Carlos Slim se mantiene en el primer sitio, aunque su fortuna se desplomó en más de 27 mil millones de dólares, mientras que dos mujeres están en el Top 5 de los mexicanos, según el listado de los más ricos de la estadounidense ‘Forbes’.
14 mexicanos se encuentran en el listado 2016 de los más ricos del mundo que elabora la revista estadounidense Forbes.
El más rico, con una fortuna de 50 mil millones de dólares, es Carlos Slim, quien bajó del puesto dos al cuatro en el ranking global tras ver caer su riqueza en 27 mil 100 millones.
El segundo mexicano más rico es Germán Larrea, dueño de Grupo México, con fortuna de 9 mil 200 millones de dólares, seguido de Alberto Baillères, de Grupo Bal, con 6 mil 900 millones de dólares.
Destaca la presencia de dos mujeres para completar el top 5: Eva Gonda de Rivera, viuda de Eugenio Garza, expresidente de FEMSA, con una fortuna de 6 mil 100 mdd; y la empresaria María Asunción Aramburuzabala, con riqueza de 5 mil 600 mdd.
Los más ricos de México
X.1
Nombre
Fortuna
1
Carlos Slim
50 mil mdd
2
Germán Larrea
9 mil 200 mdd
3
Alberto Baillères
6 mil 900 mdd
4
Eva Gonda de Rivera
6 mil 100 mdd
5
María A. Aramburuzabala
5 mil 500 mdd
6
Jerónimo Arango
4 mil 400 mdd
7
Ricardo Salinas Pliego
4 mil 300 mdd
8
Antonio del Valle
2 mil 600 mdd
9
Emilio Azcárraga
2 mil 100 mdd
10
Carlos Hank Rhon
2 mil 100 mdd
11
José y Francisco Calderón Rojas
2 mil mdd
12
Roberto Hernández
mil 700 mdd
13
David Peñaloza
mil 500 mdd
14
Alfredo Harp
mil 200 mdd
En su versión en México, el medio señala que dos mexicanos se unieron al listado, Marcos Achar, quien tras la venta de Comex se hizo con una fortuna de 2 mil 300 mdd; y Leopoldo Espinosa, quien tras vender Laboratorios Rimsa elevó su patrimonio a 2 mil 300 mdd. Sin embargo, en la versión estadounidense no aparecen.
A nivel global, Bill Gates se mantuvo en el primer sitio, pese a que su fortuna cayó en 4 mil 200 millones de dólares. El segundo puesto fue para el español dueño de Inditex, Amancio Ortega, quien elevó su fortuna en 2 mil 500 mdd, a 67 mil mdd, y el tercero para Warren Buffett, quien mantuvo el lugar pese a que su riqueza bajó en 11 mil 900 mdd.
Mis mejores amigos apenas llegan a contarse con los dedos de una mano. Son pocos, pero son grandes, con sentimientos sinceros y sin dobles sentidos. Es una amistad cómplice, altruista, que no sabe de chantajes, que se ofrece con libertad para alentar, para hacer mi vida más rica…
¿Y tú, cuántos amigos tienes?
Hay quien se enorgullece de tener todo un ejército de amistades, nombres que coleccionar en las redes sociales, personas a las que apenas conocen, y que sin embargo, son esas que siempre les ofrecen un “like” en cada una de sus publicaciones.
Los buenos amigos no son sólo nombres y fotografías en las agendas de nuestros móviles. Son personas que atienden nuestras palabras y saben leer en nuestros gestos.
Son vidas que encajan con nuestras esquinas vacías, voces que llenan nuestros espacios en los malos y buenos momentos, son risas que relativizan problemas y personas con las que construir nuestros días.
Ahora bien… ¿cómo podríamos definir a los buenos amigos? No pienses en favores.La amistad no debe basarse solo en un “tú me das y yo te doy”.En ocasiones, más allá del apoyo, de la diversión o de la ayuda mutua, una buena amistad, una GRAN amistad, se basa tambiénen el silencio, el espacio, y el tiempo.
Reflexionemos hoy sobre ello.
El lenguaje de los silencios
Seguro que te ha pasado alguna vez. Estar en una reunión con otras personas, ysentir verdadera incomodidad cuando aparece el silencio en el grupo.
Es entonces cuando surgen esos comentarios vacíos y huecos con los que aliviar el vacío de palabras, ahí donde se examinan los rostros sin saber muy bien qué hacer.
Es algo que no ocurre solo con desconocidos. Hay veces que sentimos esa misma incomodidad con algunos familiares o con compañeros de trabajo. Ahora bien… ¿a qué se debe?
En efecto: la desconfianza, a la vez que la inquietud. Es como si el silencio abriera las puertas a esos pensamientos callados que nos producen miedo… ¿me estará juzgando?, ¿qué estará pensando ahora de mi?
Con los buenos amigo esto no ocurre. Podríamos decir también, y a modo de reflexión, que las personas practicamos muy poco el valor del silencio.
Ahí donde las almas reposan tranquilas, donde la complicidad adquiere su auténtico sentido. Somos personas que no necesitamos de las palabras para estar unidas, para sentirnos bien. Los silencios son cómodos con las personas que queremos porque nos permitimos ser nosotros mismos con toda nuestra “autenticidad”, sin ser juzgados.
El silencio une corazones y relaja nuestras mentes
La inexistencia del tiempo…
“¿Pero qué es de tu vida…?, ¡parece que ya te has olvidado de todo el mundo, siempre vas a la tuya y no te acuerdas de los demás!“
Puede que alguna de tus amistades sea de este tipo. Has dejado pasar un día “de incomunicación” sin razón alguna, simplemente porque te apetecía o porque no te ves en la obligación de tener que estar en contacto a cada instante. Y al poco, aparecen los reproches.
Así es, hay quien no entiende este tipo de cosas. Hay quien piensa que la amistad es como un telediario “donde ponerse al día”, donde comunicar cada pocas horas qué hacemos, qué pensamos, o “cómo existimos”.
En el momento en que aparece la presión de la obligatoriedad, ya nos sentimos un poco asediados. Porque quien no respeta tiempos de privacidad e incluso de desconexión, es que no entiende el auténtico valor de la amistad.
Hay personas que por las razones que sean, laborales o personales, han estado distanciadas durante meses e incluso años, sin embargo, al reunirse de nuevo sigue existiendo esa mágica complicidad que tanto enciende nuestros corazones. Es como si el tiempo no hubiese pasado porque el sentimiento es el mismo.
¿Te ha ocurrido alguna vez?
Espacios propios, espacios comunes
Podríamos decir que el problema básico es que mucha gente no gestiona de modo adecuado la soledad, sus emociones, ni respeta los espacios personales.
Todos tenemos o hemos tenido, esas amistades que necesitaban estar en contacto a cada instante para compartir un pensamiento, un temor, una ansiedad… Y en efecto, nosotros lo dejábamos todo para atenderlos.
Poco a poco íbamos comprendiendo que esa persona disponía de una escasa habilidad para gestionar sus propios problemas, hasta el punto de proyectar en los demássus miedos y su negatividad.
Y sin lugar a dudas, lo daremos todo por ellos, pero con un límite: que respeten nuestros espacios personales, nuestra identidad y nuestro equilibrio emocional.
Al fin y al cabo, las personas no tenemos por qué cargar con las piedras que otros se encuentran en sus propios caminos, de hacerlo, de unirlas a las nuestras propias, no será muy complicado avanzar en nuestros senderos vitales.
Las verdaderas amistadesno deben ofrecer cargas ni ser tóxicas. Deben armonizar en nuestra vida como compañeros de viaje, como confidentes que saben respetar espacios, tiempo y silencios. Los buenos amigos siempre viven en el lado más auténtico de nuestro corazón.
El hombre más poderoso de la moda, propietario del grupo francés LVMH, tiene un nuevo reto: que su país le quiera
Suyos son buques insignia del lujo como Dior, Givenchy, Céline, Kenzo, Fendi, Marc Jacobs o la española Loewe. Y así hasta contar las 70 firmas que conforman el conglomerado Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH). Si el sector de la moda tiene un amo y señor, ese debe ser Bernard Arnault. El empresario, que cumplió 67 años el 5 de marzo, es propietario de la segunda fortuna de Francia —solo lo supera la heredera de L’Oréal, Liliane Bettencourt—, y de la 14ª de todo el mundo, según la clasificación anual de la revista Forbes, que le atribuye un patrimonio estimado en casi 31.000 millones de euros.
La editora de ‘Vogue’ Anna Wintour y Bernard Arnault el pasado octubre. Getty Images
Su omnipresencia mediática y el poderío de sus marcas, que han vuelto a brillar en la Semana de la Moda que acaba de concluir en París, despiertan tanta admiración como suspicacia. Especialmente, en su país. Los franceses no le han perdonado su tentativa de exilio fiscal en 2013, cuando solicitó la nacionalidad belga para evadir impuestos. Ante el escándalo, decidió dar marcha atrás, pero su imagen quedó dañada. No ayudó su personalidad, discreta y algo arisca, que muchos tildan también de gélida y autoritaria. Él mismo confiesa no andar sobrado de sentido del humor. “Cuando le digo que me hace reír, siempre responde que debo de ser el único”, afirma el modisto Christian Lacroix, que creó su firma con su concurso económico.
“Hay que obrar para que los empresarios estén más apreciados por la opinión pública. En Francia están relativamente mal vistos. Nos gustan los futbolistas, pero no los empresarios”, lamentó a Le Monde tras la polémica. Poco después, a finales de 2014, inauguraba la Fundación Louis Vuitton, un edificio de Frank Gehry al oeste de París destinado a exhibir una colección de arte contemporáneo que se adivina inmensa. En ella figuran algunos de sus artistas favoritos, como Jeff Koons, Andreas Gursky o Olafur Eliasson. El edificio, que pasará a ser de titularidad pública dentro de medio siglo, es la piedra angular de la nueva fase de su regencia: intentar que los franceses dejen de verlo como un avaro sin sentimientos. Antes lo intentó financiando proyectos humanitarios, programas para bebés discapacitados o ayudas para los modistos jóvenes, a través del premio LVMH Young Fashion Designers, creado por su primogénita Delphine, directora general adjunta de Louis Vuitton, con cada vez más peso. Su hijo Antoine, ejecutivo de Berluti tras pasar por Dior, también cobra un protagonismo creciente. Dicen que es el clan familiar el que ha impulsado a Arnault mostrar un rostro más amable. Forman parte de él los cinco hijos de sus dos matrimonios, más dos sobrinos a los que incorporó a la firma tras la muerte de su hermana. “Cuando llegue el momento, sabré elegir al más preparado de todos ellos”, ha dicho sobre su sucesión.
Aunque se esfuerza en lavar su imagen, Francia no le ha perdonado su tentativa de exilio fiscal a Bélgica en 2013
El millonario nació en 1949 en Croix, un suburbio favorecido de Roubaix, una de esas ciudades proletarias del inclemente norte francés. Es hijo de un empresario de la construcción que, pese a no formar parte de la gran burguesía industrial, logró enriquecerse gracias a la compañía que le cedió su suegro. Fue educado por su abuela, una mujer estricta que le inculcó su pasión por los estudios, y se formó en la Escuela Politécnica de París, prestigioso centro de ingeniería con rango militar. A los 12 años, Arnault exigió que le compraran un piano de cola, con el que aprendió a tocar los 24 estudios de Chopin, del que sigue siendo un gran admirador. Su favorito es el número 12 en do menor, conocido como Estudio revolucionario, pese a su escaso apego por las ideas de progreso: fue testigo de la boda de Nicolas Sarkozy y guarda una escasa simpatía por la izquierda política.
El empresario desciende de un largo linaje de militares alsacianos. Cuando era niño, observando los retratos que colgaban en la residencia familiar, el empresario solía fantasear con las increíbles vivencias de sus ancestros. Uno de ellos fue coronel de la guardia de Napoleón, al que siguió en todas sus campañas militares, de Austerlitz a Waterloo. Otro surcó los mares en dirección a Tahití. Él estaba destinado a convertirse en un simple empresario de provincias, pero tenía otros planes para su vida. A los 22 años, aceptó entrar en la compañía familiar para echar una mano. Trabajó sin descanso para cambiar la estrategia empresarial, a veces contra la opinión de su padre. Y decidió desarrollar sus actividades al margen de la promoción inmobiliaria. La familia se había hecho de oro construyendo segundas residencias en primera línea de mar, pero había que mirar más allá.
El magnate con sus hijos Alexandre (arriba), Frederic (izquierda) y Jean, en 2012. T. CoexAFP
En 1984 adquirió Boussac, un conglomerado textil que se encontraba al borde de la bancarrota, pese a controlar marcas como Dior o Le Bon Marché, los grandes almacenes de la burguesía parisina. “¡Mi hijo no tenía ni idea sobre la industria textil! Me pidió que le fuera a comprar todos los libros que encontrara sobre el tema, pero solo encontré tres. Podríamos habernos arruinado, pero me aseguró que estaba seguro de lo que hacía. Decidí confiar en él”, reveló su padre en el semanario L’Express en 1999. Arnault se aprovechó de una cuantiosa ayuda estatal (100 millones de euros) y vendió las empresas a las que no veía futuro, como tiendas de muebles o fabricantes de pañales, pese a haber prometido lo contrario a sus trabajadores.
«El jefe soy yo»
El segundo acto de su ascenso al poder consistió en hacerse con el poder en LVMH. Con modales no necesariamente exquisitos, Arnault se impuso ante las distintas familias que la controlaban y lo convirtió en una pirámide de holdingsque funcionan con relativa autonomía, pero remando en una misma dirección. Fue nombrado presidente un viernes 13, día de inevitables desdichas para la sociedad occidental, pero la suerte le terminó acompañando. “El jefe soy yo. A partir del lunes estaré aquí para dirigir personalmente la empresa”, dijo en su toma de posesión.
“Cuando peor es la coyuntura, más avanzamos”, dijo sin pudor al presentar las cifras de ingresos récord de 2015
De ese periodo procede también su afán adquisitivo: en pleno boom de la concentración empresarial, compró Loewe, Céline, Berluti, Kenzo, Guerlain, Fendi, Donna Karan, La Samaritaine, Sephora, Marc Jacobs y los relojes Tag Heuer, multiplicando el valor de LVMH por 15. Cuentan sus íntimos que, cada mañana, se mete en el bolsillo interior de su traje recién salido de la tintorería un particular amuleto de la suerte: la llave de la taquilla de una obrera, que se encontró por el suelo durante su primera visita a la sede de Dior. Más que como sentido homenaje a las manos anónimas que le han ayudado a erigir su imperio —por las que nunca ha mostrado una especial empatía: véase el documentalMerci patron, recién estrenado en Francia, sobre los brutales métodos del grupo en su región natal—, el talismán le recuerda el camino recorrido desde entonces.
El imperio sigue avanzando viento en popa. A principios de febrero, Arnault presentó los resultados de LVMH, que registraron un nuevo récord en 2015. A lo largo del año, el grupo progresó un 6%, hasta alcanzar los 35.700 millones de euros de beneficios. Si se atiende a la devaluación del euro, el avance superaría el 16%. Y eso, a pesar “del contexto económico y de las tensiones geopolíticas”, como indicó Arnault con indudable orgullo, de la preocupante deceleración en el continente asiático y de los efectos de los atentados del pasado noviembre en París, que frenaron durante semanas el consumo del lujo. “Cuanto peor es la coyuntura, más avanzamos”, remató sin ningún pudor. Nadie dijo que fuera a convertirse, de la noche a la mañana, en una hermanita de la caridad.
El presidente de LVMH con sus hijos (desde la izquierda) Antoine, Delphine y Alexandre el año pasado.
El papel de la mujer ha cambiado muchísimo. Si retrocedemos tres generaciones vemos que muy pocas de las mujeres nacidas en los años treinta trabajaban o estudiaban, se casaban muy jóvenes y se dedicaban de lleno a su casa. En aquel entonces, el promedio de hijos era de siete.
Con las mujeres que nacieron en los años cincuenta y sesenta se inició el cambio: empezaron a estudiar, a formarse, a trabajar, a votar. Las oportunidades de trabajo y realización se incrementaron. Las familias se vieron reducidas a dos o tres hijos. Apareció también el movimiento feminista y con ello, una nueva forma de vida.
En general, las mujeres jóvenes de hoy estudian, muchas terminarán una carrera y una maestría, piensan trabajar, el número de hijos que desean es de uno o dos y no se quieren casar a temprana edad. En fin, su vida es muy diferente a la de sus abuelas y mamás. No obstante, al cabo de los años, vemos que muchas mujeres terminan agotadas, estresadas y hasta deprimidas. El cambio de la mujer es algo maravilloso, pero hay un gran riesgo de caer en un desequilibrio de vida si descuidamos nuestra esencia como mujeres, así como nuestro importante rol como madres y esposas.
Lo mejor es vivir un “feminismo en equilibrio”, lo cual significa realizarnos en el campo laboral, pero también en el ámbito familiar y personal, sin permitir que el feminismo radical nos llene de ideas absurdas, como la de competir con los hombres y hasta vivir confrontadas con ellos.
En su libro “El feminismo ha muerto ¡viva la mujer!”, Josefina Figueras concluye de una forma simple, pero muy profunda, que “la mujer es, sencillamente, una persona destinada a construir, junto con el hombre y con iguales derechos y oportunidades, una sociedad más justa, digna y equilibrada. La toma de conciencia de la dignidad personal de la mujer es lo que debe presidir el feminismo de los nuevos tiempos”.
La vida es muy corta, hay que aprovecharla al máximo, pero también ¡gozarla en su totalidad y con equilibrio!
«Demografía es destino», editado por Marcus y Shannon Roberts, contradice dos axiomas contemporáneos: Que los humanos somos un cáncer que está destruyendo nuestro planeta y que la población mundial está elevándose a niveles insostenibles.
La historia real es que la inteligencia y la inventiva humanas lograrán afrontar el reto del cambio climático y que nuestro verdadero problema es el invierno demográfico que se avecina.
Luego de asegurar durante décadas que el crecimiento de la población era el origen de todos los males de la humanidad, y de luchar contra el supuesto flagelo mediante la implantación de programas masivos de control de la natalidad y la difusión de ideologías contrarias a la vida, resulta que los economistas comienzan a reconocer que, después de todo, el índice de nacimientos sí influye en el crecimiento económico.
Según el director y gestor de Morgan Stanley, Ruchir Sharma, considerado entre las 50 personas más influyentes de 2015: “La disminución de un punto porcentual en la tasa del crecimiento poblacional reducirá eventualmente el índice de crecimiento económico en la misma proporción. El colapso de la tasa de crecimiento de la población en edad productiva ya estaba en declive antes de la crisis financiera, y la tendencia explica en parte la decepcionante recuperación que se ha registrado desde entonces.”
¿Será por esa razón que China cambió su política de ‘un solo hijo’ recientemente, y que en los países en los que el índice de natalidad ha disminuido de manera dramática, como Alemania y los Estados Unidos, la inmigración ha llegado a compensar las cifras?
No hay moda como la de México, sus motivos coloridos y su viveza son perfectos para resaltar la alegría tan característica de la niñez.
Así es como esta firma de diseño 100% mexicana, toma a los niños mexicanos como inspiración para cada una de sus colecciones. Cada modelo es único y es hecho por manos de mujeres tapatías artesanalmente. Makaria no sólo se propone como una marca que recupera las modas indígenas mexicanas sino que crea todo un nuevo concepto en piezas y artículos peculiares para los niños y sus mamás.
Orgullosos de sus raíces, Makaria hace honor a ellas con un toque de modernidad y diversión. Su especialidad son las prendas para bebés y niños pero, si se echa un vistazo a la tienda, también pueden encontrarse diseños exclusivos para adulto como vestidos y zapatos.
Makaria cuenta con un local en Zapopan, Jalisco, que muestra muy bien la filosofía y el estilo que tratan de proyectar. Sus combinaciones de telas, motivos y patrones resultan en una característica combinación que no puede confundirse con ninguna otra marca de ropa infantil en México.
Además de la boutique, Makaria está presente en diferentes bazares de diseño y cuentan con una tienda online. Sin embargo, el valor de esta marca sin duda radica en que “de la vista nace el amor”. Sus precios son accesibles y lo mejor de comprar en esta tienda es la garantía de tener algo artesanal, mexicano y, sobre todo, único.
El caso de Andrea Noel, la periodista agredida, no es el único en la capital: un 72% de las mujeres denuncian haber sufrido algún abuso
Una gran mayoría de las mujeres que vive en la Ciudad de México denuncia haber sufrido algún tipo de violencia sexual, un 72%, según las cifras que maneja el Instituto Nacional de Estadística. Esto es más que la media nacional y supera a los Estados más violentos del país, como Guerrero o Chihuahua.
A la periodista estadounidense Andrea Noel, coordinadora editorial de Vice News México, la humilló el pasado 8 de marzo un hombre cuando caminaba por uno de los barrios de moda de la Ciudad de México. Fue un gesto rápido: le levantó el vestido y tiró de su ropa interior. Noel, de 26 años, consiguió el vídeo de una cámara de seguridad privada y lo colgó en sus redes sociales. Enseguida se hizo viral. Pero ese Día Internacional de la Mujer otras chicas sufrieron agresiones sexuales en México que no se convirtieron en trending topic. Estos son los riesgos de ser mujer en la capital mexicana.
Una gran mayoría de las mujeres que vive en la Ciudad de México denuncia haber sufrido algún tipo de violencia sexual, un 72%, según las cifras que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INEGI). Esto es más que la media nacional y supera a los Estados más violentos del país, como Guerrero o Chihuahua. Y la violencia se ceba con las más jóvenes, como Noel. En esos casos la cifra de abusos aumenta hasta 78 de cada 100 mujeres entre 20 y 29 años.
«Lo que me hizo ese tipo ni siquiera es lo más fuerte que me ha pasado esta semana», sentencia firme Noel desde el otro lado del teléfono. Un día después de lo sucedido, aún sigue enfadada. Recuerda que esa tarde, cuando fue a poner la denuncia, había otras chicas que habían sufrido agresiones «mucho más graves» y no recibieron el mismo trato: «Junto a mí había chicas llorando. Me pareció muy absurdo que dedicaran tanto tiempo y tantas personas en atenderme cuando había otras con problemas más serios. Lo mío había sido de lo más frívolo, pero había tenido éxito en las redes sociales», cuenta indignada.
Otra joven, Noelia Kubatov, de 28 años, no tuvo esa suerte en el Ministerio Público (comisaría). Cuando fue a denunciar la semana pasada que un hombre le había estado tomando fotos a su trasero mientras caminaba por la colonia Roma, le trataron como si estuviera «loca», aunque pudiera probar que él tenía esas fotos, según cuenta. «No me quisieron tomar la denuncia en un principio, me amenazaron con que si estaba dando falso testimonio me podían caer de 2 a 6 años de cárcel», cuenta. Dos mujeres se apiadaron de ella, la doctora que la revisó y una abogada: «Me recomendaron mostrarme vulnerable, que de nada servía parecer segura y valiente. Así no les interesa. Tienes que mostrar miedo, me decían», recuerda Kubatov. El tipo al que se ha atrevido a denunciar trabaja a unas calles de su casa, pero lo que siente es rabia.
Uno de los lugares donde se hace más evidente que las mujeres han aprendido a convivir con esta situación es en el transporte público. El Metro de la Ciudad de México mantiene la separación de hombres y mujeres en las horas punta para evitar «tocamientos», según aseguraba su director en una entrevista a este diario. Esta segregación por sexo se observa también en algunos autobuses y taxis rosas que circulan por la capital. Esto se debe a que un 48% de mujeres reconoce haber sufrido acoso sexual en estos sitios, en su mayoría de tipo físico, según un estudio de 2014 elaborada por la asociación El Poder del Consumidor y la encuestadora Dinamia. La mayoría de los 1.400 encuestados señalaba estar a favor de viajar separados.
«A todo el mundo le parecía una tontería lo que me había pasado. Comprendí entonces que si consigues escaparte de una violación o un abuso grave y te animas a denunciar, no te escuchan. No hay medidas preventivas. No sabemos para qué quería ese tipo mis fotos y no es exagerado pensar en la trata de blancas en México», se lamenta Kubatov. «En este país, lo que me pasó en la calle es lo mínimo que te puede pasar siendo mujer. Ese mismo día seguro que muchas mujeres estaban siendo violadas, secuestradas o desaparecidas», apunta la periodista estadounidense.
En México murieron siete mujeres al día entre 2013 y 2014, según las cifras del organismo nacional de estadística. Mientras que la tasa por homicidio de hombres desciende poco a poco desde 2011 a nivel nacional, la de mujeres se mantiene como un problema estructural. «Los asesinatos femeninos derivan de un patrón cultural y menos de los cambios de la violencia por el crimen organizado», explica el INEGI en su informe.
En la capital asesinaron entre 2013 y 2015 a 402 mujeres, tres a la semana, y la cifra no ha dejado de aumentar desde hace 10 años. Las tasas más altas se dan en la delegación Cuauhtémoc, justo donde fueron agredidas Noel y Kubatov estas semanas.
La competición enumera a los jugadores de México más destacados ignorando a Hugo Sánchez
La Liga ha escogido a los mejores once jugadores mexicanos que han jugado en España, y la lista no puede ser más polémica. En ella no aparecen ni Hugo Sánchez, que fue cinco veces pichichi con el Real Madrid, ni Luis García ni Giovani dos Santos, el canterano del Barcelona. Una ausencia flagrante también es la de Javier Aguirre como entrenador de ese supuesto equipo. En su lugar colocaron a Hugo Sánchez, que solo entrenó al Almería.
Después del debut de Guillermo Ochoa con el Málaga la cuenta de Twitter de la liga se propuso componer un equipo completo con un 4-2-3-1, con Andrés Guardado como lateral por izquierda, como lo hizo en algunos partidos con el Deportivo La Coruña y con el Valencia. De centrales, Héctor Moreno jugador del Espanyol la temporada pasada, y Rafael Márquez, que tuvo muy buenas temporadas con el Barcelona. Ahí nada que objetar. En la lateral derecha aparece Javier Aquino, un futbolista que en realidad es extremo.
En el medio campo colocaron a Gerardo Torrado, que tuvo sus mejores momentos en el Sevilla. Su acompañante en la medular es Jonathan dos Santos, actual jugador del Villarreal. Como volantes están Francisco Palencia, exjugador de Espanyol; y Cuauhtémoc Blanco, actual alcalde de Cuernavaca. Blanco llegó al Valladolid precedido de una gran fama pero su paso fue más bien discreto. Carlos Vela, de la Real Sociedad, aparece en el otro extremo.
En la delantera se encuentra la mayor sorpresa de todas. En vez de a Hugo Sánchez, el community manager de la Liga optó por Javier Chicharito Hernández. «Lo de Hugo es sorprendente. Es patrimonio de la liga tanto como del fútbol mexicano. También sorprende que ignoren a Aguirre. Al que hizo la lista le falta un buen tequila», opina Alberto Lati, periodista deportivo mexicano.
Levantar la voz vs el abuso tiene un beneficio social indirecto
El pasado 18 de enero, Amber Coffman, a través de una serie de tweets, acusó de asalto sexual al prominente publicista de música Heathcliff Berru. Casi de inmediato, varias mujeres de la industria musical siguieron el ejemplo de Coffman, haciendo acusaciones similares en contra de ese individuo.
Berru, fundador de Life Or Death PR & Management, fue despedido de la compañía, y muchos artistas y bandas que él promovía cancelaron sus contratos.
Posiblemente motivado por las acciones de Amber, durante las últimas semanas hemos atestiguado que el hecho de alzar la voz se está convirtiendo en un fenómeno en las redes, al menos en el ámbito musical. No es que las mujeres no hubiesen denunciado anteriormente el abuso sexual, es sólo que la frecuencia de las denuncias, así como la atención de los medios de comunicación y la discusión pública que han generado, son notablemente mayores ahora. Más importante aún, se ha puesto en evidencia el potencial sin precedente de las plataformas sociales.
Desde luego, el caso de Kesha Rose Sebert (conocida simplemente como ‘Kesha’, anteriormente estilizado como Ke$ha) destaca en estos momentos. El enorme nivel de exposición que ha ganado luego de que recientemente se hicieran públicas sus acusaciones contra Dr. Luke, pone sobre la mesa temas de gran relevancia que habían esperado largo tiempo para ser reconocidos y discutidos. Por ejemplo, el inaceptable sexismo que prevalece en la industria de la música; o la tácita prioridad rácter humano dentro de la configuración actual del sistema judicial; o la corrosiva persistencia de la creencia de que “la víctima es la que miente”, presente en casi toda acusación de abuso sexual.
No obstante, este tema puede analizarse desde muchos niveles. Por ejemplo, no es inusual que los periodistas aflojen sus estándares profesionales con el propósito de preparar una nota tan pronto como les sea posible, en vías de atrapar un pedazo de la historia (y de la audiencia). O, como sabiamente argumenta Jes Skolnik (columnista de Pitchfork), la forma de redactar y los prejuicios de los periodistas suelen degradar de manera tácita las declaraciones de las propias víctimas. ¿Y qué hay de la presunción de inocencia, fundamento de la aplicación de la ley en cualquier sociedad civilizada? Porque, apelando a la lógica, no se supone que uno deba probar su inocencia en aras de ser declarado inocente. De hecho, es al revés: eres inocente (y debes ser considerado como tal) en tanto no se compruebe formalmente que eres culpable. Ése no es un principio que la velocidad de propagación de la información en las redes sociales ayude a mantener, tal vez. En menos de diez minutos, miles (o millones) de personas han leído determinada acusación, y en cuestión de segundos, la mayoría se ha formado una opinión al respecto, sin corroborar los hechos ni investigar las fuentes. La redacción y el ángulo de la nota periodística es algo crucial, pero Internet no es un lugar en donde se revise con anticipación la información publicada. El acusado podrá ser culpable, el acusado podrá ser inocente. El asunto aquí es: no lo sabemos, y no podemos presumir que lo sabemos antes de que concluya el proceso legal o, al menos, hasta que se haya realizado una investigación exhaustiva o realizado el proceso de corroboración de la información.
Ahora bien, hacer un balance entre los aciertos y los errores en este tipo de casos es un tema complejo que requiere un análisis especializado extremadamente cuidadoso. Este artículo no pretende hacerlo. Lo que se intenta es señalar un beneficio indiscutible, naturalmente asociado al mencionado fenómeno: para los abusadores potenciales en la industria del entretenimiento, tanto los costos como la probabilidad de ser atrapado y expuesto, son extremadamente altos gracias al alcance de las redes sociales.
Es verdad que en muchos casos las mujeres no están emocionalmente preparadas para denunciar de inmediato. Ese es un tema mucho más profundo que los anteriores. Pero lo que puede esperarse es que en el futuro no lleguen a materializarse un número indefinido de casos de abuso en esta industria, dada la reducción de incentivos que tendrán los potenciales abusadores.
Los referendos se han convertido en un recurso de las izquierdas trasnochadas para tratar de imponer sus caprichos por encima de la ley y de los resultados de las urnas legítimas.
En realidad, se trata de disfrazar de democracia un instrumento muy usado por los dictadores, desde Hitler y Franco hasta Hugo Chávez, tal como advierte el periodista español Salvador Sostres al observar la dinámica que se está dando en la política actual de España:
“Los referendos son la estrategia de los que quieren saltarse la democracia. Hugo Chávez destruyó Venezuela a golpe de referendo. Evo Morales quiso perpetuarse en el poder, burlando la ley, con un referendo que afortunadamente perdió. El independentismo quiere un referendo porque no tiene ni la inteligencia ni la fuerza para cambiar la ley y hace ver que habla en nombre de la democracia cuando ni el 50 por ciento de los catalanes votó a partidos secesionistas. Franco era un maestro organizando referendos, y aquellas consultas eran exactamente lo que el Caudillo pensaba de la democracia.”
Sostres recuerda que Felipe González reconoció, pasados los años, que no hizo bien escondiéndose tras el referendo de la OTAN y que tendría que haber asumido la responsabilidad política de tomar una decisión contraria a la que había prometido durante la campaña electoral.
“Los golpes de Estado modernos se dan mucho más con referendos que con armas. Desde febrero de 1981, nadie en España intentaba gobernar sin haber ganado las elecciones. En lugar de pistolas, esta vez tenemos la pantomima de estas urnas falsarias…”
Recuperar la democracia perdida es muy costoso y la libertad casi nunca desaparece de golpe, sino que nosotros mismos la vamos asfixiando cuando cedemos en los detalles aparentemente sin importancia.
“Conocemos a los de los referendos, y los conocemos porque empiezan con el recuento de votos y acaban con el de cadáveres”, concluye el periodista español, evidentemente preocupado por la incierta situación política que vive España en estos momentos. Sin embargo, sus palabras son un saco que nos viene bien a muchos países, no sólo al suyo. ¿Aprenderemos en cabeza ajena?