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A los 17 años un cáncer de huesos: “Lo que tú quieras”

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La Iglesia reconoce como venerable a Montse Grases por cómo llevó su enfermedad

¿Cómo le dirías a tu hija de 17 años que tiene cáncer y le quedan meses de vida? Esa fue la situación a la que se enfrentó Manolita García, madre de Montse Grases, el 20 de julio de 1958.

Así la recuerda, según lo recoge la biografía Sin miedo a la vida, sin miedo a la muerte (1941-1959) de José Miguel Cejas:

-Bueno, mamá, ¿me vais a decir lo que tengo?

-Pero Montse -le dije-, ¿a esta hora, tan tarde…?

-Sí, sí, de hoy no pasa: me decís ahora mismo lo que tengo.

Comprendí que ya no podíamos retrasarlo más. Entonces Manuel se lo explicó todo, muy concreto, muy claro, sin disfrazar las palabras:

-Montse, tienes un cáncer. Un sarcoma de Ewing.

Se quedó un momento parada, y preguntó:

-¿Y si me cortaran la pierna?

Manuel le dijo que ya había habido una consulta concreta sobre ese particular: se habían considerado todos los aspectos, y no era conveniente; no existía esa posibilidad; no podía ser…

Entonces ella hizo un gesto, un mohín, como diciendo: ‘qué lástima’…

Fue un mohín nada más, un mohín muy gracioso me pareció a mí, después de decirle aquello, pobrina, que era tremendo… Y se salió del cuarto y se fue para la habitación.

Allí la vi cómo se arrodillaba a los pies de la Virgen de Montserrat y se ponía a rezar.

Luego se sentó y estuvo haciendo brevemente el examen de conciencia. Rezó de rodillas las tres avemarías y se metió en la cama. Entonces le dije a Manuel: ‘me voy con ella’. Me parecía imposible que después de decirle una cosa así pudiese dormir…

Llegue a su cuarto y la empujé un poquito para que me hiciera sitio, y me dijo:

-¿Qué haces, mamá?

-Pues mira, dormir contigo.

-¡Ay, que suerte!, me contestó, en un tono jovial…

Ella apoyó la cabeza sobre mi hombro y al cabo de unos instantes, sólo unos instantes, vi que respiraba profundamente… Me di cuenta de que se había dormido.

Me cercioré bien y me marché. Y eso fue todo.

…Todo no, porque luego supe que al arrodillarse delante de la Virgen de Montserrat le había dicho: ‘lo que Tú quieras’”.

Precisamente la fiesta de la Virgen de Montserrat, este miércoles 27 de abril de 2016, fue el día en que el papa Francisco autorizó el decreto sobre la heroicidad de las virtudes de esta joven, a quien a partir de ahora la Iglesia considerará “venerable” por la manera como llevó su enfermedad.

La madre de Montse recuerda así aquel momento en que le dio la noticia a su hija:
“…Ya sé que son muy pocas palabras para describir un acto tan grande como fue el de explicarle a Montse la enfermedad que tenía. Pero no hay nada que añadir: todo fue así de sencillo. Ella no conocía siquiera la existencia de esa enfermedad, entre otras cosas porque entonces no se conocía tanto como de unos años a esta parte. No creo ni que se le hubiera pasado ni por la imaginación. Recuerdo perfectamente la expresión de su cara… solamente aquel frunce de labios; no se le humedecieron los ojos, ni… ¡Nada! ¡Nada! ¡Qué cosa más sobrenatural!

Sobrenatural. Me lo he pensado antes de emplear esta palabra. Pero es la que corresponde. Porque, ¿cuál puedo emplear, si no? ¿Qué cosa ‘más poco natural’?, o ¿qué cosa ‘más poco normal’? No. Ella siempre obraba con normalidad y naturalidad. Y era evidente que Dios la confortaba… Porque, si le quitaba de golpe todas sus ilusiones, todo…, ¿iba acaso a dejarla sola?”.

Manolita está convencida de que en esos momentos, la fuerza a su hija le vino de Dios:

“Yo siempre vi a Dios en todo lo que iba sucediendo aquellos días y muchas veces lo sentí muy cerca. A partir de aquel momento ya no podría hacer realidad ninguna de sus ilusiones, cuando estaba llena de gozo pensando que le faltaban pocos días para marcharse a vivir a un Centro del Opus Dei; y eso era lo único que a veces la hacía impacientarse. En los días pasados veía que se iba alargando lo de su enfermedad y me lo decía con preocupación… Y aquella noche se confirmaron sus sospechas: ya no se realizarían nunca aquellos sueños que la habían hecho vibrar durante los últimos meses”.

Este fue el principio de un luminoso camino hacia la muerte, lleno de esperanza e incluso de alegría contagiosa en muchos momentos. Ser consciente de su enfermedad supuso para Montse el gran salto de su vida, según su hermano mayor, Enrique.

Hasta aquel momento su vida había sido, en gran parte, fruto de la educación cristiana que nos habían dado en casa. Pero fue entonces, cuando se encontró cara a cara con esa experiencia fuerte del dolor, cuando se identificó con la agonía de Jesús en la Cruz. Descubrió que estaba condenada -por decirlo así- a morirse en muy poco tiempo, y comenzó a ser heroica en lo pequeño y a poner en práctica esas enseñanzas sobre el amor a Dios en medio del sufrimiento, que todos hemos oído tantas veces, pero que sólo pueden vivirse de verdad cuando se experimenta ese dolor en carne propia“, recuerda.

 Conoce aquí la historia de Montse Grases.

FUENTE: http://es.aleteia.org/2016/05/01/a-los-17-anos-un-cancer-de-huesos-lo-que-tu-quieras/

Mi experiencia en Pass Kit

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Una serie de eventos (muy) afortunados

Así empieza todo…

Era Agosto, justo a la mitad del tercer año de universidad. Carrera de Economía. Interesante, pero algo me faltaba.

Para ser honesta, si tenía un día más de clases iba a explotar. Necesitaba un descanso. Y no me refería a: ya no haré nada y dormiré 14 horas al día, sino a un descanso de la rutina, a una oportunidad para explorar, crear, aprender y hacer más cosas que disfruto, e incluso, aquellas que aún no sabía que disfrutaba.

En algún momento sentí que lo único que me mantenía a flote era la idea de irme muy lejos, pronto.

Tenía el plan perfecto:

Ir al lugar más lejano y diferente que pudiera encontrar.

Encontrar algo que hacer durante 6 meses.

Viajar, comer y conocer a toda la gente que pudiera.

Hong Kong parecía la opción ideal: 14 horas de viaje, todo en chino, un lugar hermoso para viajar. Sin embargo, sabía que debía terminar mis estudios en algún momento, así que decidí aplicar a un programa de intercambio. Llevaría dos o tres clases muy fáciles y disfrutaría el resto del tiempo. O al menos eso pensé.

¡Sorpresa! A mediados de noviembre tenía el boleto de avión en mano y mis planes resultaron un desastre absoluto. Estudiar en el extranjero ya no era opción y un boleto sencillo a Hong Kong pasó de ser una fuente de entusiasmo a una de pánico. Tenía que resolver esto pronto. Comencé a buscar un plan B y después de un montón de ideas absurdas y otras que no sonaban tan alocadas, un internado en la empresa “Passkit”, una empresa de software de automatización de marketing, era una gran idea. Siempre quise saber cómo trabaja en verdad una compañía y el hecho de que pudiera hacer eso en Hong Kong le dio un poco de sabor.

No sabía en lo que me metía.

Corte a: estoy a la mitad de exámenes y tengo mi primera entrevista en la vida.

Planeé muy cuidadosamente mi tiempo para poder estudiar y prepararme para la entrevista, pero por supuesto, había olvidado que allá hay una gran diferencia de horario con México. De la nada, a la mitad de la biblioteca mi alarma se activa: Mi entrevista es en diez minutos y mi nivel de preparación es un gran CERO.

Entré en pánico. No sabía qué iba a decir en la entrevista y la competencia distintiva de PassKit era un concepto muy vago en mi cabeza. Traté de no volverme loca y hacer parecer como que todo estaba bien. Fue en ese momento cuando conocí a Wendy. Honestamente no recuerdo qué fue exactamente lo que pasó en esa llamada de tan nerviosa que estaba, sólo recuerdo que cuando terminó, tenía un buen presentimiento.

Tres semanas después, estaba sola del otro lado del mundo, viviendo con personas que no conocía y sí, todo estaba en chino (¡exactamente como lo quería!). Mi primer día de trabajo, como todo evento que me llevó a ese lugar, pasó muy rápido. No tuve ni siquiera cinco minutos para procesarlo todo y, antes de que me diera cuenta ya estaba trabajando en un análisis competitivo, absorbiendo toda la que podía.

Como pueden ver, PassKit fue la última cosa que pasó por mi cabeza al planear un viaje al extranjero, pero, terminó por ser la mejor decisión que no sabía que tomaría.

No fue para nada como lo imaginaba. PassKit nunca se sintió como una oficina: los estudiantes no eran realmente estudiantes, el trabajo fue muy emocionante y el estrés, una motivación. En realidad, era como una familia. Una familia en la que las personas que te rodean aman su trabajo y no dejarían pasar un momento sin un momento sin compartir esa emoción contigo. Ellos nunca están realmente trabajando, ellos están cambiando el mundo y se divierten muchísimo haciéndolo.

PassKit fue el golpe de vida que necesitaba: Ahí no importa de dónde vengas, qué edad tengas o qué hayas hecho antes. Lo que realmente importa es que pongas la mente y el alma en algo de valor.

No sé cómo o en qué momento dejé de ver esto sólo como un trabajo en Hong Kong y lo entendí como una gran oportunidad para aprovechar al máximo mi desarrollo personal. Supongo que en la vida el cambio llega de lugares inimaginables, en momentos inesperados y por razones imprevistas. Pero cambio es de lo que está hecha la vida.

Si la cosmovisión de una mexicana como yo cambió por accidente al terminar trabajando en una compañía de tecnología en Hong Kong, cualquier cosa podría llegar y sacudir mi mundo en cualquier momento.

 

5 consejos para perdonar

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En 1986, Fouad Hassoun, con 17 años, perdió la vista en un atentado en Beirut

Ya en calma hoy en día, nos invita a seguir su camino: aceptar, avanzar y perdonar.

  1. No esperes nada a cambio

Perdón significa ir “más allá del don”, es dar por completo. El perdón debe otorgarse libremente.

La imagen del hijo pródigo en los brazos de su padre es importante para entender la esencia de perdonar… Se perdona sin condiciones, es una celebración. Nos debe proporcionar una dicha absoluta, una llama que nos haga estremecer.

No se perdona en confrontación: “Yo doy un paso si tú das otro también”. El perdón no es una moneda de cambio, es una dinámica para hacer reinar la paz. El perdón es gratuito, pero aporta muchos beneficios.

  1. Perdona en la vida diaria

El perdón se aplica tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. No esperes a las ocasiones más evidentes ni a los momentos más íntimos.

No obstante, aunque forme parte de la vida diaria, el perdón no es un gesto banal. Puede que sea cotidiano, puede otorgarse varias veces al día, pero nunca es anodino. Hablamos de algo muy serio, es lo que nos mostró Cristo durante su Pasión: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

  1. Cambia la forma en que miras al prójimo

Al igual que Jesús cambió su forma de ver al joven rico, aprende a respetar: “mirándole, le amó”.

Si queremos estar listos para perdonar, es necesario preguntarnos por qué el otro hizo lo que hizo. El mal sigue siendo el mal, pero el perdón nos aleja de la indiferencia, nos hace preocuparnos por el otro.

El perdón sin respeto es sólo condescendencia. El perdón desde el respeto es justicia.

  1. Cree en ti

El perdón no es sólo una exigencia cristiana, sino que está en la naturaleza del ser humano, como la risa y las lágrimas. Todo el mundo es capaz de perdonar, sólo hace falta creer en ello.

  1. Expresa tu perdón

Una cosa es la voluntad de perdonar y otra cosa es el acto. Los dos son buenos, pero no podemos permanecer en la voluntad. Es necesario dar el siguiente paso.

Cada uno lo expresa como lo siente, a través de la palabra, de los gestos. En ocasiones la situación exige silencio. Pero el perdón debe ser expresado y, si es posible, debe ser dado a la persona a quien concierna directamente.

(Fuente : Sophie Le Pivain, La Vie, 17 de marzo de 2014)

Puede ver el testimonio completo original (en francés) en el vídeo de Fouad Hassoun (France 2, Le jour du Seigneur, Laurence Charrier):

 

FUENTE: http://es.aleteia.org/2016/05/23/5-consejos-para-perdonar/

Inspiración: La Vida y Los Hijos…

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Como padres, muchas veces nos gustaría resguardar a nuestros hijos en un lugar donde nunca puedan experimentar el dolor, la pérdida, el fracaso, la tristeza y la soledad. Sin embargo, con el correr de los años, nos damos cuenta de que la libertad es el mejor regalo que podemos darles: la posibilidad de realizar sus logros, de vivir sus sueños, de descubrir sus pasiones, de equivocarse y volver a empezar, de caminar de acuerdo a sus ideales, y de elegir el camino que desean recorrer. Lo único que nos toca hacer es darles las bases, el amor, y la formación que necesitarán para zarpar hacia su propio destino…

comparación sobre la vida y los hijos

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FUENTE: http://www.todo-mail.com/content.aspx?emailid=7402

Viajero: Has llegado a la región más transparente del aire

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La frase del título es la que utilizó Alexander Von Humboldt en el lejano 1804 para referirse a la impresión que le causó su llegada al Valle de México: un paisaje de ensueño, rodeado por sus bellas montañas y volcanes.

 

Durante los primeros días de marzo estuvimos cerca de respirar ese mismo aire, gracias a los fuertes y atípicos vientos que se produjeron en la Ciudad de México.

Y para nuestra triste sorpresa, después de esos días de claridad llegó una contingencia ambiental por altos índices de ozono como hacía más de 10 años que no se registraba. Ironías de la vida.

Todo esto confirma que nuestra ciudad ha sobrevivido a todo y sigue en pie a pesar de todo, y que probablemente tenga en sus habitantes a su peor enemigo, ya que no la cuidamos como lo que es: nuestra casa.

¿Y cómo va a ser otra cosa?, si es el sitio en el que vivimos y donde habitan nuestros recuerdos. Nada menos que el lugar donde nuestros padres crecieron y se conocieron.

Cuando pienso en la Ciudad de México me vienen a la mente miles de imágenes. Un estallido. Desde luego, veo el Parque Revolución en el que aprendí a andar en bicicleta. La antigua casa de mis abuelos, donde viví muchas aventuras. Están los conciertos, cantando a coro con la multitud, como si todos fuéramos una sola voz. Está doña Lola, que a pesar de sus años salía todas las mañanas religiosamente a recoger la basura con su inseparable perro. Aparece el Colegio Miraflores, del que me acompañan sus enseñanzas y amistades. La ocasión en la que descubrí el incomparable ‘Cien Años de Soledad’ de García Márquez, que me introdujo al mundo de la literatura, el cual me permite vivir más vidas de la que dispongo.

Digo Ciudad de México y me veo caminando por su Centro Histórico, mosaico único de gente y culturas. Escucho en ella sus sonidos, algunos en peligro de extinción, como el del carro de camotes o la mañanera presencia de los ricos tamales oaxaqueños.

Contemplo sus enormes rascacielos y los vestigios arquitectónicos de otras épocas. Las calles empedradas del sur y los paseos en el bosque de Chapultepec junto a sus museos de clase mundial. Veo sus tianguis de colores donde encuentras todo si sabes buscar.

Una ciudad que contiene tantas ciudades y puede ser vista desde tantas perspectivas, que cuando sales de sus límites difusos llevas siempre llevas un boleto de regreso en la mano: a ella, mi ciudad, mi casa.

Mi vida, con sus matices, puede ser la de todos. Esos días en los que sufrimos la contingencia ambiental me dejaron pensando. Nuestras acciones la están matando y con ella vamos sus habitantes de la mano. Toda nuestra vida y todos nuestros recuerdos. ¿No debiéramos amar un poco más a nuestra casa?

Como si fuera un patrón histórico, en México no buscamos soluciones gasta que los problemas nos alcanzan. Y no nos engañemos, la contaminación ambiental la producimos todos los habitantes, , sin excepción, de una u otra forma.

Medidas a tomar hay muchas, como cambiar nuestro modelo de movilidad: ninguna ciudad de estas proporciones es tan dependiente del automóvil como la nuestra. Hace falta realizar una enorme inversión en transporte público limpio, eficiente y suficiente, que no responda a conveniencias políticas. Es urgente regular el transporte de carga y las plantas industriales para disminuir las emisiones contaminantes, entre otras cosas.

Pocas veces he visto tanta polarización sobre un tema como en el del programa ‘Hoy No Circula’. Y dejémoslo claro, si fue una implementación que hace 25 años no resolvió el problema de la contaminación, no lo hará ahora. Para servir de algo debe venir acompañado de un plan integral que ofrezca alternativas inmediatas e incentivos a largo plazo.

Si algo bueno ha provocando una decisión tan autoritaria e impopular como la reinstalación del programa No Circula, es que la gente que nunca utiliza el transporte público voltee a ver la situación que viven quienes lo usan todos los días, para que se sumen a los reclamos para mejorarlo. Sería una buena idea que cada cobro del gobierno relacionado con el uso del automóvil se invierta en la mejora y ampliación del sistema público de transporte.

La contaminación ambiental aqueja a muchas de las grandes capitales. El año pasado, Madrid y París sufrieron estragos por ella, y las medidas y planeación para combatirla fueron mucho más drásticas; en ambos casos tenían un solo objetivo: retirar el mayor número de autos de las calles, principal fuente de emisión de contaminantes.

Nuestra ciudad es un modelo que sigue el resto del país, cada vez es más común ver construcciones de distribuidores viales o la presencia de tránsito pesado en ciudades en las que antes no existían. Estamos exportando un modelo obsoleto.

Si consideramos a la ciudad como la casa que es, estoy seguro de que poco a poco podremos darle la dignidad que merece y que nos merecemos. Impulsemos acciones desde el ámbito personal y público que contribuyan a que la Ciudad de México vuelva a ser la región más transparente.

 

 

A PROPÓSITO DEL SÍNDROME ANGELMAN

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Veo sus caritas sonrientes. De ojitos despiertos. De cuerpos en continuo movimiento. Poco atentos. Eufóricos. Comunicativos con señas y muecas. Sin abecedario. Cariñosos. Te abrazan con fuerza. Sus besos son apretados y bruscos. Sus juegos son cortos. Les gustan los ruidos. Sacan cosas. Buscan cosas. Captan tu mirada. Es fácil verlos y más fácil quererlos.

Eso explica su nombre. Eso explica el síndrome. Así es un niño con síndrome Angelman.

Poco se sabe de él. Apenas se conoce. Las investigaciones empiezan. El diagnóstico es difícil ya que se confunde con otros trastornos. Su causa es genética. Su incidencia es un caso entre 15,000 y 30,000 nacimientos.

Cuidarlos no es fácil. Es convertir un trabajo diario y constante en algo cotidiano. Es una entrega sin descanso.

Hoy los niños Angelman tienen quien los represente, quien hable por ellos. Hoy sus padres se han unido para que todos nosotros conozcamos la existencia de este raro síndrome. Estos padres nos piden palpitar al ritmo de ellos.

No seamos pues únicamente observadores en esta nueva tarea por venir. Unamos fuerzas para lograr que autoridades, científicos, médicos, hospitales, grupos de apoyo, colegios y terapeutas conozcan y hablen del niño con síndrome Angelman.

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Después de estos 20 retos serás otra persona

Cuando empecé a hacer esto con mi vida, me gustó tanto que decidí compartir mi experiencia con el mundo.

A continuación Genial.guru te muestra 20 retos que es muy factible que puedas superar en un mes. Pero es mejor que elijas 2 a 5 puntos e intentes atenerte a ellos durante los siguientes 30 días. Cuando lo hagas, escoge otros cuantos para los próximos 30 días.

Se supone que se necesitan solo 30 días para formar un hábito. Y lo más importante es empezar. Por eso es tan necesario hacer pequeñas pero constantes modificaciones en tu vida a lo largo de al menos 30 días.

  1. Utiliza palabras que promuevan la felicidad. Por lo general, cuando le pregunto a alguien «¿cómo estás?», me responde algo semejante a «normal» o «más o menos». Pero un lunes por la mañana un compañero mío me dio la respuesta: «simplemente maravilloso». Esto me hizo sonreír y preguntarle qué le había pasado, y me dijo: «Pues cómo no, estoy sano, mi familia está bien, vivimos en un país libre. ¿A caso no es maravilloso?» Y la diferencia entre su vida y la mía era mínima, consistía en cómo los dos percibíamos la vida misma. Su vida no necesariamente era mejor que la de los demás pero lucía 20 veces más feliz que todos. Por lo tanto en los próximos 30 días procura usar más palabras que provoquen sonrisas.
  2. Procura probar algo nuevo todos los días. La variedad le añade sabor a la vida. Puedes ver o hacer algo un millón de veces, pero hacerlo por primera vez, sólo en una ocasión. Nuestras primeras impresiones dejan huellas en nuestra consciencia para el resto de la vida. Intenta aprender o probar algo nuevo todo el tiempo en los próximos 30 días. Puede ser cualquier cosa, de un hobby nuevo a una conversación con una persona desconocida. Y una vez que te guste, créeme, las nuevas experiencias tarde o temprano te abrirán nuevas puertas a un mundo lleno de nuevas oportunidades que pueden cambiar tu vida.
  3. Trata de hacer todos los días algún acto desinteresado. No por nada dicen: lo que siembras, cosecharás. Y cuando influyes de buena manera en la vida de alguien, al mismo tiempo estás cambiando tu propia vida también. Haz algo desinteresado, algo que hará feliz a otra persona, o al menos que lo hará menos infeliz. Te lo aseguro, será una experiencia agradable. Probablemente algo que recordarás toda tu vida. Por supuesto, tu elección aquí es infinita, pero si puedes ayudarle a alguien y no te cuesta nada, ¡hazlo!
  4. Cada día aprende y practica alguna habilidad nueva. Si puedes contar contigo mismo en cualquier situación, seguramente vivirás una vida feliz y productiva. Y para poder contar contigo, debes estar en la capacidad de saber hacer muchas cosas útiles, convertirte en un maestro en todo. Y a pesar de todos los mitos acerca de lo que un maestro de todos los oficios puede hacer, aunque dicen que es un bueno para nada, en realidad es alguien mucho más adaptado a la vida que cualquier experto en algún área estrecha. Además siempre es divertido adquirir nuevas habilidades.
  5. Cada día enséñale a alguien a hacer algo nuevo. Todos tenemos talentos innatos que pueden ayudar considerablemente a las personas que nos rodean. Lo que para ti es fácil, a los demás les puede parecer bastante difícil. Percibimos estos regalos del destino como algo otorgado, muchas veces ni entendemos que tenemos mucho que ofrecerles a los demás y por eso rara vez compartimos con ellos. Pero estos dones inestimables pueden ayudarnos a sembrar la felicidad y la voluntad de vivir alrededor de nosotros. Por lo general, ¿qué es lo que te agradecen las personas? ¿En qué piden tu ayuda? Puede ser que quieran que les ayudes con un dibujo, que les enseñes cálculo o preparar una cena deliciosa. Intenta los próximos 30 días compartir con los demás tus talentos y experiencia.
  6. Cada día dedícale al menos una hora a algo que te apasiona. No olvides lo que te gusta hacer. Puede ser cualquier cosa. Algunas personas disfrutan participar en la vida política de su ciudad, otras encuentran la consolación en la fe, otras son miembros de algunos clubes de interés; para alguien un hobby puede ser lo más importante en su vida. Todos los ejemplos mencionados tienen algo en común: todas esas personas se dedican a algo que les encanta. Y ese algo llena sus vidas de felicidad y sentido.
  7. Sé bueno con todos. Inclusive con los que se portan mal contigo. Si hablas bien con alguien que no te quiere, no significa que escondes tus sentimientos. Más bien, eres una persona adulta y sabes controlarlos. Trata a los demás con amabilidad y respeto, incluso con los que te tratan mal. Hazlo no porque sean buenas personas, sino porque tú lo eres. Intenta comportarte de esta manera los siguientes 30 días y verás cómo poco a poco se disipa el mal trato.
  8. Intenta ser positivo siempre. Las personas verdaderamente exitosas procuran ser optimistas. Cultivaron en sí mismos la habilidad de crear su propia felicidad de manera autónoma, y sienten ganas de crear. No importa en qué situación te encuentres, acuérdate: cualquier cantante exitoso antes fue un joven cualquiera que sabía ver cosas positivas en su vida. Siempre sabe que cualquier error es una oportunidad para crecer como persona y una manera de aprender algo nuevo. Los optimistas ven el mundo lleno de oportunidades infinitas, especialmente en los tiempos difíciles. Procura mirar en los próximos 30 días el lado positivo del mundo.
  9. Siempre agradece las lecciones que te ofrecen las situaciones diferentes. Es muy importante recordar que cualquier cosa que enfrentes es una lección. Cualquier persona que conozcas, cualquier cosa que te pase. Todo esto es parte de aquella enorme lección a la cual le llamamos vida. Intenta agradecer esta lección, especialmente si las cosas no te salen de la manera que quieres. Y si no te contrataron en aquel empleo con el que estabas soñando, o si tu relación sentimental no resultó ser nada serio, simplemente significa que en algún lugar más adelante te esperan opciones mejores. Y la lección que acabas de aprender es solo el primer paso para encontrar esa mejor opción. Apunta en los próximos 30 días en tu diario todas las lecciones que aprendiste de la vida.
  10. Préstale atención a tu vida y disfrútala. Cuando hace un tiempo estaba viendo la entrega de los premios Óscar, entendí que la mayor parte de los discursos pronunciados por los actores y actrices galardonados empezaba con algo así como «Esto significa tanto para mí. La vida me llevó a este momento». ¿Pero sabes cuál es la verdad? Que a cada uno de nosotros la vida nos lleva a ese momento. Piénsalo. Todo lo que has hecho en tu vida -lo bueno, lo malo, lo neutral-, todo te acercó al momento en el que te encuentras ahora. Pregúntate si estás viviendo tu vida o no. Si te pareces a la mayoría de las personas la respuesta va a ser que no. Así que intenta concentrarte un poco menos en lograr algo en el futuro y más en simplemente vivir. Acuérdate que solo vivimos en este momento. La vida está aquí y ahora. Por eso intenta en los próximos 30 días vivir tu vida como lo quieras tú.
  11. Intenta deshacerte de una cosa al día en los próximos 30 días. Cada momento de nuestras vidas vivimos rodeados de demasiada basura y las cosas que no necesitamos, sin importar dónde estamos (el trabajo, la casa o algún otro lugar). Estamos tan acostumbrados a eso que ni siquiera nos damos cuenta de cómo nos afecta. Pero si limpias la basura exterior, con eso se irá la basura interior que traes. Por eso intenta cada día escoger un objeto que no necesitas y deshacerte de él de una u otra manera. En realidad es muy sencillo aunque no te parezca al principio. Pero tarde o temprano te desharás del «síndrome de la ardilla» y tu mente, limpiada de lo que no necesitas, te lo agradecerá.
  12. Crea en estos 30 días algo nuevo. La creación de algo nuevo es una sensación incomparable. Emplear tu imaginación para crear algo con tus propias manos te hace sentir la agradable sensación de finalizar un proyecto. Aunque hay un «pero»: tienes que crear algo que realmente te guste. Si todo el día estás haciendo planes de inversiones financieras para tus clientes pero odias el proceso, no cuenta. Pero si encontraste algo que te gusta y creas algo que se relaciona a esto, podrá cambiar tu vida. Si últimamente no has creado nada solo porque no quieres, inténtalo. Libera tu creatividad. Al menos por los próximos 30 días.
  13. En los próximos 30 días no te mientas ni con una palabra. Sí, puede parecer complicado o imposible porque nos acostumbramos a decir mentiras piadosas. Pero tú puedes. Deja de engañarte a ti mismo y a los demás. Piensa buscando bien las palabras, para que las digas de corazón. Di la verdad.
  14. Despierta cada día 30 minutos antes. No para correr por las mañanas como si fueras un conejo mordido por un canguro. En estos 30 minutos puedes evitar las multas por exceso de velocidad, llegarás a tiempo a donde tengas que ir, y prevendrás más problemas innecesarios. Hazlo por este lapso de tiempo, y verifica cómo afecta tu vida.
  15. Deshazte en los próximos 30 días de 3 malas costumbres. ¿Consumes demasiada comida chatarra? ¿Juegas videojuegos demasiado seguido? ¿Peleas con tus familiares? Pues, tú mismo conoces tus malos hábitos. Escoge tres de ellos e intenta dejarlos. Punto.
  16. Procura ver la televisión no más que media hora al día. Mejor entretente con algo relacionado con el mundo real. Los mejores recuerdos nos dejan los acontecimientos agradables que nos pasan en la vida real. Así que apaga tu televisión (o la computadora si la utilizas para ver programas) y sal afuera. Ve el mundo, disfruta la naturaleza, acepta las alegrías sencillas que te puede ofrecer la vida.
  17. Proponte alguna meta que sí vale la pena y trabaja en ella al menos una hora al día. Divide tu meta grandiosa y enorme en pequeños pasos y concéntrate en dar un paso a la vez. Sí, así, despacio, paso por paso, así llegarás a la meta más rápido. Pero dar el primer paso por lo general es lo más difícil. Intenta dedicarle al menos una hora al día de tu tiempo a lo que quieres lograr. Empieza a trabajar en volver tus sueños realidad.
  18. Lee un capítulo de un buen libro cada día. Ahora que Internet nos abre la ventana a una infinidad de información, artículos, diálogos y discusiones, las personas pasan cada vez más y más tiempo leyendo en línea. Y aun así esto no puede sustituir la sabiduría de algunos libros clásicos que comparten (y seguirán compartiendo) su sapiencia de generación a generación. Los libros nos abren muchas puertas, tanto en tu mente como en tu vida. Busca en Internet una lista de libros clásicos y ve a tu biblioteca local. Después pasa los próximos 30 días leyendo al menos un capítulo al día hasta que termines de leer el libro. Luego escoge otro. Y otro. Y otro.
  19. Observa o lee cada mañana algo que te inspirará a lograr nuevas metas. A veces para llenarte de energía para el próximo día necesitas muy poco. Por lo tanto antes de salir de la casa en los próximos 30 días mira algún video para motivarte o simplemente lee algo por el estilo (citas, frases, algún cuento corto, etc.), algo que te pueda inspirar.
  20. Después de la comida, haz algo que te haga sonreír. Ve algún video en YouTube, lee tu cómic favorito o busca algunas nuevas bromas en Internet. Una risa sana estimula tu cerebro y recompensa tus reservas de energía. Y es mejor si lo haces después de comer porque es justo cuando más energía necesitas.

 

FUENTE: http://genial.guru/inspiracion-psicologia/despues-de-estos-20-retos-seras-otra-persona-51005/

¿Por qué soy católico? Ex gángster John Pridmore, regresa a la fe

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Cambia las nudilleras por reclinatorios

Me llamo John Pridmore y esta es mi historia.

Nací en el barrio de East End de Londres, en el Hospital del Ejército de Salvación. Aunque fui bautizado en el catolicismo, nunca fui a una escuela católica ni a la iglesia. Con diez años, de vuelta a casa en una noche normal, mis padres me dijeron que tenía que elegir con quién de los dos quería vivir porque se iban a divorciar. Yo quería muchísimo a mis padres; no podía escoger entre esas dos personas a las que más quería pero que, paradójicamente, acababan de dejarme completamente por los suelos. Fue en ese momento cuando, en los más profundo de mi ser, tomé la decisión de no amar a nadie nunca más, porque pensaba que así no me volverían a hacer daño.

Después de que mis padres se separaran, empecé a robar. Creo que lo que quería era que alguien se diera cuenta de cuánto sufría, pero como mi padre era policía, aquello sólo era un aliciente más para las palizas. Con 15 años estuve en un centro de detención, que debió de haber sido una lección tajante, severa, definitiva, pero allí mi odio no hizo sino crecer más y continué metiéndome en peleas.

Con esa misma edad dejé la escuela y, como la única cualificación que tenía era en el robo, a eso me dediqué. Sin amor en la vida, me entregué a los analgésicos, a la bebida, a las drogas, a cualquier cosa que me sirviera para acallar el dolor en mi interior. Con 19 años ya estaba otra vez en prisión y la única forma que tenía de lidiar con toda la ira que guardaba dentro era a golpes, con más peleas. Me pusieron en régimen de aislamiento de 24 horas y fue en este periodo cuando consideré deshacerme del mayor regalo de Dios, mi propia vida. Pero Dios debió de estar allí conmigo, porque no me quité la vida, aunque sí salí de prisión más resentido y violento que nunca.

Pensaba que debía coger yo mismo lo que quisiera del mundo, porque nadie me iba a regalar nada. Empecé a trabajar de segurata en clubes del East-End y del West-End, en Londres; se me ocurrió que, ya que me gustaba pelear, mejor que me pagaran por hacerlo. En aquel ambiente conocí a algunos de los tipos que dirigen la mayor parte del crimen organizado de Londres, así que empecé a trabajar para ellos. No mucho más tarde, dejé de trabajar para ellos y comencé a trabajar con ellos. Mi estilo de vida era el de un gánster clásico, con dinero, drogas y mujeres a montones. Tenía un ático en St. John’s Wood (uno de los más ricos de Londres), un BMW Serie 7, un Mercedes deportivo convertible y no podía gastarme el dinero lo suficientemente rápido, porque los beneficios de los chantajes y del tráfico de drogas se seguían acumulando. Mi chaqueta de cuero de diseño tenía cosido un bolsillo interior donde guardaba un machete para cuando tenía que ir a recuperar algunas deudas y castigar a los que incumplían sus pagos.

De veras creía que lo que el mundo me contaba era verdad, que teniendo todas esas posesiones, relaciones y drogas sería feliz, pero por dentro me sentía enfermo porque esta vida me estaba destruyendo poco a poco.Nada me satisfacía, nada me llenaba. Mientras tanto, intentaba destrozar mi propia conciencia, porque con esta gente con la que trataba, cuanto más despiadado y brutal seas, más respeto recibes, y yo quería ese respeto. Quería que cuando la gente entrara en un club y me viera allí, supiera quién soy y qué es lo que hago.

Una noche que trabajaba en uno de esos clubes que dirigíamos en el West-End, le di un puñetazo con un puño de acero a un tipo, pero, tras el puñetazo, calló completamente de espaldas y se golpeó la cabeza contra el bordillo. Había sangre por todas partes y la gente alrededor empezó a gritar, así que me marché del lugar y recuerdo haber pensado camino de casa en mi coche: “Me podrían caer diez años por esto”. Lentamente, empecé a darme cuenta de que era posible que acabara de matar a alguien y ni siquiera me importaba. Antes las personas solían importarme y yo solía querer marcar la diferencia, pero ahí estaba, haciendo cumplir mi voluntad a golpes y destruyendo todo lo que me rodeaba. La única persona que me importaba era yo mismo y no pensaba que eso pudiera cambiar.

Llegué a casa y escuché una voz que me hablaba en mi corazón, es una voz que todos conocemos, nuestra conciencia, Dios dentro de nosotros. Hasta ese momento, yo creía que Dios era sólo una historieta bonita para evitar que fuéramos malos, pero entonces me topé de cara con el hecho de que Dios era real y no importaba en absoluto lo que yo pensara.

Aunque nunca había sido consciente del amor o de la presencia de Dios en mi vida hasta ese momento, en un instante sentí cómo Él se separaba a Sí mismo de mí. La gente dice que esa separación de Dios es el infierno; bueno, si el infierno es así, rezo porque nadie vaya nunca allí porque fue la experiencia más aterradora de mi vida. Me han puesto pistolas en la cabeza, me han apuñalado, pero este momento fue el más terrible de todos porque yo era plenamente consciente de las elecciones que había hecho.Clamé a Dios por otra oportunidad, no porque lamentara algo, sino porque no quería seguir experimentando aquella desolación. En ese momento me sentí elevado, salí andando de mi piso y pronuncié la primera oración de mi vida. Dije, “Hasta ahora, todo lo que he hecho ha sido aprovecharme de lo que me has dado, Señor, ahora quiero ser yo el que da”. Mientras decía esa oración, el vacío que no podían llenar las drogas, el poder ni las relaciones, fue colmado por el amor de Dios. No podía creer que Dios pudiera amar a alguien como yo, con todas las cosas horribles que había hecho, pero Él me siguió demostrando que me amaba y me aceptaba. Durante toda mi vida me he sentido inútil y no me importaba si vivía o moría, pero Dios me mostró que sí tenía importancia, porque Él me amaba y me había creado.

La única persona que conocía que tenía fe era mi madre y, aunque no la veía mucho por aquel entonces, fui a visitarla y le conté lo que había pasado. Me dijo que había rezado por mí todos los días de mi vida, pero que, dos semanas antes, había rezado por que Jesús me llevara. Si eso suponía dejarme morir, que así fuera, pero que no me permitiera seguir haciendo daño a los demás ni a mí mismo. Sé cuánto me quiere mi madre y sé que una oración como aquella debió romper su corazón, pero es que ella podía ver el monstruo en que me estaba convirtiendo. Nunca olvidaré las lágrimas cayendo por su rostro cuando le dije cómo había encontrado a Dios.

Probablemente esas lágrimas limpiaron todo el dolor y la miseria que le había causado durante su vida. Mi padrastro me dio mi primera Biblia; nunca había tenido ninguna y una de las primeras historias que leí fue la del Hijo Pródigo. Cómo un padre dio a sus dos hijos todo su sustento y sus propiedades y cómo uno de ellos se marchó a despilfarrar todo el dinero de su padre en una vida de pecado y libertinaje. Después de gastarlo todo y porque estaba hambriento, pensó: “Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre”. Decide volver a su padre para pedirle que le acoja como uno de sus esclavos pero, cuando va camino de la casa de su padre, él está fuera buscándole y, al ver a su hijo, corre hacia él para abrazarle, le pone un anillo en el dedo, sandalias en los pies, ropas de las mejores telas y organiza una fiesta para él y sus amigos. Siempre sería su hijo, que volvió a la familia donde siempre fue amado, incluso después de años de perdición.

En esa historia me di cuenta de que Dios siempre había estado buscándome y que nunca se cansaría de buscar ni de intentar arreglar mi corazón roto por mi estilo de vida. Como nunca había ido a la iglesia, empecé a buscar un lugar donde encontrar a Dios y conocí un viejo sacerdote que me habló de un retiro. Los únicos retiros de los que yo había oído hablar eran en los que uno se tumbaba en la playa con un cubata en una mano, un porro en la otra y una buena hembra al lado, así que dije “Me encantaría ir”. Cuando llegué, no era exactamente como había imaginado, pero lo cierto es que vi a cerca de 200 jóvenes que tenían una alegría que yo nunca había sentido. Algunos se acercaron a mí y me abrazaron. Bueno, no sé si conocéis algún ex-gánster, pero a nosotros no nos va mucho eso de los abrazos, a no ser que sea con chicas, pero ¿abrazar a chicos? Si abrazas a un tío delante de unos gánsteres te llevas una torta.

En este lugar asistí a una charla que tenía por título “Dame tu corazón herido” y mientras escuchaba al sacerdote hablando de cómo todos los pecados que cometemos son como una herida en nuestro corazón, miré a un crucifijo y por primera vez supe por qué Jesús había muerto en aquella cruz, para cargar, gracias a su amor, con todos los pecados tan oscuros como terribles que yo haya cometido en mi vida y llevarlos en su corazón hasta la crucifixión. Y entonces sentí una tristeza increíble por todo lo que había hecho, pero por encima de aquella pena estaba una dicha desconocida, sentí que Jesús me decía “John, te amo tantísimo que volvería a pasar por todo esto solamente por ti”. Me eché a llorar, lloré por primera vez desde que tenía diez años porque no podía creer que alguien pudiera amarme tanto como para morir por mí con semejante agonía. Al salir de aquella charla dije una oración a María, madre de Jesús, para decirle: “¿Qué es lo que tu Hijo quiere de mí?”. Y sentí un susurro en mi corazón: ve a confesarte. Nunca había ido antes a confesarme y, con 27 años, sabía que había cometido todos los pecados posibles y tenía miedo. Pero María me dio el valor. Y mientras confesaba todos aquellos pecados terribles, el sacerdote lloraba porque él era Jesús para mí. Me mostraba la misericordia de Dios, que ya podía sentir en mi corazón. Cuando recibí la absolución, supe que Jesús me perdonaba y me daba la libertad. Me había vaciado de todos mis pecados a los pies de la cruz y estaba vivo de nuevo, podía sentir el viento en mi cara, podía escuchar el canto de los pájaros. Mis pecados me habían matado, pero la confesión me había devuelto a la vida.

En aquel mismo retiro, además de reunirme con Jesús a través de la confesión, lo recibí en mi corazón durante la misa. Al avanzar y recibir la Divina Comunión, todos los buenos sentimientos que había tenido en mi vida, incluyendo aquel momento al salir de mi piso y la forma en que me sentí tras la confesión, fueron magnificados un millón de veces. Mi corazón se había abierto en la confesión para sentir y conocer Su presencia en la Eucaristía y Él llenó mi corazón por completo.

Cuando salí del retiro, decidí que quería servir a los demás, así que empecé a trabajar en Kingsmeade Estate en Londres intentando ayudar a los jóvenes a no entrar en la vida de crimen y sufrimiento que yo había elegido. Años más tarde, fui al Bronx y allí conocí a la Madre Teresa, que me enseñó a amar de nuevo, a amarme a mí mismo y a los demás. Me inspiró para dar a los demás y, desde entonces, he estado compartiendo mi historia en escuelas, parroquias y prisiones de todo Reino Unido e Irlanda. En 2007, en la Jornada Mundial de la Juventud en Sídney, tuve el privilegio de hablar para más de medio millón de jóvenes; el mayor regalo de mi vida es compartir con ellos que hay un Dios que les ama, que les cuida y que se regocija en ellos. Desde aquella charla en Sídney, mi ministerio se ha vuelto más internacional. He dirigido retiros, charlas y seminarios en Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos (Nueva York, Florida, Chicago, Phoenix y Los Ángeles), Alemania, Holanda, Hong Kong y por todo el mundo. El año pasado fui a Liberia a hablar sobre el perdón a antiguos niños soldado. Algunos de estos niños habían sido forzados a cometer atrocidades y a combatir, con sólo once años, en la sangrienta guerra civil que arrasó Liberia durante una década. Fue un honor y un privilegio estar entre ellos y ser testigo de la increíble resistencia que tienen para intentar adaptarse y elegir el bien en sus vidas, aun habiendo quedado cubiertas de oscuridad.

Durante los últimos 17 años he trabajado a tiempo completo para traer esperanza a los demás y mostrarles que si Dios puede amar a alguien como yo, puede amar a cualquiera. Que Dios os bendiga con su profundo amor,

John

John Pridmore
ex gángster convertido al cristianismo que ahora viaja a nivel internacional para hablar sobre cómo ha cambiado su vida.

 

FUENTE: http://es.aleteia.org/2016/05/22/por-que-soy-catolico-ex-gangster-john-pridmore-regresa-a-la-fe/

Rayados-Pachuca, Final inédita de Liga MX

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Primera vez que Rayados y Pachuca se medirán en una Gran Final de Liga MX

Una Final inédita en el futbol mexicano es la que se vivirá en este Clausura 2016, pues nunca antes Monterrey se había medido ante Pachuca para definir al monarca de la Liga Mx. Por octava ocasión en una Liguilla, los equipos 1 y 2 de la Tabla General definirán al nuevo campeón para ocupar el trono que dejó vacante Tigres.

Rayados llega a su séptima Final en torneos cortos, en la que los albiazules buscan su quinto título de Liga y el primero en su nuevo estadio.

También será el primero bajo la batuta de Antonio Mohamed, quien dirige su segundo torneo completo en el cuadro albiazul y busca mantener la tendencia de ser campeón en su segundo certamen, pues anteriormente lo hizo con Xolos y América.

Pachuca disputa su Liguilla número 20 y llega a su novena Final por el título, de las cuales ha ganado cinco campeonatos. El último de ellos fue en el Clausura 2007 bajo el mando de Enrique Meza.

En el banquillo, Diego Alonso llega a su primera Final en la Liga Mx, lo cual podría representar desventaja frente a un Turco de colmillo y largo retorcido.

Monterrey y Pachuca tienen un importante historial en Liguilla: se han enfrentado en cuatro ocasiones, con dos series ganadas por bando.

Se toparon en Verano 2001 en Cuartos de Final y Pachuca avanzó 6-2 en el global; en el Apertura 2004 -otra vez en Cuartos- la Pandilla cobró revancha con un 3-2 global; en el Bicentenario 2010, los Tuzos echaron a unos Rayados superlíderes en Cuartos; en el Apertura 2010, otra vez frente a frente en la primera fase de la Liguilla, los del norte avanzaron por mejor posición en la Tabla tras un global de 4-4.

 

FUENTE: http://www.mediotiempo.com/futbol/mexico/noticias/2016/05/22/rayados-pachuca-final-inedita-de-liga-mx