Un ejemplo claro de nuestros tesoros culturales son las Misiones del siglo XVIII en la Sierra Gorda de Querétaro, al norte de ese estado y muy cerca de San Luis Potosí. Son cinco templos franciscanos bien conservados que constituyen un recorrido muy atractivo para los visitantes nacionales y extranjeros, porque en la zona existen hoteles, restaurantes y bares con buenas instalaciones que complementan los atractivos del lugar.
EL RECORRIDO
Saliendo de la capital, la primera ciudad que se encuentra después de pasar por la cascada de Chuveje rumbo a San Juan del Río Xilitla, es Jalpan de Serra, en la que hay gran variedad de hoteles.
En la Misión de Santiago de Jalpan es palpable la mano de obra indígena que generó algo nuevo al entrar en contacto con las imágenes y los conceptos de la cultura europea. Por eso, la representación en la fachada de ramas que cargan vides parecen ramas con mazorcas de maíz.
En esta, como en todas las Misiones, la planta arquitectónica tiene forma de cruz latina y en el atrio hay una cruz de herrería. Todas tienen un solo campanario, una capilla abierta y un claustro. Lo que aporta un carácter único a cada misión son los detalles en la decoración de las fachadas e interiores.
En Jalpan destacan los escudos franciscanos, en donde se ven cruzados los brazos de Cristo y de San Francisco compartiendo los estigmas y las llagas de la Pasión. Además, es notable la representación de plantas que rodea las esculturas y los símbolos de la fachada. En la parte superior hay un reloj en donde antes debió encontrarse una imagen del apóstol Santiago.
A media hora de Jalpan, en Landa (“lugar de ciénegas”), se encuentra la segunda Misión: Santa María del Agua, con el decorado más rico y exuberante en la fachada, que es expresión del barroco de la sierra. El atrio con pasto da sensación de tranquilidad. En la fachada y el campanario se aprecian columnas salomónicas de estilo casi churrigueresco. Destacan dos personajes sentados frente a sus escritorios con pluma en mano; Duns Escoto y Sor María Ágreda, quienes compartieron el interés por defender en sus escritos la inmaculada pureza de la Virgen María. En el techo interior de la iglesia, hay varios medallones con los arcángeles San Gabriel, San Miguel y San Jorge. En la entrada izquierda se conserva una pila bautismal de época y un mural con la representación de san Juan Bautista.
En la Misión San Francisco del Valle, en Tilaco, el atrio está rodeado por almenas estilizadas que anuncian la belleza del interior. Además de la decoración religiosa que subraya su carácter franciscano, en la fachada hay sirenas, atlantes, músicos, águilas, así como perros o coyotes. Es notable la presencia de elementos florales en toda la decoración. Rodeando el portón y el rosetón hay pétalos que le dan un relieve magnífico. En la parte superior, el remate es una fuente de flores de hechura fina. Esta es la primera de las Misiones que además de la capilla abierta, conserva capillas posas en las esquinas del atrio, utilizadas por los viajeros para pasar la noche en las procesiones. Este templo está enclavado en la Reserva de la Biosfera de la Sierra Gorda.
Rumbo a la Misión de Nuestra Señora de la Luz, en Tancoyol, se ve un espectáculo sorprendente: la vegetación de la serranía, húmeda y selvática, se combina con un elemento asociado al desierto: el cactus. El paisaje causa curiosidad: ¿cómo es posible que conviva armónicamente la vegetación de ambientes tan diferentes?
Tancoyol es la localidad más al norte del recorrido, cerca de los linderos con San Luis Potosí. Su nombre significa “lugar del dátil silvestre o del coyol”. En la fachada de la iglesia hay elementos propios de los franciscanos con bajorrelieves. En el interior, el baptisterio tiene una forma muy peculiar y se conserva una pintura mural de época. LLama la atención por su manufactura el púlpito de madera.
Para conocer la última de las Misiones de la Sierra Gorda queretana hay que regresar el camino andado hasta Jalpan y emprenderlo de nuevo hacia el noroeste. El paisaje es precioso al pasar entre ríos y cascadas. Hay lugares para acampar y para comer.
En la Misión de San Miguel, en Concá, el campanario solamente tiene dos cuerpos, a diferencia de las anteriores que tienen hasta cuatro. La fachada es más sobria que las otras, pero manos expertas representaron enredaderas y flores en relieves muy finos. En el frontón se encuentra el arcángel San Miguel, simbolizando el triunfo del bien sobre el mal.
En 2003 la UNESCO declaró a este conjunto de Misiones Patrimonio de la Humanidad por su valor como muestra del intercambio de valores en el proceso de colonización de la Nueva España, así como por su unidad arquitectónica y estilística, que son testimonio del barroco popular novohispano.