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DECÁLOGO DEL LIBREPENSADOR

 

Miguel Ángel Fresnedal

20 de septiembre:

Día internacional del Librepensamiento

“El proyecto laicista, emancipador de los seres humanos de toda forma de opresión ideológica; se une a la celebración de millones de librepensadores de todo el mundo, que ayer día 20 de septiembre celebraron; como un homenaje a los hombres y mujeres combatientes de la Libertad y de la Fraternidad entre los Seres Humanos y los pueblos”.

DECÁLOGO DEL LIBREPENSADOR

1. El éxito es lo que yo defina que es el éxito. Lo que tu consideras que es el éxito o la felicidad yo puedo considerarlo una forma de malgastar la vida. Los objetivos en mi vida los marco yo y no el entorno social o cultural que me rodea.

2. En toda época y en toda sociedad predomina una visión colectiva acerca de lo que es el éxito, impuesta socialmente por los grupos de poder que controlan dicha sociedad. Estoy en mi derecho de no compartir con la sociedad de mi tiempo su visión sobre lo que es el éxito en la vida.

3. Toda información es variable y provisional. De hecho, y como ejemplo, las teorías científicas se corrigen con el tiempo. Toda información es parcial y limitada pues proviene de otro ser humano, en una época determinada. En último término soy yo quien decide que hacer, que pensar y como afrontarlo.

4. No hay expertos infalibles. Considera lo que otros te digan pero confía en ti mismo, en tu propia experiencia, en tu situación concreta, en tu inteligencia, para tomar tus decisiones.No olvides que gran parte de los experimentos, teorías, artículos y estudios científicos que se publican y lees en los medios de comunicación, están encargados y costeados por empresas, gobiernos y asociaciones particulares con intereses muy concretos y en ocasiones, con el único objetivo final de manipular tu opinión y tu conducta.

5. Gran parte de la información que recibo de mi entorno (empresas, religiones, amigos, publicidad, TV, vecinos, libros, compañeros de trabajo) es información totalmente sesgada por los intereses que se esconden tras los emisores de esa información. Es peligroso basar mi pensamiento y mi forma de vida únicamente en la información que recibo del entorno social que me rodea.

6. Tengo derecho a equivocarme tantas veces como crea necesario. Las decisiones en mi vida las tomo yo. Prefiero equivocarme con mi opinión que equivocarme con la opinión ajena.

7. Todos los seres humanos son iguales. Lo que hace que percibamos a un ser humano mejor que otro es nuestra valoración personal influida por el entorno, nuestra personalidad, nuestra educación y la cultura que nos rodea. Los cementerios están llenos de personas que se creían imprescindibles.

8. Criticar a otros forma parte de la naturaleza humana y social. Soy consciente que haga lo que haga y diga lo que diga, es muy probable que en los grupos sociales que me rodean exista alguien que por defecto critique mi forma de actuar. Por lo tanto, no puedo basar mi filosofía de vida o mi forma de actuar en la opinión negativa de las personas que me rodean.

9. Céntrate en tu vida. No te dejes arrastrar por la presión social. Si te preocupas más de lo que hacen o piensan los demás, que de lo que haces o piensas tú mismo, no eres una persona eres un esclavo psicológico.

10. El conocimiento es libertad. Cuanto mejor conozca como funciona el mundo y la sociedad en la que vivo, mejor me desenvolveré.

11. La reflexión es poder. La reflexión nos hace humanos. El cerebro es un órgano increíblemente complejo y poderoso.Cuanto mas conozca como funciona mi mente y la de los demás, mayor nivel de autocontrol desarrollaré. Sino controlo mi mente, mi pensamiento, otros lo harán. Sino comprendo mis necesidades, sino las controlo, soy lo mas parecido a una máquina biológica, a merced de los procesos cognitivos, instintivos y bioquímicos de mi cerebro.

12. No tengo la obligación moral de adaptarme a los grupos sociales que me rodean. Ser sociable no implica ser manipulable. Ser sociable no implica renunciar a mi forma de ser, pensar, actuar o hablar.

13. El número de personas que apoyan o deniegan tu opinión o tu forma de vida es, en principio, irrelevante. Tengo claro que el que dos o más personas mantengan una opinión en contra de la mía, no les proporciona de forma evidente la razón sobre un asunto ni me fuerza moralmente a que cambie mi opinión o mi forma de vida.

14. Tengo derecho a dudar de toda información y hecho del que tengo constancia. Yo decido en que información confió y en cual no confió.

15. En toda sociedad existen grupos ejerciendo formas de presión psicológica, que intentan convencer al individuo de que adopte la forma de pensar y vivir que conviene a los intereses del grupo que ejerce esta presión. Religiones, empresas, ideologías, corrientes científicas, partidos políticos, asociaciones, organismos, publicidad, TV, etc.

16. Si existe Dios, no va a dejar de existir porque lo diga otro ser humano. Si no existe Dios, no va a existir porque lo diga otro ser humano. Por lo tanto, yo decidiré en que creo y que de forma éste hecho afectará a mi vida.

17. Existen una serie de patologías que describen a quienes son incapaces de realizar un análisis crítico independiente cuando es necesario o que son incapaces de tomar decisiones sin sentirse coaccionados por opiniones ajenas o por el ambiente social de su entorno.

Algunas de ellas son las siguientes:

– Dependencia emocional

-Sociotropía

– Bidependencia o doble dependencia

– Codependencia emocional

– Dependencia instrumental

– Trastorno por dependencia emocional

– Heteronomía de la voluntad

18. Algunas personas o grupos tratan de influir de forma violenta y opresiva a otros para tenerlos a su servicio. Sectas, dictadores. Mediante técnicas sutiles de “lavado de cerebro”, captación de posibles víctimas, grupos de presión, amenazas, publicidad subliminal, técnicas de persuasión, etc. Por ello entiendo, que cuanta mas información obtenga de cómo funcionan estas personas y estos grupos, como actúan y cuales son sus técnicas de manipulación psicológica y social, de una forma más efectiva podré defenderme de ellos, ser mas independiente, mas libre.

19. Existen personas a las que les gusta o se sienten cómodas dejando que otros decidan por ellos como vivir y pensar, sin ejercer ningún análisis crítico. Están en su derecho.

#librepensadores
#DelcaraciónUniversaldelosDerechosHumanos

¿Qué tanto ayudamos los mexicanos?

Siempre he tratado de vivir con la convicción de que ayudar a los demás no es un mérito sino una responsabilidad. Hemos nacido en un país maravilloso: con grandes bellezas y oportunidades, pero también con una gran desigualdad social, ante la cual no podemos cerrar los ojos y menos dejar de hacer algo.

¿Qué tanto nos ayudamos los mexicanos unos a otros?, ¿qué tanta conciencia social tenemos hacia aquellos que tienen menos que nosotros? No hay duda que cuando se han presentado enormes desastres naturales: temblores, inundaciones, huracanes, la ayuda incondicional de los mexicanos surge de inmediato.

Sin embargo, en el día a día, ¿qué tan solidarios somos?, ¿qué tanto de nuestro tiempo, dinero y esfuerzo se destina a los más necesitados?

Para muestra haré referencia a una investigación realizada en nuestro país y
publicada en el libro México Solidario, la cual cuantificó el número de voluntarios y las horas que trabajan.

El tiempo dedicado al trabajo voluntario varía de persona a persona. Existen los llamados voluntarios intensos que se calcula es el 8% de los mexicanos, trabajan todos los días en este tipo de actividades dedicando aproximadamente la mitad de su tiempo a ayudar a otros.

Los voluntarios típicos que tienen una dedicación constante a las actividades solidarias, que va de dos o tres veces por semana a una vez cada quince días, que representa un 9% de su tiempo.

Por último, el tercer perfil de los actores solidarios llamados infrecuentes o esporádicos, y dedican a estas labores desde una vez por mes a varias veces al año. Aproximadamente 1.7 días laborales anuales.

En resumen, el promedio de días por mexicano que se dedica a realizar alguna
actividad filantrópica es de 27 al año, y si extendemos esa cantidad al 40% de toda la población mexicana mayor de 18 años, tendríamos que aproximadamente 23 millones de personas estarían aportando cada una un promedio de 2.2 días laborales por mes.

¿Es suficiente? En lo personal me parece que el tiempo por mexicano en apoyo de otros es muy poco, partiendo de la base de los 112 millones de mexicanos que somos.

La actividad y el trabajo voluntario tienen implicaciones profundas: favorece la construcción de lazos de amistad, conocimiento de otras personas y situaciones; la experiencia de la generosidad y la reciprocidad, la adquisición de nuevas habilidades, experiencias de trabajo, además de la
satisfacción personal.

¿Cómo ayudar entonces? Con las cualidades, tiempo y circunstancias que tengas en este momento. Los campos son muchos:  niños, ancianos, personas con discapacidad, enfermos, personas solas, adicciones y otras, que necesitan de un poco de tu tiempo, tu cariño, tu compañía. La ayuda no solo es asunto de dinero.

Te invito a reflexionar: si en vez de ser 23 millones de mexicanos los que ayudan a los demás, logramos ser el doble o hasta el triple, definitivamente México sería mejor.

Lucía Legorreta de Cervantes
Presidente Nacional del CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer
cervantes.lucia@gmail.com
www.lucialegorreta.com

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¿Qué es el ojo flojo?

¿Te has preguntado cuál es la mejor edad para llevar a tus hij@s con el oftalmólogo?

Es muy difícil como padre detectar si tu hijo tiene algún problema de visión, ya que, a menos de que lo veas estrellándose con las cosas, o en la tele pegado, raramente un niño podrá decirte que no ve bien. Esto se debe a que, además de que no sabe cómo se ve al cien por ciento, muchas veces un ojo ve menos que el otro, y entonces el niño compensará esa falta de visión con el ojo que ve bien, por lo que difícilmente te darás cuenta del problema.

Pero ¿qué pasa entonces? El ojo que tiene más problemas para poder ver se vuelve ambliope o, como se conoce coloquialmente, “ojo flojo”. Esto sucede porque los niños desarrollan su capacidad visual, que es el máximo que se tiene de visión (normalmente es 20/20 o 100%), de los 2 o 3 años hasta los 6 o 7, por lo que es muy importante tratar a tiempo los errores refractivos como hipermetropía, miopía o astigmatismo. Éstos se pueden detectar desde los 6 o 12 meses de vida.

Por otro lado, la consulta oftalmológica es importante desde el primer mes de edad (en especial en prematuros) para descartar problemas de desarrollo de estructuras oculares, o detectar problemas congénitos, tumores, catarata congénita, así como estrabismo (desviación de los ojos), entre otros, y darle seguimiento al año, 3 años, 6 años y durante la adolescencia; estas son las etapas de crecimiento y pueden existir cambios en la graduación, lo que puede afectar el desempeño escolar y ser confundido con trastornos como déficit de atención. Sin embargo, nunca es tarde para una consulta con el oftalmólogo.

Dra. Alejandra Cisneros Piñón
Cirujano oftalmóloga
Oftalmología en medicina interna
Av. Vasco de Quiroga 4299.
Torre Infinito Piso 15, Consultorio 1503.
CP. 05348, Santa Fe Cuajimalpa, CDMX.
Teléfonos: 8164 7038 y 8164 7017
www.oftalmosantafe.mx
alecisneros@oftalmosantafe.mx

Cómo conseguir una segunda buena impresión

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Se dice que tu cerebro solo requiere de 7 segundos para decodificar mensajes y generar la primera impresión de alguien… ¡7 segundos! El tiempo se vuelve tan relativo que en ese mismo rango de tiempo se pueden hacer muchas más cosas, puedes emocionarte con el inicio de tu canción favorita, creerte invencible al casi domar a un toro, o mejor aún, tener la sensación de que tu alma sale del cuerpo al saltar de un paracaídas. Los sentimientos que te causa cada situación son diferentes, en algunas nuestra imagen se puede ver favorecida y en otras no tanto. Pero…¿qué pasa cuando esos segundos, minutos u horas hicieron añicos tu imagen ante las demás personas? A pesar de escuchar muy seguido la frase “la primera impresión es la que cuenta”, existen algunos puntos que te ayudarán a comprender tu imagen actual y ayudarte a mejorar la percepción que se tiene de tí.
A continuación te los mencionamos:

Ya habrá prejuicios. En ocasiones, al momento de conocer a alguien nuestro comportamiento suele combinarse con nerviosismo o mucha adrenalina, por lo que las reacciones que tengamos no necesariamente son un reflejo de quien somos realmente, ya sea para bien o para mal. Por lo tanto, si tu primera interacción no fue favorable para tu imagen, automáticamente se te otorgará una “etiqueta” que te representará hasta probar lo contrario. Lo único que puedes hacer es aceptarlo y aprender de aquella situación para no repetirla ni reforzar esa percepción.

Relájate. Existen las segundas oportunidades, pero no todos tienen la posibilidad de tener una, por lo tanto, si te encuentras en ese momento … ¡RELÁJATE! Actúa como si nada hubiera pasado, muéstrate sonriente y natural, de lo contrario las personas notarán tu incomodidad y podrías causar el mismo ánimo en ellas. Recuerda que ya tienes una etiqueta y tus acciones pueden reforzarla o mejorarla. Cuida los mensajes y estímulos que sigues enviando.

Reconoce tus errores. Es de valientes reconocer que nos equivocamos, es un acto de humildad que se agradece ante cualquier situación. Por lo tanto, discúlpate en el momento que consideres adecuado y explica los motivos del comportamiento que hayas tomado. Utilízalos como una oportunidad y asócialo a una cualidad positiva que tengas.

Sé totalmente tu. No hay un medicamento ni una máquina que pueda producir a un ser humano perfecto. Tenemos que ser conscientes que a lo largo de nuestras vidas vamos a ser rechazados por personas que no concuerden con quien somos. Sin embargo, también van a existir ocasiones en las cuales estemos dispuestos a modificar ciertos comportamientos frente a otros para tener una convivencia más armónica. Si ese es el caso, actúa siempre  fiel a tu personalidad, respeta quién eres y sobre todo con naturalidad, evita caer en las actitudes que te llevaron a generar una mala percepción de tí y aprende a reconocerlas para poder cambiarlas. Recuerda, aprender de nuestros errores nos hará crecer.

Ríete del asunto cuando sea prudente. Tomar nuestras propias desgracias con humor nos ayudará a relajarnos y recordarnos que no queremos repetir esas situaciones. Cuando te encuentres en una situación similar a la que te llevó a generar una mala primera impresión, trata de reaccionar con una actitud completamente contraria a la inicial con tono de burla. Esto se podría convertir en un “chiste local” que generará un sentimiento distinto al inicial.

Pon en práctica estos puntos y notarás que tus metidas de pata no afectarán de manera tan severa tu imagen pública. Recuerda que nuestras acciones cotidianas hablan mucho de nosotros, cuida las palabras que utilizas y el comportamiento que tienes con los demás.

Imagen Pública
Nuevo Polanco, Ferrocarril
de Cuernavaca 683.
www.imagenpublica.mx

Programa de emprendimiento e innovación

El “Programa de Emprendimiento e Innovación” ha sido diseñado e impartido por la Universidad Anáhuac México para la comunidad del Colegio Miraflores. Este novedoso programa de capacitación será impartido por la Aceleradora de Negocios IDEARSE-Anáhuac.

Objetivo
Brindar a los participantes las principales herramientas de emprendimiento para generar ideas que detonen nuevas empresas y/o nuevas líneas de negocio en empresas ya existentes.

Plan de estudios
El programa está conformado por 5 módulos con duración de 16 horas cada uno, a excepción del primero de 6 horas. Se pueden cursar los módulos de forma independiente, aunque nuestra recomendación -si se quiere trabajar una idea de inicio a fin- es cursar los cinco módulos en el orden sugerido, hasta completar las 80 horas del programa.

Notas: 
*Los participantes le deben dedicar tiempo a sus propios proyectos -fuera del salón de clase-, para aplicar las metodologías y herramientas vistas en clase, de tal forma que se vaya avanzando en el desarrollo de éstos.
** Para tener derecho a recibir Diploma es necesario haber cubierto las 80 horas que dura el diplomado.

Este novedoso programa de capacitación será impartido por la Aceleradora de Negocios IDEARSE-Anáhuac.

Temario

Módulo 1. Saliendo de mi zona de confort
Objetivo. Que el participante descubra lo que hay dentro y fuera de su zona de confort y que, a partir de una reflexión personal sobre sus acciones, decisiones y contribuciones en lo que está desempeñando en su día a día, se dé la oportunidad de ir detrás de sus sueños explorando nuevas cosas y abrazando lo desconocido.

Módulo 2. Creatividad, innovación y modelado de ideas
Objetivo. Que el participante desarrollo competencias de creatividad e innovación enfocadas a la solución creativa de problemas para mejorar las alternativas existentes. Asimismo, que el participante desarrolle capacidades para la identificación, evaluación, selección y desarrollo de ideas con impacto.

Módulo 3. Design thinking y fabricación digital
Objetivo. Que el participante tenga conocimiento de cómo generar ideas y construirlas para su futura validación.

Módulo 4. Lean Startup
Objetivo. Que el participante desarrolle capacidades para convertir ideas de negocio en propuestas de valor que han superado un proceso de validación lo que les permite incrementar sus posibilidades de éxito.

Módulo 5. Emprendimiento exponencial
Objetivo. Que el participante aprenda las reglas de la Era digital, los principales cambios tecnológicos futuros y cómo operar como las empresas exponenciales.

Ubicación, horarios y duración
El programa completo está conformado por 5 módulos con duración de 6 ó 16 horas cada uno, distribuidos en 18 sesiones, con una duración de 3 horas cada sesión. El horario es de 19:00 a 22:00 horas, en las instalaciones del Centro de Excelencia Miraflores (CEM) dentro del Colegio (dirección: Emilio G. Baz #51, Naucalpan, Estado de México).
Las fechas exactas se darán a conocer en cada apertura de módulo.
Si se cursa el programa en su totalidad (80 horas) -y se cumplen con los requisitos académicos del mismo- se obtiene el diploma correspondiente; o bien, se pueden cursar los módulos de forma independiente y, en este último caso, se obtiene un reconocimiento de participación por cada módulo acreditado (6 ó 16 Hrs. de capacitación, según el caso).

Apertura

Módulo 1. Saliendo de mi zona de Confort
Martes 23 de octubre y Juves 25 de octubre del presente
19:00 a 22:00 horas.
Instructor: Mtro Francisco Quintal Velasco.

Requisitos de ingreso

  • Llenar la ficha de inscripción anexa para realizar el registro en el sistema.
  • Realizar el pago del módulo 1 previo a la fecha de inicio.
  • Entregar una fotografía tamaño diploma, en blanco y negro, durante el primer módulo del programa.

Requisito académico

Para poder tener derecho a Diploma expedido por la Universidad Anáhuac es necesario contar con el 80% de la asistencia al programa, así como la acreditación de todos y cada uno de los cursos. En cada sesión, se les pedirá firmar la lista de asistencia, así como cumplir con la participación y asignaciones propias de cada curso, determinadas por el instructor.

Informes sobre costo y forma de pago

No hay costo de inscripción. Se pagará cada módulo al momento de la inscripción.
Cupo limitado a 30 participantes por grupo.
5589 5926 / 07
miradpa@gmail.com
Horario de atención telefónica:
lunes a viernes de 9am a 3pm.

¿Qué hacer con ese amigo que ya no se deja ayudar y nos hace daño?

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Luz Ivonne Ream

Amar es buscar el bien del otro en cuanto otro. Y en este caso amar es soltar al amigo para permitirle que madure y toque fondo, aunque duela.

“Tengo algo que consultarte – me dijo Ana –.  En el fondo ya sé qué es lo que tengo que hacer, pero me hace falta el último empujón para tomar la decisión”.

Ana y Luisa eran amigas y compañeras de trabajo desde años. Iniciaron su amistad desde el campo laboral hasta que se tornaron inseparables. Ambas casadas y con hijos.

Nadie pensaría que eran mejores amigas porque juntas parecían el agua y el aceite. Ana era profundamente mística, espiritual y muy entregada a Dios, a su familia, a su trabajo y al servicio de los demás. Luisa era lo contrario. Una vida de excesos, de infidelidad, poco piadosa y madura. Y para rematarla sufría de depresión y ansiedad y debía estar medicada, pero no hacía caso de eso.

Por años, Ana hizo todo lo que estuvo en sus manos para apoyarla a que saliera adelante de ese laberinto en que se había convertido su vida. Consejos, abrazos, muestras de amor, apoyo y solidaridad no faltaron. Hasta que llegó el momento en que se pasaron los límites de una amistad sana y a ella también le comenzó a afectar el estilo de vida de Luisa, tanto a nivel personal como familiar.

Ana, más que su amiga, se había convertido en una especie de mamá, donde además de los discursos diarios que le daba, vivía preocupada de ella. No dormía pensando si estaría bien o no. Le supervisaba los medicamentos, sus citas al psiquiatra, etc.

Esta amistad se había convertido en una relación tóxica codependiente. Ana había perdido la paz… Ya no sabía que más hacer por su amiga o si continuar con esa amistad o no.

Ana me consultó porque estaba agotada emocional y físicamente por esta situación. Sabía que lo más sano era terminar con esa amistad, pero se sentía culpable de hacerlo porque sentía que faltaba a la caridad.

Para comenzar, en las relaciones de amistad como en todas, es imposible ayudar a quien no se quiere dejar ayudar.

Yo no soy de la idea de que nos alejemos de las personas a las que consideramos tóxicas, pero si de poner espacios y límites sanos por el bien de ambos y de la relación.

Amar es buscar el bien del otro en cuanto otro. Y en este caso amar es soltar a -Ana a Luisa, permitirle que toque fondo, aunque duela, y dejar que madure.

Si Ana sigue subsidiando los comportamientos irresponsables de Luisa, si de alguna manera sigue solapando sus decisiones o actitudes poco adultas por miedo -que de alguna manera es inconsciente-, no le está ayudando a madurar.

No se trata de dejarle de hablar al amigo de un momento a otro o de desaparecer de su vida sin dejar rastro. No. Hay que dar la cara, hacernos escuchar, decir cómo nos sentimos y pedir perdón de ser necesario.

No esperemos que nos entienda ni que nos apruebe la decisión de alejarnos. Al contrario. Generalmente habrá una reacción agresiva, de mucho enojo, y hasta de venganza y ofensas. Lo mejor que podemos hacer es no tomarlo como algo personal.

Sí, es verdad que a nosotros nos duele el amigo que -por salud mental y el bien común- estamos soltando, pero necesitamos confiar en Dios. De alguna manera, hay que sentirnos tranquilos y con la certeza de que nadie ama más a nuestro amigo que Él, nadie.

Nuestra obligación es seguir a su lado, pero de forma espiritual y no tanto física, por medio de nuestras oraciones.

Al alejarnos -por amor y no por miedo o egoísmo- lo único que estamos haciendo es permitirle que toque fondo para que su resurgir sea aún más profundo; lo que estamos haciendo es soltarle en los brazos de alguien que le ama mucho más que nosotros: en los brazos de Dios.

Y también pensar que, si Dios no ha permitido su conversión, nosotros no somos nadie para apresurar su proceso. Si Dios sigue permitiendo que ese corazón aún no cambie es por algo y tú y yo debemos confiar en su sabia voluntad.

 

Fuente: Aleteia

EL NUEVO CIUDADANO

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Por Elena Goicoechea

Son tiempos de cambio y con el cambio llega la oportunidad y la obligación de salir de nuestro círculo de confort. El momento que vive nuestro país requiere más que nunca de la participación de una sociedad civil organizada, crítica, responsable y propositiva, que tenga un peso específico en la nueva dinámica de convivencia, en la que un nuevo ciudadano emerja de su encierro voluntario:

  • El nuevo ciudadano busca puntos de encuentro y coincidencia entre las distintas visiones de la realidad nacional.
  • El nuevo ciudadano procura la reconciliación sin someter su derecho a la libertad de pensamiento y expresión.
  • El nuevo ciudadano sabe que no es lo mismo el poder que el poder político, y cede su poder al Estado a través de un contrato social a cambio de que éste le brinde protección y garantías para vivir de forma armónica.
  • El nuevo ciudadano asume su parte de responsabilidad en el contrato social: ejerce el pensamiento crítico, pero no se queda en la crítica, propone.
  • El nuevo ciudadano no quiere que le den sino que lo dejen hacer, y pone su riqueza al servicio de la sociedad: competencias, experiencia, talentos, ideas, relaciones, tiempo, recursos y valores.
  • El nuevo ciudadano tiende puentes para escuchar y construye canales para hacer oír su voz.
  • El nuevo ciudadano es capaz de sumarse a quienes tienen diferente visión y forma de pensar para alcanzar metas comunes.
  • El nuevo ciudadano no impone sus ideas, enriquece al mundo con ellas, al tiempo que se enriquece de las ideas ajenas.
  • El nuevo ciudadano practica los valores intrínsecos de fortaleza, liderazgo y orden primero en su propia vida para luego exigirlos en su entorno.
  • El nuevo ciudadano es un modelo a seguir y no un ejemplo a evitar.
  • El nuevo ciudadano es fiel a sus principios y está comprometido solo con el bien y la verdad.

Moral o inmoral…

Roberto Hernández García

Supongamos que nos dan cambio de más en alguna tienda (y como somos gente honrada) al darnos cuenta del error del cajero regresamos a la tienda y devolvemos el dinero.

Esto sin duda es un acto de virtud moral, sin embargo la ética nos obliga a preguntarnos sobre la razón por la cual devolvimos el dinero.

¿Lo devolvimos por temor a que luego el cajero se diera cuenta y nos buscara acompañado de algún policía? Es decir, ¿hicimos el bien por temor al castigo?

Si así fue, según Emanuel Kant (filósofo prusiano), aunque el acto de devolver el dinero es un acto moral (y digno), no se puede calificar como un acto de moralidad superior puesto que no es producto de nuestra libertad autónoma, sino algo que nos hemos impuesto por temor a las consecuencias.

Supongamos ahora que la razón por la cual devolvimos el dinero, no fue el temor, sino el deseo de ser reconocidos, para que los que lo sepan, digan: «¡Pero que honrado eres!».

Pues según Kant, este acto moral es superior al anterior pero tampoco es el acto moral “supremo” porque tiene un fin utilitario (hago esto para obtener aquello; por ello a este tipo de acto moral, él le llamó Imperativo Hipotético).

¿Entonces cuál sería el acto moral supremo en este ejemplo? Pues Kant nos dice que es aquel que hacemos (devolver el dinero) simplemente por ser lo correcto, por amor a la virtud y sin buscar ninguna otra ganancia posterior (el bien desinteresado).

A este acto moral superior, donde el medio y el fin son uno sólo -el bien- lo llama Imperativo Categórico, y me parece uno los puntos más hermosos de la filosofía kantiana.

Así pues, no basta con hacer el bien, sino también es importante juzgar el motive por el cual lo hacemos.

Ahora, ya sé que alguien podría decirme «oye, pero en todas las relaciones humanas se da la búsqueda del beneficio propio, por ejemplo, un jardinero es un medio que utilizamos para alcanzar el fin de tener cuidado nuestro jardín, y es así en todas las relaciones que establecemos con otras personas, ¿entonces todas esas relaciones son poco morales?»

Pues no, Kant nos da una fórmula para reconocer cuando estamos actuando de forma inmoral en nuestra interacción con otros (y es una figura filosófica muy hermosa); él introduce en esta fórmula la figura de “lo humano”.

Me explico: como una fórmula debe tener aplicación universal, Kant propone que aquello que compartimos con toda la humanidad (sin distingo de razas, edades, etc.) es precisamente “lo humano”, entonces lo que va a definir lo moral de las relaciones que mantenemos, es qué tanto RESPETAMOS LA HUMANIDAD que hay en los otros.

Volviendo al ejemplo del jardinero; si le pagamos una tarifa justa por hacernos el jardín -respetamos su humanidad- , aún y cuando sea el jardinero un medio para lograr nosotros un fin, la relación es moral; por el contrario, si aprovechando que el jardinero ya no consigue otro empleo por su falta de preparación, y le pagamos, sabiéndolo, menos de lo deberíamos, nuestra acción es inmoral.

La moralidad/inmoralidad de nuestras acciones y en nuestras relaciones, depende pues del RESPETO DE LA HUMANIDAD de los otros Y DE NOSOTROS MISMOS).

Ayer que releía a Kant, no pude evitar tamizar la política actual a través del filtro de Kant.

Y es que mientras Aristóteles propugnaba por una política basada en la ética, el modelo actual de la política está basado en Maquiavelo, quien aseguró que la ética nada tenía que hacer en la política (y ya ven como nos ha ido con esta idea), y el resultado de analizar las conductas y relaciones humanas de nuestros políticos según las tesis de Kant, pues efectivamente, nos arrojan conductas profundamente inmorales (ojo, no estoy hablando de las ilegales, que esas son otra cosa).

Pensemos por ejemplo, en como los trabajadores de cualquier dependencia gubernamental son obligados (so pena de ser despedidos o «mirados feo») a trabajar para cumplir las ambiciones políticas de sus jefes.

Esto es una falta de respeto total a la humanidad de estos trabajadores, y por lo tanto son relaciones profundamente inmorales; o pensemos en las alianzas políticas ocasionales (que no comparten proyectos o anhelos de bienestar social) sino solamente utilizar al otro para lograr un fin.

Igualmente, relaciones inmorales.

Pero mejor regreso a leer a Kant y a regodearme con su Imperativo Categórico: ¡Haz el bien por el bien mismo!

 

KANT Y SU ANTÍDOTO CONTRA LA OBLIGACIÓN POSMODERNA DE SER FELIZ

La obligación cultural de ser feliz podría ser una ruta casi segura a la infelicidad.

 
 

Actualmente la felicidad está por todos lados —al menos en los discursos.

Algunos nos dicen que la felicidad se encuentra en una lata de refresco y otros que llega sólo cuando hacemos caso a nuestra intuición. Hay quienes rescatan tradiciones antiquísimas y casi olvidadas para extraer un sumario de consejos útiles para ser feliz. (Y hay quienes utilizan este anhelo humano para vender, no un refresco, sino una ideología que propone utopías como la igualdad a través de la austeridad impuesta a la manada desde el poder).

Hace unos meses publicamos una crítica contra la actual política del be happy como un credo existencial contemporáneo: «Sobre la triste obligación de tener que ser feliz». Y es que extrañamente, en esta atmósfera, hay un rostro de la felicidad contemporánea que tiene los rasgos del imperativo. Nuestra época nos ha acostumbrado a perseguir la felicidad. Pero, al emprender dicha persecución, ¿no aceptamos tácitamente que el objetivo puede ser inalcanzable?

En el magazine Big Think, uno de sus colaborares más asiduos y agudos, Steven Mazie, publicó un breve texto a propósito de un fragmento de Kant sobre la felicidad. Como sabemos, Kant es el gran filósofo de la moralidad, un ámbito de la filosofía que inevitablemente se cruza con la exploración de la felicidad si pensamos que esta ocurre en el territorio de lo compartido.

En Fundamentación de la metafísica de las costumbres, un trabajo de 1785, Kant dedica varias páginas a este asunto, visto sobre todo a la luz de la razón. Para el legendario caminante de Königsberg, la felicidad forma parte de una ecuación no tan sencilla en la que están involucradas la racionalidad, la moralidad y una categoría necesaria para encaminarse hacia la solución que el filósofo entiende como “sagacidad”: “la habilidad al elegir los medios para conseguir la mayor cantidad posible de bienestar propio”.

Hasta este punto, el sistema podría funcionar y, como si se tratase de un mecanismo perfecto, ofrecernos un resultado claro sobre qué significa ser feliz, qué se necesita para conseguirlo. Sólo que no es tan fácil, no por un último ingrediente: la experiencia, uno de los nombres de la subjetividad.

La experiencia personal determina si encontraremos la felicidad en un auto nuevo o en nuestro platillo favorito, si al observar un atardecer o en el abrazo de alguien a quien queremos y que también nos quiere. Experiencia que además se transforma y cambia al ritmo de nuestra propia vida. Por eso, por la experiencia, es tan complicado decir con seguridad qué nos haría felices en este momento. Al respecto, escribe Kant:

«Ahora bien, es imposible que un ser, por muy perspicaz y poderoso que sea, siendo finito, se haga un concepto determinado de lo que propiamente quiere en este sentido. Si quiere riqueza ¡cuántas preocupaciones, cuánta envidia, cuántas asechanzas no podrá atraerse con ella! ¿Quiere conocimiento y saber? Pero quizá esto no haga sino darle una visión más aguda que le mostrará más terribles aún los males que ahora están ocultos para él y que no puede evitar, o impondrá a sus deseos, que ya bastante le dan que hacer, necesidades nuevas. ¿Quiere una larga vida? ¿Quién le asegura que no ha de ser una larga miseria? ¿Quiere al menos tener salud? Pero ¿no ha sucedido muchas veces que la flaqueza del cuerpo le ha evitado caer en excesos que habría cometido de haber tenido una salud perfecta?, etcétera. En suma, nadie es capaz de determinar con plena certeza mediante un principio cualquiera qué es lo que le haría verdaderamente feliz, porque para eso se necesitaría una sabiduría absoluta.»

La idea de felicidad de Kant es un poco como una matriz matemática en la que la totalidad es un meta-valor que la hace funcionar. No está ahí entre sus elementos, pero es necesario. Una totalidad que implica conocer todos los factores posibles de una situación para poder prever su resultado. Sólo que, en cuestiones humanas, morales, esto es imposible. Por eso, nos dice Kant, nadie puede decir con qué sería feliz totalmente.

Al glosar este y otros pasajes en que el filósofo se ocupa del asunto, Mazie nos guía por los razonamientos kantianos para hacernos ver que la felicidad puede no entenderse como una búsqueda, sino como apenas el corolario de una tesis mucho más amplia. Una de las enunciaciones del imperativo categórico —clave de la filosofía kantiana, formulado por primera vez en esta Fundamentación…—, dice:

«Obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio.»

Según Mazie, este “imperativo práctico” nos hace considerar a las personas con quienes tratamos a diario como eso, personas, no sujetos que están ahí para complacernos o que sirven a nuestros propios fines, sino como personas “con una dignidad en común que merecen nuestro respeto”. El hombre o la mujer a quien le compramos un café todas las mañanas es un ser humano con una existencia singular, con sus cualidades, sus problemas, su propia historia que por una coincidencia improbable llegó a coincidir con la de ese cliente que a las 8:35 ordena un café americano.

¿Y qué tiene que ver eso con la felicidad? En el ámbito de la ética kantiana, que la única forma de comportarse con esa persona que prepara tu café de camino al trabajo es como si supusieras que esa acción se convertirá en ley universal, dicho de otro modo, como si cada uno de tus actos se convirtiera ipso facto en una norma que el mundo entero estaría obligado a cumplir. ¿Te gustaría que, de esa mañana en adelante, todos estuviéramos obligados a ser descorteses con quien prepara nuestro café?

Ahora sí tiene sentido el imperativo categórico de Kant, ¿no? Como vemos, se trata menos de una obligación hueca como la contemporánea —un “Sé feliz” que se agota en el imperativo de la consigna— y más de una actitud coherente con un sistema más amplio en donde la felicidad es apenas un engranaje, un elemento de una vida mucho más plena: la vida en el mundo que es, al mismo tiempo, filosofía y praxis.

Twitter del autor: @juanpablocahz