Dada la manipulación tan fuerte que hay del lenguaje por parte de políticos y periodistas, es necesario continuamente realizar los análisis partiendo de premisas claras y sin ambigüedades para llegar a determinadas conclusiones.
Aunque el concepto de democracia se basa en que la soberanía de la nación reside en el pueblo, suele utilizarse además en el sentido de garantía de derechos individuales y de Estado con separación de poderes.
Las dictaduras, por el contrario, se basan en una concentración del poder en una persona o grupo y en la ausencia de garantía de los derechos citados.
Todas las dictaduras suelen disfrazarse de falsa democracia creando los diversos poderes del Estado como el legislativo, ejecutivo y judicial.
Los regímenes
El régimen franquista crea las Cortes en 1942 como órgano de representación del pueblo.
Posteriormente incluso separa la Jefatura del Estado del Poder Ejecutivo.
El régimen castrista también posee una Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, un Consejo de Ministros con funciones ejecutivas y un Tribunal Supremo Popular.
Sin embargo, no por ello son consideradas democracias ya que realmente unas instituciones no sirven de contrapesos y controles de las otras.
El estado Español
¿Puede nuestro Estado ser considerado como verdaderamente democrático?
Nuestra CE no garantiza una verdadera división de poderes al tener un Presidente del Gobierno nombrado por el legislativo en vez de directamente por los ciudadanos y, lo que es más importante, permite tener un poder judicial gobernado por un CGPJ nombrado en su totalidad por políticos.
Otra cuestión importante en las dictaduras es la censura que suele ejercitarse de forma directa e incluso con organismos destinados a cumplir esa función.
La Constitución Española prohíbe la censura previa pero ésta puede realizarse igualmente de diversas formas como privilegiando a los medios afines a través de subvenciones o mediante publicidad oficial de la que privan al resto de medios, concediendo licencias únicamente o en su mayoría a los afines, etc. lo que produce una situación prácticamente de cierre de medios díscolos.
Al final o entras en el redil o sabes a que te arriesgas.
Y si alguien se escapa del control y empieza a tener cierta repercusión hay que intentar acallarlo con otras alternativas.
George Orwell en su novela 1984 describe una distopía que él sitúa en una ficticia Oceana dominada por la burocracia, el colectivismo y el pensamiento único.
Dicho modelo es perfectamente aplicable hoy en día a la Unión Europea.
Una mastodóntica organización supranacional dominada por una ideología cuasi-obligatoria; la socialdemocracia en su versión burocratizada y no ideológica.
Una superestructura que moldea nuestra economía, nuestra mentalidad y nuestra organización política.
La socialdemocracia europea
La socialdemocracia, en su versión descreída y burocratizada, es la síntesis de dos tradiciones políticas en claro declive.
Por un lado de la llamada crisis del paradigma socialdemócrata en su versión maximalista (el del laborismo inglés posterior a la II Guerra Mundial y el del modelo colectivista sueco de Albin Hansson).
Por otro lado de la versión descafeinada del ordo-liberalismo democristiano, respecto del que el marxismo cultural ha hecho estragos instalándolo en el relativismo permanente y en la aceptación acrítica de los llamados “valores progresistas”.
Junto a esas dos grandes tradiciones políticas europeas, que vendrían representadas por el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas – Demócratas y el Partido Popular Europeo, habría un tercer grupo, denominado Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, representativo de partidos tímidamente liberales, de eso que se conoce como socio-liberalismo o en versión no académica liberalismo acomplejado.
La función de este tercer partido, dentro del sistema político de la Unión Europea, consistiría en funcionar como partido bisagra y de esta forma otorgar mayor estabilidad al consenso socialdemócrata, ideología no escrita expresamente en ninguno de los tratados fundacionales, pero que actúa como acuerdo tácito sobre el que se sustenta la superestructura europea.
La crisis del modelo europeo
La crisis del modelo europeo no deja de ser un apéndice más de la crisis de esta nueva reinvención del modelo socialdemócrata respecto del cual no cabe disenso posible so pena de ser catalogado de “populista”.
La superación de la crisis terminal de este modelo socialdemócrata, edulcorado por Bruselas, puede venir de la mano bien de una recuperación de las ideologías democráticas clásicas ( democracia cristiana, liberalismo de verdad, conservadurismo , socialismo clásico…) o de la mano del triunfo de soluciones populistas.
Frente a la visión populista que plantea la democracia como una forma de gobierno popular radical, que cataloga toda forma de institucionalización de la política como “oligárquica”, el liberalismo tiene que volver a hacer hegemónica la idea de la democracia constitucional, con el necesario equilibrio de poderes.
Frente al populismo que plantea el liderazgo populista (una especie de neotribunado de la plebe) como solución radical a la crisis de liderazgo en los partidos políticos, el liberalismo debe postular la apertura de la política a los más capaces de la sociedad, a aquellos, que desde su experiencia personal y profesional, pueden aportar su granito de arena a dignificar el papel de la política.
Siempre partiendo de la premisa de que el poder, por definición, corrompe y tiende al abuso por lo que es necesario contrapesarlo con medidas institucionales y con una profunda regeneración cívica.
Frente al populismo que recela de las ideologías y que prefiere articularse como una lógica de actuación política, basada en la oposición frontal al enemigo del pueblo (oligarquías económicas y políticas), el liberalismo tiene que reivindicar sus raíces ideológicas, defendiendo principios básicos como son el gobierno mínimo, el mercado y el capitalismo como instrumentos de distribución voluntaria y horizontal de la riqueza y los derechos inalienables a la libertad y a la propiedad, sobre los que se sostiene una sociedad justa y libre.
El liberalismo y los cantos de sirena de la socialdemocracia
El liberalismo no puede, como ha sucedido con muchos partidos que se han pretendido alguna vez liberales (PP o C’s) sucumbir a los cantos de sirena de esta nueva forma de socialdemocrácia actualmente imperante y de esta forma mimetizarse con el ambiente político dominante, por razones de puro cálculo electoral.
Si siguen cometiendo este error, no tardará mucho Europa en caer presa de las soluciones populistas que acaban degradando la libertad y la prosperidad económica.
Termina el año y esta reflexión nos viene «al dedillo»:
EL TIEMPO NO SE DETIENE
La vida es una tarea que nos trajimos para hacer en casa.
Cuando uno mira… ya son las seis de la tarde; cuando uno mira… ya es viernes; cuando uno mira… ya se terminó el mes; cuando uno mira… ya se terminó el año; cuando uno mira… ¡ya se pasaron 50 o 60 años!; cuando uno mira… ya no sabemos más por donde andan nuestros amigos; cuando uno mira… perdimos al amor de nuestra vida y ahora, es tarde ya para volver atrás.
Si me fuera dado un día más, una oportunidad, ya no miraría más el reloj. Seguiría siempre de frente e iría jugando por el camino, viendo pasar lo inútil de las horas. Sostendría a todos mis amigos y compañeros que ya no sé por dónde andan, ni cómo están, y les diría: “Ustedes son extremadamente importantes para mí.” Abrazaría fuertemente al amor mío y le diría: “Te Amo…!”
Hoy, por aquello de que ya algunos se nos adelantaron, te digo: no dejes de hacer algo que te gusta por falta de tiempo. No dejes de tener alguien a tu lado, porque tus hijos pronto no serán tuyos, y tendrás que hacer algo con ése tiempo que resta. Lo único que vamos a extrañar será el espacio que sólo se puede disfrutar con los amigos de siempre. Ese tiempo que, lamentablemente, no vuelve jamás.
Es preciso eliminar el «DESPUÉS». ¿Por qué dejamos todo para después?:
Después te llamo.
Después lo hago.
Después lo digo.
Después, yo cambio.
Dejamos todo para después,
como si el *después* fuese lo mejor.
No entendemos que:
Después, el café se enfría.
Después, la prioridad cambia.
Después, el encanto se pierde.
Después, temprano se convierte en tarde.
Después, la añoranza pasa.
Después, las cosas cambian.
Después, los hijos crecen.
Después, la gente envejece.
Después, el día es noche.
Después, la vida se acaba.
No dejes nada para después, porque en la espera del «después», puedes perder los mejores momentos, las mejores experiencias, los mejores amigos, los mayores amores y todas las bendiciones que Dios tiene para ti.
¿Qué hace un muralista comunista en Nueva York? Pintar a Lenin.
El Museo Mural Diego Rivera presentará Diego Rivera re-visiones de Norteamérica
Diego llevaba sus ideas políticas a los muros, pero los muros soportaban a Diego. Con su natural y casi obsesiva fijación por llamar la atención, por dominar el espacio, que como decían de Orson Welles, lo hacía también físicamente, hizo de su paso por Estados Unidos un espectáculo que se convirtió en leyenda. La petición de Rockefeller de que borrara a Lenin fue la oportunidad de explotar un escándalo, presintió que negándose conseguiría más que cediendo y así fue, la destrucción del mural lo hizo eterno. La exposición Diego Rivera re-visiones de Norte América en el Museo Mural reúne bocetos y fotografías de esta épica estancia. La exposición muestra cómo el dibujo es el alma del muralismo, cada idea, personaje, situación, la composición misma están planeados meticulosamente en el papel. La línea pulcra del dibujo de Rivera, la sencillez de sus trazos, organizaban una composición que refleja las condiciones laborales y sociales del capitalismo moderno y nos remite a la construcción de la pintura Renacentista. Las máquinas, el nuevo obrero, el apogeo industrial que desembocaría en la Gran Depresión están en los murales de Detroit. El mural es un cronista social, la estética no es decorativa, es un vehículo analítico, la industrialización, la diferencia de clases, el ser humano tragado por sus propios avances, son temas que no podían ser evadidos. La composición de los muros de Detroit, la fábrica desde sus entrañas de animal mecánico que explota la fuerza de centenares de hombres, es la productividad insaciable. Al margen de las ideas de Diego, la descripción de la época era ineludible, son obras testimoniales que tienen vigencia en nuestra contemporaneidad. El mural del San Francisco Art Institute y la inteligente propuesta de centrar el tema en el proceso de creación muralista, con cada estado descrito sobre los andamios, la pintura dentro de la pintura desde la dificultad técnica y logística de sus elementos, descrita en una evolución de secuencias cinematográficas. Entre 1930 y 1933 permaneció allá con Frida Kahlo, la gran capacidad de trabajo de Diego se dividía entre sus murales y su intensa campaña de promoción, en las fotografías expuestas está Frida Kahlo con su uniforme de folklórica, con la actitud de “una mexicana en Nueva York”, eran embajadores artísticos y agitadores sociales, el tipo de personas a las que la sociedad neoyorkina es adicta. Diego ya era un artista conocido, había expuesto en el MoMA y posicionó al muralismo mexicano en un lugar que nuestro arte nunca ha vuelto a ostentar. Sus obras muestran a un artista individualista, original, que es capaz de imponer su lenguaje y estilo en la selva del arte mundial. El contraste con la pobreza, el populismo del arte VIP mexicano de hoy, que se pierde entre la imitación y la paupérrima realización, vive de explotar el hecho innegable de que el arte mexicano se cimentó internacionalmente con el muralismo.
Además de la “cuesta de enero”, hay otro problema que muchas personas deben enfrentar: “síndrome de enero” que causa serios daños emocionales.
Ciudad de México.- Si bien enero es un mes complicado por ser el primero del año, además en el que ponemos todas nuestras expectativas de que las cosas inicien bien y tomen fuerza para encarar positivamente los retos por venir, la realidad indica que puede suceder todo lo contrario.
Principalmente por dos cuestiones: la falta de dinero materializada en la figura de la “cuesta de enero” y en el malestar emocional que ocasiona no haber sido responsable con el dinero cuando se tuvo.
De esta manera, la escases de recursos se magnifica debido a que en diciembre, se tuvo lo suficiente para darse algunos lujos, comprar regalos, irse de vacaciones y para los festejos navideños y de año nuevo.
Contrario a la sensación de abundancia, enero puede producir sensaciones de ansiedad, preocupación extrema, sentimiento de culpa y desesperación, ya que esto representa el extremo opuesto de bienestar y satisfacción que se vivió apenas unas semanas atrás, a esto se le denomina el “síndrome de enero”.
Pero ni en diciembre somos los más ricos del mundo ni en enero somos uno mendigos. Objetivamente esto es solo una cuestión de percepción de nuestro cerebro, que juega sin control con las emociones si no somos conscientes de ellas.
El sitio Actualidad RTrecomienda “pensar en el presente en vez de en el futuro, tratando de ser objetivos y evitando una emocionalidad excesiva” con respecto al dinero.
Y aunque es difícil encontrar un punto medio, lo mejor es enfocarse en las posibilidades presentes que se tienen para afrontar los pagos y los compromisos financieros que estar lamentándose por lo que se pudo haber hecho y no se hizo.
Además, hay que ser realistas. Si bien se llega a una etapa de ajustes financieros, el pasado reciente indica que existe la posibilidad de producir dinero, pero ahora hay que buscar las maneras de acelerar esta generación de recursos con ideas creativas y proyectos emprendedores.
Para lograr esto, se debe de mantener la calma y estar enfocados en algo positivo. Si dejamos que los pensamientos de culpa crezcan, esto absorberá toda la energía positiva y no permitirá pensar claramente.
Así, el “síndrome de enero” es algo real y le puede pasar a cualquiera, pero para evitarlo, es mejor ser responsable en diciembre y gastar lo justo para así iniciar el año con la calma suficiente para enfocarnos en cumplir los propósitos y objetivos trazados.
Una actitud positiva permite asumir todas las situaciones de la vida con una visión más certera y a pesar de las dificultades, siempre es posible disfrutar al máximo todo lo que está alrededor.
Ciudad de México.- El poder mantener un estado positivo es una posibilidad que tienen todos las personas y contrario a lo que se piensa, no es exclusivo de unos cuantos afortunados que han encontrado la llave secreta de la felicidad.
En realidad es un proceso de arduo aprendizaje en donde las personas son capaces de distinguir los pensamientos que se acumulan en su mente y clasificarlos según el tipo y la orientación emocional que provoquen.
La psicóloga Barbara Fredrickson, desarrolló un método para determinar el grado de positivismo que tiene cada persona y esto solo a través de la manera en la que piensan.
Así, si un pensamiento positivo se intercala con uno negativo, la persona está deprimida o a punto de estrar en una depresión clínica.
Si la persona tiene dos pensamientos postivos por uno negativo, Fredrickson lo define como “lánguido”, es decir en un estado neutral. Pero si se tienen tres positivos por uno negativo, el individuo mantiene un estado “positivo”, señala la especialista.
“Con esta mentalidad, todos somos capaces de convertirnos en máquinas perpetuas de gratitud, serenidad, interés, esperanza e inspiración”, señala Entrepreneur.
Ahora, la clave para ser positivos es ser conscientes de lo que pensamos y aplicar algunos métodos simples varias veces al día.
Aunque las cosas parezcan complicadas o que se pinten de un color sombrío, una de las claves es agradecer continuamente lo bueno que se tiene al alcance. El trabajo, la familia, los amigos, cualquier cosa que creamos sea valiosa y por las que nos sintamos afortunados de tenerlas.
Luego, sin importar lo difícil de la situación, siempre hay que visualizar las cosas que soñamos y obteniendo los resultados que deseamos en todos los ámbitos de la vida.
Pero no es solo vernos ganadores, sino desarrollar la estrategia y los métodos para lograrlo. Esto genera un mayor nivel de motivación y por lo tanto, mejor actitud para enfrentar los retos.
De esta manera, la actitud positiva se trabaja, se enriquece y se disfruta día a día, por lo que es más una habilidad personal que el resultado de las cosas que suceden fuera de nosotros.
Hace unos días, para ser preciso el 24 de julio próximo pasado, como dicen los abogados con toda su imprecisión léxica, un amigo que tengo que se llama Mario Vargas Llosa me contó de una experiencia que tuvo en el Tate Modern. Vaya: siendo franco, debo decir que me lo contó a mí y también a todos los demás que lo leyeron aquel día en El País.
Mario Vargas Llosa estaba queriendo distraerse de las molestias que le ha venido causando el escándalo del Brexit y el miedo que le provoca el eventual Italeave, razón por la cual fue a ese museo a buscar “arte”. Pero no lo encontró.
En una sala se plantó frente a un objeto de “arte conceptual”. Reparó sin demasiado esfuerzo en que se trataba de un palo de escoba pintado de colores. Al poco tiempo llegaron una serie de pre-adolescentes acompañados de una profesora. La mujer les explicó lo que aquello era, lo que el artista pudo haber querido decir con su “obra”, y la importancia que tiene el arte contemporáneo de esta corriente llamada conceptual para efectos de estimular la imaginación de los observadores.
Aquello, descubrió mi amigo peruano, no era más que un palo de escoba que el “artista” había pintado de colores luego de haberla despojado de las varas que antes le habían permitido realizar las labores que realizan las escobas; labores que esa nunca más – ¡hélas! – volvería a poder desempeñar. En otras palabras, aquella exescoba había sido, ya no era, ni volvería jamás a ser. Los torturadores de animales les arrancan las patas a las arañas, una a una, y todo mundo se escandaliza. Los “artistas conceptuales” despojan a las escobas de sus varas de paja, y los críticos de arte les aplauden como focas.
Me hubiera interesado conocer el nombre del artista si de algo sirviera a estas alturas buscarlo para reprocharle un par de cosas que me molestan sobremanera y que a continuación pretendo compartir con ustedes. Pero como ya la pesquisa viene guanga, prefiero que para efectos míos el insensible mutilador permanezca en el anonimato.
Verán ustedes: Sebastián tiene dos años y pasa el tiempo haciendo básicamente dos cosas: calzándose unas botas rojas y buscando escobas para barrer con disciplinado afán.
En un escenario triste y también (alegremente) imaginario, Sebastián fue al Tate Modern cuando la exescoba todavía estaba expuesta en una de las salas del inmueble. Berrinchudo como es, el niño, dándose cuenta de que alguien había tenido la osadía de vulnerar y mutilar un objeto tan caro para él, tan cercano a su corazón, tan parte central de su vida, dio un patín de bota roja a la instalación, al tiempo que berreaba con toda la furia heredada de su madre.
Yo lo comprendí antes de consolarlo.
Ya basta de burlarse de la gente y de hacer enojar a los niños de botas rojas faltándole al respeto a los objetos por los cuales – como Sebastián – se levantan cada mañana.
Por que es verdad: Sebastián se levanta a diario – insisto – con el único propósito de encontrar una escoba para ponerse a barrer con frenesí. Y por lo visto, inconscientes, los artistas conceptuales se salen de la cama para provocar que las maestras de escuela se vean en la ridícula posición de decir cosas absurdas como “en el arte contemporáneo todo es posible”, para que los niños poco crecidos se burlen de cosas que ya no son lo que eran porque alguien ha decidido rebautizarles como “obras de arte”, y para lograr, sin ningún tipo de miramiento ni compasión, que los niños de botas rojas hagan berrinches inauditos.
Para el fotógrafo Federico Rios, al igual que para millones de colombianos, el conflicto armado era algo lejano.
Rios nació en Manizales, una ciudad pequeña en medio de las montañas cafeteras de Colombia, y admite que aún no entiende cómo a millones de colombianos “nos pusieron una venda y nunca nos dimos cuenta de que el conflicto estaba a la vuelta de la esquina”. Todo eso cambió cuando empezó a caminar el país: no solo cambió su mirada sino también su vida, dice.
Con una mochila al hombro y sus cámaras colgando, Rios ha caminado durante días por las selvas colombianas y ha hecho lo imposible por llegar a las esquinas más remotas del país para retratar su realidad. El nivel deplorable de la infraestructura del país lo afectó tanto que creó un proyecto en Instagram donde retrata los obstáculos que existen para recorrer Colombia.
En sentido literal y metafórico, Colombia es para Rios un país fragmentado, lleno de absurdos y trochas que no permiten que los ciudadanos se conozcan.
Hace algunos años, con la intención de ayudar a entender el país, empezó a retratar a las Farc en su intimidad, y sus fotos se convirtieron en una referencia adonde mirar la complejidad de un conflicto que suele presentarse en forma maniquea. Su trabajo permite aproximarse al rostro humano de una guerra que muchos colombianos solo han conocido por relatos teñidos de intereses particulares.
¿Cuál es el papel de la fotografía en un país como Colombia?
Es que no nos conocemos. Colombia es un país que abandona su ruralidad. Es un país que abandona a sus campesinos, que abandona a sus indígenas, que le da la espalda completamente a lo que pasa en el campo.
Dos condiciones generan la tormenta perfecta: recorrer el país es imposible y los medios nos venden humo. Un chico de último grado de colegio en Bogotá conoce mejor Miami, Nueva York, Barcelona y Ámsterdam que los pueblos de Colombia. Pero no puedes juzgarlo. ¿Qué quieres: que agarre un carro y se demore dos días en llegar a la Guajira?
El papel de la fotografía y del periodismo colombiano es poner ese tipo de versiones en la mesa, y decir: ‘Venga, hay que hablar de esto’.
¿Qué poder tiene la imagen?
La imagen es otro vehículo de comunicación pero es muy contundente. Una cosa es que te cuenten de oídas de un chico que tiene doce años y que es miembro de las Farc. Otra cosa es verlo con uniforme y cargando un fusil que es más grande que él.
¿Es honesta?
Sí, pero también subjetiva, siempre lleva la mirada del fotógrafo. El retrato puede hacer que alguien se vea como un demonio o como un Santos. No me estoy inventando las situaciones, las estoy interpretando. Funciona como un testimonio. No como una prueba, pero sí como una versión.
Miembros de las Farc caminan entre la selva para desplazarse de un campamento a otro. Las caminadas suelen ser largas y pueden llegar hasta los 20 kilómetros diarios.CreditFederico Rios/Native
Miembros de las Farc preparan un cerdo para cocinarlo y alimentar a la tropa CreditFederico Rios/Native
¿Cómo se empieza a interesar por fotografiar a las Farc?
Siempre estuve muy interesado en el tema porque era lo que no nos mostraban. “Combates con las Farc, tantos muertos”, dicen las noticias. Uno ve eso con tanto recelo. ¿Qué es lo que no nos están contando?
Quería resolver esta pregunta: ¿Qué pasa en el territorio con ellos y con el entorno? ¿Cómo vive la gente y coexiste con las Farc, con el ELN, con las Águilas Negras, las bandas criminales, los paras? Y de ahí se desprenden miles de preguntas.
¿Cuándo empezó su proyecto con las Farc?
En 2012 llegué a Toribio, Cauca, por mi cuenta porque había una situación muy difícil (enfrentamiento entre las Farc y el ejército). Fue muy poco antes de que se anunciaran las negociaciones y fue de pura casualidad.
Después no fue fácil retomar el contacto porque empezaron las negociaciones y aumentó el secretismo. Las Farc empiezan a preocuparse por qué se publica y a quién van a dejar entrar.
Yo empiezo a intercambiar cartas con las Farc, correos electrónicos a través de distintas vías de comunicación. Me tocó aprender de encriptación de mensajes, a reconstruir mensajes fragmentados.
Empecé a organizar viajes y empecé a visitarlos y eso generó lo que yo ahora llamo “la incertidumbre”. La incertidumbre es cada viaje. Es una pesadilla. Es como tirarte por un río y dejarte llevar por la corriente a veces sin saber hacia dónde vas… si son remansos o cataratas.
Después de perder su pierna en una mina antipersonal, Elías se recuperó de sus heridas, usa una prótesis y sigue siendo un miembro activo de las Farc. CreditFederico Rios/Native
¿Siente miedo en cada viaje?
Sí, siempre. Muchas personas piensan que uno pierde el miedo. Yo pienso que el miedo solo crece. Mientras más los conoces, más entiendes lo volátil de la situación. Sacan el revólver y te dan un tiro. Un campo minado, un ataque paramilitar, uno del mismo Estado que estalle una granada por accidente, puede pasar cualquier cosa.
¿Qué tácticas usa para generar confianza?
Ser superclaro y honesto: quiero ir, quiero tomar fotos y ustedes no me pueden revisar mis fotos. Yo decido cuándo salgo y decido qué y en dónde publico.
Eso que suena tan sencillo fue una conversación larguísima pero al final dio buenos resultados. Porque ellos también asumieron que yo estaba hablando muy en serio, que para mí esto no era un juego.
Cuando finalmente llega a pasar algunos días con la guerrilla, ¿qué encuentra?
Uno empieza a conversar con ellos, a echar chistes, a dar la mano, a echar un café. No conozco otra manera.
Saco la cámara, me la cuelgo. No fotografío cosas muy evidentes. Es un baile. Uno trata de llevar el baile por donde uno quiere para lograr los resultados que uno está buscando. Se trata de retratar la intimidad y hacer fotos que no sean muy agresivas.
Me he encontrado, por ejemplo, al costurero de las Farc con una máquina de coser que cargan en una mula de un campamento a otro. Este man va cosiendo uniformes: es un costurero, un man tranquilo que sabe coser.
Daniela y Alonso han sido miembros de las Farc por mas de 10 años CreditFederico Rios/Native
¿Cómo cambia la noción de enemigo que prevalece en Colombia hacia las Farc?
Ese “enemigo” deja de ser un tipo detrás de un arma, un robot que solo dispara. Para los colombianos, si te encontraste con la guerrilla, o te matan o te secuestran. Fin, no hay más. Pues sí, sí hay más.
Cuando uno piensa en las Farc de las que hablaba Álvaro Uribe: no comen, no cagan, no hacen el amor, no sudan, no les da sed, nada. Son personas detrás de un fusil que van a matar y ya. Es una vaina inventada, por Dios. Uno lo que se encuentra es a unos pelaos.
¿Cómo explican estar en las Farc?
Están en las Farc porque no encontraron otra alternativa. Suena casi ridículo, pero el Estado los puso ahí, los abandonó en sus tierras.
A veces, cuando les pregunto a guerrilleros por qué se metieron a las Farc, me dicen: “Vea, yo empecé a ir a los campamentos de las Farc cuando era muy chiquito, cuando mi mamá me mandaba para que pudiera comer tres veces al día allá”.
Tengo que ser súper claro con esto: no significa que no exista, pero nunca he visto un guerrillero con resentimiento, que disfrute matar. Es gente que está en la lucha armada porque es la respuesta que encontró.
Guerrileros de las Farc toman un baño en el río. El baño suele ser en las horas de la tarde para remover el sudor de los largos días de trabajo en el calor de la selva. CreditFederico Rios/Native
Un grupo de guerrilleros de las Farc viajan en moto por caminos rurales improvisados entre las montañas de ColombiaCreditFederico Rios/Native
¿Lo han acusado de hacer apología de las Farc, de la violencia o del conflicto?
No tiene mucho sentido engancharse. Es mi trabajo, lo hago de una forma responsable y ética y es lo que veo. No tengo más que fotografiar lo que veo.
¿Por qué no fotografío que las Farc pusieron un chivo bomba? Pues no estaba ahí.
Ahora, hay algo contundente. No soy pro-Farc ni defiendo la guerra, y es básico trazar una línea entre la lógica y la violencia. La guerra no es lógica, la lógica no admite la guerra. No soy pro-Farc pero cuando estás ahí entiendes el abandono del Estado y entiendes que esa fue la decisión que ellos tomaron. Por supuesto, Gandhi tomó otra decisión y falta ver qué va a pasar en Colombia ahora.
¿Qué cree que va a pasar tras el plebiscito fallido de la paz?
Creo que la guerrilla está comprometida a dejar las armas. Me parece una actitud noble. Para mí el monstruo no son las Farc, son los que están detrás de la guerra, de las balas, de la impunidad.
Dos miembros de las Farc toman una siesta en un campamento clandestino en las montañas de Colombia. CreditFederico Rios/Native
Un guerrillero de las Farc conduce un caballo por entre un río para alcanzar una trocha secreta oculta entre la selva. CreditFederico Rios/Native
¿Cuál puede ser la solución para combatir la polarización en Colombia?
Como en cualquier pelea la única fórmula es un ejercicio de perdón. A los colombianos nos han vendido la idea de que nosotros tenemos que perdonar a las Farc, pero nadie nos ha explicado que los guerrilleros fueron personas abandonadas por el Estado, que son pelaos que no tienen comida aunque viven en las zonas de mayor productividad del país. No solo hay que perdonar a los guerrilleros, hay que perdonarnos entre todos.
En esta selección de fotos, hay una muy particular: un retrato de Timochenko. ¿Cómo se dio?
En medio de la Décima Conferencia de las Farc estaba haciendo una foto de una guerrillera y pasé al lado de la casa donde estaba Timochenko. Tuve la idea de ir a buscarlo pero es un rockstar y hay muchos filtros para llegar a él.
Y él sale y me dice: “Buena esa foto de los labios de la guerrillera que salió en el New York Times”.
—Comandante, ¿como le va? Federico Rios.
—Sí, yo sé quién es usted.
—¿Le puedo hacer una foto?
—Claro, entre.
Entro y Gira, su compañera, lo peina, sin cambiarse ni nada, la chica lo peina y el tipo me posa seis tiros.
El líder de las Farc, Rodrigo Londoño alias Timochenko, fotografiado durante la X Conferencia de las Farc.CreditFederico Rios/Native
Junior, uno de los francotiradores del frente 34 de las Farc, vigila desde un bote mientras sus compañeros toman un baño en el río. CreditFederico Rios/Native
Los combatientes de Guisa, en las laderas de la Sierra Maestra, hicieron una Guardia de Honor que duró cuatro días por la muerte de Fidel Castro.
La noticia de su muerte, la noche del 25 de noviembre, los agarró a casi todos dormidos y rompieron a llorar cuando fueron despertados abruptamente de sus sueños revolucionarios.
“Mi hija me llamó y sentí como un latigazo en la espalda”, recuerda Miguel Méndez, de 78 años.
“Yo estaba recostado soñando profundo, de lo mejor asere, cuando mi mujer me zarandeó y casi le pego del susto”, dijo Sergio Loynaz, de 75 años. “Habría sido mejor no despertarme”.
Hace algunos días, una cadena noticiosa de Florida divulgó un video en el que los viejos abuelos cubanos eran despertados por sus familiares que les daban la noticia de la muerte de Fidel Castro. Esos ancianos lloraban de gozo y brincaban de alegría. Pero a miles de kilómetros, en muchos pueblos cubanos como Guisa, los viejos lloraban de pena.
“Casi no puedo hablar de Fidel… se me parte el corazón. Uno perdió lo más preciado del mundo, que era ese hombre”, dijo Rubén Garcés Tamayo, de 80 años, que fue uno de los mensajeros que llevaba recados y provisiones a los guerrilleros de la Sierra Maestra entre 1956 y 1958.
Guisa fue fundada en agosto de 1765, luego se convirtió en un marquesado y a mediados del siglo XX fue uno de los pueblos rebeldes de la Sierra Maestra donde se libraron cruentos combates entre el ejército de Fulgencio Batista y los guerrilleros de Castro.
Este municipio montañoso de la provincia de Granma está ubicado a 16 horas en carro de La Habana. Con una extensión de 596 kilómetros cuadrados y unos 49.000 habitantes tiene una posición estratégica porque es un puente natural entre las llanuras del río Cauto y la Sierra Maestra; además está a pocos kilómetros de Bayamo, donde estaba el segundo emplazamiento militar de mayor importancia del Oriente de Cuba. Eso explica por qué Castro lo escogió como un enclave estratégico para acciones bélicas.
“Fidel llegó a Guisa el 18 de noviembre de 1958 con unos 180 efectivos y solo 24 veteranos del ejército”, recuerda Inés de Lourdes Ferrera, la directora municipal de cultura. “Desde aquí desarrolla una gran campaña con 18 acciones combativas del 20 al 30 de noviembre de 1958, por lo que estamos conmemorando el 58 aniversario de esa gran batalla”.
Un mes después de tomar Guisa, el Che Guevara libraba la batalla de Santa Clara y a finales de diciembre los revolucionarios tomaban Santiago de Cuba. El 1 de enero de 1959, Castro proclamó el triunfo de su Revolución y el resto es historia.
Los artífices del miedo
Un recorrido por las calles del pueblo sin pavimentar, llenas de cascotes y fango, viviendas derruidas, techos agujereados y fachadas agrietadas, parece mostrar que Guisa tuvo un pasado glorioso en la gesta de la Revolución cubana, pero ha perdido la batalla contra el tiempo. Allí pareciera que la guerra continúa.
El viernes 2 de diciembre fue un día especial para los veteranos. En un país en el que nadie sabe nada sobre los asuntos del Estado, y donde todos se contradecían sobre el itinerario de mil kilómetros de las cenizas de Castro a través de la isla, los ancianos estaban felices porque los iban a llevar a Cauto Cristo, una población cercana, para que le rindieran su último tributo al líder que marcó sus vidas.
Los antiguos combatientes se ponían su mejor camisa, pantalones limpios y gorras. No olvidaban las medallas de latón que cada año les otorgan por los aniversarios de las batallas; aunque ya casi no brillan, las pulían con esmero para ponérselas sobre el pecho.
Un tintineo los precedía cuando caminaban y se pavoneaban como si fueran los mismos jóvenes que corrían por las montañas cazando contrarrevolucionarios y fomentando uno de los Estados policiales más eficaces del mundo. Son los forjadores de este lugar donde nadie quiere hablar mucho para no ser delatado.
“La verdad es que uno nunca se retira de esto”, dice Miguel Méndez en la sede de la Asociación de Combatientes. “Vine a este territorio a luchar contra los bandidos porque después de la Revolución quedaron muchos pagados por el imperialismo”.
Méndez cuenta con orgullo que es el fundador de casi todos los subsectores de la lucha contra los disidentes en la Sierra Maestra: “Vine cumpliendo una misión política pero nunca he dejado, ni dejaré de luchar. Aquí somos 1320 combatientes que si vemos o escuchamos algo raro, lo reportamos porque nuestro deber es informar a las autoridades”.
Lo “raro” es difícil de definir para estos combatientes, pero abarca un amplísimo abanico de actividades que van desde los comentarios imprudentes y las críticas a los Castro hasta las reuniones políticas que no sean del Partido Comunista, los extranjeros deambulando por la zona tomando fotos, los jóvenes que hacen planes para irse del país y un largo listado que podría resumirse en un profundo miedo a los cambios solo superado por el amor a la rutina.
La mayoría de estos hombres proyectan un orgullo irredento; saben que son especiales. Pertenecen a la última tribu caribeña de los Aureliano Buendía que se marcharon al monte para hacer la guerra. “Mira todo lo que hemos hecho con dignidad”, decía Garcés y señalaba las calles sin pavimentar, las casas destartaladas y los restoranes vacíos. “Bueno, siempre falta alguna cosita pero tenemos educación y salud gratis. Nunca ha sido fácil pero somos libres”.
El último examen
Armelio Juan Mojena Pérez tiene 86 años y es uno de los pocos sobrevivientes de las huestes formadas por Castro. Ostenta el grado de capitán, ganado en batalla, y tiene una barba larga y blanquísima de patriarca que tironea mientras habla de su vida en el monte: “Yo soy de la Sierra Maestra y me alcé desde los 14 años, mucho antes que Fidel. Estuve cerca de él y también combatí con el Che, pero te digo que la cosa no era contra Batista”.
Mojena hablaba y fumaba un puro. Suele permanecer sentado, casi mayestático, porque le cuesta moverse, pero entre las volutas de humo fijó sus ojos en una foto de Castro y dijo con una sonrisa: “Nos alzamos porque se maltrataba mucho al pueblo pero el problema no solo era Batista sino el Estado cubano de esa época, por eso tumbamos al sistema. Con Fidel todo mejoró para nosotros”.
Mojena es una leyenda en Guisa. La gente lo venera pero también habla de sus problemas con el alcohol. La casa del viejo capitán parece una cueva húmeda y llena de sillas. Bajo el calor calcinante, Mojena enderezó la espalda, recobró su don de mando y empezó a interrogar a Garcés: “¿Van a ver a Fidel? Deme un reporte, ¿cuántos hombres van? Tienen que resguardar a Raúl y ¡mucho cuidado en Cauto Cristo!”.
Garcés lo miró conmovido y se le paró firme como si fuese un guerrillero activo. Le explicó todo pacientemente hasta que Mojena se calmó y, de repente, preguntó: “¿No me van a llevar a mí?”. Cuando le dijeron que no, el rostro del viejo capitán se llenó de lágrimas.
Garcés vive en una casita limpia y muy iluminada de la calle general Milanés. Aunque su fachada está descascarándose como las de casi todas las viviendas del pueblo, llaman la atención unos agujeros que tiene en la pared de su cuarto. Son varios puntos por los que brilla el sol del mediodía.
Cuenta que son balazos porque su casa está ubicada justo en el centro de lo que fue un fuego cruzado en un viejo combate. Muy cerca de su casa estaba atrincherado el ejército de Batista y arriba, en una loma, el guerrillero Braulio Curuneaux disparaba con toda su columna de combatientes.
“No estaba fácil”, dijo, y cuando se le pregunta por qué no tapó todos los agujeros de bala, responde con una carcajada: “Para poder recordar. Eso no se nos puede olvidar”.
Cerca de la una de la tarde había un enorme bullicio en la plaza principal de Guisa. Las guaguas, camiones y camionetas que iban a llevar a los ciudadanos hasta Cauto Cristo acababan de llegar. “Cálmense que nos van a llamar por un listado”, decía un hombre alto y barbudo. “¿Lista? ¿Cuál lista?”, gritaban todos al unísono. “¿Aquí nadie ha visto la lista?”, preguntó un policía.
Aunque los vehículos estaban decorados con banderas de Cuba y pancartas que rezaban consignas como “¡Viva Fidel!”, muchas personas estaban ataviadas con camisetas y gorras alusivas a Venezuela y su proceso político. Era como si toda la parafernalia electoral de ese país reviviera en las calles del pueblo: los cubanos vestían prendas con el dibujo de los ojos de Hugo Chávez y lemas como “Venezuela y Cuba unidos por siempre” y “Maduro en mi corazón”.
Todos querían marcharse y se subían a la guagua apenas los nombraban. En ese momento los viejos no renqueaban ni se tocaban las caderas ni se quejaban del calor. Más que guerreros que iban a una batalla parecían niños que se apresuraban a presentar el último examen de sus vidas.
Los veteranos de Guisa, en Sierra Maestra, abordan las guaguas que los llevarán a darle un último adiós a Fidel Castro, el líder que marcó sus vidas. CreditLisette Poole para The New York Times
En su libro Dos cubalibres, el escritor cubano Eliseo Alberto cuenta que en Nicaragua en 1980 presenció, en medio de las celebraciones por el primer año del triunfo de la Revolución sandinista, un momento único de la vida de Castro.
Estando en una fiesta en Managua, el líder comunista le exigía a un cura que le diera una prueba concreta de que había vida después de la muerte: “Me acuerdo que el sacerdote iba a decir algo sobre el tema, cuando Fidel lo cortó con un gesto de tijera, adelantándose al comentario, y dijo medio en broma que si había un Más Allá él tendría que cuidarse de su legión de enemigos, en cada círculo del infierno”.
Pero los viejos combatientes como Garcés creen en otra cosa. Se imaginan un paraíso comunista donde Fidel, el Che, Cienfuegos, Martí, Maceo y todos los héroes cubanos están presentes y no hay más privaciones ni miseria: “Si es verdad que existe el cielo, seguro que allá van a estar todos esperándonos para seguir la lucha, para seguir enseñándonos cómo vivir y ser revolucionarios”.
Entender el español del mexicano nunca ha sido sencillo. En nuestro país, utilizamos muchos modismos, regionalismos y expresiones cada vez que abrimos la boca. Nos encanta utilizar refranes (no importa la generación a la que pertenezcamos), llevamos el doble sentido a otro nivel y somos maestros en combinar el castellano con palabras de lenguas precolombinas.
Dicho lo anterior, es fácil comprender por qué les cuesta tanto trabajo a los anglosajones entender ciertas frases que utilizamos todos los días. Hicimos el ejercicio de traducir algunas de las más populares y sí, nos dimos cuenta de que dichas en inglés no tienen ningún sentido. Da clic en las frases para descubrir su significado en español.