«Continuamente recibo recados y quejas por parte de la escuela, diciendo que mi hijo se distrae con facilidad y se la pasa distrayendo a los demás.»
La verdad es que a mí también me cuesta mucho trabajo mantenerlo sentado para que haga su tarea. Continuamente se levanta, hay que repetirle las cosas muchas veces y no responde con premios ni con castigos. Ya no sé qué hacer, a veces me paso toda la tarde ayudándole con sus tareas para que todo se le olvide en los exámenes».
Esta situación es más común de lo que piensas y puede ser el reflejo de una alteración en el desarrollo y la maduración cerebral, lo cual es fácil corregir cuando se realiza un diagnóstico correcto y se atiende el problema de manera eficaz.
En ocasiones se trata de un problema conductual que se corrige mediante una asesoría a los padres, lo que se llama un “coaching parental”. Pero otras veces requiere una intervención más especializada, en la que debe participar un equipo de profesionales.
Aunque no existen signos específicos, sí hay algunos datos que pueden ser de utilidad para saber qué niños requieren de una intervención especializada. El problema tiene más de un año.
Problemas de recordación.
Problemas de comprensión al leer las instrucciones.
OIvidar anotar las tareas.
Perder lápices o cosas personales.
Dificultad en el trazado de letras.
Dificultad en operaciones matemáticas.
Dificultad para rescatar las ideas principales en los textos de lectura.
Inquietud, movimiento constante de los pies o las manos.
Deseo de imponer su voluntad.
Dificultad para tomar turnos.
Tendencia a refugiarse en la fantasía.
Si además de esto existen familiares directos con síntomas similares y/o se presentaron dificultades durante el embarazo o el parto, la posibilidad de que ocurra un Trastorno por Déficit de Atención es mayor.
De cualquier manera, ante la sospecha es mejor consultar a los expertos del Centro NeuroPsicopedagógico Polanco S.C., quienes tienen de más de 30 años de experiencia en la atención de estos casos.
Es importante actuar lo antes posible, ya que cuando pasa el tiempo sin atender a estos chicos, desarrollan una baja autoestima y el problema crece, afectando toda la dinámica familiar. Además, el cerebro inmaduro tiene muchas mayores posibilidades de recuperar su nivel de maduración gracias a la llamada “plasticidad cerebral”, que utilizada de manera adecuada y con los métodos actuales, permite hablar de curación.
Pon una rana en un recipiente lleno de agua y comienza a calentar el agua.
A medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia. La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua. Justo cuando el agua está por alcanzar el punto de ebullición, la rana no puede ajustar más y es ahí donde decide a saltar.
Trata de saltar, pero es incapaz de hacerlo, ya que ha perdido toda su fuerza ajustando la temperatura corporal.
La rana muere muy pronto. ¿Quién mató a la rana?…
Sé que muchos van a decir que el agua hirviendo, pero… quien la mató fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar.
Todos nos tenemos que ajustar a reglas, políticas, maneras de convivir con la gente y situaciones, pero tenemos que estar seguros de cuando tenemos que ajustar y cuando tenemos que seguir adelante.
Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas. Si permitimos que la gente nos explote física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente, continuarán haciéndolo.
¡Decidamos cuándo saltar! Vamos a hacerlo mientras tengamos la fuerza.
Fanáticos de la velocidad, les traemos grandes noticias, y es que la Ciudad de México servirá como una de las sedes estelares de la segunda temporada de la Fórmula E, carrera organizada por la Federación Internacional del Automovilismo (FIA).
La primer temporada se inauguro en Beijing, China, en septiembre de 2014, finalizando en la Ciudad de Londres en junio de 2015.
Esta vez, México sera la sede de la quinta carrera de la temporada 2015-2016, y tomará lugar el sábado 12 de marzo de 2016 en la pista del histórico Autódromo Hermanos Rodríguez. El diseño de la pista contará con una longitud de 2.14 km. Teniendo la capacidad de albergar cerca de 40 mil aficionados.
Uno de los mayores atractivos de esta carrera, es la rivalidad entre Nicolas Prost y Bruno Senna, ambos grandes pilotos de segunda generación.
Los boletos ya se encuentran a la venta, vía Ticketmaster. Así que ya saben, si a ustedes les encanta la velocidad, este evento les viene como anillo al dedo.
“Aunque tengas hijos o no, siempre eres hijo de alguien”, es la frase que señalaba Alejandro González Iñárritu para una entrevista en la que hablaba de su más reciente retoño: “The Revenant”
Somos hijos de una naturaleza que nos pide a gritos que hagamos un uso adecuado de nuestra capacidad creativa; y qué mejor manera de aprovecharla que impactando en la vida de los demás a través del arte; compartiendo nuestros sentimientos más puros.
El arte y el talento son dos conceptos internamente unidos, no podemos hablar de uno sin mencionar al otro. Los seres humanos talentosos son dueños de pinceladas artísticas en sus oficios o vocaciones; mientras que el arte es ejercido por personas talentosas.
Ahora bien, tener talento no te hace un artista. El talento es una piedra en bruto que exige ser trabajada para lograr convertirse en diamante. Es así que podemos llegar a la conclusión de que el arte y el talento son hijos de la pasión y el trabajo. Para lograr que una piedra adquiera el brillo de una joya es necesario trabajar hasta el hastío y ser apasionado hasta el pecado.
Desde “Amores perros”, pasando por “21 gramos” y “Birdman”, Alejandro González Iñárritu representa el trabajo, la voluntad y la pasión que vienen a complementar una elevada dosis de talento.
El arte de este director nace en su esperanza, su pasión, su estilo y en su impresionante capacidad de comunicación. Basta ver que le hagan una entrevista para entender el implacable don de la palabra que posee. El éxito de este hombre en el último par de años es también consecuencia de su enorme liderazgo. El hombre de moda en el séptimo arte está en la antesala de ganar el Premio de la Academia por segundo año consecutivo, debido a una extraordinaria habilidad para dirigir personas a nivel profesional y personal.
Monopolizar el Oscar es un asunto nada sencillo; el mundo del arte, en cualquier rama, es altamente elitista.
La facilidad de Iñárritu para equilibrar su lado racional de su parte instintiva es inexplicable. Cuando se es director de cine, la experiencia es necesaria, pero la capacidad para dejarse llevar por la simplicidad y la sensibilidad son vitales.
En un mundo habido de líderes, resulta aún más valioso el accionar de sujetos como el cineasta mexicano, que aún en momentos de euforia y victoria logran mantenerse cuerdos y muestran, a través de sus palabras, que la humildad es un ingrediente importante cuando se busca ser feliz y exitoso.
Vale la pena recordar que en su discurso al recibir la estatuilla más valiosa del mundo cinematográfico, Iñárritu dejó de lado por un instante la nube del triunfo y mando un mensaje de apoyo para los mexicanos:
“Quiero dedicarle este premio a mis compatriotas mexicanos, los que viven en México. Rezo porque podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos”.
También recordó a los mexicanos que son inmigrantes en Estados Unidos:
“Y los (mexicanos) que viven en este país, que son parte de la más reciente generación de inmigrantes, rezo porque puedan ser tratados con la misma dignidad y respeto de los que vinieron antes y construyeron esta increíble nación de inmigrantes”.
Vender la fórmula para lograr alcanzar las estrellas que Iñárritu ha tocado sería un acto de guasoneria y engaño. El tema del mexicano es la suma de un sinfín de componentes, pero es incuestionable que antes de imitar se debe admirar, y lo hecho por este hombre es digno de aplausos y fanfarrias.
El australiano Warren Richardson captó cómo dos adultos pasaban a un recién nacido por la alambrada que separa Serbia y Hungría
La mejor foto del año 2015, según el premio de fotoperiodismo World Press Photo, trata sobre la crisis de los refugiados. Se titula Esperanza en una nueva vida, la firma el australiano Warren Richardson y muestra a un hombre entregando un bebé a otra persona por una alambrada de espino en Röszke, en la frontera entre Hungría y Serbia. El ganador es un freelancer que trabaja en estos momentos en el Este de Europa, y asegura estar convencido de que «la Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo que entregaremos a nuestros hijos». El jurado del galardón califica la imagen de «clásica e intemporal». «Desprende una fuerza enorme en su sencillez, en especial porque la valla de alambre lo dice todo», según su presidente, Francis Kohn.
Los refugiados de Siria e Irak, esta vez llegados a Europa por mar, figuran también en la serie ganadora de la categoría de Noticias de Actualidad. Captados por el fotógrafo ruso Sergej Ponomarev para The New York Times, presenta una barcaza con demasiada gente a bordo intentado ganar la orilla de la isla griega de Lesbos. En la categoría de Gente, aparecen menores refugiados, con una niña que se cubre la cara con un impermeable de plástico transparente. El autor es el esloveno Matic Zorman, y la pequeña estaba en un campo para demandantes de asilo dispuesto en Serbia.
El concurso World Press Photo concede el galardón más prestigioso del fotoperiodismo mundial, y esta vez ha seleccionado a los ganadores entre 82.951 imágenes enviadas por 5.775 profesionales de 128 países. No solo los primeros premios son especiales. En el apartado de temas Contemporáneos, la estadounidense Adriane Ohanesian ha quedado en segundo lugar con la instantánea de Adam Abdel, un niño sudanés de 7 años quemado por las bombas lanzadas por el Gobierno contra su pueblo, Burgu, en Darfur. Y en el apartado de Naturaleza, otro australiano, Rohan Kelly, se ha llevado el primer premio por haber captado el momento en que una masa de nubes parecía abalanzarse como un tsunami sobre la playa de Bondi, en Sídney, publicada por The Daily Telegraph.
Código de conducta
Nacida en Holanda en 1955, la Fundación World Press Photo ha elaborado un código de conducta que exige a los fotógrafos «reflejar con fidelidad la escena captada para no engañar al público». «No pueden preparar el escenario ni tampoco repetir tomas para que salga mejor». También deben ser «abiertos y francos al explicar cómo lograron captar la imagen». Los cambios de tono que alteren los colores originales no están permitidos. Otro tanto ocurre con «las modificaciones en la densidad, contraste, color o niveles de saturación que puedan acabar eliminando fondos o personas». Solo se admite a los fotógrafos profesionales, aunque no es necesario que la foto haya sido publicada con anterioridad.
Las normas exigen asimismo que la foto esté fechada, explique lo que ocurre y dónde, además de describir el contexto. Por ejemplo, si hubo un accidente y lo que se muestra es posterior. Explicar las circunstancias en las que fue conseguida es esencial. Con la firmeza del jurado a la hora de decidir si las reglas han sido observadas, se espera evitar fiascos como el de 2015, cuando el italiano Giovanni Troilo perdió un primer premio en la categoría de Temas de Actualidad. Su reportaje estaba compuesto de una decena de imágenes de la localidad belga de Charleroi. Titulado Ciudad negra, incluía, sin embargo, una sacada en el suburbio de Molenbeek, en Bruselas. Al no haber informado a los jueces de que trabajó en más de un enclave, extremo prohibido en este tipo de reportajes, se quedó sin trofeo. En 2012, el sueco Paul Hansen, ganador de la mejor foto de ese año, fue investigado por el supuesto montaje de varias tomas (para conmover al espectador) ante los cadáveres de dos niños llevados por sus padres en Gaza. El jurado solo constató «retoques de color». Estas polémicas llevaron a la redacción de un código deontológico que ha ido afinándose.
La exposición posterior con la obra de todos los ganadores viaja por 45 países y es contemplada por una media de 3,5 millones de personas al año. El premio será entregado los próximos 22 y 23 de abril en una ceremonia en Ámsterdam.
Un vistazo al perfil del humorista Jason Hewitt muestra cuánto ama a su esposa y a su familia. En un relato posteado en Facebook, Hewitt cuenta que cuando esperaba su turno de pagar en una tienda, admiró a una mujer que estaba formada frente a él. Fue cuando se dio cuenta de que se trataba de su esposa.
El post en el que narra cómo traicionó a su esposa se volvió en la noticia del momento en EE.UU. tras ser compartido más de 350.000 veces:
“Confieso que estoy un poco avergonzado de admitirlo, pero en cierta forma traicioné hoy a mi mujer. Lo voy a explicar. Estaba en el supermercado adquiriendo algunos artículos – pinza de cejas, cortaúñas, navaja de afeitar, cera depilatoria para bigote, algunos snacks y un cepillo de ducha – y cuando estaba en la fila de la caja vi a una mujer que me llamó la atención. Pensé para mí: “Wow, ¿quién será el afortunado que está con ella?”, ¡y en cuestión de segundos me di cuenta de que era mi esposa!
Sabes, fue algo fuera de lo normal ver a mi mujer en la misma tienda, en la misma fila de la caja, viviendo su vida sin saber que era posible que estuviéramos en el mismo lugar, a la misma hora, pero en diferentes autos. Había una persona entre nosotros en la fila, así que sólo estuve observando a mi amor, incluso le mandé dos mensajes de texto tipo: “¿Estás ahí, gatita?” y “¿Qué estás comprando, cariño?”, pero que no llamaron su atención mientras buscaba en el bolso un cupón de descuento que había guardado especialmente para aquella compra. Acabé desistiendo, y como pueden imaginar, podría haberme colocado a su lado, dejándola al mismo tiempo sorprendida y feliz de verme, pero en lugar de eso me quedé en mi sitio, sólo observando y pensando en lo que sentía por esa mujer.
En primer lugar, me quedé una vez más sorprendido de su belleza. Creo que siempre me doy cuenta, pero hoy, sin saber que ella estaría en la misma tienda, la vi con otros ojos y no pude creer que era su marido. Y eso me hizo enrojecer –pero nadie lo notó por causa de mi barba enorme. En segundo lugar, me quedé espantado por el hecho de que ella no se dio cuenta de que yo estaba allí. Esto tiene su lado bueno y su lado malo. Es bueno porque muestra que ella no tiene esa mirada curiosa y porque no vio al loco de barba grande espiándola por encima del hombro. Pero malo, porque ese podría no ser yo. Tengo que comprarle un spray de pimienta…
Además de eso, también fue malo porque entendí cuán cerca estuve de no haber tenido el amor de ella y todo el esfuerzo que tuve que hacer hace años sólo para atraer su atención y tener una oportunidad de llamarla para salir. Por un minuto sentí ese dolor familiar de la desgracia cuando la vi por primera vez y me dije que era imposible. De alguna manera la conquisté a pesar de mis inseguridades, imperfecciones e incapacidades.
Era tan feliz al ver lo confiada, independiente, capaz, humilde, graciosa, dulce y maravillosa persona que es ella. Entonces cogió la compra y salió por la puerta. Yo nunca dije nada, no la llamé, sólo me quedé mirándola mientras se alejaba, admirado, sabiendo que era mi esposa y amo todo de ella. Ella raramente entra en Facebook, por lo que no verá este post y no podrá darse cuenta que en cierto modo ha sido traicionada hoy; pero pensé en compartirlo con todos ustedes, ya que soy sólo una cara desconocida de paso por esta vida y, al mismo tiempo, con la certeza de que otras personas ya tuvieron experiencias parecidas con las personas que aman, de una manera u otra, y que saben que ésos son momentos perfectos.
Moraleja de la historia: es bueno mirar a aquellos que amamos como si fuera la primera vez siempre que sea posible, para recordar lo afortunados que somos de tener a esas personas en nuestras vidas”.
Y esa mirada puede hacer la diferencia en cualquier relación, ¿no es así? Estoy seguro de que si ejercitamos esa forma de mirar, tendremos historias increíbles para contar.
Marina Tsvietáieva (1892-1941), junto con Anna Ajmátova y Nina Berbérova, es una de las escritoras rusas fundamentales del siglo XX. Las tres pertenecieron a una burguesía ilustrada y sufrieron los rigores del poder bolchevique, cada una de una de una manera diferente. En ella literatura y vida se confunden, y son fuente recíproca que desemboca en un mismo surtidor, el de toda su obra. Su poesía, sus ensayos, sus obras dramáticas, sus cartas y sus escritos autobiográficos nacen tanto de su experiencia vital como literaria, en un momento en el que la historia de Rusia se escoraría hacia una brutal dictadura, contra la que se rebeló de una manera incuestionable, produciéndole un sufrimiento del que nos dejó amplio testimonio, pues el ansia por escribir no la abandonó jamás, incluso en los momentos más duros de su vida, hasta que no pudo más y terminó quitándose la vida un 31 de agosto de 1941. Hoy, que tanto abunda el falso género autobiográfico de historias insulsas, disfrazadas de géneros literarios más o menos novedosos, se agradece su «temeraria sinceridad», rasgo que más admiraba de su amado Alexander Blok, como señala Irma Kúdrova en el prólogo a Un espíritu prisionero. Adentrarse, pues, en su vida a través de sus diarios y textos autobiográficos, como este, es doloroso por la angustia que rezuman, y apasionante por el amor a la vida y la literatura que destilan, tanto desde el punto de vista literario como histórico y testimonial.
Desde 1990 se ha venido publicando en España una buena parte de su obra. Entre los libros autobiográficos más importantes están Un espíritu prisionero y Confesiones(ambos en Galaxia Gutenberg), además de Indicios terrestres (Cátedra/Versal), que contiene el diario entre 1917 y 1919. La edición de Acantilado de Diarios de la Revolución de 1917 viene a completar y complementar los dos primeros libros citados, que venía echándose de menos a disposición del lector español, tras haber sido descatalogado Indicios terrestres.
Estos Diarios de la Revolución de 1917 están compuestos por textos redactados entre 1917 y 1919, aparte del capítulo titulado “Mi buhardilla. Notas moscovitas de 1919-1920”. Coincide este período con el comienzo de la madurez literaria de Marina Tsvietáieva, con obras como el ciclo Poemas a mi hija o Historia de Sónietshka. El libro arranca con un apartado titulado “Octubre en un vagón. (Notas de aquellos días)”, Marina tiene veinticuatro años y se dirige en un tren hacia Moscú, al encuentro con su esposo y sus dos hijas, mientras acontece la Revolución de Octubre. A partir de este momento narrará todas las vicisitudes por las que pasó en aquellos tiempos, sus vivencias, pero lo más sobresaliente es que no sólo aludirá a los grandes acontecimientos, sino a la historia cotidiana de la población, su historia íntima: el caos reinante en las calles, el frío, la corrupción de los capitostes bolcheviques, los saqueos, la escasez y el hambre, con detalles tan conmovedores como cuando cuenta que ella y sus hijas se alimentaban de patatas congeladas, podridas (Irina, su hija menor, murió de hambre en un orfanato en 1920). En una ocasión el penoso transporte de las patatas putrefactas hasta su casa se erige en una trágica metáfora existencial. Incluso tuvo que sobrevivir con los alimentos que algunos buenos amigos le cedían. Frente a estas penurias su calidad humana se eleva hasta límites épicos, así declara que no roba para comer, en cambio sí lo hace para escribir, tal es la pasión por la palabra, que la lleva a sustraer papel y tinta. Y no solo eso, sino que su exquisita educación está por encima de la propia subsistencia y la de sus hijas: «Es indecente estar hambriento cuando el otro está ahíto. La buena educación es en mí más fuerte que el hambre,-incluso que el hambre de mis hijas.» (pág. 171). Se pone de manifiesto una cierta incapacidad para adaptarse a una sociedad degradada, según ella, con unos valores tan distantes de los suyos, que los critica con ahínco, así llega a decir de los comunistas «…no los odio a ellos, sino al comunismo». No es de extrañar, puesto que ella vivía en un mundo de hipercultura que choca con la realidad más descarnada, y la lleva a sentirse muy sola, desfallecida, desesperanzada.
Otra faceta brillante de estos textos se refiere al arte y al pensamiento. Abundan las disquisiciones sobre el teatro, la poesía, el amor, la muerte o su pensamiento social de raigambre cristiana e influenciado por las Sagradas Escrituras. Se nos rebela en estas páginas también como una pensadora sensible, incisiva y profunda. Queden como prueba estas citas sobre tres temas fundamentales en su obra y en su vida, el amor, la muerte y la literatura respectivamente: «Hay dos maneras de relacionarse con el mundo: la amorosa y la maternal.»; «Saber morir-es saber superar la agonía es decir, de nuevo: saber vivir»; «Hay que escribir sólo aquellos libros por cuya ausencia se sufre.» No está demás advertir al lector primerizo de Marina Tsvietáieva sobre la presencia de los guiones, que representan, según señala Elizabeth Burgos en el prólogo de la Antología poética de la editorial Hiperión, «un entramado de ritmo y de aliento entrecortados, a la vez juego de acentos entre letras y sílabas…»
Son innumerables los maravillosos descubrimientos que les esperan a quienes se adentren en la vida y en la obra de esta grandísima escritora, sea a través de su poesía, sus deliciosas cartas a Rilke y Pasternak, sus ensayos o cualquiera de sus obras. Y cómo no a través de estos diarios, escritos de una manera vibrante, ígnea podría decirse, fuente inagotable de emociones y conocimiento
Aunque algunos padres no le dedican tiempo a la preparación de la merienda escolar de sus hijos, se trata de un alimento al que hay que prestarle atención.
Por no levantarse temprano o por evitar la fatiga, hay quienes envían a sus niños con alimentos que no aportan ningún beneficio al organismo, sino todo lo contrario.
Los preparativos para iniciar un nuevo año escolar, con la preocupación de los padres responsables, no solo abarcan útiles escolares, sino también qué ofrecer en las meriendas a sus hijos.
“Cada día estamos concientizándonos más de que una alimentación balanceada juega un papel determinante en el crecimiento y desarrollo de los niños. Además de que será en gran parte responsable del estado futuro de su salud”, señala Aleida Hilario, nutrióloga clínica de la Unidad de Nutrición y Trastornos Metabólicos del Centro Médico Naco.
La especialista dice que es importante saber que las meriendas no deben sustituir comidas principales como el desayuno, el cual es indispensable para un buen funcionamiento y rendimiento en el niño.
Hilario ofrece algunas sugerencias que pueden ayudar al momento de elaborar la merienda, para que esta forme parte de una alimentación sana y equilibrada.“Evite las golosinas, alimentos saturados de azúcares, sal y grasas”, aconseja. Dentro de sus recomendaciones, la especialista indica que hay que incentivar al niño a preparar su merienda. “Hágalo participe, siempre orientándolo hacia alimentos sanos”. “Trate de disponer de los ingredientes y alimentos que necesita, por ejemplo, frutas que sean fáciles de transportar como uvas, manzanas o ciruelas”, dice la nutrióloga.
Para evitar contratiempos, también se aconseja preparar la merienda con anticipación y para obtener mayor aceptación, aconseja preguntarle al niño sobre sus preferencias.
A los niños no les gustan las complicaciones. Prefieren los alimentos rápidos de comer, debido a que quieren aprovechar su tiempo de recreo. Lo mejor es que puedan abrir y manipular con facilidad lo que lleven.
“Ser creativo al momento de presentarles las meriendas también hará más atractiva la oferta y aumentará la probabilidad de que las consuman”
La nutrióloga dice que de deben incluir fuentes de hidratos de carbonos que aportan energías como los cereales integrales, y vitaminas y minerales que las pueden aportar las frutas. Además los padres deben procurar que los niños consuman “fuentes de proteínas tales como la mantequilla de maní y lácteos que contribuyen con su formación muscular y ósea”.
¿Existe Dios?, «Diez mil dificultades no hacen una sola duda» afirmaba con una basta experiencia Newman. El problema no son tanto las dificultades cuanto afrontar (y aceptar) el riesgo del salto; ese que nos permitirá abrazar, o mejor dicho ser abrazados, por el misterio. La fe (sobrenatural) es un don que no se impone. La fe es un tejido de múltiples hilos que bajan desde el cielo y suben desde la tierra. La fe es mucho más que una mera convicción. La fe es contacto que nos transporta a vislumbrar el horizonte infinito (en una especie de presencia-ausencia de esa realidad invisible que sostiene el mundo).
Para realizar un asentimiento auténtico –pues no basta creer y ya– (los demonios también creen), se requiere un espíritu dispuesto. Los primeros pasos por ello deben ir en dirección a disponer mejor nuestro espíritu. En ese sentido creo que es fundamental superar el nivel más mecánico y funcional de la realidad, pues en relación a su estructura matemática y a la efectividad manipulativa, todos más o menos tenemos una idea bastante clara y compartida del mundo, esto es así porque en esta dimensión mecánica y más horizontal, el mundo no expone lo decisivo acerca del misterio del hombre. Mientras nos quedemos pegados solo a un nivel matemático no haremos más que progresar técnicamente (que no es equivalente a progresar humanamente) hasta convertirnos en un engranaje más del complejo mecanismo cosmológico. En cambio, si re-flexionamos y vamos más allá del plano de la factualidad de la materia, es decir, si abrimos nuestro espíritu y nos elevamos sobre la materia para preguntarnos sobre el por qué de la misma y de su eficiencia, y el sentido de ambos para nuestra vida; entonces nos adentraremos en un mar de infinitos pensamientos que nos harán rozar por un instante un horizonte infinito, de un ya pero todavía no, que constituye nuestra infinita superioridad sobre el universo, pero la razón nunca será suficiente. El hombre, decía Pascal, «no es más que un junco, el más débil de la naturaleza; pero es un junco pensante. No es necesario que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua basta para matarlo. Pero, aun cuando el universo lo aniquilara, el hombre sería todavía más noble que lo que lo mata, porque él sabe que muere y conoce la ventaja que el universo tiene sobre él; el universo no sabe nada» (Pensamientos 347).
Este es el primer paso necesario para encaminar nuestro espíritu hacia la acogida del don: debemos vencer el terrible indiferentismo para buscar y afrontar con seriedad las preguntas decisivas de nuestra existencia, e ir hasta el fondo en las respuestas. ¿Por qué existe algo en vez de nada?, ¿por qué brota orden y regularidad de una materia que en su estructura más íntima se comporta en modo indeterminado?, ¿por qué este micro-cosmos luego se amalgama hasta conformar un macro-cosmos con el cual parece ni siquiera poder compaginarse (al menos según nuestros modelos actuales)? ¿Por qué a pesar de todo ello la realidad funciona con regularidad y responde a nuestros modelos científicos? Y más aún, ¿por qué podemos apreciar e inteligir la realidad en dimensiones que van más allá de su estructura matemática?, ¿por qué se suscitan en nosotros experiencias de belleza y estupor que nos llevan a plantear sistemas éticos, filosóficos, estéticos, que nos permitan relacionarnos de manera más profunda con la creación toda (especialmente con nuestros hermanos)? ¿Por qué existimos nosotros en primer lugar, a quienes estas dimensiones cargadas de misterio atormentan?
El hombre es un ser que consciente o inconscientemente vive de creencias donde la certeza y la duda se alternan; vive confiando y creyendo en realidades que no puede explicar del todo, o de las cuales, en muchos casos, ni siquiera comprende una pizca.
A este punto se pone también, casi inevitablemente, la pregunta decisiva por el Misterio (con mayúscula): ¿Quién o qué (si es que lo hay) es la fuente de todo estos fenómenos que llamamos cosmos y hombre? Y aquí es inútil, como recordaba Chesterton, «hablar siempre de la alternativa entre razón o fe». Aquí nos encontramos más bien ante la alternativa entre fe y fe. El Misterio por más razonable que pueda ser no será jamás racional. El misterio, que constituye, por así decirlo, el tejido más profundo de la realidad, mientras más se le desvela, más crece, extendiéndose hacia las dimensiones de lo invisible. Por eso este jamás entrará en los límites de nuestra pura razón. Aquí el salto o traspaso es necesario: el corazón tiene razones que la razón no entiende del todo pero que intuye, entonces la razón se ensancha para aceptar y acoger lo que está más allá de sí misma. Hay realidades que solo se conocen plenamente con el corazón. Aun así no estamos del todo desprovistos para lograr este movimiento. En realidad si tomamos conciencia, nos venimos ejercitando cotidianamente (es algo natural a nuestra condición), pues de cierta forma cada día realizamos cientos de pequeños asentimientos de fe (natural) en los que nuestro corazón afirma la razonabilidad de tantas verdades que no podemos demostrar. Las esferas más importantes de nuestra existencia se mueven en estas coordenadas (culturales, éticas, filosóficas, religiosas). Incluso cuando usamos nuestra razón para afirmar algo tan banal como “Dios no existe” depositamos en nuestra afirmación un grado de confianza que constituye en sí misma un acto de fe, en cuanto que aceptamos de modo intuitivo lo que no podemos ni comprobar con una certeza matemática, ni corroborar a través de un experimento de laboratorio. Como decía con ironía Chesterton:
«Es un acto de fe afirmar que nuestros pensamientos tienen alguna relación en absoluto con la realidad. Si usted es tan sólo un escéptico, tarde o temprano tendrá que preguntarse: “¿Por qué ha de salir bien cualquier cosa; incluso la observación y la deducción? ¿Por qué la buena lógica no ha de ser tan engañosa como la mala lógica? ¿No son ambas movimientos en el cerebro de un mono confundido?” El escéptico joven nos dice: –“Tengo derecho a pensar por mi mismo”–. Pero el escéptico viejo, el escéptico total, nos dirá: –“No tengo derecho a pensar por mi mismo. No tengo derecho a pensar en absoluto”–» (Ortodoxia).
El hombre es un ser que consciente o inconscientemente vive de creencias donde la certeza y la duda se alternan; vive confiando y creyendo en realidades que no puede explicar del todo, o de las cuales, en muchos casos, ni siquiera comprende una pizca. En el fondo, como decía en otro de sus “pensamientos” Pascal, estamos embarcados y hay que apostar; esto no es voluntario. Y, querámoslo o no, en realidad ya lo hacemos. Así pues, el dilema es: ¿sobre qué apostaremos?, ¿cómo acogeremos el inevitable Misterio que se nos presenta y acucia nuestro corazón? Quizá algunos se desentenderán del todo llamándolo “caos ordenado por un azar improbable que siempre ha existido” y este será su Dios. Y cabe decir que hay que tener mucha fe y coraje para realizar este salto. «Yo no tengo tanta fe como para no creer», decía con ingenio un autor del que ahora no recuerdo el nombre. Otros dirán, buscando una componenda, que se trata de un “Relojero indiferente que ha abandonado su obra”, o tal vez, evitando culpar a alguien, algunos depositarán su fe en una “Energía cósmica impersonal”. Cada loco con su tema –como decimos en mi tierra–, pero se lo quiera o no al fin del día un tema hay que tener. En fin, habrá un grupo, y no son pocos, que verán en la belleza del cosmos un reflejo de un Dios que es “Verdad, Belleza, Bondad”, ya que nadie da de lo que no tiene –dirán–; solo así se explica que pueda existir y subsistir este cosmos que tiene tanto gusto a milagro imposible y del cual, además, brotan tantos destellos de verdad, belleza y bondad. Este grupo apostará por un “Creador” y buscarán (lógicamente) entablar una relación más profunda con Él. ¿Quién sabe?, tal vez Él les responda; ¿quién sabe?, tal vez Él ya les ha respondido, y ahora aguarda en silencio, pacientemente, a que le escuchen y den así ese pequeño gran salto, ayudándose de los cientos de hilos que se han tejido y se siguen tejiendo a lo largo de la historia; ¿quién sabe?, quizá Él estará allí para recibirlos y abrazarlos con un Amor Infinito. El corazón habla al corazón.