Hengki Koentjoro disfruta de la soledad cuando se dedica a realizar sus fotografías. Encontrarse solo, rodeado del murmullo del viento y del vaivén de las mareas, no le resulta doloroso; es reconfortante y le mantiene vivo.
Las enseñanzas del budismo Zen son un recurso primordial en la composición de sus elegantes imágenes en blanco y negro. «Ellos miran el mundo de una forma muy sencilla», dice el artista. En el siglo XIII en Japón los monjes Zen dedicaban su tiempo a pintar con tinta y podemos detectar débiles ecos de esa estética en los trabajos de este fotógrafo indonesio contemporáneo.
Koentjoro sugiere que la verdadera magia radica menos en el sujeto que en el espacio negativo que lo rodea. Utiliza largas exposiciones, dice, para eliminar todo lo no esencial; Las mareas, normalmente desiguales, se unifican y no varían.
Consigue cada composición solamente aplicando una gran paciencia. La naturaleza de Indonesia es indomable y no puede ser dirigida. El papel del artista es observar y esperar. Él deja que los elementos, la brisa y las aves tomen las riendas. «hasta ahora, la naturaleza ha sido buena conmigo» escribe Koentjoro, «rara vez decepciona».
El fotógrafo se define como minimalista, lo que no quiere decir que sus imágenes estén exentas de tensión y complejidad. En ellas lo vacío se convierte en abundante y los susurros resuenan más que los gritos. Si, las fotografías de Koentjoro son solitarias, pero su soledad no es negativa. Es una soledad que en ocasiones debemos atesorar.
Si quieres bajar de peso y mejorar tu salud, lo primero que debes pensar es la velocidad del metabolismo en tu organismo. Porque de esto depende qué tan rápido le lleguen nutrientes y energía a nuestras células. Un metabolismo lento, por lo general, resulta en sobrepeso.
Genial.guru juntó unos hábitos saludables que te ayudarán a aumentar la velocidad del metabolismo. ¡Para ser esbelto y saludable!
Nuestro organismo es muy inteligente. Quiere recibir alimento a horas determinadas. Por eso gasta toda la energía sabiendo que pronto recibirá una nueva porción de ella. Sin embargo, si no tienes un horario establecido, el cuerpo conservará energía en lugar de gastarla porque no estará seguro de recibir una porción nueva. Así que comer cada 3-4 horas le ayudará a tu organismo a usar toda la energía.
Consumir suficiente líquido mejora el metabolismo. Cuando tu organismo está deshidratado, quemas menos calorías porque la tarea principal del hígado en este caso es restablecer las reservas de líquido en el organismo en lugar de quemar grasa. ¡Por eso, bebe más! Si no te acostumbras a tomar mucha agua, bebe té, por ejemplo, té verde que también hidrata el organismo a la perfección.
Los productos lácteos contienen muchos nutrientes que juegan un papel importante en la quema de grasa y en la construcción de los músculos. Por ejemplo, el calcio juega un papel importante en la regulación del metabolismo. Cuanto más calcio consumas, más grasa puede destinar el organismo para quemar.
Cualquier actividad física, ya sea correr, caminar, bailar o hacer ejercicio en máquinas, te ayuda a quemar grasa y mejorar el metabolismo. Los ejercicios de fuerza son los mejores en esta tarea, ya que aumentan el crecimiento muscular porque los músculos consumen calorías incluso cuando no haces ejercicio y descansas. Por eso la mejor forma de agilizar el metabolismo es hacer ejercicio de fuerza.
Incluso la luz del sol puede influir en tu metabolismo. Una dosis de luz de la mañana ayuda a regular los procesos biológicos en tu organismo relacionados con el cambio del día y la noche, es decir, controlar el consumo y el gasto de energía.
No exageres con las dietas rechazando por completo los carbohidratos. Su ausencia puede influir de forma negativa en la síntesis de la serotonina, o «la hormona del placer». Eso afecta el funcionamiento del cerebro y puede estresar el organismo en general. Sí, bajarás de peso pero por perder agua, no grasa; y ya hemos mencionado lo importante que es mantenerse bien hidratado.
Si te gusta comer patatas fritas, galletas, emparedados, etc., es hora de reflexionar un poco. Comer estas golosinas entre comidas muy a menudo ralentiza el metabolismo. Lo que sucede es que la energía que consumimos en una ingesta de alimentos nos rinde unas tres horas. Luego el organismo empieza a consumir la energía interior, es decir, quemar su propia grasa.Y si alimentas constantemente el organismo con golosinas, no quemas grasa y subes de peso.
La sal marina, tan popular hoy en día, no debe reemplazar la sal yodada. La falta de yodo puede afectar el funcionamiento de la glándula tiroides, la cual influye directamente en el metabolismo.
Productos inorgánicos, preparados con suplementos nocivos; carne llena de antibióticos u hormonas de crecimento; plantas cultivadas con abonos minerales sintéticos y pesticidas; todo suena poco atractivo. Pero esto compone la mayor parte de nuestros alimentos. Vale la pena pensar qué es lo que comes.
Sin hierro nuestros músculos no reciben la cantidad necesaria de oxígeno, lo cual afecta negativamente el estado de nuestro organismo en general. En caso de falta de hierro, come más carne, pescado y manzanas.
A menudo los problemas con el metabolismo simplemente son el reflejo de nuestra inhabilidad de lidiar con el estrés. En este estado la glándula tiroides ralentiza el metabolismo, lo cual hace que subas de peso.
¡Cuida tu salud!
Fuente y Autor:Deven Hopp
Traducción y adaptación Genial.guru
Con frecuencia nos preguntamos por qué los discursos de intolerancia han calado y sorprenden tanto. Porque estábamos seguros, desde el nicho complaciente de las redes sociales, de que nada iba a pasar, de que podíamos dormir tranquilos. Pero, de repente, nos despertamos con la noticia de que en Estados Unidos ha sido elegido un monstruo megalómano.
Steve Bannon ha sido llamado el «Leni Riefenstahl del Tea Party». Entre sus trabajos están hagiografías de Ronald Reagan y de Sarah Palin. El nuevo alto consejero y jefe de estrategia del recién posesionado Donald Trump lleva años atacando a una sociedad liberal a punta de racismo, antisemitismo y extremismo político. ¿De dónde viene este fenómeno de propaganda?
En su artículo El miedo es el mensaje, Sandro Romero Rey realiza una disección de la propaganda diseñada por Steve Bannon, el estratega mediático de Donald Trump, y hace notar que la manipulación subyacente que ha logrado con tanto éxito no es algo nuevo; en realidad, está copiando estrategias que sirvieron a dictadores como Lenin y Hitler, entre otros:
“…Está más que demostrado que, en los formatos audiovisuales, gracias a las técnicas de edición, el mundo se ve de una manera o de otra, de acuerdo con los caprichos o los intereses de quienes los manipulan.
Ante esta posibilidad, no es extraño que líderes visionarios, como Lenin, considerasen al cine “de todas las artes, la más importante”. La naciente Unión Soviética lo confirmó con las películas de eficaz propaganda política, entre las cuales El acorazado Potemkin (1925) y Octubre (1928) son las más destacadas. Las ideas socialistas rodaron por el mundo gracias al cine, pero el advenimiento del nazismo no se quedó atrás. Por encargo de Hitler, la realizadora Leni Riefenstahl le aportó a la historia de las imágenes en movimiento algunos de los documentales más representativos jamás realizados, los cuales serían, a su vez, los mejores ejemplos de la propaganda nazi. Tanto El triunfo de la voluntad (1934) como Olympia (1938) son películas optimistas, hagiográficas, impecablemente fotografiadas, y que, de no ser por las fatales consecuencias ulteriores de los sujetos homenajeados, se considerarían films esenciales, tanto ética como estéticamente para la historia de la Humanidad.
El triunfo de la voluntad (1934)
Las películas de Eisenstein denuncian; las de Reifenstahl exaltan. Ambos ejemplos apuntan hacia intereses políticos opuestos, pero nacen de la necesidad de transmitir ideas, de convencer, de intimidar, de inventarse una nueva catarsis. Las emociones de un film político han evolucionado con el correr de los años y, hoy por hoy, se confunden con la transmisión de los más diversos artificios en televisión e internet. La técnica ha evolucionado, pero las intenciones profundas parecieran ser las mismas. La prueba está con lo que sucede en el mundo del documental, donde un fantasma temible se ha instalado en las conciencias de los espectadores, hasta el punto de que el nuevo orden mundial está determinado por la forma como se editan los productos audiovisuales en el imaginario de quienes los consumen. El ejemplo más preocupante se encuentra en el cine del ahora asesor estratégico del presidente Donald Trump, llamado Stephen K. Bannon. ¿Estará el mundo en manos de las estrategias audiovisuales de este cineasta?
La biografía de Steve Bannon es muy fácil de seguir porque se trata de un nombre que pertenece al mundo virtual. En nuestro medio, poco se le cita, porque el cinismo descomunal de su héroe político se lo devora todo. Sin embargo, la campaña de Trump, en buena parte, se le debe a la rienda suelta que figuras como la de Bannon o el portal Breitbart News (que Bannon dirigió después de la muerte de su fundador, Andrew Breitbart, en 2012) le han brindado al nuevo héroe de la incorrección. En realidad, las ideas conservadoras se han mantenido ‘discretas’ en el mundo del arte y de la comunicación. Es muy extraño que, en un festival de cine, se presenten películas en las que se exalten los valores de la tradición o de las ideas reaccionarias, ya que el mundo de la creación le ha pertenecido a las vanguardias y a cierto progresismo liberal que a veces se identifica con la izquierda o, por lo menos, camina de la mano con lo que se conoce de manera general como “las ideas progresistas”. Pero el péndulo de la historia parece irse al otro extremo y todo indica que, así como las políticas de la intolerancia se toman el mundo, también el arte y los medios de comunicación comienzan a sacar las uñas y a alinearse con los vencedores.
El caso de Bannon es el que mejor ejemplifica esta tendencia y el que, de alguna manera, está concibiendo la mise en scène que el gobierno de Estados Unidos prepara para sacudir al mundo. No es extraño que el asesor de imagen de Donald Trump haya salido de la Marina estadounidense, haya trabajado en Goldman Sachs y, poco después, se haya interesado en el negocio del entretenimiento, participando en la financiación de exitosas series televisivas como Seinfeld y de allí, pasaría a la producción cinematográfica, con dieciocho títulos en su haber (…)
La primera prueba de sus intenciones definitivas se encuentra en el documental In The Face Of Evil, retrato ideológico de Ronald Reagan, donde se reflexiona, con efectivas técnicas de montaje, sobre los orígenes del comunismo y en qué consistió la mesiánica aparición de la estrella de Hollywood convertida, años después, en presidente de Estados Unidos. A partir de ese momento, Bannon no esconde sus intereses sino que, todo lo contrario, los pone en evidencia. Tanto que, con el paso de los años, Andrew Breitbart lo llamaría la ‘Leni Riefenstahl del Tea Party’, refiriéndose a sus apologías a la extrema derecha (…)
Leni Riefenstahl (Derecha)
Sus películas, distribuidas a través de la red, en televisión por cable o en proyecciones en sala, combinan los temas de la nueva paranoia estadounidense: los problemas de la inmigración ilegal (Border War: The Battle Over Illegal Immigration; 2006), el regreso de la mujer al útero conservador (Fire From the Heartland: The Awakening of the Conservative Woman; 2010), los movimientos sociales como responsables de la crisis financiera de su país (Generation Zero; 2010) o la desmitificación de las revueltas contra los bancos (Occupy Unmasked; 2012). Su desparpajado cinismo ha provocado la ira de los mejores representantes de las ideas liberales de Norteamérica; considerando su apoyo al racismo, al sexismo, a la xenofobia, al sentimiento antijudío y posicionando con orgullo las desvergonzadas ideas de la extrema derecha. Pero a Bannon, como a Trump, estos comentarios no los preocupan sino que, por el contrario, los utilizan como propaganda a favor. Por esta razón, no es de extrañar que Bannon se haya ido convirtiendo en la mano derecha de Trump para construir el andamiaje formal de su nueva y peligrosa utopía.
Michael Moore
El mismo año en que Steve Bannon había encontrado el tono de sus documentales a través de su mirada implacable contra el comunismo por las vías de Ronald Reagan, otro director, Michael Moore, ganador del Óscar en 2002 por su acuciosa Bowling for Columbine, se apoderaba de la Palma de Oro del Festival de Cannes con su película anti-Bush titulada Fahrenheit 9/11. Vistas en perspectiva, tanto las películas de Steve Bannon como las de Michael Moore recurren a las mismas técnicas para conseguir resultados totalmente opuestos. Esto es, el contrapunto entre la música y la imagen, los planos muy cortos, la yuxtaposición irónica del material de archivo, la melodramatización del dolor, las advertencias ante los peligros inminentes, la saturación histérica del discurso.
La pregunta que salta a la vista es si el cine (o la televisión) de Michael Moore se justifica por sus denuncias liberales, mientras que las descaradas y muy elaboradas paranoias de Steve Bannon son censurables porque reivindican “lo peor” de los seres humanos. Los documentales de Steve Bannon se miran con desconfianza por lo que representan, pero son piezas construidas con eficacia, volteando la torta de la relojería televisiva y poniéndola al servicio de su nueva y descarada moral. De la misma forma que El triunfo de la voluntad se aferró a la idea de una raza superior, Bannon ha construido un apocalipsis a través de su discurso de advertencias, en el que ha inventado, con el miedo como estrategia, que la sociedad estadounidense no solo está ad portas de un peligro inminente, sino que ya lo está viviendo. El descontento ha ayudado a que las explicaciones acomodadas y parciales se conviertan en verdades universales y los espectadores ingenuos se hayan tragado el cuento hasta convertir en triunfo lo peor que puede sucederle a una sociedad: la justificación de una mentira. Como Goebbels, la repetición, el lenguaje frentero, la amenaza, la descalificación, el insulto, la respuesta inmediata y el histrionismo indecente, han hecho de las suyas hasta convertir a Trump ‘Andronicus’ en el nuevo matón del barrio, en el héroe de la película, ya no la de la pantalla de plata, sino de la vida real.
Nos aterramos con que el Reino Unido se separe de Europa o que Francia esté a un paso de cederle su democracia a la extrema derecha de Marine Le Pen. El terrorismo, por su parte, les hace campaña gratuita y las violencias irracionales se convierten en plataforma para que estos desastres se enquisten en la conciencia de la gente y terminen dándoles la llama del triunfo.
Tanto Capitalismo: una historia de amor (2009), de Michael Moore, como Generation Zero (2010) giran en torno al mismo tema: la crisis de los bancos y las protestas masivas en Wall Street. Pero mientras Moore nos cuenta la historia desde las consecuencias en la clase trabajadora, Bannon arrecia contra las consecuencias de la permisividad liberal como culpables del hundimiento de la ‘estabilidad’ del sistema. (…) No sabemos muy bien qué vaya a pasar con un país regido por las estrategias audiovisuales de Stephen K. Bannon. Pero sí sabemos del entusiasmo de los dictadores por el cine. Y la humanidad ya ha sufrido sus espantosas consecuencias.”
No hay duda de que el Centro Histórico de la Ciudad de México tiene su encanto; sin embargo, trabajar en pleno Palacio Nacional no deja de tener su grado de complicación, lo cual comprobé cuando cursaba los últimos semestres de la carrera de Comunicación y fui aceptada para hacer el servicio social en la extinta Secretaría de Programación y Presupuesto. Ahí pasé cuatro horas cada tarde durante seis meses, redactando guiones de radio y boletines de prensa sobre política económica.
FOTO: RODOLFO ANGULO /CUARTOSCURO.COM
El problema de que mi hora de entrada coincidiera con la hora de salida de la mayoría de los capitalinos era el tiempo que perdía en el tráfico. A eso, había que sumar los minutos que me tomaba caminar desde el estacionamiento, en la calle de Argentina, a la puerta de Palacio. Pasado el bullicio vespertino, a partir de las nueve de la noche, aquel rumbo tomaba un aspecto siniestro, por lo que cruzar el Zócalo y regresar sola por las oscuras y solitarias callejuelas que circundaban el Templo Mayor me producía una carga extra de adrenalina.
No hace mucho recorrí de nuevo esa parte del Segundo Cuadro del Centro Histórico para hacer un reportaje y descubrí que han sido remozados gran parte de sus antiguos edificios coloniales. Tras recuperar su dignidad histórica, hoy muchos albergan museos, comercios, restaurantes y oficinas. Pero aquella noche aún no era hoy y las vecindades de rentas congeladas se caían a pedazos. El deficiente alumbrado público producía sombras intermitentes que escondían lo peor de lo incierto, escenario aderezado con el nauseabundo hedor de las coladeras.
En una ocasión salí después de las diez de la noche y no me quedó más remedio que armarme de valor para internarme por mi cuenta en la boca del lobo. La calle lucía desierta, lo cual me tranquilizó por una parte y me intranquilizó por otra. Inesperadamente, la figura de un hombre se desprendió del zaguán de una vecindad que se hallaba unos metros adelante. Siempre he mantenido la tesis de que mostrar miedo es contraproducente en una situación sin salida, de modo que continué avanzando y lo pasé de largo, ignorando su presencia. Algo murmuró a mi paso que no alcancé a comprender. Unos quince metros después, giré la cabeza y vi que el individuo caminaba sin prisa aparente en mi dirección. Apuré el paso y giré la cabeza nuevamente. El hombre había reducido a la mitad la distancia que nos separaba. ¡Dios!, musité para mí. De nada hubiera servido correr, de modo que apreté el bolso y mantuve el ritmo.
El nerviosismo me forzó a mirar por encima del hombro una vez más, solo para toparme cara a cara con el sujeto, que me había dado alcance. En un acto reflejo, solté un grito sin filtro que quebró el silencio de la noche y tomó por sorpresa al presunto maleante, rebotándole mi susto. Su reacción fue pegar a su vez un grito. El hecho de que lo sacara de balance no le hizo ni tantita gracia.
¡Por qué grita si ni le he hecho nada! – me reclamó de forma airada.
¡Pus no voy a esperar a que me haga algo para gritar! – respingué, y acto seguido comencé a reír, un poco por los nervios y otro poco por lo absurdo de la situación.
El tipo parecía molesto y desconcertado, como calibrando si me faltaba un tornillo… y pues… más risa me dio.
¡No se me acerque!, ¡ya me voy! – le advertí y me alejé caminando lo más rápido que pude.
Esta vez no me siguió. Su figura se desvaneció en la oscuridad de la que salió. Llegué al estacionamiento sintiéndome boba y suertuda a partes iguales. Nunca habría de conocer la verdadera intención de aquel extraño, pero lo tomé como un aviso y decidí no volver a llevar coche. De esa forma me evitaría el desgaste emocional de los embotellamientos que había un día sí y otro también, así como el riesgo de caminar sola de noche. Mi mamá aceptó dejarme en el Metro los siguientes tres días de esa semana, ya que una estación se encuentra precisamente frente al Palacio, con lo que gané sobre cuarenta y cinco minutos. El regreso estaba solucionado: mi novio tenía su negocio en el Centro y él me regresaría a casa.
El plan maestro funcionó de maravilla y, además de sus beneficios prácticos, sentía que me comía el mundo al superar la ‘fresés’ como efecto colateral. En aquella época (qué mayor soné), la estación más cercana al poniente de la capital era la de Observatorio, última de la ruta. Era una chulada subirse ahí, ya que una mitad del tren era exclusiva para mujeres, además de que los vagones siempre estaban vacíos y comenzaban a llenarse a medida que el tren se acercaba a la estación Pino Suárez, en la que era menester trasbordar para tomar otro tren al Zócalo.
Todo fue miel sobre hojuelas hasta el fatídico tercer día, cuando se conjuntaron los planetas en mi contra: viernes de quincena, hora pico y transbordo en Pino Suárez. Me sorprendí al observar por la ventanilla la horda de incontrolados autómatas que, en espera de que el Metro hiciera la parada, se agolpaban en el andén, pero me tranquilizó el saber que yo me apearía del lado femenino, mucho menos concurrido y mucho más civilizado. No contaba con un conductor negligente que frenó a destiempo y dejó mi vagón en la mitad del andén que correspondía a los _______ (no se les puede llamar hombres a quienes se comportan de esa manera).
Erguida como una ‘María Antonieta’ frente a la guillotina esperé a que las hojas de la puerta se abrieran de golpe para enfrentar la fatalidad. Puse un pie en el andén, puse el otro, imaginando que la pared de testosterona se abriría como el mar Rojo ante Moisés…, pero seguramente los cientos de herejes no habían leído la Biblia en su vida, porque de inmediato sentí cómo mis pies abandonaban el suelo y mi cuerpo era arrastrado por un tsunami al interior del vagón. Quedé completamente aprisionada. Sentía hombres encajados por todo mi cuerpo ¡y ni siquiera con mala intención! El aire faltaba para todos. A la sofocación se sumó la pérdida de mi bolsa cuando fue desprendida de mi mano por efecto de un contundente jalón. Increíblemente, no se trató de un hurto, sino de la fuerza ejercida por la masa. El apretujamiento era tal que ésta nunca cayó al suelo; podía ver el asa flotando a medio metro de mí, pero no podía estirar el brazo para pescarla.
En mi estúpida desesperación comencé a llorar de furia y a espetar con el más puro acento ‘anahuaqueño’:
«¡Nacos!, ¡son unos nacos!, ¡me están lastimando!, ¡no tienen educación!… ¡estúpidos idiotas!»
Pero no vayan a pensar que ofendí su sensibilidad, más bien les di mucha risa y algunos empezaron a burlarse divertidos:
«Huy, ya se enojó la güerita, jajaja… ni aguanta nada, jajaja… pues que se regrese a su castillo la princesa, jajaja…»
El Metro se detuvo en la siguiente estación sin que lograra liberarme. Entre sollozos, vi cómo se abrían las puertas y se volvían a cerrar. Al menos pude alcanzar mi bolsa. Creo que fue dos estaciones después que pude descender del vagón maldito, aunque por poco me voy de bruces al dar el paso en falso, ya que como resultado del arrastre que sufrí se desprendió casi por completo el tacón de mi zapato izquierdo. Lo arranqué de tajo y lo eché a la bolsa. El estilete podría servirme como arma punzocortante si necesitaba matar a alguien en defensa propia.
Con los arrestos que me quedaban avancé cojeando. Debí parecer una gótica dopada pandeándose por el laberíntico pasillo gracias a mi expresión desolada, la blusa desfajada y la media negra tan corrida como el rímel que ensombrecía mis mejillas.
Al ver un letrero en la pared me di cuenta de que fui a dar a la estación de Candelaria de los Patos… ¡Candelaria de los Patos! Había escuchado leyendas urbanas sobre ese peligroso barrio, uno de los más bravos de la capital. Aún en la actualidad sigue siendo un nido de malvivientes. Una ciudad de más de 20 millones de habitantes está constituida, en realidad, por muchas ciudades, pero creo que en ningún lugar se cumple esta característica tan puntualmente como en la Ciudad de México.
Divisé un guardia y me acerqué a preguntarle cómo regresar a Pino Suárez. Observó de arriba abajo mi patética facha y exclamó:
«¡Qué le pasó señorita! No debiera estar aquí; a ver, la acompaño.»
Amablemente, el agente me escoltó hasta depositarme dentro del vagón correspondiente con las debidas instrucciones, lo cual no sabía cómo agradecer lo suficiente.
Nunca voy a olvidar la cara de sorpresa que pusieron mis compañeras cuando me vieron entrar en la oficina, como tampoco sus carcajadas mientras les contaba la historia. No me quedó más remedio que unirme al coro y reírme de mí misma, costumbre que conservo.
Dicen que no hay mal que por bien no venga y tengo que admitir que de aquellas vivencias extraje importantes lecciones de vida:
La mejor defensa no es el ataque, sino sacar de balance al enemigo haciendo algo inesperadamente estúpido. Si no sabe a qué se enfrenta es probable que decida recular.
Los hombres son unos montoneros. Recomiendo que sean tratados de uno por uno… De por sí, está comprobado que estando en bola, independientemente del sexo que tenga el portador del cerebro, las neuronas no se suman, se restan.
Nunca sabes cuándo tendrás que llorar, así que usa rímel a prueba de agua.
Si cuando viajas en Metro sales magullada como aguacate de mercado, no te apresures a emitir juicios: no necesariamente se trata de acoso sexual. Así como en el futbol, si no hay mano, no hay penal.
Así pierdas la bolsa, el maquillaje, las medias y hasta la forma de andar…, nunca, nunca, nunca pierdas el estilo.
No importa cuán mal te sientas, las amigas siempre son capaces de hacerte sonreír.
Cualquier situación puede ser divertida; si no en ese momento, lo será más adelante.
Foto principal: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM
Aunque la amistad no tiene precio, existen algunas que te hacen gastar de más.
¿Te ha pasado?
Fiestas, regalos, comidas y eventos son solo algunos rubros en los que puedes gastar dinero gracias a tus amistades. Es obvio que todo lo que gastes para ir a la fiesta de cumpleaños de tu amigo es un gasto justificado. Pero también hay otras situaciones menos obvias en las que gastas dinero de más influenciado por tus amistades. Comprarte un iWatch porque es algo que tú quieres no entraría en este concepto; comprarlo porque todos tus amigos tienen uno y sientes la presión social de no encajar en el grupo, es un gasto hecho para ellos y no para ti.
¿En qué otras situaciones puedes gastar más de la cuenta a causa de tus amigos?
Viajes. Cuando no tienes ganas de salir ni de visitar ningún lugar, pero tus amigos te convencen para hacerlo, te diviertas o no, este es un tipo de gasto que tú solo no hubieras hecho.
Cumpleaños y fiestas. Desde comprar un regalo, hasta contribuir económicamente con la organización de la fiesta, es otro gasto que haces por ellos; y no importa si solo pagas el transporte, una parte del festejo o todo. También se incluye el costo de la ropa, accesorios y otros extras que tuviste que comprar cuando, por ejemplo, la fiesta es una “White party” o es temática.
Préstamos. En ocasiones, te sientes obligado a prestarle dinero a tu amigo que se encuentra en un apuro. Si confías completamente en él y sabes que ese dinero regresará a tus manos, ¡excelente!, pero… ¿y si no? En este caso, puedes financiarle la cantidad que estés dispuesto a regalar. ¿Por qué? Sabes que las probabilidades de volver a ver ese dinero son muy bajas. Si jamás regresa, no permitas que eso afecte su gran amistad.
La cuenta. ¿Te ha pasado que al pagar la cuenta hace falta dinero aun cuando todos pusieron su parte?
Si ya tienes una idea aproximada respecto a cuánto dinero inviertes en tus amigos, no se los reproches. La intención de este ejercicio es que conozcas cuánto dinero gastas y si estás de acuerdo con esa cantidad. Si consideras que es demasiado dinero, recuerda, siempre tienes la opción de rechazar algunas invitaciones sociales para no gastar de más.
Dos sencillas letras que nos pueden salvar, pero también dos simples letras que nos cuesta mucho decir.
La principal razón por la que nos cuesta tanto decir que NO es que realmente no sabemos cómo hacerlo y tememos herir susceptibilidades y ser rechazados. Además, los mexicanos somos expertos en el chantaje al momento de pedir las cosas, por lo que decir que no se convierte también en un reto a nuestra inteligencia emocional.
¿Pero qué dijiste Álvaro? ¿Qué los mexicanos somos expertos en chantajear al momento de pedir las cosas?… ¡Sí! Y te darás cuenta pronto de por qué, solo te pido un enorme favor: sigue leyendo. Pues si no lo haces, seguramente te perderás de un conocimiento que puede ayudarte mucho. Además, tú que sí eres inteligente, ya no caerás en las trampas de manipulación verbal que comúnmente usamos. Y finalmente, escribir este artículo me llevó mucho trabajo y lo hice solo para ti, por lo que, si no lo lees, mi esfuerzo no tuvo ningún sentido… Entonces, ¿porfis, sigues leyendo?
¿Te diste cuenta? Al pedir las cosas solemos utilizar algunas técnicas de manera inconsciente (y hoy podrás usarlas de manera consciente, por lo que podría rebautizar este artículo a Cómo orillar a que los otros nos digan que sí a todo); por lo tanto, la primera forma para poder decir que NO es detectando estas trampas y vacunarnos contra ellas:
Exageración. “Te pido un enorme favor”, “necesito que me hagas un súper paro”, “me quiero morir, porfa ayúdame” o “estoy metido en una mega bronca, ojalá me puedas alivianar”; son algunas de las frases que solemos usar antes de pedir algo cuando en realidad no son cosas tan grandes e importantes. Esto hace que la otra persona se sienta presionada y esté más dispuesta a aceptar lo que se le pide. Para no caer en esta trampa siempre pregúntate: “¿qué me pasaría a mí o al otro si me niego?”, si la respuesta es: “nada grave”; entonces atrévete a decir NO.
Culpa. Este sentimiento es una de las razones más poderosos por las que la gente dice “sí” cuando realmente quería decir que NO. “Es que si no lo presento para mañana me van a correr/reprobar”, es una causa para aceptar hacerle el trabajo a alguien, aunque no sea nuestra responsabilidad; o, “Me muero de ganas de ir a Acapulco, es una oportunidad única, pero no tengo con quién dejar a los perros”, es un gran preámbulo para después pedirte un favor que puede deshacerte tu fin de semana. En estos casos debes preguntarte: ¿si reprueba, lo corren o no puede ir a su viaje sería mi culpa? Si la respuesta es NO, ¡niégate!
Halago. “Tú que eres buenísimo en Excel…”, “Necesito de tus superpoderes…” o simplemente “Qué haría yo sin ti…”, son algunos caramelitos al ego que quien desea que aceptes intentará usar para convencerte de que aceptes su petición. Los halagos no son malos, pero debes saber cuándo son por interés y cuándo son auténticos.
Victimización. A esta también se le llama “me tiro para que me recojas”. Consiste en que la otra persona se menosprecie o eche algo en cara que le pesa, para después solicitar. ¿Recuerdas que este artículo me llevó mucho trabajo hacerlo y lo hice solo para ti? Sigue leyendo…
Detectado el chantaje, será realmente mucho más fácil responder lo que sinceramente deseamos. Ahora bien, pasemos a unos sencillos tips de imagen para que nuestro NO sea bien recibido.
Sé directo y rotundo sin ser agresivo. Tan importante es decir que NO como la manera en que lo decimos. De lo que se trata es de decirlo de una forma clara y calmada.
Mantén un lenguaje corporal abierto. Nuestra boca dice que NO, pero nuestro cuerpo debe hablar de empatía, amabilidad, confianza y condescendencia. Para lograrlo, mira a los ojos de la persona a la que le dices que NO, mantén los brazos sueltos y las palmas hacia arriba, sonríe amablemente mientras respondes y acompaña tu palabra de gestos y ademanes que se interpreten como disculpa (elevar los hombros, torcer la boca, ladear la cabeza, etcétera). Cuida también que el tono de tu voz sea tranquilo y amable.
Discúlpate solo lo necesario. No te justifiques de más ni pongas pretextos, simplemente antepón a tu negativa frases como “me apena decirte que no”, “desafortunadamente esta ocasión no podré ayudarte” o “lo siento mucho pero no puedo”. Si hay una razón que ayude a sustentar tu negativa, aquí también debes exponerla brevemente.
Ofrece alternativas. Si encuentras una manera de apoyar después de tu negativa, exprésala. Puedes trasladar el momento, lugar e inclusive dar ideas para que tu “no” no se convierta en la pérdida de un objetivo. “Me apena no poder cuidar a tus perros este fin, ya tengo planes, pero escuché de una perrera buenísima que hasta te mandan fotos” o “Gracias, sí me defiendo bien el Excel, pero la verdad ahorita estoy muy ocupado y no puedo ayudarte, si puedes esperar para mañana, con gusto a las 10:00 lo vemos. Es más, un día con calma si gustas te enseño a usarlo”. Cuida solamente no dar alternativas si lo que quieres decir es un NO rotundo.
Por lo tanto, que no te dé pena. Hay una gran diferencia entre decir que NO y ser agresivos o antisociales. Poder ayudar y decir que sí es muy positivo y nos hace sentir bien, siempre y cuando ese sí sea con convicción y no afecte nuestros proyectos y planes personales. Saber decir NO hace que nos perciban como personas íntegras e independientes; además, nos ayuda a equilibrar nuestras responsabilidades y a no tomar batallas que no nos pertenecen, mientras nos ganamos el respeto de los demás y reforzamos nuestra autoestima.
Esta Burger Boutique ha traído un concepto único para disfrutar una rica hamburguesa en Santa Fe.
La inauguración de este original restaurante se desarrolló en un ambiente increíble y los invitados pudieron probar su amplia oferta gastronómica. El lugar cuenta con una pequeña terraza que le da un aire rústico y campirano. En su interior, un enorme candelabro vintage ilumina sus múltiples escenarios, los cuales van desde lo industrial hasta lo minimalista.
B-TOWN ofrece más de 15 variedades de hamburguesas, incluyendo las deliciosas opciones veganas; todas son creación de su talentoso chef. Y para acompañarlas, puedes servirte de su barra de ensaladas, pedir los deliciosos camarones “Coco”, las clásicas papas fritas y los aros de cebolla.
Algo que no puedes dejar pasar es la deliciosa Adult Shake, malteadas sólo para mayores de 18 años, pues son preparadas con alcohol, tal como se servían en la costa oeste de los Estados Unidos, siguiendo la receta original. Para estos días de calor te recomendamos las Bailey’s Peanut, Coco Paradise, Piña Mezcalera, o bien, la Carajillo Shake. Además de sus originales cocteles, puedes degustar las mejores etiquetas de vino a nivel nacional e internacional, no te defraudarán.
De preferencia, haz tu reservación con tiempo, sobre todo si es fin de semana, ya que el DJ de la casa ameniza esas noches desde lo alto del restaurante, convirtiendo al lugar en un excelente spot para pasar el rato con los amigos.
Dirección: Juan Salvador Agraz #37 (Plaza Escape), Santa Fe, CDMX.
¿Qué tal si cada vez que vas a elegir comprar algo pienses en las consecuencias que esa compra está teniendo para ti, para tu comunidad y para tu país? Estamos en la era del consumo excesivo, compramos y gastamos sin parar y sin medida. Es por ello que forzosamente tendríamos que ser mucho más conscientes e inteligentes al tomar nuestras decisiones de compra.
El consumo o economía local hace referencia al esfuerzo colaborativo por construir economías basadas en productos de la localidad o la región. Es decir, consumir y vender localmente para promover el flujo económico de las personas que vivimos en una comunidad.
A continuación compartiré contigo 5 buenas razones por las que deberías considerar apoyar el consumo local:
El consumo local promueve una economía mucho más equitativa, en donde no solo los monopolios ganan, sino que, al activarse la economía local la gente de tu comunidad tendrá una forma digna de ganarse la vida y por ende habrá más empleos para ti, tus amigos, tus vecinos o tus hijos. De alguna manera, sabes a donde va tu dinero y a qué personas y familias estás beneficiando directamente. Y eso seguramente, te hará sentir muy bien.
En la mayoría de los casos, la producción de productos locales, promueve la disminución de energía, combustible, materiales y esfuerzos logísticos o de transportación , por lo que se está contribuyendo al respeto por la naturaleza y el cuidado al medio ambiente.
Comprando productos locales estarás apoyando la generación de nuevas ideas, el surgimiento de nuevas empresas y la mentalidad emprendedora de la gente de tu comunidad y país. Consumiendo local ayudas a que la sociedad se enriquezca de personas realizadas, creativas, innovadoras y satisfechas.
El consumo local ayuda a que muchas de las tradiciones, de la cultura e incluso de las profesiones de tu comunidad o país no se pierdan. Lo cuál es, importantísimo.
Y por último, comprando localmente promueves la confianza, la autoestima y las buenas relaciones dentro de tu comunidad. La gente se siente valorada y respetada, siente que su trabajo vale la pena porque hay quienes lo aprecien y lo compran. Así mismo esta confianza y acercamiento ayuda a que se puedan regular con más facilidad el uso de buenas prácticas de producción, venta y comercialización.
Por lo tanto, la próxima vez que tengas la opción de optar por un producto local no olvides ninguno de estos puntos.
Michael Porter dice: “Tenemos que entender que lo que es bueno para la comunidad es bueno para los negocios”. Yo digo que nos demos la oportunidad de promover el consumo local a través de nuestras decisiones diarias de compra y consumo, y de esta forma cimentar las bases de una economía en la que prevalezca el bienestar, respeto, sustentabilidad y responsabilidad de nuestra comunidad.
¿Qué tal si cada vez que vas a elegir comprar algo pienses en las consecuencias que esa compra está teniendo para ti, para tu comunidad y para tu país? Estamos en la era del consumo excesivo, compramos y gastamos sin parar y sin medida. Es por ello que forzosamente tendríamos que ser mucho más conscientes e inteligentes al tomar nuestras decisiones de compra.
El consumo o economía local hace referencia al esfuerzo colaborativo por construir economías basadas en productos de la localidad o la región. Es decir, consumir y vender localmente para promover el flujo económico de las personas que vivimos en una comunidad.
A continuación compartiré contigo 5 buenas razones por las que deberías considerar apoyar el consumo local:
El consumo local promueve una economía mucho más equitativa, en donde no solo los monopolios ganan, sino que, al activarse la economía local la gente de tu comunidad tendrá una forma digna de ganarse la vida y por ende habrá más empleos para ti, tus amigos, tus vecinos o tus hijos. De alguna manera, sabes a donde va tu dinero y a qué personas y familias estás beneficiando directamente. Y eso seguramente, te hará sentir muy bien.
En la mayoría de los casos, la producción de productos locales, promueve la disminución de energía, combustible, materiales y esfuerzos logísticos o de transportación , por lo que se está contribuyendo al respeto por la naturaleza y el cuidado al medio ambiente.
Comprando productos locales estarás apoyando la generación de nuevas ideas, el surgimiento de nuevas empresas y la mentalidad emprendedora de la gente de tu comunidad y país. Consumiendo local ayudas a que la sociedad se enriquezca de personas realizadas, creativas, innovadoras y satisfechas.
El consumo local ayuda a que muchas de las tradiciones, de la cultura e incluso de las profesiones de tu comunidad o país no se pierdan. Lo cuál es, importantísimo.
Y por último, comprando localmente promueves la confianza, la autoestima y las buenas relaciones dentro de tu comunidad. La gente se siente valorada y respetada, siente que su trabajo vale la pena porque hay quienes lo aprecien y lo compran. Así mismo esta confianza y acercamiento ayuda a que se puedan regular con más facilidad el uso de buenas prácticas de producción, venta y comercialización.
Por lo tanto, la próxima vez que tengas la opción de optar por un producto local no olvides ninguno de estos puntos.
Michael Porter dice: “Tenemos que entender que lo que es bueno para la comunidad es bueno para los negocios”. Yo digo que nos demos la oportunidad de promover el consumo local a través de nuestras decisiones diarias de compra y consumo, y de esta forma cimentar las bases de una economía en la que prevalezca el bienestar, respeto, sustentabilidad y responsabilidad de nuestra comunidad.
Social isolation is a growing epidemic, one that’s increasingly recognized as having dire physical, mental and emotional consequences.Credit: Damon Winter/The New York Times
Mi paciente y yo sabíamos que él se estaba muriendo.
No era el tipo de agonía que se prolonga durante meses o años. Moriría hoy, tal vez mañana. Si no mañana, entonces pasado mañana. ¿Quería que me comunicarqa con alguien? ¿Había alguien a quien quisiera ver?
Nadie, me dijo. No tenía familia inmediata. Tampoco amigos cercanos. Quizá tenía una sobrina en el sur, pero no habían hablado en años.
Para mí, la tristeza de su muerte solo era superada por lo triste de su soledad. Me pregunté si su soledad era una de las causas de su muerte prematura y no únicamente una circunstancia desafortunada.
Todos los días soy testigo de variaciones del principio y el final de la vida: un joven a quien abandonan sus amigos mientras lucha contra su adicción a los opioides; una viejita que sobrevive con té, pan tostado y vive en medio de la suciedad, pues ya no es capaz de limpiar su abarrotado apartamento. En esos momentos, parece que lo único peor que padecer una enfermedad grave es hacerlo en soledad.
El aislamiento social se está convirtiendo en una epidemia: cada vez se reconocen más sus nefastas consecuencias a nivel físico, mental y emocional. Desde los años ochenta, el porcentaje de estadounidenses adultos que dicen estar solos se ha duplicado de 20 a 40 por ciento.
Hoy, cerca de un tercio de los estadounidenses mayores de 65 años viven solos, así como la mitad de aquellos mayores de 85. Es más probable que las personas con problemas de salud (en especial aquellos con trastornos como ansiedad y depresión) se sientan solos. Es menos probable que quienes carecen de estudios universitarios cuenten con alguien para hablar de asuntos personales importantes.
Varias investigaciones nuevas sugieren que estar socialmente aislados es malo para nosotros. Las personas con menos conexiones sociales presentan patrones de sueño discontinuos, alteraciones del sistema inmunitario, más inflamación y niveles más altos de las hormonas relacionadas con el estrés. Un estudio reciente reveló que el aislamiento aumenta el riesgo de cardiopatías en un 29 por ciento y de infarto en un 32 por ciento.
En otro análisis que agrupó datos de 70 estudios y 3,4 millones de personas, se halló que las personas socialmente aisladas tenían un riesgo mayor —un 30 por ciento más— de morir en los siguientes siete años, y que este efecto aumentaba en aquellos de mediana edad.
La soledad puede acelerar el declive cognitivo en los adultos mayores, y las personas aisladas tienen el doble de probabilidades de morir prematuramente que aquellos con interacciones sociales más sólidas. Estos efectos comienzan a una edad temprana: los niños socialmente aislados tienen una salud significativamente peor 20 años más tarde, incluso después de haber controlado otros factores. En suma, la soledad es un factor de riesgo de muerte prematura tan importante como la obesidad y el tabaquismo.
La evidencia del aislamiento social es clara. Qué hacer al respecto no lo es tanto.
La soledad es un problema en especial engañoso porque aceptar y hablar de nuestra soledad conlleva una profunda estigmatización. Admitir que estamos solos puede sentirse como aceptar que hemos fallado en los terrenos fundamentales de la vida: la pertenencia, el amor, el apego. Va en contra del instinto básico de mantener nuestra reputación, y hace que pedir ayuda sea difícil.
Veo esto muy claramente en la época de las fiestas, cuando atiendo a pacientes hospitalizados, algunos conectados a mangueras intravenosas en cuartos estériles, sin amigos ni familiares, y su soledad amplificada por alegres películas navideñas que pueden verse en las televisiones montadas en las paredes. Además, hospitalizada o no, mucha gente dice sentirse más sola, más deprimida y menos satisfecha con su vida durante la temporada de fiestas de diciembre.
Las nuevas investigaciones sugieren que la soledad no es necesariamente el resultado de falta de habilidades sociales o de apoyo social, sino que puede ser causada en parte por una sensibilidad particular respecto de las señales sociales. Las personas solitarias son más propensas a percibir las señales sociales ambiguas de manera negativa, y entran a un estado mental de autoconservación que empeora el problema. Así, la soledad puede ser contagiosa: cuando una persona se vuelve solitaria, se aleja de su círculo social y provoca que otros hagan lo mismo.
John Cacioppo, profesor de psicología en la Universidad de Chicago, ha probado distintos enfoques para tratar la soledad. Su trabajo revela que las intervenciones más eficaces se enfocan en abordar la “cognición de la inadaptación social”; esto es, en ayudar a las personas a revisar cómo interactúan con los otros y cómo perciben las señales sociales. Está trabajando con el ejército de Estados Unidos para indagar la manera en que la capacitación en cognición social puede ayudar a los soldados a sentirse menos aislados mientras están en misión y después de regresar a casa.
La soledad de los adultos mayores tiene otros orígenes, a menudo derivados de que los miembros de la familia se mudan lejos y los amigos cercanos mueren. Como dijo un anciano: “Tu mundo muere antes que tú”.
Idealmente, según los expertos, los vecindarios y las comunidades deberían cuidar a esos adultos mayores y tomar medidas para reducir su aislamiento social. Asegurarse de que cuentan con fácil acceso al transporte a través de pases de descuento para autobuses o servicios especiales de transporte puede ayudarlos a mantenerse socialmente conectados.
Se debería animar a la gente mayor muy religiosa a continuar asistiendo de manera regular a los servicios, pues podría beneficiarse de un sentido de espiritualidad y comunidad, así como de la mirada vigilante de otros feligreses. Quienes sean capaces de cuidar a un animal podrían disfrutar de la compañía de una mascota. Los seres queridos que vivan lejos de un padre o abuelo podrían pedir a un vecino que vaya a visitarlo regularmente.
También están surgiendo programas más estructurados. Paul Tang, de la Fundación Médica de Palo Alto, comenzó un programa llamado linkAges, un servicio intergeneracional de intercambio de servicios inspirado en la idea de que todos tenemos algo que ofrecer.
El programa permite que sus miembros publiquen en línea para qué quieren ayuda: lecciones de guitarra, un compañero de Scrabble, que los lleven al consultorio del doctor. Otros pueden ofrecer voluntariamente su tiempo y habilidades para satisfacer esas necesidades y “reservar” horas para cuando ellos necesiten algo.
“En Estados Unidos casi necesitas una excusa para tocar la puerta del vecino”, me dijo Tang. “Queremos eliminar esas barreras”.
Por ejemplo, una estudiante universitaria podría ver un post de un anciano que necesita ayuda con su jardín. Lo ayuda a plantar una fila de flores y “reserva” dos horas al hacerlo. Unos meses después, cuando ella quiere cocinar comida malaya para su novio, un chef retirado viene a darle lecciones de cocina.
“No necesitas un compañero de juegos a diario”, dice Tang. “Pero saber que eres un miembro de la sociedad valorado y cooperativo te reafirma increíblemente”.
Ahora el programa tiene cientos de miembros en California y hay planes para expandirlo a otras zonas del país.
“Quienes pertenecemos a la comunidad médica debemos preguntarnos: ¿Estamos controlando la presión arterial o mejorando la salud y el bienestar?”, señaló Tang. “Creo que para hacer lo primero tienes que hacer lo último”.
Una gran paradoja de nuestra era digital interconectada es que, al parecer, nos estamos alejando. Sin embargo, las investigaciones confirman nuestra más profunda intuición: la conexión humana está en el centro del bienestar humano. Depende de todos nosotros (médicos, pacientes, vecinos y comunidad) mantener los vínculos ahí donde se están desdibujando, y crear nuevos donde nunca han existido.
«En el Día Internacional de la Mujer, debemos comprometernos a hacer todo lo posible para superar los prejuicios arraigados, apoyar la participación y el activismo y promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer». — António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas
El Día Internacional de la Mujer es un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de mujeres de a pie que ha jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades.
El tema de 2017 para el Día Internacional de la Mujer es «Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030».
El mundo laboral está en transformación, con implicaciones significativas para las mujeres. Por un lado, la globalización y la revolución digital y tecnológica crean nuevas oportunidades, al tiempo que la creciente informalidad en el trabajo, la inestabilidad en las fuentes de ingreso, nuevas políticas fiscales y comerciales y el impacto ambiental ejercen un papel decisivo en el empoderamiento económico de las mujeres.
El 8 de marzo la observancia de las Naciones Unidas reflexionará sobre cómo acelerar la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible para impulsar la aplicación efectiva de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Asimismo, se centrará en nuevos compromisos de los gobiernos bajo la iniciativa «Demos el paso» de ONU Mujeres y otros compromisos existentes en materia de igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y los derechos humanos de las mujeres.
Algunos de los objetivos clave de la Agenda 2030:
Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados escolares pertinentes y eficaces
Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y a una enseñanza preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria
Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo
Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación
Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina