“Vino de un solo golpe, y ahora comenzamos a despertarnos. Pero hay otras muchas pandemias que también hacen morir a las personas, y miramos a otro lado”.
Papa Francisco I.
“¡Quédate en casa!” ha sido el llamado más escuchado este año en todo el mundo, como la mejor forma de evitar el contagio del COVID-19. Muchos lo hacemos y muchos no pueden, o no quieren, hacerlo; lo único claro para todos es que no sabemos qué va a ocurrir, sobre todo en el futuro inmediato. ¿Cómo será la vida, la tuya, la mía, la de todos? No lo sabemos.
Otra cosa que sí sabemos es que todos hemos perdido en esta crisis; algunos el empleo, otros dinero, muchos la salud y, lo más doloroso, hemos perdido muchas vidas. Nosotras mismas en nuestra congregación sufrimos la muerte de queridas hermanas. Es lógico que ante esta triste situación se nos presenten temores, conflictos internos y externos, muchas dudas y una primera: ¿por qué Dios lo permite, por qué no hace nada?, la pregunta que nos hacemos cada vez que hay una desgracia. Quizá éste no sea el lugar ni el espacio para reflexiones teológicas, pero sí para decir algo, principalmente, a la querida familia Miraflores: También hoy, Dios está presente.
Tal vez no lo está como quisiéramos, haciendo milagros, sanando infectados, desapareciendo enfermedades, volviendo muertos a la vida, respondiendo a nuestras súplicas; pero, que no aparezca de acuerdo a nuestras peticiones no quiere decir que no esté presente. Lo está, a su manera, que sólo puede verse con los ojos de la fe.
Dios nos ama de una forma total y no actúa de acuerdo con nuestras condiciones; Él padece en y con los enfermos, sufre con sus familiares y amigos, salva en y con los médicos y enfermeras, actúa en cada uno de nosotros. Como se nos recuerda en el Evangelio, necesitamos encontrar a Dios en los hombres y al hombre en Dios, y es imposible separar el amor a Dios del amor a los hombres. “…cada vez que lo hicieron…a mí me lo hicieron”. Él está presente no como quien evita el dolor del mundo, sino como quien lo padece y soporta; en consecuencia, es el hombre el que está llamado a evitar el sufrimiento de Dios en la historia, a través de la acción con sus hermanos. Si es así, somos nosotros los que en esta pandemia estamos llamados, de forma urgente, a ayudar como podamos.
Nuestros colegios, nuestros alumnos, nuestras familias han comenzado a vivir una nueva realidad; acatamos las medidas oficiales en lo académico, en lo sanitario, en lo social; buscamos las mejores prácticas y soluciones en esta situación, en beneficio de todos y, principalmente, en nuestra obras sociales tratamos de responder a esa misión de servir a Dios en los demás.
Esta pandemia es un llamado de atención global; una gran oportunidad de ser mejores. Ojalá que lo sepamos hacer. Será la mejor manera de que Dios se quede en casa.
SERIE: QUÉ Y POR QUÉ LEER (REVISTA MIRA 127. ABRIL – MAYO 2020)
Se ha dicho de muy diversas maneras y por todos los medios: la pandemia es una gran ocasión para acercarnos a los libros. Ahora, quizá más que nunca, están a nuestro alcance. El único requisito es que nos interesen, aunque sea un poquito; si no no hay manera, así sean gratis y nos los pongan en casa, en la computadora, la lap, el ipad o el teléfono. La clave es el interés que todo lo cambia, y el interés, como tantos aspectos en la comunicación, es un fenómeno complejo, con muchos detonadores.
La sana distancia, el aislamiento social, el encierro juntos pero no revueltos, ponen al frente uno de los detonadores del interés por leer: la soledad. La lectura, como la escritura, son ejercicios de comunicación en soledad; dos soledades que se comunican, una comunicación en dos tiempos: un emisor (el escritor), que escribe un texto (mensaje) que será un libro (medio) que tendrá, en el mejor de los casos, un lector (receptor). Se escribe y lee en solitario con una vocación de comunicación.
La soledad, voluntaria o no, abre un espacio para leer y para escribir. Es un estado propicio.
De alguna manera, la soledad es un tema que late en el corazón y el disco duro de cada texto, sobre todo de ficción, ya sea La Odisea o Madame Bovary. Sin embargo, hay muchos textos que se ocupan directamente de este estado vital; si hay interés por entenderlo mejor, algunos de los títulos más conocidos son: El laberinto de la soledad, de Octavio Paz; El príncipe destronado, de Miguel Delibes; La invención de la soledad o Viajes por el Scriptorium, de Paul Auster; La soledad, de Natalio Grueso; La habitación vacía, de Emily White; Era la soledad, de Alfredo Conde; o La soledad del silencio, de Jorge F. Hernández.
Pero, si la soledad no es suficiente motivo de interés para acercarse a los libros hay miles, literalmente, miles de alternativas. La Secretaría de Cultura del gobierno de México, a través de diversas dependencias (principalmente el Fondo de Cultura Económica, FCE) ha abierto grandes acervos; también, el Ministerio de Cultura de España; o espanol.free-books.com; nubico.com, google books, o la Casa del Libro, que en su sitio abre acceso gratuito a novedades, son alternativas accesibles ya sea en Kindle, Tagus o Kobo. Y éstas son solamente algunas de las opciones disponibles.
Para algunos, acercarse a los libros en esta pandemia ha significado ordenar su biblioteca personal, para otros, leer algunos de sus títulos pendientes y, ojalá para muchos, sea la mejor ocasión para llegar, por primera vez, a la maravillosa experiencia de la lectura. Todo es cuestión de tener un poquito de interés.
Racionalizar en vez de razonar es muy frecuente y puede llegar a ocasionar daño a uno mismo o a las personas que queremos y/o nos quieren. Ahora tu decides ¿razonar o racionalizar?
En muchísimas ocasiones creemos que estamos razonando cuando realmente estamos racionalizando. Conocer la diferencia es imprescindible para poder identificar cuando racionalizamos para, así, dejar de hacerlo.
Un razonamiento es hacer uso de la inteligencia partiendo de una idea con el fin de llegar otra y , finalmente, llegar a una conclusión.
Una racionalización es, en psicoanálisis, un mecanismo de defensa que utiliza el Yo (cerebro) para evitar la frustración. Para ello, se usa un razonamiento para encontrar justificación a una conducta, actitud, sentimiento, prejuicio o pensamiento cuya aceptación podría provocar temor, ansiedad, sentimientos de inferioridad o de culpa:
A Pedro le ha dejado su novia y se dice a sí mismo: “no sabe lo que se pierde”, “hay muchas mujeres en el mundo”, “mejor así, no me gusta que me controlen”, “ahora podré estar más tiempo con mis amigos” … Si razonase encontraría una explicación a esa situación en vez de justificaciones: “coincidimos en muchos aspectos, aunque también tenemos valores muy diferentes que quizá nos han distanciado”, “ella me dijo que sentía que no me quería. Fue sincera y tengo que aceptar la situación.”, “no me ha dicho por qué me dejaba y podría pasar horas culpabilizándola o automaltratándome. Mejor intentar aceptarlo y seguir viviendo con ilusión” … Otra opción sería dejar salir el dolor y afrontar la situación en vez de razonar o racionalizar.
María, tras comprobar que Nuria está ralentizando el trabajo que debe estar finalizado en pocos días, le aconseja cómo podría hacerlo mejor y Nuria responde: “yo prefiero seguir haciéndolo igual, yo así trabajo más rápido”. María razona su consejo, Nuria se siente cada vez más presionada y dice: “agradezco tu consejo, pero llevo muchos años y sé como se deben hacer las cosas”.
¿Cómo podrían Pedro y Nuria dejar de racionalizar y defenderse de ataques que no han existido? La solución está en el autoconocimiento y en la autocrítica. Si no reconocen por qué actúan de una u otra manera jamás sabrán si actúan adecuadamente. Además, si no son autocríticos y aceptan que también se equivocan, que no siempre se hacen lo correcto, jamás podrán autoconocerse.
Las personas que carecen de autocrítica pueden llegar a resultar insoportables, ya que son incapaces de aceptar sus errores al ser incapaces de reconocerlos. Estas personas dificultan la convivencia y son fuentes de muchos conflictos.
Finalmente, pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que me equivoqué, no culpabilicé a otras personas ni a mí mismo y, además fui capaz de reconocer el error y luego encontrarle solución?
Acerca de Cecilio Sánchez «Cean» Dicen que hago periodismo y que soy activista social. Retransmito en directo luchas sociales en Periscope, denuncio injusticias y defiendo diariamente los Derechos Humanos. Desde Murcia (España) para todo el mundo y las 24 horas del día en ceciliocean.es.
Los niños no tienen la madurez para recibir información negativa y amenazante todos los días, ni siquiera la tienen muchos adultos. Enseñémosles a procesar y a filtrar la información que reciben.
Los niños en Finlandia reciben clases para aprender a hacer frente a la información tóxica
Los últimos acontecimientos han demostrado la importancia de la información, de contrastar lo que nos llega y de cultivar un pensamiento crítico. En Finlandia son conscientes desde hace tiempo y, por eso, lo enseñan en la escuela.
Con el fin de aprender a localizar cuales son las fuentes fiables y hacer frente a bulos y fake news, defenderse de la desinformación es fundamental en los tiempos que corren.
Una nueva palabra ha aparecido estos días en nuestro vocabulario: Infodemia. El término hace referencia a la sobreabundancia de información que en lugar de aportar claridad al asunto tratado, le suma confusión y desconcierto.
La educación finlandesa parte de la base de que nunca es demasiado pronto para aprender a hacer frente de la desinformación. “Los cuentos funcionan muy bien. Coges a un zorro que siempre intenta engañar a otros animales con sus astutas palabras. No es una mala metáfora si pensamos en algunos políticos, ¿no crees?”, defiende la profesora Kari Kivinen.
Kivinen explica en un artículo publicado en el diario inglés ‘The Guardian‘ de que manera el sistema educativo de su país se ha adaptado a la necesidad de ofrecer a sus estudiantes una capacitación específica sobre la desinformación y la importancia de la verificación de datos.
Ya en 2016, este país introdujo la alfabetización a las noticias y la enseñanza del pensamiento crítico en el programa escolar nacional. Así pues, en el programa didáctico de Educación Secundaria los alumnos de la escuela de Helsinki aprenden lo fácil que es mentir con las estadísticas durante las horas de Matemáticas, mientras que en la asignatura de Historia del arte entienden cómo se puede manipular el significado de una imagen; analizan las campañas de propaganda y desinformación más importantes del siglo pasado en Historia o reflexionan sobre cómo el uso de las palabras para engañar y confundir en las clases de Lengua.
«El objetivo es formar ciudadanos activos y responsables», explica Kivinen. «El pensamiento crítico, la verificación de los hechos y el aprendizaje para evaluar la información que recibimos son cuestiones cruciales. Y hoy son una parte fundamental de nuestro programa, a través de todas las asignaturas», continúa la educadora.
Esta profesora finlandesa no está muy de acuerdo con el uso del término «fake news», sino que prefiere hacer referencia a «información errónea», «desinformación» o «mentiras y bulos», pues prioriza la importancia de un enfoque crítico, pero no escéptico, hacia la información que se recibe: «No queremos terminar pensando que todos mienten».
El objetivo final es que los niños se pregunten: ¿quién produjo esta información? ¿Y por qué? ¿Dónde fue publicada? ¿Qué dice realmente? ¿Hay evidencias o es solo la opinión de alguien? ¿Puede ocurrir en otro lugar? Es una inversión cultural a largo plazo.
El objetivo final es formar una ciudadanía consciente, comprometida y activa. Capaz de pensar críticamente, interpretar y evaluar la información que recibe, consultar noticias y compartirlas con otras personas de manera responsable y respetuosa.
Rogier van der Weyden, “La Magdalena leyendo”, Los libros ocupan un lugar muy especial en la historia. Presentes desde la antigüedad, su contenido nos ofrece una mirada al pasado, ya sea a través de crónicas de eventos actuales, documentos de figuras históricas o simplemente contando historias. Sin embargo, lo que encontramos entre sus páginas no es lo único que puede ofrecernos una lección de historia. De hecho, examinar a los libros como objetos en sí mismos puede ser igualmente esclarecedor.
Aquí exploraremos la historia del libro. A medida que hojeamos sus comienzos en la Antigüedad, sus capítulos más modernos, y todo lo que hay en medio, es probable que obtengamos una nueva apreciación de este objeto milenario.
Echa una hojeada a la fascinante historia del libro.
ROLLOS DE PAPIRO
Escultura de escriba egipcio, entre 1295 y 1069 a.C. (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])
El primer precursor del libro se remonta al Antiguo Egipto. Durante la Quinta Dinastía (2563 – 2423 a.C.), los egipcios comenzaron a emplear el tallo del papiro, una hierba acuática, como una forma temprana de papel. Las gruesas hojas tejidas con este material orgánico ofrecían una superficie de escritura ideal para tintas y pigmentos especiales. Usando una pasta de harina, también podían unirse para formar un pergamino, o una colección de páginas enrolladas.
Aunque los pergaminos sin duda mejoraron los antiguos métodos de documentación, su orientación vertical y la necesidad de ser desplegados dificultaban su manejo. Por eso, siglos más tarde, los romanos rectificarían estos problemas con un nuevo prototipo.
CÓDICES ROMANOS
Mujer sosteniendo tabletas de cera en forma de códice, pintura mural en Pompeya, antes de 79 d.C. (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])
En el siglo I, los romanos hicieron historia—y solo tuvieron que girar el pergamino. Al darle a sus folios una orientación horizontal y posteriormente doblarlos, inventaron el códice. Eventualmente, los romanos usaron este modelo de base para reemplazar los característicos pliegues de los códices con cortes, encuadernando las hojas dentro de una portada y una contraportada.
Hoy, estas adaptaciones son consideradas los primeros libros de la historia.
MANUSCRITOS MEDIEVALES
Zanobi Strozzi, “Libro de horas para el uso de Roma” ca. 1445 (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])
En la Edad Media, el códice alcanzó nuevas alturas con la proliferación del manuscrito ilustrado. Se trata de un libro cuyas páginas de pergamino están adornadas con pequeñas ilustraciones, bordes intrincados y otros elementos decorativos. A menudo hallados en textos religiosos, estos deslumbrantes detalles tenían el propósito de “marcar pasajes importantes, o realzar o comentar el significado del texto”.
Estas obras ornamentadas se hacían totalmente a mano, diferenciándolas de los cada vez más populares libros impresos de la época.
LIBROS XILOGRÁFICOS
Sutra del Diamante, 868 d.C. (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])
Cuando hablamos de xilografía, seguramente te vienen a la mente imágenes de las famosas estampas japonesas. Sin embargo, antes de que los artistas japoneses crearan sus “pinturas del mundo flotante”, los monjes del siglo IX en China ya utilizaban esta técnica para producir libros impresos. La práctica llegó a Europa durante la Edad Media, materializándose como libros xilográficos o libros de bloque.
“[Era] esencialmente un libro ilustrado”, explica la Biblioteca del Congreso. Los libros de bloque presentaban “una sola página xilográfica en la que se tallaban el diseño y el texto, se entintaban y luego se presionaban contra el papel, dejando una impresión de imagen y palabras”. Fieles a esta comparación de “libros ilustrados”, los libros de bloque típicamente comprenden menos de 50 hojas y presentan imágenes coloreadas a mano.
LIBROS PRODUCIDOS EN MASA
La Biblia de Gutenberg, ca. 1445 (Foto: Wikimedia Commons [dominio público])En el siglo XV, el orfebre alemán Johannes Gutenberg perfeccionó los métodos anteriores para hacer libros con su innovadora imprenta. Esta innovadora máquina agilizó el proceso de impresión mediante el uso de tipos móviles—piezas metálicas ajustables que podían entintarse individualmente y utilizarse una y otra vez.
El impacto de la imprenta de Gutenberg fue particularmente evidente durante el Renacimiento, ya que su capacidad de producir libros en masa permitió que los ideales italianos ilustrados se extendieran por todo el continente.
Además de dar origen a métodos cada vez más eficientes de producción en masa, la imprenta facilitó otro hito de la industria del libro: la encuadernación moderna.
Hasta el invento de Gutenberg, los folios de los libros se unían meticulosamente utilizando madera, metal e hilo. Tras la aparición de la imprenta—y la consiguiente comercialización de los libros—la industria editorial adaptó su enfoque, usando materiales menos costosos como la tela y el pegamento, que se convirtieron en los medios de encuadernación preferidos en el siglo XX.
En los últimos años, el libro electrónico se ha convertido en un gran contendiente para la lectura moderna. Mientras que esta iteración digital de los libros tradicionales puede parecer completamente contemporánea, el concepto en sí tiene casi un siglo de antigüedad.
En 1930, el escritor estadounidense Bob Brown predijo la eventual aparición del libro electrónico después de ver su primera película con sonido. Describió “una simple máquina de lectura” portátil y adaptable—características que sin duda tienen las tabletas y los lectores electrónicos que aparecerían menos de 70 años después. La premonición de Brown, sin embargo, no fue del todo exacta: señaló que, con un aparato así, podría “leer novelas de cien mil palabras en 10 minutos”. Aunque esto no sea posible con la tecnología actual, ¡quién sabe qué deparará el futuro de los libros!
SOFIA VARGAS
-Sofía Vargas es colaboradora y redactora en español para My Modern Met. Originaria de la Ciudad de México, es licenciada en Lenguas Modernas y Gestión Cultural por la Universidad Anáhuac. Ha trabajado para varias instituciones culturales en México, incluyendo la feria de arte Zona Maco. Cuando no está escribiendo, Sofía dedica su tiempo a trabajar en otras habilidades artísticas, como la cerámica y la ilustración.
La pandemia causada por el coronavirus ha registrado la pérdida de más de 23 mil millones de dólares en valor de mercado global desde mediados de febrero hasta la tercera semana de marzo, según estimaciones publicadas por The Economist.
“En principio, las personas dejaron de viajar y comer fuera, poco a poco se van a ir paralizando prácticamente todos los sectores comerciales, lo que da un pronóstico de qué tan grave será el impacto no solo a corto, sino mediano y largo”, comenta Luis Madrigal, director de Coru.com
En todo el mundo se acentuará una recesión como la principal consecuencia inevitable de las políticas por contener el avance del COVID-19. Los índices mensuales de ventas publicados por la consultora IHS Markit, advierten una recesión tan grave como en la crisis financiera de 2007- 2009 o incluso más crítica.
Recomendaciones financieras para trabajadores y Pymes afectadas por la crisis del coronavirus:
Aún no puede saberse con certeza cuáles serán los negocios que no superarán esta crisis, pero una clave es cuidar la liquidez y el modelo del negocio.
1) Asegurar liquidez de la empresa. Como estrategia, algunos negocios quizá hagan recortes parciales con el propósito de conservar efectivo; sin embargo, otra posibilidad es aprovechar líneas de crédito favorables (tasas de interés fijo) con la idea de mantener lo más intactas posibles las líneas básicas de producción.
2) Analizar la vulnerabilidad de la empresa.Hay que revisar el modelo de negocio, existen algunos que son probados, pero de repente se vuelven frágiles ante la pandemia; por ejemplo empresas que dependen de eventos como obras de teatro o conciertos. Otros negocios, como los relacionados a la salud o limpieza, incluso podrían prosperar (en la coyuntura o una vez que disminuya la pandemia), por lo que hay que mantenerse abierto a detectar nuevas oportunidades afines a lo que estás pasando, pues emprender un negocio totalmente nuevo podría ser más costoso en todo sentido en este momento.
3) Adaptar el negocio. Hay que mantener la visión flexible y explorar todas las posibilidades de la tecnología, hay empresas que incluso pueden abaratar algunos costos en esta época y lograr ajustar sus modelos de negocio con ayuda de las operación en línea.
4) Realizar un presupuesto y un plan de acción crítico para los próximos 3-6-8 meses.El reto de las empresas es mantener las supervivencia sin hundir la salud financiera, por lo que será importante hacer un presupuesto del negocio y uno personal, para saber cuáles serán los ingresos previstos en los siguientes 3-6-8 meses, e identificar gastos innecesarios, suprimirlos, y en el caso de las empresas, si es preciso, bajar el ritmo de ciertas actividades no prioritarias.
5) Analizar el valor del capital humano. Si se va a optar por suspensiones temporales u otorgar vacaciones al personal, hay que recordar que los periodos son finitos y que quizá la contingencia se mantendrá por un plazo más largo. Por otro lado, se deben analizar estrategias para cuidar el capital humano, ya que el despido podría ser más costoso para la empresa en el plan de recuperación.
6) Valorar las opciones de flexibilidad crediticia. Aquí algunas opciones:
Sabadell:
Facilidad de pago en créditos, periodos de gracia de 6 a 12 meses.
Aplica a créditos que estén al corriente de sus pagos, con buen historial crediticio, y con actividades directamente afectadas por el coronavirus.
Aplica previo acuerdo de intereses.
Banorte:
Pagos diferidos hasta por 4 meses en tarjeta de crédito, crédito automotriz, de nómina, hipotecario, Pyme o personal.
Hasta 6 MSI en compras mayores a $500 durante marzo y abril en hospitales, servicios de salud y farmacias.
Es requisito estar al corriente en pagos al 20 de marzo y solicitar el beneficio por internet o vía telefónica al Centro de Contacto, vigente al 30 de abril. Para diferir compras a MSI puede hacerse mediante la aplicación Banorte Móvil.
HSBC:
Opción de posponer pagos mensuales de capital e intereses hasta por 6 meses, o reducir el monto del pago mensual, o ampliar el plazo establecido inicialmente, o descuento por pago anticipado.
En TDC 3 MSI automático y sin restricción en compras, aceptar pagos con puntos o cashback, cero comisión por disposición de efectivo, y en débito opción de retirar hasta de 9 mil 500 en efectivo.
Medidas vigentes hasta el 15 de mayo. Más informes en el teléfono: 55572 18570.
Este texto contiene información pública vigente de las diversas entidades con el propósito de ser relevante durante la contingencia. Al ser una situación que cambia rápidamente, la información podría actualizarse constantemente. En todas las plataformas de Coru.com estaremos al tanto de posibles actualizaciones.
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Acerca de Coru.com
Coru.comes la plataforma líder de comparación de servicios financieros en línea de México. Nuestra misión es hacer la vida financiera de los mexicanos más fácil, a través de tablas comparativas personalizadas, con la finalidad de que conozcan con exactitud las condiciones, costos y ventajas antes de contratar una tarjeta de crédito o seguro de auto. Con la ayuda de un formulario, nuestro algoritmo mostrará los mejores resultados al usuario según sus necesidades, para que así tome la mejor decisión respecto a su dinero.
El golpe económico real de la crisis del coronavirus aún es incalculable, y lo cierto es que habrá sectores más afectados que otros, sin que ninguno deje de resentir las consecuencias, por lo que es el momento adecuado de cuidar junto con la salud sanitaria, la salud financiera.
“Ante la grave situación económica que enfrenta el país, es vital que las personas y familias implementen un presupuesto y se apeguen a él, porque esto podría representar la forma en que logren ordenar y subsistir financieramente los siguientes meses”, advierte Luis Madrigal, director de Coru.com
Un presupuesto ayuda a establecer claramente los ingresos y los gastos para realizar una planificación que permita tomar mejores decisiones sobre el dinero.
Lo ideal es mantener uno habitualmente, pero a fin de apoyar a las personas que no cuentan con un presupuesto preparado ante la contingencia económica del coronavirus, la plataforma de servicios financieros Coru.com emite las siguientes recomendaciones:
IMPORTANTE: Es aconsejable contemplar que este presupuesto de contingencia sea flexible y se mantenga al menos los siguientes 3 a 6 meses.
1) Identificar los ingresos con que se cuentan hasta ahora
Hacer cuanto antes una revisión detallada de los ingresos mensuales, como salario, honorarios u otros ingresos que se hayan acumulado hasta ahora. Se debe incluir el dinero de los fondos de ahorro o inversiones, en caso de tenerlos.
2) Revisar los gastos hasta el momento
Ubicar claramente los rubros de gastos indispensables que corresponden a necesidades personales o familiares como alimentos, pago de servicios básicos, renta, pagos de deudas, ahorro, y separarlos de otros gastos no urgentes como algunas compras por internet, gasto en ropa y todos los desembolsos que podemos posponer para el momento en que pase la crisis por la pandemia o que se tengan mayores ingresos.
3) Reorganizar prioridades y recortar gastos en crisis
Una contingencia como la pandemia actual de coronavirus exige reacomodar prioridades: quizá ya no sea indispensable contemplar gastos de transporte, restaurantes o entretenimiento fuera; pero el pago de sanitizantes, algunas medicinas, comida por medio de apps y pago de internet en casa serán una prioridad los siguientes 3 a 6 meses, por lo que es un buen ejercicio reacomodar los gastos que sí serán vitale y cortar de tajo aquellos que no son estrictamente necesarios para subsistir.
IMPORTANTE: Si se tiene un hábito de ahorro o fondo de emergencias, hay que mantenerlo vigente y hacer uso de éste únicamente en casos extremos (desempleo, enfermedad grave, hospitalización). Si no se tiene un ahorro previo, es crítico destinar una parte del ingreso para ello, así como revisar planes de créditos y/o préstamos personales.
4) Buscar ingresos, o bien, mantenerlos estables. En casos específicos, contemplar el crédito.
La recesión puede generar desempleo o, en otros casos, que el sueldo se reduzca en función de horarios laborales disminuidos. Hay que estar preparados para que los ingresos se vean lo menos afectados. Buscar alternativas para capitalizar, ya sea mediante la renta de activos (propiedades) o mediante emprendimientos acordes a la contingencia (negocios digitales). Si la situación será crítica en los siguientes 2 a 4 meses, es momento de ir comparando en internet distintas alternativas crediticias favorables, desde préstamos personales o bancarios con tasas preferentes o fijas, hasta tarjetas de crédito que pueden ayudar en caso de hospitalización o atención médica.
Este texto contiene información pública vigente de las diversas entidades con el propósito de ser relevante durante la contingencia. Al ser una situación que cambia rápidamente, la información podría actualizarse constantemente. En todas las plataformas de Coru.com estaremos al tanto de posibles actualizaciones.
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Acerca de Coru.com
Coru.comes la plataforma líder de comparación de servicios financieros en línea de México. Nuestra misión es hacer la vida financiera de los mexicanos más fácil, a través de tablas comparativas personalizadas, con la finalidad de que conozcan con exactitud las condiciones, costos y ventajas antes de contratar una tarjeta de crédito o seguro de auto. Con la ayuda de un formulario, nuestro algoritmo mostrará los mejores resultados al usuario según sus necesidades, para que así tome la mejor decisión respecto a su dinero.
Para más información contactar a:
Irene Flores, Public Relations & Blog Editor irene@coru.com, prensa@coru.com Oficina: 5011 9400 Móvil: 55 4457 3370
Alejandro Carbajal, Public Relations alejandro@coru.com, prensa@coru.com Móvil: 55 3303 5747
Internet y las herramientas digitales nos han ayudado mucho durante este confinamiento.
Una amiga, que conoce mi visión un poco crítica de Internet y las tecnologías digitales, me preguntó el otro día, con un punto de ironía:
– Ahora que estamos confinados, ¿has dejado de lado tus críticas y te has hecho un poco más amigo de la tecnología?
Touché. La pregunta es muy oportuna: es indudable que gracias a Internet hemos podido sobrellevar mucho mejor los largos días que confinamiento que hemos padecido.
Gracias a Internet hemos podido mantener nuestras relaciones personales a través de todo tipo de herramientas fabulosas – Whatsapp, Zoom, Hangouts y tantas otras-, compartiendo alegrías, penas, temores y esperanzas.
Gracias a la tecnología digital muchos hemos podido seguir trabajando, si no al 100%, al menos a un ritmo relativamente satisfactorio.
Gracias a Youtube muchas personas han podido mantener su práctica religiosa, asistiendo a través de retransmisiones a ceremonias religiosas en la Plaza de San Pedro, Fátima o Medjugorje. Otros –a través de Zoom u otras herramientas- han rezado en rosario en familia o comunidad.
Gracias a plataformas de Internet como Netflix o HBO, a falta de opciones de ocio fuera de casa, hemos podido disfrutar de películas o series entretenidas.
Gracias a Amazon hemos podido adquirir muchísimas cosas sin salir de casa ni ponernos en riesgo.
Conozco personas que se han divertido juntas a través de distintas plataformas, organizando competiciones, yincanas, canciones corales o concursos de disfraces. Sé de gente que ha llegado a contratar “canguros” online para poder trabajar con cierta tranquilidad mientras amigos o sobrinos entretenían un rato a sus niños delante de la pantalla, con todo tipo de concursos y actuaciones.
Y la lista podría seguir interminablemente.
En fin, que gracias a Internet y a algunas de sus fantásticas herramientas, estos días hemos podido seguir cultivando y desarrollando lo más valioso de nuestra humanidad.
A la vista de todo esto… ¿qué le respondería a mi amiga? ¿Ha mejorado mi visión de Internet y la tecnología? Pues bien, la respuesta es… sí y no.
En parte sí que ha mejorado, por una razón. Obligados a utilizar la tecnología para relacionarnos, hemos tenido que hacer un esfuerzo de alfabetización digital y originalidad, para explorar cómo podemos utilizar nuestras herramientas digitales al servicio del contacto personal con los demás. Pienso que en estas semanas de confinamiento hemos usado la tecnología digital mucho mejor de lo que solemos, poniéndola al servicio de nuestras relaciones personales y de la eficacia en el trabajo.
Ahora bien, como soy un poco cabezota, en parte mi visión sobre Internet se ha mantenido algo escéptica. De hecho, creo que la cuarentena ha ayudado a apagar un poco el entusiasmo de muchos tecnófilos. Tras varias semanas reduciendo nuestras relaciones y experiencias a las que podemos tener a través de una pantalla, ha quedado claro que las mismas no pueden equipararse a las relaciones y experiencias presenciales, de carne y hueso. Todos estamos deseando salir a la calle a dar un paseo, abrazar a un amigo, compartir una merienda con los abuelos, mirar un paisaje bonito mientras cae la tarde. Hasta los estudiantes -¡quién lo diría- echan de menos el colegio. Y muchos profesores echamos de menos a nuestros alumnos.
Creo que estos cuarenta días en casa nos han demostrado que muchas de las relaciones y experiencias que podemos tener a través de Internet solo alcanzan a ser un sucedáneo de las presenciales. Como no puedo dar un beso a mi hijo, le mando un whatsapp; como no puedo ir a ver a mi abuela, la llamo por Skype; como no puedo asistir a una clase, asisto a una conferencia en Youtube; si no puedo pasear por la playa, veo un documental de La 2.
El hecho de poder contar con estos sucedáneos es fantástico, ya que nos permite sustituir la realidad presencial cuando la misma es imposible o desaconsejable. Que es lo que nos ha pasado durante las últimas semanas.
Mi preocupación con la tecnología digital es que nos ofrece sucedáneos tan atractivos y maravillosos que, obnubilados con los mismos, en circunstancias menos extraordinarias que las actuales podemos llegar a olvidar que las experiencias presenciales son todavía mejores. El brillo del sucedáneo puede terminar eclipsando la realidad que pretende reforzar o complementar.
Concluyo. Esta cuarentena, hasta cierto punto, me ha abierto los ojos sobre las maravillas de la tecnología y de Internet. Pero, sobre todo, me han confirmado en la sospecha de que todavía es mucho más maravillosa la vida presencial.
Ojalá esta cuarentena nos grabe a fuego que los fabulosos sucedáneos que Internet nos ofrece –tan necesarios y útiles- nunca deberían sustituir la belleza de las relaciones presenciales, de carne y hueso, con sus pétalos y sus espinas. Porque no hay emoticono capaz de expresar lo que vamos a sentir cuando podamos volver a dar una caricia o achuchón a un nieto, a una novia o a una madre, cuando después de esta larga tormenta podamos volver a verles.
Llámalo como quieras pero lo que hay que hacer no es nada nuevo…
Dr. José Manuel Mier Odriozola
La pandemia que estamos viviendo ha
trastocado nuestro día a día de una manera que sólo hace unas cuantas semanas
hubiera sido inimaginable. Las facilidades en las telecomunicaciones nos hacen
testigos de los hechos en cualquier parte del mundo en tiempo real, de tal
suerte que podemos estar viendo como se hace una prueba rápida en Corea del Sur
y a la vez como están enterrando a sus muertos en Lombardía. Sin duda la manera
de vivir esta situación es inédita para nuestra generación, que por No por
suerte sino por el trabajo de la generación de nuestros padres y abuelos,
dejaron un mundo en “relativa paz”, donde muchos de los millones de vecinos que hoy habitamos el
planeta podemos convivir.
Los medios de comunicación tanto
digitales como de prensa tradicional, se han encargado de informarnos
puntualmente de las medidas que se han de tomar para poder controlar esta
pandemia, y prácticamente nadie que viva en una gran ciudad es desconocedor de
la gran mayoría de recomendaciones: confinamiento en casa, guardar las
distancias, lavarse las manos, etc… y todo eso está muy bien pero sin duda y
por ello escribo estas letras, nada de lo que hay que hacer representa inventar
nada nuevo, nada que no haya tenido utilidad y éxito en otros tiempos, y es
aquí donde quiero hacerte reflexionar.
Casos de grandes crisis humanitarias
se han presentado en repetidas ocasiones algunas de ellas no hace tanto tiempo
y el liderazgo de grandes personalidades y la solidaridad, empeño y comprensión
de la población las ha hecho posibles.
El 20 de enero de 1961, lo que
asistieron al discurso tras la victoria
de partido demócrata en la generales de los EUA, presenciaron uno de los mas
grandes discursos que se hayan escuchado de la voz de Jonh F. Kennedy, que dejó
para la historia, la taladradora frase “compatriotas:
preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros; preguntad qué podéis hacer vosotros por
vuestro país”, esta frase hizo que se
cimbrara el sentir de una nación completa, al hacerlos conscientes de que no
todo los que le pasa a un pueblo, se debe para bien o para mal por culpa de sus
gobiernos, sino que son los gobernados quienes deben de cambiar sus actitudes para
crear cambios de fondo en la sociedad, y ¿por qué traigo a cuento esta frase?,
sencillamente por la situación actual de la pandemia. Los políticos sean del
color que sean y casi de cualquier país, intentan capitalizar políticamente
crisis de embocaduras gigantes como la que estamos viviendo y los gobernados
intentan culpar de todas sus tragedias y miserías a los gobiernos, sin duda yo
creo que esto es una conducta equivocada de ambos sentidos. Los que gobiernan y
los que están en la oposición deben de cerrar filas ante tan gigantes desafíos
para bien de sus gobernados y los gobernados poner su granito de arena para
contribuir a la mejoría de la situación, con esto último me refiero a la poca
conciencia cívica que estamos presenciando cuando a la población se le solicita
aislamiento y cuarentena y vemos los centros turísticos vacacionales con
ocupaciones hoteleras mayores de 90%, cuando vemos los conciertos y
manifestaciones siendo multitudinarias, centros comerciales, bares y
restaurantes concurridos, etc. cuando las necesidades sanitarias sean
insuficientes y toquen a nuestros seres queridos o incluso a nosotros mismos,
entonces pensaremos en lo poco que ha hecho el gobierno para ayudarnos, en los
insuficientes medios hospitalarios de atención, en las pocas ayudas fiscales y
subenciones; pero no pensaremos en los errores propios cometidos al no haber
hecho algo por nuestra propia gente, nuestra familia y por tanto por nuestro país, al haber cumplido reglas de
convivencia cívica tan simples como por ejemplo “QUEDARSE EN CASA” cumplir la
cuarentena. Con estas letras te invito a que crees conciencia y atiendas al
llamado de las autoridades, que tomemos ejemplo de otras naciones donde no
hicieron caso o éste llego ya tarde.
En segundo lugar quiero también desde
estas letras crear conciencia y enviar un reconocimiento a todos aquellos que
contribuyen diariamente con su trabajo y esfuerzo a que la ciudadanía y nuestro sistema de vida
no colapse, me refiero en particular a aquellos que no pueden guardar el
confinamiento y que lo hacen por servicio a los demás, claro y visible ejemplo
de esto somos los trabajadores de la salud, tengo que decir que mucha gente
reconoce nuestra labor y nos alienta a seguir con ella, pero no estamos solos,
nosotros no hacemos posible esta resistencia y vuelvo a insistir que nuevamente
lo que estamos presenciando no es nada nuevo, en otras crisis de diversas índoles se ha presentado la
solidaridad de sus pueblos. Mi reconocimiento va por ejemplo a los camioneros
que transportan mercancías, alimentos a diferentes partes del país para que los
ciudadanos puedan disfrutar de los víveres necesarios, de la gente que trabaja
en mercados y supermercados, cajeras, acomodadores, almacenistas, limpiadores,
etc que aunque su labor en ocasiones pasa desapercibida es básica para el
correcto funcionamiento del establecimiento. Choferes del transporte público,
gente del servicio de limpieza de la ciudad, etc, etc. Hay mucha gente que no
para y que debes de reconocer su labor porque ellos hacen posible que tu te
puedas quedar en casa. Recordemos la historia y pensemos en Hugh Caswell
Tremenheere Dowding fue el oficial británico que dirigió el Mando de Caza de la Royal Air Force (RAF)
durante la batalla de
Inglaterra, a principios de la Segunda Guerra
Mundial, cuando ocupaba el cargo de mariscal en jefe del Aire.
Gracias a esta batalla el rumbo de la Segunda Guerra Mundial tomaría un giro
diferente y sería el mismísimo Sir Winston Churchill quien nos dejaría una mas
de las grandes frases que dejó para la historia “Nunca
tantos debieron tanto a tan pocos”, con esta frase quiero crear
conciencia en ti! que estás leyendo estas letras y pienses nuevamente que para
que tu estes en casa hay muchas personas que se juegan la vida y desempeñan una
función social imprescindible para que nuestro modelo de sociedad no sucumba.
Pero hemos hablado hasta ahora de de gobiernos, gobernados,
profesionales que pasan inadvertidos, etc. pero no nos olvidemos de la esencia
de este mensaje, como el título dice “CORONAVIRIS,
COVID-19, SARS-COV-2… llámalo como quieras pero no es nada nuevo…” y
con el apoyo y solidaridad de todos se logrará salir de este problema y ver el
nuevo amanecer que tendremos una vez superada esta crisis. Debemos comprender
que cada uno de nosotros somos y debemos de ser parte de la solución de la
crisis, que hay que pensar no sólo en si mismo y mis seres mas queridos con los
que vivo, sino también en todos los demás, en esos desconocidos que también forma
parte como simples engranes de la
maquinaria social a la que pertenecemos todos. Debemos como dijo la Madre
Teresa de Calcuta “el que no vive para servir, no
sirve para vivir” por
ello ante esta terrible crisis crea conciencia en ti mismo, en tus hijos en tus
seres queridos y sirve a tu sociedad, sirve a tu país, y sin darte cuenta será
la mejor manera en la que te estás sirviendo a ti mismo.
Dr. José Manuel
Mier Odriozola.
– Coordinador Clinica de Cáncer de
Pulmón y Tumores del Tórax
Hospital Angeles Lomas
– Director
Instituto de Cirugía Torácica Mínimamente
Invasiva
Vivimos en un
mundo globalizado, quizá una
de las expresiones más oídas en los medios de comunicación, que pocas veces
reflexionamos. Nuestro actuar personal en sociedad está condicionado por las
influencias externas mucho más de lo que pensamos.
Por Alejandro Robles Arias
En su libro Next, Alessandro Baricco narra un ejemplo magistral de cómo actúa esto.
Imagínate un
sábado por la tarde caminando tranquilamente y disfrutando del día, de pronto,
aparecen cuatro personas (no más, cuatro) corriendo como desesperados en
dirección contraria a ti, gritando.
En ese
momento te pasan dos opciones por la cabeza: o son unos locos o han visto algo
terrible que tú no. Si optas por la primera, continuarás con calma tu paseo; si
escoges la segunda te unirás al grupo de los que corren y gritan desaforados.
Mientras
piensas en esto, algunas personas con una toma decisión más rápida que la tuya,
ya están corriendo. Los cuatro se han convertido en veinte.
Tu cerebro
trabaja y comienza a decidirse por la huida, es increíble cómo influye en
ciertos ambientes, lo que hacen cuatro o veinte seres humanos y no las mil
personas que tienes a tu alrededor.
Seguro que el
hecho de que tú te unas (antes o después) al grupo de los que corre terminará
influenciando a algunos indecisos que aún no deciden qué hacer.
Si alguien un
poco más centrado te preguntará: ¿Por qué corres? Probablemente dirías: todo
el mundo huye. Lo cual, ya vimos, está lejos de la realidad.
Fue
inevitable pensar en este gran ejemplo, al ver las filas de personas en los
supermercados dejando vacías las estanterías no sólo de comida, sino de
artículos que distan de ser prioritarios como el papel de baño o la pasta de
dientes.
Lo único más
contagioso que cualquier virus es el miedo.
Lo grave del
coronavirus no es sus efectos per se en la población, sino la
sensación de temor y pánico que impregna en la sociedad que saca a relucir
actitudes como la xenofobia o el miedo al otro, siendo en realidad el COVID-19
uno de los síntomas de la verdadera enfermedad que desarrolla la sociedad del
siglo XXI.
Algunos casos
racistas han trascendido los medios: personas asiáticas golpeadas en Italia
solo por el hecho de serlo o casos tan inverosímiles como el de Turkish
Airlines negando el embarque a su avión de dos turistas españoles en Irán, pero
no de los pasajeros turcos. El mejor ejemplo de que la nacionalidad no dice
otra cosa que confirmar el prejuicio de quien le otorga importancia.
Como diría
Albert Camus: el mal en el mundo, proviene casi siempre de la ignorancia.
¿Cómo se
combate la ignorancia? Con ciencia y evidencia.
¿Es un tema
de importancia? Desde luego, porque todo se posponer, re agendar y comprar
después, excepto la salud.
Así que
debemos actuar como sociedad responsable, atender a las indicaciones de las
autoridades y extremar precauciones. No basarnos en publicaciones de Facebook o
cadenas de WhatsApp, sino en información oficial.
¿El gobierno
es inepto? Bien, exijámosle que cumpla con sus obligaciones, pero que en
nosotros quepa la cordura de hacer las cosas con sentido común y acercarnos a
las medidas higiénicas que todos conocemos.
Perdámosle el
miedo a la enfermedad no por ingenuidad, sino porque paraliza y lleva a
realizar acciones sin sentido y lejos de la realidad como el ejemplo que
plantea Baricco.
Evidentemente
en situaciones como esta, promover la escasez de alimentos u otros productos
acaparando de más, simplemente nos planteará más problemas que resolver del
principal.
Así que como
sociedad nos toca madurar, actuar con seriedad y con información veraz.
Hemos sido
testigos de cómo ante situaciones graves la sociedad de nuestro país ha actuado
de gran manera ante fenómenos naturales, ahora nos enfrentamos a un nuevo reto,
porque no es “visible” hasta que a uno mismo o alguien cercano adquiere la
enfermedad.
De los
jóvenes se requiere una consciencia especial de acatar el aislamiento social y
cuarentena. No tanto por sí mismos, sino por los miembros más vulnerables de
sus familias y de la comunidad.
Acabar este
texto con una inyección de entusiasmo vista en el mundo me parece lo más
oportuno: ciudadanos italianos alentándose desde los balcones de sus casas
cantando, bailando y tocando música para darse ánimos en estas semanas tan
difíciles.
En España
algunos jóvenes han puesto letreros en los edificios donde viven, ofreciendo a
los adultos mayores hacerles el mandado a fin de que ellos no tengan salir al
exterior.
Varios
escritores han regalado sus libros electrónicos para estos días de cuarentena.
Varias instituciones culturales han colocado en livestream conciertos para que
sean disfrutados de forma gratuita.
Si bien no
existe hasta el momento una medicina específicamente para el COVID-19 lo que si
podemos hacer todos es tomar una buena dosis de empatía y solidaridad, juntos
saldremos adelante.