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Huawei y 5G: impacto del proteccionismo político en el futuro de las telecomunicaciones

La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha escondido siempre una verdadera batalla por liderar la tecnología ahora que se inicia el despegue de la quinta generación de telefonía o 5G.  Trump está fuera de la presidencia de los Estados Unidos, pero no parece que Biden vaya a cambiar la situación actual que perjudica a la empresa china Huawei.

¿Por qué está Huawei en el centro de la diana contra China? Porque Huawei estaba moviendo la silla del liderazgo en el sector de los teléfonos inteligentes que ocupaba la coreana Samsung y donde la estadounidense Apple también era un jugador importante. Pero es que Huawei es líder mundial en el negocio de las redes, la clave para que cualquier país pueda construir la tecnología 5G.

No en vano, 97 de las redes comerciales 5G que ya se han desplegado en el mundo, 60 están en marcha con tecnología de Huawei. En Europa, por ejemplo, ha participado en 31 de las 42 que ya funcionan. Los otros dos grandes jugadores en el sector de las redes son la sueca Ericsson y la finlandesa Nokia.

Washington ha ido a por Huawei con acusaciones de que ponía en peligro la seguridad y los intereses nacionales de cualquier otro país. Nunca ha demostrado nada. Pero el daño está ahí. Además, Trump anunció sanciones a cualquier empresa que trabajara con Huawei. Este perjuicio para la china era beneficio para sus rivales en los móviles (Samsung y Apple) y las redes (Ericsson y Nokia). Pero también perjudica la implantación de la tecnología 5G, que estaba prevista para 2020 y llegará en 2021 en algunos casos.

Países como Australia, Nueva Zelanda, Japón, Canadá, Reino Unido, Suecia o Noruega han vetado la participación de Huawei y otra compañía china, ZTE, en el desarrollo del 5G, pero eso no soluciona el problema. En realidad, es un problema de las operadoras porque son empresas privadas y deben decidir si se mantienen con Huawei para llegar antes y afrontan posibles sanciones o si cambian a Nokia o Ericsson y retrasan la implantación del 5G.

Las redes 5G las construyen empresas chinas o europeas

Desde un punto de vista meramente tecnológico algunos analistas señalan que Huawei va unos dos años por delante de las dos firmas europeas y que se ve favorecida por tener soluciones en toda la cadena de valor, mientras que las europeas sólo construyen redes. Tanto Ericsson como Nokia abandonaron o perdieron la guerra en la electrónica de consumo.

Sin embargo, Europa puede convertirlas en sus dos caballos de batalla, tal y como Estados Unidos tiene los suyos en Google (tecnología Android) o Apple (móviles), o China en acciones Huawei (redes) o Xiaomi (teléfonos), por poner algunos ejemplos.

El problema es que cada compañía y cada país quiere defender lo suyo a capa y espada, lo que no resulta rentable en un mundo globalizado. Las operadoras son empresas de capital privado y no pueden ser rentables con vetos en un sector en el que siempre se ha dependido de unos pocos proveedores.  La alternativa es impulsar redes abiertas con componentes no exclusivos y un software también abierto.

Mientras, algunas empresas que cotizan en bolsa se hacen más grandes como Google o salen del bache como Ericsson y Nokia y pueden beneficiarse de la implantación del 5G. Huawei no cotiza, pero se puede invertir en ella a través de instrumentos financieros como los CFDs.

Huawei creció en 2019 en ingresos por ventas globales (19,1%) y beneficios (22,4%) frente a 2018, pero sus cifras se han visto perjudicadas en 2020 por la pandemia y los vetos políticos desde Estados Unidos.

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