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La enfermedad de estar ocupado

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Hace unos días me encontré con una buena amiga. Me detuve para preguntarle qué tal le iba y saber cómo estaba su familia. Puso los ojos en blanco, miró hacia arriba y en voz baja suspiró: “Estoy muy ocupada… muy ocupada… demasiadas cosas ahora mismo.”

Poco después, le pregunté a otro amigo y le pregunté qué tal estaba. De nuevo, con el mismo tono, la misma respuesta: “Estoy muy ocupado, tengo mucho que hacer.”

Se le notaba cansado, incluso exhausto.

Y no sólo nos pasa a los adultos. Cuando nos mudamos hace diez años, estábamos emocionados por cambiarnos a una ciudad con buenos colegios. Encontramos un buen vecindario con mucha diversidad de gente y muchas familias. Todo estaba bien.

Después de instalarnos, visitamos a uno de nuestros amables vecinos y les preguntamos si nuestras hijas podrían conocerse y jugar juntas. La madre, una persona realmente encantadora, cogió su teléfono y empezó a mirar la agenda. Pasó un rato deslizando la pantalla y al final dijo: “Tiene un hueco de 45 minutos en las próximas dos semanas. El resto del tiempo tiene gimnasia, piano y clases de canto. Está muy ocupada.”

Los hábitos destructivos empiezan pronto, muy pronto.

¿Cómo hemos terminado viviendo así? ¿Por qué nos hacemos esto a nosotros mismos? ¿Por qué se lo hacemos a nuestros hijos? ¿Cuándo se nos olvidó que somos “seres” humanos y no “haceres” humanos?

¿Qué pasó con el mundo en el que los niños se ensuciaban con barro, lo ponían todo perdido y a veces se aburrían? ¿Tenemos que quererlos tanto como para sobrecargarlos de tareas y hacerles sentir tan estresados como nosotros?

¿Qué pasó con el mundo en el que podíamos sentarnos con la gente que más queremos y tener largas conversaciones sobre nosotros mismos, sin prisa por terminar?

¿Cómo hemos creado un mundo en el que tenemos más y más cosas que hacer con menos tiempo libre (en general), menos tiempo para reflexionar, menos tiempo para simplemente… ser?

Sócrates dijo: “Una vida sin examen, no merece ser vivida.”

¿Cómo se supone que podemos vivir, reflexionar, ser o convertirnos en humanos completos si estamos constantemente ocupados?
Esta enfermedad de estar “ocupado” es intrínsecamente destructiva para nuestra salud y bienestar. Debilita la capacidad de concentrarnos completamente en quienes más queremos y nos separa de convertirnos en el tipo de sociedad que tan desesperadamente clamamos.

Desde los años 50 hemos tenido tantas innovaciones tecnológicas que nos prometimos hacer nuestras vidas más fáciles, más rápidas, más sencillas. Aun así, hoy no tenemos más tiempo disponible que hace algunas décadas.

Para algunos de nosotros, “los privilegiados”, las líneas entre el trabajo y la vida personal desaparecen. Siempre estamos con algún aparato. Todo el tiempo.

Tener un smartphone o un ordenador portátil significa que deja de existir la división entre la oficina y nuestra casa. Cuando los niños se van a la cama, nosotros nos conectamos.

Una de mis rutinas diarias es revisar una avalancha de correos. Me suelo referir a esto como “mi yihad contra el correo”. Estoy constantemente enterrado bajo cientos y cientos de correos, y no tengo ni la más remota idea de cómo detenerlo. He intentado diferentes técnicas: respondiendo sólo por las mañanas, no respondiendo los fines de semana, diciéndole a la gente que nos comuniquemos cara a cara… Pero siguen llegando, en cantidades ingentes: correos personales, correos del trabajo, incluso híbridos. Y la gente espera una respuesta a esos correos. Ahora, resulta que quien está demasiado ocupado soy yo.

La realidad es muy diferente para otros. Para algunos, tener dos trabajos en sectores mal pagados es la única forma de mantener una familia a flote. El veinte por ciento de los niños de EE.UU. viven en la pobreza y muchos de sus padres trabajan por salarios mínimos para poner un techo sobre sus cabezas y algo de comida en la mesa. También están muy ocupados.

Los viejos modelos (incluyendo el del núcleo familiar sólo con un padre trabajando, si es que tal cosa alguna vez existió) ha pasado de largo para muchos de nosotros. Sabemos que existe una mayoría de familias en las que la unidad familiar está separada o con ambos padres trabajando. Y no funciona.

No tiene que ser así.

En muchas culturas musulmanas, cuando quieres preguntarle a alguien qué tal le va, dices: en árabe, ¿Kayf haal-ik? o, en persa, ¿Haal-e shomaa chetoreh? ¿Cómo está tu haal?

¿Qué es ese haal por el que preguntas? Es una palabra para preguntar por el estado transitorio del corazón de uno. En realidad preguntamos “¿Cómo está tu corazón en este momento exacto, en este mismo suspiro? Cuando nosotros preguntamos “¿Qué tal estás?”, esto es exactamente lo que queremos saber de la otra persona.

No pregunto cuantas cosas tienes por hacer, no pregunto cuantos correos tienes pendientes de leer. Quiero saber cómo estás en este preciso momento. Cuéntame. Dime que tu corazón está contento, dime que tu corazón está dolorido, que está triste y que necesita contacto humano. Examina tu propio corazón, explora tu alma y después cuéntame algo sobre ambos.

Dime que recuerdas que sigues siendo un ser humano, no sólo un “hacer” humano. Dime que eres algo más que una máquina completando tareas. Ten esa charla, ese contacto. Ten una conversación sanadora, aquí y ahora.

Pon tu mano en mi hombro, mírame a los ojos y conecta conmigo por un segundo. Cuéntame algo sobre tu corazón y despierta al mío. Ayúdame a recordar que yo también soy un ser humano pleno que necesita contacto con otros humanos.

Enseño en una universidad en la que hay muchos estudiantes orgullosos de si mismos con el estilo de vida “estudiar mucho, desfasar mucho”. Esto probablemente podría ser un reflejo de buena parte de nuestro estilo de vida.

No tengo soluciones mágicas. Lo único que sé es que estamos perdiendo la capacidad de vivir una vida plena.

Necesitamos una relación diferente con el trabajo y la tecnología. Sabemos lo que queremos: una vida con significado, sentido de humanidad y una existencia justa. No es sólo tener cosas. Queremos ser completamente humanos.

W. B. Yeats escribió una vez: “Se necesita más coraje para escudriñar los rincones oscuros de tu propia alma que para luchar en un campo de batalla.”

¿Cómo se supone que vamos a examinar los rincones oscuros de nuestra alma si no tenemos tiempo? ¿Cómo podremos vivir una vida sujeta a examen?
Siempre soy prisionero de la esperanza, pero me pregunto si estamos dispuestos a reflexionar sobre cómo hacerlo y sobre cómo vivir de otra manera. De alguna forma, necesitamos un modelo diferente de reorganización individual, social, familiar y humanitario.

Quiero que mis hijos se ensucien, que lo ensucien todo y que incluso se aburran. Quiero que tengamos un tipo de existencia en el que podamos detenernos por un momento, mirar a otras personas a los ojos, tocarnos y preguntarnos mutuamente ¿cómo está tu corazón?. Me estoy tomando tiempo para reflexionar sobre mi propia existencia; estoy lo suficientemente en contacto con mi propio corazón y alma para saber cómo me siento y para saber cómo expresarlo.

¿Cómo está tu corazón hoy?

Déjame insistir en un tipo de conexión humano-a-humano en la que cuando uno de nosotros responda “Estoy muy ocupado”, podamos responder “Lo sé. Todos lo estamos. Pero quiero saber cómo está tu corazón.”

Artículo original por Omid Safi
Traducción por Al gluten, buena cara

Fuente: http://alglutenbuenacara.com/2015/05/07/la-enfermedad-de-estar-ocupado/

Angela Merkel y la islamización de Europa

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La declaración que hizo la canciller alemana sobre el «peligro de islamización de Europa» durante un debate público en la Universidad de Berna (Suiza), ha sorprendido a los medios de comunicación: Merkel ha instado a sus compatriotas a ir más a menudo a la iglesia y a conocer más la Biblia.

Recordó que la mejor respuesta es «tener el valor de ser cristianos, saber fomentar el diálogo [con los musulmanes], volver a la iglesia, sumergirse de nuevo en la Biblia”.

Cuando una mujer del público le preguntó cómo iba a “proteger a Europa y a su cultura de la islamización”, la canciller, quien está muy implicada en la resolución de la crisis de los migrantes, dijo que el miedo al Islam no va a contribuir en nada a mejorar la situación.

La afluencia de refugiados y los debates que ésta crea constituyen también la oportunidad “para investigar un poco más acerca de nuestras propias raíces”. Para dialogar y hablar acerca de uno mismo, es necesario conocerse y entenderse.

Merkel, que es hija de un pastor protestante, invita a los europeos a redescubrir los tesoros del cristianismo y de su fe.

Entre el arte y la ciencia

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Desde que el hombre surgió en la tierra ha tratado de explicar, de diferentes maneras, los diversos fenómenos naturales que lo impactan, sea por el beneficio o perjuicio que para él representan.
Muchas son las formas como el hombre empieza a expresar sus asombros y sus intentos por dominar a la naturaleza: por medio de imágenes, ritos, mitos, recursos mágicos; más adelante a través de la ciencia y el arte.
El arte y la ciencia son dos ramas de la cultura que, equivocadamente, se han considerado separadas, independientes entre sí, cuando en realidad sus nexos son, y han sido siempre, íntimamente estrechos.
Dos son las grandes interrogantes que han angustiado al hombre a través de su historia: ¿qué es y cómo es el universo? ¿Cómo es y de dónde proviene el hombre? Para dar respuesta a estas dos preguntas, el protagonista humano ha desplegado toda su sensibilidad y su inteligencia.
Veamos, muy brevemente, qué nos dicen la ciencia y el arte, y cómo se han hermanado en el transcurso del tiempo.
Las primeras manifestaciones artísticas datan de finales de la edad de piedra, hace unos 15 mil a 10 mil años antes de nuestra era, cuando el hombre pintaba, grababa, tallaba imágenes de animales de caza, figuras humanas, de astros, etc., en las paredes de las cuevas donde se guarecía.
Al principio estas expresiones obedecían a motivaciones mágicas, rituales. Más adelante, el arte ya no se limitó a reflejar la realidad natural y social sino, como sucede en la actualidad, se ha convertido en el emisario más eficaz en la transmisión de los mejores ideales que la sociedad genera.
Y, ¿qué tiene que ver la ciencia con todo esto? La ciencia es el conjunto de conocimientos que pretende explicar racional y objetivamente el universo, entendido éste como la totalidad de lo existente, desde los microbios y las partículas más elementales hasta las galaxias increíblemente inmensas, sin olvidar que aquí está incluido el hombre.
En el momento actual, el arte y la ciencia se apoyan recíprocamente. La ciencia sin el arte perdería su objetivo principal: la felicidad del hombre. El arte sin la ciencia acabaría por convertirse en una elemental actividad artesanal. ¿Qué harían los pintores, grabadores, escultores, fotógrafos, músicos, arquitectos sin el auxilio de la física, la química, la metalurgia, la geometría? Esto es respecto al material y técnicas que el artista maneja; pero también cuenta mucho la historia, la biología, la astronomía, la sociología y otras ciencias que ayudan al artista a enriquecer su concepción de la vida, del hombre y del universo; pues en la medida que el artista tenga una conciencia social más amplia, su mensaje, su proyección espiritual será más profunda.
Por eso, para terminar, decimos con mucho entusiasmo: bienvenida la ciencia, porque gracias a la aportación de los científicos, la sensibilidad de los artistas se ilumina cada vez más con el saber. Bienvenido el arte, porque gracias a él, la ciencia puede humanizarse más para ponerse verdaderamente al servicio del hombre.

La relación del perro y el hombre, nació en Asia hace 15.000 años

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Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Cornell, indica que la relación (domesticación) de los perros y el hombre, tuvo lugar hace 15.000 años en una zona comprendida entre Nepal y Mongolia. Para llegar a esto, los investigadores analizaron alrededor de 185.800 marcadores genéticos en más de 5.000 perros.

De hecho, por vez primera se incluyeron a animales de pura raza y otros mestizos de origen desconocido de todo el mundo, por lo que descubrieron un incremento de la diversidad genética conforme las muestras se acercan a Asia central. Según los científicos, esa región sería el lugar del inicio de la relación entre perros y hombres.

De acuerdo con Adam Boyko, del departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Cornell y coautor del estudio, este centro de diversidad es la marca para localizar el último ancestro común de una especie. Conforme los grupos se alejan de esta región, la diversidad genética se pierde.

«En los humanos se observa este mismo fenómeno cuando los grupos humanos se alejan de África oriental. Por lo tanto, este es probablemente el sitio en el que comenzó la domesticación del perro, aunque no podemos descartar eventos anteriores que no hayan logrado dejar huellas genéticas en las poblaciones modernas», añade el científico, quien advierte que para ello sería necesario analizar ADN antiguo.

Boyko y su equipo emplearon muestras del genoma de más de 4.600 perros de 165 razas puras y de más de 540 perros mestizos de 38 países. Estos últimos son genéticamente más diversos y están geográficamente más extendidos, lo que los convierte en vitales para desentrañar la historia de la población canina.

Con los resultados del análisis, los científicos concluyeron que el origen de la domesticación se produjo en Asia central y que de ahí se expandieron al este del continente.

 

Las mejores ciudades pequeñas de EU para los negocios y carreras

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Si estás pensando migrar a EU para abrir un negocio y buscas algo alejado del bullicio citadino, éstas son las 10 mejores opciones. 

Florida ha sido un lugar de retiro durante décadas gracias a su clima cálido, sus oportunidades recreativas y sus bajos impuestos. El estado se encuentra entre los de más rápido crecimiento poblacional gracias una afluencia constante de personas de 65 años o más.

Pero ninguna área está capitalizando más entre los baby boomers retirados que The Villages, situada a 100 kilómetros al noroeste de Orlando, en el centro de Florida. El área metropolitana, que se desarrolló a partir de la gran comunidad de retiro del mismo nombre, fue la de más rápido crecimiento en Estados Unidos por la población en los últimos dos años con una tasa de casi el doble que la de cualquiera de las otras 400 áreas metropolitanas del país. La población metropolitana de The Villages, que abarca el condado de Sumter, se ha más que duplicado desde el 2001 alcanzando hoy los 114,800 habitantes.

El crecimiento explosivo de The Villages lo impulsó al primer lugar en la lista Forbes de los mejores lugares pequeños para los negocios y carreras, que clasifica a 201 areas metropolitanas con poblaciones inferiores a 260,500 habitantes. The Villages es una de las 27 nuevas Áreas Estadísticas Metropolitanas (MSA por sus siglas en inglés) clasificadas luego de que la Oficina de Administración y Presupuesto actualizara las definiciones de MSA en febrero de 2013 con base en los datos del censo de 2010.

The Villages no es el lugar para las empresas o los empleados en busca de la próxima startup de Internet, sino una economía en auge gracias a los servicios requeridos por la creciente población que incluyen asistencia sanitaria, servicios financieros, ventas minoristas y más. Un mercado inmobiliario en auge también ha contribuido. La nueva construcción ayudó a impulsar la venta de casas hasta 2,601 en 2014, de acuerdo con la consultora inmobiliaria RCLCO.

The Villages también reportó sólidos resultados en todos los ámbitos de la docena de métricas que Forbes usa para evaluar a las áreas metropolitanas más pequeñas. Ocupó el primer lugar en seguridad, migración y crecimiento económico proyectado. Se espera que la economía de The Villages crezca un 9.1% anual hasta 2017, según Moody’s Analytics. Los costos operación de los negocios son 21% menores a los del promedio nacional. La única métrica en la que The Villages no destaca es el costo de vida, que se encuentran entre los 30% más altos de las áreas metropolitanas más pequeñas.

Lafayette, Indiana, ocupa el segundo lugar tras escalar siete puntos con respecto a 2014 gracias a que el empleo y sus perspectivas económicas se han mejorado visiblemente. El crecimiento del ingreso de los hogares también se ha recuperado y se espera que se mantenga fuerte. Subaru, quien tiene su sede en Lafayette está en medio de una expansión de 400 millones de dólares (mdd) que añadirá 900 empleos. La Purdue University, ubicada en West Lafayette, es un importante motor de la economía del área, el capital humano y la escena cultural. El Purdue Research Park y el Discovery Park en la Universidad de Purdue prosperan como dos comunidades de innovación con infraestructura completa de investigación y desarrollo (I+D).

La 17ª mirada anual de Forbes a los mejores lugares para los negocios y carreras divide las 401 áreas metropolitanas de Estados Unidos entre las 200 más grande por población y las 201 con poblaciones por debajo de 260,500  habitantes para evaluar los mejores y peores climas de negocios. Los 10 mejores lugares pequeños provienen de 9 estados distintos, sólo Utah tiene dos áreas metropolitanas en el conteo: St. George y Logan. Las zonas se clasifican en una docena de factores relacionados con el crecimiento del empleo (pasado y proyectado), costos (de negocios y de vida), de ingresos y de crecimiento económico, calidad de vida y educación de la fuerza laboral. Nuestros proveedores de datos son Moody’s Analytics y el demógrafo Bert Sperling, quien dirige Sperling’s BestPlaces.

Sioux Falls, South Dakota, ocupa el lugar número 3 en general, subiendo desde el quinto en 2014 (tras ocupar el primer lugar en 2013). Los costos de los negocios son menores 19% del promedio nacional, de acuerdo con el índice de costo para hacer negocios de Moody’s Analytics, y la migración a la zona ha sido fuerte. Sioux Falls representa más de un tercio de la economía de Dakota del Sur, y el estado ofrece bajos impuestos y un entorno regulatorio de negocios amable.

Sioux Falls tiene una significativa presencia de servicios financieros gracias a la suavización de las leyes contra la usura en 1980. Citigroup, Capital One Financial, Wells Fargo y otros han establecido sus operaciones en el estado. Dakota del Sur tenía 3,000 mdd  en activos bancarios en marzo de 2015, de acuerdo con la Federal Deposit Insurance Corporation, más que cualquier otro estado y representa 19% de los activos monitoreados por la FDIC.

Bend, Oregón (4) y Lawrence, Kansas. completan los cinco primeros. La previsión del empleo de Moody’s para Bend espera un crecimiento anual de 4.3% hasta 2017, el segundo mejor entre las áreas metropolitanas más pequeñas. Lawrence, sede de la Universidad de Kansas, tiene una de las fuerzas laborales más educadas de EU, donde 50% de los adultos posee un título universitario (la tercera mayor cantidad entre las áreas metropolitanas más pequeñas) y 95% tiene un diploma de escuela preparatoria (segunda mejor).

Éstos son los 10 mejores lugares pequeños para negocios y carreras en 2015:

1. The Villages, Florida.
Población: 114,800
Producto Metropolitano Bruto: 2,800 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 9.1%

2. Lafayette, Indiana
Población: 211900
Producto Metropolitano Bruto: $ 9,900,000,000
Proyección de crecimiento anual del PMB: 5.3%

3. Sioux Falls, South Dakota
Población: 248,800
Producto Metropolitano Bruto: 16,200 mdd
Proyección de crecimiento GMP anual: 5.5%

4. Bend, Oregon
Población: 171,100
Producto Metropolitano Bruto: 7,400 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 4.6%

5. Lawrence, Kansas
Población: 116,800
Producto Metropolitano Bruto: 4,900 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 4.5%

6. St George, Utah
Población: 152,600
Producto Metropolitano Bruto: 4,900 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 6,7%

7. Fargo, North Dakota
Población: 229,400
Producto Metropolitano Bruto: 14,100 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 4.4%

8. Logan, Utah
Población: 131,600
Producto Metropolitano Bruto: 5,400 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 5.9%

9. Auburn, Alabama
Población Metro: 154500
Producto Metropolitano Bruto: 5,500 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 2.3%

10. Hilton Head Island, C.C.
Población Metro: 203,800
Producto Metro bruto: 7,700 mdd
Proyección de crecimiento anual del PMB: 6.0%

Esperando a los bárbaros

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El día de hoy, 14 de noviembre, el escritor israelí pronunció una conferencia en el Instituto Nexus, con sede en Tilburg. Se trata de una apasionada ofensiva contra los fanatismos y la ceguera frente a las diversas manifestaciones del mal. Con su autorización, reproducimos una versión abreviada en exclusiva para los lectores de habla hispana.

Permítanme comenzar con un apunte personal. Durante muchos años me he estado levantando a las cuatro de la mañana. Un paseo antes del alba pone muchas cosas en perspectiva. Por ejemplo, si en las noticias de la tarde anterior un político usó palabras tales como “para siempre y alguna vez”, “para toda la eternidad” o “nunca en un millón de años”, a las cuatro de la mañana puedo oír las piedras en el desierto o los árboles en el parque municipal y reírme silenciosamente del sentido del tiempo de ese político. Vuelvo a casa, todavía antes de que salga el sol, me preparo una taza de café, me siento en el escritorio y comienzo a hacerme preguntas. No cuestiono lo que el mundo viene a ser, o cuál es la manera correcta de conducirse. Me pregunto: “¿Y si fuera él? ¿Y si fuera ella? ¿Qué sentiría, querer, temer y esperar? ¿De qué estaría avergonzado, esperando que nadie lo sepa alguna vez?”.

Mi trabajo es ponerme en los zapatos de otra gente. Incluso debajo de sus pieles. Mi impulso es la curiosidad. Yo fui un niño curioso. Casi todos los niños son curiosos, pero pocas personas conservan esa curiosidad en la edad adulta y la vejez.

Ahora sabemos que la curiosidad es una condición necesaria, incluso la primera condición, para un trabajo intelectual o científico. Pero debo añadir que desde mi punto de vista la curiosidad también es una virtud moral. Una persona curiosa es ligeramente una mejor persona, un mejor compañero, un mejor padre, un mejor vecino y colega que una persona no curiosa. También es un mejor amante.

Déjenme sugerir que la curiosidad, junto con el humor, son los dos antídotos principales para el fanatismo. Los fanáticos no tienen sentido del humor, y rara vez son curiosos. Porque el humor mina el fanatismo y la curiosidad lo asalta introduciendo el riesgo de la aventura, cuestionando y descubriendo respuestas incorrectas.

Esto me lleva al papel principal de la literatura y el arte en general. Sus grandes méritos no son sugerir una reforma social ni hacer crítica política. Como ustedes saben, el patio trasero de la filosofía y la teología está lleno con los esqueletos de novelistas y poetas que quisieron competir con filósofos y teólogos, con ideólogos o hasta con profetas. Muy pocos tuvieron éxito, pero eso es inútil. La mala literatura puede incluir mensajes morales muy importantes y positivos, y aun así ser mala literatura.

El rasgo determinante de la buena literatura y del arte es su capacidad de abrir un tercer ojo en nuestra frente. Hacernos ver viejas cosas lamentables de un modo totalmente nuevo. “Incluso una mirada antigua tuvo su momento de nacer”, como dijo el gran poeta israelí Nathan Alterman. La gran literatura ha entrado en los zapatos y las pieles de los otros, forasteros, seres humanos a veces desagradables, los Don Quijote, los Yago, los Raskolnikov de este mundo. La mala literatura no abrirá un tercer ojo. Repetirá, simplemente, solo lo que ya sabemos y nos mostrará solo lo que hemos visto ya.

Cuando escribo, no me dirijo principalmente a las emociones de mis lectores, aunque le hable a las emociones también. Tampoco me dirijo al intelecto de los lectores, aunque le hable a él también. Antes que nada, me dirijo a su curiosidad. […]

Así que por favor no me pidan que esta mañana hable, como escritor, de la solución de dos Estados o la solución de un Estado. He hablado mentalmente de este tema durante medio siglo. Pero solo diré esto: mi apoyo para dos Estados separados, uno para israelíes y uno para palestinos, no proviene de la perspicacia del historiador, de la astucia del político o de la maestría del analista. No tengo nada de esto; solo tengo curiosidad e imaginación. Desde mi infancia en Jerusalén, me he preguntado lo que se sentiría ser un palestino, refugiado o no. Cómo sería vivir en la piel de un palestino. Abrigar las memorias de un palestino. Soñar sueños de palestino.

Mientras me planteaba esta pregunta, seguí siendo un judío israelí. No me convertí en un palestino ni me hizo adoptar una narrativa palestina y sucumbir a cada demanda palestina. Tampoco me ha llevado a poner la otra mejilla, pero me ha inspirado a buscar un compromiso.

El compromiso, ustedes lo saben, está lejos de la capitulación. No tiene nada que ver con lo de poner la otra mejilla. Por extraño que parezca, el compromiso también puede ser un niño curioso. Para imaginar otras vidas, otras salas de estar, otros amores y otras pesadillas podemos salir de nuestra propia sala de estar e ir a conocer a otras personas a mitad del camino a través del puente.

Sé que los jóvenes idealistas (en estos días preferirían la palabra “activistas”) a menudo odian el compromiso, se mofan de ello como un oportunismo débil, inmoral. Pero en mi diccionario, el compromiso es sinónimo de vida. Y lo contrario del compromiso no es la integridad o el idealismo sino el extremismo y la muerte.

La curiosidad también ha inspirado mi fascinación con el mal. Las ciencias sociales tienden a asociar la agresión al sufrimiento de la infancia o a la crueldad de la sociedad o al colonialismo. No hay hechos malos, solo delitos inducidos por el trauma. No hay personas malas, solo víctimas convertidas en perpetradores.

Así, los sociólogos y los psicólogos no reconocen el mal en absoluto. Pero están equivocados: el mal existe. Los teólogos, por otra parte, a menudo lo reclaman como su propio campo de especialidad. Pero también están equivocados: casi cada ser humano considera al mal y estamos profundamente fascinados por él, lo admitamos o no. La literatura siempre ha estado al tanto de la curiosidad que nos produce el mal. Desde Caín, Medea, Yago, Mefisto, Raskólnikov y el Patriarca de García Márquez. Todos ellos nos intrigan, porque todos y cada uno de nosotros lleva uno o dos genes o uno o dos gérmenes de la misma clase de aquellos monstruos literarios. […]

Tengo una disputa amarga con un compatriota mío muy famoso, Jesucristo, que dice: “perdónalos, ya que no saben lo que hacen”. A veces estoy de acuerdo con la primera parte de la oración, la parte del perdón. Pero rechazo enérgicamente la segunda, implicando que todos o la mayor parte de nosotros deberían ser perdonados porque somos imbéciles morales. No lo somos. Sabemos lo que significa el dolor. Sabemos que es incorrecto infligir dolor. Toda vez que infligimos dolor a otros, sabemos lo que hacemos. Ah, sí, lo sabemos. Incluso un pequeño niño inocente que le jala la cola a un perro, sabe que él o ella infligen dolor. El dolor es el más grande común denominador de todas las cosas comunes. El dolor es una experiencia democrática, hasta una experiencia igualitaria. El dolor no distingue entre el rico y el pobre, el fuerte y el dócil. Siempre que provocamos dolor a otros no lo hacemos por ignorancia, sino porque, por lo visto, debe haber algún gen malo en casi cada uno de nosotros.

Sin embargo, no se preocupen por mi desacuerdo con Cristo: no hay nada extraño en que dos israelíes tengan opiniones contrarias.

¿Así pues, cuál es, entonces, la parte difícil del trabajo moral? Se debe distinguir entre niveles del mal. Ya que hay muchos niveles del mal en el mundo. El robo, el pillaje y la explotación son muy malos. La violación y el asesinato son peores. La opresión de las mujeres, las minorías y los pueblos colonizados es muy mala. El genocidio es peor. La destrucción ambiental es muy mala. La limpieza étnica es peor. La comercialización y vulgarización de las relaciones humanas son muy malas. La quema de herejes y la venta de una joven por una cajetilla de cigarros son peores. La infantilización sistemática de la humanidad por el capitalismo de mercado es muy mala, como lo es el engranaje de la política y el entretenimiento. Pero las cruzadas, la yihad, la Inquisición, los Gulags y los campos de concentración eran mucho, mucho peores. […]

Soy hijo de judíos europeos pero ya no me considero un europeo. Intrigado por Europa, sí. Fascinado por Europa, muchísimo, en efecto. Atraído por Europa, desde muchos puntos de vista. Pero no europeo.

Mis padres eran europeos devotos. Nunca se consideraron como rusos o polacos, lituanos o ucranianos. Amaron Europa. Eran políglotas, amaron las diferentes culturas y tradiciones, amaron la variedad de tesoros artísticos y literarios, amaron la arquitectura, amaron los paisajes, los prados y los bosques, las ciudades antiguas con las piedras curvas que pavimentaron callejones. Amaron los cafés; incluso amaron el sonido de las campanas de la iglesia. Y, sobre todo, amaron la música. […]

En los años treinta mi padre fue testigo de ese grafiti odioso en las paredes de las ciudades europeas: “Judíos: vuelven a Palestina”. Hoy en día, las mismas paredes nos gritan: “Judíos: salgan de Palestina”. Por tanto, ¿en qué lugar de la tierra está la patria del pueblo judío? ¿En la luna? ¿O en el fondo del mar?

Cuando el antisemitismo europeo dio vuelta de lo verbal a la violencia, a mis padres les dieron un puntapié de sus casas y universidades en Europa. […] Vinieron a Jerusalén porque en los años treinta nadie en el mundo entero quería más judíos. Algunos países, con respecto a la perspectiva de aceptar refugiados y perseguidos judíos, recurrieron a la famosa línea “Uno es demasiado”. Algunos dijeron: “Ninguno es demasiado”. Un país lejano fue más sofisticado que eso. Sus líderes renunciaron al antisemitismo como algo “monstruoso y sórdido”, e inmediatamente añadieron “y no vamos a recibir a más judíos en nuestro país porque no queremos importar el antisemitismo”.

Algunas personas, incluso jóvenes israelíes, recientemente han comenzado a preguntarse si el precio de la creación y la existencia de Israel no es demasiado alto. Demasiado alto en matanza, en violencia, en separación de cientos de miles de árabes y judíos. Este asunto se basa en la ingenua y falsa consideración que cometieron mis padres cuando fueron a ver a su agente de viajes en Polonia en los años treinta e incurrieron en el terrible error de comprar billetes a Jerusalén. Si solo en vez de Jerusalén hubieran dicho que querían ir a la Costa Azul, se habría evitado el conflicto, y el Medio Oriente habría evolucionado en un paraíso sosegado. Todos estarían felices.

Pero en los años treinta mis padres, y los padres de mi esposa, y casi todos los otros judíos europeos, simplemente no tenían lugar adonde ir. Era Jerusalén o quedarse donde estaban, en cuyo caso yo no estaría hoy aquí. Lo mismo se refiere a aproximadamente un millón de judíos del Medio Oriente que fueron violentamente expulsados de una patada de los países árabes y musulmanes o que huyeron de aquellos países con la piel entre los dientes.

Mis padres y su generación de refugiados llevaron Europa con ellos a Jerusalén. Trataron de crear un pequeño enclave europeo al borde del desierto. Uno a otro se decían Herr Doktor y Frau Direktor. Querían paz y tranquilidad entre 2 y 4 de la tarde. Vivieron en pisos pequeños y estrechos, en el caso de mi familia en un sótano minúsculo. Pero sus casas estaban llenas de libros, fonógrafos y reproducciones de paisajes europeos en las paredes. Como niño, me asombraba, era algo misterioso. Hoy sé que éstas eran manifestaciones de su amor no correspondido por el continente que los echó a patadas. […]

Llevaron esta herida por el resto de sus vidas, y yo llevo la misma herida en mis genes y en mi mente. Por eso ya no me considero un europeo.

Muchos judíos que huyeron, ellos mismos o sus padres, a Israel de países musulmanes, llevan el mismo sentimiento de amor–odio hacia el mundo islámico que yo siento hacia Europa. […]

El día después del 9/11 escribí en algún lado: ¿quién podría adivinar que el siglo XX sería seguido de inmediato por el siglo XI? Perseguir a una pandilla de fanáticos en los desiertos de Irak y Siria o en los callejones de Gaza es una cosa; la lucha contra el fanatismo es otra. No tengo una suposición particular qué hacer acerca de la persecución. Pero, después de todo, mi infancia en Jerusalén me concedió cierta maestría en el fanatismo. Quizá sea tiempo para que en cada escuela y universidad se comience un curso de fanatismo comparado. […]

Tampoco es una “guerra de civilizaciones”. Samuel Huntington sugirió que el síndrome de principios del siglo XXI es la lucha entre varias civilizaciones, incluyendo Occidente. Creo que se equivocaba. Creo que el síndrome de nuestro tiempo es la lucha universal entre fanáticos, todas las clases de fanáticos y el resto de nosotros. […]

El ascenso del fanatismo puede tener que ver con el hecho de que mientras más complejas sean las preguntas que se hacen, más personas ansían respuestas simples. El fanatismo y el fundamentalismo, a menudo, tienen una sentencia para responder por el sufrimiento humano. El fanático cree que si algo es malo tiene que ser aniquilado, a veces junto con sus vecinos. El fanatismo es muy antiguo. Es mucho más viejo que el Islam, el cristianismo y el judaísmo. Más viejo que todas las ideologías. Por desgracia, creo que justo como la violencia, el fanatismo, también, es un componente perenne de la naturaleza humana, un “gen malo” que existe en casi cada uno de nosotros. El fanatismo a menudo proviene del impulso de cambiar a otra gente por su propio bien.

Más aún, el fanático es un gran altruista: está más interesado en ti que en sí mismo. Muchos fanáticos no tienen en absoluto un sí mismo ni vida privada. Son público cien por ciento. Un síndrome común es una combinación de interminable lástima de sí mismo y fariseísmo con una fe ardiente en la redención inmediata, todo de un solo golpe. La gente que hace explotar clínicas de aborto en América, la gente que decapita a supuestos herejes en el Medio Oriente, la gente que quema mezquitas y sinagogas en Europa e Israel, la gente que asesina a otros simplemente porque aquellos otros rechazan cambiar, nacer otra vez, marcharse o convertirse, todos ellos comparten el mismo antiguo gen. El fanático es un signo de admiración ambulante. […]

Mi última novela, Judas, se desarrolla, entre otras cosas, en la ambigüedad de los términos “traición” y “lealtad”. Muchos grandes personajes a lo largo de la historia fueron considerados traidores por sus propios contemporáneos, simplemente por adelantarse a su tiempo. A menudo, un traidor es solo una persona que cambia a los ojos de aquellos que desprecian el cambio, rechazan el cambio y odian a quienes traen cosas nuevas.

El joven erudito que retrato en Judas sostiene que Judas Iscariote no era ningún traidor, sino todo lo contrario: creyó en Jesús aún más de lo que Jesús creyó en sí  mismo. Persuadió a Jesús para ir a Jerusalén, ser crucificado y bajar de la cruz a la vista del mundo entero, para comenzar así, rápidamente, el Reino de los Cielos, y traer de un solo destello la redención universal. Cuando esto no se materializa y Jesús muere en la cruz, Judas se ahorca.

Después de todo, la historia bíblica de las 30 piezas de plata, del beso del traidor, de los asesinos de Dios, ha sido el Chernóbil del antisemitismo occidental, el impulso detrás de milenios de persecución, inquisición y asesinato en masa de judíos. Es tiempo de volver a abrir y examinar esta vieja y fea historia.

Como les dije antes, discrepo con mi famoso campesino Jesucristo sobre la cuestión de poner la otra mejilla. Otro desacuerdo que tenemos —ustedes ya saben que los israelíes adoran discrepar el uno con el otro— es sobre el amor universal. Para mí, el amor es una experiencia íntima, una materia rara. La naturaleza humana solo es capaz de amar a algunos pocos. Si alguien te dice que ella ama a América Latina o que ama al Tercer Mundo o que adora “el sexo justo”, hace solo un mal uso del término “amor”. […]

Estoy consciente de la necesidad de recurrir, a veces, a la mano dura como último remedio. Creo aun que es imposible matar una idea solo con mano dura. Las malas ideas deberían ser vencidas, en última instancia, por ideas mejores. ISIS no es solo un grupo de asesinos, es una idea nacida de la rabia y la desesperación y el fanatismo. Se puede recurrir a la mano dura para derrotar a ISIS, pero el vacío consiguiente debe llenarse con mejores ideas. […]

Terminaré reflexionando sobre la sublime línea del poeta inglés John Donne, “Ningún hombre es una isla”. A esto me atrevo a añadir: ningún hombre es una isla, pero cada uno de nosotros es una península: mitad conectado con el continente familiar, la sociedad, la tradición, la ideología, etcétera, y mitad conectado solo con los elementos y en profundo silencio.

Somos penínsulas —y penínsulas es lo que siempre deberíamos ser—. Me ofenden aquellos que empujan a cada uno de nosotros no a convertirse más que en una molécula anónima de algún continente, alguna Tierra Prometida, algún realityshow, el paraíso de algún extremista, tanto como me ofenden aquellos que tratan de convertirnos en un archipiélago de islas solas, cada uno sumergido en una eterna soledad y en la perpetua competencia darwinista con todos los demás.

Nosotros, seres humanos, nos pertenecemos el uno al otro, pero no al modo de los fanáticos, y no del modo comercialmente infantil. Pertenecemos el uno al otro en el sentido, a veces alcanzado, por la buena literatura: el regalo de la curiosidad, la capacidad de imaginar lo que es vivir en la piel del otro. Y luego el momento de gracia, el momento metafóricamente judío, en el cual traducimos nuestras diferencias individuales profundas al milagro que tiende un puente de palabras.

Traducción: Iván Ríos Gascón

Fuente: http://sclaberinto.blogspot.mx/p/el-dia-de-hoy-14-de-noviembre-el.html?spref=tw&m=1

Autos que se autoconducen solos

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¿Te imaginas poder activar el piloto automático en tu coche como si pilotaras un avión y relajarte tranquilamente contemplando la carretera? ¿Suena a ciencia ficción?

Pues no lo es.

Volvo y Tesla exhibieron sus avances en el campo de la autoconducción, algo que se verá en las calles antes de lo previsto.

Al igual que otros sistemas semiautónomos de Mercedes, Audi y Volvo, el de Tesla, fabricante de autos eléctricos de alta gama, mantiene el automóvil dentro de su carril y a cierta distancia del vehículo que se encuentre al frente. Puede encontrar un sitio para estacionar el auto y realizar la maniobra. Además utiliza cámaras y sensores para advertir al conductor sobre potenciales colisiones laterales.

Tesla Motors está superando a sus competidores con el primer sistema que permite a los vehículos cambiar de carril por sí mismos. El nuevo software de sus modelos Model S y Model X permite cambiar de ruta o activar los frenos en forma automática. A futuro incorporará una conducción 100% autónoma.

Volvo, en tanto, anunció que cien unidades de su XC90 circularán por Suecia en 2017, cuando su sistema IntelliSafe comience a ser probado de manera oficial. Sus vehículos podrán girar, acelerar y frenar por sí solos y llegar a su destino de la forma más cómoda y segura. La armadora anunció además que se hará cargo de los gastos en caso de que uno de sus autos protagonice un accidente.

Sin embargo, los conductores deben mantener sus manos sobre el volante y el sistema de piloto automático repicará para recordárselos si no lo hacen. Un sistema totalmente autónomo que no necesite de colocar las manos en el volante está al menos a tres años de distancia desde un punto de vista técnico, aunque probablemente a los reguladores les tomará más tiempo autorizarlo.

Frases de “El Caballero de la Armadura Oxidada”

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“Una persona no puede aprender y correr a la vez. Debe permanecer en un lugar durante un tiempo”.

“El Caballero pregunto que era la bebida que le había ofrecido? El mago sonriendo le dijo: es vida ¿vida? Sí, dijo el mago ¿No te pareció amarga al principio y, luego, a medida que la degustabas, ¿no la encontrabas cada vez mas apetecible? El caballero asintió, y los últimos sorbos resultaron deliciosos. Eso fue cuando empezaste a aceptar lo que estabas bebiendo. La vida es buena cuando uno la acepta. Las cosas hay que aceptarlas tal como son, simplemente porque son así”.

“El mago le indicó al caballero que debía marcharse hacia el sendero de la verdad. Un camino difícil que se vuelve cada vez mas empinado a medida que se acerca a la cima de una lejana montaña”.

“Tienes que aprender a salvarte a ti primero”.

“Encontrarás la salida solo cuando hayas aprendido lo que has ido a aprender”.

“Todos estamos atrapados en una armadura”.

“A lo mejor has interpretado siempre la verdad como un insulto”.

“Solo las lágrimas de auténticos sentimientos te liberaran de tu armadura”.

“Cuando aprendas a aceptar en lugar de esperar, tendrás menos decepciones”.

“Las lágrimas de autocompasión no te pueden ayudar”.

“Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oirás a un conejo decir: espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar. Si el sol sale o no sale, no estropeara el día al conejo. Es feliz siendo un conejo. El caballero pensó en esto. No recordaba a ninguna persona que fuera feliz simplemente por ser una persona”.

“Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos. Luego un día quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir”.

“Permanecer en silencio es algo más que no hablar”.

“La ambición del corazón es pura. No compite con nadie y no hace daño a nadie. De hecho, le sirve a uno de tal manera que sirve a otros al mismo tiempo”.

“A los seres humanos se les dió dos pies para que no tuvieran que permanecer en un mismo lugar, pero si se quedaran quietos más a menudo para poder aceptar y apreciar, en lugar de ir de aquí para allá intentando apoderarse de todo lo que pueden, entenderían verdaderamente lo que es la ambición del corazón”.

“Descubrí que, cuando estaba con alguien, mostraba solo mi mejor imagen. No dejaba caer mis barreras, de manera que ni yo ni la otra persona podíamos ver lo que intentaba esconder”.

“Supongo que he tenido miedo de estar solo.Y le vino un pensamiento de que durante toda su vida había perdido el tiempo hablando de lo que había hecho y de lo que iba hacer. Nunca había disfrutado de lo que pasaba en el momento. Durante la mayor parte de su vida, no había escuchado realmente a nadie ni a nada. El sonido del viento, de la lluvia, el sonido del agua que corre por los arroyos, había estado siempre ahí, pero en realidad nunca los había oído. Tampoco había oído a Julieta, cuando ella intentaba decirle como se sentía; especialmente cuando estaba triste. Julieta debía de haberse sentido muy sola hablando con un hombre envuelto en acero, tan sola como el se había sentido en esa lúgubre habitación. Su propio dolor y su soledad afloraron. Comenzó a sentir el dolor y la soledad de Julieta también”.

“El conocimiento es la luz que iluminara nuestro camino. Significa que cuantas más cosas sepas, mas luz habrá en el interior del castillo”.

 “¿Has confundido la necesidad con el amor?”.

“El caballero lloro más al darse cuenta de que si no se amaba, no podía amar realmente a otros. Su necesidad de ellos se interpondría. En eso apareció el mago y le dijo: solo podrás amar a otros en la medida en que te ames a ti mismo”.

“Decidió que era verdad, que el tiempo transcurría con rapidez cuando uno se escuchaba a sí mismo. Recordó cuántas veces el tiempo se hacía eterno, mientras él esperaba que otras personas lo llenaran”.

“Porque vos mismo hicísteis que el fuego fuera real al creer que el dragón era real”.

“El miedo y la duda son ilusiones”.

“El conocimiento de uno mismo puede matar al dragón del miedo y de la duda”.

“¿Y como puedo amarme a mi mismo? Conociendo la verdad y la verdad es amor. No hay nada más hermoso que la luz del conocimiento”.

“Aunque este Universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido, si me aferro a lo conocido”.

“Se sintieron tentadas de ayudarle, pero se contuvieron, pues sabían que la ayuda puede debilitar a un ser humano”.

“El reconocimiento de que él era la causa y no el efecto, le dió una nueva sensación de poder. Ya no tenía miedo”.

“Su voluntad de abarcar lo desconocido le había liberado”.

“Casi muero por todas las lágrimas que no derramé”.

M. Angeles Molina.

Directora y Psicóloga de PSINERGIA

Nadia Comaneci, la obsesión por la niña perfecta que no podía ser mujer

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Los 70 fueron un tiempo fértil para la niña-mujer. Estaba Jodie Foster, cuyo look de buscona en Taxi Driver fue suficientemente potente como para perturbar a un magnicida. Brooke Shields: nada se interponía entre ella y sus Calvins. Y por último la niña-hada, la ardilla del otro lado del telón de acero de la que el mundo se enamoró de una manera supuestamente inocente, Nadia Comaneci.

En Montreal 76, aquella criatura ingrávida vestida de blanco rompió los marcadores que Omega había previsto para los Juegos. Alguien había dicho a la marca relojera que una puntuación de cuatro dígitos, un 10,00, era imposible en la gimnasia artística. Jamás había pasado. Comaneci consiguió siete dieces y tres medallas de oro. Hubo algo más allá de sus perfectos ejercicios y de esa pose desarmante que adoptaba al final de cada espectáculo que condujo a los jueces a abandonar su racaneo habitual, sus 9,60, sus 9,85, y darle a la pequeña rumana una nota que es en realidad una aproximación filosófica, la medida de la perfección.

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Foto: Getty

La escritora francesa Lola Lafon ha novelado la vida de Nadia Comaneci desde 1969, cuando fue seleccionada por un iluminado entrenador húngaro, Béla Karolyi en su pequeña aldea de Oçesti, hasta 1989, el año de la caída del Muro. La pequeña comunista que no sonreía nunca (Anagrama), que ganó el premio Version Femina / Fnac y cosechó un sonado éxito en Francia, pertenece a uno de esos géneros híbridos que caben en la muy ancha frontera entre la ficción y la no ficción. Quien lo lee sin avisar (o sin pasar con atención por el prefacio) puede pensar que la autora tuvo largas entrevistas telefónicas con la propia Comaneci, que escribió cada capítulo de acuerdo con la gimnasta y aceptó sus correcciones. Pero en realidad es todo una novela que imagina (basándose en los hechos reales) tanto lo que le sucedió a la gimnasta como los diálogos ficticios que hubieran mantenido Lafon y Comaneci en el proceso de escribir el libro, diálogos en los que la heroína del telón de acero rechazaría presentarse como una víctima del sistema. “Claro que el Comunismo utilizaba a sus atletas para hacer propaganda. La única diferencia con los atletas actuales de países capitalistas es que estos ondean la bandera de Nike además de la de su país”, explica Lafon en un encuentro con periodistas en el Intituto Francés de Barcelona en el que queda claro que su voz es sospechosamente acorde (si bien más sofisticada) que la de la “Nadia” de su libro. Ambas saben que la Rumanía de Ceaucescu encontró en Comaneci un arma perfecta para vender su idea de sociedad, obviamente opuesta a Washington pero también sospechosa de Moscú, pero ponen en duda que aquello fuera mucho más decente de lo que ocurre ahora.

Lafon vivió en Rumanía en los 70 cuando era una niña, ya que sus padres ejercían allí como profesores de francés, pero no recuerda una especial mitomanía hacia la niña-Nadia. “Había muchas postales, pero igual que las dedicadas a otros niños. Existía un culto a la perfección. También había muchos niños que querían alcanzar la excelencia en la música o en otros campos”. Esa es la principal diferencia que encontró en los años que pasó documentándose para escribir el libro: en Occidente, Nadia era una popstar desde el momento que deslumbró en Canadá; en Rumanía era una atleta. Porque estrella sólo había una: Ceaucescu.

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En la Rumanía del Conducator, como se conocía al dictador, se esperaba que las camaradas tuvieran un número ideal de cinco hijos, para crear varias generaciones de perfectos comunistas. Por algo estaban prohibidos el aborto y los anticonceptivos y se vigilaba mensualmente la fertilidad de todas las mujeres. El niño era el rey y Nadia Comaneci, la reina de los niños. Eso mientras su prieto maillot blanco y sus huesecillos de roedor le permitieron mantenerse dentro de la categoría infantil. “Mientras fue una niña, fue adorada. Pero al entrar en el género femenino, su cuerpo empezó a ser juzgado”, resume Lafon. Y no sólo en el bloque del Este. Sobre todo en ese Occidente que se enamoró en Montreal de una niña inocente y no podía soportar verla embrutecerse.

En su periodo de documentación, Lafon encontró artículos en diarios como The Guardian o  L’Equipe que hablaban de las “pálidas nalgas” de la niña –“rozando la pedofilia”– por no hablar de un titular en el izquierdista Libération en 1980, el año de los segundos Juegos de Comaneci, cuando la gimnasta ya tenía 18 años y había perdido, a juzgar de todo el mundo, el fulgor de la juventud. “La niña se transformó en mujer. Veredicto: la magia se esfumó”, escribió el diario francés el año en que la gimnasta ganó dos oros, en barras y suelo, y dos medallas de plata, en las categorías individual y de grupo. “La palabra veredicto deja claro que era un juicio al cuerpo femenino, por el que el mundo se había vuelto loco de amor”, explica Lafon. La Nadia de ficción llama “La Enfermedad”, en mayúsculas, a la pubertad. Detesta los kilos, el sudor acre y las curvas que, apenas un año después de hacerse famosa, la separan para siempre de su pasado perfecto, de ese cuerpo que todos los dignatarios querían ver en directo en su paso por Bucarest: Jimmy Carter. Giscard d’Estaign…después de Montreal, todos hacían recoger a la niña en un coche negro de la Securitate en su gimnasio de Oçesti y demandaban que se la llevase a la capital, a ejecutar una pantomima similar a su famoso ejercicio de Montreal’76, sobre todo el gracioso saludo final con los brazos en arco.

nadia comaneci gimnasta

Al contrario que Karolyi y su mujer, Márta, que huyeron al bloque Occidental durante una gira por Estados Unidos en 1981 y tuvieron tiempo de reciclarse (Karolyi moldeó a la campeona estadounidense Mary Lou Retton, que arrasó en Los Ángeles’84), Comaneci acabó cruzando al Oeste en 1989, cuando ya era demasiado tarde para sacar auténticos beneficios, y acabó quedando sentimentalmente en tierra de nadie. La gimnasta tuvo que pagar a un dudoso traficante y, según su relato, pasar tres meses en cautividad, antes de pedir asilo en Estados Unidos, donde lleva veintitantos años desmintiendo los rumores que la acechan: que tuvo un romance enfermizo con el hijo de Ceaucescu –quien, también según la leyenda, le habría arrancado las uñas cuando ésta se negó a prestarse a sus fantasías sexuales–, que en una ocasión trató de suicidarse bebiendo lejía, que vivió como una estrella mimada del Régimen en una dacha de ocho habitaciones mientras los rumanos sufrían por conseguir pan y verduras.

Nadia Comaneci

Cuando el libro se tradujo al rumano recientemente, Lafon tenía cierta aprensión por cómo se recibiría allí la novelización del icono nacional. “Sobre todo porque cuando lo escribía, yo me sentía como su abogada”, dice. La autora pone en valor que, tras Montreal, las niñas de todo el mundo tuvieran un nuevo ideal, esa dinamo capaz de alcanzar los 46 kilómetros por hora. “Es subversivo, esa fascinación por un cuerpo femenino que rompía los ordenadores”, cuenta. Con esa idolatría venía otra, la morbosa aspiración por la perfección, que haría que miles de niñas también dejaran de comer y entrenaran diez horas al día sin llegar a competir jamás en los Juegos Olímpicos. “Es cierto –admite la autora– pero es distinto aspirar a hacer un triple salto mortal que aspirar a entrar en unos pantalones. Ambas cosas pueden llevarte a la locura, pero siento más indulgencia por lo primero”. Respecto a las niñas-mujer, Lafon cree que están tan presentes ahora como en los impúdicos 70, sólo que mejor disimuladas. “Entonces estaban disfrazadas. Ahora también se utilizan modelos de 14 años para hacer soñar a las mujeres de 40. Podemos hablar de pedofilia comercial”.

Las celebridades mejor pagadas en 2015

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El boxeador Floyd Mayweather, con 300 millones de dólares, lidera la lista de celebridades mejor pagadas del mundo elaborada por Forbes, seguido de su colega y rival Manny Pacquiao (160 millones) y la cantante Katy Perry (135 millones) y donde el primer latinoamericano, en el lugar 13, es Lionel Messi.