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Aprender de la historia

Por Eduardo Caccia

06 May. 2018

La plaza llena, el pueblo alebrestado, enojado, no cabe un alfiler mientras las manos se agitan y cientos de miles de gargantas vitorean al salvador; él, desde un punto más alto, domina el panorama. A cada lance del político la multitud responderá azuzada. Cada arenga del líder alimenta la furia en la gente y cada exclamación de ésta anima más al político. El enemigo común: los empresarios malos.

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«… vamos a tener que volver a la época de andar con el alambre de fardo en el bolsillo», les dice Perón, aludiendo a 1951, cuando anunció que distribuiría «alambre de enfardar para colgar a nuestros enemigos». El grito de los argentinos, ensordecedor, alienta el linchamiento a quienes son sus enemigos, se les ha dicho, por aumentar los precios: «¡leña, leña, leña!». Perón no calma los ánimos, opta por el enfrentamiento, lo suyo es poner a unos contra otros: «¡eso de la leña que ustedes me aconsejan, por qué no empiezan ustedes a darla!». Aquello de pronto no es la Plaza de Mayo, es como un coliseo donde el César ha dictado sentencia. Perón debe gritar para que su voz se escuche ante el clamor popular que ya huele la venganza, «con referencia a los especuladores, el gobierno está decidido a hacerlos cumplir los precios aunque tenga que ¡colgarlos a todos!».

Su carácter autoritario no puede esconderse por más que algunas veces se haya esforzado por disfrazarlo. Continúa: «¡Hasta ahora he empleado la persuasión, en adelante emplearé la represión… quisiera Dios, quisiera Dios, que las circunstancias no me lleven a tener que emplear las penas más terribles!», y la multitud, que no piensa, sólo siente, grita desaforada. Nada de eso terminará con la crisis económica ni el desabasto, las medidas peronistas de control de precios empeoraron las cosas.

Años después, mismo continente, diferente país, Julio Lobo Olavarría, magnate mundial del azúcar, está confiado del resultado de la Revolución Cubana, movimiento que incluso ha apoyado con la confianza de quien piensa que Estados Unidos no permitirá un régimen comunista en Cuba. Representante del capitalismo cubano, la fortuna del «rey del azúcar» (valorada en 200 millones de dólares de aquellos tiempos) abarcaba 16 ingenios y operaba la mitad de los seis millones de toneladas anuales que se producían en la isla (actualmente Cuba cosecha algo más que un millón de toneladas anuales). Como suelen ser vistos muchos empresarios exitosos, era admirado por unos y despreciado por otros, se le conocía por trabajador, austero y por no ser corrupto (en una época donde abundaban las influencias y las transas). Su vocación social estaba clara, en sus haciendas construyó hospitales, escuelas, bibliotecas y campos de beisbol para sus empleados.

Consolidado el triunfo castrista, Lobo fue llamado por el presidente del Banco Nacional, Ernesto «Che» Guevara. Para algunos historiadores ese encuentro marcó el parteaguas de la historia cubana. El Che le informó que no le habían encontrado irregularidades en sus cuentas y que apreciaban su apoyo, pero que debería entender que un imperio capitalista era incompatible con una revolución socialista. Como cortesía le anunciaban que el comandante Castro expropiaría todos sus ingenios menos uno, que se le concedía para que ahí viviera y mantuviera algunos ingresos. Lobo pidió tiempo para responder la oferta. Habló con su abogado, juntó a la familia y en unas horas salió de Cuba rumbo a un exilio definitivo; dejó todo, llevaba apenas una maleta pequeña. Cuba nunca volvió a ser referente mundial en azúcar, no sólo se desplomó la producción sino los miles de puestos de trabajo que se habían generado. Lobo murió en el exilio en 1983. Una silenciosa cripta en la catedral de Almudena conserva sus restos envueltos en la bandera cubana.

Ningún país ha creado bienestar sin el trabajo conjunto de un gobierno que aliente inversiones (y coinversiones público-privadas) y una clase empresarial responsable que arriesga y genera empleos. Ambos sectores deben crear valor (privado y social) y deben comprometerse al bien común. La historia, no la filiación política o filosófica, dice algo muy claro cuando la política convierte a los empresarios en enemigos:

Así no.

@eduardo_caccia

Fuente – https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?id=134130&po=3&urlredirect=https://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=134130&po=3

La nueva filosofía la hacen físicos

Hay la filosofía de la ciencia. Sí. Pero hay también la filosofía hecha por científicos, sobre todo físicos cuánticos, que no pretenden hacer filosofía, hasta pueden no conocerla ni tener idea de sus preguntas básicas y milenarias, sino atacar un problema de partículas subatómicas y, con ello, lo sepan o no, responden a las más antiguas y queridas preguntas de la filosofía precientífica: qué es el Ser, cómo probamos una afirmación, qué elementos constituyen la materia y desde cuándo existe, es eterna e increada o fue creada, cómo y por quién y para qué, qué es el tiempo, cómo la materia adquirió conciencia de sí misma, perdura o no después de la muerte, el Bien y el Mal, la Belleza, la Verdad: ¿tenemos algún asidero para develar esas palabras tan mayúsculas?

11-fronteras

Soy de los pesimistas: No. No tenemos sino el cerebro como instrumento para conocer lo que creemos conocer. Y el cerebro es un producto de la evolución necesario para ayudarnos a encontrar comida y evitar ser comidos.

Uno de los padres fundadores de la cuántica, Erwin Schrödinger, plantea al problema del conocimiento de forma inmejorable en una pequeña obra de divulgación: Frente a mi ventana hay un árbol, lo veo por un complejo mecanismo donde están implicados el cristalino del ojo en el enfoque de la luz reflejada, su proyección inversa sobre la retina, la activación de terminaciones nerviosas que conducen los impulsos hasta la zona del cerebro que percibe y las que analizan: “es un árbol”. Otra persona, a mi lado, lo contempla y la proyección lleva a su cerebro la imagen. “Yo veo mi árbol, y la otra persona el suyo (notablemente parecido al mío), pero ambos ignoramos lo que es el árbol en sí. Kant es el responsable de esta extravagancia”, ¿Qué es la vida?, Tusquets, Álef, 1984, p. 137.

El debate entre Roger Penrose y Stephen Hawking, ocurrido luego de un programa de seis meses durante 1994 en el Instituto Isaac Newton de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y recogido en The Nature of Space and Time, Princeton University Press, 1996, ofrece dos visiones de la relación entre conocimientos y realidad. Dos posturas filosóficas divergentes. Dice Hawking: “Estas conferencias han mostrado con claridad la diferencia entre Roger y yo. Él es un platónico y yo un positivista”. Penrose se pregunta si los fenómenos postulados por las matemáticas en el mundo subatómico corresponden a la realidad. “Eso no me molesta”, sigue Hawking, “no exijo que una teoría corresponda con la realidad porque no sé qué sea eso… Lo único que me importa es que una teoría prediga los resultados de mediciones. Y la teoría cuántica hace esto con gran éxito”.

Desde el primer capítulo, Hawking deja planteado el tema esencial de tres mil años de filosofía: “Acepto el punto de vista positivista de que una teoría de la física es sólo un modelo matemático y que no tiene sentido preguntar si corresponde a la realidad. Todo lo que uno puede preguntar es si ofrece predicciones acordes con observaciones”, op. cit., p 4.

Jonia: Tales, Anaximandro y demás
En la escuela jónica de filosofía el pensamiento racional comenzó a surgir del mundo de los sueños mitológicos. Era el principio de la gran aventura: la búsqueda prometeica de explicaciones naturales y de causas racionales que, durante los dos mil años siguientes, iban a transformar al hombre más radicalmente que los 200 mil años anteriores (Arthur Koestler, Los sonámbulos, p. 22).

Lo repite con una imagen muy bella: Un viento primaveral sopla desde China hasta la isla de Samos, en el Egeo, despertando la conciencia de los humanos. El siglo VI a. C. es “el milagroso siglo de Buda, Confucio, Lao-Tsé, de los filósofos jonios y de Pitágoras”, originario de Samos. La aportación de Oriente, en la que destaca Buda, va por el rumbo de la religión délfica y su culto a Apolo, dios del sol, la luz, la sabiduría. A la entrada del santuario de Delfos estaba inscrito: Conócete a ti mismo. Lo podría firmar Buda. Pero, conocer la naturaleza es el aporte de la vieja Jonia, la costa este del mar Egeo. En ese aspecto no es menor el entusiasmo de Carl Sagan: En el siglo VI antes de Cristo, en Jonia, se desarrolló un nuevo concepto, una de las grandes ideas de la especie humana. El universo se puede conocer, afirmaban los antiguos jonios, porque presenta un orden interno: hay regularidades en la naturaleza que permiten revelar secretos (Cosmos, p. 175).

La humanidad se ha propuesto, una vez, y una sola, en toda la Historia, resolver los enigmas de la naturaleza sin recurrir a dioses ni a fuerzas ajenas al mundo físico, y eso ocurrió en la vieja Jonia del siglo VI antes de Cristo. Jonia, la que nos dio en arquitectura el orden de columnas caracterizado por un capitel que imita un papel que se enrolla en sus extremos, es la patria de la ciencia. De toda la ciencia. El único lugar donde los humanos se propusieron explicar el mundo visible recurriendo sólo al mundo visible. Los dioses podían existir, pero no eran necesarios en esa aventura del pensamiento, como respondería más de dos mil años después Simón de Laplace a Napoleón: “¿Dios? No fue una hipótesis necesaria en mi sistema, Sire”.

Jónico
Aunque rompimos sus estatuas,
aunque los expulsamos de sus templos,
de ninguna forma murieron por eso los dioses.
Oh, tierra de Jonia, a ti te aman todavía,
a ti sus almas te recuerdan todavía.
Mientras amanece sobre ti la mañana de agosto
a tu atmósfera pasa el vigor de su vida
y a veces etérea efébica forma,
indefinida, con paso rápido,
sobre tus colinas cruza.

—K. Kavafis (trad. L. G. de A.)

En la construcción del sistema solar por la fuerza gravitatoria de una nube de gases y polvo hasta encender el Sol por fusión de átomos de hidrógeno en helio y, con las pocas sobras, hacer los planetas, Laplace empleaba una sola base y eran las matemáticas de Newton para el comportamiento de la gravitación. Por entonces, en la existencia de esa nube podía escabullirse la idea del Dios creador de la nube de gases. Hasta que, más de 200 años después, nos bastó con el Big Bang… tras el cual todavía los creyentes pueden ver el modo de acción divino, si gustan. O se puede replicar con Sagan: Si de todas formas vamos a necesitar un ser creador increado, que existe desde toda la eternidad, digamos que eso es el universo y nos ahorramos un paso…

Es filosofía. Y tiene repercusiones en la ética y la ley.

El libre albedrío
Entre las víctimas de la relatividad estuvo el tiempo absoluto de Newton. El tiempo dejó de ser un fluir constante e invariable, con independencia de si existían estrellas o galaxias y planetas; el tiempo, en el espacio concebido como un hueco, fluía de forma regular e incesante.

La teoría de la relatividad adquiere ese nombre porque plantea que el fluir del tiempo es relativo: más lento conforme la velocidad se incrementa. Así tenemos, en la teoría de 1905 o relatividad restringida, la que Einstein llama “consecuencia peculiar” de mover uno de dos relojes sincronizados. A su retorno “los dos relojes ya no están sincronizados”, el movido se atrasa con respecto al inmóvil. Parágrafo §4. Physical Meaning of the Equations Obtained in Respect to Moving Rigid Bodies and Moving Clocks.

Esta idea ha sido reelaborada luego, con mayor atractivo, como la “paradoja de los gemelos”: uno de dos gemelos sale en un viaje interplanetario, luego vuelve. A su retorno, su gemelo y los hijos, nietos y bisnietos del gemelo han muerto, los países son otros. Si para él transcurrieron unas semanas, en la Tierra pasó un siglo. ¿Cuánto tiempo pasó? Einstein ofrece la respuesta: 1/2 del tiempo de viaje multiplicado por el cuadrado de la velocidad y eso entre el cuadrado de la velocidad de la luz, op. cit. Dos variables y una constante. Fácil, pero a nadie se le había ocurrido…

Esto conduce a una afirmación asombrosa: al incrementar la velocidad el tiempo transcurre con mayor lentitud. Luego, ¿a qué velocidad el tiempo se detiene por completo? A 300 mil kilómetros por segundo: la velocidad de la luz. Esto es, la luz surgida en el primer instante del Big Bang, que rebotó por entre partículas del plasma primigenio, finalmente se desacopló y comenzó un viaje que no ha cesado. Esa luz, formada por unidades, paquetes, llamados fotones, tiene ahora la misma edad que cuando dio inicio el Big Bang: 0 años. Cero edad. No ha pasado el tiempo. Pero aseguramos que el tiempo fluye en nuestro planeta porque su velocidad no es ni de lejos cercana a la de la luz, aun sumando la rotación, la traslación alrededor del Sol, la rotación de nuestra galaxia o Vía Láctea, la traslación de ésta en el grupo local de galaxias y la expansión del grupo local con toda la expansión del universo descubierta por Edwin Hubble en 1929. La física no lo ve así. Penrose lo dice con claridad: Mi conjetura es que aquí también existe algo ilusorio, y el tiempo de nuestras percepciones no fluye “realmente” en la forma de avance lineal en que lo percibimos fluir. El ordenamiento temporal que uno “parece” percibir es, afirmo, algo que imponemos a nuestras percepciones para poder darles sentido en relación con la progresión temporal uniforme hacia delante de una realidad física externa. La mente nueva del emperador, Conacyt/FCE, p. 523.

Si el fluir del tiempo es ilusorio, también lo es la libertad y el libre albedrío, puesto que se ejercen en el tiempo: hay un antes del crimen y un después. En el antes aún tengo libertad de no cometerlo. Pero si el fluir del tiempo es ilusorio, no existe la libertad necesaria para evitar el crimen, y debe, por tanto, desaparecer el derecho penal: nadie es culpable de lo que hace, así devore a sus hijos como el dios Cronos o ejerza su poder como sacerdote para obligar a monaguillos a realizar actos sexuales que ellos no desean. Nadie es culpable porque no hay libertad y el futuro ya existe. Hitler, Stalin y Castro, así como Sobera de la Flor y Barba Azul no son sino elementos que siguen una partitura escrita desde toda la eternidad e inmodificable.

La ley se reblandece
La Association for Psychological Science ha publicado en su journal (del mismo nombre) un estudio en que se observa que “la exposición a información que disminuya el libre albedrío, incluidas explicaciones de la conducta basadas en el cerebro, parece reducir el apoyo de la gente al castigo”.

Las investigaciones en neurociencias, conocida por lectura de revistas o porque la persona lleva un curso en el tema, resultan en población que propone penas menos severas para criminales hipotéticos. Ven menor culpabilidad.

“No hay consenso académico acerca del libre albedrío, pero nosotros sí hemos visto ya escurrirse en el sistema de justicia y otras instituciones sociales discusiones acerca de procesos cerebrales y responsabilidad, para bien o para mal”, dice el autor del estudio Azim Shariff de la Universidad de Oregón.

Si bien la investigación sugiere que la mayor parte de la gente cree en el libre albedrío, Shariff y sus colegas se preguntan si aumentar la exposición a información acerca del cerebro —pues ésta plantea una versión más mecanicista de la conducta humana— podría tener consecuencias en nuestra forma de razonar acerca de moralidad.

En breve, el equipo plantea la hipótesis, muy verosímil, de que “exponer a la gente a información que disminuya la creencia en el libre albedrío —sea neurocientífica o de otro tipo— disminuiría, a su vez, las percepciones de responsabilidad moral y, en último término, este cambio en las creencias podría influir en cómo piensa la gente acerca del crimen y el castigo”.

Aquí observamos el daño producido por el dualismo, primero el religioso, cristiano: alma-cuerpo donde la conciencia y la libertad están a cargo del alma; luego el filosófico, cartesiano, que no fue sino un cambio de nombres: res cogitans (la cosa pensante) y res extensa (la cosa material) que de alguna forma tenían su interface en la glándula pituitaria porque a Descartes le gustó su colocación en el centro del cráneo, base del cerebro. Y nada más.

Pero si el cerebro toma decisiones propias debidas a neurotransmisores, a conexiones de neuronas que podrían estar dañadas o malformadas, hasta ser hereditarias, la responsabilidad del individuo cesa en la medida en que la fisiología y la química cerebrales explican su conducta. No es un criminal, nomás tiene neurotransmisores alterados…

Si, además, el flujo del tiempo es una ilusión, también lo es el momento en que ocurre la decisión de cometer el crimen: la duda exige tiempo para resolverse. Pero el tiempo no fluye. Luego… no hay de otra. ¿O cómo le hacemos?

 

FUENTE: http://www.nexos.com.mx/?p=21974

¿Clásica, oro o platino?

Eligiendo la mejor tarjeta de crédito

Al iniciar 2017 se cuantificaban alrededor de 27 millones y medio de tarjetas de crédito en nuestro país, según la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras, Condusef. Aunque en el mercado general de productos financieros, las tarjetas de crédito en México son las que mayor crecimiento reportan, todavía es muy común encontrar usuarios de tarjetas con una que no satisface sus necesidades.

¿Vas a sacar tu primera tarjeta de crédito, pero no tienes idea de qué banco sería el mejor?, ¿ya tienes una, pero sientes que no es la indicada y te cuesta más de lo que debería? Esto suele pasar por desconocer las características de los distintos productos que ofrecen las instituciones financieras.

La mejor tarjeta de crédito es la que sirve para pagar los productos o servicios que más utilizamos o que realmente usamos, en los comercios que nos convienen a nosotros y con las opciones de pago que mejor se adapten a nuestras posibilidades.

Un error común es aceptar por impulso la solicitud de tarjeta que ofrecen los promotores, a veces incluso dentro de los centros comerciales; sin detenemos a confirmar qué costos implica y si realmente es el tipo de producto que nos conviene.

Ante la enorme cantidad de tarjetas que ofrecen los diferentes bancos de México parece fácil extraviarse en la decisión. Para elegir la tarjeta ideal, aquí tienes un secreto: no importa de qué banco hablemos, las tarjetas de crédito más comunes que te ofrecerán las entidades bancarias, son: Clásica, Oro y Platino.

Aquí las características de cada una para que des el primer paso en seleccionar la que realmente responda a tus necesidades.

Qué revisar en la tarjeta de crédito que elijas

Aunque en general, todas las tarjetas de crédito son instrumentos de pago y financiamiento, hay tres aspectos básicos que distinguen la categoría del plástico, según los “Indicadores básicos de tarjetas de crédito” del Banco de México (BANXICO):

Anualidad. El pago que cada año haces al banco para tener acceso a tu tarjeta de crédito y los servicios que ésta ofrece.

Límite de crédito. La cantidad de dinero que te otorga el banco para disponer a través de la tarjeta de crédito.

Tasa de interés promedio ponderada. Es el resultado de la integración de tus pagos más el interés que se acumula cuando no se realizan a tiempo. Si cubres el total de tu pago cada mes este dato será innecesario para ti.

En el mismo reporte de “Indicadores básicos de tarjetas de crédito” de BANXICO, se comparan dichos parámetros para las tres categorías
de tarjetas:

Clásica Oro Platino
Anualidad Promedio $453 $667 $2,294
Límite de

Crédito Promedio

$33,121 $55,080 $127,603
Tasa de interés

promedio ponderada

28.4% 25.4% 17.7%

En el comparativo no se presentan las cifras exactas de ningún banco en particular sino los promedios de los bancos que ofrecen sus servicios en nuestro país. Por ejemplo, si contratas una tarjeta de crédito Oro, la línea de crédito que se te otorga puede ser de aproximadamente $55,080 dependiendo del banco en que la solicites y tu capacidad de pago.

Además de estas variables, cada banco brinda diferentes beneficios según la tarjeta que emite:

Las tarjetas Clásicas suelen tener mayores restricciones y participan en los programas de recompensas con menos beneficios.

Las tarjetas Oro habitualmente agregan distintos seguros de protección que, según el usuario, pueden protegerlo durante viajes, compras fuera y dentro del país y en caso de fraudes electrónicos.

Las tarjetas Platino, por ejemplo, agregan beneficios centrados en experiencias y la exclusividad de sus clientes.

¿Qué tarjeta de crédito me conviene?

Al solicitar una tarjeta de crédito debes considerar diferentes factores en conjunto. A grandes rasgos podríamos decir que:

Las tarjetas Clásicas, son el producto más básico que ofrecen los bancos. Tienen la anualidad más barata (o a veces no hacen este cobro), pero la línea de crédito es más limitada. No tienen requisitos muy estrictos y se recomiendan para iniciar historial crediticio o empezar a usar los plásticos de crédito.

Las tarjetas Oro, son las más atractivas en cuanto a beneficios, recompensas y línea de crédito; pero para tramitarlas siempre se requiere un buen score o historial crediticio, además de un monto de ingresos usualmente

Las tarjetas Platino, además de beneficios muy selectos, tienen tasas de interés mucho más bajas (porque idealmente los clientes tienen bajo riesgo de impago). Los requisitos aquí suelen ser elevados y en ocasiones debe ser el propio banco quien emite la invitación a tramitarla, para clientes con determinada antigüedad.

Recuerda que las tarjetas que te cobran una anualidad podrían parecer la mejor opción pero también te limitan en aspectos como la línea de crédito o los beneficios extra. Si realizas muchas compras, domicilias tus pagos o viajas con frecuencia las opciones de mayor costo podrían darte ventajas extra. Si usaras muchos beneficios que puede ofrecer tu tarjeta de crédito prepárate para pagar una anualidad mayor.

Nunca ignores tu capacidad de pago, si administras bien tu tarjeta accederás a una línea de crédito mayor. Si haces muchas compras quizá sí sea conveniente ir por la tarjeta de mayor costo y así gozarás de todos los beneficios.

La tarjeta perfecta no existe, pero el cliente bien informado sí. Cuando contrates una tarjeta, considera tanto los beneficios como los costos. Antes de tramitarla, compara al menos tres opciones, usa la herramienta gratuita de ComparaGuru.com; valora para qué la usarás, cuánto gastarás con ella, el tipo de establecimientos donde la usarás, y las ventajas adicionales.

Animales con estrella; rescate y adopción animal

Todos los días, en cualquier calle y a cualquier
hora, nos encontramos con animalitos sin hogar, sobre todo perros y gatos. Se nos ha hecho costumbre verlos sin apoyarlos, somos totalmente indiferentes a ellos.

No nos hemos dado cuenta que estos animalitos nos pueden ayudar en varios temas, para empezar la gran mayoría de ellos, específicamente los perros, después de recogerlos de la calle y  pasar por un proceso de salud que incluye cuarentena, desparasitación, vacunación, esterilización y pruebas de temperamento,  pueden ser adoptados, siguiendo todo un protocolo y ser parte de una familia, ofreciéndonos muchísimos beneficios.

Un menor número de ellos también pueden servir como perros de servicio, que ayudan a personas con discapacidad o pueden ser entrenados como perros de rescate y en un momento dado salvarnos la vida.

Gracias por querer ser parte de una cultura animal, gracias porque juntos podemos más.

Por lo mismo los invito a que los respeten y valoren la vida en todos sus sentidos, sin importar su especie o condición.

Otro tema importante es que tampoco sabemos  valorar animalitos como los tlacuaches o los cacomixtles, que aparte de que son animales endémicos de México, tienen muchísimos beneficios al generar un equilibrio ecológico con su sola presencia. El desconocimiento ha creado que se les maltrate,
se les tenga miedo o se les envenene, lo cual es preocupante porque son animalitos que no transmiten enfermedades como la rabia, al contrario apoyan a la conservación de otras especies y reproducción de la flora.

Los invito a cuidarlos, no maltratarlos y conocer un poco más de ellos para que vean el valor que tienen y todo lo que nos ayudan.

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Rodrigo Estrella Protector animal, Rescatista / @rostarpets.

La verdad amenazada

Vivimos en tiempos de la posverdad, cuando los hechos son menos importantes que lo que sentimos acerca de ellos. Hay formas de combatir esta salida falsa.

¿LA VERDAD? IRRELEVANTE
Cada doce meses, el Diccionario de Oxford elige «La palabra del año», en función del incremento en el empleo que el término haya tenido en ese periodo. Las palabras escogidas en los últimos años han sido: selfie (2013); vapear (2014); emoji carita sonriente con lágrimas (2015); posverdad (post-truth, 2016) y en 2017 fake news, esta última expresión muy relacionada con la posverdad.

Steve Tesich, dramaturgo serbio-estadounidense, utilizó el término posverdad en 1992 y el bloguero David Roberts, en 2010 empleó la palabra en una revista electrónica. Pero fue en 2016 cuando su uso aumentó 2,000% en comparación con el año anterior, debido sobre todo a las campañas de Trump y del Brexit.

El Diccionario de Oxford definió posverdad como «lo relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales». Por su parte, el Diccionario de la Real Academia Española incluyó y definió así el término a finales de 2017: «distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales».

La definición de la RAE enfatiza la intencionalidad y el Diccionario de Oxford se reduce a consignar el hecho, pero en ambos casos lo relevante es que la verdad –entendida como conocimiento objetivo de lo que ocurre en la realidad– aparece devaluada, con una importancia secundaria, mientras que prevalecen las emociones y creencias personales. Aunque la posverdad coincide en parte con la tradicional mentira –por ser una falsificación de la realidad–, difiere de ésta en cuanto a su valoración: la mentira se considera como algo negativo (por ser contraria a la verdad); la posverdad resulta indiferente: poco importa que sea verdad o mentira. El término posverdad se aplica también a una época –la era posverdad– que se encuentra más allá de la verdad, de manera que, sin negar que la verdad pueda existir, se sostiene que resulta irrelevante.

ALGUNOS EJEMPLOS
El fenómeno del Brexit refleja con claridad lo anterior. Sus partidarios apoyaron la campaña con el argumento de que el Reino Unido enviaba diariamente 50 millones de libras a la Unión Europea, y proponían que ese dinero se empleara mejor para favorecer la salud pública de los ciudadanos de la nación. Una vez que ganaron, reconocieron que no era cierto que se estuviera destinando tal cantidad de libras a la UE, pero la aclaración importó poco a quienes votaron a favor del Brexit, por haber conseguido el resultado deseado. Las creencias y los intereses personales prevalecieron sobre la verdad objetiva.

Otro ejemplo de posverdad sería el histórico juicio penal de O. J. Simpson, acusado de asesinar a su exesposa y al amigo de ésta. Los hechos demostraban su culpabilidad, pero la defensa presentó el caso como un asunto racista; la mayoría de los miembros del jurado eran de raza negra –como Simpson– y lo declararon inocente, a pesar de que las circunstancias apuntaban lo contrario (después del juicio penal hubo una demanda civil contra Simpson y el jurado lo declaró responsable de las dos muertes y fue llevado a prisión). Este ejemplo manifiesta en qué medida las emociones prevalecen sobre los hechos reales. Por eso a la posverdad se le ha llamado también «mentira emotiva».

LAS INFLUYENTES REDES SOCIALES
Aunque históricamente puedan hallarse diversas causas que han dado lugar a la posverdad, parece indudable el predominio que internet y particularmente las redes sociales han asumido en este fenómeno. Cabe tener en cuenta que los instrumentos del conocimiento y de la información configuran la mente y, por tanto, influyen en la forma de pensar y razonar. En la actualidad, alrededor de 3,000 millones de personas acceden a la red diariamente. ¿Qué efectos poseen estos nuevos hábitos informativos sobre la posverdad? Sin dejar de reconocer los grandes beneficios que internet ofrece a la humanidad, se destacan a continuación solamente los efectos negativos, relacionados con el tema de este artículo.

1. El inmediatismo. La facilidad para obtener informaciones inmediatas –tanto de hechos pasados como presentes– estimula una inclinación a adquirir conocimientos sin reflexión: el resultado está, literalmente, a la mano. Esto provoca un modo de pensar reducido a los datos obtenidos, sin proceso racional, lo cual genera superficialidad (por no profundizar ni valorar con serenidad las informaciones recibidas). El resultado es que la verdad se vuelve cada vez más volátil y carece de consistencia, favoreciendo a la posverdad.

2. La sobreinformación. Existen demasiadas fuentes y exceso de noticias sobre cualquier tema, de manera que resulta difícil procesarlas y discernir cuáles son relevantes y apegadas a la realidad. Además, esta abundancia de información produce dispersión, por la dificultad de concentrarse en algo concreto y analizarlo con detenimiento. La consecuencia es que la verdad se oculta o se pierde: acaba careciendo de relevancia, lo cual es característico de la posverdad.

3. Las fuentes al mismo nivel. En las redes se mezclan noticias procedentes de fuentes serias con otras de poco sustento y fiabilidad. Pero a todas se les otorga la misma importancia, con lo que resulta complejo distinguir lo verdadero de lo falso. ¿Resultado? La confusión. La verdad acaba perdiendo valor al no percibirse claramente, con el consiguiente paso hacia la posverdad.

4. Fake news. Como se sabe, son noticias falsas transmitidas en las redes sociales con cierta intención (ordinariamente buscando algún beneficio personal –muchas veces económico– o procurando dañar a un tercero). Resulta un tanto sorprendente que se compartan en proporción semejante a las noticias verdaderas. Su efecto consiste en producir emociones –favorables o desfavorables– que prevalecen más allá del contenido a transmitir. La verdad es, así, sustituida por la emoción. Importa el resultado; lo cual es propio de la posverdad.

5. Burbujas de opinión. Las plataformas tecnológicas (redes sociales o motores de búsqueda) están sujetas a algoritmos cada vez más sofisticados, que personalizan los contenidos de acuerdo con las preferencias de cada uno. Esto provoca que se unan en las redes personas afines, con lo que se evita el contraste del propio modo de pensar con el de otros y se refuerzan así los puntos de vista personales. De esta forma, la comunicación en las redes no supone un enriquecimiento derivado de diversas aportaciones, y puede convertirse en un camino cerrado y pobre. Al final prevalece «mi verdad» sobre la verdad, mis creencias personales sobre los hechos objetivos, lo cual también califica a la posverdad.

6. La dictadura del click. Las noticias se valoran en función del número de clicks, likes y reenvíos. Esto favorece la publicación de contenidos que llamen la atención, aunque en muchos casos sean irrelevantes, morbosos o simplemente divertidos (infotainment). Se potencia el afán de reconocimiento y autoafirmación en los usuarios por encima de la realidad, que es sustituida por el ego. La relación de este fenómeno con la posverdad es también muy obvia por el lugar secundario al que se acaba relegando la verdad.

CONSECUENCIAS EXISTENCIALES
Gracias a la estrecha relación que las redes sociales guardan con la posverdad, resulta oportuno preguntars por los efectos que este fenómeno suele producir en las personas, en su forma de pensar y de vivir; en una palabra, en su conducta.

1. Desorientación. La inteligencia humana está naturalmente ordenada a la verdad, lo cual significa que la razón de ser del conocimiento radica en saber qué son las cosas y, consecuentemente, cómo se comportan o deben comportarse, según la manera de ser propia de cada una. En cambio, cuando no se sabe o no interesa saber qué es lo verdadero y qué lo falso –porque la verdad se considera irrelevante–, la persona humana queda a la deriva, sin saber cuál es el sentido de su vida. No puede contestar las preguntas profundas de la existencia: de dónde vengo, para qué estoy aquí, a dónde voy, qué existe después de la muerte, etcétera. En otras palabras, la desorientación que la posverdad produce en el conocimiento se convierte en una desorientación existencial de graves consecuencias.

2. Pérdida de identidad. Quien vive habitualmente en el mundo virtual de las redes y en el ámbito de las posverdades, además de carecer de una orientación clara de su existencia, reduce el conocimiento necesario sobre su propia persona para saber cuál es su identidad. Se le dificulta responder: ¿quién soy yo, en realidad? Mientras que tal vez le resulte más fácil explicar quién es en el mundo digital, por ser éste el ámbito en el que vive. Sabe lo que los demás piensan de él o de ella a través de las redes –que no siempre contendrán un pensamiento verdadero–, pero es lo que prioritariamente le importa. Puede decirse que la identidad digital, artificialmente construida, acaba sustituyendo o situándose por encima de la identidad real. Y cuando alguien no sabe quién es, tampoco puede saber cómo debe conducirse.

3. Emotivismo y sobreestimulación. En las redes predominan las emociones y esto hace que interese más sentir que conocer. Las noticias e informaciones con más «éxito», porque generan interacciones con el usuario, se comparten más y viralizan, son aquellas que apelan a la emotividad. Al carecer de una guía racional para valorar las cosas, tanto los sentimientos como las emociones se convierten en el criterio para juzgar y decidir: me gusta o no me gusta; me hace sentir bien o no; me emociona o me deprime. La autenticidad consistirá, entonces, en dejarse llevar por los sentimientos –hacer lo que siento–, ya que lo contrario significaría reprimirlos y expresaría hipocresía. El autodominio o autocontrol, que consiste en que la voluntad no se deje llevar por todo lo que la persona siente –sino que siga el rumbo marcado por la inteligencia–, no tiene cabida cuando el emotivismo prevalece.

A esto se añade la sobreestimulación a la que se somete quien vive en el mundo digital. El número de estímulos de tipo sensorial que una persona recibe, aun sin pretenderlo, es tan elevado que altera necesariamente su equilibrio emocional, reduciendo la capacidad de pensar y de querer libremente. Las consecuencias de todo este conjunto de elementos emocionales son evidentemente perniciosas, entre otras cosas, porque al final la persona acaba encerrada en su propio ego, sin capacidad de trascender.

4. Hedonismo. La desorientación existencial, derivada de la posverdad y unida al emotivismo, conduce a la búsqueda del placer inmediato: no existen otras metas ni valores hacia los cuales dirigirse. La expresión latina carpe diem, acuñada por Horacio, y que significa «aprovecha el momento», se repite hoy con el acrónimo yolo (you only live once), utilizado por los jóvenes para invitar a disfrutar la vida en sentido placentero. Y no es difícil constatar que el resultado de este modo de vivir produce un vacío existencial que poco tiene que ver con la felicidad profunda.

5. Polarización digital. El desarrollo de la tecnología polariza la atención de millones de personas en el mundo virtual. Más que preguntarse cuánto tiempo invierte un usuario en el móvil, habría que formular la pregunta contraria: cuánto tiempo permanece separado del mundo digital. Esta dedicación excesiva a las redes y a navegar en la web, además de las consecuencias mencionadas, suele producir dos efectos graves: una gran pérdida de tiempo y el descuido de otros ámbitos importantes para cualquier persona (la dedicación efectiva al estudio o al trabajo profesional, la convivencia con la familia y las amistades, el trato y la relación con Dios).

POSIBLES SOLUCIONES EN EL ÁMBITO DE LA INFORMACIÓN
¿Existe, de alguna manera, la posibilidad de controlar o frenar la influencia del mundo digital en la promoción de la posverdad? ¿Se trata de una batalla perdida o cabe aún tomar algunas medidas? Ciertamente el reto es grande y seguramente no existen soluciones absolutas, pero afortunadamente ya se practican algunos recursos que pretenden mitigar, al menos, esas influencias y efectos negativos, como se señala a continuación.

1. Sancionar las noticias falsas. En la medida que se desarrollen algoritmos que privilegien las noticias verdaderas sobre las falsas, e incluso se penalicen las páginas que compartan las fake news, podrá esperarse una reducción en su difusión. Un ejemplo análogo en esta línea son los llamados fact checkers, medios dedicados a comprobar la veracidad de las declaraciones realizadas, sobre todo, por los políticos.

2. Garantizar las noticias verdaderas. Una iniciativa interesante para contrarrestar las posverdades y las fake news es WikiTribune que Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, está comenzando a promover. La idea es contar con un grupo reducido de periodistas muy cualificados y un elevado número de colaboradores voluntarios, que difundan noticias verdaderas. La página no incorporará anuncios. Los artículos se redactarán por esos periodistas profesionales, vigilando que las noticias respondan a hechos y datos comprobados, y actualizados.

3. Que los profesionales y los medios serios recuperen o adquieran prestigio. Resulta razonable que, con el paso del tiempo, vivir en la mentira o en la posverdad acabe cansando y se ansíe el acceso a la verdad. Cuando esto ocurra, la gente buscará aquellas fuentes que le ofrezcan noticias fiables. En la medida en que los profesionales y los grandes medios recuperen su prestigio o lo adquieran (porque gocen de la necesaria independencia de otros intereses y proporcionen informaciones objetivas), se contrarrestará el mundo de la posverdad. El papa Francisco, en su mensaje para la 52 jornada mundial de las comunicaciones sociales (24–I–2018), que lleva por título Fake news y periodismo de paz, ha dicho que: «Si el camino para evitar la expansión de la desinformación es la responsabilidad, quien tiene un compromiso especial es el que por su oficio tiene la responsabilidad de informar, es decir: el periodista, custodio de las noticias».

SOLUCIONES DE FONDO
La inteligencia humana está naturalmente orientada a conocer la verdad y, aunque es fácil que sufra deformaciones por influencias contrarias a esta inclinación, no suele desaparecer en ella el afán de alcanzar su objeto propio. Las soluciones de fondo para superar la influencia de la posverdad, más que medidas técnicas, han de ser personales y consistirán en encauzar esa inclinación natural hacia la verdad, mediante una formación adecuada, apoyada en algunos medios como los sugeridos sintéticamente a continuación.

1. Recuperar el valor de la verdad. Antes de la era de la posverdad, existía ya en la cultura una deformación de la verdad provocada por el relativismo, según el cual y, dicho brevemente, no existen verdades objetivas: cada quien tiene «su verdad». A esta postura se opone el realismo, que considera que la verdad existe, radica en la realidad misma y es posible conocerla. Quien consiga captar la realidad como ella es en sí misma, estará en la verdad. Esto significa que la prioridad no corresponde al sujeto, sino a la realidad, que será la medida de la verdad. Esta convicción es también una invitación a llamar a las cosas por su nombre, para que lo expresado derive de lo que las cosas son y no al revés. Sólo en este contexto será posible revertir la influencia de la posverdad y superarla.

2. Fomentar la reflexión. Si una de las causas más claras que ha originado el predominio de la posverdad es la superficialidad por falta de reflexión, el antídoto será precisamente favorecer el pensamiento para penetrar en la realidad y acceder a la verdad. El pensamiento se desarrolla reflexionando, para lo cual la lectura de buenos libros o de artículos bien estructurados puede ayudar mucho, así como el diálogo que permite un intercambio serio de ideas. También el contacto con la naturaleza –que hoy escasea para quienes viven inmersos en el mundo virtual– favorece la reflexión y alimenta un pensamiento fundado en la realidad.

3. Promover el sentido de responsabilidad o ciudadanía digital. No cabe duda que la facilidad con que se comparten en las redes las noticias falsas, se difunden calumnias y se desprestigia a las personas, responde a una falta de responsabilidad ética. Algunas veces será con la expresa intención de causar un daño, y muchas otras debido simplemente a la ligereza con que se procede en esas plataformas. Una buena formación –la llamada ciudadanía digital– podría comenzar desde el momento mismo en que el usuario accede a estos medios, es decir, desde la infancia, para generar la mentalidad de no colaborar a la posverdad, difundiendo falsedades por ligereza o mala voluntad.

4. Desarrollar integralmente la personalidad. Dicho en pocas palabras, los actos principales de la persona humana proceden de su inteligencia, voluntad y afectividad. El equilibrio armónico de estas capacidades posibilita la madurez de la personalidad. Un síntoma frecuente de inmadurez consiste en el predominio de las emociones sobre la inteligencia –a la que corresponde marcar el rumbo– y sobre la voluntad –que debería ejecutar lo que el entendimiento señala–, de manera que la persona carece, en la práctica, de autodominio o autocontrol. El desarrollo integral de la personalidad, que incluye la subordinación de las emociones a la inteligencia y a la voluntad –sin que esto signifique reprimir los sentimientos, sino encauzarlos–, sería el antídoto frente al emotivismo y al hedonismo, característicos de la «era posverdad», como se ha analizado antes.

5. Atender la espiritualidad de la persona. El ser humano no sólo es cuerpo, sino también espíritu y, gracias a éste, puede trascender lo inmediato y material. Para el creyente, si su origen y su fin están en Dios, ello le posibilita contar con su auxilio para recorrer el camino. El reto frente a la posverdad es tan grande que parecería rebasar las fuerzas humanas. En cambio, quien tiene fe sabe que, con la ayuda de Dios, es posible llegar mucho más lejos de lo que permitirían las solas capacidades humanas. De ahí que tenga mucho sentido pedir el auxilio de Dios para enfrentar el reto que la posverdad plantea e ir recuperando el lugar de la verdad en el mundo de las comunicaciones y en la vida personal.

Fuente: Istmo

La poderosa canción de Kesha sobre el perdón

Entabla un diálogo con Dios metida dentro de un ataúd. “Si hay un Dios o lo que sea, cualquier cosa, en cualquier parte, por qué me han abandonado todos y cada uno de los que he conocido, que he amado.»

Kesha ha cambiado o quizá Kesha ha vuelto a ser ella misma después de unos años de profunda oscuridad y desolación. La razón fue el abuso sexual y emocional que padeció por parte del productor de sus dos primeros discos, Lukasz Gottwald, más conocido como Dr. Luke.

Kesha enmudeció durante 4 años en los que no pudo hacer música porque estaba devastada, sumida en una profunda depresión e inmersa en una ardua batalla legal contra su productor que, además de haber abusado de ella, la tenía artísticamente secuestrada.

Lukasz Gottwald era el CEO de Kemosabe Records, discográfica que poseía todos los derechos sobre la música de la joven artista. Tras años de litigios y de recuperación física y emocional, Kesha empezó a vislumbrar la luz al final del túnel cuando SONY Music, propietaria de Kemosabe Records, relegó a Dr. Luke.

Entonces Kesha, que dejo de escribir su nombre con el símbolo del dólar, (anteriormente se escribía Ke$ha), editó “”.

“He hecho un disco del que me siento increíblemente orgullosa, desde el fondo de mi ser. He sacado de lo más profundo unas letras que para mí eran muy difíciles. ¡Y han gustado! Es muy hermoso y al mismo tiempo curativo. Me siento como si por primera vez me viesen como la persona que de verdad soy y a la gente le gusta que sea esa persona”, confesaba la artista a la revista Rolling Stone.

La risueña joven del tema “Tik Tok”, canción que la catapultara a la fama en 2010, había pasado por los infiernos de una industria que, en demasiadas ocasiones, muestra su lado más despiadado. Con su denuncia, Kesha había dado el pistoletazo de salida al movimiento #MeToo antes incluso de que este naciera como tal.

El primer primer sencillo de “Rainbow” es una poderosa canción sobre el perdón y la redención, “Praying”.

En su videoclip Kesha entabla un diálogo con Dios metida dentro de un ataúd. “¿Estoy muerta? ¿O es uno de esos sueños? ¿Uno de esos terribles sueños que parecen durar eternamente?Y si estoy viva, ¿por qué? Si hay un Dios o lo que sea, cualquier cosa, en cualquier parte, porqué me han abandonado todos y cada uno de los que he conocido, que he amado. Abandonada. ¿Cuál es la lección?, ¿cuál es el motivo? Dios, dame una señal o tendré que rendirme. No puedo seguir así más tiempo. Por favor, déjame morir. Seguir viva duele demasiado”, suplica. Pero en cuanto suenan los primeros acordes, el tono sombrío desaparece y Kesha camina hacia una cruz que dice “Dios es amor”.

La cantante dedica esta canción a su ex-productor, al que desea que haya “encontrado la paz, arrodillado, rezando”. Con energía le reprocha: “Casi consigues engañarme. Me dijiste que no era nada sin ti”. “Me dijiste que estaba acabada, bien, estabas equivocado y ahora lo mejor está por venir”. Pero aunque lo pueda parecer, la canción está exenta de rencor. Muy al contrario, Kesha confiesa a Dr. Luke que “en ocasiones rezo por ti por la noche para que algún día puedas ver la luz”. La misma que ella ya ha encontrado.

Fuente: Aleteia

FOTO: Instagram Kesha-@iiswhoiis

Melendi: “He recuperado la fe cristiana”

El artista con el mayor numero de ventas en España durante 3 años consecutivos (2015, 2016, 2017) habla del cambio que se ha producido en su vida y en sus canciones

En una entrevista en el diario español La Razón, el artista confiesa que ha recuperado la fe y que fue educado “en un falso catolicismo. Veía incoherencias como salir de Misa con el discurso del pobre y no hacer nada en la calle. Lo bueno es que con los años nos vamos rediseñando”.

No hay duda de que en Melendi se ha producido un cambio. Lejos queda ya el joven cantante con rastas y tatuajes que no ocultaba su relación con las drogas y que incluso obligó a un avión a aterrizar después de una sonada borrachera.

La transformación ha sido física, pero también musical. Ahora se dedica al rumbatrón –acaba de publicar el disco Ahora– y reniega de su pasado cuando cantaba cosas como esta: Y es que tengo un problema/ voy de bar en peor/ si el problema es sin remedio/ yo aquí tengo gramo y medio/ compartamos el dolor.

“Las viejas canciones ya no me gustan. Muchas se me escapan de las manos. Ya no pienso de esa manera y cuando hablaba con vehemencia. No las respeto”, explica recientemente el artista en una entrevista con el diario La Razón.

En su nueva etapa musical canta temas como El arrepentido, por lo que el periodista le pregunta si “¿el arrepentido es usted?”. Melendi asiente y añade: “No es haberme comportado mal. Es vivir en la culpa o vivir en el futuro, estar huyendo del presente. Y te engañas a ti mismo. Cuando desaparece es un alivio”.

Joaquina y la fe

A alejar sus fantasmas le ha ayudado una tal “Joaquina”, a la que el artista le ha dedicado el disco. “En una mala época en la que estaba perdido me sucedían cosas que no entendía y busqué explicaciones y esta persona me dio herramientas para comprender al ser humano. Fue una suerte conocerla”, asegura en La Razón.

De esta forma, Joaquina le ayudó a “recuperar la fe cristiana. Y eso me ha llevado a analizar mi vida en retrospectiva. Momentos de mi vida que me han dirigido hacia donde estoy. Y creo que cada uno debe coger lo mejor que hay”.

“¿Fue educado en la religión?”, le pregunta Ulises Fuente. “Sí, en un falso catolicismo. Veía incoherencias como salir de Misa con el discurso del pobre y no hacer nada en la calle. Lo bueno es que con los años nos vamos rediseñando”, contesta Ramón Melendi.

«¿Por qué el cristianismo?”, insiste el periodista. “Es creer en una persona y no como lo vende una religión sino como lo que era, alguien que veía más allá en los seres humanos. Jesucristo te decía ‘no juzgues’ y eso mismo lo afirmaban Buda o Platón. Lo que pasa es que está todo muy enturbiado. Lo que no soporto es vivir con miedo”.

Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega 

La guerra de Suecia contra la libertad de expresión

FAKE NEWS: MEDIOS PROFESIONALES LANZAN CAMPAÑA CONTRA LAS NOTICIAS FALSAS

En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, medios gráficos, digitales y televisivos argentinos realizan posteos simbólicos para defender el valor del periodismo profesional en las plataformas tecnológicas.

Las Fake News son una “expresión que designa una información deliberadamente falsa que suele circular por internet”. Aunque no es algo nuevo (las noticias falsas tienen centenas de años), la llegada de la web, primero, y de las redes sociales, después, las potenció al extremo.

“Entre más medios hay para comunicar, más grave se hace el problema, la psicosis colectiva hace que compartamos cosas sin mayor comprobación, también hace que nuestro sentido común y capacidad de observación desaparezcan”, decía el año pasado Alvaro Rattinger, CEO de Revista Merca2.0.

Conociendo este problema, y sabiendo que se está haciendo cada vez más grave, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) lanzó una campaña especial. Lo hizo este 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa.

La campaña lanzada por Adepa, institución que nuclea a 200 medios de todo el país, busca defender el valor del periodismo profesional en las plataformas tecnológicas.

El foco de la iniciativa es la defensa del periodismo profesional como el mejor antídoto contra las noticias falsas. En ese sentido, Adepa reclama que las redes sociales y los buscadores no confundan la información periodística de calidad –que cuenta con la figura del editor responsable–, con la propalación de noticias falsas, el anonimato y la difamación, que alimentan la violencia y hasta alteran procesos políticos.

La campaña hace un fuerte llamado a que redes (Facebook, Instagram, Twitter) y buscadores (Google) reconozcan el rol de los contenidos periodísticos y los distingan de los generadores de noticias falsas que desinforman a los usuarios, afectando el debate público, los lazos comunitarios y la dinámica institucional.

Dicen que al no hacerlo, la sociedad pierde calidad informativa. Y ello afecta al presupuesto básico de toda democracia, que es una ciudadanía informada.

Este flyer es uno de los que se está promoviendo desde Adepa.

La campaña es uno de los pasos que comenzaron a darse luego de una reunión, en abril, de los principales referentes de los medios de la Argentina. Allí, responsables de sitios periodísticos –con origen en medios gráficos, audiovisuales y nativos digitales–, exploraron caminos para abordar.

La campaña se da a semanas de los crecientes cuestionamientos que recibe Facebook, la red social que está siendo investigada por las autoridades del Reino Unido y Estados Unidos por haber facilitado bases de datos con información de perfiles de sus usuarios, para ser utilizadas en campañas de marketing político.

Los editores de los medios también están preocupados por las últimas modificaciones del algoritmo de la newsfeed de Facebook, que decidió bajar los contenidos de los sitios de noticias de medios profesionales y con editor responsable, asimilándolos a generadores de noticias falsas.

Uno de los puntos de la campaña consiste en que todos los posteos de los medios involucrados aclaren que hay un editor responsable por detrás. Cada publicación dice que la “noticia tiene editor responsable y usa los hashtags #.

Imagen: Bigstock

Fuente: https://www.merca20.com/lanzan-campana-contra-las-noticias-falsas/

 

¿Qué hago con mis sentimientos más salvajes?

En medio de mis conflictos y dudas, si actúo movido por el amor, haré lo correcto

Dios necesita mis fuerzas humanas para entregar su amor a los hombres. Me dice que si me mantengo unido a Él y pido lo que deseo se realizaráSi guardo las palabras de Dios daré fruto, tendré vida y paz. Si soy dócil a su voz Dios hará milagros conmigo.

Porque Dios construye sobre mi naturaleza débil y caída. No desprecia nada de lo humano que hay en mí.

Decía el padre José Kentenich: “La santidad no pretende eliminar las pasiones naturales, sino mejorarlas y ennoblecerlas. Dado que no hay hombre sin pasiones, que no hay grandes hombres sin grandes pasiones, el hombre santo conecta sus pasiones con la verdadera santidad y con las obras de apostolado. De ese modo domestica los instintos salvajes y animales que haya en el alma, orientándose así hacia las virtudes heroicas”.

Tengo grandes pasiones en mi alma. Sé que no son ni buenas ni malas. Son sólo sentimientos que brotan en lo más hondo.

Decía el papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia“Experimentar una emoción no es algo moralmente bueno ni malo en sí mismo. Comenzar a sentir deseo o rechazo no es pecaminoso ni reprochable. Lo que es bueno o malo es el acto que uno realice movido o acompañado por una pasión. Sentir gusto por alguien no significa de por sí que sea un bien. Si con ese gusto yo busco que esa persona se convierta en mi esclava, el sentimiento estará al servicio de mi egoísmo. Creer que somos buenos sólo porque sentimos cosas es un tremendo engaño”.

Lo importante es lo que hago con lo que siento. Las consecuencias de mis deseos en mis actos. Las obras que construyen mi vida.

¿De dónde nace todo lo que hago? ¿De dónde brotan todos mis sentimientos? Dudo a veces. No lo sé. ¿Es bueno todo lo que siento? Mis pasiones, mis deseos, mis inclinaciones, mis pulsiones.

A veces me turbo ante lo que hay en mi interior. Quisiera tener un corazón más puro. Para así sentir lo que Dios quiere que sienta. Pero no siempre sucede y me lleno de miedos y agobios. Me turban mis emociones confusas en mi alma inquieta.

Hoy sé que si estoy unido a Jesús y rezo, se realizará lo que pido.Recuerdo la frase de san Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.

En medio de mis conflictos y dudas, si actúo movido por el amor, haré lo correcto. Le pido a Dios movido por el amor. Le pido anclado en lo profundo de su corazón. Le pido y se realizará lo que pido. Porque permanezco en Él. Con los criterios de su amor.

A veces no sé pedir lo que me conviene. No es magia. Es una invitación a vivir en Dios. Mi vida será fecunda en Él. Él hará los milagros. Quiero ser discípulo de Jesús. Quiero seguir sus pasos siempre y sentir como Él siente.

[1] Kentenich Reader Tomo 2: Estudiar al Fundador, Peter Locher, Jonathan Niehaus

Foto: Shutterstock

Fuente: Aleteia