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LO QUE VEMOS EN LOS DEMÁS DICE MUCHO DE NOSOTROS

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El exterior actúa como un espejo para nuestra mente, en él vemos reflejadas diferentes cualidades o aspectos de nuestro propio ser. Cuando observamos algo que no nos gusta de alguien, sentimos desagrado y rechazo, sin duda esto indica que de alguna manera ese aspecto que nos desagrada existe en nuestro interior. Es nuestro inconsciente, ayudado por la proyección psicológica, lo que nos hace pensar que el defecto sólo existe “ahí fuera”, en esa otra persona.

La proyección psicológica es un mecanismo de defensa mental mediante el cual una persona atribuye a otros: sentimientos, pensamientos o impulsos propios que niega o le resultan inaceptables para sí misma. Este mecanismo se pone en marcha en situaciones de conflicto emocional o cuando nos sentimos amenazados interna o externamente.

 

Cuando nuestra mente entiende que existe una amenaza para la propia salud y estabilidad mental, ésta realiza un lanzamiento hacia el exterior de todas esas cualidades, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. De esta manera, nuestra mente logra aparentemente (aunque no en realidad, ya que más bien se trata de un autoengaño) poner estos contenidos amenazantes afuera. Estas proyecciones son válidas tanto para características negativas (odio, rencor, envidia…) como para positivas(admiración, idealización, cariño…) El mundo interno tiende a teñir el mundo externo con sus propias características. Este tipo de mecanismo psicológico tiene un papel especialmente interesante en el amor, cuando solemos atribuir a la persona amada determinadas características que sólo existen en nuestra personalidad.

A modo de ejemplo, se puede decir que cuando piensas en otra persona, te caiga bien o te caiga mal, experimentas una sensación interior sólo por el hecho de pensar en esa persona. Esto significa que estás experimentando un sentimiento incluso en su ausencia. Lo que importa en cualquier relación es lo que sucede en tu mente, pues es ahí donde existen las relaciones. Recuerda que una relación es algo que no existe físicamente. Se trata de algo creado por las mentes. Las relaciones no existen, sino que existen las personas que se relacionan. Por todo esto, resulta muy poco útil trabajar sobre las relaciones en sí, y mucho más efectivo centrarse en la manera que uno tiene de relacionarse.

A menudo pensamos que “conocemos” a otras personas cuando en verdad lo que estamos haciendo es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Incluso cuando estamos en presencia de dichas personas, la proyección nos parece más veraz, cuando simplemente lo que está pasando es que superponemos nuestra visión proyectada de la persona sobre su imagen física captada por nuestros sentidos.

Lo importante es darse cuenta de que aquello que proyectamos en los demás es verdaderamente algo que habla (más de lo que queremos admitir) sobre nosotros mismos. Observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa. Darnos cuenta de esto, ponerle consciencia a este mecanismo mental nos permite recuperar el control sobre lo que está sucediendo para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros de los que no deseamos hacernos responsables, aspectos que no admitimos como propios y que están jugando en nuestra contra.

Casi constantemente Interpretamos todo lo que está teniendo lugar y lo tomamos por cierto, creyéndolo y creando nuestra propia interpretación de las cosas y viviendo de acuerdo a ella, distorsionando de esta manera los hechos e involucrando a otras personas en nuestro ensueño, creando un conflicto que en realidad sólo existe en nuestro interior. La meditación ayuda a trazar esta frontera y, de hecho, uno de sus objetivos es aprender a ver las cosas como realmente son.

“Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo”- Buda

Muy a menudo, lo que encontramos difícil en los demás es precisamente aquello que no hemos resuelto dentro de nosotros mismos. Si lo hubiéramos resuelto inicialmente, nunca se hubiese convertido en un problema crónico.

 

Fuente: habilidademocional.com

San Cristóbal de las Casas

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Este Pueblo Mágico, ubicado a 80 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, sobresale por su verde paisaje verde cubierto por la neblina y por sus magníficas construcciones virreinales de estilo barroco, plateresco y neoclásico, como la Catedral de San Cristóbal y el Templo y Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán. Entre sus calles empedradas escucharás a los pobladores hablar lenguas autóctonas, podrás adquirir magníficas artesanías en jade y ámbar y degustarás sabrosos tamales.

Conoce más

A lo largo de su historia, San Cristóbal de las Casas ha  tenido diversos nombres. El actual hace referencia al santo patrono de los viajeros, San Cristóbal, mientras que “de las Casas” es en honor al primer obispo de la ciudad: fray Bartolomé de las Casas.

Lo típico

La presencia de grupos étnicos y su legado maya, hace que en este poblado se congregue una gran variedad de artesanía colorida y alegre. En el Mercado de Dulces y Artesanías podrás adquirir textiles bordados, faldas, sarapes, sacos, lanas, chalecos, entre otros. También trabajos de hierro forjado, tallas de ámbar y jade y una bella alfarería.

En el Taller de Leñateros se hacen trabajos de serigrafía y de papel reciclado; y enAmatenango del Valle (a 38 kilómetros) podrás conseguir cerámicas de barro elaboradas con técnicas prehispánicas.

Fuente: http://www.mexicodesconocido.com.mx/san-cristobal-de-las-casas-pueblos-magicos-de-mexico.html

Lo que el salario mínimo me enseñó

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Un importante empresario latinoamericano, que administraba una empresa líder en su país, decidió vivir durante seis meses con el salario mínimo para ponerse en los zapatos de los operarios a los que dirigía.

Durante ese tiempo, este hombre conoció la forma como la mayoría de las personas viven en su país, descubrió sus necesidades y nunca volvió a ver con los mismos ojos su cargo o el de sus subordinados.

Este administrador llevaba años tomando las decisiones más trascendentales en la empresa que administraba; de él dependían miles de empleados. Su labor consistía en asistir a juntas directivas y cenas de negocios, pero también visitar plantas de producción y velar para que todo transcurriera sin inconvenientes.

En sus visitas, siempre se acercaba a los operarios y les preguntaba por su bienestar, sus aspiraciones laborales y sus ambiciones personales. A menudo se encontraba con respuestas difíciles de escuchar. Muchos empleados debían sacar adelante a familias numerosas con un salario bajo, tenían que enfrentar retos impensables para moverse en la ciudad y llegar a tiempo a trabajar; sus estándares de calidad de vida eran mínimos.

Un día, mientras intentaba desarrollar un sistema de incentivos para los empleados, el empresario descubrió que entre él y ellos había un abismo imposible de cruzar. Sus formas de ver el trabajo y la vida eran completamente diferentes debido a las circunstancias en las que cada uno se desenvolvía. Pensó por un momento en la diferencia de dinero que cada uno recibía al final del mes y se soprendió al notar que su salario era cerca de cien veces más alto que el de los operarios. Supo que, a menos que se pusiera en sus zapatos, nunca lograría comprender las verdaderas necesidades de los cientos de empleados que dirigía y no podría ser un buen líder para ellos. Entonces tomó la decisión: durante seis meses viviría con el mismo salario que sus obreros, buscaría una vivienda que pudiera rentar con ese dinero, iría al mercado con poco y llegaría a trabajar como lo hacían ellos.

Con su nueva forma de vida le resultó imposible ahorrar un centavo. Cada mes llegaba a los últimos días con lo justo y él era un hombre soltero, sin la responsabilidad de cuidar de sus hijos o mantener a su familia.

Su salario le permitió rentar una habitación en una casa donde vivían varias familias. Pasó de vivir en quinientos metros cuadrados a acomodarse en unos quince metros, desprovistos de todas las comodidades a las que estaba acostumbrado: agua caliente, televisión por cable, calefacción u aire acondicionado, hermosa vista de la ciudad, cámaras de seguridad, colchón ortopédico, espaciosa cocina, empleados a su disposición…

Su canasta estaba conformada sobre todo por harinas y granos. Rara vez comía carne y nunca le alcanzó para comprar la mayoría de los productos a los que estaba acostumbrado con su antiguo salario.

Cada mañana se tardaba de dos a tres horas en llegar a su trabajo y en la tarde era igual. Para desplazarse debía tomar varios autobuses de transporte público y en ocasiones debía esperar treinta minutos a que pasara alguno. Calculó que gastaba aproximadamente el 20% de sus ingresos en transporte.

Durante ese tiempo, sólo una vez tuvo que visitar el hospital debido a una fuerte migraña. En lugar de ser atendido rápidamente por los médicos de su póliza de medicina prepagada, estuvo toda la noche en la sala de espera, expuesto a la luz y al frío. A las siete de la mañana del día siguiente fue atendido por un médico que solamente le recetó analgésicos. En el tiempo que pasó en ese lugar compartió el espacio con madres embarazadas, niños pequeños, ancianos… y todos esperaban con paciencia.

Cuando este hombre volvió a su antigua vida fue capaz de ver y agradecer cada diminuto privilegio que le había sido dado: la calidad de su educación que le permitió llegar a ser el exitoso administrador que es; la fortuna de siempre tener un plato en la mesa y la suerte de escoger los ingredientes; la posibilidad de viajar y ampliar sus horizontes; el privilegio de vivir en un barrio céntrico y seguro, en una casa cómoda; así como tener acceso a un buen servicio de salud.

Como parte de su trabajo ayudó a promover dentro de la compañía la instalación de servicios que mejoraran la calidad de vida de los trabajadores. Con el tiempo, la empresa abrió una guardería para los hijos más pequeños de los empleados; amplió las tasas de subsidio del transporte y comenzó a subsidiar un servicio médico de calidad que incluye asistencia psicológica.

La experiencia que vivió le dio una gran lección de humildad y gratitud que jamás olvidará. Esos seis meses transformaron su interior y le permitieron llegar a ser el líder ejemplar que es hoy.

 

 

¿Qué diablos es el “apagón analógico”?

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Quizá usted ha estado escuchando cada vez con mayor intensidad que ya no se podrá ver la televisión en su formato tradicional. Esto es debido a algo que la cantante “Yuri” fue profeta desde hace algunos años con una canción: “¡qué cosas suceden con el apagón!”.

Le voy a explicar fácilmente qué es esto. Imagine que normalmente usamos caminos de tierra y carretas para transportarnos. Bien, la modernidad nos alcanza y ahora esos caminos serán cambiados por carreteras y usted ya no podrá usar sus carretas, sino que necesita un coche.

La señal actual de TV es analógica, lo cual significa en pocas palabras que es vieja y de calidad superable. La TV digital, es la que usted goza a través de los sistemas de paga.

Ahora, el gobierno apagará la señal analógica para dar paso a la digital que básicamente cuenta con mejor calidad de imagen y sonido, pero hay un pequeño problema…

En un país donde tenemos más de 50 millones de personas en calidad de pobreza, lamentablemente hay quien cuenta con televisiones viejas que solo sintonizan los canales abiertos a través de las famosas “antenas de conejo”, las cuales además, son un verdadero espectáculo para acomodar. Bien, pues estas personas que ganan menos del salario mínimo, tendrán que comprar una pantalla nueva o un decodificador más una flamante antena UHF para colocar en sus techos.

Aquí tenemos una de las muchas ambigüedades de nuestra gente. Si usted viaja a provincia, en el camino podrá ver casas o poblaciones muy humildes pero eso sí: en el tejado verá una antena circular de TV de paga.

La televisión, más allá de hacer juicios de valor, es un elemento que está arraigado a la cultura mexicana tanto o más que el tequila, los tacos y el futbol.

Por otra parte, los dueños de las televisoras, se están desgarrando las vestiduras ante el apagón analógico. Y no, no es porque no se puedan comprar una pantalla nueva. Es porque si la gente se queda sin ver sus señales, no tienen una medición real de los niveles de audiencia o “ratings” y ¡oh pequeño problema!… Los patrocinadores se van a molestar.

Recuerde usted que las marcas que vemos anunciadas en la televisión, invierten sumas millonarias para dicha publicidad. Para que se dé una idea: un comercial de 30 segundos en horario estelar en un canal estelar cuesta entre los seiscientos y ochocientos mil pesos. Esto sin costar el costo de producción del mismo (grabación, actores, locaciones, etc.). Obviamente, estos anuncios se repiten constantemente para generar lo que los mercadólogos llaman “recordación”. En pocas palabras, esto significa que veamos y tengamos presentes sus productos hasta en la sopa.

Si la TV convencional no puede emitir dichos comerciales porque su señal analógica ya no existe, ¿cómo va a entregar cifras a sus anunciantes? Eso me preocupa mucho más que la pobreza en este país (léase con sarcasmo).

De tal forma, que si usted pertenece a la parte del país en la cual tiene contratado un sistema de televisión de paga, no tiene nada de qué preocuparse. Pero si no, es un hecho que para el 31 de diciembre de este año, la señal tradicional ya no existirá y solamente se podrá ver en lo que se conoce como “Full High Definition”, o sea: Alta definición al 100%.

Aunque esto lleva una pequeña mentira. En México no se emiten señales con esa calidad, ya que la real alta definición implica que se emita en 1080p y las televisoras así como las compañías de paga transmiten en 1080i.

Sí, yo sé que está difícil la terminología. Dejémoslo para los ingenieros, pero en traducción coloquial es que nos dan gato por liebre.

Lo que sí me parece una pena real, es que todo lo dejemos hasta el último. Este “apagón” se anunció y aprobó desde el sexenio del ex Presidente Calderón y se dijo que en 2015 se concluiría. Bien, tanto autoridades como medios de comunicación, lo recordaron el pasado “Buen Fin” para que saliéramos como locos a comprar nuevas pantallas.

Otra gran pena es la gente que realmente no podrá cambiarse de sistema. Insisto, más allá de los buenos, malos o peores contenidos, la TV forma parte de nuestras costumbres y cultura; pero confío en el ingenio del mexicano para arreglárselas y que pueda seguir disfrutando de la “tele” o… ¿Usted qué dice?

Fuente: http://ruizhealytimes.com/opinion-y-analisis/que-diablos-es-el-apagon-analogico

Por qué los niños confían ciegamente en sus mascotas

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Crecer con una mascota como parte de la familia es una experiencia que todo niño debe disfrutar. No solo le enseña desde temprano a sentir compasión hacia otras criaturas; si el niño es parte del desarrollo de la mascota, aprende acciones básicas como alimentarlo y mantenerlo limpio. Pero como toda relación tiene dos lados, la mascota reciproca la atención brindándole la cualidad que más lo ayuda: confianza.

Estudios realizados en Inglaterra y Estados Unidos con niños que conviven con mascotasen casa han demostrado que el perrito se convierte en el confidente favorito del chico cuando éste tiene que desahogarse, sobre todo si está viviendo situaciones difíciles de sobrellevar, como muertes en la familia o divorcios. Ni siquiera los hermanos se llevan el premio. Si te preguntas por qué, aquí te explicamos un poco.

La mascota es su audiencia cautiva, no lo juzga, lo acepta tal y como es. Le transmite la tranquilidad que el niño necesita para poder decir lo que realmente siente. Si le cuenta lo mismo a uno de sus hermanos, los pensamientos son analizados por otra mente con sus propias ideas, llegando a conclusiones que no siempre están a la par con lo que el niño quiere como respuesta. En cambio, el perro o el gatito escucha y le da cariño. No le ofrece su opinión porque ese no es su papel en la historia, la mascota no entiende las palabras pero como bien sabemos los que vivimos con animalitos en casa, sienten el pesar, reaccionan a los cambios, saben bien cuando algo anda mal.

Y no tenemos que llegar a momentos críticos para entender la relación. El niño tímido que teme socializar con otros chicos cambia su actitud al compartir con su mascota. La facilidad de hacer amigos de la mascota atrae a otros niños a jugar con el chico, ayudando a eliminar el miedo al rechazo y comenzar a hacer amistades (truco que una vez aprendido sigue utilizando durante su vida, como lo prueba el papito que pasea su perro por el parque buscando “amistades” del sexo opuesto). Toda esta hermosa amistad comienza tan pronto adoptas la mascota ideal para tu familia.

Fuente: http://siempremujer.com/estilo/ninos-confian-en-sus-mascotas/83149/

Cómo identificar y alejarse de las amistades tóxicas

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Conocer cuándo una persona no influye para bien en nuestra vida y tratar de alejarla es una forma de mantener nuestro equilibrio emocional. A continuación te ayudamos a identificarlas.

Los seres humanos somos sociables por naturaleza y esto explica por qué las amistades son una parte tan importante en nuestra vida.

Ya sea por pasar momentos agradables, para compartir secretos o sentir compañía, el contar con un amigo nos da un equilibrio emocional que en ocasiones otras personas no pueden hacerlo.

No obstante, muchas veces entran en nuestra vida personas con actitudes tóxicas que alteran nuestro entorno y emociones, generando un caos que muchas veces pensamos que no tiene explicación.

Lo cierto es que son amistades muy influyentes, cuyas actitudes nos desgastan de una u otra forma, limitando lo que queremos hacer o generando sentimientos negativos como el estrés, la depresión y la angustia.

Las pasivo-agresivas

A este tipo de personas nada le parece bien, nunca. No tiene la capacidad de decirlo de forma directa, sino que siempre anda con rodeos, indirectas o insinuaciones.

Suelen permanecer calladas y con actitudes extrañas para que el resto se desgasten en averiguar qué es lo que les pasa.

Con ellas hay que tener mucho cuidado, porque suelen molestarse con facilidad, aunque no lo expresen.

En ocasiones su “malestar” se acumula y al final tendrán una actitud agresiva que puede acabar bastante mal.

Las competitivas

Sea lo que sea, siempre querrán estar por delante de ti. Si le cuentas que te han dado una oferta laboral única, ella te contará que tiene algo aún mejor; si le dices que algo te duele, justo te responderá con que la noche anterior tuvo un dolor peor o similar.

Estas compañías esperan el momento para verte caer y así sentirse más superiores. Acostumbran a criticar a sus amistades por la espalda, en especial a las que son todo lo que ellas no: con más confianza en sí mismas, llenas de vitalidad y con el cariño de otras personas.

Las dramáticas

Una cosa es que los amigos se apoyen en los malos momentos y otra muy distinta que tengan que soportar siempre una gran cantidad de dramas que quizá no pueden solucionar.

Estas amistades usan a los otros como terapeutas, pero casi nunca se dejan ayudar. Todo el tiempo descargan sus miedos e inseguridades, pero no son capaces de recibir consejos y hasta se pueden molestar.

No les importa si su amigo también está pasando por un mal momento, pues lo suyo es lo peor y lo primero.

Pueden llegar a ser tan intensas que al final dejan al otro exhausto, preocupado o con estrés. Lo peor es que muchos se desgastan con sabios consejos a los que siempre le encontrarán un “pero”.

Las amargadas

Siempre se andan quejando porque las cosas van mal, pero también le ven algo malo a la vida cuando todo parece que va bien.

La queja siempre es un hábito y por esto la mayor parte de las veces lucen o están en realidad enfadados.

Por lo general son personas con falta de confianza en sí mismas, poca autoestima y a las que les enoja ver a otros felices.

Las manipuladoras

¡Cuidado con tu exceso de amabilidad! Las personas manipuladoras suelen sacarle provecho a aquellas personas que prefieren evitar confrontaciones, que hacen favores con facilidad y que pocas veces dicen que no.

Siempre se quieren salir con la suya y por eso intentan tener el control a través del enojo o la lástima.

Las envidiosas

¡Ojo con estas! Nunca tienen nada positivo para las demás personas. Les enoja que a otros les salgan las cosas bien, que sobresalgan o tengan una racha de buena suerte.

Nunca reconocerá que otros tienen éxito por sus méritos y tratará de crear chismes para generar un desprestigio.

Son personas hipócritas a las que no les cae bien la alegría de otros y quienes tratan de contagiar su negatividad en todo momento.

¡Aléjate poco a poco!

¿Identificaste alguna? Si es así, quizá debas empezar a cambiar tu actitud frente a ella o tomar distancia para que no influya más en tu vida.

Cosas tan simples como decir “NO” cuando sea necesario, poner límites de confianza y cortar las conversaciones negativas puede ayudar a mantener alejada esa negatividad.

No obstante, si nada de esto funciona y la persona parece no cambiar, sencillamente debes pasar esa hoja y tratar de ocuparte en aquellas personas que sí le aportan cosas buenas a tu vida.

Deja de hablarles por el chat, diles que estás ocupado o busca cualquier excusa hasta que entiendan que ya no deseas compartir con ellas.

Bien dicen por ahí… “Cuando te alejas de las personas tóxicas, hasta la salud mejora”.

Fuente: http://www.itg-salud.com/articulo.php?id=78523

Carta a una amiga con el corazón roto

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Poco a poco sanarás y brillarás con más fuerza que ayer.

Querida amiga:

Entiendo que ahora te olvidaste del sol, que tus días pintan grises y algunas noches son más oscuras y tenebrosas que antes. Lo sé y me duele verte así. Sé cuánto lo amabas y la esperanza que tenías en su amor. Vi la cantidad de momentos en los que te sentías completamente feliz. Vi lo diferente que estabas tú, sintiéndote tan única, bella y conquistada.

No te voy a decir que no existe el príncipe azul. No voy a alimentar tu corazón lleno de dolor hoy; porque sí existe tu príncipe en algún lugar del mundo, sólo que puede que también tenga sus alas heridas o, mejor aún, esté preparando su corazón para ti. No todos los hombres son iguales, así como no todas las mujeres lo somos y debemos ser justas con ello.

Sé lo que sientes cada mañana al despertar. Ese nudo agudo y profundo que no se sabe bien si está en tu pecho o en tu estómago. Esa soledad impregnada al sentarse en la cama medio dormida y ver que ya no hay nada de él allí y decirse a sí misma: “me siento sola”. Linda mía, cada trazo de vida nos hace crecer. Sí, suena a cliché, pero somos fuertes y valientes y enfrentar esos dolores en el corazón nos hace mejores personas. Quisiera evitártelos, pues me duele verte mal, así como a cualquier mujer, pero no puedo y no debo, es tu crecimiento, tu madurez, y son cosas que deben pasar. Puedo darte como consejo que en esas mañanas cuando te sientas así evadas el pensamiento, levántate muy rápido y métete a bañar. Demuéstrate a ti misma lo fuerte que eres. Yo creo en ti, yo sé que tú puedes. Otra cosa, no te preocupes, no importa cuánto te demores en el proceso, vas a poder y estaré allí para verlo.

Entiendo que no es suficiente la solución de las mañanas, las tardes pueden ser aún peores, pues es cuando más vivimos y más queremos compartir con quienes amamos, así que lo sé, a esa hora no hay hambre, pero come. Sé que el hambre con un mal estado de ánimo se va al carajo, pero no descuides tu salud por alguien que ya no se preocupa por tu ser. No tienes a nadie más que a ti misma, el resto solo es compañía.

Ámate, quiérete. Eres hermosa, no existe afuera alguien como tú, hay mujeres similares ¿pero sabes cuantas son iguales a ti? Solo tú. Piensa como te sentías antes de conocerlo, tan libre, tranquila y sin heridas. Así es como volverás a estar.

Vamos a intentarlo, poco a poco, liberando cada alita que está pegada por dolor. Así como poco a poco te enamoraste de él, poco a poco sanarás y brillarás con más fuerza que ayer. Las mañanas duras pasarán. Los momentos de agonía y hambruna se extinguirán. Las noches oscuras llenas de miedo desaparecerán y todo porque eres una guerrera con una coraza de amor y autoestima. Sabes y entiendes que, aunque ahora estés en un pantano, mañana estarás nadando en el más precioso lago.

Sí, y al final queda lo más duro, enfrentar el cambio, aceptar que se terminó y cerrar ese libro antiguo. No te preocupes amiga, cada día se escriben mejores historias que ayer y si este final no fue tu decisión, no importa. Piensa que hiciste todo cuanto pudiste y que al final no es tu culpa, o a él le faltó amor o sencillamente se rindió.

Tú no mereces a alguien que se rinde sino a alguien que te de un para toda la vida.

Desapego es libertad

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El desapego es  libertad, es cambiar de piel y darse la oportunidad de volar.

Muchas veces cuando hablamos del desapego nos imaginamos a un monje zen meditando en lo alto de una montaña nevada; pensamos en aquellas personas que han logrado un nivel espiritual superior y viven sin apegos terrenales o posesiones materiales, y nos imaginamos que lograr una cosa semejante es casi imposible para alguien común y corriente. Pues nos equivocamos. El desapego va más allá del desprendimiento material (aunque éste también sea una forma de liberación) y es algo que puede practicarse todos los días y en diferentes esferas de la vida.

Desapegarse de algo quiere decir dejarlo ir. Vivimos en una cultura que promueve la acumulación de objetos. Hemos creado nuestra identidad y seguridad personal basados en las cosas que nos pertenecen, pero no nos damos cuenta de que estamos construyendo una prisión. Queremos poseer cada vez más y más para sentirnos a gusto, cuando en realidad necesitamos mucho menos de lo que tenemos para ser felices o vivir tranquilos. Cuando dejamos ir una pertenencia material podemos ayudar a otros (que tal vez la requieran más que nosotros), y además nos liberamos de la necesidad de poseerla. Un gesto de desapego es donar aquello que ya no usamos, dejar ir eso que ya no nos sirve.

Lo mismo sucede con el apego emocional. El desapego emocional nos hace más generosos, nos lleva a dar sin esperar una respuesta o una retribución, pero además, renueva nuestra capacidad afectiva. A veces hay que dejar ir emociones que tenemos atascadas adentro, afectos que caducaron hace años o rencores que estorban en nuestro interior. Si nuestro corazón fuera el cuarto de las cosas olvidadas y entráramos en él, seguramente encontraríamos chácharas viejas que guardamos para otro momento y nunca volvimos a usar; tal vez recuperaríamos valiosos tesoros llenos de polvo y descubriríamos que no les vendría mal un día de limpieza y reorganización. Mira en tu interior y piensa qué cosas llevan años ahí sin ningún propósito y cuáles has dejado de lado por pensar en lo urgente de todos los días.

Comienza el nuevo año soltando lo que ya no tenga propósito. Desvincúlate emocionalmente de lo que ya no te enriquece y hazle espacio a todo lo nuevo que sí te hace falta. Verás cómo te sientes más liviano.

 

 

Inolvidables

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Tienes tres minutos para pensar: ¿Qué es lo que más te gustó y recuerdas de tu infancia? Dos o tres cosas que vengan rápido a tu memoria.

Ése fue el planteamiento para quienes formábamos un grupo de casi cuarenta personas de diferente sexo, edad y posición económica.

Si nos hubieran pedido tres experiencias especiales, habríamos tenido gran diversidad, pero en el caso de ‘lo que te marcó’, las respuestas no variaron demasiado.

Escuchamos con atención una a una: “Me encantaba cuando íbamos todos los hermanos con mis papás al cine”, “preparar galletas con mi abuela”, “jugar una cascarita con mis primos y amigos”, “las comidas en familia todos los domingos”, “las sobremesas después de cenar”, “ir de picnic con mis tíos y primos”, “ver algo juntos en la televisión”, “ir toda la familia al mercado”, “reunirnos en Navidad”…

Con excepción del evento por excelencia con el que pronto conmemoraremos el Nacimiento de Jesús, nadie mencionó fiestas, restaurantes, viajes ni planes súper impresionantes en los que hicieron cosas atrevidas que seguro muy pocos han hecho… ¡no!

Aunque hay experiencias que vale la pena vivir y lugares maravillosos que hay que visitar si se tiene la oportunidad, no cabe duda de que lo verdaderamente importante es compartir tiempo ¡y alimentos! con la familia y con los amigos; es lo que se traduce en momentos inolvidables que quedan en nuestra memoria por siempre.

Pero al pasar los años, cada uno tomamos nuestro camino: el desarrollo profesional nos lleva a vivir en diferentes ciudades, los que se casan tienen otra familia, hijos y otros compromisos, y resulta cada vez más difícil estar todos juntos.

¿Cómo compartir con las personas que quiero? ¿Cómo estar presente, sin estar ahí?

Antes se mandaban tarjetas de felicitación, villancicos y ahora videos por Whatsapp. Pero el mejor regalo es el que propicia los momentos inolvidables.

¿Qué tal una canasta con ricos productos, para recordar a las personas especiales lo importantes que son?

¡Feliz Navidad!

 

El origen de Las Posadas en México

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Las posadas son fiestas que tienen como fin, preparar la Navidad. Comienzan el día 16 y terminan el  24 de Diciembre.

Los primeros misioneros dentro de la llamada Conquista espiritual de  México, en el siglo XVI, trataron de enseñar a los indios la nueva religión por medio de representaciones teatrales  parecidas  a los “autos de fe” de su país de origen. Se atribuye a Fray Diego de Soria  a finales del siglo XVI, las primeras “jornadas”, como se llamaban entonces, en el convento de Acolman, para recordar el camino de José y María de Nazaret a Belén.

La celebración se fue enriqueciendo de la costumbre franciscana de representar con imágenes este pasaje bíblico. De estas celebraciones y de los Autos de Fe europeos surgieron las pastorelas y los villancicos y desde luego Las Posadas.

A la llegada de los españoles los antiguos mexicas celebraban durante el invierno, el advenimiento de su principal deidad, Huitzilopoztli, durante el mes Panquetzaliztli, que equivaldría aproximadamente del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario.

“Por esa razón y aprovechando la coincidencia de fechas, unos de los primeros doctrineros agustinos, promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas.” Y. Hurtado.

Se cree que la práctica de las posadas se originó en el poblado de San Agustín Acolman, al noroeste de la ciudad de México, pues fue uno de los primeros lugares donde se establecieron estos religiosos para realizar su tarea evangelizadora.

En 1587, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V la bula autorizando la celebración en el Virreinato de la Nueva España de unas misas, llamadas de aguinaldo del 16 al 24 de diciembre y que se realizarían en los atrios de las iglesias. Junto con las misas se representaban escenas de la Navidad. Luego de la Misa se realizaban festejos con luces de bengala, cohetes, piñatas y villancicos.

En el siglo XVIII, la celebración, aunque no dejó de realizarse en las iglesias, pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, y la música religiosa fue sustituida por el canto popular.

La ceremonia consiste en una procesión desde las Iglesias o en las casas particulares donde se lleva en andas a los Santos Peregrinos, o sea a las imágenes de María y José algunas veces acompañados de un burro o guiados por un ángel.

En algunos lugares varias familias con anterioridad se reparten Las Posadas, es decir cada noche una familia distinta organiza “la posada”  y los peregrinos irán pidiendo ser recibidos  de una casa a otra.

Durante la procesión, los participantes iluminados por pequeñas veladoras caminan detrás de los Santos Peregrinos rezando el Santo Rosario.

Luego en los atrios o en los patios se cuelgan y se rompen las piñatas, ollas decoradas que con papel de china,  toman múltiples formas que se rellenan de frutas, cacahuates y dulces.

Oh, blanca navidad, sueño

y con la nieve alrededor

blanca es mi quimera

y es mensajera de paz

y de puro amor

Durante el mes de diciembre, no sólo festejaban a Quetzalcóatl, sino que también celebraban las fiestas en honor a Huitzilopochtli.

Estas fiestas duraban veinte días, iniciaban el 6 de diciembre y terminaban el 26 del mismo mes. Eran fiestas solemnes que estaban precedidas por 4 días de ayuno y en las que se coronaba al dios Huitzilopochtli poniendo banderas en los árboles frutales.

Esto es a lo que llamaban el “levantamiento de banderas”. En el gran templo ponían el estandarte del dios y le rendían culto.El pueblo se congregaba en los patios de los templos, iluminados por enormes fogatas para esperar la llegada del Solsticio de Invierno.

El 24 de diciembre por la noche y al día siguiente 25,  había fiestas en todas las casas.

Se ofrecía a los invitados una rica comida y unas estatuas pequeñas de pasta llamada “tzoatl”.

En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde tuvieron origen las posadas.

Los misioneros convocaban al pueblo al atrio de las iglesias y conventos y ahí rezaban una novena, que se iniciaba con el rezo del Santo Rosario, acompañada de cantos y representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la espera del Niño y del peregrinar de José y María de Nazaret a Belén para empadronarse.

Las posadas se llevaban a cabo los nueve días previos a la Navidad, simbolizando los nueve meses de espera de María. Al terminar, los monjes repartían a los asistentes fruta y dulces como signo de las gracias que recibían aquellos que aceptaban la doctrina de Jesús.

Las posadas, con el tiempo, se comenzaron a llevar a cabo en barrios y en casas, pasando a la vida familiar.

Estas comienzan con el rezo del Rosario y el canto de las letanías. Durante el canto, los asistentes forman dos filas que terminan con 2 niños que llevan unas imágenes de la Santísima Virgen y de San José: los peregrinos que iban a Belén.

Al terminar las letanías se dividen en dos grupos: uno entra a la casa y otro pide posada imitando a San José y la Santísima Virgen cuando llegaron a Belén. Los peregrinos reciben acogida por parte del grupo que se encuentra en el interior. Luego sigue la fiesta con el canto de villancicos y se termina rompiendo las piñatas y distribuyendo los “aguinaldos”.

Oh, blanca navidad,

nieve un blanco sueño y un cantar

recordar tu infancia podrás

al llegar la blanca navidad