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Ventajas de la educación religiosa

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Los padres de familia buscan escuelas de prestigio y complementan la educación de sus hijos con un sinnúmero de clases adicionales; sin embargo, la violencia escolar y la drogadicción aumentan a ritmos alarmantes.

 

Algunos papás buscan una escuela donde no se hable de Dios para evitarles “traumas” a sus hijos. Otros no adoptan posiciones tan radicales pero tampoco le dan ninguna importancia al tema. Y en las escuelas oficiales, hace años que se evita hablar de Dios para no violar la ley.

 

En casa, cada vez se enseña menos sobre temas religiosos porque casi es una necesidad que la mamá se realice profesionalmente y no hay quien enseñe a los niños los principios y virtudes humanas. Los resultados que estamos viendo son una juventud confundida, que busca el sentido de la vida en satisfactores externos que no le terminan de llenar; y la palabra idealismo se encuentra casi en desuso.

 

Los atribulados adeptos de la mayoría de las religiones están acostumbrados a que se burlen de sus creencias y estilos de vida en esta sociedad posmoderna, donde pareciera que Dios ha muerto. Por eso resulta reivindicador el artículo de Andrew Whitehouse  –profesor asociado del “Telethon Institute for Child Health Research” de la Universidad de Western Australia– sobre un estudio realizado en 2008, que analiza si el hecho de crecer en un hogar religioso representa ventajas o desventajas en el desarrollo emocional y conductual de un niño.

 

El estudio muestra una arrolladora diferencia a favor de los padres que practican e inculcan una religión a su prole. Los niños y las niñas de estos hogares –sin impotar su estrato sociodemográfico y económico– mostraron mayor autocontrol, habilidades interpersonales más efectivas y menos propensión a la depresión y a la impulsividad.

 

Claro que hay otros factores que deben tomarse en cuenta. No es lo mismo una religión que otra, y desde luego, la forma de transmitir la fe es también un factor crucial. ¡Cuántos jóvenes han abandonado los valores religiosos y morales de la familia por haberles metido la religión por las narices!  Pero lo que el mencionado estudio deja en claro a los padres interesados en formar hijos íntegros, es que aunque es posible ser un padre bueno, cariñoso y efectivo sin ser religioso, todo indica que el serlo facilita mucho la tarea.

 

La educación del siglo XXI en la cultura occidental tiene a su disposición raudales de información y técnicas pedagógicas, pero está careciendo de lo más importante: la herencia de la cultura cristiana en la que sus naciones se forjaron.

 

La injusticia social, la drogadicción, el bullying en las escuelas, la violencia desatada, las injusticias económicas y el fracaso de tantos matrimonios, son las consecuencias sociales y personales que la ausencia de Dios genera. Tantos problemas que nos aquejan no podrán ser resueltos hasta que tomemos la decisión de volver sobre los pasos de nuestra fe cristiana, que hemos abandonado a nivel social y muchas veces personal.

 

Busquemos que nuestros hijos se formen con un sentido de justicia y de trascendencia, pues su misión en la vida se verá impulsada a lograr no solamente éxitos temporales, sino a labrar un destino eterno en el que casi ya nadie piensa.

 

La letra cursiva

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¿Cuánto hace que no experimentamos el placer de recibir una carta manuscrita en letra cursiva? La caligrafía es una habilidad humana en rápida extinción, porque ya casi no se enseña en las escuelas.

En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.

Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.

En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos, permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras.

Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.

Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual y nos diferencia a unos de otros.

Habría que enseñar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable. Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa cualidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad y el estado de ánimo.

Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita la letra de imprenta. Porque, como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere. En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.

Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. Un artículo reciente en la revista Time, titulado “Duelo por la muerte de la escritura a mano”, señala que es ese un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia.

La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer”.

Abriendo una tímida ventana a la individualidad, aún firmamos a mano, pero ¿por cuánto tiempo?

 

Guillermo Jaim Etcheverry es un médico, científico, académico y ensayista argentino que fue rector de la Universidad de Buenos Aires y es miembro de la Academia Nacional de Educación y de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

 

 

 

La ficción se convierte en realidad

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Mucho se ha discutido de los efectos transformadores de la literatura.

Un estudio reciente de la Universidad de Ohio ha confirmado un hecho sorprendente: los libros sí pueden hacer que las cosas sucedan

Lo que en el papel es pura ficción, en determinadas situaciones puede provocar cambios apreciables en la vida de los lectores. Los investigadores acuñaron el término “toma de experiencias” (experience-taking) para describir el fenómeno por el que una persona puede sentir como propias las emociones, pensamientos y creencias de un personaje.

“La ‘toma de experiencias’ de un personaje puede modificar de forma significativa nuestro comportamiento y nuestra manera de pensar”, afirmó Lisa Libby, coautora del citado estudio y profesora asistente de Psicología en la Universidad de Ohio.

El hecho de que el lector perciba que un personaje es muy diferente a él, ya sea en raza, edad, sexo o circunstancias de vida, evita una auténtica “toma de experiencias”. En cambio, mientras más cosas en común perciba el lector que tiene con un personaje, más posibilidades hay de que se dé una “toma de experiencia”; esto puede afectar su percepción de tal modo, que incluso desarrolle actitudes favorables hacia un determinado grupo que comparta características con el personaje.

La “toma de experiencias” es distinta de la “toma de perspectiva” (perspective-taking), que ocurre cuando la persona intenta empatizar con otras sin perder de vista su propia identidad. “La ‘toma de experiencia’ es más inmersiva”, explica Libby, ya que en tu mente “te reemplazas a ti mismo con el otro”. Esto ocurre cuando la persona es capaz de olvidarse de sí misma, de su autoconcepto y de su propia identidad mientras está leyendo, lo cual puede llegar a afectar tu comportamiento durante un tiempo.

En un fascinante experimento, los investigadores encontraron que la mayoría de los estudiantes universitarios fueron incapaces de vivir una “toma de experiencias” mientras leían dentro de un cubículo donde hubiera un espejo.

Durante otro experimento, varios días antes de las últimas elecciones presidenciales en los Estados Unidos, se les pidió a 82 graduados que leyeran una de cuatro versiones de un cuento corto, acerca de un estudiante que lograba sobreponerse a una serie de obstáculos (averías de coche, lluvia, largas filas, etc.) en su camino a la casilla el día de la elección.

Tras leer la historia, los participantes completaron un cuestionario que medía el nivel de su “toma de experiencias”. Los resultados mostraron que los participantes que leyeron una narrativa en primera persona en la que el protagonista era un estudiante de su misma universidad, registraron el nivel más alto de “toma de experiencias”, y el 65% de este grupo se presentó a votar el día de la elección. En contraste, solo votó el 29% de los participantes que leyeron una narrativa en primera persona donde el protagonista era un estudiante de otra universidad.

Pero entonces, ¿la posibilidad de que algún lector viva una “toma de experiencias” de un personaje menos virtuoso sería motivo suficiente para censurar ciertos libros? ¿Sería posible que la psicopatía de Patrick Bateman —prototipo del yuppie de los años 80-90 que resulta ser un asesino en serie en el libro American Psycho— fuera contagiosa como sus censores temen?

Feroces argumentos se han levantado en Alemania en torno a la posibilidad de que el libro escrito por Adolf Hitler “Mi lucha” (“Mein Kampf”) haya tenido el poder de hacer que la diatriba se convirtiera en realidad, cuando los jóvenes lectores arios “tomaron la experiencia” del nefasto autor. Para estar más seguros, debería estipularse que la lectura de ese libro –y de algunos otros– se haga en cubículos con espejos muy grandes.

Esta no es una pipa

El pintor surrealista Henri Magritte anticipó nuestra inmersión en el mundo virtual de Internet.

 

 

En 1929, el pintor surrealista belga René Magritte -conocido por cuestionar la relación entre un objeto pintado y uno real, así como por investigar la ambigua relación entre las palabras, las imágenes y los objetos que estas denotan- pintó una pipa que abajo dice: ‘Ceci n’est pas une pipe’ (Esto no es una pipa). Al respecto comentó: “La famosa pipa. ¡Cómo me reprochó la gente por ella! Y no obstante, ¿podrías fumarla? No, es solo una representación, ¿o no? Así que si hubiera escrito en mi pintura ‘Esto es una pipa’, hubiera mentido”.

El artista estableció un punto que aplica a la perfección en nuestra época: una computadora es solo una máquina con un dispositivo destinado a la representación visual de información que, sin embargo, tratamos como si fuera una extensión del mundo real, así como de los objetos y las personas que existen en este.

Como en el cuento infantil de Lewis Carroll “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, mientras Alicia imagina cómo es el mundo al otro lado del espejo, se sorprende al comprobar que puede pasar a través de este y descubrir de primera mano lo que ahí ocurre, lo mismo hacemos nosotros en Internet. Creemos que lo que vemos en la pantalla es real, cuando la realidad es que solo son las funciones de un ordenador, permutaciones en un sustrato electrónico, reflexiones interactivas en un complejo espejo.

Una computadora no contiene letras; la apariencia de estas es reproducida según las instrucciones recibidas de servidores remotos que configuran la pantalla para que se vea sobre esta un texto aparente. Nada que ver con los trazos de figuras hechas con tinta u otro material sobre una superficie, lo cual implica una acción específica y unos objetos reales. Un ebook no es un texto, no hay nada escrito en él; es un inteligente e intrincado fantasma electrónico que solo existe en una función del dispositivo.

Puede sonar extraño, pero es importante notar la diferencia, igual que comprendemos que poder escuchar la voz de una persona en el teléfono no significa que esta viaje a través del cable, sino que el sonido se convirtió en un impulso eléctrico que al final se transformó de nuevo en ondas sonoras. Lo que escuchamos no es la voz real, sino una reproducción o imitación de esta. Para efectos prácticos, no meditamos en esta compleja realidad cada vez que hablamos por teléfono, confiando en que nada se pierde al pasar de “lo que es” a “lo que parece”.

Pero ¿qué sucede cuando algo sí se pierde? No en las tecnologías simples como el teléfono o la televisión, sino en el complejo mundo interactivo, aparente, virtual, que adorna la pantalla de nuestros dispositivos electrónicos. Lo que se pierde es la apropiada distinción de la realidad. La pantalla es un objeto tangible, no así los múltiples componentes que la coordinan, ni los archivos, videos, imágenes, juegos, objetos y personas que en ella aparecen. Cuando abres una ventana, no estás abriendo una ventana de verdad sino ejecutando una función.

Comprender esto es importante porque los humanos somos “seres” reales -no fantasmas, apariencias o representaciones- que necesitan objetos, relaciones y experiencias igualmente reales para vivir felices y sanos. Somos creaturas increíbles hechas para su completa inmersión en un mundo tangible y sensible. No estamos diseñados para mantenernos día tras día petrificados durante horas en una postura antinatural, con la vista clavada en una pantalla luminosa mientras nuestros ojos la escanean constantemente.

Computadoras, laptops, smartphones, tablets… todos esos dispositivos electrónicos son capaces de formar representaciones tan variadas y significativas que caemos en la trampa de tratarlas como si fueran de verdad. No solo terminamos gastando en ello largas horas, sino que nuestro sentido de la realidad es sutilmente modificado y minado.

La línea entre el mundo real y el virtual es a veces muy borrosa. Hemos adoptado el insidioso hábito mental de tratar a lo aparente como si fuera real. No vemos a nuestros dispositivos como instrumentos, sino como ventanas a un mundo desconocido, a tal punto que dejamos de relacionarnos “en persona” y preferimos hacerlo “en máquina”. Pero parafraseando al sexto patriarca del budismo zen: “no hay ninguna carpeta, no hay ninguna papelera de reciclaje, los objetos virtuales no tienen una existencia independiente; ¿qué es lo que vas a vaciar?”

De igual forma debemos preguntarnos si el tiempo que invertimos en las redes sociales nos sirve para hacer amigos de verdad o para coleccionar “contactos”.  Tal vez sea conveniente desconectarnos con frecuencia del mundo virtual para dedicar más tiempo a apreciar los objetos reales y convivir con personas de carne y hueso.

 

Extracto del artículo “This is not an article”, MercatorNet. El autor Zac Alstin trabaja en el Instituto Southern Cross Bioethics, en Adelaide, Australia.

 

Cuando los hijos saben que uno de los padres dirá “sí”

“Mi hijo de 15 años prefiere pedirle los permisos a su papá, pues sabe que es más probable que él diga ‘sí’ sin pedir detalles. Yo termino siendo la “mala” porque insisto en saber con quién va o llamo a los padres de la casa donde tendrá lugar la fiesta. Mi esposo dice que debemos tenerle confianza. ¿Cómo debemos actuar?”

Los padres enfrentamos el reto de mantener un balance entre los privilegios y la seguridad de nuestros hijos. Cuando uno de los dos es más protector y propenso a preocuparse, tiende a imaginar de manera más vívida los peligros que encontrará su hijo fuera de casa. El adolescente percibe de inmediato cualquier fisura en la unidad paterno/materna y se arrima hacia aquel de sus padres que sea más proclive a darle libertades. A fin de minimizar las fuertes emociones y los conflictos que surgen al tomar decisiones con respecto a los hijos, sigan estos pasos:

Hablen sobre el compromiso que ambos tienen con su matrimonio y con su rol de padres. Tanto su hijo como su relación se verán beneficiados si logran presentar un frente unido en cuanto a las reglas de la casa. Compartan los pensamientos que cruzan por sus cabezas cuando les pide un permiso. Ejs.: “Solo quiere divertirse”, “Hay que tenerle confianza”, “Me odiará si le digo que no”, “Sé que va a haber alcohol en la fiesta”… y platiquen sobre la forma de mitigar esas inquietudes.

Consideren el nivel de desarrollo de su hijo. La adolescencia es un periodo de inseguridad en el que los chicos desean pertenecer al grupo que parezca traerlas todas consigo y se sienten invulnerables a todos los peligros. Averigüen qué piensa, espera y sueña su hijo. Pregúntenle cómo puede convivir con sus amigos sin ponerse en riesgo ni causarles una excesiva preocupación. (Acéptalo: siempre te vas a preocupar, aunque sea un poco).

Decidan con anticipación los permisos básicos con los que ambos padres se sientan cómodos en determinados escenarios y prométanse que presentarán sus decisiones como equipo. Déjenle saber a su hijo cómo funcionan las reglas que aplican para fiestas y salidas. Cuando los sorprenda con un plan que no encaje en los permisos preestablecidos, respondan: “Hablaré con tu padre/madre de esto y luego te daremos una respuesta.” Después discútanlo en privado.

Establezcan mecanismos para expresar su mutuo respaldo. Una forma es dejar que el padre más estricto hable primero y que el otro lo apoye: “Tu madre/padre dijo que no y yo estoy de acuerdo.” Si su hijo presenta un argumento razonable, díganle que lo van a considerar de nuevo y háganlo en privado. Si cambian de opinión, que sea el padre más estricto quien le dé la buena noticia, a fin de ayudar a balancear la concesión.

Acuerden de antemano cómo actuar ante cualquier actitud o comportamiento negativo, de modo que su hijo perciba que se apoyan el uno al otro. Ej.: “No es correcto que le hables de esa manera a tu madre/padre y esta es la consecuencia…”

Conversen con su hijo sobre situaciones hipotéticas. Eso les reafirmará que será capaz de tomar buenas decisiones en circunstancias difíciles o riesgosas. Ej.: Saquen de manera casual en la conversación escenarios sobre los que hayan sabido sin mencionar nombres. Pregunten a su hijo qué hubiera hecho él en tal o cual situación. Si su respuesta es razonable, déjenle saber que les complace su forma de pensar y añadan algunas sugerencias. Si su respuesta no es satisfactoria, sugieran posibles consecuencias y pregúntenle qué otra cosa podría hacer en vez de eso.

Sepan que construir confianza y carácter lleva su tiempo. Háganle saber a su hijo que mientras más confiable demuestre ser, más confianza le van a tener. Quieren que se divierta, pero también lo aman y por ende, su seguridad es su principal preocupación. A veces deben tomar decisiones difíciles, pero al apegarse a las reglas le demuestran su amor, aun cuando se topen con una expresión de tristeza, decepción o enojo. No doblarse ante la presión cuando las cosas no les parecen seguras es una habilidad que esperan que su propio hijo ejercite cuando se aventure en el mundo.

Cuando sea necesario, busquen ayuda profesional, lo cual es muestra de amor, no de debilidad
Un terapeuta los puede ayudar a formular sus preocupaciones y conflictos, con el objeto de encontrar soluciones que funcionen para todos.

Ante la duda, recuerden que los adolescentes suelen admitir que los padres demasiado permisivos no se preocupan lo suficiente por sus hijos. Así que, muy en el fondo, saben que a veces un “NO” es en realidad un “SÍ” al profundo amor que sienten por él.

(La Dra. Lynda S. Madison es psicóloga clínica, autora y directora de FOCCUS, Inc. USA., especialista en temas relacionados con niños, familias y matrimonios.)

¿Por qué el rock despierta al animal que llevas dentro?

 

No hay duda de que el rock es altamente estimulante. Pero ¿existe alguna causa detrás de este fenómeno que no sean los requintos de las guitarras y el estrepitoso repiqueteo de las baterías?

UCLA Center for Behavior, Evolution and Culture de los Angeles, Ca. De acuerdo con algunos científicos, el rock saca el animal que tenemos dentro porque recrea el sonido primitivo de la llamada sexual o de auxilio, aludiendo a cierto tipo de comportamiento.

Los sonidos abruptos, ásperos y discordantes, las distorsiones aleatorias y los repentinos cambios de frecuencia producidos por los instrumentos, así como los gritos y las expresiones de los cantantes, tan característicos del rock, son similares a las señales de peligro o de excitación generadas por los animales en su estado natural, por lo que producen ansiedad, estado de alerta y mucha adrenalina en el público.

La música que disfrutamos, sea cual sea su naturaleza, activa los centros nerviosos asociados con los comportamientos de recompensa. Por el contrario, la música que nos desagrada activa otras regiones cerebrales, como la amígdala, una larga estructura gris enterrada en el prosencéfalo, asociada con el estado mental de la persona y sus respuestas subjetivas a la emoción, frecuentemente relacionadas con eventos que provocan estados afectivos negativos.

Los movimientos rítmicos del cuerpo que surgen como respuesta a la música son un atributo humano universal dirigido por los circuitos neuronales que involucran el complejo sistema motor de ganglios basales.

La música es ciertamente energetizante y estimulante, aunque unas veces puede ser maravillosa y otras terriblemente distractora. Pero lo más sorprendente es que se trata de un canal de comunicación único y universal del ser humano, que no distingue edad, credo, raza ni nacionalidad.

Así que más que preguntarnos si el rock despierta al animal que tenemos dentro, debemos cuestionarnos si, aun cuando aluda a nuestros instintos más básicos, el rock logra sacar al ser humano que todos llevamos dentro.

(Alan Harvey es profesor de Anatomía, Fisiología y Biología Humana en la Universidad de Western Australia).

¡Viva Ray Bradbury!

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Novelista, poeta y visionario, Ray Bradbury se convirtió en el escritor de ciencia ficción más querido de América gracias a sus obras  “Crónicas marcianas” y “Farenheit 45”.

La productiva y versátil imaginación de Bradbury —que murió este verano a los 91 años en Los Ángeles— nos dejó 27 novelas, más de 600 relatos, muchos poemas y varios guiones de películas memorables, como “Moby Dick”, y otras basadas en sus propios libros, como “Fahrenheit 451”, una cinta provocadora y cruda.

Cualquier libro de Bradbury es recomendable por su rasgo lírico. Se consideraba a sí mismo «un narrador de cuentos con propósitos morales», y sus obras a menudo producen en el lector una angustia metafísica, desconcertante, en las que finalmente asoma la esperanza. Su tema recurrente es cómo la tecnología puede llegar a destruir a la humanidad afectando su psicología.

Fue en su madurez que los lectores se percataron de cuán visionario era Bradbury: Predijo los cajeros automáticos y las cámaras de vigilancia mucho tiempo antes de que se convirtieran en parte de nuestra vida diaria. Por la manera como la tecnología y los robots están progresando, no tardarán en existir la casa domótica que protagoniza el cuento “Agosto 2026: Vendrán lluvias suaves” y la guardería futurista descrita en “La pradera”, donde una máquina reproduce en las paredes y el techo las imágenes (en 3 dimensiones, color y alta definición), los sonidos y los olores de una sabana africana.

Bradbury no pudo asistir a la universidad por razones económicas, pero se formó de manera autodidacta a través de los libros, comenzando a publicar sus primeros cuentos en revistas en 1940.

 

En 2001, Ray Bradbury presentó varios consejos para que los jóvenes se animen a escribir:

•            No empieces escribiendo novelas: Toman mucho tiempo. Empieza tu vida de escritor creando una serie de historias cortas, hasta una por semana. Tomate un año para hacerlo; es simplemente imposible escribir 52 malas historias cortas seguidas. Bradbury esperó hasta los 30 años para escribir su primera novela, “Farenheit 451”.

•            Puedes amarlos, pero no puedes ser ellos: Ten esto en cuenta cuando intentes, consciente o inconscientemente, imitar a tus autores favoritos.

•            Examina historias cortas de calidad.

•            Llena tu cabeza: Para acumular los cimientos intelectuales de tus futuras metáforas, haz un pequeño curso de lectura antes de dormir: lee una historia corta, un poema y un ensayo. Los ensayos deben venir de una diversidad de campos. Al cabo de cientos de noches tendrás la cabeza llenísima.

•            Deshazte de los amigos que no creen en ti: ¿Se burlan de tus ambiciones como escritor? Bradbury sugiere que los “despidas”.

•            Vive en la biblioteca. No vivas en tu maldito computador. Bradbury puede no haberse graduado de la universidad, pero su apetito insaciable por leer le permitió “graduarse de la biblioteca” a los 28 años.

•            Escribe con alegría. En su mente, “escribir no es un asunto serio”. Si una historia se empieza a sentir como un trabajo, táchala y empieza una que no se parezca.

•            No planees hacer dinero. Él y su esposa —quién hizo un voto de pobreza al casarse— llegaron a los 37 años antes de poder costear un auto.

•            Anota 10 cosas que ames y 10 cosas que odies. Después escribe sobre lo primero y “mata” lo segundo — también escribiendo sobre ello. Haz lo mismo con tus temores.

•            Solo tienes que escribir cualquier cosa que tengas en la cabeza. El escritor recomienda “la asociación de palabras” para romper los bloqueos creativos.”

Tono humano… que no falte en tu hogar

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En México, la forma de subsistir de más de un millón setecientas mil mujeres es trabajando en hogares ajenos, donde tienen a su cargo las tareas domésticas y el cuidado de niños y ancianos. Algunas son tratadas con cordialidad, mientras que otras simplemente son “usadas”. Unas son consideradas parte de la familia y otras, esclavas legales.

Una “señora de su casa” debe ser capaz de crear un ambiente de hospitalidad y afabilidad, así como tener el nivel para transmitir ese “tono humano” a los hijos, a fin de que lo practiquen entre sí y con las personas de servicio.

La educación no es solo un conjunto de formas, es algo más profundo que lleva a respetar y valorar al ser humano. Esto no se aprende con lecciones, sino que es una forma de vida. De esta manera, la persona se hace consciente de su propia dignidad y de la dignidad de quienes lo rodean (incluyendo al personal de servicio).

El “tono humano” es el estilo del carácter que se refleja en la conducta individual y social. Solo si entendemos lo que esto implica y hacemos que toda la familia lo viva, podremos incorporar a las personas que nos ayudan en nuestro estilo de vida. La persona que respeta a los demás y a sí misma, posee un “tono humano” elevado que se manifiesta en cada circunstancia y ocasión a través del lenguaje, los modales, el trato y valores como el orden, la higiene, la amabilidad, la delicadeza, la comprensión, la sencillez, la sobriedad, la templanza, la prudencia y la justicia.

El “tono humano” lleva a crear una atmósfera agradable, acogedora y formativa. Independientemente de las condiciones socioeconómicas, la casa debe de estar siempre limpia, pulcra, ordenada y cuidada. Y se deben atender de modo puntual y eficiente los servicios propios del hogar (comida, comedor, lavandería, limpieza, mantenimiento, etc.).

Los empleados domésticos son una ayuda invaluable, incluso se dice que son “la alegría del hogar”. La cuestión es si como “señoras” estamos a la altura, no solo para pagar lo justo y dar instrucciones, sino para hacerlos sentir parte de nuestra familia, respetando sus costumbres y tradiciones. Además, hay muchos aspectos en los que una persona de servicio doméstico puede recibir mejor capacitación: cuidado de la ropa, manejo de alimentos, procesos de limpieza y hospitalidad. Una “señora” sabrá guiar de la mano a quien le asiste para que ejerza sus actividades con mejores resultados.

El bienestar de los empleados domésticos es una responsabilidad de sus patrones, por lo que durante el tiempo que presten sus servicios en su hogar, están obligados a ocuparse de su salud (prevención y atención de enfermedades y accidentes), de su instrucción básica y de su formación moral.

El horario para los empleados de servicio debe comprender periodos de trabajo y descanso, así como una sana y libre utilización de sus horas libres, ya que en muchas casas son obligados a permanecer encerrados entre semana, prácticamente como esclavos.

La forma de tratar a la gente que nos asiste depende del concepto de “persona” que tengamos: ¿La consideramos tan valiosa como nosotros mismos o nuestros hijos? No solo son seres humanos con igual dignidad, sino que en nuestras manos está que crezcan como personas.

Fuente: yoinfluyo.com

 

Reflexiona antes de votar

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El voto implica una responsabilidad moral: los dictados de nuestra conciencia y nuestra fe no pueden estar separados de nuestras opciones políticas, ya que estas pueden contradecir la justicia y la verdad.

Por ello, hay que optar por aquellas propuestas que promuevan los valores de un verdadero humanismo, que pongan a la persona y su dignidad humana en el centro del servicio del quehacer político, por encima de los intereses particulares de los partidos o de sus ideologías.

 

Antes de votar, analiza qué partidos y candidatos promueven lo siguiente:

• La educación entendida no sólo como transmisión de conocimientos, sino como una formación integral que promueva los diversos valores de la convivencia humana: el respeto, la fraternidad, la corresponsabilidad, la justicia, la integridad; para que cuando llegue el momento de asumir las responsabilidades ciudadanas, los individuos sean capaces de contribuir a la construcción de una nación en la que haya justicia, seguridad y paz.

• El fortalecimiento de la familia, teniendo en cuenta que el matrimonio constituido entre un hombre y una mujer es la base de la sociedad humana y cristiana, impulsando la educación de las nuevas generaciones en los valores morales y cívicos para su integración en el desarrollo social de nuestro país.

• El combate a la injusticia social –presente en las desigualdades sociales y en la pobreza en la que vive sumida más de
la mitad de la población del país– mediante la generación de empleos justamente remunerados, programas sociales libres de paternalismos y clientelismos políticos que fomenten una cultura de trabajo, solidaridad, compromiso comunitario y ahorro.

• La lucha contra la cultura de la corrupción, que debe partir de un historial limpio de los candidatos, un compromiso tangible de sus partidos por combatir y repudiar la deshonestidad, así como propuestas que desalienten y sancionen rigurosamente esta práctica que hoy, por hoy, es el cáncer que consume al país y corrompe a las nuevas generaciones que ven en este mal algo natural o necesario.

• Iniciativas para el desarrollo económico del país, que requiere una serie de reformas constitucionales aplazadas una y otra vez por los intereses partidistas que frenan injusta e irresponsablemente el desarrollo de las futuras generaciones.

• El combate al crimen organizado, que es deber irrenunciable del Estado, respetando en todo momento los derechos humanos y la salvaguarda de la paz social, no sólo con el uso legítimo de la fuerza, sino mediante una educación para la paz
–basada en los valores morales y cívicos–, que rehaga el tejido social y nos conduzca a una reconciliación nacional.

• El cuidado, la protección y la integración social de las personas más vulnerables: ancianos, indígenas, niños y discapacitados, combatiendo toda discriminación, maltrato y marginación.

• El cuidado de la ecología y la preservación de los recursos naturales de la nación, sensibilizando en su cuidado, combatiendo su explotación y contaminación, y educando a las nuevas generaciones en la responsabilidad de los bienes de la tierra que nos han sido confiados por Dios.

• El respeto a la vida, el primero de todos los derechos, desde el momento de la concepción hasta su fin natural. Los católicos debemos estar atentos al compromiso de los candidatos y de sus partidos con la vida.

• La libertad religiosa, derecho humano fundamental que beneficia en primer término, a la pluralidad de los creyentes para expresar libremente su fe y, sólo en segundo lugar, a las instituciones que los agrupan.

 

La política es un ejercicio de poder que se justifica en la medida en que se ponga al servicio del bien común, de la impartición de la justicia y de la construcción de la paz.

La Iglesia Católica nos llama a participar activamente en las próximas elecciones mediante la emisión de un voto consciente y responsable. Y después, nos exhorta a vigilar que las autoridades electas cumplan sus promesas y compromisos.

Pidamos al Espíritu Santo su luz para que sepamos discernir y emitir nuestro voto conforme a nuestra conciencia cristiana, eligiendo responsablemente a los gobernantes que necesita nuestro país.

 

 

Prometo vivir contigo mientras esto funcione

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» Pepe y Juana, estamos aquí reunidos para celebrar sus votos cohabitacionales. Pepe, puedes mirar a los ojos de tu pareja y con toda la sinceridad que puedas mostrar, repite después de mí: Yo Pepe…

 

» Yo Pepe…

» te tomo a ti, Juana, como mi concubina,

» te tomo a ti, Juana, como mi concubina,

» para tener sexo contigo,

» para tener sexo contigo,

» para hacerte responsable de la mitad de los gastos,

» para hacerte responsable de la mitad de los gastos,

» para complacerte y tomar ventaja de ti,

» para complacerte y tomar ventaja de ti,

» de hoy en adelante o durante el tiempo que funcione nuestro acuerdo.

» de hoy en adelante o durante el tiempo que funcione nuestro acuerdo.

» Seré más o menos fiel a ti…

» Seré más o menos fiel a ti…

» mientras mis necesidades sean satisfechas y nada mejor llegue a mi vida.

» mientras mis necesidades sean satisfechas y nada mejor llegue a mi vida.

» Y si llegamos a romper,

» Y si llegamos a romper,

» eso no significa que esta relación no fue especial para mí.

» eso no significa que esta relación no fue especial para mí.

» Porque te amo casi tanto como me amo a mí mismo,

» Porque te amo casi tanto como me amo a mí mismo,

» me comprometo a cohabitar contigo en tanto esto funcione,

» me comprometo a cohabitar contigo en tanto esto funcione,

» sin hijos que estorben nuestros respectivos proyectos de vida.

» sin hijos que estorben nuestros respectivos proyectos de vida.

 

»           En el nombre del sexo, las opciones y el egoísmo… amén. Pepe y Juana, quiero ser el primero en felicitarlos. Los declaro oficialmente cohabitantes. Les deseo lo mejor y sinceramente espero que esto funcione. Y ahora Pepe, puedes… bueno, ustedes ya saben qué hacer…