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Ciencia vs ciencia patito

Si los científicos dicen que comer Cheerios baja los niveles de colesterol, te sentirás mejor comprándolos. Después de todo, si no puedes confiar en los científicos, ¿en quién puedes confiar?

¿Sabías que una cantidad sorprendente de la investigación médica que se difunde es un engaño?

Nos bombardean continuamente con novedosos descubrimientos y consejos desde el campo de la medicina: come menos carne, come más fibra, toma vitamina C para prevenir el catarro… Entonces, ¿por qué pasan a la historia con la misma facilidad con la que se ponen de moda? Porque la mayor parte no tiene validez real.

El Dr. John Ioannidis y su equipo de celebrados meta-investigadores tienen la labor de expulgar todos estos renombrados estudios para comprobar su confiabilidad. Y sorpresa: Un 90 % están cojos en un sentido o en otro.

Ioannidis y su equipo examinaron 49 de los hallazgos médicos más significativos de la última década. Entre la mitad y un tercio contenían errores o sus resultados habían sido exagerados. Es por esa razón que muchas historias sobre “nueva investigación prometedora” tienden a desvanecerse con la misma rapidez que las estrellas pop de Disney: “¡Toma Omega-3 para prevenir las enfermedades cardiacas!” o “¡No lo hagas!”

Y en muchos casos estamos hablando del conjunto de conocimientos en los que nuestros médicos se basan cuando prescriben un medicamento, un tratamiento, una dieta o una cirugía, entre otras cosas.

¿Cómo es posible que tantos estudios sean poco confiables?

 Muchos científicos aun no comprenden las matemáticas.

La ciencia requiere el uso de las matemáticas. La mayoría de las personas tenemos dificultades para comprender lo que significan todos los dígitos, letras y símbolos de las ecuaciones, y nos contentamos con dejar esa tarea a los expertos. Sería una ironía terrorífica si resultara que dichos expertos tienen tan poca idea como el resto de nosotros.

Kimmo Eriksson es un matemático sueco que en el transcurso de su carrera decidió ir más allá de las matemáticas puras y comenzó a dedicarse a la investigación cultural. Fue en ese punto que se percató de que sus nuevos colegas no contaban con conocimientos matemáticos. De modo que condujo un experimento para encontrar qué tan esparcido estaba este problema.

Eriksson eligió estudios de manera aleatoria y los envió a un grupo de científicos. A la mitad de los estudios añadió una ecuación que no tenía nada que ver con el tema en cuestión, misma que en el contexto resultaba un sinsentido.

Eriksson pidió a los científicos que juzgaran la calidad de la investigación. Mientras que los matemáticos y los físicos no se impresionaron, entre sus colegas de otros campos, la inclusión de lo que parecía una complicada ecuación causó que dichos estudios fueran mejor calificados, a pesar de ser una tontería.

Más del 60% de los investigadores médicos (los expertos dedicados a salvar nuestras vidas), rankeó los estudios basura como mejores bajo la siguiente premisa: “Debe estar en lo cierto, mira los impresionantes números que lo sustentan.”

La investigación de Eriksson (o “Kimmo el mago de los números”, como es conocido en el área de las humanidades) no es la única evidencia de que los científicos tratan a las matemáticas como una especie de fuerza oculta y misteriosa. Tal parece que cualquiera que no sea matemático, físico o ingeniero, tiene la política de “correr tan lejos como sea posible” cuando se topa con los números.

Tampoco entienden la estadística.

Si afirmamos que un estudio arrojó una relación “estadísticamente significativa” entre el uso de una almohada de plumas y el cáncer de cerebro, ¿qué significa eso? Para la mayoría significa que los científicos encontraron algo a lo que más vale poner atención, ¿cierto? En realidad, no.

“Significancia estadística” es solo el término que describe lo que sucede cuando se advierte una relación entre dos variables que probablemente no sea producto del azar.

Existe una gran cantidad de investigación científica que involucra el estudio de este tipo de relaciones en las estadísticas. Como por ejemplo, si una determinada droga tiene una correlación con el desarrollo del cáncer.  El problema es que en este contexto, “significativo” no necesariamente quiere decir “importante”.

Hay una relación estadísticamente significativa entre el consumo de helado y el índice de asesinatos. Pero antes de comenzar a quemar los botes de helado, hay que notar que esta es solo una confusión entre “correlación” y “causalidad”; coincide que tanto el consumo de helado como el índice de asesinatos aumentan durante el verano.

De saber cuán débil es el hallazgo de una “significancia estadística”, nadie, ni los científicos, se preocuparía.

Cuando encuentran una relación entre la somnolencia y la vitamina D, o entre las frutas y la disminución del riesgo de diabetes tipo 2, le llaman “significativa”, y la mayoría de las veces se termina por caer en la exageración.

Por otra parte, los medios de comunicación suelen reportar los hechos de manera inexacta debido a que los investigadores no incluyen en su divulgación las interpretaciones pertinentes.

Una investigación estadística encontró que en 8 o 9 de cada 10 artículos publicados en los medios impresos líderes, se comete el error de confundir significancia estadística con importancia.

Por ejemplo, un estudio recientemente publicado reportó haber encontrado una relación entre las nueces y la disminución del riesgo de diabetes. ¿Cómo pudieron descubrir eso? Midiendo el consumo de nueces en un grupo de enfermeras y observando cuántas desarrollaban diabetes eventualmente.

A una persona común y por ende a los medios, esto le sonaría una forma lógica de estudiar el fenómeno. Pero habría que considerar otro tipo de factores, como si la gente que come menos nueces también suele llegar a casa en la noche y comerse un litro de helado de ron con mantequilla. Pero no, solo les preguntaron a los participantes cuán seguido comían nueces y usaron sus respuestas como base para sacar sus conclusiones.

Con semejante metodología podrían investigar la relación entre las manzanas y los bigotes de los hipsters, para concluir que los iPhones estimulan de alguna forma el crecimiento del vello sobre el labio superior. O como apunta este sarcástico estudio, podrían probar que escuchar cierto tipo de música te vuelve más joven.

Hay una relación estadísticamente significativa entre el consumo de helado y el índice de asesinatos

Fuente: 6 Shocking Studies That Prove Science Is Totally Broken by Andrew Marinus, Alan Boyle, Jon Pearl, January 16, 2014.

http://www.cracked.com/article_20789_6-shocking-studies-that-prove-science-totally-broken.html#ixzz2s7ol5yYg

 

 

¿Hijos rectos o tiranos?

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El “Principio de placer y de realidad” de Freud explica las relaciones subjetivas de las personas con el mundo objetivo.

Lo expuso con simplicidad. Un niño recién nacido –en un caso normal– vive en un mundo espectacular de placer: le dan de comer y lo cargan cuando llora, duerme y se despierta cuando quiere. El mundo existe para satisfacer sus necesidades y caprichos. Poco a poco los padres le enseñan los horarios de sueño; así las cosas, lo van educando conforme a la realidad. Llega el destete, penoso pero necesario, y no suele querer ir a la escuela el primer día (y quizá nunca, si le dieran a escoger). Debe hacer tareas y asistir a los entrenamientos, si no quiere que lo dejen en la banca a la hora del juego.

Lo anterior expresa cómo el niño debe adaptarse a la realidad y no la realidad a sus deseos.

Todo proceso educativo debe llevar este componente operativo. Así funciona el mundo. Un joven maduro es aquel que sabe armonizar con sabiduría práctica lo que quiere con lo que debe (“vida lograda” le llaman los filósofos aristotélicos como MacIntyre) y sobre todo, con lo que quieren y deben hacer los demás (sociabilidad).

Pero en el contexto postmoderno y proteccionista, en ocasiones uno descubre que los padres y a veces nosotros, los maestros, (principalmente para no ‘guerrear’ con padres ‘conflictivos’: “total, yo nada más lo tendré un año; ellos lo soportarán toda la vida”), no estamos dispuestos a asumir los costos que el razonable principio supone, cuando los chicos –como es lógico– ofrecen resistencia. Y preferimos ceder y simular que es la realidad la que está al servicio de sus deseos. “Hijos tiranos, padres obedientes” se intitula un libro del profesor Jesús Amaya.

Referiré un caso ilustrativo, entre varios. Tenía un alumno de primaria al que no acertaba cómo tratar. Era quejoso y blandengue, irritable e irritante. Transcurrieron los meses y un día descubrí la causa. Encontré a madre e hijo en la cafetería. ¡Figúrate la imagen! El niño estaba jugando con toda su atención puesta en un dispositivo electrónico, gesticulando y moviendo los brazos de emoción, mientras la madre le acercaba una cucharada de comida y le rogaba con tono dulzón: “Ándale papitooo, que se te enfría la comida”. Y el niño persistía en su dispositivo y a regañadientes abría la boca.

Me quedé helado. Comprendí entonces por qué jamás el chico cedía y era tan complicado. Subjetivamente, el niño estaba convencido de que la realidad estaba a sus pies para atenderlo, y familiarmente lo estaba. Por eso se enfadaba cuando en la escuela (y en la vida) eso no sucedía. Me he arrepentido de no habérselo advertido a la madre; por eso lo hago ahora a otros padres.

Acertamos cuando orientamos a los niños hacia la realidad, en la que el que no trabaja no come y el que no se cuida, se enferma.

Quien es maleta se queda en la banca y el que no sabe, no obtiene el empleo. El que no supera obstáculos ni lucha por encarnar las virtudes, no persevera en sus relaciones interpersonales; el que no respeta las reglas de tránsito, “porque le gusta correr”, se estrella.

Erramos el camino educativo cuando les satisfacemos los caprichos a los niños y adolescentes con funestas consecuencias en todos los niveles antropológicos, y cuando los educadores principales, los padres, van en dirección opuesta a los secundarios, los profesores.

No en balde el segundo libro del profesor Amaya se llama “Los hijos tiranos llegan a las empresas”, y un tercero, fuerte pero nada ajeno a las clases media y alta: “Hoy tirano, mañana Caín”.

Es elocuente el decálogo difundido por  una comisaría de policía de Washington, tras su experiencia en casos de delincuencia juvenil:

Manual para formar delincuentes:

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida, así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2. No le dé ninguna educación espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3. Cuando diga palabrotas, ríase; esto lo animará a hacer más cosas graciosas.

4. No lo reprenda nunca ni le diga que está mal algo que hace, podría crearle complejos de culpabilidad.

5. Recoja todo lo que él deje tirado: libros, zapatos, ropa y juguetes; hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero deje que su mente se llene de basura.

7. Dispute y riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día que la familia quede destrozada para siempre.

8. Déle todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.

9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10.        Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus vecinos, profesores, etc. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarle.

 

Jorge Quesada Pérez es docente y estudia posgrado de Historia
en la UNAM.

La sociedad de lo inmediato

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Somos una sociedad de consumo no sustentable que se ha vuelto víctima de lo inmediato. Estamos rodeados de propaganda que nos invita a consumir tanto como podamos en el menor tiempo posible y nos hemos olvidado del tiempo que la naturaleza necesita para restablecer el balance idóneo en el planeta.

No basta con iniciativas menores como instalar focos ahorradores o una siembra de árboles. Eso es parchar los problemas en lugar de enfrentar su origen. ¿Qué pasaría si cada individuo adoptara una actitud más solidaria con el planeta y combatiera la causa de los problemas en vez de solo sus síntomas? Se daría un paso fundamental hacia la sustentabilidad. Los ciudadanos jugamos un rol muy importante a través de las decisiones que tomamos día a día. Bien lo decía Julio Cortázar en su libro El Perseguidor: “En realidad, las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento”.

Hay personas capaces de renunciar a una recompensa mayor si esta implica realizar un esfuerzo constante, prefiriendo aquello que se puede conseguir de manera rápida y fácil, como ejemplifica el siguiente caso del psicólogo austriaco Walter Mischel, quien en 1962 condujo uno de los estudios más reveladores en la historia de la psicología y de la educación.

El estudio consistía en llevar a un niño a una habitación, en la cual inmediatamente entraba un investigador que le regalaba un malvavisco; al dárselo, le decía que si era capaz de aguantar las ganas de comérselo hasta que regresara dentro de 15 minutos, le regalaría otro. Esperar y esforzarse un poco significaba el doble de ganancia.

Los resultados fueron sorprendentes: coincidió que, en general, aquellos niños que no se comieron el malvavisco antes de 15 minutos, eran los que tenían buenas calificaciones en la escuela y mantenían una relación sana con sus demás compañeros. Por el contrario, los que comieron el malvavisco antes de los 15 minutos, iban peor en la escuela y mostraban ciertos problemas de comportamiento. Ante estos resultados, el psicólogo se aventuró a predecir cuáles niños tendrían un exitoso futuro como profesionistas y padres de familia, lo que se comprobó al paso de los años con una impresionante exactitud.

Tal parece que el estudio, que se ha replicado en diversas ocasiones y partes del mundo, no deja lugar a duda: más allá de su desempeño académico o condición socioeconómica, lo que determina el futuro de una persona es su capacidad para controlar sus impulsos, saber esperar y ser constante al perseguir un objetivo. Un minúsculo grado de voluntad hace la diferencia y marca los patrones de conducta de toda una vida.

Si lo pensamos un poco, como sociedad nos vemos reflejados en estos niños. Conocemos la situación de nuestro planeta, así como los beneficios de un estilo de vida sustentable, pero preferimos la ganancia inmediata. Lo cierto es que no es suficiente con poner parches, se requiere un verdadero compromiso. ¿Estamos dispuestos a enfrentar los problemas del planeta ahora en pos de un mejor futuro?

Soy un convencido de que este cambio vendrá, lo que me preocupa es cuándo. Espero que no suceda hasta que la naturaleza se encargue de recordarnos de mala manera que somos un elemento más del gran sistema natural. Estamos a tiempo de tomar cartas en el asunto.

En siglos pasados, las grandes revoluciones fueron armadas. Este siglo se llevarán a cabo con otro tipo de acciones. Hacer las cosas de manera distinta que los demás cuando sabemos que es lo correcto, es en sí mismo un acto revolucionario.

Quiero terminar con una frase de Howard Zinn: “Pequeños actos, multiplicados por millones de personas, pueden transformar el mundo”.

 

Alejandro Robles es exalumno del Colegio Miraflores.

Convertir las dificultades en sueños compartidos

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En su artículo “Convierte las dificultades en sueños compartidos”, la autora Arelly Vela Catzín nos invita a hacer un alto en el camino para convertir en una emocionante aventura nuestra vida en pareja:

 

Las frustraciones del pasado y del presente nos limitan para que como pareja podamos ponernos metas y luchar por nuestros sueños. Las dificultades y tropiezos cotidianos son como un arma de doble filo: pueden ser oportunidades para mejorar en muchos aspectos, o bien, pueden conducirnos a sentirnos fracasados y a tomar malas decisiones, sobre todo cuando respondemos a ellos malhumorados, angustiados, frustrados.

Los problemas sociales que vemos a diario pueden llevarnos a pensar que todo está mal en el mundo y que, casi como consecuencia de ello, no hay condiciones para tener mejores relaciones personales y matrimonios felices. Aunque no podemos remediarlo todo, la solución para muchas de estas situaciones sí está en nuestras manos, en nuestros corazones, en la habilidad para no dejarnos contaminar por la “locura mundial”, procurando concentrarnos en nuestro bienestar interior.

Esta es una forma en que podemos prepararnos para soñar y hacer realidad nuestros sueños: buscar en nuestro interior, en lo más profundo de nosotros mismos y fijarnos metas para mejorar. Los obstáculos y las dificultades que enfrentamos –malos hábitos, planes poco realistas, creencias incorrectas, rasgos de personalidad negativos, pensamientos pesimistas– son, en conjunto, cosas que nos impiden sentirnos realmente vivos y capaces de ir más allá de lo que ya hemos logrado.

 

Piensa ¡y actúa!

Particularmente en lo que concierne a los planes y metas que se construyen en pareja, hay algunas cosas que pueden ayudarte a ti y a tu cónyuge a vencer las dificultades que enfrentan hoy en día y, sobre todo, a encontrar esos sueños compartidos y las formas de hacerlos realidad.

Tomen lápiz y papel, pónganse cómodos y dediquen unas horas juntos para trabajar sobre estos puntos:

• Complementen sus fortalezas. Repasen juntos las fortalezas que poseen, aquellas que a cada uno le ha ayudado a salir de momentos difíciles y anótenlas (tener confianza, no darse por vencidos, analizar la situación con entereza, entre otros). Si otras situaciones en las que utilizaron esas fortalezas vienen a sus mentes, anótenlas también. Descubrirán que cada uno tiene diferentes maneras de enfrentar los problemas y que bien pueden complementarse para lograr juntos mayores cosas.

• Identifiquen sus sueños personales.
A veces nuestra vida está llena de sueños que se han muerto, que han sido abandonados con el tiempo, sea cual sea el motivo. Todos nuestros sueños –incluso los que a nosotros mismos nos parecen un poco tontos– expresan el profundo anhelo de invertir nuestro corazón y esfuerzos en hacer que la vida sea mucho mejor para nosotros y los que amamos.

• Anoten sus sueños como amigos, padres, esposos, miembros de la sociedad, etc. Luego miren su lista y pregúntense: ¿Por qué tantos sueños han quedado abandonados y no se han hecho realidad? En esos sueños frustrados, ¿qué pasó con las que consideramos nuestras fortalezas? ¿Qué sueños compartimos o se pueden complementar?

• Reconozcan sus frustraciones individuales. Hablen de todas esas rocas que se ponen en su camino para impedirles muchas veces avanzar, o que los dejan avanzar pero con gran dificultad. En el camino hacia cualquier meta significativa nos encontraremos inevitablemente con obstáculos. Al reconocer el desafío, lo que obtendremos al final es poder valorar más cabalmente aquello que buscamos alcanzar. Esto nos ayudará también a confrontar las dificultades más directamente y a remover los obstáculos que se presenten. Por supuesto, no es nada fácil, pero tampoco es imposible cambiar de actitud, empezar a pensar más positivo y tener confianza: dar un paso a la vez y vencer el miedo.

• Hagan una lista de al menos tres cosas frustrantes de sus vidas como solteros y tres de su vida como matrimonio. Luego anoten de qué forma sus circunstancias difíciles pueden convertirse en desafíos que comparten y enfrentan juntos. Deténganse a pensar qué elementos han faltado en esos momentos difíciles y cómo pueden apoyarse y animarse el uno al otro para avanzar.

• Sueñen, sueñen y sueñen juntos. Vuelvan a su lista de sueños que escribieron en el segundo punto. Después elijan los tres sueños más importantes que se complementan o comparten, y escríbanlos en orden de importancia para ambos. Luego escriban tres pasos que necesitarán realizar cada uno (enfóquense en sus fortalezas) y en el orden en que tendrán que llevarlos a cabo en un lapso que determinen juntos.

• Busquen a un amigo o mentor que les conozca bien y que tenga buen juicio. Compártanle sus sueños, los pasos que seguirán y pregúntenle si son realistas. Si no, hagan los ajustes necesarios. Escuchen los buenos consejos, considérenlos y propónganse tomarlos en cuenta a la hora de actuar.

• ¡Comiencen ya! Pongan manos a la obra. Fijen metas a corto, mediano y largo plazo. Escríbanlas en un calendario y póngalo en un lugar visible para los dos. Revisen cada semana o mes sus avances en los pasos que se propusieron. Si no los están cumpliendo, analicen qué les está limitando y hagan los cambios que se requieran. Recuerden que es un trabajo en equipo, no una competencia. Después sigan trabajando juntos. Si uno se desanima, el otro debe animarle a continuar. Pronto comenzarán a ver buenos resultados.

¿Te atreves a soñar con tu pareja? Anímate, será una impresionante aventura que, desde ahora, compartirán y construirán juntos.

 

Fuente: Artículo publicado en Tiempo en Familia por Arelly Vela Catzín.

Arelly Vela es maestra en Ciencias Químicas, graduada en la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán. Es madre de dos niñas y consejera matrimonial.

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Amistad y fraternidad anhelo común de la humanidad

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Muchos recordamos el célebre poema del escritor alemán, Federico Schiller (1759-1805), en quien se inspiró el genio musical Ludwing Van Beethoven para componer la cuarta parte coral de su Novena Sinfonía, “El Himno a la Alegría”.

El trasfondo es el vehemente sueño del poeta y también del impetuoso músico, para que no haya más guerras ni odios ni venganzas ni rencores ni discordias, sino que llegue una nueva etapa de madurez y civilización en que la humanidad viva como una familia unida, como hermanos en concordia, tranquilidad y paz.

Según el diccionario, ‘fraternidad’ es ‘la unión entre los hermanos o entre los miembros de una sociedad, y es la más noble de las obligaciones sociales’.

Hay diferencia entre fraternidad, compañerismo y camaradería, y entre el colega de profesión, el compañero de escuela y la verdadera amistad.

¿Cómo pasar de la simple convivencia a la verdadera amistad?

Los seres humanos tienen un perfil biográfico, determinados gustos y aficiones, sentimientos y afectos nobles, una familia concreta y determinados hobbies. La amistad se da cuando además del simple trato, existen puntos de interés en común.

Y los padres juegan un rol importante para que sus hijos cultiven amistades, teniendo la iniciativa e invitándolos a la casa para conocerlos; de ese modo se van desarrollando lazos de amistad no solo entre los hijos, sino también entre sus papás.

Los amigos comparten ideales y metas en común, y eso lleva a estrechar  lazos de unidad.

Tengo un buen amigo, escritor prolífico, al que de joven le gustaba mucho una melodía del cantante y compositor brasileño Roberto Carlos, cuya letra decía: “Quisiera tener un millón de amigos / y así más fuerte poder cantar”.

Cuando le pregunté si el tener tantos amigos no iba contra la selección de los mismos, él contestaba con seguridad: “Se trata de estar abiertos a hacer verdaderas amistades, no solo en la juventud, sino a lo largo de toda la vida”.

Y siempre he pensado que es una gran verdad porque con el paso del tiempo, una persona se puede anquilosar y caer en la famosa resistencia al cambio: algunos no quieren salir de su estrecho círculo de familiares; otros, se conforman con tener pocos amigos, y hay quienes se esfuerzan por cultivar siempre nuevas amistades porque están convencidos de que cada amigo es un gran tesoro que enriquece la propia personalidad.

Me comentaba un profesor que para él constituía un verdadero deleite el conocer y tratar cada año escolar, no solo a sus nuevos alumnos, sino también a los padres, y dar continuidad a ese trato. Y es un profesor verdaderamente apreciado porque sabe escuchar, comprender, corregir, y dar consejos oportunos y acertados.

Existe una exitosa canción popular titulada “Amigos para siempre”. Es quizás el anhelo que tiene toda persona de cultivar amistades que duren toda la vida, porque son felicidad, compañía y ayuda.

La amistad produce una paz profunda y un real enriquecimiento con la personalidad de los demás. El ambiente de confianza que se crea en la amistad permite hablar y ser escuchado; desaparece el temor aunque haya exigencia mutua.

“En mis amigos están mis riquezas”.

–Shakespeare–

 

Y en la antigüedad clásica, Aristóteles trató magistralmente el tema en la Ética a Nícómaco. El núcleo de su pensamiento es que la amistad es la asociación de dos o más para alcanzar la felicidad. “Es preciso compartir la existencia del amigo, cosa que se logra por la convivencia, conversando y compenetrando entre sí los pensamientos”.

La unión a la que tiende la amistad lleva a la consideración del otro como otro yo.

Para Aristóteles la amistad estaba marcada por el fin a que se dirige. No basta con la semejanza o la compenetración para que la amistad sea buena; tiene que buscar fines buenos, solo así es verdadera y crece, como emulación en la virtud. El modo óptimo de alcanzar la felicidad es la amistad.

Por su lado, Cicerón dijo que el amigo es ‘otro yo’ y ‘la mitad de nuestro ser’. Sólo se alcanza la amistad cuando hay virtud, como la sinceridad, constancia y amor a la verdad. Y sólo se alcanza la felicidad cuando se cuenta con una verdadera amistad.

 

Fuente: yoinfluyo.com

Blog: www.raulespinozamx.blogspot.com

Mi mamá no tiene novio

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De visita en casa de mis tíos, me divierte ver a mi prima grande prepararse cuando espera a su novio. Toda contenta se peina, se perfuma y pinta los labios, se viste muy guapa y corre de un lado a otro de la casa, arreglando todo con detalle para que su “mi amor” no encuentre defecto alguno en el entorno.

Entonces llega el novio oliendo a mucha loción y cuando se miran… ¡uf!, parece que flotan corazoncitos en el aire. Se abrazan con ternura y ella le ofrece algo de tomar junto con las galletas que le horneó durante la tarde. Él celebra todo lo que ella ha preparado con esmero. Luego se sientan a platicar de tontería y media por horas, después de lograr que los niños desaparezcamos de la sala. Se escuchan el uno al otro sin perder detalle ni soltar sus manos, hasta que al susodicho no le queda más remedio que despedirse cuando mi tío empieza a rondar con la almohada bajo el brazo.

Al día siguiente le pregunto a mi mamá quién es su novio y me dice muy sonriente que su novio es mi papá. “No mami, en serio…”, pero ella insiste. Si yo ya no me chupo el dedo. ¿Cómo va a ser mi papá su novio? En primer lugar, él nunca llega con un ramo de flores ni chocolates; sí le da un regalo a mamá en su cumpleaños y Navidad, pero nunca he visto que el novio de mi prima se presente con una licuadora o dinero para que se compre algo. Además, mamá no pone cara de Blanca Nieves cuando llega papá del trabajo, ni él sonríe como príncipe azul cuando la mira. Mamá no corre a arreglarse el peinado ni a pintarse los labios cuando suena el timbre de la entrada, y apenas voltea a verlo para decir “hola” porque está revisando nuestras tareas.

El saludo de papá, en vez de “Hola mi vida”, es “Hola, ¡qué día!”; y de inmediato se pone en las peores fachas para estar cómodo. En lugar de: “¿Qué se te antoja cenar?”, mi mamá le pregunta temerosa “Qué, ¿quieres cenar?”. Y cuando creo que mi papá le va a decir: “Qué bonita te ves hoy”, le pregunta “¿No viste dónde quedó el control?”. Los novios se dicen cosas románticas como “¡Cuánto te amo!”, en vez de “¿Fuiste al banco?”.

Mi prima y su novio no pueden dejar de mirarse. Cuando mamá pasa delante de papá, él inclina la cabeza para no perder detalle… de lo que hay en la tele. A veces, papá le da un abrazo sorpresa a mamá, pero ella tiene que zafarse porque siempre está a las carreras. Además, mis papás solo se dan la mano cuando en Misa el padre dice “Dense fraternalmente la paz”.

Yo creo que ella me dice que son novios para que no me entere de que cortaron cuando se casaron. La verdad es que mi mamá no tiene novio y mi papá no tiene novia.

¡Qué aburrido!, solo son esposos…

Febrero es la época ideal para volver a publicar este artículo que escribí para la revista Mira No. 16 (octubre de 2001), y que luego fue reproducido en otros medios.

 

Amor perfecto

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Todos estamos en búsqueda del amor perfecto. Pero aun cuando creemos haberlo encontrado, descubrimos más temprano que tarde que no lo es tanto. ¿Acaso existe o es solo una ilusión? Mira lo que opina la autora Lizi Rodríguez en su artículo “¿Existe el amor perfecto?, ¿tú qué opinas?”, publicado en Retos Femeninos:

A los seres humanos nos cuesta trabajo estar satisfechos con lo que tenemos y vivimos pensando que siempre puede haber algo mejor, especialmente en temas de la pareja y del amor.

A través de los años se nos ha enseñado que la pareja perfecta es aquella que mágicamente hace que desaparezcan nuestros miedos, inseguridades, penas y soledad; así, nos empeñamos en buscar al valiente y apuesto príncipe o a la hermosa y virtuosa princesa que convierta en realidad estas fantasías.

Según tales mitos, la pareja perfecta nos tiene que dar incondicionalmente afecto y anticiparse a satisfacer cada uno de nuestros deseos y necesidades; tiene que ser paciente y tolerante ante nuestros defectos de carácter, además de poseer como único objetivo de la vida el hacerse cargo de nuestro bienestar.

Tratar de establecer una relación de pareja apoyándose en estos supuestos, da como resultado dos personas infelices luchando por recibir, pensando que sus necesidades personales son más importantes que las del otro.

El amor verdadero es todo, excepto un éxtasis divino. Requiere de esfuerzo, paciencia, deseo de logro y mucha tolerancia a la frustración. Vivir creyendo en todas las fantasías románticas acerca de la vida en pareja y el matrimonio, solo nos lleva a experimentar desilusiones y una sensación de fracaso.

El amor se basa en una lógica muy sencilla: nos acercamos a aquello que nos provoca placer y nos alejamos de aquello que nos provoca dolor. La base para una buena relación es dar. En la medida en que uno reconoce que las necesidades del otro son, por lo menos, igual de importantes que las propias, se empieza a gestar el verdadero amor.

No debemos preguntarnos qué puede hacer nuestra pareja por nosotros, sino tomar responsabilidad y decidir qué podemos hacer nosotros para enriquecer su vida. Cuanto más tiempo y dedicación le invertimos a algo o alguien que nos interesa, aumenta su valor ante nuestros ojos. Sin embargo, la gran mayoría adoptamos una postura pasiva frente al amor. Para que una relación funcione, tenemos que elegir primero a quien amar y actuar de tal manera que genere respuestas amorosas que hagan que ese sentimiento perdure.

Cuando dos personas se conocen y entran en la fase de cortejo, su objetivo principal es conquistarse. Para ello se muestran complacientes y generosos uno con el otro. En la medida que pasa el tiempo y la relación se institucionaliza, la atención frecuentemente se desplaza hacia otras actividades: el trabajo, los hijos, los amigos… convirtiendo en un verdadero reto mantener vivo el amor. Cuanto más tiempo pasa, más riesgo existe de deslizarse hacia malos hábitos como olvidarnos de tratar a nuestro esposo o esposa como cuando era nuestro novio o novia y dejar de darle lo que en ese entonces lo (a) hacía feliz.

 

Tips para desarrollar la INTELIGENCIA AMOROSA

 

1.  Determina qué tipo de pareja te gusta. Haz una lista de cualidades que para ti son indispensables que tenga tu futuro amor.

2.  No te obsesiones con el compromiso, ese llegará cuando llegue un buen amor.

3.  Sé realista. Las personas muy dependientes empiezan una relación con euforia  y se crean expectativas irreales.

4.  El amor no es apego o sumisión. Trabaja en tu relación por un intercambio recíproco de afecto que incremente la autoestima de los dos.

5.  Evita relaciones invasivas.

 

Fuente: http://www.retosfemeninos.com

Revista Mira lamenta que cualquier contenido publicado en sus páginas haya podido ofender a persona o grupo alguno.

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La revista Mira lamenta que cualquier contenido publicado en sus páginas haya podido ofender a persona o grupo alguno, lo cual nunca ha sido el objetivo de la publicación.

Siempre se ha buscado respetar la opinión de los lectores y del público en general, tanto como la de los autores; sin embargo, estamos conscientes de no es posible agradar siempre a todos y admitimos que es posible cometer errores al no lograr transmitir adecuadamente las ideas.

Si en esta u otra ocasión cualquier grupo o persona se ha sentido atacado u ofendido, lo lamentamos profundamente.

Respetamos los derechos de todas las personas y es una pena que se haya malentendido la intención de un artículo publicado tiempo atrás. Estamos en contra de la discriminación por cualquier tema o causa.

En el uso de la libertad de expresión que por fortuna existe en nuestro país y que aplica a todos por igual, agradecemos todas las opiniones vertidas con respecto al artículo en cuestión y a la molestia generada y expresada a través de las redes sociales.

Y agradecemos sinceramente cualquier crítica que ayude a mejorar la publicación.

Asimismo, es importante señalar que los contenidos publicados en la revista Mira reflejan la opinión de los autores, son publicados por el equipo editorial de este medio en el afán de dar voz a las diversas opiniones, y no necesariamente reflejan la posición del Colegio Miraflores con respecto a este u otro tema.

Reiteramos el profundo respeto de nuestro equipo editorial por todas las personas más allá de su origen, condición, orientación o manera de pensar.

Agradecemos cada una de sus opiniones, tanto las favorables como las que no lo son, y tengan la seguridad de que todas son tomadas en cuenta.

Atentamente,

Elena Goicoechea C.

Miradas cruzadas

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Hace tres años acepté una invitación única: acompañar a María Ruiz Miguel a un campamento para ciegos y débiles visuales en Napa Valley, Ca. Fue así como comencé a adentrarme en su mundo; un mundo marcado por la rubeola contraída por su madre durante el embarazo, que le ocasionó una serie de discapacidades motoras, debilidad visual y problemas auditivos.

El primer paso para inmiscuirme en su profundo universo fue hacerle una pregunta: “¿Qué ves de mí?”. Ella respondió serena: “Puedo ver que estás vestida de rojo, tienes el pelo largo y oscuro, pero no puedo ver tu cara ni tus gestos. A veces esto hace que yo no sepa si la gente está enojada conmigo, porque no puedo leer su rostro.” Escucharla es un privilegio porque es una persona sensible, inteligente, creativa, curiosa  y sumamente divertida.

María es una guerrera que pelea en varios campos de batalla: El primero es su cuerpo, que encierra  las discapacidades con las que lucha día con día. El segundo, un mundo que no ha evolucionado lo suficiente como para ser incluyente; que a través de sus sistemas sociales e ideológicos y su estructura misma, discrimina y margina a las personas con alguna discapacidad. Por último, María demuestra su valor y su poder al subir al escenario para ser la voz de todos aquellos que no tienen la posibilidad de expresar el dolor y la injusticia que viven en un mundo intolerante; desde su silla de ruedas mueve al público con su testimonio.

Tuvimos que pasar por aviones, escalas y carreteras para llegar a Enchanted Hills Camp.  El campamento contaba con alrededor de 60 participantes (campers) y 20 consejeros (counselors). Me pusieron a cargo de una cabaña para personas con necesidades especiales en la que además de María, –por estar en silla de ruedas–,  se hospedaban tres niñas con retraso mental.

Entre los campers existían diversos grados de discapacidad visual. Me sorprendía conocer a alguien y días después descubrir que era ciego. Entonces le pregunté a una enfermera que me ayudaba en la cabaña con el cuidado de las niñas: “¿Cómo sé quién es ciego?”. Ella me respondió: “Maite, aquí todo el mundo es ciego”. Sentí escalofríos en la piel.

Los primeros días tomé muy en serio mi rol de cuidadora y les hacía todo a las niñas: limpiaba la mesa, les traía de comer… Ingenuamente pensaba que hacía bien mi trabajo hasta que mi jefa me llamó la atención: “Maite ¿qué estás haciendo? No tienes que ayudarlas tanto, ellas pueden solas. El objetivo de este campamento es que empiecen a construir su independencia”. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que llevo dentro los prejuicios que tanto critico. Mi sobreprotección escondía una imagen desvalorizada de las niñas, según la cual yo pensaba que no podían hacer las cosas igual de bien que yo. Aprendí a hacerme a un lado para observar sus  capacidades sin enfocarme en sus discapacidades.

Cuando hablaba con los ciegos los miraba a los ojos sabiendo que ellos no me veían a mí. ¿Qué nace cuando se cruza nuestra mirada con la de un ciego?  Tal vez nos ven como sonidos y olores articulados que constituyen una presencia. Es en los vericuetos de este desencuentro donde se construyen los encuentros.

Esta experiencia fue fascinante porque me permitió contemplar la forma como se desenvuelven los ciegos en determinados escenarios. En cuanto a la imagen corporal, me sorprendió analizar cómo se relaciona una persona con su cuerpo cuando carece de una imagen visual de sí misma, y la construye a través del rastro que dejan los dedos en la piel. ¿Dónde queda el pudor cuando uno no puede percibir la mirada del otro ante la propia desnudez? Un ciego no puede descifrar las palabras que gritan los ojos cuando juzgan.

¿Cómo baila alguien que nunca ha visto bailar? Durante el baile de clausura se arreglaban para lucir una imagen que nadie veía,  podían pasar la noche entera buscando a su pareja y no encontrarla. Tal vez el baile de los ciegos es el más original porque no existe imitación, ni pose, ni intenciones… Solo existen cuerpos que se mueven libres y sin censura por el sonido que los rodea.  Viajan errantes por la pista, hasta que súbitamente se topan con otro cuerpo y se preguntan quiénes son. Si lo desean ambos, se toman de las manos y bailan un rato sin moverse de lugar para no perderse de su pareja hasta que se separan y siguen su camino, esperando que otra vez esta búsqueda accidental les lleve a otro cuerpo.

¿Cómo se explica un ciego la discriminación al color de piel si no entiende los colores?  Tal vez todos deberíamos de jugar a ser ciegos un día, dejar de mirar para no juzgar, conocer el mundo sin la pesadumbre de la opinión y la influencia de otros, dejar de estar a la altura de las imágenes que nos proyecta la sociedad. Tal vez así, inmersos en esa ceguera temporal, podamos ver mucho más allá.

Los ciegos fueron grandes maestros para mí. Podría hablar de muchas cosas que aprendí con ellos, pero la que más destacó es la singularidad que existe en cada persona. Antes de analizar a alguien en función de su discapacidad, es necesario anteponer su condición de persona; antes que nada es un ser humano y debemos relacionarnos desde esa postura común.

Maite Belausteguigoitia Ibarrola  es exalumna de la generación 2009 del Colegio Miraflores de México y estudia Psicología en la UIA.

PLURAL +

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La Alianza de las Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) y la Organización Internacional de Migración (IOM) invita nuevamente a los jóvenes del mundo entero a producir videos originales y creativos enfocados en temas de migración, diversidad e inclusión social.

Los jóvenes son un poderoso agente de cambio social en un mundo caracterizado por la división y la intolerancia. Esta importante plataforma les brinda la oportunidad de usar sus ideas y su voz para promover la integración de los migrantes, la inclusión social, así como el respeto a los derechos humanos, tanto a nivel local como global. De esta forma, los jóvenes no solo ayudan a identificar los problemas y conflictos, sino también a promover una atmósfera de mutuo respeto y apreciación.

Este año, PLURAL+ recibió un número récord de 254 videos producidos por jóvenes de 71 países. Un prestigiado jurado internacional seleccionó a los tres mejores videos de cada categoría (9-12, 13-17, y 18-25); los representantes de los videos ganadores fueron invitados a la ciudad de Nueva York, con todo pagado, a presentar su trabajo en la ceremonia de premiación que tuvo lugar en PLURAL+ 2013 en el Paley Center for Media, el pasado 5 de diciembre. Además, recibieron premios en efectivo por parte de instituciones asociadas a este proyecto, equipo videográfico y oportunidades profesionales.

Participa en la siguiente edición de PLURAL+ 2014. Mira las bases, las fechas, los videos ganadores de anteriores entregas, y hasta consejos para producir tu video en:

http://pluralplus.unaoc.org/

Los videos deben estar grabados o subtitulados en inglés y tener una duración máxima de 5 minutos. Pueden ser de cualquier tipo, estilo y género: animación, documental, ficción, video musical, comedia, etc. Participar no tiene ningún costo.

 

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