos rebeldes han firmado una alianza, ésta se podría romper después de que derroquen a Asad. La lucha por el poder podría llevar a una nueva guerra civil e incluso a una división del país. El conflicto también podría expandirse a países como Turquía, Líbano e Irak, amenazando la frágil estabilidad de Medio Oriente.

Sin importar el resultado, quien asuma el poder en Siria heredará un país en ruinas, una economía destruida, una población dividida y el reto de cumplir las promesas de la Primavera Árabe.