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Mitos, arrugas  y goles

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¿Me creerías si te digo que puedes disminuir tus arrugas mientras platicas en la siguiente comida familiar o aumentar tu memoria cuando te preparas para gritar ¡GOOOOOOOOL!?

La aceituna es el fruto del olivo. Su nombre en latín, ´oliva´, fue desplazado en ciertas regiones de España por el arameo zaytuna, que los árabes pronunciaban como az-zaytüna.

Las aceitunas son ricas en hierro, vitamina E y cobre, y son una excelente fuente de fibra. Algunas personas evitan su consumo porque creen que son muy altas en grasa, pero hay que considerar que éstas son grasas monoinsaturadas saludables que aumentan el colesterol bueno.

Por si fuera poco, ingerir diez aceitunas antes de cada comida reduce el apetito un 22%, según estudios realizados en Italia, ya que su digestión es lenta y estimulan una hormona que envía señales de saciedad al cerebro. Además, estos ácidos estimulan la producción de un químico que quema grasa un rato después de su ingesta.

Si tú quieres perder peso y tus hijos están en exámenes, las aceitunas son la botana perfecta, pues contienen químicos naturales que estimulan la memoria y transforman la grasa en energía, al tiempo que aumentan la hemoglobina en la sangre.

¿Sabías que las aceitunas de mesa reúnen los cuatro sabores básicos que detecta el paladar: ácido, amargo, dulce y salado?

No me extraña nada que los griegos relataran un mito sobre el origen de un árbol cuyos frutos son versátiles y buenos para la salud. Cuentan que Poseidón y Atenea buscaban ser el patrón de cierta ciudad griega. Para resolver el asunto, los otros dioses del Olimpo les dijeron que dieran a los habitantes de la ciudad un regalo. Poseidón golpeó con su tridente el suelo, del cual surgió un caballo, mientras que Atenea hizo brotar a las puertas de la Acrópolis un árbol cuyos frutos serían buenos para comer y del cual se obtendría un líquido extraordinario como alimento de los hombres, para aliviar sus heridas y con la capacidad de iluminar la noche. Como tal vez ya lo imaginabas, los dioses determinaron el triunfo de Atenea, con lo que le otorgaron el patrocinio de la ciudad, que desde entonces es conocida como Atenas y hasta el día de hoy tiene un olivo frente a la Acrópoils.

Si eres de los que empezaron a leer por lo que dije de las arrugas, te interesará saber que el ácido oléico y la vitamina E de las aceitunas, mantienen la piel suave y saludable mejorando la apariencia de las arrugas en un 20%.

Así que la próxima vez que sientas tu piel un poco deshidratada o te falte energía, ahórrate el costoso facial y dale a tu cuerpo un break de la cafeína, acompañando tu día con unas  ricas aceitunas.

¡Fuera de lugar!

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Por Elena Goicoechea

Que alguien les explique a los chicos de Walmart que el pan de muerto se come el Día de Muertos…

Mi marido llegó con uno de estos panes tradicionales ¡una noche de julio! Hasta me asusté y pensé: ¿pues en qué fecha estamos?, ¿acaso tuve amnesia? Hace unos años comenzaron a meterlo en sus panaderías desde septiembre, ¡pero estamos en julio! (y algo me dice que ese pan es para el Día de Muertos de 2024…).

Chicos de Walmart: si yo les toco el timbre en primavera y les grito “trick or treat” vestida de ‘la Llorona’, ¿a poco no les provocaría un infarto?

A este paso, van a vender los pinos de Navidad en enero. Aunque en parte estaría bien dejarlos puestos todo el año, ya que da pereza tanto ponerlos como quitarlos, pero imaginen a sus hijos berreando diario a las cinco de la mañana porque no les trajo nada Santa Claus.

Preguntándome las razones que llevan a esta trasnacional –y a otras cadenas de autoservicio que viven copiándole a aquella todo– a vender con tal antelación el pan de muerto, llegué a la conclusión de que no es por desconocimiento de nuestros usos y costumbres –no seamos malpensados–, sino que se trata de una razón de ‘peso’: aunque el pan de muerto está hecho con lo mismo que una concha, o sea que tienen el mismo costo de producción, la concha se vende a la mitad de precio.

¿Por qué lo compramos entonces? Tal vez nuestro subconsciente todavía «se traga» que se trata de mercancía de temporada, por lo que sentimos el impulso de comprarla como si no hubiera un mañana, sin mediar reflexión. Ni las calorías nos detienen: podemos privarnos de un postre que sabemos que siempre estará ahí para nosotros, pero nunca de un turrón navideño, una rosca de reyes o un pan de muerto. Sería como decirle que no a George Clooney si te invitara al cine porque ya viste esa película… Estos chicos son expertos en mercadotecnia, ni duda cabe.

Pero yo odio que me anden adelantando la vida. Ver pan de muerto en pleno verano me provoca la misma sensación que escuchar “Jingle bells” en Halloween o que ver a López Obrador en campaña tres años antes de las elecciones… por tercera vez… y otra vez a mitad de su sexenio ¡una vez que ya ganó!

Simplemente, ¡está fuera de lugar! Bueno, George Clooney nunca lo estaría.

8 necesidades de un adolescente

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Si quieres encaminar a tu hijo a tener una vida buena, no debe faltarle ni una sola de las siguientes cosas. No es un «escoge tres de estas», sino un «si falta algo, el éxito será obra de la casualidad».

1. Guía

Tu hijo necesita mucha orientación. Nos gusta creer que saben lo que quieren en la vida y cómo conseguirlo. Te tengo noticias espeluznantes: ni saben lo que quieren y mucho menos cómo lograrlo. Pero no necesitan sermones ni reprimendas, sino guía. Aunque te cueste creerlo, los adolescentes adoran los instructivos, los manuales y los desafíos; busca junto a ellos la orientación que vayan necesitando a cada momento de su vida. Ayúdalos a encontrar el norte en lo sentimental, lo moral, lo académico, lo vocacional, etcétera. Ellos irán descubriendo lo que quieren de la vida y lo que tienen que hacer para alcanzarlo. Además, (si lo guías con prudencia) te verán como un aliado y no como un estorbo.

2. Paciencia y disciplina

¿Has notado cómo tu hijo se ha vuelto impaciente contigo? ¿Notas que es un poco más proclive a enojarse con los demás? Te doy otra noticia espeluznante: la paciencia que más necesita es consigo mismo. Esa paciencia es el núcleo de la persistencia constante y consistente, lo cual no es otra cosa que la disciplina. Ayúdalo a ser paciente consigo mismo y con su entorno.

3. Límites

Si crees que tu hijo es ya un maduro y responsable hombre (o mujer) hecho y derecho porque te carga las maletas, sale a pagar las cuentas, recoge a su hermano pequeño y aprendió a cocinar, has caído en el error más egoísta y autocomplaciente de todos, y ese yerro pone a tu hijo en un serio peligro. Él necesita saber que es completamente libre para actuar, siempre que esté dentro de lo demarcado por la cerca de seguridad de las reglas. Debe respetar horarios de salida y llegada, topes de gastos, guardar respeto y deferencia hacia los demás y saber que siempre habrá alguien ante quien deba rendir cuentas.

4. Frustración

Creer que los mejores padres son aquellos que logran la hazaña de evitar que su hijo se enfrente a la adversidad, el rechazo, la pérdida y el dolor, es un error. Tu hijo necesita valorar el aprendizaje que se obtiene cuando una tarea en que puso todo su empeño recibió una nota baja, así como el dolor de un rechazo amoroso, un proyecto malogrado e incluso un castigo. No digo que le obstaculices la vida, sino que muchas veces la mejor manera de ayudarlo será quedándote a un lado sin hacer nada, solo mirando y haciéndole saber que estás al tanto y que conoces sus sentimientos. Promesa: se hará un hombre sabio o una mujer infinitamente libre y sabia.

5. Logros

Por cada cien intentos fallidos debe haber un logro alcanzado. Los jóvenes son intensos en sus intereses. No destruyas sus intenciones. Guíalo. Ayúdalo a ponerse metas pequeñas primero, para que pueda saborear las mieles de esos triunfos, que vayan creciendo en dificultad. Esto lo ayudará a desarrollar la paciencia y la disciplina de la que hablamos arriba, y lo hará un ser más agradecido con la vida.

6. Decisión y responsabilidad

Es cierto: llevamos más tiempo en el mundo que nuestros hijos. Aun así, no podemos ayudarlos a ser responsables si todas las decisiones importantes de su vida las tomamos nosotros. Esto incluye la elección en torno a la carrera que estudiará y los novios que tendrá. Quizás los amigos con los que se junta no te parecen los más indicados, pero enséñale que todas las cosas que haga con o sin ellos, serán su decisión por completo y que deberá ser responsable de todo lo que haga. A veces, las consecuencias serán muy dolorosas, incluso podrían cambiar toda su vida, pero también habrá ocasiones en que te sorprenderá ver cuán responsable es, y le estarás dando a tu sociedad un ciudadano muy valioso.

7. Deberes y tareas

Nada mejor para desarrollar el sentido de la responsabilidad que el tener asignaciones fijas y cambiantes que cumplir. No hay nada más positivo para un adolescente que saber que si él falla en lo que se le ha encomendado, las cosas no marcharán bien. Desde el mantener su cuarto limpio o sacar la basura, hasta trabajar para ayudar en el gasto de la casa o cuidar a algún familiar enfermo, todo ello configurará en tu hijo un carácter lleno de amor y servicio.

8. Amor

Si tienes un hijo adolescente, debes duplicar tu porción de amor para él si quieres ayudarle a conseguir estas cosas. Si realmente lo amas y te despojas del hambre de reconocimiento hacia ti (lo cual no es importante, porque solo se trata de las apariencias), entonces sabrás que necesitas mucho amor para ayudar a tu hijo a realizarse y ser feliz.

Fuente: familias.com

Nadie daba nada por este chico

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Pero las palabras de su maestra le cambiaron la vida

Ted Stallard era sin duda “el peor” de los alumnos: sin interés por la escuela, descuidado, con la ropa siempre arrugada, siempre despeinado, uno de esos chicos del colegio de cara impasible, mirada inexpresiva, fría y distraída. Cuando la señorita Thompson le hablaba, Ted siempre respondía con monosílabos. Poco atractivo, sin motivación, actitud distante, no resultaba fácil quererlo.

Aunque su maestra decía que quería a todos los de la clase por igual, en su interior no era totalmente sincera. Cada vez que corregía los trabajos de Ted experimentaba cierto placer perverso poniendo una “tacha” al lado de las respuestas incorrectas. Pero un día decidió indagar un poco más. Buscó el expediente de Ted y leyó lo que otros maestros habían escrito sobre él. En el expediente estaba escrito: 1º grado: “Ted promete en su trabajo y su actitud, pero tiene una mala situación familiar”; 2º grado: “Ted podría dar más. La madre está muy enferma. Recibe poca ayuda de su casa”; 3º grado: “Ted es un buen chico pero demasiado serio. Aprende lentamente. Su madre murió el curso pasado”; 4º grado: “Ted es muy lento, pero se porta bien. Su padre muestra poco interés por él”.

La señorita Thompson se dio cuenta del problema y se avergonzó de sí misma. Se sintió peor cuando sus estudiantes le llevaron sus regalos de Navidad, envueltos en preciosos moños y papel brillante, excepto el de Ted. Su regalo estaba mal envuelto en papel grueso, de color marrón que obtuvo de una bolsa de alimentos y pegado con cinta adhesiva.

Sobre el papel simplemente estas palabras: “Para la Srta. Thompson, de Ted”. Ella se sorprendió de que le hubiera llevado un regalo. Cuando lo abrió, apareció una pulsera recargada de piedras falsas a la cual le faltaban la mitad de las cuentas, y una botella que era un cuarto lleno de perfume.

Los otros chicos empezaron a burlarse de los regalos de Ted, pero la señorita Thompson tuvo por lo menos suficiente sentido común como para hacer que se callaran de inmediato poniéndose la pulsera y echándose un poco de colonia en la muñeca. Levantó la mano para que los demás chicos olieran y dijo: “¡Huele muy bien!”

Al final del día, cuando terminó la clase, y los otros chicos se habían ido, Ted se acercó a la mesa y dijo: “Señorita Thopmson… Señorita, huele igual que mi madre… y la pulsera de ella le queda realmente muy linda también. Me alegra que le gustaran mis regalos”.

Al día siguiente, cuando los chicos llegaron al colegio, los recibió una maestra nueva. La señorita Thompson se había convertido en otra persona. Ya no era sólo una maestra, era una persona comprometida a la comunicación constructiva. Había pasado a ser una persona empeñada en querer a sus chicos y en hacer por ellos cosas que trascendieran su presencia. Ayudaba a todos sus alumnos, pero especialmente a los más lentos, y sobre todo a Ted Stallard. A finales del curso lectivo. Ted había mejorado notablemente. Estaba a la altura de la mayoría de sus compañeros y hasta aventajaba a algunos.

Durante mucho tiempo no supo nada de Ted. Un día recibió una nota que decía: “Querida Señorita Thompson: Quería que fuera la primera en saberlo: Voy a terminar segundo de la clase. Cariños, Ted Stallard”.

Cuatro años después, llegó otra nota: “Querida Señorita Thompson: Acaban de decir que soy el primer promedio de mi promoción. Quería que lo supiera antes que nadie. La universidad no fue fácil, pero me gustó. Cariños, Ted Stallard”.

Y cuatro años más tarde: “Querida Señorita Thompson: Ahora ya soy Teodoro Stallard, médico. ¿Qué le parece? Quería que usted fuese la primera en saber que me caso el mes que viene, el 27 para ser más exacto. Quiero que venga y se siente donde se habría sentado mi madre si viviera. Usted es mi única familia ahora. Papá murió el año pasado. Cariños, Ted Stallard”.

La señorita Thompson fue a la boda y se sentó donde se habría sentado la madre de Ted. Merecía sentarse allí porque sus palabras le había otorgado ese privilegio. Algo que Ted no olvidaría nunca.

Nuestras palabras son poderosas. Salomón dijo: “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.”

La Madre Teresa de Calcuta dijo: “Las palabras amables pueden ser breves y fáciles de pronunciar, pero sus resonancias son en verdad infinitas”.

De manera que esta semana, comprométete a darle vida a los demás con tus palabras, ya que éstas tienen un profundo impacto en aquellos que nos rodean.

Fuente: masdelavida.com

Pueblo Dolores Hidalgo Pueblo Mágico Guanajuato Pueblos magicos

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Un impulso libertario y de autonomía se percibe en Dolores Hidalgo, Pueblo Mágico del estado de Guanajuato. En pleno centro de esta noble ciudad, la imagen del prócer nacional, Miguel Hidalgo y Costilla, invita a los viajeros a conocer sus monumentos y calles, impertérritos testimonios de las gestas insurgentes. La hermosura y elegancia colonial de esta comunidad guanajuatense, se mezclan con la perspicacia de los lugareños, orgullosos de que su tierra atesore mucho de lo mejor de la mexicanidad.

Reconocida como el crisol de la Independencia, Dolores Hidalgo es una pintoresca y emblemática población de provincia. Ofrece varios monumentos de gran importancia histórica que merecen conocerse y disfrutarse a plenitud. Lo primero que resalta de Dolores Hidalgo es la valiosa arquitectura de su centro histórico y la cordialidad de sus habitantes. La agricultura y el comercio son actividades vitales para las condiciones económicas de esta ciudad guanajuatense. Todo lo anterior le ha hecho ganar con total justicia, a Dolores Hidalgo, el distintivo de Pueblo Mágico.

Qué visitar en Dolores Hidalgo Pueblo Mágico

Situada justo enfrente de la plaza principal, la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores está considerada como la construcción más visitada del lugar. Además, es una de las mejores muestras del barroco de la última parte del siglo XVIII. Lo que más se destaca de su portada es la concha que adorna el arco del umbral, así como también, las abundantes columnas estípites que sirven de marco a las representaciones religiosas de los nichos. El interior de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores se engalana con hermosos retablos, uno de los cuales toma como motivo a la Virgen de Guadalupe y el otro a San José. En uno de los campanarios de este edificio sacro se hallaba, hace dos siglos, la campana que llamó a las armas a los insurgentes, durante el alba del 16 de septiembre de 1810.

Por otro lado, en uno de los extremos de la mencionada plaza principal de Dolores Hidalgo, se única una elegante casona del siglo XVII, nombrada por la tradición como la Casa de Visitas. Sobresale su atractiva portada barroca, los arcos lobulados de su piso primero, y la cornisa que, desde el centro de esta fachada, se ornamenta con una cruz. Igual de interesante es el Museo Casa Hidalgo, ubicado en un inmueble donde habitó el célebre cura y el cual data del siglo XVII. En este recinto museístico se exhiben diversos documentos y pertenencias de aquel gran personaje de la Independencia de México. No hay que olvidar, con relación a los edificios más representativos de Dolores Hidalgo, la llamada Casa de Abasolo, en donde actualmente se encuentra la Presidencia Municipal. Es una construcción que fue comprada por el Ayuntamiento a principios del siglo XX y que tiene como adornos una arcada y sencillos balcones.

Información relevante acerca de Dolores Hidalgo Pueblo Mágico

Los platillos más ricos y tradicionales de Dolores Hidalgo son los chiles rellenos y el mole. Pero lo que le ha ganado más celebridad, desde un enfoque gastronómico, son las nieves y los helados. En cuanto a estos últimos, destaca el exotismo de los elaborados con cerveza, nopal, tequila, aguacate, camarón, así como también, los elaborados con queso y el mantecado. Para finalizar, luego de tantos sabrosos platillos y golosinas, nada mejor que unos buenos tragos de tequila.

Actividades a realizar en Dolores Hidalgo Pueblo Mágico

En las inmediaciones de Dolores Hidalgo existen varios lugares atractivos, como por ejemplo, la Hacienda de la Erre, una de las más añejas del país y que, en cierto momento histórico, sirvió como base de operaciones del movimiento insurgente. Otra sugerencia es explorar San Miguel de Allende, de lo más hermoso que tiene el estado de Guanajuato. Esta ciudad fue fundada en 1542 por el fraile Juan de San Miguel, en un área poblada principalmente por indígenas purépechas.

Más información en: http://guanajuato.dir.mx/

El grito de Independencia

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A principios del siglo XIX, en la Nueva España existía un descontento contra España, surgido de la opresión que la monarquía ejercía en todos los ámbitos de la vida de la Colonia, la discriminación de los peninsulares sobre los criollos, el sistema de castas existente, así como su política mercantilista, que restringía seriamente el comercio, limitando el desarrollo económico del Virreinato.

 

Después de la usurpación de la monarquía española por José Bonaparte, empezó a abrirse un clima apropiado para iniciar las independencias hispanoamericanas. José I representó dentro de la tradición monárquica peninsular a un rey intruso e ilegítimo. Por esta razón, la crisis provocada por la invasión de Napoleón en España fue la justificación que permitió a los americanos intentar su independencia, pero por el camino del rey, de la religión, de la tradición democrática española y del orden. Éste era, sin duda, el único camino para buscarla.

 

El movimiento de independencia comenzó el 2 de octubre en San Juan de los Lagos, pero fueron descubiertos. Esa vez la suerte estaba echada, todo se precipitó, la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez alertó a Ignacio Pérez y a Aldama de que la conspiración había sido descubierta; avisaron a Allende, y en Dolores, fue don Miguel Hidalgo y Costilla quien en medio de su soledad decidió iniciar la lucha inmediatamente. Primero pusieron en libertad a los presos, aprehendieron a los españoles que se encontraban en la población y se dio el “Grito de Dolores”, hoy celebrado como el “Grito de la Independencia”. El nacimiento de una nación estaba ocurriendo.

 

Erróneamente se celebra el 15 de septiembre como el Día de la Independencia, y se reconoce la fecha como en la que dio inicio el movimiento armado por la soberanía de la nación. En la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810, el cura Hidalgo acudió al atrio de la iglesia de su parroquia en el pueblo de Dolores, seguido de un grupo simpatizante. Llamó a misa y exhortó a los feligreses a que se uniesen a él y le ayudasen a defender el reino porque querían entregarlo a los franceses. Aseguró que ya se había acabado la opresión y ya no habría más tributos, que a quienes se alistasen con caballos y armas les pagaría un peso diario, y a los de a pie, cuatro reales. […] Y con el grito ¡Mexicanos, viva México!, ¡”Viva la Virgen de Guadalupe”!, ¡Viva Fernando VII! y ¡Muera el mal gobierno!; Hidalgo incitó al pueblo a levantarse contra los españoles. Todo esto pasó desde las cuatro de la mañana del día diez y seis que llegó a Dolores, hasta las once de la misma mañana […]”.

 

Las metas de Hidalgo de ir contra el “mal gobierno” y acabar con el “pago del tributo” fueron bien recibidas por los indígenas, que en su mayoría se movían en un ambiente de necesidad, miseria, ignorancia y opresión. Resultaron muy razonables y a tono con el espíritu predominante en aquel momento, porque se suponía que servirían para quitarles el poder a los ‘gachupines’ que, según creían muchos, deseaban entregar el reino a los franceses. La revolución de Hidalgo ofreció como principal aliciente repartir más equitativamente la riqueza. Consideraba que el pueblo estaba obligado a contribuir con sus armas y caballos a la santa causa. La valentía de la insurgencia y la lucha por la libertad significaron para las masas la oportunidad de ganar riquezas o empleos que jamás habrían tenido en otras circunstancias.

 

Hidalgo necesitaba una bandera válida y atractiva para el pueblo indígena y mestizo, en el cual recaería el peso de la lucha. Por eso, se decidió en Atotonilco por la imagen de la Virgen de Guadalupe, desde entonces fuente de identidad nacional.  Ella: la protectora del indio Juan Diego, la madre de todo el mestizaje, con ella de su parte, ¿quién podría vencerlos? La imagen guadalupana, vinculada a la tierra, por tradición representaba una especie de patria sin definición. La guadalupana en las manos de un sacerdote, convertiría la causa en santa.

 

La guerra de independencia pudo terminar con el triunfo de los Insurgentes en noviembre de 1810: La mañana del 30 de octubre, ochenta mil insurgentes sin disciplina militar se enfrentaron a las fuerzas realistas en el Monte de las Cruces, en la zona que actualmente se conoce como La Marquesa, en el Estado de México.

 

La victoria fue total, los realistas se retiraron en desbandada y la Ciudad de México estaba indefensa. Sin embargo, Hidalgo se detuvo en Cuajimalpa y tras deliberar durante un par de días, optó por retroceder la mañana del 2 de noviembre. Existen dos versiones por las cuales Hidalgo no tomó la capital:

 

La primera es que, obsesionado por la masacre de la que fue víctima la población en Guanajuato tras ser capturada por el ejército insurgente – la cual le restó gran parte del apoyo de los mestizos y los criollos al movimiento-, Hidalgo tenía la certeza que no podría controlar el saqueo, el asesinato y la violación que se suscitarían en la capital una vez tomada por su tropa.

 

La segunda fue el deseo de que su opinión prevaleciera sobre la de Ignacio Allende, su principal estratega militar y a la vez su principal contrincante político dentro del movimiento, quien incluso amenazó con dimitir si no se tomaba la ciudad. La primera escisión dentro del movimiento se había producido. Menos de un año después, traicionados, ambos morirían ejecutados.

 

El carácter social y restaurador del movimiento de independencia se confirmó el 29 de noviembre de 1810, cuando Hidalgo publicó el decreto sobre la Abolición de la Esclavitud y el Pago de Tributos, poniendo especial énfasis en la reivindicación de los indios.

 

En su obra “El Laberinto de la Soledad”, Octavio Paz escribe: “La guerra se inicia como una protesta contra los abusos de la Metrópoli y la alta burocracia española, pero sobre todo, contra los grandes latifundistas nativos. No es la rebelión de la aristocracia local contra la Metrópoli, sino la del pueblo contra la primera. De ahí que los revolucionarios hayan concedido mayor importancia a determinadas reformas sociales que a la Independencia misma: Hidalgo decreta la abolición de la esclavitud; Morelos, el reparto de los latifundios. La guerra de Independencia fue una guerra de clases y no se comprendería bien su carácter si se ignora que, a diferencia de lo ocurrido en Suramérica, fue una revolución agraria en gestación. Por eso el Ejército (en el que servían “criollos” como Iturbide), la Iglesia y los grandes propietarios se aliaron a la Corona española. Esas fuerzas fueron las que derrotaron a Hidalgo, Morelos y Mina. Un poco más tarde, casi extinguido el movimiento insurgente, ocurre lo inesperado: en España, los liberales toman el poder, transforman la Monarquía absoluta en constitucional y amenazan los privilegios de la Iglesia y de la aristocracia. Se opera entonces un brusco cambio de frente; ante este nuevo peligro exterior, el alto clero, los grandes terratenientes, la burocracia y los militares criollos buscan la alianza con los restos de los insurgentes y consuman la Independencia”.

 

Después de once años de guerra, en 1821 la Nueva España dejó de serlo y se convirtió en México, de acuerdo con el Plan de Iguala que derivó en Los Tratados de Córdova, en los que el proyecto entre Iturbide y Guerrero establecía como primer punto ofrecer el trono de México al rey de España: Fernando VII, con lo que se pretendía regresar al dominio español. Ante la negativa y el rechazo de otro gobernante europeo que decidiera tomar el mando de la nación, no quedó otra posibilidad más que ser independientes. En palabras de María Luisa Aspe Armella: “la Independencia de México nace a la intemperie porque no era ni lo buscado ni lo querido”, diferente a la independencia proclamada en otros países.

 

El 16 de septiembre de 1810 se inició una nueva época para México, desde entonces ha tenido que librar duras batallas y derramar sangre, sudor y lágrimas para conservar su Identidad y su Independencia; el camino no ha sido fácil: dictaduras, malos gobiernos, líderes mesiánicos, traiciones, egoísmos, grandes corporaciones, imperios, potencias extranjeras.

 

Muchos en algún momento han conspirado contra México, que ha logrado prevalecer a través de su mayor riqueza: esos hombres y mujeres no hacen ruido ni buscan gloria; los que no se espantan de nada, que aguantan, pero no soportan; los trabajadores; los que ante la adversidad se ponen de pie y aprietan los dientes; los que no se vencen ante las crisis, los terremotos y los huracanes; los que laboran sus campos y construyen sus ciudades; los maestros que forman; los doctores que curan; los empresarios que crean empleos; los que creen en su nación e invierten en México; los que participan en el diálogo y en la crítica constructiva; los buenos funcionarios públicos; los estudiantes que se preparan con ahínco; los abuelos que cuidan a los nietos y aconsejan a los hijos; los mexicanos que creen en la verdad y la justicia.

 

Asimismo, esos héroes anónimos como los bomberos, los periodistas, los carteros y las enfermeras; los técnicos especializados que nos dan luz, agua y todos los servicios que nos son cotidianos; esas personas solidarias en los tiempos difíciles; aquellas que están con la sonrisa en los labios y ofrecen soluciones a los problemas que enfrentamos; esas parejas de enamorados que deciden construir aquí su hogar y formar una familia; los millones de niños que con asombro leen la historia de su nación y orgullosos acuden a rendir honores a la bandera; los que día a día dan todo por sus seres queridos y por su Patria; los que cada generación hacen la más excepcional de sus obras, convirtiendo su vida diaria en el más digno ejemplo; esos que siempre son más: los buenos mexicanos. ¡Viva México!

 

aegm.

 

 

Todos y Todas

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En tiempos como éstos, en los que hasta la lengua es rehén del interés político, es oportuno recordar que las reglas no son un mero artificio que deba modificarse a capricho. Conocer su razón de ser ayuda a no caer en la infructuosa tentación de pretender quedar bien con ‘todos y todas’.

El idioma español describe el género como una propiedad o cualidad, primordialmente de los sustantivos, por la que unos son masculinos y otros femeninos.  El tercer género que usamos, el neutro, no es para los sustantivos ni adjetivos, sino para los demostrativos, el artículo, el pronombre personal de tercera persona y algunos otros pronombres.

El habla y la escritura, a su vez, son servidoras, instrumentales, medios para alcanzar un fin: la comunicación, y también es acuerdo, uso social, lo que conlleva diferencias entre los pueblos a la hora de calificar lo bien o malsonante.

  • ¿Quién entabla la comunicación? Los comunicantes: emisor y receptor, con un código común, el mismo lenguaje.
  •  ¿Quiénes son los comunicantes? Los individuos, las personas en su calidad de tales, nunca una autoridad o cargo. Por ello, las respectivas Academias fijan el habla para entendernos mejor y de forma correcta, pero no promueven cambios en los comportamientos ni pueden obligar a ellos y, por eso, sus normas no son jurídicas.

Para la efectividad de la comunicación, de nada sirve ahondar en la noche de los tiempos indoeuropeos y luego griegos y latinos en busca del origen de la distinción de géneros. Para nosotros, ‘coche’ es masculino y ‘pimienta’ femenino, mientras que para los franceses es justo al revés. La historia ha decantado los géneros en las lenguas que los tienen y así han quedado.

Los niveles de discriminación que la mujer soporta en tantas sociedades no son efecto de ninguna gramática.

El uso generalizado de los masculinos para referirnos a personas de ambos sexos no es un lenguaje sexista, sino que está fijado y mantenido por el principio de economía. Cuando, por ejemplo, en español decimos ‘todos debemos ser más amables con los ancianos’, ¿a quién se le ocurre pensar que, de esa instrucción, quedan excluidas las mujeres?, ¿alguien necesita leer ‘todos y todas’, ‘ancianos y ancianas’, para entender lo que se ha querido decir?

El contexto –entendido como todas las características que rodean, conforman y complementan al texto– en el que se produce el acto comunicativo es una parte de éste, y no menor. Si el contexto es claro, no hay discriminación, y no la hay porque ninguna mujer la sentiría como tal.

Asociar el género masculino a algo superior es una memez mayúscula, que llevaría, por ejemplo, a pensar que los franceses tienen en baja consideración los vehículos privados a motor –femenino para ellos– y en alta estima la pimienta –masculino para ellos.

El desgaste y pérdida de energía que conlleva promocionar el uso simultáneo de los dos géneros en expresiones como ‘todos y todas’, ‘los alumnos y las alumnas’, “los mexicanos y las mexicanas”, etc., es de tal calibre que no sólo viola el principio de economía sino también el de ‘no estupidez’. En el habla normal, de la gente y correcto, hemos resuelto estas situaciones sin discriminar ni ofender a nadie.

De igual modo, el que haya sustantivos que no tienen género masculino (por el momento), no obedece al convencimiento de una inferioridad del hombre para determinadas actividades. Por eso, el varón puede ser turista, cronista, electricista, taxista, periodista o artista.

Para más muestras de la inocencia del lenguaje, hombres y mujeres pueden ser sastres, conserjes, estudiantes y, desde luego, pueden ser adjetivados como amables, jóvenes, valientes o cobardes. Vocablos todos ellos en los que la ‘e’ final del singular parece simbolizar la absoluta independencia del habla del común en relación con consideraciones sexistas.

Para evitar la ofensa y la discriminación por razón de sexo, hay que educar y legislar.

La especulación sobre el lenguaje puede ser entretenida, mas no eficaz para el fin perseguido aquí y ahora, amén de afear, en el caso del español, una de las lenguas más prolíficas y literarias del mundo.

Rafael Barba Vara es licenciado en Derecho y profesor, labor ejercida entre otros centros superiores, en la Universidad Alfonso X ‘el Sabio’ de Madrid.

CARTA DE AMOR: FOTOGRAFIA

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Musa:
Desconozco los motivos que te impulsaron a tomar tan drástica decisión, únicamente me dices que no te sientes contenta, que no puedes amar y que no estás acostumbrada a que te quieran.
Conforme a tu correo, pasé al departamento para recoger las cosas que dejaste y me topé con aquella foto en blanco y negro. Sí, la primera que te tomé apenas te conocí; en ella apareces seria, bella, solitaria y triste.

Sentada en la mesa de aquel restaurante que tanto te gustaba, con una jarra de clericot ya casi vacía y una copa a medio consumir. Destaca el color negro de tu pelo así como la blancura y finas facciones de tu cara. Al acercarla me enfrenté de nuevo con ese color, otra vez oscuro, pero ahora de tus ojos, que me cautivó desde un principio y que expresan una alegría contenida y cierta nostalgia. Tanto tu semblante como la soledad del vino delatan una vieja congoja.

Las cosas no son como solían ser, y probablemente nunca lo fueron. Hoy al fin me atrevo a decirte que no te conocí en aquella fiesta donde físicamente nos encontramos, antes ya te imaginaba; la primera vez siendo un niño, cuando acudí con mis compañeros de escuela a una muestra internacional de fotografía y ahí estabas tú plasmada en una imagen. Eras una niña de aproximadamente cinco años de edad que jugabas a las brujas en un jardín de alguna construcción virreinal, estabas rodeada de rosas multicolores, llevabas un vestido violeta. Brincabas estática y reías a carcajadas…

-Algún día la conoceré- pensé.

Te volví a imaginar en una fotografía no recuerdo dónde, cuando ya siendo una adolescente regresabas a casa con uniforme de colegiala, cargando tus libros y con la mirada altiva que presumen los que aún no han tropezado.

Te visualicé nuevamente iniciando tus experiencias mundanas, cuando estabas por cumplir veinte años, los cuales celebrabas bailando con el novio equívoco a bordo de un crucero extraviado entre la niebla. Era tu tercer novio. El primero pasó sin pena ni gloria, el segundo fue un atractivo violinista que te había seducido sin amor entre la muchedumbre en ayunas que esperaba para cantarle a su santidad el Papa. ¡Ja! Ahora se encuentra penando en algún lugar de Europa por tu desamor.

Así fui viéndote crecer, intuyendo que en algún lugar existías y que tarde o temprano te encontraría. Todo lo que tenía que hacer era esperar el momento y abrir bien los ojos mientras te hacías mujer entre los azares de tu destino errático; ya fuera tomándote una copa de oporto por el sur de la Ciudad, entre los vendedores de sueños y promotores de fantasías, asomada a una ventana sin porvenir, vestida de largo en una fiesta de empresarios poderosos, sumergida en una bañera llena de champaña, aprendiendo fotografía en Milán donde conociste a muchos hombres que no te amaron o cazando rinocerontes desinflables rosas en las selvas de Kilimanjaro. Mientras tanto yo siempre buscándote sin encontrarte, siempre lo mismo durante años y la niña envejecía sin merecerlo y yo sufriendo en soledad.

Y así continué perdiendo la noción del tiempo, porque la distinción entre pasado, presente y futuro es pura ilusión y siempre al final, yo imaginándote, soñándote, queriéndote tocar como el virtuoso músico toca a su amado instrumento. Y como si la vida fuese un tren, yo desde mi asiento, atento, vigilándote desde la ventanilla. Pero el tren lleva su velocidad y como la vida misma, mientras envejecemos más se apresura el tiempo, por lo que era inevitable perderte de vista.

Había momentos en que tu rostro se desvanecía con el ritmo del viento, pero el saberte en alguna parada me daba alivio.

Así fue hasta que por fin, en uno de los vagones iba la niña interminable de mis sueños convertida en una mujer divorciada, llena de cicatrices que probaban el haber vivido y muy diferente a como la había imaginado, no obstante me turbaste.

Pastoreabas el olvido con tu avasallante personalidad, sabiendo que cualquier tristeza imaginada es igual de dolorosa que la verdadera. Creyendo que el amor es una guerra, por lo que jamás te quitas la armadura. Quisiera entender el motivo que te impide ser feliz, ¿qué te impulsa a conspirar en tu contra musa mía?

¡Necesito salvarte! ¿Pero de quien o que? ¿Querrás?, ¿Sabrás que podemos escoger lo que sembramos, pero estamos obligados a recoger lo cosechado? ¡Esa eterna batalla entre lo que uno quisiera que fuera y lo que es! Desearía descubrir qué nutre tus miedos y destruirlos uno a uno para que comprendas que al final sólo somos polvo de estrellas en un diminuto punto azul del Universo y que estaremos vivos por una fracción de segundo en el tiempo real, en este mundo que llamamos vida ¿Por qué entonces no darle a la vida una oportunidad? Y sí, me lo has dicho, sé que encontrare a alguien más, pero no serás tú, ¡no será la niña de mi fotografía!

Es curioso como nos aferramos al pasado, mientras esperamos nuestro futuro. El destino no espera a nadie. Estoy muy cansado, iré a dormir, y soñaré que cuando despierte la garrafa de clericot de la foto estará llena, la copa a medio consumir, tu semblante sonriente y que estarás tú dormida abrazándome y yo en silencio velaré tu sueño.¡No te vayas! ¡Aquí estoy! ¡Regresa!….

La vida emocional de las mujeres:

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Signo de salud, no de enfermedad

Las mujeres somos volubles. Debido a nuestro diseño evolutivo, estamos hechas para ser sensibles a nuestro entorno, tener empatía con las necesidades de nuestros hijos e intuir las intenciones de nuestras parejas. Esto es esencial para nuestra supervivencia y la de nuestros descendientes. Algunas investigaciones sugieren que las mujeres tienen mayor capacidad para articular sentimientos que los hombres porque a medida que el cerebro femenino se desarrolla, se reserva más capacidad para el lenguaje, la memoria, la audición y la observación de emociones de los demás.

Estas observaciones se basan en la biología, y no intentan aludir a ningún tipo de ideología pro- o antifeminista, pero sí tienen consecuencias sociales. La emotividad de las mujeres es un signo de salud, no de enfermedad; es una fuente de poder. Estamos sometidas a una presión constante por contener nuestras vidas emocionales; nos han enseñado a disculparnos por nuestras lágrimas, a suprimir nuestro enojo y a temer que nos llamen histéricas.

La industria farmacéutica usa ese miedo y se dirige a las mujeres mediante un torrente de publicidad en los programas de entrevistas matutinos y en las revistas. El número de estadounidenses que toma medicamentos nunca había sido tan alto y en mi experiencia los siguen tomando por mucho más tiempo del requerido. La venta de antidepresivos y ansiolíticos se ha disparado durante las últimas dos décadas y en épocas recientes han sido superadas por un antipsicótico, Abilify, que ocupa el primer lugar de ventas de entre todos los medicamentos que se comercializan en Estados Unidos, no sólo los psiquiátricos.

Como psiquiatra con veinte años de experiencia, debo decir que esto es una locura.

Al menos una de cada cuatro mujeres en Estados Unidos toma un medicamento psiquiátrico hoy en día, en comparación con uno de cada siete hombres; y las mujeres son dos veces más proclives a que se les diagnostique depresión o trastorno de ansiedad que los hombres. Estos medicamentos han mejorado considerablemente la vida de muchas mujeres, pero hay otras que no los necesitan. La mayor prescripción de medicamentos psiquiátricos, que a menudo recetan médicos de otras especialidades, está creando una nueva norma, que alienta a más mujeres a recurrir al uso de químicos. La decisión de si una mujer necesita tomar estos medicamentos debería ser médica, no una respuesta a la presión de grupo o al consumismo.

La nueva norma de prescripción médica contradice la biología dinámica de las mujeres, cuya química cerebral y corporal está hecha para cambiar constantemente. Para explicarlo de manera simple, pensemos en la serotonina como el químico cerebral que nos dice que “todo está bien”; si hay demasiada serotonina, nada nos importa, pero si los niveles de serotonina son muy bajos todo se vuelve un problema que es necesario resolver.

En los días previos a la menstruación, cuando incrementa la sensibilidad emocional, las mujeres pueden sentirse más expuestas, irritables o insatisfechas. Yo les digo a mis pacientes que los pensamientos y sentimientos que perciben durante esta fase son genuinos y que tal vez es mejor reevaluar aquello con lo que tienen que lidiar en el resto del mes, cuando es más probable que sus niveles hormonales y de neurotransmisores estén programados para motivarlas a que se adapten a las demandas y necesidades de los demás.

Los antidepresivos más comunes, que también se usan como ansiolíticos, son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (I.S.R.S.), que mejoran la transmisión de serotonina. Estos inhibidores hacen que las cosas “estén bien”, pero no está bien ver todo bien. Un mayor nivel de serotonina puede hacer que una sea más tolerante y aquiete sus miedos, pero también ayuda a que se vuelva insensible, física y emocionalmente. Estos medicamentos a menudo hacen que las mujeres estén menos interesadas en el sexo. Los I.S.R.S. tienden más a suprimir los pensamientos negativos que a alentar los positivos. Si una está tomando un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, tal vez no ande por ahí brincando de alegría, pero sí sentirá que es más racional y menos emocional. Algunas personas que utilizan estos medicamentos han dicho percibir menos otros rasgos humanos como la empatía, la molestia, la tristeza, los sueños eróticos, la creatividad, el enojo, la capacidad de expresar los sentimientos, el duelo y la preocupación.

Por supuesto que hay situaciones en las que es necesario el uso de medicamentos psiquiátricos. El problema es que, mientras que hay demasiadas personas realmente enfermas que no están en tratamiento principalmente debido a factores socioeconómicos, las personas que no necesitan estos medicamentos están tratando de suprimir una reacción normal a un conjunto de factores estresantes que no es natural: vidas sin suficientes horas de descanso, sol, nutrientes, movimiento y contacto visual, que son elementales para los primates sociales como nosotros.

Si los niveles de serotonina de las mujeres se incrementan continuamente de manera artificial, éstas corren el riesgo de perder sensibilidad emocional con sus fluctuaciones naturales, al adoptar un equilibrio hormonal más masculino y estático. Esta insensibilización emocional alienta a las mujeres a asumir comportamientos que los hombres comúnmente aprueban: una apariencia invulnerable, por ejemplo, es una actitud que podría ayudar a las mujeres a escalar en negocios dominados por los hombres. Los estudios en primates muestran que los I.S.R.S. pueden aumentar comportamientos de dominio social y elevar el nivel de jerarquía de un animal.

¿Pero, a qué costo? Tuve una paciente que me llamó desde su oficina llorando para decirme que necesitaba aumentar su dosis de antidepresivos porque no podía permitir que la vieran llorando en el trabajo. Al descubrir el motivo de su molestia – su jefe la había humillado frente a sus subalternos – decidimos que lo que necesitaba era enfrentar a su jefe en una discusión calmada, en lugar de más medicamentos.

Una revisión de los historiales médicos muestra, de manera constante, que los doctores tienden a recetar medicamentos psiquiátricos a las mujeres más que a los hombres, en especial a las mujeres de 35 a 64 años. Para algunas mujeres de esas edades, los síntomas de la perimenopausia pueden ser muy parecidos a la depresión y es común sentir ganas de llorar. No sólo se llora de tristeza. Cuando estamos asustados o nos sentimos frustrados al presenciar una injusticia, cuando nos conmueve profundamente la aflicción humana, lloramos. Y algunas mujeres lloran más fácilmente que otras, aunque eso no quiere decir que seamos débiles o que estemos fuera de control. Cuando se consumen dosis elevadas de I.S.R.S. se dificulta llorar; este medicamento incluso puede aumentar la apatía y la indiferencia. El cambio surge del descontento y la apreciación de que algo está mal; sabemos que algo está bien únicamente porque lo sentimos. Por lo tanto, si estar medicado significa ser complaciente, no sirve.

Cuando una persona está consumiendo una mayor dosis de la necesaria, sus emociones se vuelven sintéticas. Si lo que buscamos es crecimiento personal, un matrimonio más satisfactorio y un mundo mucho más pacífico, lo que necesitamos es más empatía, compasión, receptividad, emotividad y vulnerabilidad, no menos.

Necesitamos dejar de etiquetar nuestra tristeza y ansiedad como síntomas incómodos y valorarlos como una parte saludable y flexible de nuestra biología