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Nos falta silencio a todos, en especial a los niños

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Por Raúl Clavijero

Existe un viejo proverbio que dice: “la naturaleza nos ha dado una boca y dos orejas para escuchar el doble de lo que hablamos”, sin embargo, ¿realmente lo hacemos?

En la cultura maya, específicamente el pueblo tojolabal, el verbo que es equivalente a “escuchar” se interpreta como “tú hablas y yo escucho”. Sin embargo, podríamos decir que en todo ese escucha existe un elemento que eludimos, damos por sentado y no le damos la relevancia que merece, hablo del silencio.

Así es, el silencio es una fuente inagotable de sabiduría, aprendizaje y belleza. Gracias al silencio se genera la melodía y el ritmo de la música; existe la calma, la prudencia, el pensamiento y la razón.

Uno de los ejemplos más relevantes sobre cómo es que podemos utilizar el silencio en las aulas y formación de niños y jóvenes, es el Colegio de La Llacuna del Poblenou, en Barcelona, la cual ha integrado a su calendario escolar una semana que está totalmente dedicada al silencio.

Con esta iniciativa, Jordi Canalles, director del Colegio de La Llacuna del Poblenou, quiere enaltecer al silencio, y dijo:  “Es muy importante para escuchar y para saber lo que hacemos y por qué lo hacemos. Los alumnos de la escuela están sumamente dispuestos, les parece muy interesante”. Durante toda la semana se llevan a cabo actividades con esculturas sonoras talleres de apreciación a la imagen (al color, la luz y los paisajes), al movimiento (danza y yoga) y excursiones al exterior para encontrar el silencio en las calles.

El silencio, ¿es bueno siempre?

Pareciera que de una manera poética el silencio es lo mejor de la vida y sobre esto Jordi Canalles también explicó: “Existen silencios malos: los que coartan, los que están alrededor del miedo o los que guardan silencio a la injusticia; esos no nos interesan. Nos interesan aquellos que nos permitan encontrarnos con nosotros mismos, no los malos”.

La reflexión de la ausencia del sonido es un nuevo paradigma que se comienza a integrar a la educación de nuestros pequeños. Ha llegado el momento de aprender a escuchar a la naturaleza, a las personas, al mundo y a la nada; de darnos un tiempo cada día para reflexionar y aprender que existen instantes de silencio más hermosos que cualquier sonido.

Los secretos del milagroso sistema educativo finlandés

Siempre que nos preguntan acerca de algún modelo educativo exitoso miramos a Finlandia. Ya sea por la calidad de sus resultados o por sus métodos vanguardistas en la formación académica de los niños y jóvenes, el sistema educativo finlandés es un ejemplo para todo el mundo.

Durante una serie de conferencias, la ensayista y pedagoga sueca Inger Enkvist, explicó cuáles son los puntos más importantes a desarrollar en todo sistema educativo, y los cuales, son la base de la formación de la población finlandesa.

“Lo más importante es la preocupación por la calidad de los profesores. En Finlandia, la docencia se mantiene como una de las profesiones más respetadas. Además, entre los jóvenes que se dedican a la enseñanza se encuentran solo los egresados del bachillerato que obtuvieron mejores notas”, afirmó la pedagoga.

Para ellos, el respeto y reconocimiento social por los profesores es la base de la educación, el profesorado es un colectivo profesional muy bien valorado por los alumnos, padres y el Estado. Este, tal vez, sea el punto principal para generar un modelo de enseñanza exitoso.

Por otra parte, y de manera rotunda, negó que la desaparición de las tareas para el hogar sea una buena idea, pues, “normalmente desde el primer año, a todos los niños se les enseña a hacer deberes para la casa. Es un disparate querer eludirlos. Ningún país con altos niveles educativos prescinde de las tareas en casa. Hay que añadir que, también, es necesario que sean deberes inteligentes, como algún tipo de repaso; ya que si el profesor manda ejercicios muy mecánicos, no sirve. Se necesita que sean tareas que hagan reflexionar al alumno. No es la cantidad sino la calidad.”, dijo Inger Enkvist.

Muchos expertos del tema sostienen que trasplantar el modelo educativo de un país a otro, como tal, no funcionaría, pues antes se tendría que adaptar a las necesidades específicas de la población. Ante estas opiniones comentó: “Podría funcionar, depende de si uno realmente quiere. Por ejemplo, en el Informe McKinsey se muestran países y regiones que han aumentado su nivel educativo en alrededor de seis años, por ejemplo: Polonia, Alemania o Minas Gerais, en Brasil. Es posible si realmente se quiere cambiar”.

Sin embargo, algunos investigadores afirman que este éxito en la educación no se debe a las peculiaridades de su método, sino a que es resultado de los múltiples factores y sucesos históricos, sociales y económicos que ha experimentado la población finlandesa. De cualquier manera, Finlandia se mantiene como uno de los países con mejor nivel educativo en el mundo y el cual, continuará siendo referente para que muchos países, incluido México, puedan mejorar el nivel académico de sus escuelas.

Los beneficios del aburrimiento

Por Tamara Rajakariar

Llámenme idealista, pero imagino un futuro en el que mis hijos sepan cómo jugar, en el que no estén siempre pegados a algún aparato y en el que proporcionarles entretenimiento interminable no sea mi única preocupación.

Quiero que interactúen con las personas en vez de estar distraídos con mi celular y que puedan pasar horas inventando sus propios juegos, así como lo hice con mis hermanos mientras crecía.

“Así es el mundo ahora”, dicen las personas. ¡Es inevitable!, digamos que es el chupón moderno. Y, me gusté o no, voy a terminar cediendo en aras de la conveniencia, porque, sin duda, la tentación ahí estará. Obviamente mis hijos necesitan ser expertos en tecnología, pero quiero que estén libres de esa especie de “esclavitud”.

Después de leer el artículo Estar aburrido es bueno para niños y adultos, del Foro Económico Mundial, estoy aún más convencido de que un poco de aburrimiento es lo que necesitan los niños en estos días.

En él se menciona un estudio realizado en los años ochenta que comparó la imaginación de los niños que tuvieron televisión y de los que no, en el cual, los niños sin televisión lograron mejores resultados. También, menciona a los profesionales que, gracias a haber experimentado períodos de aburrimiento, pudieron desarrollar su creatividad y posicionarse en el lugar en el que se encuentran el día de hoy. En otras palabras, ¡el aburrimiento es algo bueno! Hacemos tanto en estos días para mantener a los niños ocupados, cuando deberíamos de apreciar su aburrimiento.

Entonces, concretamente, ¿cuáles son sus beneficios?

  • Enriquece la experiencia personal. Supongo que sucede como con la experiencia de la tristeza, la cual hace más dulces nuestros momentos de felicidad. Sentirse aburrido o indiferente algunas veces significa que hemos vivido momentos más estimulantes.
  • Enseña independencia. Los niños aprenden a no depender de estímulos externos para su felicidad; a arreglárselas por sí mismos.
  • Es necesario para el desarrollo de la empatía. Al estar constantemente entretenidos con nosotros, nuestro tiempo para pensar en los sentimientos de los demás es nulo.
  • Genera cambio. La necesidad puede ser la madre de la invención, pero yo diría que el aburrimiento es mejor; ya que le permite a la mente tener tiempo para sí misma, para soñar despierto y crear.
  • Ayuda a ser críticos. Si estamos siempre conectados a los medios de comunicación y entretenimiento, pensaremos como lo hace el mundo; no tendremos opiniones propias. El aburrimiento es una oportunidad para perseguir nuestros propios pensamientos y para descubrir nuevos intereses y talentos.

El aburrimiento permite el desarrollo de cualidades muy importantes: la curiosidad, perseverancia, confianza, ingenio, observación y concentración. ¿Acaso no son estas habilidades valiosas para la vida?

La Casa del Pastor

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Por Elena Goicoechea

Qué mejor forma de pasar una mañana de sábado en la Ciudad de México que paseando por Polanco. Comenzamos por cruzar el parque Lincoln, con sus espejos de agua rodeados por casonas neocoloniales, para continuar recorriendo la avenida Masaryk, donde se encuentran las mejores firmas del mundo.

Después de caminar un buen rato decidimos ir en busca de algún lugar donde se pudiera desayunar rico en un ambiente agradable. Sabíamos que encontrarlo no sería difícil, ya que en esa zona se concentra lo mejor de la oferta gastronómica de la capital. Fue así como llegamos a la Casa del Pastor.


Tengo que admitir que, a pesar de que el menú contiene una vasta variedad de antojitos mexicanos, La Casa del Pastor no es la típica taquería. Podría decirse que es el eslabón perdido entre las taquerías y los restaurantes de alta cocina mexicana. La materia prima es de primera, la comida exquisita y la atención inmejorable; aun así, los precios son accesibles. Luego, luego, se nota la calidad del nixtamal. Y es que la verdad, una buena tortilla recién hecha es lo que hace a un buen taco…, sope, guarache o quesadilla.

Por las mañanas, a diferencia de las taquerías comunes, tiene una carta de desayunos espectacular. Yo pedí un platillo combinado de huevos rancheros con un sope delicioso y varias tazas de buen café. Ya sé, es una exageración, pero no podía irme sin probar la especialidad de la casa: los tacos al pastor, hummmm.

La próxima vez que vayamos a algún concierto en el Auditorio Nacional cerraremos ahí la noche con unos buenos tacos, pues según nos dijo el capitán, es lo que hace mucha gente y por eso cierran tarde. La ubicación, perfecta: Masaryk esquina con Musset.

Por si se les ofrece, con la novedad de que también tienen servicio para eventos; de modo que cuando organicen una fiesta, una reunión o una comida, La Casa del Pastor es una excelente opción. Los dejo, ¡ya me dio hambre!


La Casa del Pastor
Alfredo de Musset 3, Miguel Hidalgo, Polanco, CDMX.

www.lacasadelpastor.com.mx

La belleza del sonido, Ultherapy en EwellMédica

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Ultherapy usa el poder del ultrasonido para levantar y reafirmar la piel de la cara, el cuello, del mentón y la ceja, así como para reducir las líneas y arrugas del escote.

Consiste en un procedimiento no invasivo aprobado por la FDA, el cual te ayudará a conseguir una imagen más fresca y juvenil desde las cejas hasta el escote.

Disfruta de sus ventajas:

  • No es invasivo.
  • Sin tiempo de recuperación.
  • Estimula la producción de colágeno.
  • Resultados naturales.
  • Un solo procedimiento.
  • Totalmente seguro y basado en tecnología de ultrasonido.

Ultherapy aplica energía de ultrasonido microfocalizado a la misma profundidad alcanzada por  una cirugía estética, pero sin cortar o dañar la superficie de la piel. Esta energía pone en marcha la respuesta natural del cuerpo, la cual es estimular la generación de colágeno completamente nuevo y fortalecer al colágeno débil.

Algunos pacientes ven un efecto inicial justo después del procedimiento; sin embargo, los resultados reales aparecen durante los 2 a 3 meses posteriores, una vez que  se genera el colágeno nuevo, lo que levanta y reafirma gradualmente la piel de cara, cuello y alisando la piel del escote.

A diferencia del láser, de la radiofrecuencia y otras tecnologías, Ultherapy evita la superficie de la piel para administrar energía a a profundidad, temperatura y precisión óptimas. Otra característica única de Ultherapy es el uso de imagenología por ultrasonido en tiempo real, la cual permite a los profesionales de Ewell Médica ver las capas de tejido que se están tratando para asegurarse de que la energía sea aplicada de manera segura y en el lugar donde se obtendrán los mejores beneficios.

Para mayor información contáctanos en Ewell Médica.

Por un cuerpo en equilibrio.

 

¿Qué se le ofrece güerita?

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Por Elena Goicoechea

Al intentar salir del segundo cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de México di vuelta en una estrecha calle llena de puestos y personas que invadían los carriles. Sin querer, me fui a meter a una especie de mercado callejero del juguete, precisamente en víspera de la llegada de los Reyes Magos. Padres apurados se agolpaban para surtir a última hora las cartas de sus hijos, ajenos al vehículo que les rozaba los talones.

Aquella escena trajo a mi memoria un 5 de enero de hace algunos años, cuando mis hijas eran pequeñas. Entonces, la ilusión que les producía la llegada de los Reyes era equivalente a la que sentía yo al ver sus caritas cuando descubrían los juguetes bajo el árbol.

En aquella ocasión pidieron, entre otras cosas, un karaoke. Era lo único que faltaba conseguir de la lista.

Supongo que fue a causa del atavismo ése que hace que las mujeres sintamos de pronto urgencia por salir a buscar las mejores ofertas (resabios genéticos de los tiempos en que nuestras ancestras antidiluvianas se dedicaban a la recolección mientras sus hombres cazaban mamuts), pero lo cierto es que me invadió un deseo incontrolable de adentrarme por primera vez en la popular calle de República del Salvador, en pleno Centro Histórico, famosa por sus tiendas de artículos electrónicos, en busca del mejor karaoke al precio más bajo del mercado.

Me preparé para emprender el viaje. Muy astuta, me disfracé casi de indigente para pasar desapercibida y evitar un asalto: jeans viejos, tenis, una camisa de cuadros tipo leñadora que seguro me daría un aspecto muy rudo, una coleta, cero anillos, aretes o reloj. Una más entre la muchedumbre.

El aguafiestas de mi marido trató de convencerme de que no fuera con mil argumentos. Como ninguno pegó, me giró la orden: “Por ningún motivo vas hasta allá a correr riesgos. Ve aquí a Costco, pues lo poco que te podrías ahorrar se te va a ir en gasolina y estacionamiento.”

“Ok, ok, iré a Costco”, concedí ante su necedad. Acto seguido, me enfilé al Centro. Dejé la camioneta en un estacionamiento y me introduje en el maremágnum. Puse cara de ‘connaisseur’ y comencé a preguntar precios de tienda en tienda.

De pronto, me encontré en la entrada de un laberíntico pasaje lleno de pequeños locales que básicamente consistían en un parco mostrador y un anaquel. No alcancé a internarme más allá del primero cuando de la nada me abordó el dependiente que se encontraba en el pasillo. Su compañero estaba detrás del mostrador y se limitó a observar la transacción.

–   ¿Qué está buscando güerita?
–   Un karaoke.
–   ¿De qué marca?
–   Pues cualquiera de buena calidad, no sé… Sony.
–   Tenemos varios modelos de Sony. ¿Cuánto se quiere gastar?
–   Pues no sé… no más de 1,500.
–   Tengo uno de ese precio que incluye 10 CD’s gratis a elegir de una lista. ¿Se lo muestro?
–   Ok.
–   Son 1,500 pesos. Tengo que traerlo de la bodega, pero para sacarlo tengo que mostrar la nota de pago.
–   ¿Y si no me gusta?
–   No hay problema, se le devuelve el dinero. Pero sí le va a gustar porque este modelo… (bla, bla, bla).
–   Está bien –extendí los billetes–, pero me da factura. ¿En cuánto tiempo regresa…? – más tardé en preguntar que el tío en desaparecer.

5 minutos… 10 minutos… 15 minutos… Me llevé la mano a la frente ante la sensación de que una gran «P» estaba apareciendo sobre ésta.

Me dirigí al otro dependiente, el que estaba detrás del mostrador:

–   ¿Tardará mucho su compañero?
–   Yo no tengo compañero –musitó el mustio.
–   El de la gorra, me estuvo atendiendo aquí en su cara. Le pagué un karaoke.
–   Yo no vendo karaokes –respondió sin verme a los ojos ni inmutarse.
–   Ah no, usted no puede fingir demencia, sabe muy bien de quién hablo, ¡el de la gorra!

En ese momento pasaba por la calle una patrulla a muy baja velocidad, por lo que me fue fácil abordar a los policías. Amablemente, aparcaron su unidad y bajaron a escuchar mi problema. Contrario a lo que suele uno encontrar en los elementos policiacos (una especie de cruza entre Mario Bros y Sancho Panza), este par media más de 1.80 metros, no eran panciformes, se expresaban con propiedad y parecían genuinamente interesados en la ciudadanía, alias yo.

–   Ay señora –me dijo uno con harta empatía–, suceden un promedio de 70 estafas como ésa a diario, y más en día de Reyes. Lo peor es que técnicamente no fue un robo, usted le entregó el dinero. Son una mafia, están todos en contubernio.

En eso estaba, cuando un par de incautos como yo se acercó al tipo del mostrador para preguntar por algún aparato. Yo decidí impedir que también los estafaran, así que me acerqué y les advertí que no comprarán ahí ya que me acababan de robar, hecho que confirmó uno de los policías. Nunca lo hubiera hecho… ¡ardió Troya!

Yo, que me sentía blindada al estar flanqueada por los dos apuestos agentes del orden, no podía creer la dantesca escena que empezó a desarrollarse ante mis ojos de plato.

El dependiente comenzó a reclamar airadamente al policía por haber ahuyentado a los clientes. De la nada salió una Chimoltrufia a defender a su marido, insultando a los policías a voz en cuello. Como si hubiera dado la voz de alerta, de las coladeras, supongo, comenzó a salir gente. En cuestión de segundos nos vimos rodeados por una turbamulta enardecida que se fue contra el policía, profiriendo improperios y empujándolo.

El compañero alcanzó a meterse en la patrulla para pedir refuerzos por el radio, pero un tipo arrancó el cordón del tablero y comenzó a forcejear con el oficial.

Yo, inmóvil y atónita, no sabía qué hacer, cuando un hombre que me llegaba al cuello se colocó a mi lado y, sin voltearme a ver, me advirtió en voz baja:

–   Híjole güerita, yo que usted me pelaba, porque como todo empezó por su culpa, la van a picar…

Manteniendo la cara al frente, de soslayo vi que el tío se alejaba. Imaginé que en cualquier momento me iban a atravesar por la espalda con un picahielo. Pero pensé que si mostraba miedo y salía corriendo iba a ser peor.

Aprovechando la confusión, con expresión impávida metí reversa para emprender poco a poco la retirada hasta que llegué a la orilla de la banqueta. No pasaba ningún auto en ese momento. La broza se deleitaba probando su superioridad frente a la autoridad, por lo que los pobres policías se cubrían como podían de los golpes.

En ese momento, Dios me mandó un ángel al rescate. Vi que a dos cuadras daba vuelta un taxi y se enfilaba por la calle. No me moví para no llamar la atención hasta que lo tuve a tiro de piedra. Entonces doblé el brazo y levanté discretamente el índice para hacer la parada. Se detuvo y corrí hacia la puerta, la abrí y me lancé al interior.

Un gañán que se percató de mi intento de fuga alcanzó a gritar:

–   ¡Pinche ruca!(sic) ¡Ya se peló!

Bajé los seguros de ambas puertas con las dos manos al tiempo que grité:

–   ¡Arranque que me quieren matar!

El chofer le metió a fondo el acelerador al bochito, que a trompicones me alejó del peligro. Me sorprendió que mi salvador no pareciera sorprendido. Se notaba que no era su primer encuentro con el México bronco.

Me bajé en el estacionamiento con delirio de persecución, mismo que no se me quitó hasta que llegué a la glorieta del Ángel. Imaginé al monigote moviendo la cabeza de un lado a otro al verme pasar de regreso a casa y me ganó la risa.

Obviamente, mi marido no podía enterarse de mi ‘patoaventura’. Estaba muy estresada y preocupada por la suerte de los pobres agentes como para chutarme un sermón.

Alisé mi pelo y entré como si nada a la casa. Cuando me preguntó por el karaoke, respondí casual, sin verlo a los ojos:

–   Agotado.
–   Y entonces, ¿por qué tardaste tanto? Pensé que no me habías hecho caso y te habías ido al Centro.
–   Naaaa… fui a otro Costco.
–   ¿Y…?
–   Agotado.

Epílogo: debo reconocer que la parte del incidente que más me costó superar fue el que me hayan llamado: “¡Pinche ruca!”. No tanto por lo de ‘pinche’, ya que me vestí ex profeso para verme así… a fin de evitar asaltos…, pero lo de ruca… ¡eso sí cala!

El apoyo a los jóvenes crea un mejor país

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Por Gabriela Rodrigo

En México, uno de los mayores retos que existen es el de ofrecer oportunidades de crecimiento que alejen de la delincuencia y adicciones a millones de jóvenes de entre 12 y 29 años.

La Fundación de Apoyo a la Juventud IAP (FAJ) fue creada en 1985 para apoyar a la juventud mexicana que se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad ante la incapacidad de emprender algún proyecto educativo o laboral que los pueda impulsar en su desarrollo personal.

Durante 32 años, la FAJ ha apoyado a más de 30,000 jóvenes y mujeres de escasos recursos, ha involucrado en sus acciones sociales a 4,000 voluntarios y ha otorgado 1,900 becas.

Su principal premisa es la de promover las capacidades de los jóvenes, guiarlos en la planeación de un proyecto de vida, ayudarlos a desarrollar su potencial creativo y académico, y así apoyar la formación de buenos ciudadanos.

Aunque muchas personas piensan que la solución al gravísimo problema de vulnerabilidad económica, física, social y emocional que aqueja a millones de jóvenes en nuestro país compete exclusivamente al gobierno, la FAJ lucha porque cada vez más personas se comprometan a participar en esta tarea que es de todos: crear espacios que favorezcan una formación integral para todos, promover una mayor cohesión social y aliviar las carencias de estos jóvenes, de quienes, en gran medida, depende el futuro de nuestro país.

Para lograrlo, ofrece múltiples programas para la prevención de adicciones, orientación vocacional, atención psicológica, salud sexual, capacitación laboral, regularización académica, clases de música y promoción deportiva. Además de programas institucionales, como:

  • Presea Bernardo Quintana Arrioja. Otorgada a jóvenes excepcionales de entre 15 y 20 años que han destacado ejemplarmente en materia de excelencia académica, liderazgo, valor y patriotismo.
  • Programa #Yo Soy. Campañas de difusión de los derechos y obligaciones de los jóvenes, favoreciendo la inclusión, el empoderamiento y las condiciones de igualdad de género.
  • Seminario Va derecho, voy derecho. Seminario en línea elaborado por docentes del CIDE, COLMEX, FLACSO, UNAM e IBERO que promueve la formación de ciudadanos íntegros
  • Esparcimiento y buen uso del tiempo libre. Promueve la asistencia de todos sus beneficiarios a diversos eventos culturales y recreativos.

Se espera que, en un futuro no muy lejano, el modelo de apoyo implementado por la FAJ se convierta en un referente eficaz para muchas otras organizaciones; de esta manera, podría llegar a contar con los recursos necesarios y atender a más de 35,000 jóvenes que están en situación de vulnerabilidad en nuestro país.


Oficinas: Av. Mazatlán núm. 33, Col. Condesa, Cuauhtémoc, CDMX.
Tel: 55531521 y 55531584
Centro Comunitario “Triunfo de Becerra”: Cuernavaca 48,
Col. Lomas de Becerra, Álvaro Obregón, CDMX.
Tel: 52737191

fundación@apoyoalajuventud.org
www.apoyoalajuventud.org
www.yosoyjoven.com

El amor de un padre

Querida mamá:

Finalmente lo entiendo. Mi hijo ni siquiera ha nacido y mi mente y corazón ya se están desgarrando el uno con el otro. ¿Cuántas veces no te quedaste despierta hasta tarde, preocupada por mí y mis hermanos, esperando nuestro regreso a la casa?, ¿cuántas veces no pusiste manzanas y sándwiches de más en nuestras mochilas y nos insististe en usar suéter? Por fin entiendo por qué no me dejaste salir hasta que era mayor y por qué insistían en que fuera a cada visita familiar, aunque prefiriera quedarme en casa y jugar.

Cuando lo siento patear en el vientre de mi esposa lo siento cada vez más cerca. Entonces, comienzo a preocuparme: ¿y si algo no está bien?, ¿y si necesita algo? Esas dudas me están matando y arrastrando a un profundo agujero de ansiedad que nunca antes había sentido. Ya no puedo pensar en mí, podría perder mi trabajo, todas mis comodidades (ropa, coche y casa); no me importa, perderé todo por este pequeño niño que todavía no conozco.

Mamá, ¿cómo lo hiciste?, ¿cómo demonios luchaste con el constante temor de que alguna noche podríamos no volver a casa, que despertarías para encontrar nuestras camas vacías o, peor aún, recibir esa terrible llamada telefónica que todos los padres temen? Cuando me detengo y reflexiono sobre mi pequeño cobran sentido todas las cosas que hiciste. Nos gritabas y pedías que nunca peleáramos, que nos cuidáramos y que estuviéramos allí el uno para el otro. Ahora lo entiendo. No nos regañabas para que llegáramos y pudieras dormir, si no para que durmieras tranquila al saber que estábamos bien.

Mamá, te pido una disculpa por haber sido un adolescente difícil. Siempre estaba enfermo y quejándome como un niño porque papá no nos sacaba mucho. Ustedes hicieron lo mejor, pero yo estoy petrificado por la idea de que algún día mi pequeño se sienta decepcionado de mí. Pienso en las cosas por las que me molestaba contigo y ahora toman sentido. Entiendo por qué me mantenías en casa todo el tiempo, por qué eran estrictos, por qué no podíamos tener todos los juguetes que queríamos y por qué tuvimos que comernos todo lo que cocinabas. Eres una mamá, tenías que hacer lo que los padres amorosos tienen que hacer. Un día voy a tener que ser el papá impopular y decirle a mi pequeño lo que debe de hacer. Voy a tener una conversación incómoda sobre el sexo, tendré que hablarle de respeto y arrastrarlo a la Iglesia, aunque prefiera quedarse a jugar.

Mamá, él todavía no nace. Estoy a penas en el primer capítulo, pero ya estoy pensando ti y en los días en que te la pasabas vigilando a aquellos tres pequeños latosos que éramos mis hermanos y yo. Nunca te había comprendido tanto como lo hago ahora. Nos amaste inmensamente y ni siquiera lo vi. Estaba atrapado en mi propio mundo; mis propios y pequeños problemas egoístas. Mientras me preocupaba por conseguir las 120 estrellas en Super Mario Bros., tú y papá lo hacían por poner comida en la mesa. Era demasiado ingenuo para darme cuenta de que se estaban rompiendo la espalda por nosotros. Lo siento madre, realmente lo siento. Aunque, supongo, por fin podré decirte con confianza, y a pesar de nuestras diferencias, que empezaremos a hablar el mismo idioma y a preocuparnos por mi pequeño.

No es fácil. Poco a poco descubro que siempre estaré preocupado por mi bebé.  Pero, hasta que lo oiga yo mismo, lo único que me da mayor consuelo es imaginarlo mirándome y diciendo: “Papá, no te preocupes”. Entonces yo me tragaré mi preocupación y tendré que decirle que viva su vida.


Fuente: The Humble Buffalo

El abuso emocional en la pareja

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Por Lucía Legorreta de Cervantes

En la vida diaria de una pareja es normal que surjan diferencias, discusiones y hasta pleitos. Sin embargo, no debemos confundir peleas con abuso emocional.

Cuando las parejas no saben cómo resolver sus diferencias, pueden tomar un camino muy desafortunado: el abuso emocional. Este tipo de abuso implica humillaciones, devaluaciones, tristeza, inadecuación, miedo a ser uno mismo, depresión e incapacidad de decidir.

La etapa del noviazgo suele ser bonita pero no están enfrentando todos los compromisos económicos y las responsabilidades que surgen cuando ya viven juntos o están casados. Solo disfrutan y comparten, lo cual provoca una sensación de alegría y esperanza porque se han logrado conectar con la persona indicada. Sin embargo, se pueden vislumbrar algunos conflictos potenciales que vivirá la pareja cuando entren en una etapa diferente.

¿Qué es normal en una relación?

Es normal que, durante los primeros meses o años, los matrimonios discutan por celos, por los ajustes en su vida social o familiar, así como por los acomodos que cada uno deba hacer en su vida para darle un lugar a la nueva relación.

También, pueden presentarse diferencias generadas al conjugar la convivencia con los amigos de cada uno y las respectivas familias, lo cual puede crear algunas interferencias que afecten el funcionamiento de la relación. Además, con el paso del tiempo, los conflictos se encaminarán a la forma de ser de cada uno.

Lo que no es normal es que la relación se torne violenta y existan agresiones verbales o físicas.

Esto sucede cuando alguno de los dos adquiere el papel de victimario y trata de ejercer control a través de hacer sentir inferior al otro, lo que provoca sentimientos de culpa, inseguridad y miedo; toma acciones o dice cosas que provocan humillación y sentimientos de devaluación en la víctima. Todo con la finalidad de salirse con la suya.

¿Cómo identificar si es abuso emocional?

  • Si te insulta cuando están enojados.
  • Si no puedes expresar lo que piensas por temor a que tu pareja se enoje.
  • Si después de un pleito terminas siendo culpable de todo.

Estos son indicadores de abuso emocional y es importante que pidas ayuda para poder manejar la relación.

¿Cuáles son las consecuencias de este tipo de abuso?

  • Sentimientos de devaluación.
  • Tristeza y confusión.
  • Miedo al rechazo y al abandono.
  • Depresión.
  • Parálisis emocional que impide tomar decisiones.
  • Deterioro de la relación.

De la violencia emocional puede, incluso, desarrollarse el llamado “Síndrome de Estocolmo”, que surge cuando se comienza a sentir lealtad hacia el agresor como una forma de sobrevivir a los ataques.

Analiza tu relación y asegúrate de que no exista abuso emocional.  Si lo hay, ubica en qué nivel te encuentras y si es que necesitas la orientación de un profesional y, sobre todo, sigue estos útiles consejos:

  • No te acostumbres. El abuso emocional nunca va a desaparecer, por el contrario, tiende a aumentar.
  • Rompe con la creencia de que la víctima puede controlar el enojo de su pareja siendo complaciente.
  • No compres el boleto de que la víctima es mala persona y que solo el agresor la conoce.
  • No compares tu relación.
  • Confía en que tu bienestar no depende del agresor.

El abuso emocional no es normal y tampoco justificable. Siempre tendrás derecho a equivocarte y a que tus errores no sean tratados con gravedad. Quien te ama de verdad, te aceptará como eres y siempre buscará tu bien.

5 consejos para desarrollar la compasión y edificar buenas relaciones

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Por Suely Buriasco

El poder de la compasión va mucho más allá de sufrir juntos.

La compasión es una virtud que nos hace más humanos, nos da la capacidad para edificar buenas relaciones y tener serenidad en el alma. Al compadecernos legitimamos el dolor del otro y entendemos su manera de actuar. Sentir el dolor ajeno es crear energías empáticas de amor y comprensión. Sin embargo, el poder de la compasión va mucho más allá de sufrir juntos, representa esencialmente la voluntad de ser útil, o sea, se enfoca en la solución. Por eso, quien tiene compasión es capaz de transformar situaciones malas en benéficas.

Considera estos consejos para desarrollar esa virtud:

  1. Percibe al otro

Empieza un proceso de observar más a las personas que te rodean, intenta entender su forma de reaccionar ante las situaciones que se les presentan.

Utiliza los acontecimientos cotidianos para desarrollar esa fuerza interior que propiciará mayor sensibilidad en relación con los que tienes alrededor. Los pequeños actos de donación proporcionan tal satisfacción, que te sentirás motivado a aumentarlos.

  1. Sal de tu BURBUJA

Todas las personas tienen su propia carga de dolor y dificultades. Si sigues el primer consejo, llegarás a la conclusión de que ni de cerca eres la única persona que necesita atención. Deja de concentrarte solo en ti y haz que la piedad despierte tus mejores sentimientos. Nadie es víctima. Todos desean mejorar su situación y encontrar la felicidad, aunque no sepan cómo hacerlo. Si piensas de esta manera te sentirás con mayor disponibilidad para ayudar y ser más útil.

  1. Desarrolla la empatía

Procura entender a las personas desde su perspectiva, lo que ellas sienten a partir de los conceptos y valores que poseen. No anticipes conclusiones basadas en tu contexto de vida. No hagas juicios banales y concéntrate en lo que sí puedes hacer. Comprendiendo la forma en como el otro ve, tendrás más claro lo que puedes hacer para ser útil.

  1. Sé tolerante y paciente

Ten buena disposición para ayudar a los demás lo más que puedas. Sé tolerante y ten comprensión, principalmente hacia las personas difíciles e ingratas. Recuerda que no es por lo que hacen, sino por cómo te sentirás ante tus propias acciones.

  1. Reconoce a tus semejantes

La compasión, en esencia, es reconocer que todos somos seres humanos con aspiraciones y necesidades. Nos necesitamos unos a otros para evolucionar, motivar y superar nuestras dificultades. La constatación de esa verdad facilita la empatía y las relaciones.

Es de gran importancia reflexionar sobre el altruismo universal y nuestro grado de responsabilidad en el bien común. Esa noción de universalidad es la que promueve el deseo de ayudar a los demás a superar sus problemas y nos otorga la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber como seres humanos.