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Tú mismo, tu mayor rival / Diario de una competidora

Cada quién decide quién es hoy

Nosotros, tú y yo, decidimos lo que ahora somos. No somos lo que somos por nuestros padres, maestros o amigos. Somos así porque así lo hemos decidido nosotros mismos. Sin importar la vida que hayamos tenido, el lugar en que nacimos, la educación u oportunidades que hayamos o no tenido, al final de cada momento la última decisión es la que cada uno de nosotros tomamos. Si hay que culpar o felicitar a alguien, es a nosotros mismos.

Por eso, ¡no te quedes estático viendo pasar la vida! Sueña, muévete, ama, goza…

La grandeza del ser humano no está afuera sino dentro de cada uno. Busca y rebusca en tu interior, siempre. Revela tu alma, expresa quién eres realmente, conoce de lo que eres capaz, descubre de qué estás hecho y trabaja para ser la persona que deseas, No hay pero. Que tu vida sea un éxito o un fracaso, solo depende de ti. Que nadie te diga de lo que eres capaz o no, eso solo tú lo decides. Cada uno es único e irrepetible en este mundo, cada quien lo vive en carne propia. ¡Qué suerte!

Hace ya algunos años tuve una experiencia deportiva muy dura para mí, no solo en el aspecto físico, que fue brutal, sino también en el aspecto psicológico y emocional. Este libro habla de mi experiencia personal, así como del aprendizaje y crecimiento que esta produjo en mí.

“’Tú mismo, tu mayor rival’, es una cuidadosa y detallada narrativa de cómo una mujer normal se da la oportunidad de encontrar en lo ordinario su capacidad de hacer lo extraordinario. No solo es un libro, sino parte de la vida.” – Karla Wheelock

«Tú mismo, tu mayor rival. Diario de una competidora», Editorial LID /
Autora: Maribel Ruíz, exalumna del Colegio Miraflores. De venta en librerías Gandhi y El Sótano.

Consejos prácticos para que tus hijos sean ordenados

Ser organizados es una cuestión de costumbre que es bueno adquirir de pequeños

No es una ilusión óptica, no. Es real. Al llegar al colegio, niños de 3 y 4 años se quitan el abrigo, lo dejan en el suelo, cogen una percha, la meten dentro, cierran el primer botón y lo cuelgan en un armario accesible a su estatura. Hay testigos que verifican que esto sucede cada mañana.

Pero al llegar a casa, esos mismos niños han sufrido una especie de “amnesia” que les ha hecho olvidar esta capacidad que tienen. Y eso no depende tanto de ellos como de si los padres han pensado en estos “superpoderes” que tienen sus hijos, han dejado una percha a su altura y han elegido un lugar apto para que ellos mismos dejen su abrigo al llegar a casa.

Enseñarles a ser ordenados desde pequeños no solo significa un respiro en nuestra ajetreada vida; es también una de las mejores herencias que les podemos dar. Les ayudará a ser personas ordenadas en todos los ámbitos de su vida, de su interior y por supuesto de su exterior.

Silvia Llorens y Beth Comabella aportan en su libro “Por fin vas a ordenar tu casa” una serie de consejos que puedes aprovechar para inculcarles el hábito de colocar cada cosa donde corresponde:

Ordenar su habitación

Algunos trucos para motivar a tu hijo y que le resulte entretenido este proceso:

  1. Escuchar su música favorita.
  2. Al ordenar a fondo, hacer descansos. Enfocar ese día como una ocasión especial y añadir un incentivo como pedir pizza por teléfono para comer.
  3. Durante el proceso, háblales sobre tus recuerdos. Les encanta y se les pasa el tiempo más rápido.
  4. Salir a merendar al terminar ¡es una buena recompensa!
  5. Donar juguetes que no usan: si les cuesta, que los pongan en una caja separada y que peguen un cartelito con un símbolo de interrogación. Llega con ellos al acuerdo de que si en un tiempo no han jugado ni un solo día con ellos, entonces podrás regalarlos a quien los necesite.
  6. Las cajas de juguetes a la altura de tus hijos. Se trata de hacer que los niños sean lo más autosuficientes posible a medida que crecen. Lo mismo sucede con la ropa. Si no alcanzan a colgarla en las perchas o les cuesta abrir y cerrar los cajones, no podrán recogerla ni prepararla para el día siguiente. Coloca en las zonas más altas todo aquello que utilicen de vez en cuando.

Rutinas para los niños

Como nos indican Silvia Llorens y Beth Comabella, “las rutinas les enseñan hábitos saludables, les aporta seguridad porque saben lo que viene después, les ayuda a desarrollar su reloj biológico, como las horas del sueño y las de las comidas, desarrollan su sentido de la responsabilidad porque saben que hay tareas que deben hacer y aprenden a gestionar los tiempos”.

Según la edad, recomiendan:

  1. A los dos o tres años pueden guardar sus juguetes en su caja y colocar libros en una estantería.
  2. A los cuatro o cinco, hacer su cama.
  3. A los seis o siete, preparar la mochila del colegio y la ropa del día siguiente.
  4. A los ocho o nueve, meter la ropa sucia en la lavadora, poner y recoger la mesa o ayudar en la cocina.
  5. A los diez u once, limpiar ciertas áreas de la casa, ayudar a sus hermanos más pequeños, sacar la basura, barrer y fregar el suelo o vaciar el lavaplatos.
  6. A los doce o trece, cuidar de los hermanos pequeños, salir a comprar con una lista o limpiar las ventanas.

En cuanto a la gestión de un día, recomiendan que cuando lleguen a casa después del colegio, les enseñemos a dejar su mochila directamente en su habitación y a dejar su abrigo en el armario o en un gancho en la pared a su altura.

Si juega o bien hace las tareas del colegio, que recojan al terminar. Y al bañarse, que dejen bien colgadas la toallas y los juguetes en su sitio.

Al acostarse, deben dejar preparada su ropa, según la edad y preparar lo necesario para el día siguiente.

Antes de salir de casa por la mañana es conveniente que haga la cama y no olvide recoger su pijama y zapatillas.

Y por último, el consejo que dan para no desanimarse al inculcar el orden desde que son pequeños es: “La constancia es el gran secreto. Que tus hijos acaben siendo organizados y con control de su espacio, de sus pertenencias y de su tiempo puede parecer una misión imposible, pero normalmente se recogen los frutos. La capacidad de organización a veces puede tardar hasta los veinticinco años en manifestarse, sí, pero más vale tarde que nunca”.

Sofía Gonzalo

Fuente: Aleteia

¿Cómo mantener la chispa en el matrimonio?

“El matrimonio debe cultivarse día tras día, el amor no es un sentimiento, es un acto de la voluntad.”

¿El amor entre dos esposos puede terminar? Tristemente la respuesta es: sí puede acabarse.

El matrimonio debe cultivarse día tras día, el amor no es estático, crece con el tiempo o puede disminuir.  El amor no es un sentimiento, es un acto de la voluntad, es decir, me levanto todos los días y quiero quererte cada vez más.

¿Cómo mantener ese amor durante años y años?, ¿cómo lograr que mi matrimonio tenga chispa?

Comparto contigo las diez reglas básicas para mantener un amor verdadero que propone el Dr. Enrique Rojas en su libro ‘El amor inteligente’:

1. Enamorarse y mantenerse enamorado:  tener muy claro qué es estar enamorado,  y tener una voluntad decidida y firme para cultivar el amor.

2. Conocer el equilibrio entre los sentimientos y la razón: al principio todo es sentimiento, emoción y/o pasión; más adelante todo debe ir siendo más racional, con más conocimiento, pero sin que los sentimientos pierdan sus rasgos y su fuerza inicial.

3. Cuidar el amor: el mejor amor se desmorona, se viene abajo, se hunde y se oxida si no se le cuida. ¿Cómo cuidarlo?: trabajando día a día a base de gestos pequeños.

4. Utilizar las herramientas que nos ayudan a seguir enamorados: la inteligencia y la voluntad.

5. Luchar por no descuidar aspectos esenciales del amor: sentimiento, sexualidad, ideas y creencias similares, la convivencia, compromiso y dinamismo. Dejar fuera la rutina.

6. Saber que la sexualidad desempeña un papel importante en la vida conyugal y que el acto sexual debe estar centrado en la comunicación. Para que sea un encuentro entre dos personas debe ser al mismo tiempo algo físico, psicológico y espiritual.

7. Compartir sentimientos, ideas y creencias asegura su permanencia.

8. Mimar la conciencia diaria con racionalidad: desarrollar las habilidades de comunicación.

9. Comprometerse por encima de todo: no hay amor auténtico si no existe compromiso.  El amor comprometido aspira a la fidelidad.

10.Potenciar la espiritualidad: si los sentimientos son la residencia donde se habita, la espiritualidad es el calor de hogar que quema, abrasa y da fuerzas para continuar.

Mantener una relación de pareja amorosa no es fácil, no es un cuento de hadas. La realidad es que hay muchos factores que afectan al matrimonio.

Para no caer en la monotonía del amor, evita algunos errores comunes que cometen las parejas:

Falta de intimidad: estamos mucho tiempo juntos, pero poco solos, y la relación se va distanciando hasta llegar a tener vidas paralelas cuyos puntos nunca se juntan.

Falta de respeto: en una convivencia continua y de confianza es fácil caer en faltas de respeto.

Falta de tiempo: increíble, pero las parejas de hoy no tenemos tiempo para estar juntos, si queremos que el amor crezca, debemos dedicarnos tiempo.

No aceptarse: tal y como es nuestro cónyuge, sin juzgar, criticar ni humillar. Dentro de un matrimonio cada quien debe mostrarse tal cual es, sin miedos ni prejuicios.

Huir de los conflictos: cuidado con no enfrentar las discusiones o problemas que surjan. Todas las parejas enfrentamos conflictos, lo importante es saber resolverlos.

¡Te tengo buenas noticias! Se sabe que los matrimonios que permanecen unidos por muchos años tienen grandes ventajas.

En el libro The Case for Marriage, de Linda J. Waite y Maggie Gallagher, se muestran los resultados de estudios realizados durante varias generaciones a matrimonios: las personas felizmente casadas viven más tiempo, tienen mejor salud, ganan más dinero; se sienten plenas en su vida, cuentan con una vida sexual más satisfactoria; y en general, sus hijos son más felices que aquellas que permanecen solteras, viven en unión libre o se divorcian.

Enciende todos los días la chispa del amor y nunca bajes la guardia: el amor no es estático; si no crece, significa que está disminuyendo.

“Mantener una relación de pareja amorosa no es fácil, no es un cuento de hadas.”

Lucía Legorreta de Cervantes
Presidenta Nacional de CEFIM,
Centro de Estudios y FormaciónIntegral de la Mujer
FB: Lucia Legorreta
www.lucialegorreta.com
cervantes.lucia@gmail.com

¿Cómo cultivar el arte de vivir siempre felices?

Como descanso y distracción, algunos fines de semana me gusta visitar museos y parques públicos. Por ejemplo, el Centro Histórico, la Primera o la Segunda Sección de Chapultepec, la Alameda Central, la Plaza de Coyoacán…

En esa Primera Sección de Chapultepec, detrás del Museo de Arte Contemporáneo, por las mañanas observo cómo oleadas de personas salen del Metro y se dirigen llenas de alborozo al zoológico, a remar al Lago o a subir al Castillo.

Hay algo que disfruto y me llama particularmente la atención: su alegría y buen humor. Nuestro pueblo es festivo, por naturaleza. Es evidente que en general, la gente no tiene demasiados medios económicos para realizar grandes gastos durante su paseo dominical, pero aceptan con gusto lo que modestamente tiene para ser feliz.

Muchas veces me pregunto: ¿cómo es posible que haya profesionales o empresarios considerablemente ricos y, sin embargo, sean infelices? ¿Dónde radica, entonces, la verdadera felicidad?

Abraham Lincoln decía: “La mayoría de la gente es feliz en la medida que decide serlo”. Ante las privaciones y limitaciones económicas que nunca faltan, cuando sobrevienen algunos achaques o enfermedades, frente a las carencias grandes o pequeñas, la felicidad depende del enfoque que se otorgue a esas cambiantes facetas de la existencia humana.

El filósofo Séneca decía: “Es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que sean”.

Con esto, no pretendo decir que haya que ser conformistas. Desde luego se requiere luchar por superarse cada día en el ámbito personal, laboral y familiar. Realizar el trabajo con la mayor perfección humana posible. También, es verdad que en nuestro país hace falta mejorar el nivel de vida de la población.

“ Cuando se mantienen estas actitudes, inevitablemente vendrá una honda felicidad interior.”

Pero desde luego, ayuda mucho ser optimistas, entusiastas; el tener habitualmente ilusiones; el considerar lo que de positivo y amable tiene la vida ordinaria.

Hay una frase que me gusta particularmente del filósofo danés Sören Kierkegaard, quien afirmaba que: “la puerta de la felicidad se abre siempre hacia fuera”. Es decir, para ser feliz, hay que salir de la natural tendencia el egoísmo.

Cuando existe un verdadero interés por servir a los demás; cuando se procura hacer el bien al prójimo, comenzando por los familiares (que es el prójimo más próximo); cuando las personas viven contentas con lo que la vida les da, sin frecuentes quejas ni lamentaciones estériles; cuando se trabaja con esfuerzo, constancia y responsabilidad; cuando se mira al pasado con agradecimiento, al presente con buen ánimo y al futuro con esperanza…

Si se mantienen estas actitudes, inevitablemente vendrá –como consecuencia lógica- una honda felicidad interior. Pienso que el admirable ejemplo que nos ofrece nuestro pueblo mexicano tiene una profunda sabiduría: aprender a cultivar el arte de ser felices con las cosas sencillas que la vida nos brinda cada día.

Demos un vuelco a nuestras vidas

Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos, espera pacientemente que volvamos a Él.

Nuevamente, con gran rapidez y casi sin darnos cuenta, llega la Semana Santa y con ella la temporada de vacaciones. Y, nuevamente, tenemos la oportunidad de dar un vuelco a nuestra vida. No se trata solo de romper con la rutina, salir de viaje y disfrutar de los días de descanso; se trata, sobre todo, de aprovechar este tiempo para renacer, para volver a empezar.

La Semana Santa es, siempre, un nuevo comienzo. Un camino que nos lleva a la Pascua de Resurrección, o sea, a la victoria de Cristo sobre la muerte que, si así lo queremos, puede ser también nuestro renacimiento personal. Es el tiempo propicio para reflexionar, orar, decidir y convertir nuestra vida en una experiencia de libertad y verdadera felicidad.

Pudiera parecer algo arduo, difícil y poco adecuado para una temporada vacacional, pero no es así. Al contrario, el cambio de rutinas y uso del tiempo favorecen los espacios para estar con nosotros mismos y cerca de Dios; lo único que se requiere es el deseo sincero de hacerlo. Y decir cerca de Dios, es decir cerca de los demás.

La Semana Santa y el tiempo de Pascua son una gran ocasión para abrir nuestro corazón a los demás y reconocer en ellos a Cristo. Abrir la puerta a nuestros hermanos, padres, amigos, vecinos, a cada uno de quienes encontramos en nuestro camino. Cada vida, incluso la animal y vegetal, es un don que merece atención, acogida, respeto, amor. La Palabra de Dios nos ayuda a hacerlo, a abrir los ojos y el corazón para acoger la vida y amarla, principalmente cuando es débil y más necesitada. Su Palabra es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla, tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.

Si la aprovechamos así, esta hermosa temporada recuperará su verdadero sentido, será ocasión de plena alegría, significará descanso y diversión, y podría convertirse en nuestras más felices vacaciones.

M. Salud Conde Nieto

La ruta de la fe

Vayamos como los ciegos, de la mano del Señor que nos marca el camino.
Madre Trinidad

Enfermedades mentales en nuestra sociedad

La salud mental, según la Organización Mundial de la Salud, es el completo estado de bienestar físico, mental y social; no solamente es la “ausencia de enfermedad”, ya que incluye los siguientes aspectos: sensación de bienestar, autonomía, competencia, realización intelectual y emocional, es decir: el estado en el que el individuo es capaz de enfrentar las situaciones de la vida, trabajar de forma productiva, relacionarse interpersonalmente, alcanzar sus objetivos y contribuir a la  sociedad.

Me parece muy acertada la forma en que el padre del psicoanálisis Sigmund Freud definía la salud mental : “la capacidad de una persona de amar, trabajar y jugar”. Los trastornos mentales (comúnmente llamados “enfermedades mentales”) son estados alterados del pensamiento, percepción, emociones y conducta que afectan la capacidad de relacionarse con los demás y causan estrés significativo o discapacidad social, laboral o para otras actividades importantes en la vida de las personas.

En México ha aumentado la incidencia de trastornos mentales en niños menores de 12 años, siendo los más comunes los trastornos del neurodesarrollo, como el autismo, el déficit de atención y los trastornos de aprendizaje. En adolescentes y jóvenes es cada vez  más frecuente la depresión, la ansiedad, los trastornos de alimentación, el abuso de sustancias y un gran riesgo de conductas autodestructivas,  incluso suicidas. En los adultos es más frecuente el diagnóstico de depresión, trastornos por ansiedad y estrés post traumático, mientras que en los adultos mayores lo son la demencia y la depresión.

Los signos de alerta para detectar trastornos mentales en una persona son: constante tristeza, llanto, fatiga, falta de motivación, miedo, preocupación, acciones autodestructivas (lastimarse a sí misma o cortarse), conducta impulsiva o riesgosa, alteraciones del sueño o alimentación, ganar o perder peso, cambios bruscos en el estado de ánimo, abuso de sustancias o alcohol, dificultad para concentrarse o hacer actividades que antes eran comúnmente realizadas, así como ausentismo escolar o laboral. Las manifestaciones antes mencionadas pueden afectar las actividades personales, familiares, sociales, escolares o laborales. Ante la presencia de estos signos es muy importante recibir ayuda de un profesional de la salud mental.

Algunas estrategias muy útiles para prevenir los trastornos mentales son:

Fortalecer el vínculo familiar. Está científicamente comprobado que un bebé que recibió lactancia mantiene un vínculo materno-infantil más estrecho, lo cual influye en su capacidad futura para mantener buenas relaciones con los demás.

Practicar buenos hábitos: llevar una alimentación balanceada, dormir bien, mantener la mente ocupada (tener aficiones o pasatiempos, aprender idiomas, etc), hacer ejercicio físico.

Abstenerse de fumar, evitar el consumo excesivo de alcohol (menores de edad abstenerse por completo de consumir alcohol).

Frecuentar grupos familiares o de amigos.

Evitar dentro de lo posible situaciones de estrés crónico.

La prevención es importante para mantener una buena salud mental.

Dra. Marina Berti
Psicoterapeuta

Tel. 5290-4199

Que los hijos de separados vean a sus padres tratarse bien

El Papa Francisco está realizando una intensa catequesis sobre la familia. En una audiencia papal hizo una reflexión sobre la educación de los hijos como vocación natural de la familia:

“Y continuamos reflexionando sobre la familia, y hoy de una característica esencial de la familia, o sea, de su vocación natural de educar a los hijos para que crezcan en la responsabilidad de sí y de los otros. Lo que hemos escuchado del apóstol Pablo es muy bonito. Vosotros, hijos, obedeced a los padres en todo, eso agrada al Señor. Y vosotros, padres, no exasperéis a los hijos para que no se desanimen. Esto es una regla sabia, para que el hijo sea educado para escuchar a los padres, para obedecer a los padres, que buscan no mandar de una forma fea para no desanimar a los hijos.

Y por eso, esta relación entre padres e hijos debe ser de una sabiduría, de un equilibrio grande. Hijos, obedeced a los padres, eso gusta a Dios. Y vosotros padres, no exasperéis a los hijos pidiendo cosas que no pueden hacer. ¿Entendido?

Y eso se hace para que los hijos crezcan en la responsabilidad de los otros. Parecería una recomendación obvia, incluso también en nuestros tiempos, en los que no faltan las dificultades. Educar resulta díficil para los padres que ven a los hijos solo por la noche, cuando vuelven a casa cansados. Los que tienen la suerte de tener trabajo.

Y más difícil aún para los padres separados, con la carga de esta condición. Es muy difícil educar, pero… pobres, han tenido dificultades, se han separado y muchas veces el hijo es tomado como rehén, el padre le habla mal de la madre, la madre le habla mal del padre. Y se hace mucho mal.

“Que los hijos de separados vean a sus padres  
 tratarse bien; difícil, pero puede hacerse.”

Yo os digo, matrimonios separados, nunca, nunca, nunca, tomar al hijo como rehén. Vosotros os habéis separado por muchas dificultades y motivos, la vida os ha puesto esta prueba, pero que los hijos no sean los que lleven el peso de esta separación. Que los hijos no sean usados como rehén contra el otro cónyuge. Que los hijos crezcan escuchando que la madre habla bien del padre, aunque no estén juntos. Y que el padre habla bien de la madre. Para los matrimonios separados esto es muy importante, es muy difícil, pero podéis hacerlo.

Pero, sobre todo, esta es la pregunta: ¿cómo educar? ¿Qué tradición tenemos hoy para transmitir a nuestros hijos?

Intelectuales “críticos” de todo tipo han acallado a los padres de mil maneras, para defender a las jóvenes generaciones de los daños -reales o presuntos- de la educación familiar. La familia ha sido acusada, entre otras cosas, de autoritarismo, de favoritismo, de conformismo, de represión afectiva que genera conflictos.

De hecho, se ha abierto una fractura entre la familia y la sociedad. Entre familia y escuela. El pacto educativo hoy se ha roto. Y así, la alianza educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis porque ha sido socavada la confianza recíproca.

Los síntomas son muchos. Por ejemplo, en la escuela se han erosionado las relaciones entre los padres y los profesores. A veces hay tensiones y desconfianza recíproca; y las consecuencias naturalmente recaen en los hijos.

Por otro lado, se han multiplicado los llamados “expertos” que han ocupado el rol de los padres hasta en los aspectos más íntimos de la educación. Sobre la vida afectiva, la personalidad y el desarrollo, sobre los derechos y los deberes, los “expertos” saben todo; objetivos, motivaciones, técnicas.

Y los padres deben solo escuchar, aprender y adecuarse. Privados de su rol, se convierten a menudo en excesivamente cargantes y posesivos en lo relacionado con los hijos, hasta no corregirles nunca.

¡Pero tú no puedes corregir al hijo! Se tiende a confiar cada vez más a los ‘expertos’, también para los aspectos más delicados y personales de su vida, dejándoles en la esquina solos; y así, los padres corren el riesgo de autoexcluirse de la vida de sus hijos. ¡Y esto es gravísimo!

Yo recuerdo una anécdota personal, cuando estaba en cuarto de primaria dije una palabra fea a la profesora. Y la profesora, buena mujer, hizo llamar
a mi madre. Mi madre vino al día siguiente, hablaron entre ellas y luego me llamaron. Y mi madre, delante de la profesora me explicó que lo que había hecho era algo feo, que no se debe hacer, pero con mucha dulzura lo hizo mamá. Y me dijo que pidiera perdón a la maestra.

Yo lo hice y después me quedé contento porque pensé, ha terminado bien la historia. Pero ese era el primer capítulo. Cuando volví a casa, comenzó el segundo capítulo. Imaginadlo vosotros.

Hoy, la maestra, hace una cosa como esta y al día siguiente, uno de los padres o los dos van a regañar a la profesora porque los técnicos dicen que a los niños no hay que regañarles así. ¡Han cambiado las cosas! Los padres no deben autoexcluirse de la educación de los hijos.

Es evidente que este enfoque no es bueno: no es armónico, no es dialógico, y en vez de favorecer la colaboración entre la familia y las otras agencias educativas, las escuelas, los gimnasios, tantas agencias educativas, las contrapone.

¿Cómo hemos llegado a este punto? No hay duda de que ciertos modelos educativos del pasado tenían algunos límites. ¡No hay duda! Pero es verdad que hay errores que solo los padres están
autorizados a hacer, porque pueden compensarles de una forma que es imposible para otros.

Por otro lado, lo sabemos bien, la vida nos ha dejado poco tiempo para hablar, reflexionar, debatir. Muchos padres están “secuestrados” por el trabajo, papá y mamá deben trabajar, y por otras preocupaciones, avergonzados por las nuevas exigencias de los hijos y de la complejidad de la vida actual, que es así, debemos aceptarla como es, y se encuentran como paralizados por el miedo a equivocarse.

El problema no es solo hablar. Es más, un “dialogismo” superficial no lleva a un verdadero encuentro de la mente y del corazón. Preguntémonos más bien: ¿tratamos de entender dónde los hijos están realmente en su camino? ¿Dónde está realmente su alma, lo sabemos? Y sobre todo ¿lo queremos saber? ¿Estamos convencidos que ellos, en realidad, no esperan otra cosa?

Las comunidades cristianas están llamadas a ofrecer apoyo a la misión educativa de las familias, y lo hacen sobre todo a la luz de la Palabra de Dios. El apóstol Pablo recuerda la reciprocidad de los deberes entre padres e hijos: “Vosotros, hijos, obedeced a los padres en todo; eso agrada al Señor. Vosotros, padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desanimen”.

En la base de todo está el amor, lo que Dios nos dona, que “no falta el respeto, no falta el propio interés, no se enfada, no tiene en cuenta el mal recibido… todo lo perdona, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. ¡También en las mejores familias es necesario aguantarse y es necesaria mucha paciencia! El mismo Jesús ha pasado a través de la educación familiar.

Deseo que el Señor done a las familias cristianas la fe, la libertad y la valentía necesarias para su misión. Si la educación familiar encuentra el orgullo de su protagonismo, muchas cosas cambiarán a mejor, para los padres inciertos y los hijos desilusionados.

Es hora de que los padres y las madres vuelvan de su exilio, porque se han autoexiliado de la educación de sus hijos, que vuelvan de su exilio y asuman plenamente su rol educativo. Esperemos que el Señor nos dé esta gracia de no autoexiliarse en la educación de los hijos. Y esto solamente pueda hacerlo el amor, la ternura y la paciencia.”

Leer para cumplir con nuestros propósitos

A estas alturas del año es muy probable que hayan quedado atrás, muy atrás, los propósitos que hicimos al comenzar el 2018. No han pasado cien días y, por lo general, esas buenas intenciones han quedado solo en eso. Se calcula que más del 40% de las personas abandonan sus propósitos durante las primeras cuatro semanas del año; y se proyecta que solo 8% habrá cumplido con ellos a finales del 2018.

Uno de esos propósitos suele ser leer más, y este pequeño propósito puede ayudar a cumplir con todos los otros. La lectura, que nos hace mejores y nos da más herramientas para

Éste año sí
Elisabeth G. Iborra y Josan Hatero.
Basado en opiniones de sicólogos, estudios científicos y algunos trucos, ofrece consejos para cumplir con las metas más comunes.

La magia del orden
Marie Kondo
Herramientas para ordenar tu casa… y tu vida, es una guía puntual para evitar el caos, la acumulación, etc. Ha sido traducido a más de treinta idiomas.


Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo
Allen Carr
Recomendado por sus quince millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y, según dice, el autor, un 70% de casos de éxito.

De qué hablo cuando hablo de correr
Haruki Murakami
“Fumaba sesenta cigarros al día, tenía los dedos amarillos y apestaba a tabaco”, explica el gran autor de este libro inteligente, apasionado y didáctico.

The adventures of Tom Sawyer
Mark Twain
Un clásico, en inglés para principiantes, acompañado de un audio-libro, con un lenguaje básico. Editado por Oxford University Press, para aprender el idioma.

Recetas sanas para cada día
Jamie Oliver
El conocido chef inglés presenta sus mejores recetas, por sabor y salud, con los datos necesarios para llevar control de peso. No son dietas.
Pequeño cerdo capitalista
Sofía Macías
Una guía multivendida para cuidar y hacer rendir las finanzas personales, con trucos para ahorrar, gestionar préstamos, evitar deudas, etc. “para todos, incluyendo hippies, yuppies y bohemios”.

Los quince secretos para rejuvenecer
Gaby Vargas
Plantea la mejor relación entre el desarrollo espiritual y corporal como la fórmula para renovarse, revitalizarse y regenerarse.

Mujer ¡apuéstale a la familia!,
Lucía Legorreta

Un libro útil para la mujer moderna mexicana, con reflexiones y consejos para mejorar sus relaciones de familia, pareja, trabajo, etcétera.

Y, desde luego, cualquier buen libro de ficción que nos impulse a seguir adelante con el propósito de leer más y mejor.