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Anudando ayuda al medio ambiente

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México es uno de los países con más variedad de artesanía en el mundo, sin embargo, también es uno de los que más basura produce a nivel global.

¿Por qué no unir esfuerzos para que una cosa compense a la otra? Actualmente, la preocupación por el medio ambiente se ha convertido en una tendencia. El mercado está lleno de propuestas y productos aparentemente “verdes” cuyo objetivo real es vender el clásico “gato por liebre” y son pocas las propuestas que realmente se preocupan por la conservación de nuestro planeta.

Anudando es una propuesta innovadora que utiliza desechos como bolsas de plástico o maderas de reutilizar para crear artesanías tales como canastos, cajas, manteles, tapetes, etc. De esta manera, el propósito de Anudando es doble: por un lado, busca la preservación de la artesanía en el mundo contemporáneo y por el otro, trabajar con materiales de deshecho para disminuir el impacto de éstos en el medio ambiente. La colaboración de artesanos indígenas es también fundamental para el proyecto ya que las formas de trabajo más innovadoras no serían nada sin las técnicas o los diseños tradicionales. La tradición y artesanía textil se encuentra actualmente en decadencia y por esto mismo, la empresa se dedica a trabajar con artesanos textiles del Estado de México, Querétaro, Guanajuato y Michoacán.

Esta empresa nació en el 2013 en el ITESM campus Santa Fe como un proyecto de investigación iniciado por Michelle Baggerman que se ha convertido en una empresa ahora con reconocimientos internacionales e invitaciones a grandes eventos en el mundo. Anudando cuenta con tres colecciones: “Kuni”, de accesorios textiles de cocina, “Tuntixtila”, de objetos de madera utilitarios y de diseño y “Agua y concreto”, de cojines y tapetes 100% de lana.

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6 Metas personales para esta Semana Santa

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El perdón es el único remedio para apabullar estos sentimientos negativos que alejan la felicidad, apagan las ilusiones, y destruyen la paz interior.

La Cuaresma que finaliza con la Semana Santa, es un camino de crecimiento espiritual para ratificar, ante nosotros mismos y ante los demás, que Dios ha pasado por nuestras vidas para hacernos mejores personas, por lo que nos comprometemos a ser testimonios de esa conversión. Este realmente, es el sentido de la Semana Santa, que cada quien sea una vivencia de fe a la luz de Cristo.

Y para que ese cambio sea verdadero, el Señor nos invita a dejar morir en nosotros todo aquello que nos aleja de Él y de los demás. Es también una buena ocasión para ejercitar el autocontrol en aspectos que nos cuesten esfuerzo.

Las siguientes recomendaciones podrán ser un buen plan de mejora personal pues parten de las falencias que, por lo general, todos caemos en algún momento.

1. No haré lo que no me gusta que me hagan. Más que un propósito, debe ser una ley de vida. Es la mejor forma de romper con el círculo vicioso que conduce a estados negativos.

2. Seré cumplidor de mis obligaciones. Esto se resume en cumplir con los deberes que cada quien ha asumido con rectitud, responsabilidad, compromiso, y en especial con amor.

3. Seré amable con los demás. No hay duda que las personas amables viven mejor, pues este valor produce felicidad, armonía, paz interior; además tiene el poder de “desarmar corazones”: libera al otro de las emociones negativas.

4. No guardaré rencores ni sentimientos tóxicos. El resentimiento, agresividad, odio, rencor, deseo de venganza, enferman el espíritu, dañan el cuerpo y producen desequilibrio psicológico. Son toxinas que pueden no damnificar al otro; pero sí perjudican mucho a quien las experimenta. (Leer también: Cómo tener un espíritu saludable)

El perdón es el único remedio para apabullar estos sentimientos negativos que alejan la felicidad, apagan las ilusiones, y destruyen la paz interior.

5. No hablaré mal de los otros. “Un mal comentario puede acabar una amistad, enterrar una institución, manchar un buen nombre, desmoronar una vida. El mejor modo de no meterse en vidas ajenas es no hablar nunca de los demás.” *Fragmento del artículo “Ser cada día mejor” de BuzonCatolico.es

Además, no podemos olvidar que también somos humanos y por consiguiente, nos equivocamos. Hay que enfocarse mejor en lo bueno que cada quien tiene, así evitamos que los errores y defectos de los demás nos atormenten, robándonos así la tranquilidad que tanto buscamos.

6. Me concentraré en lo mío. No hay que dedicar tiempo a investigar si los demás realizan bien su trabajo, si rectifican sus errores, si son buenos esposos o que tal lo hacen como padres de familia. Hay que dejar a un lado los asuntos ajenos y destinar toda la conciencia, cuidado y dedicación a la propia vida.

Artículo originalmente publicado por lafamilia.info

ECOACTIVISMO SOBRE OLAS: A BORDO DEL ESPERANZA, EL BARCO MÁS GRANDE DE GREENPEACE

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HACE ALGUNOS MESES ACOMPAÑÉ A LA TROPA DE GREENPEACE EN EL GOLFO DE CALIFORNIA, AQUÍ ALGUNAS IMPRESIONES, REFLEXIONES Y RETRATOS DE LOS PERSONAJES QUE PASAN SU VIDA EN ALTAMAR

Sin que yo alcance a detectar en su voz un tono que revele propósito de reclutamiento evidente, escucho cómo en los años 70 tres amigos veteranos de la guerra de Vietnam, alarmados ante la constante aparición de focas con los oídos destrozados por impactos sonoros, se abocaron a la improbable misión de frenar pacíficamente las pruebas atómicas que Estados Unidos estaba realizando en las islas Aleutianas, Alaska. La técnica: colocarse como escudo humano encaramados sobre un pequeño velero. Y aunque fracasaron –pues el gobierno descubrió sus planes, los quitó de en medio a patadas y por supuesto que detonaron la mentada bomba– los agitadores sí consiguieron algo quizás sólo un poco más importante que detener esa explosión nuclear en particular: la atención mediática internacional.

En los 45 años que han pasado desde entonces y tras múltiples reestructuraciones y peleas internas, Greenpeace se ha convertido en la ONG ambientalista de mayor tamaño a nivel mundial. Con presencia en más de 43 países, miles de simpatizantes que prestan labores voluntarias y un presupuesto anual que se acerca a los 200 millones de dólares recaudados en su totalidad por donaciones del público.

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Bueno, de vuelta al presente. Acabo de poner pie sobre el Esperanza, el mayor de los tres navíos que componen la flota actual de Greenpeace. Estamos en el alto Golfo de California, exactamente frente a San Felipe, es verano y hace un calor agobiante. Vine a cubrir la campaña para salvar a la vaquita marina de la extinción, empresa tan urgente como desesperada pues se calcula que quedan tan sólo 57 ejemplares vivos de estos pequeños cetáceos endémicos de la región, cuya mayor mortandad se debe a la pesca ilegal de totoaba –otro pez endémico de estos mares, que tiene la desgracia de que en China su vejiga natatoria sea sumamente codiciada, alcanzando precios que rondan los 60 mil dólares por pieza en el mercado negro de Hong Kong. Aquí mi reportaje al respecto.

No obstante, siendo francos, la vida a bordo del barco me resulta casi tan llamativa como el cometido del proyecto. Quizás sea un interés influenciado por cierta sospecha, llamémosle prejuicio, que se dispara en mi interior automáticamente  a raíz del bioactivismo en general. Sucede que estudié biología y las labores de los autoproclamados guerreros del arcoíris gozan de una reputación dispar dentro de la comunidad científica. Por un lado están los académicos connotados que consideran sus acciones alejadas de la disciplina del conocimiento y más afines al fanatismo ideológico que a la verdadera conservación. Y por el otro, están aquellos que no sólo valoran sus esfuerzos sino que los consideran una herramienta primordial en el panorama legislativo actual (recordemos la manera drástica en que Greenpeace intercedió en el debate de la comisión ballenera internacional sobre la pesca de cetáceos).

Entre las criticas históricas más frecuentes habría que mencionar que el grupo en ocasiones no busque el consejo o trabajar de la mano con los expertos en los distintos campos de estudio que interviene, apareciendo con la bandera de “salvemos al panda”, por formular una suposición cualquiera, los activistas se lanzan intrépidamente a actuar e ignoran que numerosos investigadores han dedicado su vida al asunto y que seguramente tendrían mucho que aportar para diseñar un plan de acción efectivo. Greenpeace, por su parte, les reprocha a los científicos en cuestión que no hagan más que investigar, que se muestren tibios ante los dilemas apremiantes y no den paso sin huarache.

Otra  apelación común es con respecto al foco de acción que usualmente guía las campañas del grupo ambientalista; eligiendo casos que podrían tener mayor impacto mediático sobre aquellos que, aunque más importantes en términos ecológicos, no son tan vendibles. Gajes del  dilema de la recaudación y la cara mediática, dado que se trata de un organismo autogestivo que opera a partir –y dicho sea de paso, depende por completo– de las donaciones del público, en ocasiones para ganar popularidad y obtener mayor percepción de capital sus ideas pueden verse comprometidas con las tendencias sociales sobre ciertos temas o incluso fungir en contra de los fines que se supone buscan defender. Por ejemplo, lo que sucede con la caza legal de especies exóticas. Se ha probado una y otra vez en reservas y parques naturales alrededor del mundo que si las actividades cinegéticas son reguladas rigurosamente trabajando de cerca con las comunidades locales, estas pueden fungir como un medio sumamente efectivo para la conservación. Sin embargo, Greenpeace jamás apoyaría tal estrategia.

En fin, se trata de un debate extenso, imposible hallar resolución en esta breve crónica. Por ahora aceptemos que las intenciones del grupo son honestas y que sus métodos, si acaso en ocasiones algo controvertidos o de resultados con alcances cuestionables, al menos persiguen un fin noble.

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Mejor concentrémonos en lo que nos atañe. El navío –un antiguo buque soviético de bomberos, adaptado para dar alcance a barcos balleneros y realizar acciones no violentas, cuya construcción se remonta a 1984– es masivo. Adornado por una amigable ballena azul y ostentando en su frente el emblemático arcoíris de la organización, el coloso metálico se extiende por 72m de largo y se dispara varios pisos por encima del mar. Está equipado con helipuerto, dos grúas, tres zodiacs, tres dingis, desalinizador de agua marina y un gran radar redondo. Las entrañas del monstruo albergan gimnasio, lavandería, clósets con equipo de buceo o vestimentas para el ártico, cocina industrial, sala de edición de video, talleres mecánicos, oficinas, sauna, cabina de mando con aparatos repletos de botones, cuartos de maquinas que remiten a una fabrica de robots, 25 camarotes y por lo menos otro tanto de baños y regaderas.

Mi aposento es más bien pequeño: un escritorio, dos escotillas, un lavabo, repisas y una litera con dos camas de dimensiones infantiles que comparto con Jorge, técnico argentino encargado de operar las grúas y el ancla, de pocas palabras y, a sus 63 años, viejo lobo de mar. A juzgar por los varios libros apilados sobre su cama, debe ser el lector más asiduo entre los navegantes; el inventario incluye a Banks, Auster y Steinbeck. Aunque no intercambio demasiadas palabras con el buen Jorge, siento que tenemos una conexión profunda, quizás debido a la literatura que inconscientemente compartimos.

La cotidianidad del barco está dictada por horarios rigurosos: 7:30 desayuno, 8:00 limpieza general, 9:00-12:00 trabajo, 12:30 comida, 13:00-18:00 trabajo, 18:30 cena y de 19:00 en adelante sano esparcimiento. No hace falta mencionar que los productos de limpieza son amigables con el ecosistema y que los ingredientes alimenticios prometen ser 100% orgánicos. Faltaba más, después de todo, se supone que si alguien tiene que poner el ejemplo, esos serían precisamente los militantes ecoguerreros que me rodean. Aunque confieso, que no sin sorpresa, me encuentro con Coca-Cola, productos Nestlé y Walmart a bordo, lo cual sí me parece un tanto contradictorio con su discurso, o mejor dicho bastante, pero bueno, nadie es perfecto y asumo que en algunos de los puertos donde se abastecen de provisiones tampoco es que haya muchas opciones.

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Lo más interesante del barco es, sin duda alguna, su tripulación. Personajes, entrañables en su mayoría, plagados de historias sobre expediciones marítimas a los lugares más recónditos del mundo, roces con naufragios y encuentros con piratas. Llevan una existencia trimestral: 3 meses en tierra por 3 embarcados, alternando entre los distintos navíos de la organización, y cubren buena parte de la diversidad humana en lo que a nacionalidades y semblantes refiere. Debido a que es imposible incluir a todos, a continuación esbozo un perfil breve de mis favoritos.

Babu, hindú. 30 décadas cocinando en alta mar, los últimos 10 años para Greenpeace. Señor amigable, de barba crecida y semblante estilo película de Bollywood que cuando no está a bordo regresa al lado de su dos esposas en la India. Afirma que 3 meses en el barco no son nada, apenas un pequeño reto de resistencia pues la cocina es un área que, no importa que suceda, siempre registra actividad. Pero él es un profesional, puede confeccionar pollo al curry, pasta con hongos, ensalada de pescado y las varias guarniciones veganas que componen cada una de las comidas, bajo las más extremas condiciones. Dice que su mejor chili con carne lo preparó durante un huracán y que las bodegas del barco pueden albergar insumos hasta para 1 mes. Debo reconocer que la comida siempre fue excelente.

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Tereapin, maorí, 39 años. Lleva casi 2 décadas trabajando para la organización. Gigante imponente de 2m de alto, hombros anchos como un toro, pelo chino largo, tatuajes tribales y fisionomía que remite en general a la de un jugador de rugby. Declara con voz dulce y elegante acento británico que el Esperanza es su hogar, insiste en que los 3 meses de vacaciones que pasa entre campañas en Nueva Zelanda, en compañía de sus cinco hijos y esposa belga, no le traen tanto sabor. Lo suyo es el trabajo arduo, pilotear lanchas sobre aguas picadas y beber cervezas en la noche con los camaradas. En un futuro no muy lejano considera si seguir o no los rituales de su tribu maorí, que involucran tatuarse el rostro por completo cuando se alcanza la mitad de los 40. En parte duda, pues además de cambiar su aspecto drásticamente, volviéndolo francamente inquietante, la cara labrada le podría traer problemas al cruzar fronteras y por consiguiente complicar sus labores en Greenpeace.

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Ocke, alemán, 33 años. Casi 1 lustro como contramaestre para Greenpeace, antes de eso innumerables años como voluntario esporádico. De pelo largo rubio, constitución delgada y ojos azules hiperactivos. Nació en el mar. Vive en el mar. Cuando no está en campaña regresa a su velero en Hamburgo, que es literalmente su casa. Su tarea a bordo consiste en supervisar la navegación, cartas, mapas, rutas y estar al tanto de las alarmas climatológicas. En su opinión lo más peligroso que podría pasar a bordo sería un incendio y afirma que este barco no se hunde ni con el peor de los ciclones. Sin embargo, él es de la idea de que Greenpeace debería cambiar pronto a este dinosaurio oceánico, pues se trata de una embarcación vieja, muy poco eficiente y con un impacto sobre el ecosistema notable (que se supone es justo lo que la organización pretende impedir, pero, dadas las discusiones que escucho furtivamente, al parecer la administración no es un hueso fácil de roer y hay opiniones encontradas).

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Nicolás, uruguayo, 37 años. Esta es su primera misión con los ecologistas. Moreno de cuerpo generoso, carcajada fácil y discurso articulado que le susurra a los motores palabras amables para que no fallen. Antes de ser mecánico de barcos fue trompetista de música tropical, sin embargo, se vio forzado a abandonar la bohemia para zanjar su carrera sobre el mar. Su entorno es el cuarto de máquinas y asegura que nunca había navegado con tripulación más amena e informal. En sus palabras, “aquí reina la pura buena onda”. Me informa que el generador del barco, aún sin estar en movimiento, consume unos 500l de gasolina al día solamente para mantener la electricidad y el resto de sistemas básicos funcionando. Y luego me ilustra que, en primera instancia, uno viene a un barco a trabajar. Si además es posible llevarse bien con los colegas, como es el caso, pues ya se está de gane. Pero lo principal es que cada hormiga del hormiguero flotante realice sus labores adecuadamente.

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No puedo hablar de la organización en general, pero en lo que concierne a mi breve experiencia de primera fuente, diría que en definitiva las personas con las que me tocó convivir, tanto de la tripulación como de la campaña, son accesibles y racionales. Infiero que, como en toda empresa de estas proporciones, habrá distintos tipos de mentalidades y sé que existen discrepancias, algunas profundas, entre la planta laboral y los que dirigen la marca. Se rumora que pronto se avecinan cambios. Esperemos que éstos involucren un trabajo más de cerca con científicos y expertos en los distintos campos, para que la posible influencia que pudiera llegar a tener Greenpeace sobre políticas públicas, esté basada siempre en investigaciones serias y resulte efectiva para la conservación de nuestro ya tan deteriorado planeta.

El discurso de un entrenador de fútbol benjamín para no humillar al rival

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Aitor Cebrián Montiel es un joven de 21 años que entrena, desde hace un año y medio, al grupo benjamín del Ayelo, el club de fútbol de la localidad valenciana Aielo de Malferit.  El sábado 5 de diciembre su equipo jugaba en casa contra el C.D Contestano, un conjunto que llevaba toda la temporada perdiendo por goleada. Al campo estaban a punto de saltar niños de entre 7 y 9 años y Cebrián, en la charla previa, decidió pedir a sus jugadores respeto hacia el rival. Este fue su discurso:

Acabo de ver entrar a los niños contra los que vais a jugar hoy, y son más pequeños que vosotros. Son de primer año y no debieran competir con vosotros en esta categoría. Están goleándolos cada semana y querría que os pusierais en su lugar. No quiero que celebréis ningún gol, no los presionéis en su campo, dejadlos que jueguen un poco y que puedan disfrutar de jugar al fútbol. Vamos a ser respetuosos con ellos”.

 «Lo primero que me preguntaron los niños», cuenta a Verne por teléfono Cebrián, » es que por qué debían hacerlo, por qué no podían marcar todos los goles que quisieran. Yo les pedí que intentasen verse en la misma situación: no ser capaces de dar tres pases seguidos, no poder marcar un gol… Cuando les pregunté cómo se sentirían me dijeron que mal y, sin necesidad de más explicaciones, entendieron lo que quería transmitirles».

Mientras Cebrián hablaba con sus jugadores un padre del equipo rival escuchó casualmente la conversación y quedó tan agradecido que al final del encuentro se acercó al él para felicitarle por su empatía. Unos días después el C.D Contestano remitió una carta al club para formalizar su gratitud. El escrito llegaría a manos de la Federación de Fútbol valenciana y, después de ser publicado el viernes en su web – y perfiles de Facebook y Twitter – los usuarios de las redes sociales han aplaudido el fair play de Cebrián y compartido el discurso.

«No esperaba tanta repercusión de algo que, a mi entender, debería ser habitual. Pero sí me gustaría que sirviese de ejemplo», comenta el entrenador, «Hay otros técnicos que creen que respetar al rival significa emplearse al máximo y marcar cuantos más goles mejor. Es una actitud respetable, pero yo no la comparto. Los niños, ante todo, deben disfrutar jugando al fútbol».

El resultado final fue de 11 goles a 1, pero el entrenador está satisfecho con la conducta de sus jugadores: «Cualquiera que hubiera visto el partido, lo entendería. Podrían haber sido muchos más. Los niños cumplieron con lo que les pedí». Así lo ha entendido también el club rival que ha invitado a los menores al partido que disputará el equipo principal del C.D Contestano la próxima jornada. «Realizaremos una pequeña exhibición en el campo durante el descanso y participaremos en una comida de hermandad», explica Cebrián.

El joven entrenador, que estudia Historia en la Universidad de Valencia, señala que no ha realizado ningún curso de psicología deportiva sino que se deja llevar por el sentido común y el trato que a él le gustaría recibir: «Yo también juego al fútbol, en un equipo aficionado. Sé lo que es estar en el otro lado y que te ganen por goleada». A Cebrián sí le gustaría seguir entrenando «pero a los niños, en categorías inferiores. Son los que más aprenden de ti. Llevo poco más de un año, comencé con este mismo grupo y ha sido una experiencia maravillosa».

El pasado junio otro partido de categoría alevín que terminó 1-21 reabrió el debate sobre las goleada en las ligas infantiles y la humillación que supone para los perdedores. Cebrián cree que las federaciones podrían intervenir de algún modo para evitar este tipo de situaciones: «En las categorías inferiores», explica, «se nota mucho la diferencia física de los niños. Se pueden dar casos en los que un niño de diez años se enfrente a uno de siete y quizás estaría bien que los emparejamientos de los equipos fuesen más equilibrados».

Mucho más que una buena puntada

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Bordados de Carlos Arias en el Museo del Chopo

Sí, leíste bien, bordados, pero no esperes ver el punto de cruz como lo usaba tu abuelita.

En la exposición El Hilo de la vida. Bordados 1994-2015, Carlos Arias ha transformado este domesticado arte en una propuesta desafiante, subversiva y erótica. (De hecho, es una exposición recomendada para mayores de 18 años).

Arias es un artista chileno radicado en México que abandonó la pintura para cuestionar, con cada puntada, nuestras nociones convencionales de género, clase, raza e, incluso, la definición misma de lo que entendemos como arte.

Algunas de sus piezas infiltran obras consagradas de la pintura –como el diálogo entre el arte abstracto de Frank Stella y la artesanía de Pahuatlán– y dan como resultado un mestizaje contemporáneo, de técnicas y miradas. Otras, dedican su gran laboriosidad al cuerpo desnudo representado gráficamente.

Con sus “pinturas de aguja”, Arias colisiona un anticuado pañuelo con florecitas con el texto bordado en él: una página de Historia de la Sexualidad del filósofo francés Michel Foucault. También transforma en diario íntimo un lienzo de algodón de más de 20 metros de largo, en el que reflexiona sobre la memoria y la identidad sexual: Jornadas es una obra aún en elaboración, iniciada en 1995.

Pero no sólo el hilo comunica. La variedad de materiales de soporte dan tela para pensar. Sus retratos de gran formato, elaborados sobre texturas traslúcidas y volátiles, nos contactan con la fragilidad humana;  la riqueza visual del brocado nos permite pensar lo difícil que es distinguirnos como individuos, ya que a veces parece que pasamos a ser parte del papel tapiz.

El Hilo de la vida es una exposición valiente, heterodoxa y desafiante (como suelen ser las de este museo) que puedes visitar en el Museo Universitario del Chopo, de miércoles a domingo, desde el 30 de enero hasta el 30 de abril.

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Kit para detectar las pseudociencias por Carl Sagan

uno

Los datos deben ser confirmados por experimentos independientes. En otras palabras, un descubrimiento siempre está a la espera de que alguien lo replique y le dé el mismo resultado.

dos

No sucumbir al principio de autoridad. “Esto es así porque lo dice un premio Nobel” no tiene ningún sentido en la ciencia. Las cosas no son verdad dependiendo de quién las diga sino de cómo se demuestren. No hay autoridades en el tema sino expertos que pueden aportar mejores evidencias en uno u otro sentido.

tres

Tratar de explicar un resultado desde distintos costados y ver si se descartan algunas de esas explicaciones experimentalmente. En otras palabras, hacer una selección natural de las hipótesis y, la que sobreviva, será la que temporalmente adoptemos. Como Sherlock Holmes: lo que queda tiene que ser la verdad.

cuatro

No aferrarse a una explicación determinada. La ciencia será objetiva pero la hacen los científicos que son personas con subjetividades.

cinco

¡Poner números! Las ciencias naturales deben tender a ser cuantificables y, de esa manera, se pueden comparar distintos grupos e hipótesis.

seis

Presentar todos los pasos de razonamiento que lleven a un resultado o interpretación determinados. Si no están todos, vale sospechar.

 

Sagan nos ofrece 5 ejemplos:

–   El de la ignorancia: si no se demostró que es falso, debe ser verdadero. En otras palabras, la ausencia de evidencia no es equivalente a la evidencia de la ausencia.

–   Alegatos fabricados ad hoc cuando alguna proposición pseudocientífica está en peligro.

–   Selección de la información o las interpretaciones que convengan. Aquí entraría también la estadística falsa o basada en unos pocos datos.

–   Confundir relaciones causales con relaciones porque sí. A nuestro cerebro le encanta ver causas en todos lados, así que ésta suele ser complicada.

–   Poner todo en blanco y negro: es así o asá, y no hay nada en el medio (la mayoría de las cuestiones en la naturaleza son un continuo de posibilidades).

Cómo cambia la vida tras la muerte de los padres

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Después de la muerte de los padres, la vida cambia mucho. O quizás, muchísimo. Enfrentar la orfandad, incluso para personas adultas, es una experiencia abrumadora. En el fondo de todas las personas sigue viviendo ese niño que necesita acudir a la madre o al padre para sentirse protegido. Pero cuando se van, esa opción desaparece para siempre.

Vas a dejar de verlos, no una semana, ni un mes, sino el resto de la vida. Los padres fueron las personas que nos trajeron al mundo y con quienes compartiste lo más íntimo y frágil. Ya no estarán aquellos seres por los que, en gran medida, llegamos a ser lo que somos.

“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.”
-Gabriel García Márquez-

hombre mirando el firmamento

La muerte: de hablar de ella a vivirla, un gran abismo…

Nunca estamos del todo preparados para enfrentar la muerte, más aún si se trata de la de uno de nuestros padres. Es una gran adversidad que difícilmente se llega a superar totalmente. Normalmente lo máximo que se consigue es a asumirla y a convivir con ella. Para superarla, al menos en teoría, tendríamos que entenderla y la muerte, en sentido estricto, es del todo incomprensible. Es uno de los grandes misterios de la existencia.

Obviamente, el modo en el que integremos las pérdidas va a tener mucho que ver con la manera en la que se hayan producido. Una muerte de las llamadas “por causas naturales” es dolorosa, pero lo es más un accidente o un asesinato. Si la muerte fue precedida por una larga enfermedad, la situación es muy distinta a cuando se produjo de manera súbita.

También incide la diferencia en tiempo entre la muerte del uno y el otro: si ha pasado poco tiempo, el duelo será más complejo. Si, en cambio, el lapso es más extenso, seguramente estaremos un poco mejor preparados para aceptarlo.

Realmente no sólo se va un cuerpo, sino todo un universo. Un mundo hecho de palabras, de caricias, de gestos. Inclusive, de reiterativos consejos que a veces hartaban un poco y de“manías” que nos hacían sonreír o frotarnos la cabeza porque les reconocemos en ellas. Ahora comienzan a extrañarse de un modo inverosímil.

La muerte no avisa. Puede presumirse, pero nunca anuncia exactamente cuándo va a llegar. Todo se sintetiza en un instante y ese instante es categórico y determinante: irreversible. Tantas experiencias vividas al lado de ellos, buenas y malas, se estremecen de repente y quedan sumidas en recuerdos. El ciclo se cumplió y es momento de decir adiós.

“Lo que está, sin estar”…

Pensamos, por lo general, que nunca va a llegar ese día, hasta que llega y se hace real. Nos quedamos en shock y solamente vemos una caja, con un cuerpo rígido y quieto, que no habla ni se mueve. Que está ahí, sin estar ahí…

Porque con la muerte comienzan a entenderse muchos aspectos de las vidas de las personas fallecidas. Aparece una comprensión más profunda. Quizás, el hecho de no tener presente a las personas queridas suscita en nosotros el entendimiento sobre el porqué de muchas actitudes hasta entonces incomprensibles, contradictorias o incluso repulsivas.

Por eso, la muerte puede traer consigo un sentimiento de culpa frente a quien murió. Es necesario luchar contra ese sentimiento, ya que no aporta nada, sino que te hunde más en la tristeza, sin poder remediarla. ¿Para qué culparse si uno cometió errores? Somos seres humanos y acompañando a esa despedida tiene que existir un perdón: del que se va hacia el que se queda o del que se queda hacia el que se marcha.

campo de girasoles representando la tristeza por la pérdida de los padres

Disfrútalos mientras puedas: no van a estar para siempre…

Cuando mueren los padres, con independencia de la edad, las personas suelen experimentar un sentimiento de abandono. Es una muerte diferente a las demás. A su vez, algunas personas se niegan a darle importancia como mecanismo de defensa, en forma de una negación encubierta. Pero esos duelos no resueltos retornan en forma de enfermedad, de fatiga, de irritabilidad o síntomas de depresión.

Los padres son el primer amor. No importa cuántos conflictos o diferencias se hayan tenido con ellos: son seres únicos e irreemplazables en el mundo emocional. Aunque seamos autónomos e independientes, aunque nuestra relación con ellos haya sido tortuosa. Cuando ya no están, se experimenta su falta como un “nunca más” de una figura de protección y de apoyo que, de uno u otro modo, siempre estuvo ahí.

abuela y nieta

De hecho, quienes no conocieron a sus padres o se alejaron de ellos a temprana edad suelen cargar toda su vida con esas ausencias como un lastre. Una ausencia que es presencia: queda en el corazón un lugar que siempre los reclama.

De cualquier modo, una de las grandes pérdidas en la vida es la de los padres. Puede ser difícil de superar si hubo injusticia o negligencia en el trato hacia ellos. Por eso, mientras estén vivos, es importante hacer conciencia de que los padres no van a estar ahí para siempre. De que son, genética y psicológicamente, la realidad que nos dio origen. Que son únicos y que la vida cambiará para siempre cuando se vayan.

 

FUENTE: https://lamenteesmaravillosa.com/como-cambia-la-vida-tras-la-muerte-de-los-padres/

 

 

La muerte de Jesús

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San Mateo

Evangelio según San Mateo (Mateo 27, 33-50)

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo. Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían: «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!». De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: «Yo soy Hijo de Dios». También lo insultaban los ladrones crucificados con él. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: «Elí, Elí, lemá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. Pero los otros le decían: «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo». Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS La Biblia (Traducción argentina) 1990

San Marcos

Evangelio según San Marcos (Marcos 15, 22-37)

Y condujeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota, que significa: «lugar del Cráneo». Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó. Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno. Ya mediaba la mañana cuando lo crucificaron. La inscripción que indicaba la causa de su condena decía: «El rey de los judíos». Con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. (Y se cumplió la Escritura que dice: «Fue contado entre los malhechores») Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: ¡«Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, sálvate a ti mismo y baja de la cruz!». De la misma manera, los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban y decían entre sí: «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es el Mesías, el rey de Israel, ¡que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!». También lo insultaban los que habían sido crucificados con él. Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña le dio de beber, diciendo: «Vamos a ver si Elías viene a bajarlo». Entonces Jesús, dando un grito, expiró.
EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS La Biblia (Traducción argentina) 1990

Evangelio según San Lucas (Lucas 23, 33-46)

Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos. El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!». También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». El le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso». Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y diciendo esto, expiró.
EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS La Biblia (Traducción argentina) 1990

San Juan

Evangelio según San Juan (Juan 19, 16-30)

Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucifiquen, y ellos se lo llevaron. Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado «del Cráneo», en hebreo «Gólgota». Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una inscripción que decía: «Jesús el Nazareno, rey de los judíos», y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: «El rey de los judíos». sino: «Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos»». Pilato respondió: «Lo escrito, escrito está». Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: «No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca.» Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.
EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS La Biblia (Traducción argentina) 1990

 

FUENTE: http://www.sepulcro.custodia.org/default.asp?id=4369

Stand Up: un pasatiempo diferente

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El tedio, el estrés del trabajo y las apretadas agendas de la semana pueden llegar a quebrarte en algún momento. Pero, ya que lo sabes, ¿por qué no dejas que la risa ayude a  quitarte el estrés de la vida cotidiana?

 

En la capital hay diferentes opciones para disfrutar el fin de semana ya sea con tu pareja o con tu familia. Sin embargo, una opción aún poco explorada es el show de stand up comedy que resulta perfecto para pasar un rato divertido.

El stand up es un genero en el que el comediante se dirige directamente al público arriba de un escenario, donde narra experiencias de la vida cotidiana con un sarcasmo y crudeza muy particulares. Este tipo de entretenimiento nació en Estados Unidos en la década de los 50s y 60s, y de ahí surgieron varios de los mejores cómicos del mundo, tales como: Richard Pryor, Steve Martin, Robin Williams y Eddie Murphy.

También ha habido mujeres que se aventuran a hacer este tipo de comedia. Phyllis Diller fue la primera comediante en vivo. En lo que históricamente era un territorio de hombres, Diller fue verdaderamente sobresaliente e hizo ver que las mujeres también tienen un particular –y digno de escucharse–  punto de vista sobre la vida.

En México, los padres de este tipo de comedia han sido actores tan conocidos como: Miguel Galván, Adal Ramones y Teo González, entre otros. Actualmente, esta modalidad de comedia está en auge y se presenta en diferentes lugares de la Ciudad de México. Te recomendamos en especial el Fat Crow, en Antara, donde podrás disfrutar a los mejores exponentes de este género, como Sofía Niño de Rivera y Ricardo O’Farrill.