El término BRIC aparece en el año 2001 y no surgió de una iniciativa política, si no de un análisis de prospectiva de una empresa financiera privada; Goldman Sachs, para hacer referencia a aquellas economías emergentes, que previsiblemente marcarían el devenir económico y político del siglo XXI.
En el 2006 tuvieron su primera reunión con la presencia de Brasil, Rusia, India y China, a partir del 2010 Sudáfrica aceptó formar parte del grupo. Su creación busca reflejar la tendencia hacia un mundo multipolar en las relaciones internacionales, que se caracteriza por una creciente independencia económica global.
Estas naciones representan el 43% de la población mundial, con un PIB mundial de 21% el cual se viene incrementando cada año. Su relevancia económica tiene cada vez más un mayor peso en la economía mundial, al tiempo que aumenta su influencia política en los asuntos internacionales. Los cinco integran el Grupo de los 20, que reúne a las principales economías del planeta. Estos cinco países se recuperaron rápidamente de la crisis global que estalló en 2008, lo cual demostró que no son tan vulnerables a las “decaídas” de Estados Unidos y Europa.
Ante un mundo industrializado afligido económicamente que evade hacer negocios, estas cinco naciones optaron entonces por comerciar entre ellas y otras economías en desarrollo, lo cual los salvó de las peores consecuencias del colapso económico global. En ese camino, buscan cada vez más tener una influencia política en la arena internacional, como su postura sobre la crisis y la intervención militar de la OTAN en Libia, en la cual rechazaron el uso de la fuerza en la solución de los conflictos, al reiterar su preocupación por los acontecimientos en el Medio Oriente y África del Norte y Occidental, así como su oposición a la intervención de los Estados Unidos en el conflicto Sirio, que al final culminó con Rusia como mediador para la destrucción del arsenal químico del Dictador Assad.
Estos cinco países no integran una alianza política, como la Unión Europea o cualquier otra asociación comercial como la ASEAN. Sin embargo, han dado pasos para incrementar su cooperación política, en especial como una vía para influir sobre la posición de Estados Unidos en acuerdos mercantiles de envergadura, o para conseguir concesiones políticas de Washington, como el convenio de cooperación nuclear que selló la India con Estados Unidos, con el cual Nueva Delhi logró retornar al mercado internacional de combustible y materiales nucleares muy necesario para poder desarrollar su programa electro-nuclear.
Los BRICS y no sin razón, opinan que las instituciones que rigen el orden económico a nivel mundial, el BM (Banco Mundial), el FMI (Fondo Monetario Internacional) surgidos todos ellos de los acuerdos de Bretton Woods, son organismos que defienden exclusivamente los intereses económicos norteamericanos y de los países industrializados.
Una de los primeros cuestionamientos que se hacen, es que el dólar deje de ser la moneda de referencia del comercio internacional. En la medida que pueden ellos, comercian con sus propias monedas en sus intercambios, y como representan una parte importante del comercio mundial y mucho más que lo van a ser, ponen en cuestión uno de los bastiones del poder norteamericano: el dólar. El siguiente paso del bloque de los BRICS debe ser la creación de una moneda y sistema financiero único, que ayude a un desarrollo justo de sus integrantes y liberarse de la hegemonía del dólar, lo cual sin embargo no será bien visto desde Washington.
Los líderes de las cinco naciones BRICS han acordado, tras dos años de negociaciones, la creación de un Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) cuya sede estará en Shanghái y que contará con un capital suscrito de $50.000 millones aunque ya cuenta con la autorización para ampliar este importe hasta los $100.000 millones. Al mismo tiempo se ha acordado la instauración de un fondo de reservas para emergencias como puede ser una crisis en la balanza de pagos parecida a la que ocurrió en India en 1991, por lo que tendrá funciones similares al FMI.
El NBD surge como alternativa financiera a las instituciones controladas por Europa y los Estados Unidos, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ya que la evidencia histórica muestra que tanto el BM como el propio FMI han sido y son objeto de un control antidemocrático y excluyente ejercido por Estados Unidos y por Europa occidental, respectivamente, el cual se traduce en un alineamiento de ambas instituciones con los intereses y las necesidades de las naciones industrializadas de Occidente, en detrimento de los requerimientos de desarrollo de los países pobres y de las economías emergentes.
Su principal función será la movilización de recursos para infraestructuras y proyectos de desarrollo tanto en los países BRICS como en otras naciones en vía de desarrollo. En el NBD, los miembros tendrán el mismo derecho de voto, coherente por tanto con las continuas críticas realizadas al Banco Mundial y al FMI por no dar el mismo derecho de voto a los países en desarrollo que a los desarrollados.
El préstamo de dinero a Estados en desarrollo es una tarea ya realizada por otros bancos de desarrollo. Sin embargo, el BM admite la existencia de un importante desequilibrio entre el gasto en infraestructuras y lo que realmente sería necesario. Según la página web del Banco Mundial, esta diferencia se estima en un billón de dólares en los países con rentas bajas y medias, y además, la demanda de infraestructuras aumenta con el desarrollo de los estados.
Entre los países BRICS, China es el único que ha realizado importantes inversiones en este sector en los últimos 15 años y el que menos necesita por lo tanto un banco de desarrollo. Mientras que, por otro lado se encuentra Sudáfrica, cuyo gobierno calcula que necesitará $200.000 millones en las próximas décadas.
Aún cuando lentamente la economía Mexicana se ha venido recuperando y nuestros índices macroeconómicos son similares al de los BRICS, aunque por debajo al crecimiento de algunos países; la íntima relación que tiene con Estados Unidos hace extremadamente vulnerable nuestra economía y poco antagónica para un mayor desarrollo económico. Tan solo el 80 por ciento de la producción agrícola Mexicana es exportada a nuestro vecino del Norte. Desde el TLCAN en 1994 somos el segundo mayor socio comercial agrícola de Norte América. En las exportaciones totales, México tiene el tercer lugar después de China (1°) y Canadá (2°). A la inversa, para nuestro país Estados Unidos es el primer y principal socio comercial. De ahí que se hable de una relación de dependencia que genera que una desaceleración económica sea extremadamente agresiva para México.
Por esta dependencia el gobierno del Presidente Calderón optó por la criticada decisión de incrementar nuestra presencia mediante una cuantiosa aportación económica de 14 mil millones de dólares al FMI en el 2006, cuyas directrices han sido las causantes de catástrofes económicas, sociales y políticas en distintos puntos del planeta, particularmente en América Latina, que pareció explicarse sólo como ejemplo de una tendencia a gobernar de espaldas a la realidad, a manejar los recursos públicos al margen de las necesidades reales y a inventar renglones supuestamente prioritarios que resultan falsos, o bien como una muestra de sumisión de las autoridades nacionales a los intereses políticos y económicos que están detrás de las instituciones financieras internacionales.
De integrarse a las BRICS México podría asumir un papel sumamente destacado en la configuración del nuevo orden internacional multipolar, gracias a la cooperación y el entendimiento privilegiados con las potencias de mayor crecimiento en la última década y al crecimiento económico esperado que se tendrá a raíz de las reformas energéticas y de telecomunicaciones, pero sería una decisión muy intrépida que incluso podría ser contraproducente dada la influencia y dependencia que Estados Unidos tiene sobre nosotros en todos los aspectos. Los BRICS han rechazado explícitamente el Consenso de Washington y su agenda neoliberal para encarnar un modelo de desarrollo basado en un gobierno fuerte que mantiene una gran preocupación por conjugar crecimiento económico y estabilidad social, interviniendo para ello, de manera activa, en la economía. Una vez más tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
El acercamiento diplomático entre China y México, denota la importancia geopolítica que se da a la alianza comercial entre estos dos países dentro de la estrategia global de la Administración de Peña Nieto y pudiera ser el inicio de una futura incorporación de México a este Grupo. Argentina después de su crisis financiera derivada de los fondos buitres, ha incrementado su acercamiento con los BRICS. Por el momento habrá que ver y esperar, las oportunidades llegan de vez en cuando, esperemos que después no sea demasiado tarde.
GABO
Por Rafael Martínez de la Borbolla @rafaborbolla
“Sólo la poesía es clarividente.”- Gabriel García Márquez