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Conoce el accesorio que toda mujer debe tener

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Aretes, anillos, collares… pero, y las gargantillas. Seguro que no tienes una como esta, la diseñó la firma Tane  y es algo que vas a desear.

Tane, marca mexicana con 70 años de experiencia. Desde hace más de medio siglo se ha caracterizado por su inigualable pasión por el diseño en plata. Su estilo y personalidad reflejan la historia y herencia cultural para hacerla única, diferente y valiosa dentro del panorama nacional e internacional. La única marca de joyería de lujo mexicana.

Sus piezas únicas y el arte-objeto los han distinguido desde hace décadas de otras marcas del mundo, sus piezas se han vuelto coleccionables y de museo. ¿Ya te convencimos?

Visita la página de Tane y verás que, al igual que el icono de la moda Iris Apfel, vas a querer tenerlas todas.

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El mejor traje para tu graduación, ¿ya sabes cuál es?

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Si eres mujer, seguramente ya tendrás pensado que tipo de vestido usarás en tu graduación o, por lo menos, sabes que quieres algo diferente y que pueda expresar toda tu personalidad. En el caso de los hombres, ¿ya sabes que traje usarás?

Para los que ya se decidieron a usar ese traje cruzado y con hombreras que usan todos tus tíos, ¡no lo hagan! Mejor dense una vuelta por High Life.

Tienda de Hogh Life en la antigua Avenida de San Francisco (hoy Madero), esquina con Gante.

Esta tienda de gran tradición (y estamos hablando de verdadera tradición, no como esas tiendas que ponen en sus letreros «since 1993») es la primer opción si de comprar trajes se trata. High Life fue la primera casa en la Ciudad de México (1899) que importó artículos para caballero con el sello de la última moda londinense, francesa y neoyorkina, empezando su campaña en pro de la elegancia masculina.

Actualmente, High Life  es la única boutique multimarca que cuenta con colecciones de las más exclusivas firmas de diseñador, como: Canali, Ermenegildo Zegna, Z Zegna, Armani Collezioni; así como marcas nacionales: High Life y Sidi, referentes del buen vestir.

Los recomendados

Trajes de doble botonadura y con dos o tres botones

Imagen relacionadaImagen relacionadaAhora que si lo que quieres es lucirte de verdad, no olvides que el clásico esmoquin nunca pasará de moda. No lo decimos nosotros, lo dice la historia. Se encuentra en el guardarropa de grandes personalidades (desde George Clooney, hasta Jay Z y Abel Tesfaye) y es emblema de sobresalientes personajes (James Bond, ¿te suena?). Con faja o sin faja, con chaleco o sin el… no importa, solo no lo uses con slippers.

 

 

 

 

El Día del Niño no ofrece razones para el festejo a la luz de la realidad que viven muchos niños en México

El Día del Niño no ofrece razones para el festejo a la luz de la realidad que viven muchos niños en México

El Día del Niño que se celebró ayer en México (la fecha varía en distintos países), destinado a enfatizar y reafirmar los derechos universales de la infancia, no ofrece muchas oportunidades para el festejo a la luz de los datos que arrojan estudios de diversas instituciones ocupadas y preocupadas por el tema. Todo lo contrario: investigaciones y encuestas realizadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la Red por los Derechos de la Infancia y otras organizaciones de parecido perfil describen, en conjunto, una situación alarmante para un elevado porcentaje de nuestros niños y adolescentes.

En el territorio nacional, los más de 21 millones de menores que viven en situación de pobreza (de los cuales 4.6 millones se encuentran en pobreza extrema) se ven afectados por problemas que van desde carencia en materia de nutrición y salud hasta situaciones de abierta desprotección, violencia impunemente ejercida en su contra, privaciones y rezagos educativos, y una variada gama de perjuicios que incluyen explotación laboral y sexual, así como matrimonios tempranamente impuestos o de niñas con adultos, y la vasta secuela de daños físicos y sicológicos que ellos implican.

El paulatino agravamiento de las condiciones de vida en que nacen y crecen quienes en teoría constituyen el futuro de nuestro país, así como el constante incremento de la niñez en las filas de la marginación y la vulnerabilidad, configuran un desolador panorama aquí y ahora, y se proyecta como una oscura sombra para los años venideros.

Esta noción de los niños y niñas como constructores del mañana, sin embargo, tiende a encubrir que para quienes se encuentran en condiciones de marginación las desventajas y las privaciones no les aguardan en el futuro, sino que los golpean en el presente, les niegan las esperanzas y las aspiraciones a que tienen derecho hoy, en su carácter de ciudadanos mexicanos. Ese derecho incluye un ambiente seguro, la protección familiar y el acceso a buena alimentación, servicios de salud y un entorno que les permita un desarrollo pleno, lugares comunes que se repiten en cada reunión, seminario o congreso sobre el tema, pero que en el terreno de los hechos parecen constituir un objetivo difícil de alcanzar, al menos a corto plazo.

Se puede admitir que a lo largo del tiempo se han adoptado medidas que han logrado progresos aquí y allá en la situación de nuestra niñez, pero lo cierto es que el alcance de esas acciones, y especialmente su ritmo de aplicación, no han resultado suficientes para pensar en una mejora uniforme, sostenida y pronta de dicha situación.

El diseño e implementación de instrumentos específicos (como el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes y la ley respectiva) son signos alentadores, pero el problema es sólo una faceta de otro más grande, que se relaciona de manera directa con el modelo económico vigente. Los planes y proyectos para sacar del pozo en que se encuentra a un vasto sector de la niñez mexicana necesitan, para ser funcionales, asignaciones presupuestarias mayores que las actuales, pero la restrictiva política de inversión social que el gobierno lleva adelante no permite alimentar demasiadas esperanzas al respecto.

No es este, en suma, un Día del Niño que esté a la altura de sus postulados en materia de derechos.

El rey Harald V de Noruega juró permanecer soltero de por vida si no podía casarse con su verdadero amor, la hija de un comerciante de telas. Ella se convirtió en reina.

El rey Harald V de Noruega juró permanecer soltero de por vida si no podía casarse con su verdadero amor, la hija de un comerciante de telas; ella se convirtió en reina

Carlota de Campomanes

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Desde tiempo inmemorables, las monarquías europeas han tenido una regla tácita que obliga a los monarcas y a sus sucesores a contraer matromonio con una persona de linaje noble.

En el pasado, esta práctica tenía un objetivo diplomático estratégico que beneficiaba a los intereses nacionales.

En la mayoría de los casos, utilizaban los enlaces para fortalecer el poder o la influencia de su casa real al realizar alianzas estratégicas; los sentimientos personales y las preferencias no eran tomadas en consideración.

A partir del siglo XX, esta actitud ha comenzado a cambiar, y cada vez más monarcas y herederos de la corona han decidido casarse con el amor de su vida con independencia del estatus de su pareja.

No obstante la preferencia de los representantes de sus casas reales, algunos monarcas y príncipes herederos han decidido unir su vida a personas comunes y corrientes.

María, reina de Escocia, y su marido, Francisco !! de Francia, tras su coronación.
María, reina de Escocia, y su marido, Francisco !! de Francia, tras su coronación.

Uno de estos casos es el de Sonja Haraldsen. Esta mujer está casada desde hace décadas con el rey Harald V de Noruega. Pero su camino al trono no fue fácil. Tuvo que luchar para obtener la aceptación de la casa real de aquel país nórdico.

Sonja nació el 4 de julio de 1937, en Oslo, la capital de Noruega. Era hija de un mercader de ropa (en realidad era dueño de unos grandes almacenes) llamado Karl August Haraldsen. Creció y se educó en esa ciudad. Recibió un diploma como modista y sastre en la Escuela Vocacional de Oslo y se graduó en Francés. Inglés e Historia por la Universidad de Oslo.

Queen Sonja of Norway. Photo Credit
Queen Sonja of Norway.

En 1957, el príncipe Harald conoció a Sonja en una fiesta. Fue amor a primera vista, pero por desgracias, su relación fue prohibida. Era inaceptable que una plebeya se casara con un futuro rey.

El padre de Harald, el rey Olav V de Noruega, durante años intentó persuadir a su hijo de casarse con una dama de noble linaje. No es que tuviera algo en contra de Sonja, pero temía que ese enlace tuviera un impacto negativo en la joven monarquía noruega. Harald no lo escuchó y se mantuvo firme en su compromiso con Sonja.

Prince Harald in 1955
Prince Harald in 1955

Estaba determinado a casarse con ella y dejó claro a su padre que permanecería soltero por el resto de su vida a menos que se casara con Sonja. Si eso sucedía, pondría fin al reinado de su familia, ya que Harald era el único heredero al trono.

Tras nueve años de relación, Harald obtuvo el permiso de su padre, el Rey, y se casó con Sonja en 1968, en Oslo. Sonja entonces se convirtió en la princesa de Noruega.

Desde 1991, Harald y Sonja son los reyes de Noruega. Juntos han viajado por su país y por el mundo representando a su país. Están profundamente comprometidos con su nación, viviendo de acuerdo con el lema de Harald: “Alt for Norge” (Todo por Noruega).

Otros herederos al trono no tuvieron la oportunidad de casarse con el amor de su vida y se vieron forzados a contraer matrimonio con una persona noble que la casa real aceptara, como fue el caso de Carlos y Diana de Gales, con conocido y fatal desenlace.

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Su experiencia llevó a la Reina Isabel a ser más condescendiente con su nieto y futuro heredero al trono, Guillermo, quien se casó con una linda chica plebeya, Kate Middleton, forman un buen matrimonio que ha traído al mundo dos hijosy cuenta con una gran popularidad tanto en el reino Unido como en el resto del mundo.

Letizia de España y Máxima de Holanda son otros dos ejemplos de que, hoy en día, el corazón pesa más que una corona.

Don Felipe y doña Letizia saludan a los reyes Guillermo y Máxima de Holanda, en 2014.

El propio príncipe heredero de Noruega ha seguido los pasos de su padre Harald y se ha casado con una plebeya que ya tenía un hijo de una anterior relación:

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El hoy rey de Noruega, Harald, y Sonja, el amor de su vida, fueron precursores en anteponer su amor a los deberes de su posición. Hoy la mayoría de los herederos de las casas reales europeas han seguido su ejemplo. Ese cambio de costumbres milenarias no solo ha sido benéfico para los matrimonios de la realeza, también lo ha sido para la salud de sus estirpes, pues mezclar la sangre familiar por generaciones fue causa de muchas taras y enfermedades hereditarias, como la hemofilia.

Hay quien no les depara muchos años de vida a las monarquías en un mundo donde no se le da el mismo valor que antes a la tradición. No dejan, sin embargo, de estar rodeadas de un halo de glamour y romanticismo que le fascina al público. De modo que mientras logren asegurarse un trono en el corazón de sus pueblos, tendremos reyes para rato.

 

Rumi aclaró qué es madurez espiritual hace siglos. Mira sus respuestas:

Rumi aclaró qué es madurez espiritual hace siglos. Mira sus respuestas:

Cuando le hicieron estas preguntas a Rumi, maestro espiritual persa del siglo XIII, esto fue lo que respondió:

– ¿Qué es el veneno?
– Cualquier cosa más allá de lo que necesitamos es veneno. Puede ser el poder, la pereza, la comida, el ego, la ambición, el miedo, la ira, o lo que sea…
-¿Qué es el miedo? 
– La no aceptación de la incertidumbre. Si aceptamos la incertidumbre, se convierte en aventura.
– ¿Qué es la envidia? 
– La no aceptación de la bienaventuranza en el otro. Si lo aceptamos, se torna en inspiración.
– ¿Qué es la ira? 
– La no aceptación de lo que está más allá de nuestro control. Si aceptamos, se convierte en tolerancia.
– ¿Qué es el odio? 
– La No aceptación de las personas como son. Si las aceptamos incondicionalmente, a continuación, se convierte en amor.
-¿Qué es la madurez espiritual? 
1. Es cuando se deja de tratar de cambiar a los demás y nos concentramos en cambiarnos a nosotros mismos.
2. Es cuando aceptamos a las personas como son.
3. Es cuando entendemos que todos están acertados según su própia perspectiva.
4. Es cuando se aprende a «dejar ir».
5. Es cuando se es capaz de no tener «expectativas» en una relación, y damos de nosotros mismos por el placer de dar.
6. Es cuando comprendemos que lo que hacemos, lo hacemos para nuestra propia paz.
7. Es cuando uno para de demostrar al mundo lo inteligente se es.
8. Es cuando dejamos de buscar la aprobación de los demás.
9. Es cuando paramos de compararnos con los demás.
10. Es cuando se está en paz consigo mismo.
11. La madurez espiritual es cuando somos capaces de distinguir entre «necesidad» y «querer» y somos capaces de dejar ir ese querer …
Por último y ¡lo más importante!
12. Se gana la madurez espiritual cuando dejamos de anexar la «felicidad» a las cosas materiales.

Trump no cumple su promesa de retirar fondos a Planned Parenthood, la trasnacional abortista más poderosa

Trump no cumple su promesa de retirar fondos a Planned Parenthood, la trasnacional abortista más poderosa

Los ilusos que votaron por Trump creyendo que una vez en la Casa Blanca cumpliría su promesa de campaña y cortaría el financiamiento a Planned Parenthood, la trasnacional abortista más poderosa del mundo, se habrán llevado una desagradable sorpresa al enterarse de que en el presupuesto recién aprobado por el Congreso, Planned Parenthood sigue incluida.

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Los republicanos llevaban años prometiendo que de tener el control del gobierno retirarían los fondos a la abortista. No obstante, a pesar de que hoy tienen la Casa Blanca y mayoría en el Congreso, no fueron capaces de cumplir su palabra.

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Para difundir las políticas en contra de la vida, ha sido conveniente y rentable utilizar un eufemismo: «interrupción voluntaria del embarazo», para describir lo que de otro modo sonaría monstruoso.

Los videos que expusieron el comercio de partes humanas, productos de abortos en las clínicas de Planned Parenthood, escandalizaron al mundo. Sin embargo, aunque representaron una seria crisis de credibilidad para la trasnacional abortista, no lograron darle la puntilla final. 

Los intereses económicos que representa esta empresa norteamericana con presencia a nivel internacional, que ha donado mucho dinero para las campañas políticas en los Estados Unidos (y otros países), así como la presión de grupos feministas, probaron tener peso en las decisiones de la actual administración y el Congreso dominado por los republicanos.

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Ante la opinión pública, ha resultado muy efectiva la estrategia de relacionar al aborto con los derechos de la mujer, cuando en realidad se trata de la negación absoluta y flagrante del derecho a la vida de una persona porque representa el asesinato de un ser humano en el útero de su madre:

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Sin embargo, racionalizarlo de esa forma no cambia la realidad:

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Esperemos que al menos esta administración no continúe con la política intervencionista de la anterior, a través de la cual se pretendía imponer el aborto en los programas de salud de otros, utilizando la presión de la ONU y  la amenaza del retiro del apoyo económico de EU.

¿Sabías que estas compañías han donado directamente a Planned Parenthood? Revisa lo que consumes, podrías estar financiando abortos indirectamente:

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¿Se irán a unir a las protestas los grupos que apoyaron a Trump pensando que retiraría la política en contra de la vida que su antecesor Obama promovió?

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Mira qué otras cosas no ha cumplido Trump en los primeros 100 días de su administración:

https://www.revistamira.com.mx/2017/05/01/16137/

¿Milagro en Israel? Marcha de madres cristianas, musulmanas y judías, señal de paz

¿Milagro en Israel? Marcha de madres cristianas, musulmanas y judías, señal de paz

La canción «Prayer of the Mothers” se convierte en su himno

Ha acontecido un pequeño gran milagro casi completamente ignorado por los medios de comunicación: miles de mujeres judías, musulmanas y cristianas recorren Israel, juntas, por la paz.

Recientemente, junto a la cantante israelí Yael Deckelbaum, han lanzado la canción “Prayer of the Mothers”, en la que estas mujeres de las tres religiones muestran que la paz es posible, y que por tanto es un deber.

Han sido congregadas por el movimiento “Women Wage Peace”, surgido en la precedente escalada de violencia entre israelíes y palestinos.

En este contexto, en octubre de 2016, mujeres judías y árabes lanzaron el proyecto Marcha de la Paz (“March of Hope” project), que entre sus muchas manifestaciones congregó a cuatro mil mujeres (mitad israelíes y mitad palestinas) en Qasr el Yahud (al norte del Mar Muerto).

Al mismo tiempo, otras quince mil mujeres exigían paz ante la residencia de los primeros ministros de ambos gobiernos, el palestino y el israelí.

A estas marchas se unió Leymah Gbowee, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011 por su contribución al final de la guerra civil en Liberia.

Nadie que sea indiferente a la guerra en Israel puede dejar de ver este vídeo, en el que una vez más se muestra cómo las mujeres, y en particular las madres, son la más increíble energía de paz en medio de los conflictos.

La cantante israelí Yael Deckelbaum y mujeres de distintas religiones se han unido para cantar esta canción “Oración de las madres”

http://womenwagepeace.org.il/en/

¿Sabías que la Iglesia católica está constituida por 24 Iglesias autónomas?

¿Sabías que la Iglesia católica está constituida por 24 Iglesias autónomas?

Iglesia maronita
Iglesia maronita 

¡Es así! La Iglesia Católica no se limita al rito romano: es una gran comunión de 24 Iglesias, 1 occidental y 23 orientales

¿Sabías que la Iglesia Católica está actualmente constituida por 24 Iglesias autónomas “sui iuris”?

¡Es así! La Iglesia Católica no se limita al rito romano. Es una gran comunión de 24 Iglesias, siendo 1 occidental y 23 orientales.

La rama occidental está representada por la tradición latina de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Es llamada “occidental” debido a la localización geográfica de Roma, y no porque su presencia se restrinja a países de Occidente: en realidad, la Iglesia Católica de rito romano está presente en el mundo entero y tiene diócesis en todos los continentes, de Portugal a Japón, de Brasil a Rusia, de Angola a China, de Canadá a Nueva Zelanda.

Las Iglesias católicas orientales también tienen fieles diseminados por el mundo, pero, por razones históricas, están más fuertemente presentes en los lugares donde surgieron. Poseen tradiciones culturales, teológicas y litúrgicas diferentes, así como estructura y organización territorial propias, pero profesan la misma e única doctrina y fe católica, manteniéndose, por tanto, en comunión completa entre si y con la Santa Sede.

Todas las 24 Iglesias que componen la Iglesia Católica son consideradas Iglesias “sui iuris”, o sea, son autónomas para legislar de modo independiente respecto a su rito y su disciplina, pero no respecto de los dogmas, que son universales y comunes a todas ellas y garantizan su unidad de fe – formando, esencialmente, una única Iglesia Católica obediente al Santo Padre, el Papa, que a todas preside en la caridad.

La legislación de cada Iglesia “sui iuris” es estudiada y aprobada por su respectivo sínodo, o sea, por la reunión de sus obispos bajo la presidencia de su arzobispo-mayor o patriarca. Por ejemplo, la Iglesia Melquita está presidida por Su Beatitud el Patriarca Gregorio III; la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, por Su Beatitud el Arzobispo-Mayor Sviatoslav Shevchuk. El rebaño de los fieles católicos de rito latino está guiado directamente por el Papa Francisco, obispo de Roma, que es también el líder de toda la gran comunión de la Iglesia Católica en sus diversas tradiciones.

Es muy común incluso ahora, en especial en Occidente, confundir la Iglesia Católica con el rito latino, un error que viene teniendo lugar desde hace siglos y que, a lo largo de la historia, ha causado serios daños a los católicos de ritos orientales. Lo que es preciso entender es que todos los católicos latinos son, obviamente, católicos; mero no todos los católicos son católicos latinos. ¡Y esta es una de las muchísimas riquezas del infinito tesoro de la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica!

El Concilio Vaticano II reconoció que todos los ritos aprobados por las Iglesias que forman la Iglesia Católica tienen la misma dignidad y derecho y deben ser preservados y promovidos.

Además, si hablamos de los ritos, otra confusión frecuente es la que se produce entre el rito latino y el rito romano: los términos suelen usarse como sinónimos, pero, técnicamente, además del rito romano, también existen otros ritos latinos de ciertas Iglesias locales, como el ambrosiano o el mozárabe, y los de algunas órdenes religiosas, además del rito tridentino (o forma extraordinaria del rito romano). Pero no están vinculados a Iglesias autónomas “sui iuris“, sino que son diferentes ritos dentro de la misma tradición latina de la Iglesia Católica.

Respecto a los ritos orientales, las diferencias tienen más que ver con la diversidad de tradiciones y tiene vínculos históricos entre los ritos y las Iglesias “sui iuris” específicas que los adoptan: son el alejandrino o copto, el bizantino, el antioqueno o siríaco occidental, el caldeo o siríaco oriental, el armenio y el maronita.

Pero ¿cuáles son, en definitiva, las Iglesias “sui iuris” que forman la Iglesia Católica? Aquí la impresionante lista:

DE RITO OCCIDENTAL

Tradición litúrgica latina:

Rito latino de la Iglesia Católica Apostólica Romana (sede en Roma)

DE RITOS ORIENTALES

Tradición litúrgica alejandrina:

Iglesia Católica Copta (patriarcado; sede en El Cairo, Egipto)

Iglesia Católica Etíope (metropolitanado; sede en Addis Abeba, Etiopía)

Iglesia Católica Eritrea (metropolitanado; sede en Asmara, Eritrea)

Tradição litúrgica bizantina:

Iglesia Greco-Católica Melquita (patriarcado; sede en Damasco, Siria)

Iglesia Católica Bizantina Griega (eparquía; sede en Atenas, Grecia)

Iglesia Católica Bizantina Ítalo-Albanesa (eparquía; sede en Sicilia, Italia)

Iglesia Greco-Católica Ucraniana (arzobispado mayor; sede en Kiev, Ucrania)

Iglesia Greco-Católica Bielorrusa (también llamada Católica Bizantina Bielorrusa)

Iglesia Greco-Católica Rusa (sede en Novosibirsk, Rusia)

Iglesia Greco-Católica Búlgara (eparquía; sede en Sofía, Bulgaria)

Iglesia Católica Bizantina Eslovaca (metropolitanado; sede en Prešov, Eslovaquia)

Iglesia Greco-Católica Húngara (metropolitanado; sede en Nyíregyháza, Hungría)

Iglesia Católica Bizantina de Croacia y Serbia (eparquía; sedes en Križevci, Croacia, y Ruski Krstur, Serbia)

Iglesia Greco-Católica Rumana (arzobispado mayor; sede en Blaj, Rumanía)

Iglesia Católica Bizantina Rutena (metropolitanado; sede en Pittsburgh, Estados Unidos)

Iglesia Católica Bizantina Albanesa (eparquía; sede en Fier, Albania)

Iglesia Greco-Católica Macedónica (exarcado o exarquía; sede en Skopje, Macedonia)

Tradición litúrgica armenia:

Iglesia Católica Armenia (patriarcado; sede en Beirut, Líbano)

Tradición litúrgica maronita:

Iglesia Maronita (patriarcado; sede en Bkerke, Líbano)

Tradición litúrgica antioquena o siríaca occidental:

Iglesia Católica Siríaca (patriarcado; sede en Beirut, Líbano)

Iglesia Católica Siro-Malancar (arzobispado mayor; sede en Trivandrum, India)

Tradición litúrgica caldea o siríaca oriental:

Iglesia Católica Caldea (patriarcado; sede en Bagdad, Iraq)

Iglesia Católica Siro-Malabar (arzobispado mayor; sede en Cochín, India)

 

Fuente: Aleteia

Cómo evitar que tus sentimientos negativos te bloqueen

Cómo evitar que tus sentimientos negativos te bloqueen

© GODONG / BSIP - Teenager praying in church. GODONG / BSIP
© GODONG / BSIP – Teenager praying in church. GODONG / BSIP

Pon nombre a tus tristezas y entrégaselas a Dios

Uno puede ir por la vida acumulando desilusiones y desengaños. Me puedo quedar pensando en lo que he hecho mal, en lo que no ha salido como yo quería. Lo he intentado. No lo he logrado. Puedo seguir llorando eternamente sobre la leche derramada. Pero ese círculo de tristeza no me ayuda a crecer.

Me cuesta tolerar la frustración. Entender que detrás de una derrota hay siempre una nueva oportunidad. Necesito sacar mi tristeza, mi desánimo, mi desaliento.

El otro día leía: “Esta es tu oportunidad. Saca todo lo que te hace sufrir. Enséñamelo todo. No ocultes nada. Entonces todos mis pensamientos y recuerdos tristes fueron levantando la mano, uno tras otro, y se pusieron en pie para identificarse. Al contemplar cada pensamiento, cada sufrimiento, asimilaba su existencia y soportaba la correspondiente congoja. Después decía a cada una de mis penas: No pasa nada. Te quiero. Te acepto. Te acojo con el corazón. Se acabó. Y la pena me entraba en el corazón[1].

Quiero tomar mis tristezas en las manos. Acoger todo lo que me quita la paz. No importa el tamaño de mi dolor. No valoro si es o no justificado mi sufrimiento. Poco importa.

Los discípulos de Emaús llevaban mucha pena en el alma: “Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: – ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?”.

Hablaban de su dolor. Lo habían perdido todo. Tanto tiempo soñando con otro final, con otro desenlace. Y ahora todo había cambiado. Jesús había muerto. Ya no podían seguir creyendo. ¿Qué habrían imaginado ellos para sus vidas? Otro desenlace seguro. Por eso volvían a Emaús.

Ya no tenía sentido seguir con los otros discípulos. Tenían vida en Emaús. En su aldea. Con sus familias. Sus sueños de eternidad habían visto su final. Es doloroso renunciar a los propios sueños. Cuando uno ha puesto el corazón en algo que parecía posible.

Tal vez imaginaron a un Mesías poderoso. O pensaron que en el reino de Jesús todo iba a ser diferente. No lo sabemos. Sólo nos queda el recuerdo de Jesús:

“Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a Él no lo vieron”.

Era poderoso en obras. Pero ha muerto. No creen en lo que dicen las mujeres. Todavía no lo han visto. No es seguro. Y vuelven a Emaús. Está muerto. No tiene sentido hablar de una vida después de la muerte. No ha sido su liberador. Y ellos siguen siendo esclavos.

Me siento tan identificado con estos discípulos. Muchas veces me desanimo. Dejo de creer. Veo que no es posible esa liberación que Jesús me promete. ¡Cuántas causas encuentro para sentirme frustrado!

Muchas veces toco mi limitación y me cuesta creer en el poder del Espíritu Santo. En la fuerza de su amor. Me digo que sí, que puedo crecer y cambiar. Pero luego tropiezo en mi pobreza y me entristezco. Demasiado alto, demasiado lejos. Y me embarga la tristeza.

Quiero reconocer esos sentimientos negativos que me paralizan. Quiero tomarlos en mis manos, con calma, con paz. Ellos no pueden decidir mi forma de vivir. No pueden bloquearme e impedirme crecer. No puede ser.

Los tomo en mis manos, les pongo nombre a mis tristezas, se los entrego a Dios. Los desarmo de su poder. Yo puedo más que todas mis tristezas. Soy más fuerte, más grande, más listo. No me quiero quedar atascado en mis preocupaciones. Les pongo nombre y se las entrego a Dios.

Aquí las tiene. Todas las frustraciones y tristezas de mi vida. Las que realmente son importantes. Y las que no lo son. Lo tengo claro: Aceptar que estamos tristes y recorrer el camino de la curación es iniciar el recorrido de un camino de sanación y reconstrucción[2].

Puede que no siempre tenga paz. Que no siempre esté contento. No estoy obligado a estar siempre en paz. Reconocer mi tristeza es el comienzo del camino de mi liberación. Se lo cuento a Jesús como hacen hoy Cleofás y el otro discípulo. Se lo digo. Me abro y desahogo lo que hay en el alma.

Hay tanta tristeza a mi alrededor… La tristeza abunda precisamente porque tomamos decisiones equivocadas[3]. Y es cierto que abunda porque tomo decisiones incorrectas. Porque busco la felicidad en el lugar equivocado. Y amo aquello que me quita la paz. O no sé amar de verdad. De forma madura.

Y sufro. Y la tristeza se apodera de mi alma porque elijo lo incorrecto y no descanso en Dios. No tengo mi centro en Él. No reposo en sus brazos.

Me gusta pensar que Jesús fue a buscar a estos discípulos que regresaban tristes a sus casas. Fue a su camino. No esperó a que volvieran a Jerusalén. Salió en su búsqueda. No quería perderlos.

Y no se apareció ante ellos con la evidencia que lo hizo con María Magdalena. Se acercó y pasó por un peregrino cualquiera. No lo reconocieron. Escuchó lo que había en sus corazones. No les hizo ver con palabras quién era Él. Aguardó paciente a que ellos se dieran cuenta.

Ardían sus corazones. Pero todavía no lo veían: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”. Ardían sus corazones pero aún no entendían. Jesús aguarda. La paciencia de Jesús conmigo tantas veces cuando no soy capaz de ver su amor en mi vida…

Al llegar a Emaús reconocen a Jesús en la fracción del pan: “Ya cerca de la aldea donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: – Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída. Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció”.

Quizás es más fácil reconocerlo en la fracción del pan que en el propio camino. Lo reconocen en un signo cotidiano. Parte el pan. Bendice el pan. Como lo hizo en la última cena. Como lo habría hecho en tantas ocasiones con sus discípulos.

Jesús había hecho sagrado lo cotidiano de su vida con los discípulos. Guardaban en su corazón gestos sagrados. Palabras llenas de vida y de amor. Miradas. Abrazos.

Me gusta pensar que lo que delató su identidad fuera un signo tan sencillo y tan de Jesús. No hizo falta un milagro que demostrara que era Él. Ni siquiera una palabra especial. Fue un gesto habitual. Algo cotidiano como era el hecho de bendecir y partir el pan para los suyos.

Jesús lo hace de nuevo. Y los suyos lo descubren y comprenden. Su corazón se llena de alegría. El fuego del camino tenía que ver con Jesús. Era Él.

Pienso en el grito de Juan desde la barca cuando comprende que el que está en la orilla es Jesús resucitado después de la pesca milagrosa. Grita tirándose al agua: «Es el Señor». Lo reconoce de repente y no puede quedarse en la barca.

Los discípulos en Emaús también lo reconocen y sus palabras resuenan en el alma: “¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!”. Todo un día de camino junto a Jesús y no habían reconocido su voz, ni su acento, ni su forma de decir las cosas.

No se habían dado cuenta de su mirada y de su forma de caminar. No habían visto su cariño expresado en el camino. No habían pensado en su paciencia. No habían sido capaces. El corazón estaba tan turbado.

En el encuentro con Jesús cambia el destino de mi vida. Los discípulos abandonan su aldea de Emaús justo cuando acaban de llegar. Regresan al lugar de sus hermanos, esos hombres débiles escondidos en Jerusalén.

Vivían escondidos con miedo a perder la vida. Ellos no querían vivir así y tal vez por eso habían regresado a su tierra, al oficio de antes, a la vida que llevaban antes de empezar a soñar. Pero ahora, en esa mesa, ante el pan partido, ven que ya no tienen nada que temer.

Ellos lo han visto con sus ojos. Jesús está vivo. Lo han comprobado, han visto su mirada, han contemplado su rostro, han escuchado su voz. No pudieron resistir su amor.

Decía el Hermano Rafael: Si vieras que Jesús te llamaba y te mirase con esos ojos que desprendían amor, ternura, perdón y te dijese: – ¿Por qué no me sigues?”. Ellos lo siguen.

Es Jesús en persona, con sus gestos, con su mirada. Ha llegado a encontrarlos en medio del camino. Y ellos no pueden seguir como si nada hubiera ocurrido. Habían huido a su vida de antes, desalentados, tristes, preocupados. Pero ahora ya no tenían excusas.

Por eso ellos vuelven llenos de vida, de alegría, de emoción, de fuego. Han visto a Jesús. Han caminado a su lado. Él ha partido el pan delante de sus ojos. Es Él el que los ama: “Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: -Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan”.

No pierden el tiempo. Ya no hay tiempo que perder en Emaús. No quieren seguir escondidos. Ha comenzado una nueva misión, una nueva vida. Una nueva luz que lo inunda todo de claridad.

Sus vidas tienen un nuevo sentido. Llenos con el pan partido corren al encuentro de los suyos. Quieren compartir esa alegría que no se pueden guardar para sí mismos. Es imposible. El corazón feliz necesita compartir lo que posee.

Tal vez la tristeza puede aislarnos, y no queremos pedir ayuda. Pero normalmente la felicidad es contagiosa. El bien es difusivo. Se comunica.

 

[1] Elizabeth Gilbert, Come, reza y ama

[2] Edgardo Riveros Aedo, Focusing desde el corazón y hacia el corazón

[3] Edgardo Riveros Aedo, Focusing desde el corazón y hacia el corazón

Fuente: Aleteia

La vida es un camino ¡no olvides contemplar!

La vida es un camino ¡no olvides contemplar!

Cada cosa que vivo es parte del futuro que sueño, y cada cosa pasada es fuego de mis pasos presentes

Me gusta la imagen del camino. Tiene que ver con la vida. Estoy en camino. A veces creo que he llegado y de nuevo me pongo en camino. Dejo un punto de partida. Marco un punto de llegada. Pienso en lo que tengo por delante. Miro hacia atrás con nostalgia.

Muchas veces en el camino no llevo todo lo que necesito. Y me vuelvo mendigo, menesteroso, pobre. Suplico ayuda. Necesito a los otros. A veces me creo tan autosuficiente y no lo soy. No puedo caminar solo. Al menos necesito a alguien a mi lado para no perderme.

Y necesito pedir ayuda. ¡Cuánto bien me hace! Y también yo ayudo a otros a caminar. Les ayudo a llevar sus pesos. Pero no les evito las cargas.

El otro día leía: Si queremos de verdad a alguien, debemos provocarle más emociones agradables que desagradables, enseñándole a reconducir las desagradables. Sin eliminarlas. Sin evitárselas. La vida tiene sus propias dificultades, que son ineludibles y flaco favor haríamos a quien queremos, si en lugar de ayudarle a superar los obstáculos, nos limitamos a potenciar su incapacidad de superarlos”[1].

El camino tiene sus cruces. No puedo vivir eludiendo los problemas, los contratiempos, escondiéndome en mi miedo a sufrir. Con la incapacidad de mirar a la cara la vida con sus dificultades.

En el camino nunca estoy solo. Algunos acompañan mis pasos un tiempo. Otros vuelven una y otra vez. Algunos se mantienen siempre.

Me gusta pensar que no lo sé todo del camino que recorro. Siempre es distinto. Cada día trae una novedad. No me acostumbro al cambio de paisaje. Y a veces llevo una carga excesiva. Tengo que vaciar mi maleta. Demasiado peso. Hay cosas que me sobran.

Me acostumbro a sufrir en el camino. A veces falta el agua. Demasiado sol. Tal vez el frío. En ocasiones tengo que aprender a vivir con la soledad, mi constante compañera de viaje. El silencio de mis pasos. La paz que guardo en el alma.

Me gusta caminar por el desierto soñando mares inmensos. Y navegar en medio de la tormenta guardando en el alma la paz de la orilla. Porque cada cosa que vivo es parte del futuro que sueño. Y cada cosa pasada es fuego de mis pasos presentes.

No quiero tener claro siempre la dirección que sigo. Pero le pido a Dios que me quite los miedos. Aconseja la sicóloga Mirta Medici “que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo”.

En el camino me expongo a perderlo todo. Y acojo en mis manos mi miedo. Me asusta la noche. Temo no tener lo que ahora poseo. No sé si me faltarán fuerzas más adelante para seguir caminando.

Aprendí que nunca tengo que decidir dejar el camino cuando llego cansado cada noche. Porque con la luz del amanecer las cosas se ven de otra forma.

Y el cansancio me turba el espíritu. No sé si este camino es totalmente el correcto. O si mi forma de recorrerlo es la adecuada. A veces dudo. Tal vez cuando me comparo con otros peregrinos. Me da miedo ir muy despacio. O estar haciéndolo de la forma equivocada.

Tal vez no haya una más correcta que otra. Pero tengo miedo. Y me asusta pensar que la dirección no es la correcta. Por eso necesito que alguien en mitad de mi caminar me confirme mis pasos. En el camino de Santiago son las fechas amarillas las que me reconducen y me recuerdan que no voy mal. Que no me he perdido.

En el camino espero lo que aún no poseo. Y esa esperanza me habla de algo que todavía no llega y forma parte de una promesa.

Benedicto XVI decía en Spe Salvi: “Ya están presentes en nosotros las realidades que se esperan: el todo, la vida verdadera. Y precisamente porque la realidad misma ya está presente, esta presencia de lo que vendrá genera también certeza: esta realidad que ha de venir no es visible aún en el mundo externo, pero la llevamos dentro de nosotros”.

Espero la meta. Y vivo por anticipado lo que sueño. Esa forma de caminar me da esperanza. Me gusta ver a Jesús caminando a mi lado. Sosteniendo mi esperanza. Dándome ánimos en medio de mis luchas.

Me gusta alegrarme con la paz de los niños. Caminar despacio y de vez en cuando ir más rápido. Tengo la inquietud de los niños que ya atisban la meta. Y se detienen cautivos en un recodo del camino.

No tengo prisa por alcanzar el final. Aunque de vez en cuando me puedan las prisas. Quiero aprender a contemplar más lo que veo. Con tiempo, con pausa. Si contemplo vivo con más calma. “En la contemplación no necesitamos lograr nada. Estamos liberados de la presión de ser eficaces”[2].

No quiero ser eficaz siempre, en todo momento. Quiero ver la vida que rodea mis pasos. Alegrarme con cada paisaje, con cada momento que Dios me regala.

Una persona escribía: Siempre en el camino de Santiago experimento esa fuerza que me impulsa a seguir caminando. Un paso más. Y sigo. Y las cuestas parecen llanas. Y no temo la tormenta. La lluvia que me empapa. Ni ese frío que me hiela. Nada importa. Lo que importa es vivir abrazado a tu presente. A la fuerza de tus alas. Al fuego de tu espíritu”.

El camino se vive en presente. Contemplo mi vida en la fuerza de cada paso. Quiero vivir siempre así, con calma.

 

[1] Fernando Alberca de Castro, Todo lo que sucede importa, 163

[2] Franz Jalics, Ejercicios de contemplación, 31

Fuente: Aleteia