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¿Cuántos ríos caben en un lápiz azul?

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Cuadernos, hojas sueltas, post-it’s, servilletas o periódicos, son algunas de las superficies en las que dibujamos o garabateamos sin darnos cuenta.

Aunque muchas veces lo hacemos cuando estamos solos, también lo hacemos a menudo cuando hablamos por teléfono o estamos en una junta, y esto no es otra cosa que un medio que utiliza el subconsciente para que (irónicamente) tengamos una mejor concentración en lo que escuchamos. Dibujar abre canales creativos de nuestra mente y facilita el desarrollo de ideas.

Si observamos el trabajo de cualquier diseñador o artista queda claro que dibujar es esencial en su proceso creativo. Esto demuestra que el dibujo en sí no es un fin, sino un medio para llegar a nuevas soluciones.

Dibujar no sirve únicamente en las profesiones más creativas, incluso cualquier investigación científica se vale de muchos esquemas y dibujos para esclarecer las ideas que intenta demostrar.

Si buscamos el origen de la palabra dibujar, encontramos que viene del término francés “deboissier”, que se interpretaba en el siglo XII como “esculpir”. Si lo razonamos suena bastante interesante: dibujar es esculpir el pensamiento, pulirlo de tal modo que sea comprensible para nosotros mismos y para los demás.

No se entiende por qué desde temprana edad se desincentiva a muchos niños, sólo porque no lo hacen como el adulto considera que es “bonito”, y a muy pocos que poseen un talento nato se les motiva a que continúen haciéndolo.

 

De cierta forma es como si a los primeros ensayos que entregamos en la primaria se les comparara con textos de Monsiváis o Galeano, y por no llegar a ese nivel, inmediatamente se nos dijera que no es lo nuestro.

No se puede enseñar a dibujar, ya que la forma de expresarnos con nuestra mano es tan única como nuestra voz; por lo tanto, un dibujo no puede estar ni bien ni mal, es algo personal.

Se puede aprender la técnica, lo cual requiere esfuerzo y dedicación; sin embargo, incluso hasta los mejores artistas buscan desligarse un poco de ella para reencontrar una expresión propia. Picasso dijo: “Para aprender a pintar como los pintores del Renacimiento tardé unos años; pintar como los niños me llevó toda la vida.”

Otro ejemplo interesante es el de Le Corbusier, uno de los arquitectos más importantes del siglo pasado, cuyos croquis distaban mucho de ser considerados dibujos ‘bien hechos’, pero lograban su objetivo:
expresar de manera clara a su taller de arquitectura aquello que pretendía diseñar.

Me gustaría recalcar este punto: todos sabemos dibujar. Quizá no te guste cómo dibujas. De hecho, a pocas personas les gustan sus dibujos. Pero si tienes el valor de hacer y de compartir, todo lo que tratas de expresar te será más claro a ti y a quienes te rodeen. Es una forma de expresión; entre más medios tengamos, mejor.

Si en serio odias tus dibujos, dibuja más. Entre más practiques, más cerca estarás de encontrar tu propia voz a través de los trazos. La frase de uno de los mejores fotógrafos de la historia, Henri Cartier-Bresson, podría aplicarse al dibujo y a casi cualquier actividad: “Tus primeras diez mil fotos serán tus peores fotos”. Así que: ¡a dibujar!

Por cierto, creo que ya sabes la respuesta a mi pregunta inicial: tantos ríos como tú quieras.

 

El Cuervo

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Una vez, en la lúgubre media noche, mientras meditaba débil y fatigado sobre el ralo y precioso volumen de una olvidada doctrina y, casi dormido, se inclinaba lentamente mi cabeza, escuché de pronto un crujido como si alguien llamase suavemente a la puerta de mi alcoba.

«Debe ser algún visitante», pensé. ¡Ah!, recuerdo con claridad que era una noche glacial del mes de diciembre y que cada tizón proyectaba en el suelo el reflejo de su agonía. Ardientemente deseé que amaneciera; y en vano me esforcé en buscar en los libros un lenitivo de mi tristeza, tristeza por mi perdida Leonora, por la preciosa y radiante joven a quien los ángeles llaman Leonora, y a la que aquí nadie volverá a llamar.

Y el sedoso, triste y vago rumor de las cortinas purpúreas me penetraba, me llenaba de terrores fantásticos, desconocidos para mí hasta ese día; de tal manera que, para calmar los latidos de mi corazón, me ponía de pie y repetía: «Debe ser algún visitante que desea entrar en mi habitación, algún visitante retrasado que solicita entrar por la puerta de mi habitación; eso es, y nada más».

En ese momento mi alma se sentía más fuerte. No vacilando, pues, más tarde dije: «Caballero, o señora, imploro su perdón; mas como estaba medio dormido, y ha llamado usted tan quedo a la puerta de mi habitación, apenas si estaba seguro de haberlo oído». Y, entonces, abrí la puerta de par en par, y ¿qué es lo que vi? ¡Las tinieblas y nada más!

Escudriñando con atención estas tinieblas, durante mucho tiempo quedé lleno de asombro, de temor, de duda, soñando con lo que ningún mortal se ha atrevido a soñar; pero el silencio no fue turbado y la movilidad no dio ningún signo; lo único que pudo escucharse fue un nombre murmurado: «¡Leonora!». Era yo el que lo murmuraba y, a su vez, el eco repitió este nombre: «¡Leonora!». Eso y nada más.

Vuelvo a mi habitación, y sintiendo toda mi alma abrasada, no tardé en oír de nuevo un golpe, un poco más fuerte que el primero. «Seguramente – me dije -, hay algo en las persianas de la ventana; veamos qué es y exploremos este misterio: es el viento, y nada más».

Entonces empujé la persiana y, con un tumultuoso batir de alas, entró majestuoso un cuervo digno de las pasadas épocas. El animal no efectuó la menor reverencia, no se paró, no vaciló un minuto; pero con el aire de un Lord o de una Lady, se colocó por encima de la puerta de mi habitación; posándose sobre un busto de Palas, precisamente encima de la puerta de mi alcoba; se posó, se instaló y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano, por la gravedad de su continente, y por la severidad de su fisonomía, indujo a mi triste imaginación a sonreír; «Aunque tu cabeza – le dije – no tenga plumero, ni cimera, seguramente no eres un cobarde, lúgubre y viejo cuervo, viajero salido de las riberas de la noche. ¡Dime cuál es tu nombre señorial en las riberas de la Noche plutónica!». El cuervo exclamó: «¡Nunca más!».

Quedé asombrado que ave tan poco amable entendiera tan fácilmente mi lenguaje, aunque su respuesta no tuviese gran sentido ni me fuera de gran ayuda, porque debemos convenir en que nunca fue dado a un hombre ver a un ave por encima de la puerta de su habitación, un ave o un animal sobre una estatua colocada a la puerta de la alcoba, y llamándose: ¡Nunca más!

Pero el cuervo, solitariamente posado sobre el plácido busto, no pronunciaba más que esas palabras, como si en ellas difundiese su alma entera. No pronunciaba nada más, no movía una pluma, hasta que comencé a murmurar débilmente: «Otros amigos ya han volado lejos de mí; hacia la mañana, también él me abandonará como mis antiguas esperanzas». El pájaro dijo entonces: «¡Nunca más!».

Estremeciéndome al rumor de esta respuesta lanzada con tanta oportunidad, exclamé: «Sin duda lo que ha dicho constituye todo su saber, que aprendió en casa de algún infortunado, a quien la fatalidad ha perseguido ardientemente, sin darle respiro, hasta que sus canciones no tuviesen más que un solo estribillo, hasta que el De Profundis de su esperanza hubiese adoptado este melancólico estribillo: ¡Nunca, nunca, nunca más!».

Pero como el cuervo indujera a mi alma triste a sonreír de nuevo, acerqué un asiento de mullidos cojines frente al ave, el busto y la puerta; entonces, arrellanándome sobre el terciopelo, quise encadenar las ideas buscando lo que auguraba el pájaro de los antiguos tiempos, lo que este triste, feo, siniestro, flaco y agorero pájaro de los antiguos tiempos quería hacerme comprender al repetir sus ¡Nunca más!

De esta manera, soñando, haciendo conjeturas, pero sin dirigir una nueva sílaba al pájaro, cuyos ardientes ojos me quemaban ahora hasta el fondo del corazón, trataba de adivinar eso y más todavía, mientras mi cabeza reposaba sobre el terciopelo violeta que su cabeza, la de ella, no oprimirá ya, ¡ay, nunca más!

Entonces me pareció que el aire se espesaba, perfumado por invisible incensario balanceado por serafines, cuyos pasos rozaban la alfombra de la habitación. «¡Infortunado! – exclamé -, tu dios te ha enviado por sus ángeles una tregua y un respiro, para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora, ¡Bebe! ¡Oh!, bebe esa deliciosa bebida para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora. ¡Bebe y olvida a la Leonora perdida!». Y el cuervo dijo: «¡Nunca más!».

«¡Profeta! – dije -, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta! Que hayas sido enviado por el tentador, o que la tempestad te haya hecho simplemente caer, naufragar, pero aún intrépido, sobre esta tierra desierta, en esta habitación que ha sido visitada por el Horror, dime, te lo suplico, ¿existe un bálsamo para mi terrible dolor? ¿Existe el bálsamo de Judea? ¡Di, di, te lo suplico!». Y el cuervo dijo: «¡Nunca más!».

«¡Profeta! – dije -, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta! Por el cielo que se extiende sobre nuestras cabezas, por ese Dios que ambos adoramos, di a esta alma llena de dolor si en el lejano paraíso podrá abrazar a una santa joven, a quien los ángeles llaman Leonora. Abrazar a una preciosa y radiante joven a quien los ángeles llaman Leonora». El cuervo dijo: «¡Nunca más!».

«¡Que esta palabra sea la señal de nuestra separación pájaro o demonio! – grité irguiéndome -. Vuelve a la tempestad, a las riberas de la Noche plutónica; no dejes aquí una sola pluma negra como recuerdo de la falsedad que tu alma ha proferido. Deja mi soledad inviolada. Abandona ese busto colocado encima de la puerta. Retira tu pico de mi corazón y precipita tu espectro lejos de mi puerta». El cuervo dijo: «¡Nunca más!».

Y el cuervo, inmutable, continúa instalado allí, sobre el pálido busto de Palas, precisamente encima de la puerta de mi habitación, y sus ojos se parecen a los ojos de un demonio que sueña; y la luz de la lámpara, cayendo sobre él, proyecta su sombra en el suelo; y mi alma, fuera del círculo de esta sombra que yace flotante sobre el suelo, no podrá volver a elevarse. ¡Nunca más!

Guerra Fría 1947-1991

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El término «guerra fría» fue por primera vez utilizado por el escritor español Don Juan Manuel en el siglo XIV. En su acepción moderna fue acuñado por Bernard Baruch, consejero del presidente Roosevelt, quién utilizó el término en un debate en 1947 y fue popularizado por el editorialista Walter Lippmann.

Este concepto designa esencialmente la larga y abierta rivalidad que enfrentó a EE.UU. y la Unión Soviética y sus respectivos aliados tras la segunda guerra mundial. Este conflicto fue la clave de las relaciones internacionales mundiales durante casi medio siglo y se libró en los frentes político, económica y propagandístico, pero solo de forma muy limitada en el frente militar.

El motivo de que la «guerra fría» no se convirtiera en «caliente» fue la aparición del arma nuclear. Antes de la bomba, la guerra era, como afirmó Clausewitz, la continuación de la política por otros medios, tras Hiroshima, la confrontación directa entre las potencias llevaba a la catástrofe general.

Los crecientes arsenales nucleares que las superpotencias fueron acumulando impidieron una guerra directa que nadie hubiera ganado, sin embargo, EE.UU. y la URSS y sus aliados utilizaron la intimidación, la propaganda, la subversión, la guerra local mediante aliados interpuestos…

Iniciada de forma clara y definitiva en 1947, tras un rápido proceso de deterioro en las relaciones de los antiguos aliados, la guerra fría alcanzó su cenit en 1948–53. Tras diversos períodos de distensión y enfrentamiento, la llegada de Gorbachov al poder en la URSS desencadenó un proceso que culminará con la desintegración de la URSS en 1991. La guerra fría había concluido.

Fuente: http://www.historiasiglo20.org/GLOS/guerrafria.htm

Pasesito ¿un fenómeno aislado?

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La sociedad mexicana se encuentra consternada –y con mucha razón–, por el nuevo ‘reto’ lanzado en las redes sociales llamado el ‘pasesito’. Éste consiste en meterse un ‘pase’ de cocaína frente a una cámara y subir el video a Internet.

Claro que esta invitación puede hacer presión sobre algunos jóvenes inseguros para drogarse por primera vez. Pero estoy convencido de que la mayor parte lo hará con bastante experiencia previa.

Comentando este fenómeno, una mamá me miró con aire de preocupación el día de ayer y me dijo: «Padre, ¿qué le parece lo del ‘pasesito’? ¡Es una aberración! ¿No van a hacer algo para advertirles a los papás de la escuela y que estén atentos?»

Efectivamente, son los padres de familia los primeros interesados en defender a sus hijos de este peligro. Pero lo que hoy hiere tan fuertemente nuestra sensibilidad, ¿lo hará también mañana?

Hoy, sí, puede ser que los padres estén atentos y se horroricen al ver a sus hijos o a los amigos de ellos drogándose frente a una cámara.

Pero surgen en mí algunas preguntas acuciantes: ¿No son esos mismos padres que ahora se escandalizan los que hicieron la vista gorda cuando su hijo de secundaria llegó por primera vez borracho? ¿O los que por indolencia permitieron que se sirviera alcohol en la fiesta de su hija adolescente?

¿No son los que, con tal de quitarse el problema de lidiar con un rostro alargado o con algunos minutos de llanto, daban a sus hijos pequeños todo cuanto les pedían? ¿No son ellos los que aún hoy les dan dinero –a veces demasiado–, sin pedirles cuenta alguna?

Padres de familia, no esperen a que sus hijos se ‘metan el pasesito’ para actuar. Comiencen hoy.

La emergencia educativa que estamos viviendo es real y apremiante. Sus hijos han de ser una prioridad. Dedíquenles tiempo, más del estrictamente necesario. Los niños, sin importar la edad, necesitan sentirse queridos por sus padres.

Un padre de verdad sabrá exigir a sus hijos todo lo que haga falta, aunque lloren, pataleen o se enojen. Un padre exigente –por amor y con amor– es un padre presente. ¡No los dejen huérfanos en vida!

Su principal foco en la educación ha de estar en la siembra de valores. Porque hoy podrán protegerlos del ‘pasesito’, pero mañana tendrán que afrontar ellos solos muchos peligros que ni ustedes ni yo llegaremos a conocer, y lo único que definirá su victoria o derrota serán los valores que hayan quedado encarnados en sus corazones.

Como dice la frase: «Hijos sin dolor, padres sin amor», no teman exigir a sus hijos lo mejor. Háganlo con delicadeza, cariño y respeto, pero sin miedo.

 

Curiosidades de la Segunda Guerra Mundial

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  • Esta foto es la más famosa de la historiamilitar norteamericana, no fue originalmente tomada en combate, sino en el momento del reemplazo de la bandera.
  • La locutora propagandística de la Radio Berlín Mildred Gillars (conocida como Axis Sally), era norteamericana.
  • El embajador del Perú en Tokio, Ricardo Rivera Schreiber, advirtió a la embajada de Estados Unidos sobre un inminente ataque japonés a Pearl Harbor en los inicios de 1941, pero no tomaron en cuenta su mensaje. El ataque se produjo en el mes de diciembre.
  • El acorazado Bismarck, el más poderoso de Alemania, fue construido en 5 años, pero sólo duró 9 días en el mar antes de ser hundido por la flota británica.
  • Durante la batalla de Midway, los cuatro portaaviones japoneses fueron derribados en un lapso de cinco minutos.
  • Los soviéticos ametrallaban a los niños en Stalingrado por llevarles agua a los alemanes a cambio de pan.
  • Los rusos entrenaban perros cargados con explosivos para meterse debajo de los tanques y hacerlos explotar.
  • Dresden fue una de las ciudades más bombardeadas de la Segunda Guerra Mundial: pero ahí no habían industrias bélicas ni fuerzas militares, sino civiles, heridos, enfermos y refugiados.
  • Los últimos soldados que lucharon por la defensa de Berlín eran no alemanes.
    El desarrollo de la bomba atómica en Alemania fue desechada por Hitler por ser “tecnología judía“.
  • La “V” de la victoria fue idea del belga Victor De Laveleye quien pidió a sus compatriotas escribirla en las paredes como signo de confianza en la victoria.
  • 50000 rusos pelearon en Stalingrado al lado de los alemanes.
  • El primer disparo de la Segunda Guerra Mundial lo hizo el acorazado alemán Schleswig Holstein en la bahía de Danzig.
  • El crucero ligero Phoenix fue uno de los buques sobrevivientes del ataque japonés en Pearl Harbor. Éste barco fue vendido a
  • Argentina y rebautizado como General Belgrano siendo hundido por el submarino inglés HMS Conqueror en la Guerra de las Malvinas.
  • El U-977 fue el último submarino alemán en rendirse: lo hizo en Argentina.
  • El U-234 tenía la misión de enviar 500 kilos de uranio y un paquete del cohete V2 y el avión Me-262 a Japón, durante el último año de la guerra. No lograron su cometido ya que en mitad de camino Alemania se rindió.
  • Más de la mitad de los aviadores norteamericanos que murieron fueron por accidentes.
  • Elyeza Bazna, fue el espía alemán más caro. La solución fue simple: le pagaban con billetes falsos.
  • Los aviones japoneses fueron detectados tres veces por los norteamericanos antes de iniciarse el ataque en Pearl Harbor.
  • Gran parte de la resistencia francesa tuvo que ser desarmada luego de la liberación, por ser comunistas.
  • 20000 franceses lucharon por Alemania en las Waffen SS de la división Carlomagno.
  • Stalin en español significa “hombre de hierro”.
  • El actor Audie Murphy fue el soldado más condecorado de los Estados Unidos.
  • Charles De Gaulle, el personaje más importante de la resistencia francesa, no se enteró de la operación del desembarco aliado a Normandía sino hasta dos días antes de empezar ésta.
  • Las fuerzas norteamericanas sufrieron 929307 casos de fatiga de guerra: el 26% del total de las bajas.
  • El soldado alemán no tenía uniforme de invierno ni camuflaje para la nieve.
  • Las tropas alemanas llamaban Laura al fusil de reglamento.
  • La cantidad total de civiles muertos en Estados Unidos fue seis.
  • La cantidad total de civiles muertos en Unión Soviética supera los 20 millones.

EL ALZHEIMER

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La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian.

La edad avanzada es el principal factor de riesgo para sufrir esta enfermedad, aunque en una minoría de casos se puede presentar incluso en edades menores a 60 años. Entre el 2% y el 3% de los menores de 65 años muestran signos de la enfermedad, el 8% entre los mayores de 65 y hasta el 25% y el 50% en los mayores de 85 años.

Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del estado de ánimo y de la conducta,(arrebatos de violencia…) pérdida de memoria (incluso no reconocer a familiares, etc), dificultades de orientación, problemas del lenguaje y alteraciones cognitivas.

La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto puede variar mucho de un paciente a otro y ésta pasa por diferentes fases.

En la inicial el enfermo mantiene todavía su autonomíapero en la intermedia y la terminal, el paciente pasa progresivamente a ser dependiente.

En la actualidad no existe cura para la enfermedad, pero sí tratamientos que intentan reducir el grado de progresión de la enfermedad y sus síntomas.

Anualmente es recomendable a partir de los 60 años hacerse análisis de sangre para medir el colesterol, el azucar y la homocisteína, y cada seis meses tomarse la tensión arterial para comprobar que sigue en los valores normales.

Además del tratamiento farmacológico, existen ciertas evidencias de que la estimulación cognitiva ayuda a ralentizar la pérdida de funciones cognitivas. Esta estimulación deberá trabajar aquellas áreas que aún conserva el paciente, de forma que este entrenamiento permita compensar las pérdidas que el paciente está sufriendo con la enfermedad.

Si bien es un mal progresivo e irreversible, según los expertos, es posible retrasar su aparición llevando unos hábitos de vida saludables:

  • Una dieta equilibrada: la obesidad no es precísamente un aliado contra el Alzheimer; el sobrepeso, la hipertensión, el colesterol o la diabetes son factores de riesgo que pueden acabar acarreando alzheimer.
  • Practicar ejercicio tanto físico como mental: mantenerse en buena forma física y practicar algo de ejercicio diariamente puede llegar a reducir a la mitad el riesgo de demencia. Además, mantener la mente ágil es fácil si la ejercitas durante al menos 40 minutos al día. Puedes hacer crucigramas, leer, escribir, aprender algo nuevo…
  • Llevar una vida social plena: llevar unos hábitos saludables, cuando se hace en pequeños grupos es más sencillo, porque se mantiene una mayor motivación.

Por ejemplo, jugar a las cartas no sólo te hará pasar el rato; es otra manera más de ejercitar la mente, controlar el estrés y no sentirse aislado.

El doctor Martínez Lage opina que el alzheimer hay que entenderlo como el resultado de nue stra interacción con el ambiente y el estilo de vida que hayamos seguido y nunca es tarde para luchar contra el Alzheimer

Fuente: http://www.tercera-edad.org/salud/alzheimer.asp

Pablo Picasso

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Pablo Ruíz Picasso fue el artista más famoso del siglo XX. Durante su carrera artística, que duró más de 75 años, creó cientos de obras, no sólo pinturas, sino también esculturas, grabados y cerámica, usando todo tipo de materiales.

Picasso se hizo famoso al ser un pionero del Cubismo, y continuó desarrollandosus facetas artísticas con una vitalidad comparable a la aceleración de los cambios culturales y tecnológicos del siglo cuyo arte dominó y revolucionó. Cada cambió le inspiraba nuevas ideas, y se podría decir que Picasso vivió varias vidas artísticas.

Picasso nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, España. Hijo de un artista, José Ruíz, y de María Picasso. En lugar de adoptar el apellido, muy común en España, de Ruíz, el joven Picasso prefirió usar el apellido de su madre, más inusual, aunque su nombre oficial era mucho más largo, incorporando homenajes a otros miembros de la familia y de los santos. La leyenda dice que sus primeras palabras fueron «piz, piz», en un intento de decir «lápiz». Fue un prodigio artístico que a la edad de 14 años superó el examen de acceso a la Academia de Bellas Artes de Barcelona en sólo un día, aunque era mucho más joven que la edad normalmente requerida para ello. De allí entró en la Academia de San Fernando de Madrid, y volvió a Barcelona en 1900, y empezó a frecuentar el café Els Quatre Gats, donde acudían y se reunían todos los artistas e intelectuales de su tiempo.

Fue en Barcelona donde empezó a alejarse de los clásicos métodos tradicionales en los que había sido educado hacia un enfoque experimental e innovador. Más tarde contó sus éxitos: «cuando yo era niño, mi madre me dijo: ‘Si te haces soldado, serás un general. Si te conviertes en monje terminarás de Papa.» En lugar de eso se convirtió en un pintor y terminó como Picasso».

Picasso abandonó España poco después del cambio de siglo, esta vez hacia París, comenzando lo que se conoce como su época azul, en la que sus pinturas utilizan casi exclusivamente este color para representar su profunda depresión por la muerte de un amigo cercano, Carlos Casagemas. Sólo su historia de amor con la modelo Fernande Olivier fue capaz de hacerle superar este oscuro capítulo de su vida.

Como mencionamos anteriormente el cubismo de Picasso es su estilo más conocido. Les Demoiselles d’Avignon, que representa a cinco prostitutas desnudas, inició este nuevo período. En pocas palabras, este nuevo concepto artístico intentó desafiar las normas de copiar la naturaleza exactamente sobre el lienzo mediante la reducción y la fractura de los objetos con el fin de subrayar la bidimensionalidad del lienzo. Muchas de las pinturas más famosas de Picasso se originan a partir de esta época.

Después de una breve aventura con el clasicismo durante la Primera Guerra Mundial, Picasso adoptó un nuevo estilo en su arte a partir de 1927 conocido como Surrealismo, sucesor natural del cubismo. A finales de abril de 1937, el mundo se conmocionó con la noticia del bombardeo de la ciudad de Guernica, España, un ataque a un objetivo civil cuya única meta era la práctica de nuevos métodos de bombardeo de saturación, a cargo de la Luftwaffe nazi. Picasso respondió a esta acción con la creación de una gran pintura antibelicista que se ha convertido en un símbolo internacional: El Guernica. Durante la 2ª Guerra Mundial Picasso vivió en París, donde volcó sus energías sobre el arte de la cerámica. Desde 1947 hasta 1950, exploró nuevos métodos en la realización de litografías. Durante este tiempo se implicó públicamente en política, también se unió al Partido Comunista, y sus vínculos políticos implicaron que se involucrase menos en su arte. Pablo Picasso murió el 8 de abril de 1973 en Mougins, Francia, a la edad de 91 años. Durante su vida se casó dos veces y tuvo cuatro hijos.

Fuente: http://www.donquijote.org/cultura/espana/arte/pintores/picasso

El propósito de un padre

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Al reflexionar sobre la clase de persona que quiero ser como madre, recordé la cuestión que Aristóteles planteó en su libro La política: ¿Ser un ‘buen ciudadano’ y ser un ‘buen hombre’ son la misma cosa? Para responder, afirma que primero hay que definir lo que significa ser un buen ciudadano.

Un buen ciudadano, argumenta el filósofo, es aquel que cumple con su ‘tarea’ o propósito, que consiste en preservar el régimen en el que vive, al realizar bien su trabajo dentro de las reglas y leyes del propio régimen. Ahora bien, hay diferentes clases de regímenes con diferentes clases de leyes, y algunos tienen leyes que no incentivan el comportamiento virtuoso.

Dado que un buen hombre se define como un hombre virtuoso –esto es, un hombre que comprende el concepto moral de lo que es ‘bueno’ y vive acorde a éste–, no siempre un buen ciudadano es un buen hombre.

De igual forma podemos cuestionar si es lo mismo ser un ‘buen padre’ que ser ‘una buena persona’. Aplicar el cuestionamiento de Aristóteles puede ser útil: un buen padre se define por su propósito. El problema es que existen diferentes opiniones sobre cuál es el propósito de un padre. Y algunos propósitos podrían no ser virtuosos.

Por ejemplo, si el propósito del padre es que su hijo se convierta en un tenista profesional, no necesariamente tiene que ser una persona virtuosa para lograrlo. Tiene que enfocarse y ser determinado, tiene que hacer un gran esfuerzo para pagar todas las clases de tenis. No obstante, estas cualidades por sí mismas no lo hacen ni buena ni mala persona, ya que igual pueden usarse para alcanzar fines buenos que malos.

De acuerdo con el razonamiento aristotélico, un ‘buen padre’ sería quien tiene un propósito moral. El punto no sólo es criar a un hijo para que se convierta en un gran concertista de piano, un nadador olímpico o un graduado de Harvard. Es criar a un hijo que quiera ser bueno, que ame a Dios, que comprenda la diferencia entre el bien y el mal, que desee ayudar a los demás, que tenga confianza en sí mismo y visión moral para formar relaciones interpersonales significativas, que sepa lidiar con las dificultades y vivir una vida con propósito: un hijo que tenga la capacidad de amar.

Si ése es mi propósito como padre, debo tratar de ser yo mismo una buena persona. No puedo llevar a mis hijos en esa dirección si yo no me conduzco igual. Y lo que más necesito para ser una buena persona y para ayudar a mis hijos a que lo sean, es el amor total e incondicional.

Mi propósito como padre es más amplio y profundo que asegurar el éxito académico de mi hijo. Puedo sentir cómo me convierto en un mejor ser humano al hacerlo. En realidad, eso significa ser un buen padre.

 

Fuente: philosophy for parents.