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¿De dónde sacamos que Dios existe?

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La «fe ciega», hostil a la reflexión y a la ilustración, no es la forma más alta de creer, sino una forma pequeña y deficiente de fe. Por eso hay que estar dispuestos a buscar y a dar respuestas a las preguntas del mundo que nos rodea con una inexorable sinceridad intelectual. Mario Benedetti escribió: “Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda.”

Al pensar en toda la cadena de argumentos que llevan de no creer a creer, podemos no tener muy claro cómo y por dónde comenzar.

La fe es un don, por lo que hay que comenzar por remover los obstáculos que impiden aceptar el regalo de la fe, o puesto de otro modo, crear una suerte de anhelo por la fe, o la expectativa de que a través de ella podemos llegar a la verdad.

El intelecto humano puede conocer la existencia de Dios acercándose a Él a través de un camino que tiene como punto de partida el mundo creado y que posee dos itinerarios: las criaturas materiales y la persona humana. San Pablo afirma: “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se los manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” (Rom 1.19-20).

Las vías hacia la existencia de Dios se llaman “pruebas”, no en el sentido que la ciencia matemática o natural da a este término, ya que Dios no es objeto de nuestro conocimiento empírico, sino como argumentos filosóficos convergentes y convincentes, que el sujeto comprende con mayor o menor profundidad dependiendo de su formación específica. La riqueza y la inconmensurabilidad de Dios son tales que ninguna de estas vías por sí misma puede llegar a una imagen completa y personal de Dios, sino solamente a alguna faceta de ella: existencia, inteligencia, providencia, etc.

Unas de las más conocidas vías cosmológicas son las célebres “cinco vías” elaboradas por Santo Tomás de Aquino (leer artículo completo en revistamira.com.mx). Estos y otros itinerarios han sido propuestos por diversos autores hasta nuestros días. Por tanto, mantienen su actualidad, aunque para

comprenderlos es necesario partir de un conocimiento de las cosas basado en el realismo (no en ideologías), que no reduzcan el conocimiento de la realidad solamente al plano empírico experimental, de forma que el pensamiento humano pueda ascender de los efectos visibles a las causas invisibles.

Pero el conocimiento de Dios es también accesible a través del sentido común. La mayoría de nosotros percibe un orden moral desde una edad muy temprana, aun sin tener que pensar demasiado. Esta percepción incluye un sentido de lo que está bien y lo que está mal, así como la comprensión de que estamos llamados a hacer lo correcto por parte de un poder más allá de nosotros mismos.

Sin embargo, esta aproximación a Dios solo funciona en aquellas personas que no han cerrado deliberadamente su mente. Si la trayectoria lógica de las impresiones que se tienen de origen no es lo suficientemente pura, se intenta tirar en el sentido opuesto constantemente. San Pablo expresa el problema con franqueza: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios.” (Rom 1.20-22).

La ley moral natural es accesible a los hombres de toda época y cultura, aunque su reconocimiento, como en el caso de la existencia de Dios, puede  quedar en oscuridad por el pecado. San Agustín dijo: “Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista”; su interés no se dirigía tanto a probar al ateo que Dios existe, sino a mostrar cómo toda la creación proclama a Dios que el alma puede experimentar en sí misma al Dios viviente. El pecado y las malas disposiciones morales pueden hacer más difícil este reconocimiento.

El espíritu humano manifiesta a Dios. El hombre percibe su singularidad y preeminencia sobre el resto de la naturaleza. Aunque comparte muchos aspectos de su vida biológica con otras especies animales, se reconoce único en su fenomenología: reflexiona sobre sí mismo, es capaz de progreso cultural y técnico, percibe la moralidad de las propias acciones y trasciende con su conocimiento y su voluntad, pero sobre todo con su libertad, el resto del cosmos material. En definitiva, el ser humano es sujeto de una vida espiritual que trasciende la materia de la cual, sin embargo, depende. Desde los orígenes, la cultura y la religiosidad de los pueblos han explicado esta trascendencia del ser humano afirmando su dependencia de Dios, del cual la vida humana contiene un reflejo.

Existen itinerarios que conducen a Dios partiendo de la propia experiencia existencial. Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual.

La presencia de una conciencia moral que aprueba el bien que hacemos y censura el mal que realizamos o querríamos realizar, lleva a reconocer un Sumo Bien al cual estamos llamados a conformarnos, del cual nuestra conciencia es como su mensajero. Partiendo de la experiencia de la conciencia humana y sin conocer la Revelación bíblica, varios pensadores desarrollaron desde la antigüedad una reflexión sobre la dimensión ética del obrar humano, reflexión de la que es capaz todo hombre en cuanto creado a imagen de Dios.

Junto a la propia conciencia, el ser humano reconoce su personal libertad, como condición del  propio actuar moral. En ese reconocerse libre, lee en sí la correspondiente responsabilidad de las propias acciones y la existencia de Alguien ante el cual ser responsable; este Alguien debe ser mayor que la naturaleza material, y no inferior sino mayor que nuestros semejantes, también llamados a ser responsables como nosotros. La existencia de la libertad y de la responsabilidad humanas conduce a la existencia de un Dios garante del bien y del mal, creador, legislador y remunerador.

En el contexto cultural actual se niega frecuentemente la verdad de la libertad humana, reduciendo a la persona a un animal un poco más desarrollado, pero cuyo actuar estaría regulado fundamentalmente por sus necesidades básicas e instintos naturales; o identifican la sede de la vida espiritual (mente,

conciencia, alma) con el cerebro y los procesos neurofisiológicos, negando así la existencia de la moralidad del hombre. A esta visión se puede responder con argumentos que demuestran la auto-trascendencia de la persona, el libre albedrío que obra también en las elecciones condicionadas por la naturaleza, y la imposibilidad de reducir la mente al cerebro.

En la presencia del mal en el mundo, muchos ven hoy en día una prueba de la no-existencia de Dios, porque si existiera, no lo permitiría. En realidad, esta desazón es también una “vía” hacia Dios. Porque la persona percibe el mal y la injusticia como situaciones dolorosas no debidas, que reclaman un bien y una justicia a la que se aspira. Pues si la estructura más íntima de nuestro ser no aspirase al bien, no veríamos en el mal un daño y una privación.

En el ser humano existe un deseo natural de verdad, de  bien y de felicidad, que son manifestaciones de nuestra aspiración natural de ver a Dios. Si tal pretensión quedara frustrada, la criatura humana quedaría convertida en un ser existencialmente contradictorio, ya que estas aspiraciones constituyen el núcleo más profundo de la vida espiritual y de la dignidad de la persona. Su presencia en lo más profundo del corazón muestra la existencia de un Creador que nos llama hacia sí a través de la esperanza en Él.

Próximo número: La negación de Dios: las causas del ateísmo. El agnosticismo y la indiferencia religiosa.

 

 

Les Misérables

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Sin duda alguna, “Los Miserables” es una de las producciones más exitosas de Broadway en todos los tiempos, y en celuloide, sigue humedeciendo los ojos y atrayendo grandes audiencias. Un verdadero hit.

Pero, ¿cuál es el misterio de esta historia? Un artículo publicado recientemente en el Washington Post argumentaba que la gente ama esta historia porque le es muy familiar: “Los estereotipos femeninos encajan perfectamente en nuestra cultura: la mamá que se sacrifica hasta morir, dos mujeres que aman al mismo hombre, y una mujer más, enamorada de un hombre que pertenece a una clase social diferente a la suya. Estos personajes resultan perfectamente reales; es muy fácil identificarse y/o recordar a alguien en situación idéntica.”

Sin embargo, nada está más lejos de mi mente cuando veo “Los Miserables” que los estereotipos femeninos, y soy una persona sumamente sensible. Para ser justos, lo más sorprendente de “Los Miserables” no puede resumirse en unas cuantas líneas. Es una historia de amor con muchas facetas; una historia sobre la experiencia humana en el contexto de una época turbulenta en Francia.

Los estereotipos femeninos existen, pero sería muy pobre que el mensaje de “Los Miserables” fuera: “Las mujeres deben sacrificarse a sí mismas por sus hijos o por la carrera de los hombres”. Es cierto que Fantine murió tratando de ayudar a Cosette, y Eponine murió tratando de apoyar la causa de Marius. Pero no hay que olvidar dos cosas:

1.   Estas mujeres no son los únicos personajes con experiencias miserables en la trama.

2.   La historia de estas mujeres es la parte más fuerte y conmovedora porque es ejemplo de sacrificio, perdón y amor generoso –sin dejar de mencionar que son ellas las que interpretan algunas de las canciones más memorables de Broadway (“I dreamed a dream” y “On my own”) –, lo que habla de una profundidad en las mujeres que debe ser aplaudida, nunca ridiculizada.

 

Desde mi punto de vista, se trata de una historia cruda y real de sacrificio humano –sacrificio de mujeres y también de hombres (Enjoiras o Gavroche) –; y de misericordia y fe en la humanidad (Obispo de Digne). Una tragedia llena de belleza y profundidad.

Esta versión fílmica del célebre musical de Broadway –que a su vez es una sublime adaptación de la obra cumbre de Víctor Hugo (historia que requiere una enorme capacidad de síntesis para plasmar en la pantalla aquello realmente importante)–, está dirigida por el ganador del Oscar Tom Hooper (director de la premiada película “El discurso del rey”) y cuenta con la participación de grandes estrellas como Hugh Jackman (la mejor interpretación de su carrera), Russell Crowe, Anne Hathaway y Amanda Seyfried.

Entre las nominaciones al Oscar que tiene esta cinta están: Mejor Película, Mejor Actor (Hugh Jackman), Mejor Actriz de Reparto (Anne Hathaway), Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Maquillaje, Mejor Producción de Diseño y Mejor Mezcla de Sonido.

 

Visita a tus padres ¡es una orden!

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Es por muchos conocido el problema demográfico que está por acaecer en algunos países del mundo, especialmente en los europeos y en varios asiáticos.

Según las estadísticas, parecía que la población seguiría creciendo más y más; sin embargo, mientras que la ONU anunciaba que el mundo había llegado a los siete mil millones de habitantes, Rusia ofrecía un equivalente de nueve mil dólares a las mujeres que tuvieran un segundo hijo (cf. Informe Semanal de Política Exterior, noviembre de 2011).

Caímos poco a poco en la utilización de distintas ‘medidas estratégicas’, y hasta obligatorias y violentas en el caso de algunos países asiáticos como China, para ‘controlar’ el número de hijos por matrimonio; medidas que a la larga están resultando contraproducentes para el género humano.

Como resultado, la tasa de dependencia se ha incrementado y hay países en los que va a ser muy difícil renovar la población envejecida, porque por evitar algunas ‘molestias’ y el desembolso que implican los hijos, la población activa es cada vez menor por haber ignorado que el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y solidario, a nivel familiar y social.

El caso de Italia es ilustrativo de lo que está pasando y que puede suceder también en otros países. El veinte por ciento de los italianos tiene 65 años o más. Según el Wall Street Journal, Italia tiene más pensionistas que trabajadores en activo y gasta el catorce por ciento del PIB en pensiones; mucho más que cualquier otro país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Las generaciones activas actuales y las que están por venir, tendrán que pagar por muchos pensionistas, cosa que a nadie le agrada.

En el caso de China, por ejemplo, en diciembre pasado se hizo una enmienda a la Ley de Protección de los Derechos e Intereses del Adulto Mayor, que obliga a los familiares que viven separados de los adultos mayores a visitarlos con frecuencia. Esta nueva cláusula se debe a que la creciente población de personas de la tercera edad está cada vez más descuidada. A través de esta ley, podrán proceder legalmente contra sus hijos acusándolos por abandono.

Es un hecho que los adultos mayores que en China eran tradicionalmente reverenciados, ahora son olvidados. Son muchos los casos de abandono y de mal trato.

Gracias a más de tres décadas de una política de ‘un solo hijo por matrimonio’, hoy ese hijo único es el responsable de cuidar a sus papás y a sus abuelos maternos y paternos, lo cual es una grave carga financiera para una sola persona.

Lo que se pretende con la reforma a la ley es que sirva como recordatorio de las obligaciones tradicionales hacia los padres y de la necesidad de atenderlos emocionalmente. Pero el hecho de que se requiera una ley, muestra la dificultad para mantener las ‘obligaciones tradicionales’ en una estructura familiar revolucionaria.

El National Committee on Ageing estima que un tercio de la población china tendrá más de sesenta años en 2053 y necesitarán más que atención emocional. Si su hijo no puede darles apoyo material, lo demandarán del gobierno, a lo cual tienen derecho porque fue el gobierno quien los privó de tener una ‘familia natural’.

Finalmente, habrá que reconocer que el problema puede tener raíces más profundas; quizás en cuanto al valor que se le da a la familia. Hará falta redescubrir que lo mejor es no dejarse llevar por un egoísmo sutil al planear o imponer el número de hijos, no poniendo al ser humano a merced de la economía, sino a la economía –en la medida de lo posible- al servicio del hombre.

Ni reyes ni esclavos

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Es lamentable que haya padres de familia que no enseñen el valor de la responsabilidad y del trabajo a sus hijos, quienes al llegar a la adolescencia, desconocen algunas reglas básicas y buenos hábitos que les hará más difícil independizarse.

¿Desde cuándo hay que empezar a enseñarles a trabajar?

Muchos especialistas recomiendan a los padres que enseñen a sus hijos a comprender y a poner en práctica las virtudes y valores humanos del trabajo desde muy pequeños, preparándolos para eLa psicoanalista Elsa Pérez de “Habilidades para la vida”, aseguró que fomentarles la responsabilidad desde pequeños es lo mejor que puede hacer un padre por sus hijos, porque “es así como aprenden a relacionar el esfuerzo físico o mental con su resultado;  es una relación de causa-efecto”.

La especialista señaló que la casa es el punto de partida: “Los niños menores de diez años imitan y aún no comprenden la relación causa-efecto, pero pueden enseñarles buenos hábitos como el aseo personal, recoger los juguetes, los horarios de tareas y ciertas limitantes. En cambio, un niño mayor de once años comprende perfectamente la relación causa-efecto y sabrá que todo trabajo ejercido tendrá una recompensa”.

De acuerdo con el crecimiento y la madurez del niño, Pérez  recomienda a los padres que asignen una lista de tareas a los hijos: “Es importante que no se asignen tareas como castigo o recompensa, ya que se perdería el verdadero sentido de la responsabilidad y el trabajo; hazles saber que su apoyo es una oportunidad de contribuir con la vida familiar”.

En ocasiones los niños pueden tratar de negarse y no siempre realizarán su trabajo a la perfección, pero a medida que crezcan se darán cuenta del valor que tiene su contribución.

Por otra parte, el sitio blogsud.com da seis consejos importantes para la enseñanza de los hijos y sus tareas:

1.Divide los trabajos grandes en tareas más pequeñas. Si el niño está arreglando un cuarto, que empiece por los libros o una sección desordenada del cuarto.

2.Encuentra formas de convertirlo en un juego. Pon un cronómetro para ver cuánto puede hacer antes de que suene. Tomen turnos para ser el supervisor y durante cinco minutos, déjalo ser el jefe.

3.No tengas temor de que pare para jugar. Mejor establece pausas de antemano para ello. Los niños aman tener descansos para jugar; simplemente no los hagas muy largos o no volverá al trabajo. Una pausa de dos minutos puede hacer maravillas.

4.Asegúrate de que el trabajo esté terminado por completo. Si limpia su cuarto, que revise debajo y encima de las camas o detrás del librero. Si le enseñas a hacerlo correctamente continuará haciéndolo así cuando crezca.

5.Recompénsalo cuando termine. Reconoce su trabajo bien hecho; vayan al parque o a la biblioteca, o lean su libro favorito.

6.Lo más importante: que estés allí con él y lo motives.

Los hijos aprenden mejor cuando son guiados por alguien a quien aman. No los hagas sentir esclavos ni tampoco reyes del hogar; incúlcales la importancia de la cooperación y hazles saber que es un bien para ellos.

 

 

 

 

Medio pan y un libro

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Si los libros son alimento para el espíritu, leer ha de ser tan necesario como comer a diario; no hacerlo sentencia nuestra alma a la desnutrición. Bien lo sabía Federico García Lorca, uno de los escritores españoles más importantes del Siglo XX, quien al inaugurar una biblioteca en su pueblo, Fuente Vaqueros, cerca de Granada, pronunció un hermoso discurso de amor por los libros:

“Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘¡Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre!’-piensa- y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya, no gozan del supremo bien de la belleza, que es vida y es bondad, y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera –seguramente- en toda la provincia de Granada.

No solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí  violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y, ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Es una palabra mágica que equivale a decir: «¡amor! ¡amor!», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.

Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa, mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en una carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque solo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.

Cinco años después, en agosto de 1936, en plena Guerra Civil Española, Federico fue asesinado.

Para acercarte a la obra de García Lorca, en poesía: Romancero Gitano, Poeta en Nueva York, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías; en teatro: La Casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre, Yerma; Doña Rosita, la soltera o Así que pasen cinco años.

 

 

El derecho a la pensión alimenticia

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¿Sabías que las fuentes de la pensión alimenticia provienen tanto de los padres como del parentesco en cuarto grado? También existe la responsabilidad de los hijos para con sus padres, así como entre parientes cercanos, ya sean tíos, sobrinos o abuelos.

En la Ciudad de México, nueve de cada diez litigios de divorcio son promovidos por mujeres que demandan pensión alimenticia. Y la cuarta causa de divorcio judicial es la negativa a cumplir –aun con sentencia establecida– con el sostenimiento del hogar por parte de alguno de los cónyuges (INEGI, 2008). Eso significa que en México es muy común que los hombres, y algunas veces las mujeres, no cumplan con el pago de la pensión alimenticia, a pesar de la existencia de una orden o un convenio que los obligue.

La pensión alimenticia no solo se refiere a la satisfacción de las necesidades nutricionales; también comprende vestido, habitación, atención médica, y en caso de los menores, educación. De ahí la importancia de garantizar su cobertura. Esta responsabilidad se basa en un principio de “proporcionalidad”, es decir, según las posibilidades del deudor es lo que debe recibir el acreedor, ni más ni menos, sin llegar al abuso de parte de quien recibe.

Sin embargo, cuando una pareja se separa, es frecuente que la mujer se quede sola con los hijos y sin apoyo económico. Es evidente la dificultad que enfrentan las mujeres para obtener la pensión alimenticia tras un divorcio, cuando el varón no está dispuesto a seguir aportando para el sostenimiento del hogar y de los hijos, ya sea por simple rechazo, por tener un salario bajo, un trabajo eventual o estar desempleado, o porque tienen otra pareja e hijos que sostener.

No deja de sorprender el tipo de medidas que nuestros legisladores proponen para “agilizar” el trámite de divorcio. Me refiero al llamado “divorcio exprés”, en el que se disuelve el vínculo matrimonial en aproximadamente 40 días, dejando a las partes en posibilidad de contraer nuevas nupcias. Lo que no se ha dicho es que esta ley no resuelve los problemas de fondo que surgen con el divorcio, como la patria potestad, guarda y custodia de los menores, derecho de visita, pensión alimenticia y participación de bienes; procedimientos que tardan meses y a veces años en resolverse. Está claro que la rapidez no implica solución.

Es cierto que ha habido esfuerzos para garantizar la cobertura de este derecho, como el realizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación al pronunciarse por la posibilidad de que un menor presente una demanda de reconocimiento de paternidad y pensión alimentaria, aun cuando exista una resolución a favor del padre absolviéndolo de tales obligaciones. Sin duda, este pronunciamiento es una medida por proteger el interés superior del menor en nuestro país, pero aún falta por hacer.

Otra acción que se está impulsando es la de garantizar el cumplimiento de la obligación alimentaria de acuerdo con los egresos del deudor, cuando no hay claridad en la forma de comprobación de sus ingresos. De esta manera no hay posibilidad de que el padre-deudor oculte o mienta sobre el monto de sus ingresos, caso desafortunadamente muy común. En el D. F. y en el estado de Tamaulipas ya se ha adoptado esta nueva forma de determinar las aportaciones.

Algo que mucha gente ignora es que las fuentes de la pensión alimenticia provienen tanto del matrimonio como del parentesco en cuarto grado. Esto quiere decir que la obligación no solo se da de padres a hijos, sino también existe la responsabilidad de los hijos para con sus padres, así como entre parientes cercanos, ya sean tíos, sobrinos o abuelos. ¿Por qué cuando se trata de una herencia, sí nos interesa recibir bienes de nuestros padres, tíos o abuelos, pero cuando se trata de protegerlos nos lavamos las manos?

Garantizar la protección de quien la requiere por parte de quien tiene la posibilidad de dársela, más cuando se trata de la propia familia, no solo es una responsabilidad moral, es una responsabilidad de carácter jurídico

El alcohol

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Marzo, 2013.

El alcohol es la tercera causa de enfermedades y lesiones a nivel mundial; eso,  a pesar de que la mayoría de los adultos no bebe, concluye un nuevo estudio. Solo el 40 % de la población mundial de adultos consume alcohol, afirman los investigadores del Centro para las Adicciones y la Salud Mental (Center for Addiction and Mental Health) de Toronto, Canadá.

El alcohol es la principal causa de cirrosis hepática y accidentes viales fatales; también se le vincula con distintos tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de pecho. “Se ha encontrado que el consumo de alcohol provoca más de 200 tipos de enfermedades y lesiones”, apuntó el autor del estudio, Kevin Shield.

Los investigadores descubrieron notables variaciones en los patrones regionales de consumo de alcohol. Por ejemplo, los bebedores en Europa y algunas partes de la África Sub-Sahariana son quienes consumen más cantidad de alcohol en promedio. La gente de la región sur del África Sub-Sahariana bebe grandes cantidades de alcohol hasta intoxicarse, se enganchan en borracheras prolongadas y beben incluso fuera de las horas de comida.

El consumo de alcohol es menor en África del Norte, Medio Oriente y Asia del Sur. Por su parte, los norteamericanos beben un 50 % más que el promedio mundial, y presentan un índice más alto de consumo explosivo (borracheras) que los europeos.

“Tan solo en 2005, casi el 30 % del alcohol consumido en el mundo no procedió de fuentes reguladas, ya que fue producido de manera ilegal. Este es un problema particular, ya que el costo final que paga el consumidor no está impactado por los impuestos, y por ende, el precio no ayuda a moderar el consumo”, afirma el Dr. Jürgen Rehmco, autor del estudio.

El estudio ha sido publicado en el journal Addiction.

Para la buena comunicación en familia

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Las familias ya no son como antes. Las hemos cambiado para adaptarnos a las nuevas circunstancias del entrono. Ya no tenemos el mismo número de hijos que nuestros abuelos, la edad en que las parejas contraen matrimonio es diferente, antes se casaban más jóvenes, los papeles de cada uno de los integrantes, los tiempos y modos de convivencia se han modificado. La familia ha sufrido, quizá como ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura.

Muchas familias han incorporado estos cambios de forma natural y viven esta evolución permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar. Se aman, se ayudan, se cuidan, se procuran. Logran la armonía.Otras, en cambio, se sienten frágiles, con incertidumbre y  desanimadas. Dudan respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y familiar. En esta confusión, se alejan, se separan, se destruyen, se pierden, se desintegran.¿Qué hace que algunas familias se desintegren y otras permanezcan unidas?

Marisol Gómez García nos plantea de forma inteligente y accesible la respuesta en su libro: ¿Hablamos o nos comunicamos? Los problemas de la familia empiezan y terminan con la comunicación. Las relaciones humanas se nutren o se destruyen si no existe una comunicación clara. Hablar es emitir palabras que se quedan suspendidas en el aire, sin destinatario, sin esperar respuesta. Comunicar es enviar un mensaje y esperar respuesta, es interactuar, es atender y entender al otro. Si no nos relacionamos de manera adecuada el vínculo de parentesco no será suficiente. Las relaciones familiares deben ser fuente de alegría pero si el vínculo está roto, si existen fallas al interactuar, se convierten en pozos de profunda tristeza.

Al relacionarnos en familia debemos buscar compartir lo bueno de cada uno buscando el beneficio del otro, porque si se comparte lo malo de uno mismo, sólo se perjudica. Cuando se busca imponer, los miembros se alejan, se impide el crecimiento, se bloquea la iniciativa y las personas se convierten unas en objeto de la voluntad del otro. La familia, en palabras de la autora, debe ser esa comunidad amorosa en la que se encuentre el respaldo, el cariño y el amor que propicie el desarrollo de sus integrantes.

Marisol aborda los temas de comunicación en familia y los sustenta en la comunicación conyugal como primer escalón. Una vez conquistado ese peldaño sigue la comunicación con los hijos. Nos habla de la comunicación en la infancia, en la adolescencia y la comunicación entre hermanos. Concluye con una metáfora maravillosa: un tren de vapor. En un principio la máquina estará formada solamente por la pareja matrimonial y, al llegar,  cada hijo constituirá un vagón con características únicas e irrepetibles, con una misión especial, diferente e igualmente importante. Los conductores serán los esposos, un par que constituye un nosotros, unidos para que cuando uno esté cansado, desanimado, débil, el otro pueda seguir con la marcha. El tren iniciará un viaje cuyo destino será alcanzar la plenitud y la felicidad de cada una de sus partes.

El lenguaje es claro y sencillo, da ejemplos y consejos. Es el manual que siempre hemos querido tener a la mano cuando los problemas llegan.

Leer ¿Hablamos o nos comunicamos? Nos da la seguridad de que el reto de vivir y formar una familia es posible. Es un libro de consulta que nos enseña a construir el andamiaje de una estructura familiar sólida. No es un libro romántico, es un libro realista. Nos aclara y nos compromete.

Con pluma firme, a lo largo del libro, nos hace conscientes y responsables del compromiso libre y soberano que asumimos el día que decidimos formar una familia. Nos recuerda que en casa debemos fomentar todos los días aquello que impulse al amor para que crezca. Además nos dice cómo hacerlo: propiciando la generosidad, la ayuda mutua, el apoyo y el interés por aquellas personas a las que amo. Nos invita a luchar constantemente para vencer al egoísmo que es el peor enemigo del amor y el principal destructor de la familia.

Recomiendo ampliamente esta lectura, no sólo por su utilidad para la vida de todos los días. También porque conozco a la autora. Es una mujer de convicciones. Jamás se hubiera atrevido a recomendar algo que no pusiera en práctica. Al recorrer las páginas, casi la puedo escuchar. Sé que habla por experiencia propia, aconseja por lo que ha vivido. Si cómo dice el Maestro, por sus hechos los conoceréis, los hechos la apadrinan y sus resultados la avalan.

¿Hablamos o nos comunicamos? Es un libro útil y esperanzador para aquellos que nos queremos subir a ese tren de vapor del que habla Marisol.

¿Hablamos o nos comunicamos?

Marisol Gómez García

México, 2012.

Violencia genera violencia

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“Cyberbullying, infidelidad, y adicción cibernética”

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Centro de Estudios y Formación Integral para la Mujer

 Tiene el gusto de invitarte a la conferencia:

“Cyberbullying, infidelidad, y adicción cibernética”

 Dictada por el Dr. Manuel Sánchez de Carmona 

Independientemente de los beneficios de las redes sociales y del internet, el mal uso de estos ha generado fenómenos sociales que están empezando a tener un impacto en la salud y bienestar social.

La conferencia explora las manifestaciones y riesgos del acoso por internet y sensibiliza al público sobre el uso racional de éste. 

Expone los alcances de las redes sociales y las consecuencias dramáticas que el bullying por internet puede generar, así como los problemas de infidelidad y situaciones conyugales que se han generado por el mal uso de ellas.

Finalmente desarrolla y explica las causas y manifestaciones del uso compulsivo y consecuente adicción a los medios digitales, analizando los síntomas y planteando soluciones.

Se llevará a cabo el día miércoles 13 de marzo de 2013

en el Club de Empresarios Bosques,

Bosques de Ciruelos 278, Bosques de las Lomas

a las 19:30 hrs.

Admisión: mayores de 16 años             Donativo: $150.00

 Dr. Manuel Sánchez de Carmona

Resumen curricular

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Anáhuac. Realizó la especialidad en Psiquiatría en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente. Con estudios de postgrado en la Universidad de Miami en el Jackson Memorial Hospital y en la Universidad de Columbia en el New York Psychiatric Institute. Actualmente es Secretario Tesorero de la Mesa Directiva mundial de la ISBD (Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares, International Society for Bipolar Disorders) , es Chairman del Advocacy Committee  de la ISBD y Presidente del Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Trastorno Bipolar (ISBD MÉXICO). Es miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, del Consejo Mexicano de Psiquiatría y de la American Psychiatric Association.

Tiene publicaciones nacionales e internacionales sobre temas relacionados a trastornos bipolares, trastorno obsesivo compulsivo, y bases biológicas de la personalidad. Participa como conferencista en foros nacionales e internacionales con ponencias a nivel médico y público general.