Anorexia, bulimia… están a la orden del día, pero muchos padres no saben cómo afrontarlas
Los trastornos alimentarios son una manifestación extrema que tiene como foco de atención la comida y el peso corporal, que repercute gravemente en el cuerpo, mente y salud de las personas. Se desarrollan comúnmente durante la adolescencia o en la adultez temprana, afectando más a mujeres que a hombres.
Sus causas son múltiples, pero algo muy importante que contribuye a ello son los estereotipos de belleza creados por la sociedad, en la cual todos están preocupados por la figura. Por consiguiente, los jóvenes luchan por alcanzar “el físico ideal” que muestran modelos, artistas o la publicidad, pero sucede que muchas veces al ver que su peso excede el estándar de delgadez impuesto, se deprimen, se autocritican por no lograrlo y se sienten desvalorizados o perdedores.
Ese mensaje que se está transmitiendo constantemente es sumamente peligroso, porque no es real, y es muy diferente a cuidar el cuerpo para estar sano.
Los padres y la familia son parte del problema, pero a la vez son la llave de la solución para la mejora de sus hijos o de su prevención.
Por lo que conocer, enfrentar y aceptar el trastorno es un gran reto para todos aquellos que lo padecen o que tienen alguien cercano en esa situación. No es fácil, pero el solo hecho de identificarlo ya podría salvar una vida.
La Asociación Americana de Psiquiatría clasifica estos trastornos en 3 grupos:
–Anorexia nerviosa: patología grave que se manifiesta con la baja de más de un 15 % del peso corporal. Esto ocurre cuando el joven se niega a comer por una distorsión de su propio cuerpo.
–Bulimia nerviosa: no se baja de peso, pero existe un miedo a engordar. La persona ingiere grandes cantidades de alimentos en poco tiempo (atracones) y lo acompaña con conductas compensatorias para eliminar lo ingerido a través de vómitos autoinducidos, diuréticos, laxantes, ejercicio físico excesivo o ayuno.
–Trastornos inespecíficos: son un conjunto de patologías, puede ser un trastorno por atracones donde come en grandes cantidades y no compensa, por lo general presentan sobrepeso y obesidad.
¿Cómo podemos darnos cuenta?
A través de la observación, ver su comportamiento y patrones de alimentación (si come, cuanto, que alimentos, si está a dieta saber la razón, de que se trata, cuanto dura, si la termina y empieza con otra, si prefiere comer solo o con alguien), si ha bajado o subido de peso en un corto tiempo. Si se ha modificado su vida social.
En caso de dudas siempre es mejor consultar con el médico tratante del adolescente para que valore la situación.
Signos y síntomas específicos a cada trastorno que debemos prestar atención:
Anorexia
- Están muy delgados, y se ponen ropa holgada para ocultar la pérdida de peso.
- Siente que están con sobrepeso, gordos a pesar de estar delgados.
- Tienen miedo a aumentar de peso, por lo que usan pastillas para adelgazar, diuréticos o laxantes.
- Están obsesionados con la comida, cuentan en todo momento las calorías, carbohidratos y gramos de grasa que tiene cada alimento antes de comerlo.
- Algunos tienen “ritual con la comida” como ser, masticar cada bocado una cierta cantidad de veces.
- Realizan ejercicio en forma excesiva.
- En las mujeres, hay falta de periodo menstrual o períodos irregulares.
- Sienten frío en todo momento.
Bulimia
- Se esconden para comer, y no quieren comer con otras personas.
- Ocultan los envoltorios de comida vacíos.
- Se saltean comidas, comen solamente porciones pequeñas o ayunan (no comen durante un periodo de tiempo)
- Vomitan después de comer, usan habitualmente diuréticos o laxantes.
- Hacen ejercicio en exceso.
Trastorno por atracones
- Come grandes cantidades de alimento en un corto período de tiempo, incluso cuando no tiene hambre o hasta sentir molestia.
- Se esconde para comer porque quiere comer solo o la esconde.
- Durante las comidas familiares come normalmente pero luego cuando no hay nadie ingiere grandes cantidades de alimentos.
- Luego de comer mucho, se disgusta, se deprime o se siente culpable.
¿Qué podemos hacer como padres frente a un hijo con uno de estos trastornos?
Buscar ayuda profesional, para el tratamiento de estas patologías es indispensable un equipo multidisciplinario (un médico, un psicólogo y nutricionista).
Darle mucho amor y apoyo durante el tratamiento para que se sienta seguro y lo ayude a hacer, a aprender nuevos hábitos alimentarios saludables.
Hablar con ellos, dedicar un tiempo para conversar amablemente sin acusar acerca de esta preocupación “Yo estoy preocupado por ti…” y hacerle saber que está ahí para escucharlo.
No perder la fe, por el contrario, buscar en la Eucaristía, oración y adoración la fortaleza, el consuelo en momentos de tristeza para salir adelante y sobrellevar lo mejor posible este problema.
La comida es un signo de amor, de curación, de alimentación y de dicha y por tanto estos trastornos pueden prevenirse educando desde pequeños.
Lo podemos hacer teniendo variedad de alimentos saludables en el hogar, compartiendo comidas en familia, enseñándole a tus hijos que no se debe criticar la apariencia física o el peso de otras personas, que no hay un peso ideal como muestran las revistas o los artistas, ayudarlo a desarrollar su autoestima estimulándolo con sus talentos o logros y explicándole que es saludable para la salud realizar actividad física pero no para perder peso.
Debemos dar el ejemplo y lo más importante hacer que nuestros jóvenes sientan siempre estamos con ellos, nos preocupamos, los apoyamos y que los queremos.