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¡Quédate en casa!

Carolina de Benito

Quédate en casa, tres palabras tan comunes, pero tan importantes y sobretodo escuchadas a lo largo de esta primavera.

Quédate en casa suena y es fácil para unos, pero para otros no lo es tanto y no, no me refiero a aquellos que deben seguir saliendo a la calle por el motivo que sea, me refiero a todos aquellos que ahora, después de años de una rutina muy estructurada tienen que volver a empezar y vivir de esta manera.

Quedarse en casa se ha transformado en un ejercicio mental donde no tenemos opción más que convivir con aquellos que hace tiempo no convivíamos; porque desaparecieron los “pretextos” y nos tocó volver a empezar como personas, parejas, padres, hijos, hermanos, en fin, como familia. Hoy es tiempo de volver a nuestros orígenes, a ver por los demás y no solo por uno mismo.

En esta era donde la tecnología nos aleja de los que tenemos cerca y nos acerca de quienes tenemos lejos, es importante volver a valorar lo que teníamos y ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Es momento de apreciar que también gracias a esa tecnología este encierro ha podido mantenernos informados, entretenidos, distraídos y conectados con aquellos que, aunque ahí siempre han estado, ahora valoramos más porque no los podemos tener frente a frente. Ahora los besos y los abrazos retomaron su valor y aprendimos que son mucho más importantes que cualquier bien material.

Quédate en casa, se ha vuelto un tema de vida o muerte para muchos, genera miedo e incertidumbre entre todos, pero debemos empezar por contagiar otros sentimientos y aprovechar esta oportunidad de convivencia.

El propósito de esta colaboración es dejar de lado tanta información y desinformación que circula en redes sociales, televisiones y periódicos, ya que para muchos es necesario estar informados, pero para otros saber tanto o escuchar tanto sobre el tema puede llegar a ser abrumador. Es importante conocer cómo actuar y seguir las recomendaciones del gobierno federal y de la Organización Mundial de la Salud OMS, pero también es indispensable tomar un descanso y enfocarnos en lo importante que es estar bien y evitar el contagio.

Hagamos el intento de encontrar el lado positivo de esta pandemia que nos ha venido a unir más que nunca en donde los roles sociales y el género han desaparecido en casa para mostrar la realidad de lo que es convivir en familia y el trabajo en equipo. Valoremos el trabajo de todos aquellos, especialmente la gente que trabaja en el sector salud, que día con día salen a combatir este invisible pero mortal virus que ha venido a revolucionar nuestras vidas.

Así que, por favor por una vez en la vida, por ti, por tu familia, por tus amigos, por tus conocidos y por tu sociedad…QUÉDATE EN CASA.

Carolina de Benito, investigadora en el Centro de Investigación para la Paz, México (CIPMEX)

Las razones que explican por qué hay tantas personas incompetentes en su trabajo

¿Te has preguntado alguna vez por qué el mundo está lleno de personas que son terriblemente incompetentes justo en el trabajo que les pagan por hacer? 

Si es así, el educador Laurence J. Peter puede tener la respuesta.

En su trabajo como maestro en los años 40 en Canadá, Peter quedó perplejo ante la ineptitud de sus pares y sus superiores. 

Se había presentado a un puesto en una nueva escuela de su distrito y se encontró con que le devolvieron todos sus documentos. 

No había nada malo en ellos, pero el Departamento de Educación le informó que no podían aceptarlos porque no habían sido registrados como envío seguroen la oficina de correos, a pesar de que, evidentemente, habían llegado.

¿Cómo alguien lo suficientemente estúpido para crear esta regla podía trabajar en el Departamento de Educación?

Pronto Peter observó este comportamiento estúpido en muchos otros ámbitos (en la política, el periodismo, el ejército, etc.). 

«La incompetencia laboral está en todos lados», escribió en un libro sobre el tema que se convirtió en un éxito de ventas. 

El libro, publicado en 1969, intentaba explicar el porqué. 

En opinión de Peter, la mayoría de las personas fueron promovidas en función de su desempeño en el momento del ascenso, sin considerar realmente su capacidad para asumir una mayor responsabilidad.

El resultado es que podemos ser menos buenos en nuestro nuevo puesto que en el que hacíamos antes.

A medida que subimos uno, dos o tres escalones en la progresión laboral, nuestro desempeño puede ser tan malo que impida que consigamos otra promoción.

En este punto, habremos alcanzado nuestros límites y no podremos mejorar más. Por eso acabamos irritando a nuestros colegas y clientes con nuestra incapacidad para cumplir con nuestro trabajo.

«Cada empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia«, escribió Peter y llamó a esta ley «Principio de Peter». 

El texto era mayormente satírico y solo recientemente organizaciones científicas y psicólogos pusieron a prueba su fundamento para confirmar su veracidad. 

Altos niveles de incompetencia 

La evidencia más fuerte en favor de la teoría de Peter viene de un estudio reciente realizado en 131 compañías que utilizaban un mismo programa para medir el desempeño directivo, con lo cual pudieron recoger datos de cerca de 39.000 vendedores, de los cuales 1.553 habían sido promovidos a puestos de responsabilidad a lo largo de seis años. 

Como era de esperar, los investigadores encontraron que los mejores vendedores tendían a ser ascendidos. Para evaluar su aptitud para el nuevo puesto directivo, los investigadores examinaron el efecto de este cambio en los miembros de su equipo.

«Los gerentes están a cargo de capacitar, asignar y dirigir a sus empleados de ventas», señala Kelly Shue de la Escuela de Administración de Yale, en Estados Unidos. 

«Por eso, para entender si alguien es buen gerente, analizamos en qué medida logran mejorar o cambiar el desempeño de sus subordinados«. 

Si los candidatos que antes tenían un rendimiento alto son realmente competentes en el nuevo trabajo es de esperar que haya un aumento en el rendimiento promedio de todo el equipo.

Sin embargo, eso no fue lo que observó Shue.

Los gerentes que habían sido muy buenos vendedores tendían a no traer ninguna mejora significativa para sus colegas, mientras que los que tenían antes un desempeño más bajo solían ser mucho mejores para aumentar el promedio de ventas dentro del equipo. 

Hay muchas razones potenciales para explicar esto, dice Shue. 

La motivación personal -incluso la agresividad- que se necesita para impulsar las propias ventas no se traduce necesariamente en habilidades que se requieren para motivar a otros, por ejemplo.

«Puede que el tipo de experiencias o el tipo de personas a las que les atrae vender mucho y también trabajar solos sea lo que haga que resulten menos efectivos como directivos», añade. 

Shue también descubrió que los vendedores que trabajan bien en forma colaborativa tienden a ser mejores gerentes. 

Aunque aún no tiene datos, Shue sospecha que los problemas descritos por el Principio de Peter también se dan en campos como la ciencia, la tecnología y la ingeniería.

Y, como Peter señaló en su libro, el aumento del número de gerentes incompetentes también se da en el mundo académico y en la educación. 

«El mejor investigador o la persona que es mejor enseñando puede que no sea el mejor decano de una escuela», afirma Shue. 

¿Quién es el jefe?

Con esta información podríamos concluir que deberíamos pasar por alto el desempeño actual de una persona y promoverla solo atendiendo a factores como sus aptitudes para las relaciones interpersonales. 

Pero eso también tiene un precio. 

La posibilidad de una promoción es un incentivo positivo para muchos, y eso mejora su desempeño personal. Eliminar esa motivación podría reducir la productividad en la fuerza de trabajo. 

También existe la sensación de desencanto que surge después de que un colega poco inspirador recibe una promoción antes que uno.

La realidad es que a menudo nos resulta tranquilizador que nos dirija una persona que ya ha demostrado su propia competencia en el trabajo, como descubrió recientemente Amanda Goodall, de la Escuela de Negocios Cass, en Londres.

A diferencia de Shue, Goodall no tomó en cuenta medidas objetivas de desempeño, sino que examinó cómo los empleados se sienten frente a sus jefes (si están frustrados con aspectos como la dificultad en la comunicación, por ejemplo). 

Tras analizar información de un sondeo europeo realizado entre 28.000 trabajadores, Goodall descubrió que solo el 13% estaba infeliz con su supervisor actual (un número sorprendentemente bajo en función del énfasis de los medios en cuanto a la prevalencia de jefes espantosos). 

Goodall constató que la queja más común era que los jefes carecían de conocimiento especializado.

Su hallazgo concuerda con investigaciones anteriores que mostraron que lacompetencia técnica de un jefe es un indicador fuerte de la satisfacción de los empleados.

Managers generalistas

Más allá de las razones específicas de este descontento, la investigación de Goodall cuestiona el valor de los gerentes «generalistas» que pasan de empresa a empresa sin un conocimiento específico de un área en particular.

«Existe la creencia de que si haces un MBA u otro tipo de formación directiva te conviertes automáticamente en un buen gerente, pero nuestra evidencia muestra que ese no es el caso en absoluto», señala Goodall. 

En el cuidado de la salud, por ejemplo, «mucha gente piensa que hay que dejar a los médicos ocuparse de la medicina y dejar a los gerentes el manejo de los hospitales, pero la investigación muestra que eso es un error». 

«Necesitas médicos para liderar a otros médicos, porque ellos entienden lo que necesitan en términos de ser un empleado». 

El dilema de las contrataciones

Todo esto plantea un serio dilema para las empresas a la hora de hacer contrataciones.

Si se centran mucho en el desempeño actual corren el riesgo de promover a alguien a quien le costará crear una estrategia directiva; si se centran demasiado en otras cualidades, la falta de pericia técnica de esa persona puede desmotivar al resto del personal. 

Claramente hace falta encontrar un equilibrio entre ambos. 

Una solución sería cambiar la jerarquíaen la compañía. Shue sugiere que más compañías deberían considerar distintos tipos de promociones, en vez de la típica escalera en la que uno pasa de subordinado a gerente.

En empresas tecnológicas, por ejemplo, «puedes pasar a ser un ingeniero distinguido o un ingeniero superior. Básicamente se reconoce tu desempeño en tu título, sin cambiar el puesto». Incluso si eso no implica un aumento de sueldo significativo, valorar la experiencia de esta forma sirve para evitar que los empleados abandonen la empresa. 

Goodall dice que algunas compañías han empezado a ofrecer dos formas de evaluación: una evaluación del desempeño y una evaluación del potencial de gestión, que toma en consideración específicamente la capacidad de liderazgo.

«Esto tiene el beneficio de reconocer que el potencial de liderazgo y el desempeño son dos dimensiones diferentes», dice. 

Goodall cree que la mejor solución podría ser invertir más en capacitación gerencial «adaptada a los expertos», y dejar de lado la idea de que el liderazgo es una habilidad transferible que puede aplicarse en múltiples disciplinas.

Entre tanto, conocer el «Principio de Peter» puede resultarnos útil a nivel personal. 

Si te frustras con frecuencia con tu jefe (y su resistencia a darte un ascenso) o con tus subordinados (y su incapacidad de cumplir con tus instrucciones), es bueno que consideres la posibilidad de que has alcanzado, en palabras de Peter, tu «nivel de incompetencia», solo que no lo sabes. 

Eso es algo que no siempre es fácil de reconocer.

Como decía Peter, «la competencia, como la verdad, la belleza y los lentes de contacto, está en los ojos de quien mira», pero tener conciencia de esto puede ayudarte a corregir tus fallos y desarrollar las capacidades que te están limitando, o a encontrar un nuevo puesto donde tus talentos únicos sean más valiosos.

El gran maestro

Rebeca Medellín

Nunca pensé que un virus sería un gran maestro.

¿Qué me recuerda?

Agradecer por esta respiración, hoy existe mucha gente que no puede y necesita un respirador.

¿Qué me enseña?

A conocer el encierro e ir hacia dentro. 

¿Qué me sorprende?

La empatía y la solidaridad de mis maestros y los maestros de mis hijas.

¿Qué me hace notar en todos nosotros?

La poca empatía….. compramos, acumulamos, exageramos.

Lo politizados que estamos; no hemos entendido que este virus, esta PANDEMIA, es en plural, ¡somos todos¡

Egoísmo, miedo…. lo observo en mí, lo observo en todos.

¿Qué me hace notar?

Lo frágiles, lo vulnerables que somos. Por ahora —no importan los ceros en tu chequera— nadie puede comprar la vacuna y mucho menos la cura.

¿Qué me conmueve?

La vocación de los médicos y enfermeras, los Europeos en sus balcones cantando, la belleza de las calles italianas sin gente; pero sobre todo, que los enfermos y los muertos se dan en cifras, imposible decir tantos nombres.

¿Qué me da paz?

Hacer una pausa, hablar, jugar, cocinar, bailar con mis hijas. Una querida amiga, me decía: “Rebeca, empiezo a disfrutarlo, hacía años que no veía una película completa con mis hijas y enseñé a andar en bici a mi hijo”.

Y el maestro, termina por enseñarme:

Qué llegó para quedarse y que vino a recordarme a vivir en el presente y agradecer ello.

*Rebeca Medellín, Exalumna del Colegio Miraflores, Generación 93

A pesar de que todos hemos estado

Paco Gutiérrez Garza

A pesar de que todos hemos estado “encerrados” en estos últimos 2 meses y medio, cada uno de nosotros ha reaccionado de diferentes formas. Probablemente reacciones subconscientes que ni siquiera hemos sido capaces de asimilar y que probablemente emerjan cuando todo esto termine. Durante este periodo de tiempo ha habido afectaciones de todo tipo: económicas, físicas y emocionales. Ha coartado sueños, objetivos y metas. Ha desestabilizado relaciones y familias. Ha generado incertidumbre que nos tomó desprevenidos, pasando por las diferentes etapas del duelo de haber perdido nuestra estabilidad o zona de confort. Mientras no haya una medicina efectiva y una vacuna preventiva estaremos pisando un diferente terreno y nuestra estabilidad emocional estará en constante alerta. Pero también nos ha “obligado” a vivir nuevas situaciones. No sé en qué etapa te puedas encontrar hoy. Porque una cosa será el cautiverio y otra cosa será el regresar, probablemente, a lo que solías hacer hace no más de tres meses. Por supuesto en un modo distinto. Por supuesto con la incertidumbre de si la decisión es correcta. Probablemente tengas que “salir” a buscar una nueva realidad, quizás un nuevo modo de sustento. 

Lo que no debimos dejar pasar fue el largo tiempo de introspección que nos regaló la pandemia, las incontables horas que te permitieron reconocer a los tuyos. Las cuantiosas lecciones que aprendimos o ayudamos a aprender a los que con nosotros han estado encerrados en la misma “jaula”. Recuerdo que a las 4 o 5 semanas escuché una frase más o menos como la siguiente: “mientras estamos encerrados seguimos viviendo. Aunque parezca que estamos en pausa, la vida sigue y tienes que encontrarle el sentido, el beneficio”, y esta frase cambió mi percepción de lo que estaba sintiendo, de lo que estaba esperando y también posponiendo. Recuerdo que a finales de febrero me negaba a cancelar mis vacaciones contratadas para semana santa. Pensaba que para el 5 de abril probablemente se hubiese calmado. Cuando las cambié en la tercera semana de marzo las pasé para la última de julio. Hoy no pretendo que las utilicemos, aunque no haya reembolso. Pero lo mas importante es el sentimiento que ha evolucionado respecto a los cambios y a las pérdidas. Respecto a la revaloración y sentido de nuestras vidas. No voy a juzgar la forma en que cada uno de nosotros ha afrontado esta situación. Hay quienes no han tenido la decisión en sus manos y han tenido que salir a buscar el sustento; hay los que negaron y siguen negando que realmente el virus existe; hay quienes creyeron en teorías de conspiración o inclusive quienes se sintieron y se siente inmunes. 

Gracias a Dios mi trabajo me permitió encerrarme a laborar en mi casa. Y tengo la fortuna de trabajar para una empresa que sufrió importantes pérdidas, pero tiene la solidez financiera para cruzar la crisis. A pesar del estrés de cada día por mantener el negocio andando, y la incertidumbre de si la empresa realmente podría resistir, situaciones que me causaron importantes insomnios, pude tener la “tranquilidad” de ponerle perspectiva a la situación y generar una autoevaluación y revaloración de las cosas. Por eso me permito compartirles que me deja esta experiencia única y esperemos irrepetible. 

  • La dedicación que Gaby y yo le hemos puesto a nuestro tiempo en los 18 años que llevamos juntos fue evidente durante el confinamiento (espero que ella piense lo mismo). Estos meses en verdad juntos me dejaron claro que nuestro compromiso se mantiene vigente. Y que la clave de una buena relación sigue siendo la confianza, la complicidad y la dedicación. 
  • Lo que mas me preocupaba y preocupa son mis hijos. Aunque la han llevado relativamente bien, me da mucha pena que tengan que estar encerrados. A su edad, después de comer no pisaba mi casa hasta el anochecer. Pero, por otro lado, me ha permitido conocerlos aun más. Nos hemos comunicado de maneras distintas y he tenido el tiempo de tratar de hacerles un inception, buscando compartirles, desde mi perspectiva, lo importante que es su formación escolar, pero también personal. Y que este tiempo tenia un beneficio adicional que es ubicar las cosas importantes en nuestras vidas;
  • Personalmente ubiqué mis prioridades. Y realmente son básicas: cine, gimnasio y restaurantes fueron las tres situaciones que más extraño.  Y un viaje a la playa, para estar sentado en la arena, enfrente del mar, sería el complemento perfecto para asimilar el aprendizaje de esta etapa de nuestras vidas: no nos tomemos tan en serio. Ni nuestra posición, ni nuestras posesiones, ni nuestros galardones, ni nuestros títulos nobiliarios, nos hacen ser quienes somos, ni ante nosotros, ni ante los demás. Hoy más que nunca el reloj que portes, el auto que manejes, el tamaño de tu cartera es irrelevante ante un tapabocas y una máscara de acrílico. 
  • Algunos objetivos personales se han reafirmado, algunos han cambiado y otros los he desechado. No se han vuelto más simples o menos o más complejos. Simplemente se me acomodaron de diferente forma en la cabeza y en el corazón. 
  • Y como dijo Thomas Merton, poeta y teólogo americano, “las personas no son islas”. Mi personalidad la puedo definir, aunque suene contradictoria, como solitaria-extrovertida. Disfruto mi ensimismamiento, pero también ser el mejor de los anfitriones para recibir y atender a familia y a amigos. Igual disfruto encerrarme a leer un libro, como bailar como si nadie me viera en una fiesta. Pero esta pandemia me dejo más que claro cómo estamos conectados. Cómo nos podemos apoyar unos a otros. Cómo dependemos unos de los otro, pero, también, cómo nos podemos infectar unos a otros, literal y de manera figurada… del virus, de envidia, de miedo, de pánico, de incertidumbre, pero también de optimismo, positivismo, apoyo, tolerancia, paciencia, generosidad, entendimiento y amor…

A propósito, quienes nos van a extrañar más cuando regresemos a nuestra rutina exterior, si así lo decidimos, serán nuestros hijos caninos…

Paco Gutiérrez.

¡La computadora me acabó la vista!

Habrás escuchado que el leer mucho tiempo en la computadora, celulares, u otros dispositivos electrónicos termina por dañar y deteriorar la vista. Afortunadamente, esto no es cierto. Sin embargo, pasar mucho tiempo en estos aparatos si puede ocasionar molestias.

Al estar largos periodos frente a una pantalla estamos expuestos a la luz azul. No existe evidencia científica que demuestre que este tipo de luz afecte a los ojos, pero si altera el ciclo circadiano, nuestro ciclo natural de sueño y vigilia. Durante el día, la luz azul nos ayuda a mantenernos despiertos, pero si estamos expuestos a ella previo a dormir, nos provocará insomnio. La gente asocia la luz azul a dispositivos electrónicos, pero la realidad es que la principal fuente de este tipo de luz es el sol. La luz ultravioleta del sol, en exceso, si está demostrada que puede llegar a ocasionar enfermedades como cataratas, degeneración macular y ciertos tipos de cáncer en piel y superficie ocular. De ahí que se piensa que la luz azul también puede ocasionar problemas similares; sin embargo, no se ha logrado dicha asociación. Así que no gastes en lentes de filtro azul, puesto que no se ha demostrado su eficacia. Por otro lado, se están estudiando los beneficios de la luz azul y los efectos de bloquearlo. Aún no se conocen las conclusiones, pero se cree que nos ayuda a mantener un buen estado de alerta y reducir el desarrollo de la miopía en los niños. 

La mayoría de los celulares cuentan con un modo nocturno, el cuál disminuye la intensidad de la luz y modifica los colores intensos. Es recomendable que, si vas a utilizar tu celular dos horas antes de dormir, actives el modo nocturno. Te ayudará a no alterar tu ciclo del sueño. 

Por otro lado, las principales molestias al estar en la computadora o celular son de cansancio, resequedad y visión borrosa. Estas las puedes prevenir al tomarte descansos frecuentes, bajar el brillo de la pantalla, recordar mantener bien lubricados tus ojos y parpadear constantemente.

Si a pesar de seguir estas recomendaciones, continuas con molestas, acude a tu oftalmólogo de confianza.

Dr. Javier Zamarripa Molina

Oftalmólogo
Hospital Ángeles Lomas
Consultorio 430 Torre de Especialidades.
Tels: 55-5246-9808
www.drjavierzamarripa.com
Instagram: @drjavierzamarripa.oftalmologia

IBERO, lista para seguir formando estudiantes

La Universidad Iberoamericana ha facilitado procesos de ingreso y ha fortalecido las medidas de higiene de cara al semestre Otoño 2020

La crisis sanitaria por COVID-19 modificó el panorama de la educación a nivel mundial. Los centros escolares han tenido que adaptarse a las circunstancias y virar rápidamente a procesos virtuales y a distancia tanto en lo correspondiente a las clases como en los métodos de ingreso de estudiantes que desean cursar su educación superior.

La IBERO fue una de las instituciones a nivel nacional que más rápido adaptó sus modelos administrativos y de enseñanza a plataformas virtuales. De esta forma, los estudiantes siguieron con sus clases y los trámites propios de la universidad no se detuvieron. Nuestra casa de estudios necesitó de unos días para lograrlo.

A pesar del escenario, la educación es primordial en el desarrollo personal y una herramienta indispensable para la transformación de las sociedades. De ahí que la IBERO proyecta un regreso bajo estrictas medidas de higiene, controles para evitar aglomeraciones y un sistema de educación híbrida, con los estándares de calidad que la han caracterizado.

Para ello, ha facilitado los procesos de admisión a licenciaturas e ingenierías. No habrá aumento en las colegiaturas y quienes tengan un buen promedio, podrán aspirar a una beca. Pendiente del contexto nacional e internacional, la IBERO constantemente emite medidas de apoyo económico para que no se frene el ingreso al sistema universitario.

Respecto a la seguridad de asistir a las instalaciones, la Universidad ha seguido las recomendaciones de las autoridades de salud y ha comenzado la capacitación de personal para aplicar las nuevas medidas de higiene y acondicionamiento de las instalaciones para reducir cualquier riesgo entre el alumnado, planta docente y personal administrativo y de servicio.

El semestre Otoño 2020 está programado para desarrollarse de forma presencial y a distancia.  La IBERO se compromete a que el proceso educativo será de primer nivel y cumplirá con las expectativas en la formación de nuestros estudiantes.

En medio de la crisis sanitaria, la IBERO apela a su historia como creadora de espacios de discernimiento y una institución que busca transformar la realidad para beneficio de todos. Hoy, con mayor experiencia y más herramientas, está lista para seguir formando estudiantes y generando los procesos para construir una sociedad más justa, incluyente, pacífica, libre, solidaria y productiva.

¿Qué nos hace felices? según la pirámide de Maslow

La tradición popular apunta “tres cosas hay en la vida salud, dinero y amor y el que tenga las tres cosas que le dé gracias a Dios”. Sin embargo, la Psicología Humanista indica que esto no es suficiente. Para comprenderlo mejor pongamos en situación:

En la década de los 60 surgió en psicología una nueva vertiente alejada de la concepción del ser humano como un individuo pasivo con conductas determinadas por aprendizajes involuntarios propia del conductismo y distanciada a su vez de la negativista visión psicoanalista centrada en el estudio de las patologías producidas por impulsos reprimidos. 

Esta “tercera fuerza “ llamada Psicología Humanista, se enfrentó al estudio del ser humano desde una visión optimista, la creatividad, el libre albedrío, la autoestima y en definitiva todo aquello que nos motiva irrumpieron en la escena académica buscando su lugar . Entre los autores que se embarcaron en la titánica tarea de descubrir ¿qué nos moviliza?, encontramos a Abraham Harold Maslow un eminente psicólogo estadounidense de origen ruso, que se aventuró a responder a la nada desdeñable cuestión: ¿Qué nos hace felices?.  

Maslow no se alejó mucho del refrán antes mencionado y así en su obra Una teoría sobre la motivación humana (A Theory of Human Motivation) formula una jerarquía de necesidades humanas, algo así como un camino a seguir para alcanzar una vida más feliz.

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En este camino gráficamente ilustrado por Maslow, para alcanzar la cumbre de la pirámide que es la autorrealización, es imprescindible ir satisfaciendo cada nivel inferior en la escala de necesidades. De tal manera que sin cubrir las necesidades más básicas sería imposible llegar a la cúspide. Y al igual que en una carrera, hay fuerzas que nos impulsan hacia arriba y otras regresivas que nos hacen retroceder. 

Las necesidades que deberíamos satisfacer, según Maslow, para lograr ser felices son:

  1. Necesidades fisiológicas básicas para la supervivencia con las que todos nacemos: Respirar, alimentarnos, dormir, relaciones sexuales…
  2. Necesidades de seguridad, de protección, disponer de recursos económicos, tener un trabajo, una vivienda…
  3. En el nivel siguiente estaría el amor, la amistad y la pertenencia a un grupo social.
  4. Necesidad de estima o reconocimiento, tener confianza en uno mismo, los logros, la independencia…
  5. La autorrealización, es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, la plena felicidad y armonía. En ella se encuentran las personas que han encontrado el sentido a su vida.

Esta teoría de la motivación nos indica que ningún comportamiento es casual sino que está motivado, orientado a la consecución de algún objetivo.  
Para Maslow la felicidad consistiría en lograr alcanzar momentos de “experiencias cumbre” de profundo amor y entendimiento durante los que la persona se siente completa, viva y autosuficiente. Más consciente de la verdad, la justicia, la armonía, la bondad… aquellas afortunadas personas que alcanzaron la cumbre de la pirámide, las personas autorrealizadas, serían las que tendrían en sus manos mayores oportunidades de vivir momentos de este tipo.

Actualmente existen muchos estudios que correlacionan la felicidad con distintos factores, pero no cabe duda de que la psicología humanista supuso para la época un soplo de aire fresco plagado de desconcertantes aromas que aún hoy en día intentamos descifrar.


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La pirámide de Maslow  podría ser actualizada con un poco de humor…

Fuente: http://psicologiayfamilia.weebly.com/blog/que-nos-hace-felices-la-piramide-de-maslow

La triste obligación de tener que ser feliz

Javier Barros

La filosofía del «be happy» frivoliza la felicidad, presionándonos para serlo y exigiendo que documentemos y compartamos nuestros momentos felices.

La persecución de la felicidad es tal vez el mayor cliché cultural que nos acecha: las imágenes de sonrisas desbordadas que deambulan en las redes sociales, los grandes hits musicales diseñados para celebrarla, los épicos finales felices de Hollywood, los libros de auto-ayuda, las sectas semi-místicas y los coloquios ‘superacionales’ orientados a ayudarte a alcanzar esta experiencia. En internet cada vez son más populares los instructivos, consejos o rutas para ser feliz. Sobrados son los ejemplos que tenemos de esta búsqueda masiva –por cierto aprovechada hábilmente por el mercado bajo la promesa de que, si consumes, alcanzaras dicho estado. Pero, ¿qué es la felicidad?, ¿existe?, y en caso afirmativo, ¿es algo que puede ‘conseguirse’?

Disertar sobre la probable naturaleza de la felicidad sería tarea larga, polémica e inevitablemente imprecisa –quizá porque está diseñada para vivirse y no para describirse o demostrarse. Independientemente de esto, la ansiedad cultural por ser feliz resulta un tanto nefasta, en parte por que la felicidad no debiera considerarse como una ‘obligación’, como un criterio para determinar la riqueza de una existencia en particular y ni siquiera, creo, debiera de postularse como un objetivo de vida.

sonrisas felicidad

Tres casos para reflexionar un poco:

Un psicólogo de la Universidad de Stanford comprobó que contemplar la felicidad ajena en Facebook nos deprime. Cito este ejemplo porque creo que ilustra un par de aspectos que distinguen a esta filosofía de vida pop, la cual podríamos denominar como el “be happy”. Repasemos brevemente lo que proyecta este fenómeno.

Por un lado nos encontramos con que la felicidad debe, idealmente, demostrarse –es básico documentar tus momentos aparentemente felices y compartirlos. Creemos que por ver a una persona constantemente sonriente, por ejemplo una celebridad en las revistas de entretenimiento, esa persona no sólo es realmente feliz sino que lo es de manera consistente. Entonces, al ver en Facebook las fotos de mis “amigos” irradiando felicidad tiendo a pensar que, como tal vez yo en ese momento no me encuentro en esa misma frecuencia, ellos son más felices que yo, y eso me deprime.

Otro caso interesante es la campaña #100HappyDays, que reta a las personas a vivir diariamente, durante 100 días, un momento feliz y a publicar en una red social la prueba o el detonador de ese momento. Si bien esta iniciativa apela a que los actuales ritmos de vida no te permiten tener tiempo para vivir momentos felices, pues no logras estar jamás en el aquí y ahora, una reflexión que parece pertinente, la frívola invitación a experimentar y documentar 100 días de felicidad raya en lo patético. ¿Por qué tengo que acumular happy points durante poco más de tres meses y demostrarlo en mis redes sociales para que yo mismo me lo crea? ¿Qué pasa si un día simplemente no estoy en ánimo de vivir momentos felices y prefiero, por ejemplo, entregarme a la nutritiva elegancia de la melancolía? ¿Pierdo mis happy points? ¿Y si elijo guardar algunos de mis instantes de felicidad en un jardín secreto y no ventilarlos en mi Twitter, entonces fracasé?

El tercer y último ejemplo que me gustaría citar es la aplicación Jetpac, por cierto creada para conmemorar el “Día Internacional de la Felicidad”, y la cual determina que países son los más felices de acuerdo al tamaño de las sonrisas de los retratos que usuarios de cada país publican en su Instagram. Entonces los que más sonríen, y los que sonríen más grande, automáticamente obtienen la distinción de “los más felices”.

Como podemos ver, los tres casos que hemos repasado tienen como hilo conductor la necesidad de demostrar ante otros la felicidad. Esto, en el mejor de los escenarios, me remite a que para avalar mi experiencia primero tengo que certificarla ante una comunidad externa, y entonces sí, creerla. Pero también podría remitirnos a una especie de competencia para ver quién es más feliz o a una angustia ante la naturaleza pasajera de dicho estado, lo cual me exige ‘inmortalizarla’ rápidamente en una fotografía.

sonrisas felicidad 2

Conclusión:

Me cuesta creer que la felicidad es un estado externo, asequible y contemplable. Además, pareciera que en todo caso es una experiencia que para encontrarse no debe buscarse, sino simplemente resulta de un conjunto de acciones o actitudes que adoptas de forma acertada y entre cuyos beneficios se incluyen momentos felices.

En lo personal me parece mucho más atractiva “esa sobria calma que podríamos llamar ‘paz interior’ (algo así como contemplarnos frente a un espejo, en silencio, y degustar imperturbables el reflejo de todo el universo)”. Y, sinceramente, no podría concebir una dinámica en la que yo documento y comparto esos instantes en los que me siento tranquilo conmigo, con mi entorno y con la interacción entre ambos.

Creo que la felicidad corresponde más a un estado efímero que por momentos sube y, como tal, tendrá que bajar. De hecho, Dostoievsky advertía que la felicidad es eso que experimentamos tras un encuentro con lo más profundo de la infelicidad, mientras que Jung afirmaba que, sin momentos de tristeza, la felicidad pierde cualquier sentido. Pero en todo caso, más allá de cuál sea tu opinión al respecto, te invito a no sentirte obligado a ser feliz, a no necesitar de una foto que documente tu momento feliz para considerarlo genuino y a reflexionar sobre las maravillas de otros estados, por ejemplo la melancolía o, por qué no, la tristeza.

En fin; sonriamos y, si lo logramos, no olvidemos capturar el momento.

Por Javier Barros del Vi

Por Javier Barros del Vi

via pijamasurf

UNA NUEVA FORMA DE CONOCER LA CIUDAD DE MÉXICO

Cuando termine el confinamiento estoy seguro que querremos salir a rencontrarnos con nuestros seres queridos y… ¿Por qué no? Con nuestra propia ciudad. Como arquitecto estoy seguro que puedo recomendarles algunos edificios que si tienen la posibilidad de visitarlos deberían hacerlo, no se arrepentirán.

Para este tour por la ciudad propongo una nueva forma de conocerla: por sus construcciones, ya que cada una está situada en diferentes partes de la ciudad y así tendrán la ocasión de observar algunas zonas de la urbe que quizá no conozcan a fondo.

Museo de Arte Popular (1929)

Situado en el Centro Histórico con estilo Art Déco fue construido originalmente como la sede del Cuerpo de Policía y Bomberos de la Ciudad de México. En su interior se encuentra una bellísima colección que recoge expresiones del arte popular mexicano de cada uno de sus rincones, algo que nadie se debe quedar sin admirar. 

Este edificio enfatiza en su esquina una torre dónde se encontraba la linternilla que daba aviso de las emergencias, también destacan los alto relieves con temas prehispánicos en la fachada; el rescate de estos elementos y la adaptación a museo ocurrió en el año 2006 a manos del arquitecto Teodoro González de León.

Cerca del museo se encuentra todas las maravillas que hay en Centro como serían la Alameda Central, Bellas Artes, el Palacio de Correos, la Casa de los Azulejos y el Zócalo; solo por mencionar algunas de las múltiples opciones que hay. 

Edificio Basurto (1945)

Entre el Parque México y la Plaza Popocatépetl en la Condesa se encuentra uno de los edificios de departamentos más bellos de la ciudad hecho por el arquitecto Francisco Serrano.

Un gran ejemplo de Art de Déco que en su fachada ya da muestra del juego de curvas y rectas que componen su geometría, no obstante, el factor que deja sin aliento es su interior con el vacío que se encuentra sobre el vestíbulo rodeado en cada nivel por formas orgánicas que son los barandales de cada piso. 

La Condesa es una de las zonas bohemias de la ciudad donde hay muchos cafés, restaurantes, parques o tiendas para pasar el rato, además de contar con grandes ejemplos de art déco y nouveau en los edificios que te encontraras mientras das un paseo.

Casa Luis Barragán (1948)

Ubicada en un área cercana a la colonia San Miguel Chapultepec está la casa que habitó y construyó Luis Barragán el único mexicano que ha ganado el premio Pritzker (equivalente al “Nobel de la Arquitectura”) y reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad que atrae visitantes de todo el mundo.

La obra maestra integra el movimiento moderno con elementos mexicanos tradicionales. El uso magistral del color, sus jardines y la luz en su arquitectura te acompañará durante el recorrido.

Cerca de la casa puedes encontrar el Papalote Museo del Niño, los Pinos, la galería Kurimanzutto y otra casa proyectada por el arquitecto Barragán en la misma calle.

Convento de las Capuchinas (1960)

En Tlalpan se encuentra este pequeño convento, sin duda uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa del siglo XX ejecutado, también, por el arquitecto Luis Barragán con la colaboración del artista Mathias Goeritz en los vitrales y altar.

En cuanto entras su atmosfera te envuelve y te transporta a un lugar diferente del que se aprecia en una sobria fachada. Dentro hallarás celosías, el juego de luces y sombras, la presencia del agua y las texturas te invitan a contemplar en silencio el prodigio del que eres testigo.

Cerca de ahí tienes rápido acceso al centro de Tlalpan que recuerda a un pueblo en medio de la metrópoli, así como la zona arqueológica de Cuicuilco y Ciudad Universitaria. 

Museo de Antropología (1964)

En pleno Paseo de la Reforma con un monolito gigante de Tláloc en el acceso tenemos museo que alberga la colección más grande del legado de las culturas prehispánicas de todo el país. Sólo este hecho bastaría para ser visita obligada, además cuenta con una gran arquitectura a manos de Pedro Ramírez Vázquez.

Una vez pasado el atrio principal se entra un patio donde hay un enorme paraguas sostenido por una columna de bronce de la que cae agua, generando una “fuente invertida”. La proporción volumétrica del patio y edificio está inspirado en la ciudad maya de Uxmal.

Al encontrarse en medio del Bosque de Chapultepec se tiene al alcance todo su equipamiento cultural: Zoológico, Museo de Arte Moderno y Castillo de Chapultepec; además Polanco está a unas cuadras de distancia.

Centro Universitario Tlatelolco (1970)

Situado en Tlatelolco encontramos el centro cultural inmerso en un lugar que es el reflejo vivo de la historia de México: la plaza de las tres culturas. Un espacio donde podemos encontrar una zona arqueológica, una iglesia virreinal y edificios modernos.

Este gran complejo de edificios incluye el Museo de Sitio Tlatelolco, el Memorial del 68 y la Colección Stavenhagen de piezas precolombinas; así como múltiples espacios para la creación y promoción artística. El edificio principal está cubierto con una instalación de luz que se puede apreciar en las noches con formas geométricas en colores rojo y azul.

Cerca de Tlatelolco se encuentra la Plaza Garibaldi, famosa por los mariachis que ahi se encuentran. También está cerca del centro de la ciudad por lo que las opciones son variadas.

Biblioteca Vasconcelos (2007)

Se encuentra en el área de la colonia Santa María la Ribera el programa arquitectónico se compone de una biblioteca pública y un jardín botánico.

Proyectada por el arquitecto Alberto Kalach es, a mi opinión, el mejor edificio mexicano del presente siglo. La imagen que tiene uno al entrar son cientos estanterías colgantes que flotan encima de ti, dejándote atónito.

A unas cuadras de distancia podemos conocer el Kiosco Morisco, el Museo de Geología de la UNAM o el Museo Universitario del Chopo.

Centro Cultural Elena Garro (2013)

Ubicado en Coyoacán el centro cultural parte de un reciclaje arquitectónico, es decir, rescata una estructura antigua (en este caso con una casona antigua del siglo XX) y la adapta para un nuevo uso.

Destaca su acceso conformado por un marco de concreto con vidrio que contiene el proyecto, el cual rescató el cascarón de la casa por lo es posible subir al balcón y ver la librería desde una perspectiva inigualable. 

El centro cultural está inmerso en el centro de Coyoacán siendo una zona hermosa para recorrerla a pie y conocer alguno de los clásicos del lugar como a la Casa Azul (Museo de Frida Kahlo), el Museo Nacional de las Culturas Populares, el Mercado de Coyoacán, la Fonoteca o el Jardín Centenario.

por Arq. Alejandro Robles Arias
Director de Arquitecturar
arquitecturar.mx

Lo abstracto de emprender

Lo abstracto de emprender es una crónica de vida que nos estimula a superar las pruebas que inevitablemente la vida plantea como la que estamos experimentando en estos momentos en el mundo con la pandemia. El reto que tenemos es enorme si deseamos mínimamente volver a lo que conocíamos como normalidad. Este libro es un recorrido inusual de un joven dispuesto a reflexionar sobre las lecciones que le ha dado la vida. Pudiera parecer la obra de un hombre mayor por la intensa trayectoria de Daniel Gómez Íñiguez quien logra fusionar una rica experiencia personal, profesional y espiritual con la visión de quien tiene todo por delante.  

Emprender, como todo lo que vale la pena no es fácil, quizá lo más difícil es lo abstracto, lo intangible, lo que no está en los números sino en el corazón. En cada capítulo del libro los lectores podrán obtener ideas inspiradoras y cómo éstas se pueden transformar con trabajo duro en realidades. Siempre hay tropiezos y situaciones desafortunadas, pero si algo nos deja en claro Daniel es que no se debe permitir que el ánimo decaiga, siempre habrá una solución o una salida mejor.

Íñiguez fundó Solben, a los 16 años, empresa que desarrolla 80% de los biocombustibles en el país y se encuentra ubicada en la ciudad de Monterrey.  Ahora a sus 29 años ya ha recibido diversos reconocimientos tanto nacionales como internacionales. Entre estos destacan el Premio de Innovación de Honeywell que recibió de las manos del doctor Mario Molina, premio Nobel de Química, también recibió el Premio Estatal de la Juventud y fue nombrado el Innovador del año por el MIT Technology Review.  Fundó la empresa Govfaces en Ginebra cuya misión, avalada por el Banco Mundial, es promover la transparencia internacional. En el año 2016 cofundó Talent Network empresa que año con año produce el evento tecnológico para jóvenes más grande de México.  

Una de las anécdotas más enriquecedoras del libro es la relacionada con el pintor de Oaxaca Gabriel Salvador Cruz a quien conoció por casualidad cuando confeccionaba una de sus obras, en la calle, cerca de la catedral de esa ciudad. Al pasar por ahí llamó la atención de Daniel al ver que aplicaba a su lienzo una técnica muy original, “… para hacerla parecía coser un cuadro con una aguja curva”, nos cuenta en el libro. La belleza del cuadro lo impactó y como el artista en vez de vender sus creaciones las intercambiaba, pidió un curso de encuadernación en el taller del maestro Francisco Toledo. Así empezó una gran amistad que aún perdura y desembocó en hacer de Cruz un artista reconocido internacionalmente.

A través de una narración fluida y amena vamos a descubrir ésta y otras muchas experiencias que han llevado al autor a ser un referente entre los empresarios jóvenes más destacados de México.

Este libro se publicó originalmente en 2017 y ahora LID Editorial ha invitado al autor a sumarse al catálogo de LID con el objetivo de dar a conocer a nuestros lectores esta historia de éxito empresarial y personal.