Inicio Blog Página 398

Rafael, Arcángel

0

Es el nombre propio de uno de los siete ángeles que están ante la presencia de Dios (Tob 12,15; Apc 21,9; 22,8). En hebreo Réja-el significa «Dios ha curado» o «medicina de Dios».

Rafael en la tradición bíblica.

En la historia de Tobías el oficio de Rafael aparece con toda su magnitud y sencillez. Da su nombre: «Yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete que asistimos delante del Señor» (Tob 12,15; cfr. Apc 1,4; 5,6; Le 1,11; 9,8; Apc 4,5; Act 10,3). Manifiesta que su presencia en casa de Tobías ha sido por voluntad del Señor (Tob 12,18). Declara su naturaleza espiritual: «parecía a la verdad que yo comía y bebía con vosotros, pero yo me sustento con un manjar invisible y una bebida que no puede ser vista de los hombres» (Tob 12,19; cfr. Mt 4,11; lo 4,13; 6,31; Sap 16,20). Indica su oficio propio: «El Señor me envió a curarte a ti, y a liberar del demonio a Sara, esposa de tu hijo» (Tob 6,14). Se aparece a Tobías cuando éste debe viajar hasta Regues de Media y no tenía quien le acompañase ni conocía el camino: «Fuese en busca de uno, y se encontró con Rafael, que era un ángel», que le manifiesta ser «Azarías, hijo de Ananías, grande entre tus hermanos» (Tob 5,12). Azarías significa «Dios socorre», y así es en efecto, Rafael acude en ayuda de Tobías; Ananías significa «Dios da gracia». Tobías baja a bañarse al río Tigris y sale un enorme pez a devorarlo (Tob 6,2), interviene Rafael y lo salva; entonces le ordena atrapar al pez, que luego comen, indicándole que le extraiga el corazón, el hígado y la hiel para utilizarlos como medicina. Le elige a Sara, mujer bella y discreta, por esposa, siendo única heredera (Tob 6,9 ss.). Un demonio llamado Asmodeo impedía que Sara consumase su matrimonio matando a los maridos la noche de bodas. Rafael aconseja a Ragüel que no niegue la mano de su hija a Tobías (Ragüel temía que el demonio lo matase como había matado a los siete maridos), pues «Saya ha sido elegida por Dios para esposa de Tobías» (Tob 7,12 ss.). Sobre la palabra del ángel, Tobías tomó el hígado y el corazón del pez y lo puso sobre las brasas de los perfumes la noche de bodas, venciendo así al demonio (Tob 8,2). La hiel sirvió para untar los ojos de quien tuviera cataratas, cosa que de regreso al hogar hace Tobías, curando así la ceguera de su padre (Tob 11,13; cfr. Mt 20,34; lo 9,5 ss.).

En la tradición y en la liturgia.

La tradición identifica a Rafael con el ángel que el Señor enviaba periódicamente a remover las aguas de la piscina de Betseda (casa de la misericordia; cfr. lo 5,2 ss.; en el himno litúrgico del arcángel Rafael se canta una fórmula que fue extraída de la tradición y que se refiere a este mismo hecho).

La invocación a Rafael se encuentra en algunos Padres de la Iglesia: S. Ambrosio (De fide 111,20: PL 16,618), S. Beda (cfr. DACL 1,2087), etc. En la iglesia copta, donde la angeología alcanzó un gran desarrollo, Rafael fue honrado desde la antigüedad.

En Occidente se encuentran diversos testimonios del culto tributado a los tres ángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, sobre todo en inscripciones funerarias, ya que se consideraba que Dios encomendaba a los ángeles la custodia de las tumbas de los fieles. En Venecia existe una iglesia dedicada a S. Rafael que data del siglo VII. El nombre de Rafael se encuentra también en las letanías de los santos y en las preces del Itinerarium clericorum. Las primeras celebraciones litúrgicas en honor de S. Rafael comienzan a aparecer en los Sacramentarios y Martirologios de finales del siglo X o inicios del Xl; a partir de esa época, se celebra la fiesta de San Rafael con fechas muy variadas (Venecia, 22 abril; España, 7 mayo; Francia 7 ó 15 julio; etc.).

A partir del siglo XV, su fiesta entra en muchos Propios diocesanos y en el apéndice pro aliquibús locis del Misal Romano. Benedicto XV la extendió a toda la Iglesia el 26 oct. 1921 (AAS 13, 1929, 543-44), fijando la fiesta el 24 de octubre. Después de la reforma litúrgica de 1969, se celebra el 29 de septiembre, junto con S. Miguel y S. Gabriel.

Rafael («medicina de Dios») es invocado en las enfermedades del alma y del cuerpo. Es el patrono de los farmacéuticos. Por haber sido guía de Tobías, es patrono en los viajes por tierra y mar. Ha sido también considerado protector de los jóvenes que dejan por primera vez su casa. Es patrono de la ciudad de Córdoba, donde se venera, entre otras imágenes del arcángel, una estatua dorada sobre una columna, obra del escultor francés IVI. Verdiguier (a. 1765).

Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/35192/rafael-arcngel.html

FESTIVAL DE CALAVERAS 2015

0

¿Cómo llegar?

El Festival de Calaveras es uno de los atractivos más importantes de Aguascalientes. Año tras año, a finales de octubre y principios de noviembre la ciudad se convierte en una pintoresca celebración a los difuntos. Este 2015 se llevará a cabo la vigésima primera edición de manera continua.

Este colorido Festival surge con el objetivo de rescatar y preservar las tradiciones del Día de Muertos y dentro de su marco festivo se rinde homenaje a uno de los artistas plásticos con reconocimiento a nivel mundial: José Guadalupe Posada. Ilustre grabador y dibujante nacido en Aguascalientes, Posada es el creador de la “Calavera Garbancera” -que posteriormente nombraría Diego Rivera «La Catrina»-, la figura que engalana este festival y es símbolo de la tradición festiva de la muerte en México,

El festival se realiza en las instalaciones de la Isla San Marcos, en la que durante 10 días disfrutarás la magia, belleza y misticismo especial que se creó para esta ocasión. Recorre y deléitate con obras artísticas interpretadas por actores que darán vida a algunos de los personajes creados por José Guadalupe Posada.

Siente la fiesta con toques exquisitos en sus exposiciones de artesanías, consiente a tu paladar degustando la gastronomía, déjate llevar por las peculiares notas musicales de los conciertos y vive una experiencia única que te encantará al recorrer las calles de la ciudad en las visitas temáticas que se han creado en los tranvías turísticos. Además, degusta el pan de muerto más rico y visita los diversos pabellones con actividades y muestras artesanales y de productos del estado.

No dejes de asistir al magno y tradicional Desfile de Calaveras, cuya temática evoluciona año con año. Las comparsas y carros alegóricos recorrerán la Avenida Madero, considerada como una de las más importantes del centro histórico de Aguascalientes.

Una del las actividades ya tradicionales del Festival de Calaveras es el evento “Ilumínale los pies al muerto”, una caminata nocturna iluminada con más de 5,000 participantes en el Cerro del Muerto, emblema hidrocálido donde se vive una atmósfera cargada de magia y misticismo. Se trata de un divertido recorrido con leyendas, cuentos, cánticos, historias, caracterización, maquillaje y disfraces de calaveras.

Pero en toda la ciudad podrás disfrutar de esta fiesta. Habrá también recorridos a pie y en tranvía turístico por los barrios principales de la ciudad, donde se narran las leyendas de Aguascalientes. Y por su parte, en “Panteón de la Cruz” y el “Panteón de la Salud” podrás asombrarte con los tours nocturnos, representaciones y comedias de calaveras.

Te invitamos a vivir el Festival de Calaveras del 30 de octubre al 8 de noviembre en las instalaciones de la Isla San Marcos, en la que durante 10 días disfrutarás la magia, belleza y misticismo especial que se creó para esta ocasión, con música, teatro, cultura, diversión, tradición y entretenimiento. Te esperamos en Aguascalientes,  ¡ven y vive el Festival de Calaveras!

Descarga el programa 2015 aquí

 +++++++++++++++++++++++++++

Festival de las Calaveras 2015
Ciudad de Aguascalientes.
www.festivaldecalaveras.com.mx

Fuente: http://www.mexicodesconocido.com.mx/festival-de-las-calaveras-en-aguascalientes.html

¿Qué pasó el 24 de octubre de 1929?

0

Cuando a las diez de la mañana del jueves 24 de octubre de 1929 sonó la campana que abrió la sesión en Wall Street, había más de un millar de miembros del New York Stock Exchange en la sala de negociaciones, por encima de los 750 habituales. El refuerzo obedecía a la cantidad de órdenes de venta cursadas durante la noche anterior. El número de operadores de telégrafo también había sido reforzado en previsión de una sesión que se esperaba movida. En el Curb Exchange -hoy denominado American Stock Exchange- se puso a la venta un enorme paquete de acciones de la conocida firma Cities Service Co. y su cotización comenzó a caer de inmediato. Fue la señal que desató una furia vendedora de manera que en pocos minutos se cursaron órdenes de venta por un millón de títulos. Las cotizaciones se desplomaron, a las once de la mañana el pánico se había apoderado del parqué y el frenesí vendedor parecía imparable. Cuando las noticias de lo que ocurría en el interior de la Bolsa se conocieron fuera de sus muros, una multitud, entre curiosa y preocupada, se congregó en la célebre intersección de Wall Street con Broad Street. La policía de Nueva York tuvo que tomar posiciones para evitar posibles disturbios.

Para el mediodía se convocó una reunión urgente en las oficinas de JP Morgan a la que acudieron los principales banqueros de Nueva York. Se trataba de formar un pool con la finalidad de frenar la caída del precio de las acciones. La reunión tuvo un efecto sedante, pues por la tarde se desaceleró la caída de la Bolsa. Al terminar la jornada, Thomas Lamont, socio de Morgan, se dirigió a los periodistas para dar cuenta de la reunión y calmar los ánimos. Sus declaraciones fueron desconcertantes: los banqueros, dijo, atribuían la caída a cuestiones estrictamente técnicas, no a un deterioro de la economía.

En Washington, los miembros del Consejo de la Reserva Federal estuvieron todo el día pendientes de lo que pasaba en Wall Street. Se reunieron en dos ocasiones. Estuvieron presididos por Andrew Mellon, el secretario del Tesoro, con la atención centrada en Nueva York, pero pudieron comprobar que acontecimientos similares se registraban en las Bolsas de Chicago, Boston, Filadelfia, San Francisco y Los Ángeles.

En las jornadas del viernes 25 y del sábado 26 se repitió el ambiente vendedor y la semana siguiente empezó con mal pie. El lunes 28 fue un día terrible: los temores del jueves 24 se reprodujeron y durante la sesión salieron a la venta nueve millones de títulos. Los banqueros decidieron reunirse de nuevo: reconocieron que las fuerzas del mercado estaban más allá de su control; tomaron conciencia de que no podían frenar el descenso sino, todo lo más, impedir un desorden vendedor. A pesar de las declaraciones del presidente Herbert Hoover afirmando que «los fundamentos de la economía, es decir, la producción y la distribución, son sólidos y la prosperidad continuará», lo cierto es que el sentimiento general de compradores y vendedores era que el boom bursátil había terminado.

El martes 29 fue el día más devastador de los 112 años de la historia de la Bolsa de Nueva York. Las ventas comenzaron nada más abrir el mercado. Se produjo una avalancha de órdenes: bloques enteros de acciones se pusieron a la venta; nadie se libró de la caída de los precios; las acciones industriales descendieron un 30% de media; los títulos de los bancos y de los investment trust cayeron por encima del 40%. El Dow Jones se desplomó 50 puntos, de manera que al finalizar el día las ganancias de los 12 meses anteriores se habían esfumado. Se repitieron las reuniones de los banqueros; superados por los acontecimientos, no pudieron llegar a ningún acuerdo y dieron por finiquitados sus anteriores intentos de coordinar acciones para sostener las cotizaciones. Algunos pidieron el cierre de la Bolsa, pero la mayoría no secundó la propuesta. Los miembros del Consejo de la Reserva Federal se citaron al mismo tiempo que abría la Bolsa y no se separaron hasta que cerró. Debatieron la posibilidad de tomar alguna medida para calmar el mercado. Estaban tan desconcertados como Wall Street y tampoco tenían claro si intervenir en el mercado bursátil era una de sus responsabilidades. Culparon a la especulación y pensaron, como Mellon, que la purga liquidacionista no vendría mal.

El miércoles 30 y el jueves 31 continuó la tónica de días anteriores, aunque el ansia vendedora remitió. Para alivio de los operadores, el viernes y el sábado el mercado estuvo cerrado. Cuando la Bolsa reabrió sus puertas en noviembre las ventas masivas se reanudaron. Las sesiones del 11, 12 y 13 fueron particularmente nefastas. El descenso continuó el resto de ese mes y del siguiente. Para entonces era obvio que Wall Street había perdido la confianza y tardaría en recuperarse. Y así fue: la Bolsa siguió su marcha descendente hasta 1932, llegando a perder el 80% de su valor.

Los efectos del crac sobre las expectativas de los inversores fueron devastadores. También lo fue para el valor contable de empresas: su capitalización cayó al tiempo que caía el valor de sus títulos en el Bolsa; y todos aquellos que habían invertido su patrimonio observaron cómo el valor de sus carteras se evaporaba en pocos días. Los que habían tomado prestado para la compra de títulos comprobaron que no podían devolver sus créditos y muchos brokers quebraron al tiempo que sus clientes se arruinaban. En Europa y en otras partes del mundo lo acaecido en Nueva York no pasó inadvertido; el descenso americano se transmitió como la pólvora a todos los mercados bursátiles. En Berlín, donde la caída había comenzado casi dos años antes, el colapso de Wall Street acentuó su descenso e hizo imposible una recuperación; Londres y París siguieron la senda descendente marcada por Nueva York.

El crac de octubre de 1929 generó una atmósfera de temor y un ambiente de incertidumbre sobre el futuro inmediato de la economía; los consumidores, temiendo un descenso de su renta futura, revisaron a la baja sus expectativas y aplazaron o suspendieron sus compras de bienes de consumo duradero; los productores, ante el empeoramiento de las condiciones de los mercados y desorientados sobre cuál podría ser la evolución de los negocios, se replantearon sus planes de inversión en equipos y nuevas plantas, posponiendo adquisiciones hasta que se despejasen las incógnitas abiertas por la catástrofe de Wall Street. Familias y empresas comprobaron que el crac afectaba al funcionamiento normal del sistema financiero y que se había interrumpido el flujo de crédito bancario.

Tras el crac bursátil de 1929 sobrevino una crisis financiera de consecuencias devastadoras. La crisis explotó en mayo de 1931 con la quiebra del gigante austriaco Creditanstalt. La desconfianza se extendió de Viena a Berlín, donde en pocas semanas se produjo una masiva retirada de depósitos. La paralización del sistema bancario germano se contagió al resto de Europa, con quiebras y suspensiones de pago en Italia, Hungría, Checoslovaquia y otros países del Este continental. Las entidades que no cerraron fueron intervenidas. La economía mundial cayó en picado y una década después la producción y el empleo todavía no habían recuperado el nivel de 1929.

Las causas de la Gran Depresión continúan siendo un enigma y, pese a los avances en la investigación, el debate sigue abierto. Donde sí parece existir mayor acuerdo es en su significado histórico. Lo anticipó Maynard Keynes, quien en 1931 escribió que el mundo estaba en medio de una gran catástrofe económica, una que quizá acabase con el capitalismo y con la sociedad liberal; una crisis que en el futuro sería considerada como un punto de no retorno. El genial economista de Cambridge acertó: después de 1929 el mundo ya no fue igual. La Gran Depresión, con sus secuelas en forma de paro y deflación, dejó una huella imborrable. Su recuerdo está asociado a la consolidación del fascismo, al ascenso del nazismo y a la II Guerra Mundial. La Gran Depresión modificó de manera radical las reglas y las instituciones que habían gobernado el mundo económico hasta entonces. Con la Gran Depresión murió el capitalismo liberal, fue el fin del laissez-faire; laissez-passer.

En una reciente conferencia en Madrid, Robert Skidelsky, biógrafo de Keynes, recordó que la Gran Depresión fue tan dura y agria porque faltó liderazgo y cooperación internacional. Ahora estamos ante la primera gran crisis económica del siglo XXI que cada vez se va pareciendo más a la de los años treinta. Aún no sabemos del todo la intensidad, duración y coste de la crisis, pero por la senda que vamos puede ser peor que lo ocurrido hace más de 80 años. No soy de los que piensan que los responsables únicos son los políticos, los banqueros, los empresarios o los sindicalistas. En las sociedades democráticas todos somos responsables de todo. Y ahora, como entonces, vuelven a escasear las ideas, el coraje, el liderazgo y la cooperación. Lo único que nos puede salvar de la hecatombe.

Pablo Martín-Aceña es catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá (UAH).

Fuente: http://elpais.com/diario/2011/10/24/opinion/1319407211_850215.html

Si tuviera mi vida para vivirla de nuevo…

0

Erma Bombeck era una humorista Norteamericana que ganó popularidad gracias a su columna en diarios como el  Dayton Journal Herald o el Dayton Shopping News, donde describía el día a día de la vida en los suburbios, desde mediados de los años 70 hasta finales de los 90. Erma escribió esta pieza luego de enterarse que padecía un cáncer terminal:

  1. Me habría ido a la cama cuando estaba enferma en vez de pretender que la tierra se pararía si yo no estuviera en ella al día siguiente.
  2. Hubiera encendido la vela rosada en forma de rosa antes de que se derritiera guardada en el armario.
  3. Habría invitado a mis amigos a cenar sin importar que la alfombra estuviese manchada y el sofá descolorido.
  4. Habría comido las palomitas de maíz en el “salón de las visitas” y me habría preocupado menos de la suciedad cuando alguien quisiese prender el fuego en la chimenea.
  5. Me habría dado el tiempo para escuchar a mi abuelo divagando sobre su juventud.
  6. Habría compartido más de las responsabilidades que llevaba mi marido.
  7. Nunca habría insistido en llevar cerradas las ventanas del carro en un día de verano porque me acababa de peinar y no quería que mi pelo se desarreglara.
  8. Me habría sentado en el prado sin importar las manchas de la hierba.
  9. Habría llorado y reído menos viendo televisión y más mientras vivía la vida.
  10. Nunca habría comprado algo debido a que era práctico, no se ensuciaba o estaba garantizado para toda la vida.
  11. En lugar de evitar los nueve meses de embarazo, habría atesorado cada momento y comprendido que la maravilla que crecía dentro de mí era mi única oportunidad de asistir a Dios en un milagro.
  12. Cuando mis hijos me besasen impetuosamente, nunca habría dicho “más tarde, ahora ve y lávate para la cena». Habría habido más “te quiero” y más “lo siento”.
  13. Pero sobre todo, quiero darle otra oportunidad a la vida, aprovechar cada minuto, mirar las cosas y realmente verlas…, vivirlas y nunca volver atrás.
  14. No te preocupes sobre a quién no le agradas, quién tiene más o quién hace qué. En lugar de eso, atesora las relaciones que tienes con aquellos que de verdad te quieren.

Monólogos de la mamila

0

Siendo yo una humilde mamila experimentada, si pudiera hablar les diría: “No entiendo qué ven en mí teniendo algo mucho mejor.”

Aun las mamás más aplicadas suelen correr a comprarme en medio de un ataque de pánico, por lo que he sido testigo presencial de un número suficiente de casos como para poder opinar con cierta autoridad. Sé que detrás del trillado “no tengo leche”, existe un sinfín de razones por las que una mamá primeriza no llega a amamantar a su bebé: desde comodidad, ignorancia y temor, hasta la recomendación del típico pediatra que no quiere ser molestado a media madrugada por culpa de un mini-paciente hambreado. No obstante, el “peso completo” de las razones por las que una nueva mamá renuncia al rol de “alimento oficial” y decide recurrir a mí, es la presión ejercida sobre ella por el círculo más cercano de mujeres “experimentadas” en el arte de la crianza: mamá, suegra, tía, cuñadas, amigas y hasta la mismísima muchacha: “En mi pueblo les completamos con atolito para que no se queden con hambre…”.

En serio, no hay que menospreciar la influencia que puede llegar a ejercer el club de féminas allegadas sobre una madre inexperta. Entonces, recurrir a una fórmula industrializada le parece el camino más seguro para no ser objeto de un juicio sumario: “El pueblo la declara… madre inadecuada”. Como consecuencia, se diluye en sus entrañas el primer gran regalo de vida que ella y solo ella puede dar a su bebé, privando a ambos de la más íntima y maravillosa experiencia de amor que prepara al pequeño ser para enfrentar el mundo de manera óptima en todos sentidos: afectivo y físico.

Claro que hay unas cuantas heroicas que se lo toman muy “a pecho”, como Lola, quien tuvo que mantener su estoicismo frente a un desesperado marido que a medianoche se levantó a calentar la mamila que su suegra le dejó escondida en el refri “por si acaso…”. No es que no apoyara a su mujer, pero tenía que levantarse temprano para ir al trabajo y “hay prioridades…”.

O Berenice, que “juró bandera” luego de enterarse de que su leche no solo proporcionaría los nutrientes precisos a su bebé en cada etapa de la lactancia durante los primeros seis meses de vida, sino que lo fortalecería y “vacunaría” contra todo tipo de enfermedades, y le daría una ventaja en el desarrollo psicomotor.

Susana tuvo que perseverar aun frente al dolor de las pequeñas grietas que se formaron mientras su piel se acostumbraba a la succión, mismas que cerraron sin problema al seguir algunos consejos de la abuela.

Pero las palmas se las llevó Claudia, que tras un parto complicado pasó un mes recuperándose en casa de su madre. Ella se había informado de antemano y sabía que tras una cesárea la leche tarda más en bajar. Entonces se apegó a la fórmula infalible: a más hambre, más succión del bebé; a más succión, más estimulación de prolactina, la hormona que produce leche. Se pegó al bebé noche tras noche, día tras día, sin observar horarios, hasta que los relojes internos de ambos se acompasaron. Caer en la tentación de usarme para evitar que pasara un poco de hambre el bebé – que por cierto viene equipado de fábrica con reservas para ello–, hubiera interrumpido el mecanismo de producción natural. ¿Se imaginan la presión que tuvo que soportar Claudia mientras todo esto sucedía? Unos cuantos días le parecieron semanas al saber que el llanto del bebé no dejaba dormir a la familia entera, escuchando comentarios al aire como: “pobrecito niño, lo está matando de hambre…”

La lactancia no solo es lo mejor para el bebé, pues disminuye el riesgo de infecciones gastrointestinales y de oídos, así como diabetes, obesidad y otras enfermedades; también es lo mejor para mamá: a corto plazo, ayuda a recuperar la figura y a que todo lo que se movió e inflamó durante el parto regrese más rápido a su lugar y tamaño; a largo plazo, se reduce el riesgo de cáncer de pecho y ovarios en las mujeres que amamantan, entre otros beneficios. Y descuiden las vanidosas, que los pechos no se “caen” por culpa de la lactancia.

Si todas esas razones no fueran suficientes, ahí les van otras de índole práctica: yo salgo muy cara. La leche de fórmula cuesta. La materna es gratis. Y la pueden dar donde sea, a cualquier hora, sin tener que andar por el mundo cargando con instrumental y suministros, ni preocuparse de que todo esté bien esterilizado.

Para involucrar a papá en el ritual de alimentación si pretenden seguir el modelo 50%-50% en todo, ¡paciencia! En cuanto se regularice el ciclo natural de producción de leche será posible extraer la necesaria con el tiraleche y mantenerla en el refrigerador. Luego le pueden asignar el horario nocturno al padre para ajustar la balanza…

El mejor consejo: manténganme lo más lejos posible durante los meses que decidan lactar. Porque si me tienen a la mano, créanme: ¡soy irresistible!

Afectuosamente,

La Mamila

Eterno

0

En 1957, un año antes del Mundial, el joven Pelé ya mostraba su magistral talento en el Santos. La primera vez que lo vi jugar fue en 1957 o a comienzos de 1958, en Belo Horizonte. Él tenía 16 o 17 años, yo 10 u 11. Fui al partido con mi padre. Pelé marcó un gol bellísimo, pasando el balón por encima del portero. Me quedé apabullado.

Seguí el campeonato por la radio, en un bar. Decenas de personas se reunían en un pequeño espacio. Después de cada victoria de Brasil, salíamos a las calles, bailando y cantando. Tras la conquista del título se organizó un gran carnaval. Recorrí las calles del barrio a hombros de mi hermano.

No imaginaba que ocho años después yo estaría en el Campeonato de 1966. Era reserva de Pelé. Lo sustituí contra Hungría. En aquella época, decían que no podíamos jugar juntos, porque teníamos las mismas características. En 1970 jugué de delantero centro, fuera de mi posición, a su lado. Antes de que la pelota le llegara a los pies, Pelé, en una fracción de segundo, observaba todo lo que tenía a su alrededor y me miraba con sus ojos saltones y expresivos, queriendo decirme todo lo que iba a hacer. La comunicación analógica, sin palabras, con la mirada y el cuerpo, es menos exacta y por lo tanto mucho más rica.

Los especialistas llaman inteligencia cinestésica a esa capacidad de prever la jugada, percibir todos los movimientos de los compañeros y de los adversarios y calcular la velocidad del balón y de los otros jugadores. Es una cualidad importante para un crack. Sabe, pero no sabe que sabe. Existe un saber inconsciente, intuitivo, que precede al raciocinio lógico. Además de eso, Pelé tenía en el más alto nivel todas las cualidades técnicas y físicas necesarias para ser un fenómeno en su posición. Era fuerte, veloz, habilidoso, creativo, tenía un gran impulso, finalizaba bien con los pies y con la cabeza y era un guerrero en el campo. Se volvía un poseso en los partidos más difíciles y cuando mejor lo marcaban.

Intenté encontrar en Pelé alguna deficiencia o alguna virtud que no fuese tan expresiva. No lo conseguí. Es imposible imaginar que aparezca un jugador con más cualidades. Pelé será el eterno rey del fútbol. Los más jóvenes, que sólo han visto a Pelé en el Mundial de 1970, piensan que ése fue su gran momento. Es por la importancia del título y por su extraordinaria participación. Pero su época más exuberante fue entre 1957 y 1966, cuando jugaba en el Santos. Pelé hacía varias jugadas extraordinarias, increíbles, en casi todos los partidos.

Antes del campeonato de 1970 decían que Pelé no era el mismo y que estaba más lento. Era cierto. Él planeaba que ése fuera su último campeonato, hizo un gran esfuerzo y se puso en forma. No participó en el campeonato de 1974 porque quería cerrar su carrera en la selección cuando todavía estaba en auge. Se marchó a dar espectáculo a Estados Unidos.

Mi padre, que entendía mucho de fútbol y vio jugar a Pelé, Di Stéfano y Maradona, decía que Pelé era el mejor, el más eficaz y el más completo; que Maradona era el más habilidoso y artista con el balón; y que Di Stéfano era el único que brillaba de un área a otra, ya que Pelé era incomparable de intermediario para el gol.

A Pelé no le gustaban los privilegios. Raramente reclamaba alguna cosa. Era el compañero óptimo fuera y dentro del campo. Él sabía que era mucho mejor que los demás, pero que precisaba de todos para brillar. Fuera del campo, nunca le vi triste ni preocupado. Atendía a todos con una sonrisa. Me daba la impresión de que no tenía conflictos de identidad. Los ídolos viven divididos entre la persona y el personaje, entre el creador y la criatura. La criatura acostumbra a engullir al creador. Pelé parecía la excepción. El Edson no incomodaba al Pelé. Parecía que sólo existía Pelé.

Pelé dejó de jugar y se convirtió en hombre anuncio. Todavía hoy vive de vender su imagen. También en eso es un crack. Está siempre sonriendo, preocupado por mantener su aspecto de buen mozo. Quiere quedar bien con todos. De vez en cuando entra en conflicto con la FIFA, con Ricardo Teixeira, presidente de la Confederación Brasileña, y con otros dirigentes, pero enseguida da marcha atrás. No quiere mantenerse alejado del poder. Esa dualidad y otros conflictos lo hacen objeto de críticas. Maradona la aprovecha para censurarlo.

Tenemos el hábito y la ilusión de considerar perfectos a los ídolos. No es así. Los ídolos, como Pelé, tienen virtudes y defectos, como cualquiera. Los ídolos son especiales por sus obras.

Tostão fue compañero de Pelé en la selección de Brasil entre 1966 y 1971.

Fuente: http://elpais.com/diario/2008/06/15/deportes/1213480816_850215.html

Cómo prevenir y curar caries

0

Hoy en día se puede encontrar todo tipo de consejos, recetas o historias sobre cómo curar las caries, pero prepárate porque el texto que sigue es 100% útil y verdadero.

Si estás cansado de todas esas tradicionales opciones de tu dentista y que incluso son muy fuertes por contener muchos químicos, tienes que probar este remedio natural. Todos queremos utilizar lo que sea mejor y protegernos de los curas dañinas que pueden causar más daño que bien. Con este remedio puedes empezar a hacer las cosas correctas a partir de ahora y decir adiós a todo lo que has estado haciendo hasta ahora y es completamente seguro. Para la preparación de este cura no es necesario gastar mucho dinero y tiempo porque puede que ya tengas todo lo que se necesita en casa. Ya que, aunque suena increíble, pero todo lo que necesitas para prevenir y curar las caries, es aceite de coco. El aceite de coco previene las caries al atacar las bacterias que la causan.

Si esto es difícil de creer lo apoyaremos con el hecho de que en Irlanda, un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Athlone (AIT) descubrió que el aceite de coco destruye las bacterias que causan infecciones y caries en la boca, sin efectos secundarios.

Para su investigación, agregaron varios otros aceites de coco y enzimas y registraron cómo se procesan estos aceites durante el proceso de digestión.

Cuando se digirieron los aceites, el equipo los agregó por separado en varias cepas bacterianas para ver cómo iban a actuar. Entre todos los diferentes tipos de bacterias, añadieron aceite de coco para las principales y ácidas bacterias que se producen en nuestra boca y causan diferentes tipos de infecciones, el Streptococcus mutans, consiguiendo buenos resultados.

Además, este tratamiento diario bucal con aceite de coco, tiene múltiples funciones. Fortalece la inmunidad, ayuda con dolor de muelas o dolor de cabeza, bronquitis, calambres, enfermedades de la mujer, elimina las toxinas de tu cuerpo, el corazón y las enfermedades renales, es una gran manera de blanquear tus dientes y muchas, muchas otras enfermedades.

Aquí está la manera en que debes hacer este tratamiento con aceite de coco:

1.- Abre la boca y pon 2 cucharadas de aceite de coco, y masticarlo o simplemente mantener el aceite de coco en la boca hasta que se funde y se convierte en líquido. Este proceso debe tomar alrededor de medio minuto.

2.- Una vez que el aceite se derrite, iniciar enjuagues dentro de la boca agitando y tratando de entrar aceite en toda la boca, adelante y atrás y asegúrate de cubrir todos los dientes. Haz esto durante unos 10 minutos y escupir el aceite. Esto es lo que dice la doctora Jessica T. Emery fundadora y propietaria de Fix Azúcar Dental Loft ubicado en Chicago, Illinois como parte de la educación que dá al paciente: “Si los pacientes hacen de este tratamiento con aceite de coco parte de su régimen de limpieza dental diaria, deben cumplir con algunas pautas:

– Agita suavemente. Si tu mandíbula comienza a sentir dolor después de cinco minutos, reduce la velocidad. Estás trabajando demasiado duro. – No te tragues el aceite mientras haces los enjuagues. Si te resulta difícil, es probable que tengas demasiado aceite en la boca. Escúpelo y vuelve a intentarlo con una cantidad menor.

– Una vez que hayas terminado de tirar, escupir la solución a la basura. No deseche el aceite en el fregadero o el inodoro porque con el tiempo el aceite puede acumularse y obstruir las tuberías.

– No bebas nada antes de enjuagarte la boca. Enjuagua con agua primero antes de consumir una bebida.

Sinceramente, creo que no hay un enjuague preventivo más natural que el aceite de coco refinado. Si tenemos en cuenta los productos químicos ásperos en la mayoría de los enjuagues bucales, hace esta práctica particularmente atractiva.

Las acciones hablan más que las palabras. Así que mi padre y yo hemos adoptado el enjuague bucal con aceite de coco como parte de nuestra rutina de la mañana.

Me tomó un tiempo acostumbrarme a él (empecé con 10 minutos, tres veces por semana y ahora hago 20 minutos tres veces por semana). A mi me gusta la forma en que mi boca se siente después y esa sensación dura durante gran parte del día. Mi padre hace enjuagues cada mañana, y él se siente con más energía.

También dice que su sensibilidad dental ha disminuido sustancialmente. Esto tiene sentido para mí porque utilizamos aceite de vitamina E para calmar las encías y el aceite de clavo para calmar los dolores de muelas.

Si los pacientes prefieren enfoques holísticos, recomiendo que le den a los enjuagues con aceite de coco de una oportunidad. El estado de su salud oral puede no mejorar después de una sesión de aceite, pero si pueden mantenerlas constantes, podrían encontrarse cosechando beneficiosnde la práctica a largo plazo.

Tal vez se necesitan más investigaciones y estudios a mayor escala para legitimar esta práctica, sin embargo, mi investigación indica que sólo ha habido un puñado de ensayos clínicos publicados hasta la fecha.

En conclusión, creo que hay que reconocer el vínculo entre las bacterias en la boca y la salud sistémica, no sólo la salud oral. Estoy segura de que los enjuagues con aceite de coco no pueden causar daño. Cuando se utiliza junto con el cepillado y el hilo dental, estoy convencida de que realmente le ayudará.”

Fuente: http://www.itg-salud.com/articulo.php?id=40673

En la familia se juega nuestro futuro

0

Francisco improvisó un magistral discurso en el Festival del Encuentro Mundial de las Familias realizado el 26 de septiembre en Filadelfia, del cual reproducimos un extracto:

Una sociedad crece fuerte, crece buena, crece hermosa y crece verdadera si se edifica en la base de la familia.

Una vez, un chico me preguntó: Padre, ¿qué hacía Dios antes de crear el mundo? Le dije: antes de crear el mundo Dios amaba porque Dios es Amor. Pero el amor que tenía en sí mismo, ese amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo, era tan grande, tan desbordante… que no podía ser egoísta, tenía que salir de sí mismo y ahí Dios creó al mundo, esta maravilla en la que vivimos, y que, como estamos un poquito mareados, estamos destruyendo.

Pero lo más lindo que hizo Dios, dice la Biblia, fue la familia. Creó al hombre y a la mujer y les entregó el mundo: crezcan, multiplíquense, cultiven la tierra, háganla producir, háganla crecer. Esa creación maravillosa se la entregó a una familia. Todo el amor, toda la belleza, toda la verdad que Dios tiene en sí, los entrega a la familia. Una familia es verdaderamente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir todo ese amor.

Por supuesto que el paraíso terrenal no está acá, que la vida tiene sus problemas; que los hombres, por la astucia del demonio, aprendieron a dividirse y todo ese amor que Dios nos dio, casi se pierde. Y al poquito tiempo, el primer crimen, el primer fraticidio. Un hermano mata a otro hermano: la guerra.

El amor, la belleza y la verdad de Dios, y la destrucción de la guerra, y entre esas dos posiciones caminamos nosotros hoy. Nos toca decidir el camino para andar.

Pero volvamos para atrás. Cuando el hombre y su esposa se equivocaron y se alejaron de Dios, Dios no los dejó solos. Empezó a caminar con la humanidad, con su pueblo, hasta que llegó el momento maduro y le dio la muestra de más grande de amor: su Hijo.

Y a su hijo ¿dónde lo mandó?, ¿a un palacio?, ¿a una ciudad?, ¿a hacer una empresa? Dios mandó a su Hijo al mundo en una familia. Y pudo hacerlo porque era una familia que tenía el corazón abierto al amor, que tenía las puertas abiertas al amor.

Pensemos en María jovencita. No lo podía creer: ¿cómo puede suceder esto? Y cuando le explicaron, obedeció. Pensemos en José lleno de ilusiones de formar un hogar… Se encuentra con esta sorpresa que no entiende. Acepta, obedece y en la obediencia de amor, de esta mujer María y de este hombre José se da una familia en la que viene Dios.

Dios siempre golpea las puertas de los corazones, les gusta hacerlo. Pero ¿saben lo que más le gusta?, golpear las puertas de las familias, unidas, que se quieren; encontrar las familias que hacen crecer a sus hijos, los educan y los llevan adelante; y que crean una sociedad de bondad, verdad y belleza.

La familia tiene carta de ciudadanía divina, ¿está claro? Se la dio Dios para que en su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y la belleza. Claro, algunos de ustedes me pueden decir: Padre, usted habla así porque es soltero.

En la familia hay dificultades, discutimos, a veces vuelan los platos, los hijos traen dolores de cabeza. No voy a hablar de las suegras, pero en las familias siempre hay cruz, siempre. Porque el amor de Dios, el Hijo de Dios, nos abrió también ese camino. Pero en las familias, después de la Cruz hay Resurrección. Porque la Familia, perdónenme la palabra, es una fábrica de esperanza, de vida y resurrección.

Y los hijos dan trabajo. Nosotros como hijos dimos trabajo. A veces, en casa veo que alguno de mis colaboradores viene a trabajar con ojeras. Tiene un bebé y le pregunto ¿no dormiste? No, lloró toda la noche. En la familia hay dificultades, pero se superan con amor. El odio, la división de los corazones, no superan ninguna dificultad.
El amor es fiesta, el amor es gozo, el amor es seguir adelante.

Quisiera marcar dos puntitos de la familia en los que tenemos que tener un especial cuidado: los niños y los abuelos.

Los niños y los jóvenes son el futuro, son la fuerza, los que llevan adelante. Son aquellos en los que ponemos esperanzas. Los abuelos son la memoria de la familia, son los que nos transmitieron la fe. Cuidar a los abuelos y a los niños es la muestra de amor, no sé si más grande, pero más promisoria de la familia. Un pueblo que no sabe cuidar a los niños y a los abuelos es un pueblo sin futuro, porque no tiene la fuerza y no tiene la memoria que lo lleve adelante.

La familia es bella, pero cuesta, trae problemas. En la familia a veces hay enemistades, el marido se pelea con la mujer y se miran mal, o los hijos con el padre. Un consejo: nunca terminen el día sin hacer la paz en la familia.

Cuidemos la familia, defendamos la familia, porque ahí se juega nuestro futuro.

Gracias, que Dios los bendiga y recen por mí.

Centenario de Robert Capa: la faceta pícara y alegre del fotógrafo de las tragedias humanas

0

Su verdadero nombre era Andrei Friedmann. Este 22 de octubre se cumplen ciento dos años de su nacimiento en Budapest en 1913, el mismo día del año que otro gran periodista, John Reed, nacido en 1887. De nuestro protagonista se ha destacado su trabajo fotografiando el desembarco de Normandía, la liberación del sur de Italia y por supuesto la guerra de España y su emblemática foto del miliciano. También la tragedia de la muerte de su compañera Gerda Taro y la fundación de la agencia Magnum junto con los mejores fotógrafos de la época. Lo que pocos conocen es la picardía, el humor y la bohemia que rodeó su vida. La picaresca va tan unida a la vida del fotógrafo que hasta forma parte de la historia de su nombre. Como es sabido, junto con su compañera, adoptaron el nombre de Robert Capa para presentar sus fotos como las de un prestigioso profesional estadounidense. Desde ese momento se multiplicó el precio de las fotografías.

Su excentricidad era recordada por todo sus amigos. Desde su juventud, ante la masiva presencia en su casa de operarios y clientes del negocio de sastrería de la familia, se acostumbró a utilizar la bañera como refugio ideal y aislado para la lectura. Ya durante toda su vida dedicaría un par de horas diarias a leer en la bañera. Y, cuando vivía en el hotel Bedford, en Nueva York, dejaba la puerta abierta todas las mañanas para que sus amigos entraran a darle conversación mientras él pasaba sus largos ratos en el agua. Otra anécdota de su época juvenil fue la idea de tirar cubos de agua fría a las calles de Berlín durante el invierno de 1931-32 para que, al helarse el día siguiente, cuando desfilaran los nazis resbalaran con sus botas de tachuelas e hicieran el ridículo.

La osadía de Capa iba acompañada de una tremenda capacidad de empatía que fue una constante en toda su vida y le sirvió para ser querido por sus amigos y, al mismo tiempo, para conseguir éxitos profesionales que otro fotógrafo nunca habría logrado. Un ejemplo que muestra su capacidad de entablar amistad y ganarse simpatías sucedió en agosto de 1938 en el sur de Francia, cuando todavía era un desconocido. Pidió prestada la motocicleta a un amigo, dobló una esquina demasiado rápido, chocó contra un muro, saltó por encima y terminó cayendo ileso en la terraza de una vivienda donde los propietarios estaban tomando el té. Les cautivó con su desparpajo e intimó tanto con ellos que acabó quedándose un par de días mientras le reparaban la motocicleta.

Su audacia y su extroversión le fueron muy útiles para el trabajo. En una ocasión se encontraba en la localidad francesa de Cherburgo, donde había llegado con los estadounidenses tras el desembarco de Normandía. Allí habían logrado el primer prisionero alemán de alto rango, el general Von Schilieben. Capa quería fotografiarlo pero el alemán se negaba, se da la vuelta y le dice a su ayuda de campo que le aburría toda esa idea estadounidense de la libertad de prensa. Capa, más soberbio todavía, le responde en alemán: «Y yo me estoy aburriendo de fotografiar generales alemanes derrotados». El militar alemán se enfada y se vuelve hacia Capa indignado. «Yo aproveché para hacerle la foto. No pudo salir mejor.», escribiría después Robert Capa.

Las anécdotas sobre su atrevimiento y temeridad son numerosas. En una ocasión, viéndose en Argel ante la inminencia de una ofensiva aliada desde allí hacia la Italia fascista y sin contar con ninguna publicación que le contratara ni contacto para incorporarse a la operación, se encuentra en el baño  con un fotógrafo de guerra que llevaba varios meses entrenándose para saltar en paracaídas al día siguiente con los soldados y sufría una diarrea que le impedía incorporarse a la misión. Sin pensarlo dos veces, Capa, que nunca había saltado en paracaídas, se ofrece para sustituirlo: «Todo lo que sabía sobre saltos de paracaídas era que tenía que lanzarme desde la portezuela con el pie izquierda, contar 1.001, 1.002, 1.003…, y si mi paracaídas no se abría, tirar de la anilla para que saltara el de emergencia. Estaba demasiado agotado para pensar. De todos modos, no quería pensar, así que me quedé dormido».

En otra ocasión, encontrándose a tan solo dos millas del París que se estaba liberando de la ocupación nazi y sin que los militares aliados le permitieran pasar, descubre que la tripulación de un tanque habla con acento español y lleva pintada en la torreta la palabra «Teruel». Se dirige a ellos y les chapurrea en español: «¡No hay derecho a que me impidáis seguir adelante! Soy uno de vosotros, yo mismo participé en aquella batalla helada y feroz!» Huelga decir que los españoles que conducían el tanque le invitaron a subir.

Capa nunca alardeaba de valor a pesar necesitarlo para conseguir muchas de sus fotografías: «Todas las ventanas me miraban a los ojos y yo intentaba agazaparme aún más tras mi arbusto. Tenía la espalda helada y la maravillosa vista me parecía odiosa. (…) Allí, tirado como una colilla sobre un suelo gélido, entre dos líneas de fuego, sólo tenía dos alternativas: pasar miedo boca arriba o pasar miedo boca abajo».

Su heroica presencia entre los soldados que desembarcaron en Normandía, que habría sido motivo de alarde para cualquier periodista incluyó comentarios como éste: «Simplemente, me incorporé y corrí en dirección a la barcaza. Me metí en el mar entre dos cadáveres; el agua me llegaba al cuello. La revuelta marea me golpeaba el cuerpo y las olas me abofeteaban la cara por debajo del casco. Sostuve la cámara por encima de mí y de repente caí en la cuenta de que estaba huyendo».

En una persona con el desparpajo y la resolución de Capa no podía faltar el sentido del humor. Como en una ocasión en la que harto de la Segunda Guerra Mundial escribió: «Esta guerra era como una actriz madura: cada vez más peligrosa y cada vez menos fotogénica». O cuando elegía para volar el avión dirigido por el piloto que la noche anterior hubiera ganado al póker porque suponía que tenía más interés por la vida para disfrutar las ganancias. En otra ocasión cuenta de esta forma su primer aterrizaje en paracaídas en Túnez en la Segunda Guerra Mundial: «Pasé el resto de la noche colgado del árbol, sufriendo en los hombros todo el peso de mi cuerpo. El general tenía razón, aquello no era natural. Oí muchos disparos a mi alrededor. No me atreví a pedir ayuda. Con acento húngaro, podía recibir un disparo de cualquiera de los dos bandos. Cuando llegó la mañana, los paracaidistas me localizaron y me bajaron cortando las cuerdas del paracaídas. Me despedí de mi árbol: nuestra relación había sido íntima, pero demasiado larga».

Su pasión por la acción y los momentos cumbre le llevó a deducir que el momento de la victoria militar era visualmente aburrido: «Tomar fotos de una victoria es como hacerlo en una boda diez minutos después de que se hayan marchado los novios». Incluso en los acontecimientos más peligrosos no le faltaba el humor. A punto de desembarcar con las tropas en Normandía, donde era seguro que morirían muchos de ellos y cuando todos escribían cartas de despedida a sus familiares, Capa contaba: «Me engancharon por el cuerpo una máscara antigás, un salvavidas hinchable, una pala y algunos otros artilugios, y yo añadí mi muy caro Burberrys, que llevaba doblado sobre el brazo. Era el invasor más elegante de todos».

 

La mayoría de las citas textuales proceden el libro escrito por el propio Robert Capa Ligeramente desenfocado, Madrid, La Fábrica Editorial, 2009.

Pascual Serrano es autor del libro Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryszad Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa. (Península)

Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/picara-alegre-fotografo-tragedias-humanas_6_188341181.html