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¿Hace tiempo que no vas a misa? 8 excelentes tips para cuando decidas regresar

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Tal vez ha pasado poco tiempo desde la última vez que fuiste, o tal vez ha pasado mucho. Si el volver a Misa ha estado en tu mente, si has sentido un pequeño tirón en tu corazón que quiere volver, pero estás preocupado, ansioso o simplemente un poco inseguro sobre hacerlo, esto es para ti.

Pensamos que cuando entremos a la iglesia habrá un parpadeo de luz por encima de nuestra cabeza diciendo: «¡oye este chico no ha venido a Misa en años!” No tengas miedo, Dios te quiere cómo estás ahora. Para volver a participar de la Misa, no tienes que ser perfecto. Dios quiere que todos nos acerquemos a lo mejor que Él ha preparado para nosotros que es la Eucaristía, pero eso no significa que tenemos que pasar por un detector de metales de tus pecados antes de entrar. Vuelve como eres y Dios hará su parte.

Si quieres regresar, acá te dejamos algunos consejos :

  1. Encuentra a alguien con quien puedas ir

Es difícil ir a un sitio nuevo solo y no es diferente si vas a volver a Misa después de algún tiempo. Si quieres ir, pero no te queda otra que ir solo, mira si puedes contactarte con alguien que pueda ir contigo. Puede ser un amigo que ya va regularmente a una parroquia, o simplemente un conocido. Tal vez un miembro de la familia que previamente te ha pedido que vayas con él.

  1. Recuerda a dónde vas. Prepárate con antelación

Como en cualquier ocasión especial, la preparación es importante. Ponerte tu mejor ropa tiene un impacto en cómo te sientes y te comportas cuando estás allí. Vestirnos para la ocasión nos ayuda a enfocarnos. En segundo lugar, ayuda mucho buscar la lectura del Evangelio un día antes, leerlo y meditarlo un poco (en vez de ir a ciegas). Si vas a ir en familia, trata de leer el comentario junto con ellos. Puedes encontrar las lecturas diarias y leer una reflexión del Evangelio para ayudarte a entender el significado de la Palabra de Dios y cómo ésta puede impactar en tu vida.

  1. Trata de llegar un tiempito antes

Trata de llegar con tiempo para que no tengas una carrera estresante de última hora. Si tu iglesia tiene, toma un cancionero o un folleto de la misa para que puedas seguir sus partes. Usamos este pequeño tiempo antes, para hacer silencio, orar y pedir al Espíritu Santo que nos permita participar en la Misa de la mejor manera.

  1. Participa sin miedo

La Misa no es una forma de entretenimiento, pero tampoco estamos para ser observadores estáticos del evento. Canta con todo tu corazón (no importa si crees que cantas mal, no es una competencia), sé un participante activo. No te preocupe si cometes errores y si no estás seguro de cuando sentarte, pararte o arrodillarte; solo tienes que seguir a las personas que te rodean. Si estás confundido en cuanto al por qué de pie o de rodillas, recuerda que esto ayuda a centrarnos en la importancia de lo que está sucediendo en ese momento. Lo principal es darle todo lo que puedas a la Misa, trayendo todo lo bueno y lo malo de tu vida y poniéndolo ante El Padre celestial que te ama.

  1. No te preocupes por tus hijos

Tal vez vuelves a Misa con tus hijos. Si es así, por favor no te preocupes si tu bebé está llorando. Habrá muchas personas que son padres y recuerdan lo que es llevar un bebé a la Misa. Muchas parroquias tienen un lugar especial en la parte posterior, donde puedes llevar al bebé si quieres y todavía puedes seguir la Misa desde allí. Para niños mayores es bueno traerles algo (como un libro de oraciones o historias de la Biblia) de esta forma, ellos podrán participar también.

  1. Entiende la importancia de la comunión

Antes de ir a recibir la comunión, invita a Jesús a tu corazón y trata de estar muy presente en el momento. Después de comulgar es bueno que te detengas un tiempo en la banca hablando con Jesús y agradeciéndole por todo lo que te ha dado. ¡Cristo es un regalo hermoso, si estás preparado! Recuerda que solo debes recibir la comunión si estás en un estado de gracia. Volver a la misa es mucho más que un ritual, es un encuentro auténtico con Cristo y queremos hacerlo con un corazón limpio. Si no puedes recibir la Eucaristía, o si no fueras capaz de confesarte, por favor no dejes de participar en la Misa por esto, poco a poco comenzarás a estar preparado. Por cierto, todos (especialmente los que asistimos a Misa regularmente) tenemos que recordar la necesidad de no tomar al Señor y a nuestra salvación por sentado. No te preocupes por lo que otros piensen. Es entre tú y Dios. Nadie debe juzgar a la gente de la cola de la comunión o de las bancas. No es un tiempo para mirar y pensar por qué unos recibieron o no recibieron la comunión, es un tiempo para mirar nuestro propio corazón, y con confianza y alegría pedir al Señor que nos sane.

  1. Quédate un ratito al finalizar la misa

Luego de terminada la misa, no te apures en salir de la iglesia. Tómate algunos momentos para reflexionar sobre lo que acaba de suceder. ¿Hubo algo que te impactó?, ¿cómo esto puede cambiar tu vida?, ¿qué que necesitas hacer para cambiar?

  1. Y finalmente… ¡no esperes la perfección!

 A veces cuando vamos a misa no es como nosotros desearíamos. En un mundo ideal, la celebración de la Misa estaría llena de vida y alegría, el sacerdote daría una homilía preciosa y todo el mundo podría sentirse completamente uno con Dios. Pero muchas veces la misa puede ser diferente, nos puede parecer aburrida y monótona. Independientemente de tu experiencia, recuerda que Cristo está verdaderamente presente y Él no está limitado por nuestras imperfecciones humanas. Aunque la Misa te parezca aburrida, Cristo está todavía allí, se presenta incluso si las personas no están realmente presentes. Concéntrate en darlo todo, buscar una conexión con Dios y con los que te rodean, y recuerda que la Misa es un acto de fe. No te preocupes si no sientes nada, pero por favor, ¡estate seguro de que Cristo está encantado de verte de nuevo!

 

FUENTE: Catholic.link 

¿Quién dijo que era mejor llegar con “experiencia” a la noche de bodas? Te cuento la mía

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Cualquiera que haya leído mi columna sobre la abstinencia en “Fox News Opinion” puede adivinar que mi matrimonio es algo que he esperado con ganas durante un tiempo. Ya después de casarnos a finales de agosto, puedo decir, sin ninguna duda, que era todo lo que esperaba y por lo que rezaba desde niño (también rezaba por ser mordido por una araña radioactiva y así desarrollar manos pegadizas, pero… sí, era un tonto).

Déjame decir, como prefacio de esta columna, que mi esposa –tuve que acostumbrarme a decir esto– y yo, no sólo nos contuvimos sexualmente: tampoco nos fuimos a vivir en unión libre. Y, lo más importante, nos cortejamos de una manera coherente con nuestros valores –públicamente profesados.

Lo hicimos bien

¿Sentirnos juzgados? No me importa en lo más mínimo. ¿Sabes por qué? Porque nosotros dos fuimos juzgados durante toda nuestra relación. La gente se reía y burlaba de la ingenua pareja cristiana, joven e ingenua. Decían que no llegaríamos a casarnos sin antes tener relaciones, y, en caso de lograrlo, nuestra noche de bodas sería rara, embarazosa y detestable.

La gente no podía estar más equivocada. Viendo el pasado, pienso que las mujeres que lo decían se sentían las “fulanas” que eran últimamente, y los hombres –que con su “hombría” se detenían en sus patéticas conquistas sexuales– se sentían amenazados.

No escribo esta columna para pavonearme, sino para ser altavoz de todas las parejas jóvenes que han hecho las cosas de la forma correcta. Cuando la gente se casa bien, no se queja tanto; por eso, sus voces son silenciadas por la chusma de charlatanes promiscuos que promocionan su mundo “progresista” patético.

Nuestro matrimonio fue perfecto. La noche no se quedó corta en asombros. Esto lo escribo en un avión que se dirige a un paraíso tropical, al lado de la mujer más hermosa con quien se puede andar en la tierra. Sé que todos dicen que su novio o esposa es la más hermosa. Se equivocan: yo gano.

Me gustaría, sin embargo, contarles una historia de la mañana después del matrimonio: se traduce en una de las experiencias más deslumbrantes que he tenido.

Mi esposa –recuerdo, no me acostumbro a decirlo– y yo bajamos a desayunar en el sitio donde pasamos la noche. Comentábamos sobre lo excitante que resultaba empezar una vida juntos y, a la vez, lo “escalofriante” que parecía: todo era tan diferente. Mientras estábamos en la mesa, escuchamos a la mesa vecina que hablaban sobre una boda de la noche anterior. ¡Qué coincidencia!

-“La cosa es que nada ha cambiado en realidad.” -dijo la recién casada.

Mi esposa, perpleja, preguntó: “¿Se casaron anoche? ¡Nosotros también!”.

-¡Felicidades! -dijo la otra-. Sí, lo hicimos.

-¿Dónde está el esposo? -preguntó con inocencia mi mujer.

-Oh, está durmiendo. No había forma de que bajara conmigo a desayunar esta mañana -se detuvo y sonrió-. Digamos que tuvo un dolor de cabeza prolongado después de pasar un buen rato anoche.

Mi corazón se hundió. Un “buen rato” era terrible. Sin disfrutar de la compañía de familiares y amigos lejanos –casi perdidos–; sin mirar con asombro a su esposa; sin querer sumergirse en cada destello de sus ojos, cuando ella le disparaba con su mirada desde la pista de baile; sin tomarse las típicas fotos mientras partían el pastel de la boda; sin llevarla a ella al umbral de la habitación, mientras se acercaban nerviosamente. Nada, él no recordaría nada. En vez de eso, terminó con una resaca. Él era “ese chico”… en su propia boda loca.

Caí en la cuenta de algo: nuestro matrimonio fue verdaderamente un evento que no se daría nunca más en la vida. Fue una celebración a los ojos de Dios, de dos vidas separadas que se convertían en una: física, emocional, financiera y espiritualmente. Todo lo que nos hacía individuos se unió con el matrimonio. Nuestra familia vino desde lejos –desde largo y ancho– para celebrar la decisión de dos jóvenes que realmente se comprometían –se entregaban– el uno al otro, de una forma que nunca lo habían hecho.

¿Los de al lado? Simplemente tuvieron una fiesta grande y, la mañana siguiente, una resaca.

Nuestros matrimonios fueron el mismo evento sólo en nombre. Lo sabíamos, lo sabían.

Haz el tuyo correctamente. Si eres joven y piensas que deberías entregarte ya y convertirte en un compañero o compañera sexual, hazlo como el “mundo” dice que se debe hacer. Si piensas que debes esperar, y con eso, las burlas, además de lo difícil que es contenerte por tu futura esposa o esposo, déjame decirte –sin sombra de duda– que lo hagas. Tu matrimonio puede ser el día –y la noche– más memorable de tu vida, o simplemente una fiesta más.

La pobreza y sus efectos en el cerebro de los niños

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El ambiente al que somos expuestos durante nuestra infancia tienen un poderoso efecto en nuestro desarrollo psicológico y cerebral. Uno de los ejemplos más evidentes es el de los niños que nacen en ambientes de pobreza y los que viven en ambientes con mayor estabilidad económica, en los cuales no sólo se encuentran diferencias conductuales y psicológicas sino también a nivel cerebral.

La investigación publicada el pasado viernes 15 de enero en la revista The American Journal of Psychiatry, ofrece evidencias importantes del efecto de la pobreza en el cerebro. Sus datos sugieren que las principales estructuras cerebrales relacionadas con la regulación emocional y el aprendizaje tienen conexiones más debiles con otras áreas del cerebro. En concreto las estructuras fueron: el hipocampo – región importantísima para el aprendizaje, la memoria y la regulación del estrés; y la amigdala – región que está estrechamente relacionada con el estrés y la emoción.

También se encontró que entre más pobre era la familia, mayor riesgo se encontraba de que el hipocampo y la amígdala tuvieran conexiones más débiles.

Otro dato que preocupó a los investigadores fue que los niños en edad preescolar tenían más probabilidades de sufrir de síntomas de depresión cuando alcanzaban la edad de escolarización.

La alta exposición que sufren los niños en ambientes de pobreza a los factores ambientales adversos como: estrés, agresividad, exposición al humo del cigarrillo, mala nutrición, poca interacción con estimulos congnitivos, etc. Todo esto incrementa el riesgo de sufrir de trastornos mentales y conductas antisociales.

Pero no todo está perdido. Según los autores de esta investigación, la pobreza no determina toda la vida de los niños y se pueden prevenir sus efectos si se trabaja en diferentes intervenciones que cuiden de su desarrollo emocional y cerebral.

FUENTE: http://www.psyciencia.com/2016/18/la-pobreza-y-sus-efectos-en-el-cerebro-de-los-ninos/

El olvido de la Filosofía

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La indiferencia ante la filosofía, una disciplina clave en la historia de la humanidad, tiene consecuencias en la sociedad actual.

Forman parte de la generación de españoles supuestamente mejor preparados de la historia, pero en la reciente campaña electoral los treintañeros Pablo Iglesias y Albert Rivera protagonizaron un célebre resbalón al tener que citar una obra de Kant. Primero, el líder de Podemos habló de la Ética de la razón pura -obra inexistente- cuando debió referirse a la Crítica de la razón pura; luego, el líder de Ciudadanos, después de afirmar que Kant era uno de sus “referentes”, tuvo que reconocer que no había leído ninguna de sus obras… Tenía que ser precisamente Kant, el gran filósofo de la Ilustración. Un movimiento -todavía vigente- que busca dotar al individuo de las herramientas conceptuales necesarias para luchar por su propia libertad. Si la tarea en el siglo XVIII era sentar las bases para la emancipación individual y colectiva de los grilletes de la jerarquía católica y del Antiguo Régimen, en el siglo XXI esos grilletes han mutado en nuevas formas de dominación y sometimiento del individuo: amenazas, miedos y desafíos ante los que la filosofía sabe hacer frente. Sin embargo, casi nadie -al menos entre la clase política- parece interesado en reivindicarla. Hemos olvidado la filosofía y, lo que es más grave: hemos olvidado que la hemos olvidado.

Y es curioso, porque es difícil encontrar una sola disciplina científica, técnica, social o artística cuyos expertos no acaben empleando conceptos filosóficos cuando de lo que se trata es de llevar dichas disciplinas al extremo. Desde la arquitecta hasta el sociólogo, del físico a la abogada, del cocinero a la economista… todos echan mano de la filosofía cuando deciden profundizar en sus disciplinas.

Baste poner algunos ejemplos: cuando un cocinero habla de deconstruir una tortilla, alude a un término acuñado por el filósofo Jacques Derrida. O cuando una arquitecta proyecta una construcción, sus ideas se materializan: no transmiten la misma cosmovisión un chalé unifamiliar, un rascacielos de cristal o un bloque de viviendas sociales. O cuando un abogado defiende a un cliente, presupone la noción de sujeto de derecho. Las leyes nos dicen mucho acerca de la visión que una sociedad tiene sobre los sujetos que la forman (un tema que apasionaría a un sociólogo). En las sociedades en las que rige la pena de muerte, por ejemplo, la idea que se tiene del individuo y el valor que se le otorga a la vida es muy distinta a aquellas donde la pena de muerte ha sido derogada. Cuando el físico Stephen Hawking dice que “la creación espontánea es la razón de que exista algo, en vez de nada, de que el universo exista, de que nosotros existamos” no está haciendo ciencia, sino filosofía (y bastante ramplona, por cierto).

Sin embargo, pese a esta omnipresencia de conceptos filosóficos, existe quien piensa que tenemos muy poca necesidad de cultura y, en concreto, ninguna necesidad de la más aparentemente inútil y menos rentable de las expresiones culturales: la filosofía. Lo pensaba en los años noventa el líder republicano estadounidense Newt Gingrich, quien hizo todo lo posible por suprimir el Fondo Nacional para las Artes y el Fondo Nacional para las Humanidades. No lo consiguió. Lo que le ocurría a Gingrich le pasa a mucha otra gente que no termina de ver por qué el Estado (y mucho menos la iniciativa privada) debe invertir en pensamiento. Cuando son el legislador y el gobernante los que no son capaces de ver la importancia de la filosofía -o cuando entienden demasiado bien lo decisiva que para una sociedad puede ser esa disciplina-, entonces llegamos a la situación actual.

El futuro se presenta sombrío. Quizá por vez primera en la historia vivimos en tiempos de miedos globales: terrorismo, catástrofes naturales, hambrunas, pandemias… La desgracia ha comenzado a deslocalizar sus sucursales. Ante el constante bombardeo mediático de estas realidades, el olvido de la filosofía arrastra a las personas hacia las respuestas esotéricas, prelógicas y acientíficas, cuando no al fanatismo religioso o totalitario.

Retos para cada individuo

A diario nos encontramos con dilemas morales que requieren de un razonamiento ético. También nos enfrentamos a situaciones límite sobre las que se ha interrogado la filosofía durante milenios: la muerte, la búsqueda de la felicidad, los límites de la libertad, la construcción de la identidad individual y colectiva… Estos retos afectan a cada individuo, con independencia de su extracción social o formación académica. “La filosofía es para los profanos. Siempre lo fue, ningún filósofo escribió para colegas. Son muchas las personas que desean saber algo más y para ello escuchan programas de radio o de televisión en los que encuentran algo de filosofía, y siguen cursos en los que se les propone un acceso posible a los términos filosóficos”, apunta Maite Larrauri, profesora de esta asignatura en centros públicos de enseñanza media durante 36 años y coautora de la colección de libros Filosofía para profanos (Tàndem Edicions).

Sin embargo, la natural curiosidad de muchas personas que no han tenido la oportunidad de entrar en contacto con la disciplina acaba canalizada en libros de autoayuda. Las listas de superventas se ven copadas por estas temáticas cuya raíz profunda, irreconocible para la mayoría de los lectores, se halla en la filosofía. Y así, junto a autores de éxito, vemos proliferar todo tipo de gurús y coaches, muchas veces admirados por esos defensores de las necesidades del mercado que, paradójicamente, no ven necesaria la Filosofía en los planes de estudio.

Este tipo de refugios (en los que nos parapetamos para huir de los miedos que nos han sido inoculados) son una herramienta de control social, según Maite Larrauri: “El miedo tiene inductores, porque de eso sí que algunos sacan rédito. Ahí sí que hay estrategia, aunque no tenga por qué ser muy elaborada. Hace falta bien poco para meter miedo, basta decirle a un niño que tenga cuidado, que se va a caer, para tener ya el terreno ganado. Kant decía que los dos vicios que la humanidad tiene que sacudirse para progresar son el miedo y la pereza. Para suprimir el miedo, hay que suprimir a los tutores (así los llamaba él) que meten miedo. Los que Kant nombraba eran los médicos, los curas, algunos informadores. Sacudirse esas voces de encima, aprender a escucharse a sí mismo deviniendo sujeto de reflexión y de acción ya es un buen camino para superar los miedos. Las mujeres sabemos de lo que hablamos. ¡Cuántas veces hemos tenido que oír amenazas de caídas, cuántas veces esas amenazas nos han paralizado, cuántas veces nuestras caídas han reforzado el ejemplo del miedo! Y, sin embargo, hemos producido el mayor cambio humano esperanzador en el menor tiempo posible”.

Cambio en las sociedades

No nos enfrentamos sólo a miedos y a dilemas morales de carácter necesariamente negativo, también nos vemos emplazados a pensar la incertidumbre, a intentar procesar el cambio acelerado y multidireccional que están viviendo nuestras sociedades. La filosofía nos puede servir para proponer una descripción de lo que acontece y una prescripción de lo que debería acontecer. Esta evolución social se da tanto en la esfera colectiva como en la más profunda intimidad. Los roles de género están en plena fusión, también las categorías tradicionales de identidad de género. A masculino y femenino se suman transgénero, intergénero, agénero, bigénero, demichicas, demichicos, génerofluido, pangénero, neutrosis…

Las relaciones interpersonales ya no sólo están mediatizadas por construcciones sociales, lingüísticas y culturales: cada vez está más presente la mediación tecnológica, lo que está obligándonos a repensar conceptos tan asentados como los de amistad, familia, pareja, etcétera. “Uno de los grandes interrogantes del futuro inmediato es cómo se articularán las relaciones personales cara a cara, cómo será nuestra convivencia física”, dijo el filósofo Zygmunt Bauman el año pasado en Madrid.

Las experiencias inmersivas que ofrece la realidad virtual y los entornos artificiales en 3D están llegando incluso a la esfera sexual. Desconocemos aún los dispositivos de simulación y recreación sensorial del futuro; pero no es absurdo augurar que las relaciones sexuales mediadas por la tecnología acaben arrinconando a las relaciones sexuales tradicionales. Ya dijimos en otra ocasión que incluso la relación del individuo con su propio cuerpo está mediatizada por la tecnología: cada vez hay más artefactos dirigidos a la gestión del descanso, del rendimiento físico, del aseo personal o de la autosatisfacción sexual. Esos aparatos, además, recogen y distribuyen información generando enormes yacimientos de datos, el auténtico petróleo del futuro más inmediato. Ninguno de estos escenarios es ajeno a la filosofía, porque la filosofía es el pensamiento de todos los otros mundos posibles que están en éste.

En definitiva, la filosofía nos permite vivir más intensamente, relacionarnos con los demás y con nosotros mismos y, también, conocer nuestras propias limitaciones, individuales y colectivas. Pero nos permite, sobre todo, pertenecernos a nosotros mismos y a nadie más. En realidad, preguntarse para qué sirve la filosofía es igual que preguntarse para qué sirve bailar. Lo importante es que a nosotros nos encanta hacerlo.

FUENTE: http://iniciativadebate.org/2015/12/28/el-olvido-de-la-filosofia/

¿Cuántas formas hay de abandonar a los hijos?

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Abandonar a un hijo cuando más necesita a los padres, significa dejarlo sin atención ni cuidado, sin el amparo y protección que necesita, convirtiéndolo así en un ser desvalido con daños quizá irreparables en su ser.

Algunos padres recurren a elaborados mecanismos de justificación, y mientras más lo hacen, más endurecen su corazón a la verdad de estar cometiendo una acción inhumana, por la que rechazan asumir con plenitud el amor al mayor de lo dones. Es la más vil manifestación del egoísmo y cobardía de quien es incapaz del amor verdaderamente personal.

Muchos padres jamás abandonarían a su hijo al frente de la puerta de una casa. Pero existen muchas formas de abandono que suelen no ser evidentes y que han adquirido aceptación en muchas conciencias. Formas que tienen una historia en común: el engendrarlos fue la parte fácil, luego, vino la crianza que exige una educación con un amor de abnegación y sacrificio, durante bastantes años. Y que se niega de diferentes formas, de diferentes maneras.

Algunas formas:

Cuando, Doña Exitosa y Don Exitoso no tienen tiempo personal para su hijo por su importante “autorrealización”, donde el tiempo es “oro” y no da para pensar en otros, aunque ese otro sea el hijo. Lo resuelven entonces apelando al malentendido tiempo de calidad y dándoles bienes no debidos, como lo son todos los carísimos artilugios electrónicos, entre otras cosas, y pagándoles además costosos colegios con horarios de 7.00 a.m. a 7.00 p.m. que incluyen clases extracurriculares.

Cuando el tiempo que se le debe al hijo, se invierte en el club, el gimnasio, en reuniones sociales; dejando su educación al internet, la televisión o la nana.

Cuando se le deja todo el día con los abuelos “porque lo cuidaran bien y lo quieren mucho”.

Cuando al hijo adolescente se le envía por años a estudiar en un internado a otro país, porque importa más que aprenda una lengua extranjera, en vez de acompañarlo en una etapa de crecimiento en la que más necesita el acompañamiento, el refuerzo afectivo de los padres, de su cercanía personal.

Cuando el hijo se convierte solo en la tarjeta de presentación de sus padres, que condicionan su aceptación personal a que sea un brillante estudiante; con un futuro promisorio en donde supuestamente tendrá colocación segura en el mercado de trabajo, sin riesgo de desempleo, muy bien retribuido económicamente y con una posición social por la que pueda contraer matrimonio con una joven de abolengo. Es el forzado protagonista de la novela rosa de los padres.

Cuando lo padres olvidan que la verdadera educación se da en el ser de los hijos, y solo lo miden por los resultados en el tener, saber, hacer. Cuando se niegan a escuchar, a comprender y comunicarse para ayudarlos a dirigir con plena libertad su propia vida, cualquiera que sea su vocación y ser feliz.

Cuando los padres en conflicto, usan a sus hijos como guantes de box es sus frecuentes peleas.

Cuando los padres se divorcian y tratan la tutela de los hijos, como si discutieran por la casa o el coche, sin considerar el gran daño que les hacen.

Cuando el hijo ayuda a los padres trabajando, de tal manera, que se le considera más que nada como un sujeto que es útil, productivo, rentable.

Cuando se convierten en válvula de escape de la presión que sienten los padres ante las pruebas de la vida, siendo entonces violentados, humillados.

Cuando los padres desconocen que su valor más excelente es saber amar, acogiendo al hijo solo por ser quien es, desposeído de todo. Que un amor así, estructura la personalidad armónica del hijo mediante la identificación y experiencias vividas con ellos.

Por eso, para bien o para mal, los padres serán siempre el principal referente de la identidad de su hijo.

 

FUENTE: http://es.aleteia.org/2016/01/20/las-formas-de-abandonar-a-los-hijos-2/

¿Por qué crece el interés por el hinduismo en Europa y América Latina?

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En América Latina y Europa, de formación básica cristiana, el interés por el hinduismo nos viene principalmente a través de las múltiples propuestas del Yoga, que al ser una técnica que proporciona beneficios psíquicos, físicos y espirituales, obtiene unidad a la persona, quedando atrapados y fascinados frente a un tipo de religiosidad tradicional cristiana, que aparece “aparentemente” hueca y ritualista.

Además, de la misma manera que la ciencia moderna hace énfasis en nuestra evolución física, el hinduismo enfatiza nuestra evolución espiritual. Así como gran parte de la psicología moderna hace énfasis en la bondad básica y el potencial ilimitado de la naturaleza humana, el hinduismo enfatiza la divinidad esencial del hombre. Así como la filosofía moderna hace énfasis en la relatividad de todas las aseveraciones de verdad, el hinduismo tolera muchas creencias religiosas aparentemente contradictorias.

Como religión que hace énfasis en la primacía de lo espiritual sobre la realidad material, el hinduismo apela a muchos que están desilusionados con las ocupaciones estrictamente materiales. Esto, junto a la llamada a la “no violencia” (ahimsa), fruto de la pacificación interior, hace al hinduismo tremendamente atractivo en medio de una sociedad injusta, violenta, competitiva y consumista.

1. Pero, ¿qué es el hinduismo?

El término “Hinduismo”, que se ha comenzado a utilizar en el siglo XIX, es como los occidentales han llamado a un conjunto de religiones que se practican en la India. Los que viven allí llaman a sus creencias la “Ley del orden eterno”, heredada del los videntes de les edades primordiales, la primera y gran cultura India, la Harappa, que se remonta a 4000 años a.C. Sabemos poco de los habitantes y costumbres de los pobladores de entonces del valle del Indus, actual Pakistán. Era una gran cultura semejante a la de Mesopotamia y Egipto, con escritura propia, que continua siendo un enigma por descifrar.

En el hinduismo no hay fundador o un origen claramente determinado. Se trata de un conjunto de cultos, costumbres, ideas y aspiraciones diversas. Se basa en escritos cuya autoría se pierde en el tiempo. No existe ninguna figura que tenga un papel protagonista. Para comprender el hinduismo hemos de bucear en la India.

La religión hindú está íntimamente vinculada a su sistema social y a su historia. El subcontinente indio tiene precisas demarcaciones geográficas. Triangular en su forma, está bañado por dos de sus lados por el océano y cerrado al norte por la cadena montañosa del Himalaya. Esto recuerda los indios la figura de una madre, la “Madre-India”. El río Ganges, el río sagrado, no sólo proporciona agua en el país, sino que es el símbolo de la vida sin fin.

Hacia el año 1500 a. C los arios ya estaban asentados en la India. Llevaban consigo un panteón de dioses primitivos, principalmente guerreros y masculinos. Se trata de las deidades típicas de cualquier religión arcaica, que explican los fenómenos que el ser humano no entiende. Así encontramos a Indra, dios de la tempestad o Agni, divinidad del fuego. Cabe señalar que los ídolos que representan los fenómenos atmosféricos son los primeros que aparecen en cualquier culto.

En el pensamiento hindú todo individuo, en tanto que persona, es una máscara de un dios que es actor tras todos los papeles y el que juega todos los juegos. Los hindúes no tienen sentido de la Historia. Consideran el tiempo como algo circular, como algo que gira una y otra vez, de manera que lo que sucede hoy es en su conjunto muy parecido a lo que sucedió ayer o hace cien o mil años.

Pensar es algo distinto de sentir, emocionarse o percibir a través de los sentidos. Se trata de manipular símbolos, ya sean palabras, números o signos como triángulos, cuadrados o círculos para presentar acontecimientos que suceden en el mundo real. Para los hindúes hay mucho más de lo que pensamos que hay. Es por esto que creen que el yo real es el Ser en mayúscula, el Ser del universo. Por eso en el nivel de la existencia uno no está realmente separado de lo demás que está sucediendo.

Para los Upanishads, libros sagrados de los hindúes, el Ser es la sola y única realidad sin semejante, y que todo el universo en definitiva esBrahaman. El universo aparece como una multiplicidad de cosas diferentes a causa de “maya”, que es la ilusión, la magia, el arte o el poder creativo. Los hindúes describen la energía básica del universo como lo “desconocido”. Brahaman es desconocido para aquellos que lo conocen, y conocido para aquellos que no le conocen.

El Brahaman es considerado por los hindúes como el ser y centro de todo el universo, y la idea fundamental consiste en que sólo hay un ser. Cada uno de nosotros es ese ser, como uno de los innumerables rayos del Sol.Brahaman tiene todos los rostros que existen: humanos, animales, insectos, plantas y minerales; todas las cosas son el yo supremo que está representando ser cada una de ellas. Si perdemos la visión unitaria del hinduismo entramos en “maya” o poder relativo, o magia, y también “ilusión”, es decir, pensar que dos opuestos están realmente separados entre sí.

El lenguaje del mito consiste en hablar en imágenes más que hablar en palabras un lenguaje llano o descriptivo. Una de las formas esenciales de pensar es la analogía, como cuando al hablar del ciclo de la vida hablamos del invierno o de la primavera de la vida en referencia al ciclo de las estaciones. En la mitología hindú, Brahaman juega un juego a lo largo de periodos llamados “Kalpas”, que dura cada uno de ellos 4.320.000 años. En un kalpa se manifiesta Brahaman y en otro kalpa se recuerda quien es. Y así por toda la eternidad y nunca se cansa.

2. El dharma, el karma y el samsara

El dharma, palabra sánscrita que significa “sostener, mantener”, es la ley que mantiene el orden del mundo. Esta noción es tan esencial que sirve para designar al hinduismo: Sanatana dharma, la ley del orden eterno. En el hinduismo el dharma constituye la realidad esencial del cosmos, de la sociedad y del ser humano. Es el orden que reina entre los dioses, atribuyendo a cada uno su propia función e intervención.

En la naturaleza, el dharma es el ciclo de los astros y de las estaciones, que regula la llegada de la cosecha y el brote de las plantas. Es la orden que regula la jerarquía de las castas. Y el orden moral por el que cada persona actúa según su deber, es decir, respetando las leyes de los dioses, de la naturaleza y de la sociedad. El dharma es el funcionamiento armonioso de un universo en equilibrio.

Pero hay fuerzas adversas que amenazan este equilibrio. Forman el a-dharma: todo lo que se opone al orden, el mal. En la sociedad, es la violencia dominadora de las castas superiores que abusan de su situación. En cada ser humano, es la tendencia perversa buscar la ganancia y el éxito. Se trata de aniquilar en la propia persona la ambición y la concupiscencia. Se llega a esto gracias al culto. Así, el dharma es la exigencia de ocupar cada uno su lugar debido en el orden de las cosas, con el objetivo de la liberación personal.

En el hinduismo se cree que cada uno de nosotros se reencarna vida tras vida de forma progresiva o regresiva, según el propio karma, palabra que significa “tú haces”. El karma, es la fuerza “invisible” que emana de todos los actos humanos. Esta energía es la que hace al alma, prisionera de un cuerpo y le obliga a reencarnarse.

El karma es algo así como el balance de nuestros actos: de nuestras buenas y malas acciones. Karma se refiere a la ley de causa y efecto. Según la tradición hindú, toda acción tiene una reacción y una consecuencia, tanto si la acción es positiva como negativa. El karma influye muy profundamente en la mentalidad hindú, porque es el fundamento de la explicación del destino humano. Así, para ellos, nacer en una determinada situación no es una maldición, sino el resultado de los deméritos de una existencia anterior y la posibilidad de obtener una existencia mejor.

La ley del karma afirma que nuestros actos y hasta nuestras intenciones escriben nuestra vida futura. Y nunca cambiaremos esta ley. Pero podemos actuar sobre nuestras intenciones y sobre cada uno de nuestros actos, afectando nuestro porvenir, lo que hace que esta ley no sea tan fatalista como parece a primera vista. Por otra parte, esta ley es una esperanza debido a la certeza de que, al final de las reencarnaciones, se obtiene la liberación, que los hindúes llaman moksha, palabra sánscrita que significa liberación del ciclo del nacimiento, de la muerte y de la reencarnación. La moksa se consigue cuando la virtud, el conocimiento y el amor de Dios eliminan el peso el karma, que es quien exige que el yo vuelva renacer.

El samsara o “flujo de la existencia”, es una palabra sánscrita que indica el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento, que implica tanto a las personas como el universo entero. Samsara es el lugar donde se renace constantemente como consecuencia del Karma acumulado en vidas anteriores, lo que llamamos la transmigración de las almas y que sería mejor llamar transmutación de un cuerpo en otro.

El samsara es esta corriente perpetua que arrastra al alma individual en sucesivas reencarnaciones. Está simbolizado en una rueda siempre en movimiento, o también en la sucesión de las olas de un río incesante. Dado que es imposible que todo el karma de una persona sea experimentado en una vida, las escrituras hindúes afirman que después de la muerte las almas individuales “renacen” en este mundo en otro cuerpo humano o no. El tipo de renacimiento de una persona está determinado por el karma resultante de acciones pasadas.

3. El Yoga

La palabra sánscrita yoga, se deriva de la raíz “yug”, que significa originariamente poner junto, conectar, unir en un solo todo, generalmente con la intención de llegar a algún resultado. Yoga significa el yugo que mantiene unidos a los toros, para que tiren mejor del carro, y el método psicosomático y espiritual que une a las facultades sensibles e intelectuales del ser humano para llegar a una experiencia interior extática suprema. El Yoga es la completa ausencia del movimiento de la mente.

En el hinduismo se habla de tres caminos de liberación: el camino de la actuación, el camino del saber y el camino del amor a Dios. Con ellos se desarrollaron varias técnicas de acceso a la liberación, que pueden combinarse entre sí y que en la mayoría de los casos se combinan. Yoga no es propiamente una doctrina, aunque supone más de una. Propiamente hablando es un método, aplicable en múltiples contextos, de control de las energías físicas, intelectuales y morales, para conducir al ser humano a la superación de todo lo que es limitado, comprendida su propia naturaleza individual, y liberarse el así del cambio y del dolor sobre la base de una nueva conciencia.

Hay que señalar que no es posible aprender el yoga a través de la propia experiencia independiente ni a través de los libros; no es sólo una práctica, sino una iniciación, y requiere absolutamente la dirección de un maestro ogurú, ya profundamente iluminado, al que la persona que desea iniciarse se confía con un sentimiento sagrado. Sólo para la comunicación oral y la convivencia con el maestro, bajo la irradiación de su energía espiritual, resulta posible practicar el yoga sin errores y con fruto.

4. Murkti, samyasi y vanaprastha

Un murkti es una persona iluminada que ha alcanzado el estado de mokshao liberación: Sabe quién es. Sabe que en lo más profundo de su persona mora el yo central, frente a otra que está inmersa en la profunda ilusión.

En la vida ordinaria de las comunidades primitivas hindúes existen cuatro castas: la casta de los sacerdotes, la de los guerreros, la de los comerciantes y la de los campesinos. Todo hindú pertenece a la casta en la que nace. Cuando un hombre alcanza su estado de madurez, o a la mitad de su vida, y ha educado suficientemente a su hijo para que se ocupe de los asuntos de la familia, abandona la casta. Se convierte en un descastado samyasi, que sale del pueblo regresando al bosque, convirtiéndose en un vanaprastha.

El vanaprastha, si antes de morir quiere despertar de la ilusión para no tener miedo a la muerte, busca a un guru, que le enseña yoga, que es el arte de despertar y descubrir que todos nosotros somos uno. En otras palabras: que somos Dios. Por eso, todo escrito místico en realidad son instrucciones. No se trata de describir el universo, a Dios o a la realidad última. Los místicos saben que esto no se puede hacer. Los místicos permanecen en silencio.

5. El ahimsa, valor central del hinduismo

Ahimsa o “protección de toda vida” es un valor moral central del hinduismo, al ser la vida, en última instancia, divina, lo que justifica el vegetarianismo. La palabra ahimsa procede del sánscrito y ha sido internacionalmente conocida gracias a Mohandas Gandhi, como no-violencia, tanto por su filosofía política, como por sus campañas no-violentas. En sánscrito, este concepto implica no sólo a la acción, sino a la palabra, al deseo y al pensamiento, es decir, a todos y cada uno de los aspectos de la vida humana. Gandhi calificó a la ahimsa como “la clave del hinduismo”.

En el hinduismo el ahimsa refleja también el valor y el mensaje espiritual del sacrificio, que forma parte del pensamiento y la tradición hindú. El sacrificio tiene un doble beneficio: Por un lado fortalece todos los aspectos del alma y del cuerpo, capacitándose para vivir de acuerdo con las reglas naturales. Y, por otro, el mundo se genera y regenera continuamente, ya que el mismo universo es un sacrificio agudo y doloroso porque conlleva un tránsito de lo Uno en el múltiple.

6. Una respuesta cristiana al Hinduismo

De entrada debemos decir que como cristianos estamos de acuerdo con los hindúes en que el remedio último ante el dilema humano es de naturaleza espiritual. Pero más allá de esto, hay poco terreno en común entre el hinduismo y el cristianismo. Notemos algunos de los aspectos de divergencia más importantes.

Primero, el hinduismo carece de la comprensión de que Dios creó este mundo con un propósito bueno. Es común que los hindúes hablen de Dios como trayendo el universo a la existencia simplemente como un ejercicio “juguetón” de su poder. También falta el concepto de Dios como infinitamente santo y justo y como Aquél ante quien nosotros, como sus criaturas, somos responsables por la forma en que conducimos nuestras vidas.

La segunda área principal de contraste entre el hinduismo y el cristianismo es el concepto de la naturaleza humana y la fuente de nuestro distanciamiento de Dios. Según la enseñanza hindú, el hombre es divino en el núcleo de su ser. Él es uno con Dios. El problema es que el hombre desconoce este hecho. Está engañado por concentrarse en este mundo temporal y material, y su desconocimiento provoca acciones que producen un karma malo que nos aprisiona en el ciclo de reencarnación. Sin embargo, para los cristianos, la fuente de nuestra separación de Dios no es el desconocimiento de nuestra divinidad, sino nuestra rebelión pecaminosa contra Dios y su propósito para nuestras vidas.

El último punto de contraste don el hinduismo es el camino de salvación. Según la mayor parte de la enseñanza hindú, la salvación del ciclo de reencarnación se logra por medio de nuestros propios esfuerzos, ya sea a través de las buenas obras, la meditación o la devoción a una deidad. Para los cristianos, nuestra necesidad espiritual es de liberación del juicio de Dios sobre nuestro pecado y de restauración a una vida bajo su dirección y cuidado. Esta salvación puede ser realizada sólo mediante la acción inmerecida de la gracia en beneficio nuestro.

7. No confundir con el Espíritu Santo

En la Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, de 1989 la Congregación para la Doctrina de la Fe se centra en varias prácticas espirituales orientales y en su inclusión en la vida espiritual de los cristianos, el documento no condena expresamente al yoga, pero recomienda repetidamente prudencia en el uso de prácticas espirituales, meditativas o místicas que estén desprovistas de un contexto claramente cristiano. Por ejemplo, el número 12 afirma: “estas propuestas u otras análogas de armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente cribadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de método, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo“.

También afirma que los aspectos corporales como las posturas en el yoga, pueden afectar nuestra espiritualidad: “La experiencia humana demuestra que la posición y la actitud del cuerpo no dejan de tener influencia sobre el recogimiento y la disposición del espíritu. Esto constituye un dato al que han prestado atención algunos escritores espirituales del Oriente y del Occidente cristiano“(nº 26), pero “algunos ejercicios físicos producen automáticamente sensaciones de quietud o de distensión, sentimientos gratificantes y, quizá, hasta fenómenos de luz y calor similares a un bienestar espiritual. Confundirlos con auténticas consolaciones del Espíritu Santo sería un modo totalmente erróneo de concebir el camino espiritual. Atribuirles significados simbólicos típicos de la experiencia mística, cuando la actitud moral del interesado no se corresponde con ella, representaría una especie de esquizofrenia mental que puede conducir incluso a disturbios psíquicos y, en ocasiones, aberraciones morales” (nº 28).

El Consejo Pontificio de la Iglesia Católica para el Diálogo Interreligioso publicó un documento titulado Jesucristo: Portador del Agua de la Vida(2003) al hablar de los muchos conceptos utilizados dentro del movimiento de la Nueva Era señala que el yoga transmite esencialmente la misma realidad: un estado de conciencia alterado que es como un medio para una experiencia trascendente, espiritual.

El problema es que ese contexto es totalmente extraño a la concepción cristiana sobre la naturaleza y propósitos de la oración, meditación y experiencia mística. Más aún, la sola noción de seres humanos uniéndose con una conciencia cósmica divina contradice lo que la iglesia afirma acerca de una verdadera experiencia mística: “Para aproximarse a ese misterio de la unión con Dios, que los Padres griegos llamaban divinización del hombre, y para comprender con precisión las modalidades en que se realiza, es preciso ante todo tener presente que el hombre es esencialmente criatura y como tal permanece para siempre, de tal forma que nunca será posible una absorción del yo humano en el Yo divino, ni siquiera en los más altos estados de gracia” (nº 14).

Debemos ser igualmente cuidadosos sobre la diferencia fundamental entre las experiencias místicas cristiana e hindú: “Para los cristianos, la vida espiritual consiste en una relación con Dios que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos. La espiritualidad, para la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia dominados por un sentido de armonía y fusión con el Todo. Así, “mística” no se refiere a un encuentro con el Dios trascendente en la plenitud del amor, sino a la experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un sentimiento exultante de estar en comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del Ser” (nº 3.4).

FUENTE: http://es.aleteia.org/2016/01/21/por-que-crece-el-interes-por-el-hinduismo-en-europa-y-america-latina/

Más de 20 millones de jóvenes en América Latina ni estudian ni trabajan

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Aumento de los “ninis” exige una rápida atención

“Cuando mi papá fallece, se va el principal sustento de la casa y es cuando mi mamá se tiene que poner a trabajar y yo me quedo con mi abuela”, dice una joven de 21 años de edad que vive en Pedro Sula (Honduras).

Uno de cada cinco jóvenes de América Latina, es decir, más de 20 millones de personas entre 15 y 24 años de edad,  son considerados “ninis”, o sea, que no estudian ni trabajan. El caso de la muchacha de 21 años que vive en Pedro de Sula es tan solo uno de los tantos testimonios de jóvenes que son así categorizados.

Estos datos surgen de un informe publicado esta semana por el Banco Mundial denominado “Ninis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades”, donde además se establece que este fenómeno “demostró ser muy persistente”.

“A pesar del buen desempeño económico de la región durante la primera década del siglo, con altas tasas de crecimiento y una reducción significativa de la pobreza y la desigualdad, la proporción de ninis descendió sólo marginalmente, mientras que el número total de ninis aumentó”, prosigue el informe.

El tema de los “ninis” llama a prestar atención por varias razones, entre ellas porque contribuye a la transmisión de la desigualdad de generación en generación. Casi el 60% de los “ninis” de la región proviene de hogares pobres o vulnerables, localizados en el 40% inferior de la distribución de ingresos.

Por otro lado, en algunos contextos está vinculado a la delincuencia y a la violencia.

Según el informe, en Colombia, México y América Central es donde la proporción de “ninis” está por encima del promedio regional. El problema se hace más difícil por la presencia del crimen organizado.

En tercer lugar, porque “no abordar el problema de los ‘ninis’ en América Latina podría impedir que la región se beneficie de la transición demográfica que recién comienza”.

Uno de los mayores desafíos para Latinoamérica es formar el capital humano entre una población de jóvenes cada vez más numerosa y darle oportunidades en el mercado laboral.

Perfil típico del “nini” de América Latina

Según el informe, “el perfil típico del “nini” de América Latina es el de una mujer que no ha terminado la Secundaria y vive en un hogar urbano pobre o vulnerable”.

En este sentido, el factor de riesgo más importante asociado a la condición de “nini” es el matrimonio antes de los 18 años y el embarazo durante la adolescencia.

“Bueno, qué le vas a hacer, se embarazó y teníamos que ayudarla. Si ayudamos a nuestra hija mayor cuando se embarazó, tenemos que ayudarlas a todas”, expresó la madre de una mujer “nini” de 19 años de Monterrey (México).

Los hombres contribuyen al crecimiento

El aumento del número de “ninis” en América Latina se debe en gran parte gracias a los hombres porque les resulta más complicado obtener trabajo, en un contexto en el que la mujer se ha ido incorporando al mercado laboral, aunque también con limitaciones.

“Trabajé como conductor en una empresa de la construcción. Me pagaban poco y tenía que trabajar muchas horas, por eso lo dejé. No he encontrado otro trabajo. Hace un año de eso”, expresa otro “nini” de 23 años que vive en Cuernavaca (México).

Deserción escolar temprana

Entre los caminos más habituales para llegar a ser “nini” se encuentra eltener que dejar la escuela de forma temprana  para empezar a trabajar.

Esto conlleva a que estos jóvenes carezcan de habilidades necesarias para conseguir un trabajo en un sector formal.

De esta manera, terminan consiguiendo trabajos temporales e inestables. Cuando los pierden por lo general no regresan a la escuela.

Urbanización

Si se tiene en cuenta el alto índice de urbanización de la región, la gran mayoría de los “ninis”—cerca de 13 millones del total de 18 millones—viven en ciudades.

¿Qué hacer con los “ninis”?

Entre las recomendaciones básicas para ayudar a los jóvenes que son catalogados como “ninis” se encuentran la de evitar el abandono escolar e insertar a los jóvenes que ya son “ninis” al mercado laboral.

Por otro lado, entre las principales causas del abandono escolar temprano en la región se encuentran los altos costos para estudiar (monetario y no monetario), la falta de información sobre los beneficios de la educación, la preferencia en varios casos por el ocio y la poca motivación.

En tanto, para lograr mejor inserción en el mercado laboral de estos jóvenes hace falta, entre otras cosas, que se desarrollen diversosprogramas de capacitación.

Si a nivel social en todo el continente no hay apuro en encontrar una solución se estará contribuyendo a la delincuencia, las adicciones y la desintegración social, entre otros riesgos.

La Iglesia también mira a estos jóvenes

La Iglesia no es ajena a esta realidad en América Latina con respecto a los “ninis” y en su seno hay hombres y mujeres portadores de un carisma especial que trabajan incansablemente por tratar de cambiar esta realidad y ser voz de aliento para miles que viven en esta situación.

FUENTE: http://es.aleteia.org/2016/01/21/mas-de-20-millones-de-jovenes-en-america-latina-no-estudian-ni-trabajan/

Cinco grandes momentos de Quentin Tarantino

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Desde que irrumpió en el mundo del cine a principios de los ’90, el cineasta Quentin Tarantino ha venido armando una de las filmografías más interesantes de Hollywood, filmes altamente únicos a pesar de estar bañados en la estética y las sensibilidades de géneros y filmes del pasado.

Hacer una lista de los grandes momentos distribuidos a lo largo de sus siete películas (acordando que las dos partes de Kill Bill son una sola película), momentos individuales memorables de una u otra forma – diálogos inolvidables, secuencias de acción – sería probablemente algo demasiado largo, así que se realizó un repaso por la filmografía del director para rescatar cinco momentos que nunca dejan de maravillar; algunos serán obvios, otros quizá no tantos, y algunos momentos más que meritorios no están incluidos.

Dejándo de lado la nueva película de Tarantino, «Los 8 más Odiados», estos son los momentos imperdibles de Quentin Tarantino para Kike Sosa de ABC Color.

Jackie Brown (1997) – La introducción

Esta es una de las grandes secuencias en toda la filmografía de Tarantino, y en todos los años que han pasado desde que vi la película por primera vez, aún sigo sin estar seguro de exactamente por qué me impacta tan favorablemente. Quizá es la selección musical, Tarantino alardeando su gran gusto por la música con la excelente Across 110th Street de Bobby Womack; quizá es sencillamente la presencia magnética de Pam Grier, otro de esos nombres icónicos del cine o la televisión de culto que a Tarantino tanto le gusta poner en sus películas; quizá simplemente encuentro impresionantes las tomas largas e ininterrumpidas, a pesar de la simpleza de estas en comparación con los ejemplos de ese recurso que hemos visto últimamente. Quizá es que toda la secuencia se puede leer como una versión resumida del viaje que Jackie hará durante la película, comenzando como una mujer firme pero atrapada en una situación de la que eventualmente comienza a luchar por liberarse, con un peligro y una urgencia cada vez más grandes. Quizá sea todo eso y más cosas que simplemente no sé articular.

Kill Bill, VOL. 1 (2003) – La casa de las hojas azules

A diferencia de la secuencia de Jackie Brown, es fácil deducir por qué el momento central de la primera parte de «Kill Bill» es tan inolvidable: en su furioso frenesí de venganza, la Novia (Uma Thurman) llega hasta un club nocturno japonés propiedad de su antigua compañera de armas, O-Ren Ishii (Lucy Liu), quien se ha convertido en la jefa de la mafia nipona. Allí, la rubia heroína se enfrenta a una letal asesina adolescente y a más o menos ocho decenas de secuaces antes de un duelo de espadas con la propia O-Ren. Con una coreografía del genial Yuen Woo-ping – el responsable de armar las peleas de filmes como «El Tigre y el Dragón» y la saga «Matrix», y películas más recientes como la excelente «The Grandmaster» – Tarantino da rienda suelta a su afición por las vertientes más ultraviolentas del cine japonés, convirtiendo la katana de la Novia en un instrumento capaz de cortar miembros, cabezas y cuerpos enteros sin mayores dificultades, mientras la sangre sale disparada como de una manguera a presión, con desmembramientos puntuados por efectos de sonido exagerados y una música que zigzaguea entre lo clásico y lo moderno. Pocas batallas cinematográficas recientes son tan exageradamente geniales como el duelo en la Casa de las Hojas Azules.

A prueba de muerte (2007) – La persecución

«A Prueba de Muerte», estrenada originalmente como una presentación doble al estilo de las películas “grindhouse” de antaño con el filme de Robert Rodríguez Planet Terror, es quizá lo más imperfecto de la filmografía de Tarantino, un filme en el que su fijación con imitar el pasado y por llenar su filme de diálogos repletos de referencias a cine y televisión y música de décadas atrás, cuestiones que generalmente condimentaban bastante bien sus otros filmes, se le fue de la mano, como un cocinero que le pone demasiada sal a su comida. Pero la verborragia descontrolada y desbalanceada no impide que «A Prueba de Muerte» ostente una de las persecuciones vehiculares más espectaculares jamás puestas en celuloide. Un grupo de mujeres conduce a toda velocidad un automóvil con una de ellas (Zoe Bell) aferrada al capó, mientras el sanguinario Mike (Kurt Russell) les da persecución. Lo que sigue son cerca de 17 minutos casi ininterrumpidos de aterrador espectáculo, efectivo tanto por el estilo claro y elegante de Tarantino a la hora de filmar acción – nada de sacudidas de cámara innecesarias y edición hiperactiva aquí – y el hecho de que claramente estamos viendo autos de verdad, chocando de verdad con una persona de verdad en el capó.

Bastardos sin Gloria (2009) – El juego

Aparte de su buen ojo para la acción y su talento para escribir diálogos vibrantes, Tarantino también demostró un gran dominio del lenguaje cinematográfico del suspenso, que comenzó a hacer evidente desde aquél momento final de «Reservoir Dogs», y en varias secuencias en sus filmes siguientes, pero su punto cumbre en este aspecto vino con «Bastardos Sin Gloria», que comienza con un duelo de intelectos como para morderse las uñas – escena que además tiene el mérito de presentar a Hans Landa, uno de los mejores villanos del cine que el Siglo XXI ha producido hasta ahora – y tiene lo que bien podría considerarse un clímax del filme antes del clímax propiamente dicho con una secuencia cargada de suspenso insoportable. Un grupo de aliados disfrazados como nazis se reúne con su espía, una actriz alemana, en un bar que resulta estar lleno de verdaderos nazis, incluyendo a un mayor de la Gestapo que decide jugar un juego de mesa con el grupo infiltrado. El duelo de incertidumbre que sigue es uno para el recuerdo, en el que un gesto o un acento fuera de lugar podría hacer que el plan para acabar con la Segunda Guerra Mundial acabe en desastre.

Django sin Cadenas (2012) – El tiroteo en Candieland

En su más reciente película, un “western” al igual que la inminente «Los 8 Más Odiados», Tarantino envía a sus protagonistas, un esclavo liberado llamado Django y un cazarrecompensas alemán, a la plantación de un siniestro terrateniente de quien planean, por medio de una elaborada serie de mentiras, ganar la libertad de la esposa de Django, allí esclavizada. Durante gran parte del filme Tarantino juega de nuevo al juego de la tensión, y como en «Bastardos sin Gloria», esta tensión se libera en una explosión de violencia sangrienta. El tiroteo en la mansión en Django, cinético y acrobático sin llegar a niveles de parodia, es un testimonio no solo al ojo que tiene Tarantino para mover a sus personajes y a su cámara, y la forma en que sus decisiones musicales pueden ser tan extrañas como efectivas – ¿James Brown y Tupac de fondo en un tiroteo en el Siglo XIX? ¿Por qué no? – , sino también a la importancia de la edición a la hora de armar una escena que no solo tiene espectáculo, sino también un ritmo impecable.

La decisiva influencia femenina: así cambian las mujeres a los hombres

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Al buscar citas célebres de hombres sobre mujeres uno se encuentra con cientos de comentarios machistas, que no saldrían de la boca del más reaccionario tertuliano televisivo de hoy en día. Intelectuales de todo tipo, y de todos los tiempos, opinaban que “la hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades” (Aristóteles), que “la mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso” (Erasmo de Rotterdam) o que “la vida de toda mujer, a pesar de lo que ella diga, no es más que un contínuo deseo de encontrar a quien someterse” (Dostoievski).

Lo que no sabían estos respetados intelectuales, que a buen seguro llegaron a sus hoy groseras afirmaciones influenciados por un entorno en que la mujer no servía más que para procrear y cuidar de la casa, es que sus esposas e hijas –no las de Erasmo, que era sacerdote–, para ser tan poco cacapes, tuvieron una enorme influencia en su vida. 

De vuelta a las citas, decía nuestro disputado premio Nobel, Severo Ochoa, que “una mujer puede cambiar la trayectoria vital de un hombre”. Poco se habla de la importancia de su esposa, Carmen García Cobián, en el desarrollo de las investigaciones que le llevaron a ser el más importante científico español del siglo XX, pero fue junto a ella (pese a que no tenía ningún tipo de formación científica) con quien firmó uno de sus más célebres trabajos en la revista Nature.

A Ochoa, que siempre tuvo claro que su mujer (y, en muchas ocasiones, compañera de trabajo) era la parte más importante de su vida, le habría encantado leer estos estudios científicos que muestran la gran influencia que ejercen las mujeres sobre los hombres, ya sean estas hijas, madres, hermanas o esposas.

 Así cambian a los hombres sus hijas

Es bien sabido que la paternidad tiene un importante efecto en los valores vitales de los hombres, pero estos cambian si el vástago en cuestión es niño o niña. En el estudio Fatherhood and Managerial Style (Administrative Science Quarterly, 2012), Michael S. Dahl y sus colegas estudiaron cómo los CEO cambian cuando tienen un hijo. De forma casi instintiva, cuando los jefes tienen hijos, desean ganar más dinero para garantizar la comodidad de su familia, algo que va en detrimento de los sueldos de sus empleados. Pero si tienen una chica son más generosos con sus trabajadores y, especialmente, con sus trabajadoras.

Los hombres que tienen una hija suelen estar menos atados a los roles de género tradicionales: están menos de acuerdo con la idea de que la mujer tiene que hacer las labores de la casa y son más proclives a lavar los platos y poner lavadoras.

Así cambian a los hombres sus esposas

La influencia que la mujer de un hombre tiene sobre su percepción de los roles de género varía mucho en función del rol que ésta adquiere. Las mujeres que trabajan en casa apuntalan, como es lógico, la división tradicional del trabajo. Así sus maridos son más proclives a criticar el papel de las mujeres en su empresa, a pensar que las compañías con más trabajadoras son menos eficientes y a mostrar desconfianza de las mujeres con cargos de responsabilidad. Los jefes con esposas de este tipo son más reacios a promocionar a las mujeres de su empresa. Por el contrario, si la esposa de tu jefe trabaja fuera de casa, y no defiende los roles de género tradicionales, éste tendrá un comportamiento mucho más igualitario, en todas las facetas de su vida.

Así cambian a los hombres sus compañeras de trabajo

Al igual que los roles domésticos se trasladan a la empresa, trabajar rodeado de mujeres se traslada a nuestra casa, pero de distinta forma. Los hombres que trabajan en entornos con más mujeres, como la enseñanza o la salud, hacen más tareas domésticas que aquellos que trabajan en entornos dominados por hombres, como la construcción o la ingeniería. Eso sí, tratan de cumplir con las tareas típicamente masculinas, como arreglar la casa, el coche, cuidar de las plantas… Es lo que los sociólogos llaman “neutralización de la desviación de género”. Ya que realizan un trabajo típicamente femenino, tratan de recuperar su masculinidad en casa.

Así cambian a los hombres sus hermanas

Tener una o varias hermanas también tiene una influencia importante en el desarrollo posterior de un hombre, pero en este caso, al menos por ahora, suele ser negativa. Según un estudio de las universidades de Loyola Marymount y Standford, los hombres que tienen hermanas son más proclives a perpetuar los roles de género tradicionales, son más conservadores en lo político y tienen más recelos para compartir el trabajo doméstico. La culpa, en cualquier caso, no es de sus hermanas, si no de sus padres, que permiten más licencias a un hombre cuando está rodeado de féminas.

FUENTE: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-12-18/la-decisiva-influencia-femenina-asi-cambian-las-mujeres-a-los-hombres_57744/

Las claves del buen vestir masculino

El verse bien implica una serie de conocimientos básicos que le pueden sumar o restar puntos, a la hora de presentarse a trabajar en la oficina, ir a un evento social o una reunión con ejecutivos, entre otras situaciones a las que los hombres están expuestos.

Un buen porcentaje de hombres desconocen la forma correcta del buen vestir. El verse bien implica una serie de conocimientos básicos que le pueden sumar o restar puntos, a la hora de presentarse a trabajar en la oficina, ir a un evento social o una reunión con ejecutivos, entre otras situaciones a las que los hombres están expuestos.

Para cada ocasión es importante tener claro cuál es el código de vestimenta ideal, por eso El Economista trae una lista de cómo se debe utilizar la etiqueta para vestir adecuadamente según la ocasión y el lugar. Algunos de los atuendos que le presentamos en esta edición.

Etiqueta

La máxima expresión de la formalidad

Utilizado para eventos importantes, dependerá de la hora de programación del evento y si este amerita usar smoking, chaqué o frac.

Chaqué: Adecuado para utilizar en bodas y actos oficiales.

Los colores básicos para este atuendo son el negro y el gris, acompañados de una camisa blanca con cuello sin botones y puños dobles para mancuernillas. Se debe incluir corbata con nudo tipo windsor. El corte del chaleco debe ser tradicional; pantalón gris o negro en finas rayas verticales o liso, de corte clásico.

Smoking: Para eventos de última hora

Que se realicen por la tarde y noche como fiestas. La chaqueta negra es infaltable, esta puede ir cruzada o sin cruzar con solapas redondeadas de gran abertura y en seda. La camisa tiene que ser blanca de cuello bajo y puño doble, acompañada de un corbatín negro de seda y un pantalón del mismo color.

Frac: Formalidad total

Se utiliza únicamente por la noche y en lugares cerrados. La chaqueta por tradición se utiliza en color negro cruzada o sin cruzar con solapas redondeadas en seda. Chaleco del mismo material del smoking, zapatos negros de charol y cintas, suele acompañarse de un sombrero de copa negro y guantes grises claros, blancos o de color hueso y un pocket square blanco.

Coctel

Un atuendo formal con un toque de glamour

Se utiliza para diferentes horas, ya sea de día o noche. Las piezas claves son el traje y corbata; zapatos formales y de cintas. Puede utilizarse en colores negro, azul y gris. Formal: se puede utilizar un traje en color oscuro y liso. La camisa debe ser para traje de corte francés para poder utilizar mancuernillas.

Semiformal

Depende la ocasión

Este código de vestimenta admite el uso del traje llevando o no la corbata. Los colores claros son la opción para el día y los oscuros para la noche. La camisa debe ser para traje, es permitido el uso de texturas y estampados discretos y sútiles.

Business casual

El estilo casual

Es ideal para caballeros que quieran lucir modernos y sofisticados con un toque casual pero elegante. El blazer o chaqueta es una pieza infaltable, combinada con una camisa formal de textura o estampado, unos pantalones casuales, zapatos tipo oxford o derby y un pocket square. La gama de colores a utilizar es muy amplia, puede ir desde el tono azul, marrón hasta el beige.

Casual: Para ocasiones con poca formalidad

Basada en una vestimenta más relajada pero sin salirse de los patrones del buen vestir. Unos pantalones de algodón o gabardina, camisas tipo polo, o de botones en materiales livianos. Destacan los zapatos derby de cuero, desert boots de piel y mocasines.

Casual sport: Más relajado

Estilo que permite el uso de jeans y camisetas, chaquetas de piel o nailon, zapatos sport como las canvas en cuero y cierto tipo de mocasines, cinturones que combinen cuero y textil. Un look casual sport es ideal para aquellas celebraciones familiares más íntimas o salidas con amigos que no precisen un código de vestimenta tan formal.

Sport: Fin de semana

Un principio básico con este código de vestimenta es no confundir un look deportivo con un look sport, el primero está relacionado con la vestimenta que utilizamos para ir al gimnasio o para hacer ejercicio. El segundo corresponde a un estilo completamente relajado que admite el uso de jeans, short, camisetas y suéteres. Zapatos tipo náuticos, mocasines y canvas de textil, entre otros.

Traje Formal: El clásico

Es conveniente vestir un traje en color oscuro y de preferencia liso. La camisa debe ser para traje y estilo francés para poder utilizar mancuernillas, colores claros. La corbata es un accesorio indispensable, igual que los zapatos con cintas.

FUENTE: http://lifestyle.americaeconomia.com/articulos/las-claves-del-buen-vestir-masculino