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Mujer Tarahumara gana carrera de 50km usando sandalias

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Mujer Tarahumara gana carrera de 50km usando sandalias

María Lorena Ramírez at the podiumImage copyrightFOTOGRAFIX-La corredora nunca ha recibido entrenamiento profesional.

La mujer indígena de 22 años de la comunidad tarahumara obtuvo el primer lugar en un ultramaratón de 50km usando guaraches.

María Lorena Ramírez venció a las otras 500 competidoras de 12 países en la categoría femenil de esta carrera que tuvo lugar en Cerro Rojo, Puebla.

Corrió sin ningún tipo de asesoría. Sus sandalias están hechas de hule de llanta reciclado.

Los tarahumaras son famosos por ser excelentes corredores.

La carrera tuvo lugar el pasado 29 de abril, pero es hasta ahora que la noticia se ha comenzado a difundir.


Los secretos para correr de los tarahumaras

El maratonista Christopher McDougall escribió sobre la habilidad del tarahumara para correr largas distancias en su libro «Born to Run» (Nacidos para correr). El descubrió que los tarahumaras:

  • Tradicionalmente viven en poblados muy dispersos, por lo que tienen que cubrir largas distancias para visitar los poblados vecinos, cazar o comerciar.
  • Corren en grupos, ofreciendo apoyo unos y enseñando a los jóvenes a seguir el paso.  otros
  • Ven el correr como un arte fino, que forma parte de sus ceremonias religiosas, así como de sus competencias y juegos tradicionales, en los que hombres, mujeres y niños participan por igual.
  • Consumen grandes cantidades de cerveza de maíz, alta en carbohidratos, para mantenerse hidratados.
  • No corren con tenis deportivos sino con guaraches hechos en casa o descalzos.

Aparte de sandalias, María Lorena Ramírez vistió una falda y una pañoleta durante la carrera.

Terminó en 7 horas con 3 minutos, y recibió un premio de 6,000 pesos.

María Lorena declaró que su trabajo consiste en pastorear cabras y ganado, para lo cual camina un prlmedio de 10-15km cada día.

El año pasado, llegó en segundo lugar en la categoría de 100km del ultramaratón de Caballo Blanco, Chihuahua.

Fuente: CNN

Muere bebé alimentado con dieta libre de gluten y lactosa

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La autopsia confirmó que el bebé murió pesando lo mismo que un bebé recién nacido y con el estómago completamente vacío.

Un bebé de siete meses de edad murió pesando solamente cuatro kilos después de que fuera alimentado con una dieta libre de lactosa y gluten.

Los padres del menor tenían una tienda de alimentos naturales en Beveren, Bélgica y decidieron alimentar a su hijo Lucas con una dieta alternativa que incluía leche de quinoa, a pesar de que esta está contraindicada en bebés tan pequeños, indicaron medios locales.

Su dieta, llevó al bebé a tener a mitad del peso esperado para un menor de esa edad y tener el peso promedio de un bebé recién nacido.

Foto de The Independent

El caso fue llevado ante un tribunal puesto que, de acuerdo con las autoridades, el menor presentó problemas de respiración tres días antes de su muerte pero los padres no buscaron atención médica.

La autopsia mostró que el bebé estaba deshidratado y su estómago completamente vacío.

Los fiscales encargados del caso buscan encontrar culpables a los padres debido a que  fueron ellos mismos los que determinaron que el bebé era, supuestamente, alérgico al gluten y a la grasa de la lactosa pero nunca consultaron a un médico para tal condición.

Los padres, identificados como Lucas y Sandrina, declararon ante las autoridades que nunca notaron nada raro en la apariencia del menor y que su pérdida de peso no les llamó la atención porque no fue algo extremo.

La abogada de ellos también explicó que los padres solamente pensaron que el bebé tenía un problema de alimentación debido a que una vez que lo alimentaron con una mamila, se puso malo, por lo que infirieron que se curaría con la dieta a la que lo sometieron sin que por ello, hubieran deseado su muerte.

Expertos en nutrición han encontrado que la dieta libre de gluten puede hacer más daño que bien a pesar de la popularidad de la que goza en el mundo entero.


Con información de Independent

Las 30 frases más bellas de la literatura

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Las 30 frases más bellas de la literatura

Ocurre muchas veces que lo mejor de un libro no es la historia que relata o ni siquiera ese final sorpresivo que nos deja impactados, sino la exquisita forma que tienen los grandes escritores de plantear las situaciones muchas veces corrientes y dejar plasmado en el papel las profundas reflexiones que inundan su mente y rigen sus vidas.

 Al compartirlas, el lector las interioriza, y cuando la belleza de la frase lo permite, el lector las vuelve, también, parte de su vida…Por eso compartimos con ustedes (sólo algunas) de las mejores frases de la literatura universal para que se deleiten.


1. “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, era la edad de la sabiduría, era la edad de la insensatez, era la época de la creencia, era la época de la incredulidad, era la estación de la luz, era la estación de la oscuridad, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación”.

Historia de dos Ciudades – Charles Dickens

2. “Crearía un perfume que no sólo fuera humano, sino sobrehumano. Un aroma de ángel, tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara, o sea, amarle a él, Grenouille, con todo su corazón”.

El perfume – Patrick Süskind

3. “Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso las que perdemos”.

El curioso caso de Benjamin Button – F. Scott Fitzgerald.

4. “La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”.

Gabriel García Márquez

5.“Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía

Hamlet – William Shakespeare

6. “El hombre razonable se adapta al mundo: el hombre no razonable persiste en intentar adaptar el mundo a sí mismo. Por tanto, todo progreso depende del hombre no razonable”.

Hombre y superhombre – George Bernad Shaw.

7. “No hay felicidad o infelicidad en este mundo; sólo hay comparación de un estado con otro. Solo un hombre que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir”.

El conde de Monte Cristo – Alejandro Dumas

8. “Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama”.

Don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes

9. “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio”.

Octavio Paz

10. “La muerte destroza al hombre: la idea de la muerte le salva”.

Howards End – E. M. Forster.

11. “Querían hablar, pero no pudieron; había lágrimas en sus ojos. Ambos estaban pálidos y delgados; pero aquellos rostros pálidos estaban iluminados con el amanecer de un nuevo futuro”.

Crimen y castigo – Fiódor Dostoyevski.

12. “La libertad, para realizarse, debe bajar a la tierra y encarnar entre los hombres. No le hacen falta alas sino raíces”.

Octavio Paz

13. “El hombre débil se vuelve fuerte cuando no tiene nada, porque sólo entonces puede sentir la locura de la desesperación”.

La compañía blanca – Arthur Conan Doyle

14. “Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida”.

Viaje al centro de la tierra – Julio Verne

15. “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”.

Gabriel García Márquez

16. “Llamo a la gente ´rica´ cuando son capaces de satisfacer las necesidades de su imaginación”.

El retrato de una dama – Henry James

17. “Cada libro, cada volumen que ves aquí, tiene un alma. El alma de la persona que lo escribió y de aquellos que lo leyeron, vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien baja sus ojos a las páginas, su espíritu crece y se fortalece”.

La Sombra del Viento – Carlos Ruiz Zafón

18. “El sol es débil cuando se eleva primero, y cobra fuerza y coraje a medida que avanza el día”.

Vieja tienda de curiosidades – Charles Dickens

19. “Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”.

Pablo Neruda

20. “Las criaturas del exterior miraban del cerdo al hombre y del hombre al cerdo de nuevo; pero ya era imposible decir cuál era cuál”.

Rebelión en la granja – George Orwell

21. “Soy lo que has hecho de mí. Toma mis elogios, toma mi culpa, toma todo el éxito, toma el fracaso, en resumen, tómame”.

Grandes Esperanzas – Charles Dickens

22. “Y si nada nos libra de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida”.

Los arrancados – Pablo Neruda

23. “Nada hay en el mundo, ni hombre ni diablo ni cosa alguna, que sea para mí tan sospechoso como el amor, pues éste penetra en el alma más que cualquier otra cosa. Nada hay que ocupe y ate más al corazón que el amor. Por eso, cuando no dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más honda de las ruinas”.

El Nombre de la Rosa – Umberto Eco

24. “La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como el dolor”.

El Conde de Montecristo – Alejandro Dumas

25. “De pronto se deslizó por el pasillo, al pasar por mi lado sus sorprendentes pupilas de oro se detuvieron un instante en las mías. Debí morir un poco. No podía respirar y se me detuvo el pulso”.

La Casa de los Espíritus – Isabel Allende

26. “Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.”

El principito – Antoine de Saint-Exupéry.

27. “Si buscas la perfección nunca estarás contento.”

Anna Karenina – Leo Tolstoy

28. “Mi consejo es, nunca hagas mañana lo que puedes hacer hoy. La procastinación es la ladrona del tiempo.”

David Copperfield – Charles Dickens

29. “No todos los que vagan están perdidos.”

El Hobbit – J. R. R. Tolkien

30.“Alicia:¿Cuánto tiempo es para siempre? Conejo blanco: A veces solo un segundo.”

Alicia en el País de las Maravillas – Lewis Carroll


Fuente: Gutemberg

Lo Que De Verdad Importa, ¡no te la pierdas!

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Lo que de verdad importa llegará a los cines de México este 19 de mayo, es turno ahora de los mexicanos de replicar la ola de solidaridad que unió a tantos españoles en pro de los niños con cáncer.

En México todo lo recaudado de la película del director mexicano Paco Arango, se irá a la Casa de la Amistad para Niños con Cáncer, I.A.P. y al Movimiento Va Por Mi Cuenta, que combate la desnutrición infantil. ¿Qué esperamos? Reenvía este mensaje a todos tus amigos para que, a partir del 19 de mayo, los cines se llenen de solidaridad. ¡No te pierdas el tráiler en este link!

Flyboard Air: el monopatín volador del creador del flyboard acuático

Es capaz de volar a más de 3.000 metros de altura, puede alcanzar una velocidad de 150 km por hora y tiene 10 minutos de autonomía.

Este monopatín volador ha sido creado por la compañía francesa Zapata Racing y, aunque aún está en pruebas, es capaz de volar a más de 3.000 metros de altura, puede alcanzar una velocidad de 150 km por hora y tiene 10 minutos de autonomía.

Aunque no es un monopatín al uso, tampoco es un flyboard porque, aunque su diseño es parecido, Flyboard Air prescinde de tubo y agua, como su propio nombre indica. Funciona con un motor a reacción mientras que el usuario lleva una mochila a la espalda con el combustible y maneja el invento mediante un joystick.

Según Zapata Racing han sido necesarios cuatro años de arduo trabajo hasta poner en marcha las primeras pruebas de Flyboard Air y, aunque hay quienes aseguran que se trata de un «fake» (en el vídeo no se ven los momentos de despegue y aterrizaje), la compañía lo niega.

Quien se esconde tras el casco y ha sido, hasta ahora, el único en volar con este hoverboard es Franky Zapata, inventor del flyboard acuático. Este francés es además campeón de moto acuática y pretender convertir el Flyboard Air en una realidad en las calles de cualquier ciudad.

https://www.youtube.com/watch?v=85TxlJx27CE


Fuente: ABC.es

Cien años de soledad: la novela que inventó América Latina

Cuatro escritores vuelven a leer la novela de Gabriel García Márquez a 50 años de su publicación

Ilustración: Sebastián Dufour

Cincuenta años después de su publicación, en 1967, cuatro escritores releen el libro más influyente de Gabriel García Márquez y, entre la memoria personal y la reflexión, recuperan un universo vivo y un imaginario que contribuyó a reubicar la región en la circulación global de la literatura.

La novela «fantasy» mejor escrita

Claudia Piñeiro

Escritora

¿Cómo se valora una obra literaria cincuenta años después de ser publicada? La pregunta clave podría ser: Cien años de soledad, ¿sigue viva hoy? La perspectiva de la crítica, la de los lectores, la de la historia o la del mito pueden llevar a distintas conclusiones.

Claudia Piñeiro
Claudia Piñeiro.

No soy crítica literaria, así que bajo ese punto de vista me declaro incompetente. Pero busco la opinión de uno de los más grandes, Harold Bloom, y a lo largo del tiempo aparecen ciertas contradicciones. En su famoso El canon occidental, menciona a García Márquez cuando habla de la «multitud de importantes figuras» que surgieron de lo que llama «la matriz» de Alejo Carpentier para constituir una literatura latinoamericana del siglo XX -que declara más vital que la norteamericana-. En 2000 le exige a un periodista del diario El Tiempo de Colombia que aclare que él nunca dijo que García Márquez fuera «repetitivo», que lo considera uno de los grandes latinoamericanos y que Cien años de soledad es uno de sus mejores libros. Sin embargo, en 2013 dice en una entrevista con El Universal de México que «el realismo mágico es un disparate, una idea tonta», y remata con que «Juan Rulfo es más interesante que el tardío García Márquez», comparando una obra casi única con los destellos finales de un escritor prolífico.

Desde el punto de vista de la historia de la edición, hay varias perlas que abonan el mito de Cien años de soledad. Por ejemplo, que el borrador haya llegado desde México al escritorio de un editor en Buenos Aires, Paco Porrúa, en dos paquetes de correo, uno primero y otro al tiempo, porque el autor y su mujer no tenían plata suficiente para el envío completo. Que el primer paquete enviado era la segunda parte porque se equivocaron al ensobrarlo. Que la novela tuvo un boca a boca que hizo que, a días de publicada, todo Buenos Aires hablara de ella y medio Buenos Aires la leyera. ¿Qué novela de un autor desconocido y sin una apuesta fuerte de marketing agotaría hoy una edición tras otra? El de Cien años de soledad es uno de esos casos en lo que todo podría haber salido mal pero salió bien. Empezando por que el correo haya logrado que un paquete de hojas despachado en una punta del continente llegara a la otra. Para quienes vivimos en América Latina, no deja de ser realismo mágico.

Y por fin el punto de vista del lector, lo que verdaderamente define que la obra siga viva. ¿Puede un lector de hoy sumergirse con el mismo gusto que lo hicimos nosotros en Macondo y la historia de soledad de los Buendía? Tomo el libro y leo: «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo». Y esa sola frase me emociona, me intriga, me sujeta. Sigo y compruebo que para mí la novela vibra, está viva. ¿Lo estará para el resto? ¿Lo estará para nuevos lectores? Yo no soy un nuevo lector, mi lectura no es virgen, incluye el texto y el mito. Tal vez lo que necesita Cien años de soledad para renacer con bríos en el siglo XXI es que la adopte un booktuber y le cuente a miles de seguidores que encontrarán en un solo libro toda una saga familiar, un mundo mágico donde las tormentas pueden durar cuatro años, los bebés tener cola de cerdo o los objetos moverse si un personaje se concentra lo suficiente. Que un extraño mal obliga a anotar el nombre de todo lo que los rodea porque poco a poco van olvidando las palabras. Que llegan al pueblo unos extraños gitanos a pregonar que «dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa», ¡pero no usan Internet sino una lupa gigante! Y por sobre todo, ojalá el booktuber lo diga, que esta «fantasy» está mucho mejor escrita que ninguna que hayan leído hasta ahora.

Un estilo propio, metódico y regular

Luis Chitarroni

Escritor y editor

Después de cincuenta años, los puntos altos del libro permanecen donde los lectores supimos encontrarlos, pero su clave de bóveda y su órbita, sin duda, resultan enigmáticas. El mundo cambió menos que los lectores: aparte de haber menguado, y mitigado su curiosidad, no buscan ni encuentran lo mismo.

Luis Chitarroni
Luis Chitarroni.

El comportamiento retórico de Gabriel García Márquez fue tan regular y metódico que, aunque se tratara de una falsa atribución, podríamos seguir hablando, más que en cualquier otro caso, de Su estilo. Cuando se publicó, Cien años… parecía reunir todos los requisitos que la crítica exigía para hablar los próximos diez años, desde la aparatosidad retórica, capaz de desvelar a los lingüistas, hasta la genealogía de los Buendía, amenazada desde el comienzo por la endogamia, ideal para el análisis estructuralista. Un contemporáneo un poco más joven le rendía admiración casi inmediata, como ocurrió con Mario Vargas Llosa, que le dedicó al colombiano un extenso ensayo hoy en apariencia extinguido como libro: Historia de un deicidio.

El programa de construcción de Cien años…, escrita durante dieciocho meses entre 1965 y 1967 en México, milagro de trabajo e inspiración, de constancia e ingenio, y ejemplo cautivo en la obra del asombroso maestro que García Márquez fue, no es óbice, sin embargo, para que las variaciones temáticas siguieran sorprendiéndonos: un libro tardío como El general en su laberinto (1989) eximiría a cualquier otro escritor de evidencias concluyentes.

«Todo el mundo tiende a no leer más que aquello que todo el mundo podría escribir», había detectado Valéry en las primeras décadas del siglo XX. La afanosa artesanía de Cien años…, obra de un oficio sostenido hasta los cuarenta años con una asombrosa versatilidad, a poco dejó provocar curiosidad o asombro. En una de sus fórmulas sentenciosas estudiadas para la espontaneidad coloquial, Octavio Paz la descartó en Solo a dos voces: «Periodismo y poesía diluida». Era fácil distribuir epigramas de desdén sin una novela como proyecto, y es fácil, asimismo, el contagio: las colonias de opinión están dispuestas siempre a compartir la pereza. A fines de esa misma década, entre intelectuales cool, un libro tan exitoso y popular como Cien años… era ya una peste.

En términos comparativos, de las novelas que emergen en eso que se pergeña sobre la marcha, y que entre Primera Plana y Emir Rodríguez Monegal dieron en llamar boom de la novela latinoamericana, ninguna puede arrimársele. La única novela de una identidad y un entrenamiento de lenguaje e imaginación que podía empardarla, Tres tristes tigres, se publicó el mismo año de 1967, en la ciudad de Barcelona, y es completamente distinta. Cuenta por omisión la Revolución cubana en una especie de larga noche única aunque no unánime. Quien la escribió, Guillermo Cabrera Infante, era también un periodista exiliado con mucho oficio, que había aprendido lo mejor de Borges, creído un tiempo en esa revolución, pero que abjuró luego de ella de manera editorial y que, a fines de los años 60 vivía ya en Inglaterra, desde donde mandaba a Primera Plana notas fulgurantes sobre ese crepúsculo que se llamó el «swinging London«.

Crónica de un joven clásico

Ana María Shua

Escritora

Enero de 1968. A los dieciséis años, mis padres me habían mandado a Europa en un viaje supuestamente cultural. Ahora, con otros veinte chicos, comandados y protegidos por la señora Preuss, cruzaba los Alpes en un micro de turismo. Mientras los demás adolescentes charlaban y se divertían, yo, como siempre, leía.

Ana María Shua
Ana María Shua.

Leía un libro que estaba causando furor en Buenos Aires, una novela de moda, pero también elogiada por la crítica, que había vendido cincuenta mil ejemplares al mes de publicada. Era Cien años de soledad.

La señora Preuss nos incitaba a mirar por la ventanilla: » ¡Miren! ¡Los Alpes!», nos decía, escandalizada. Pero lo que yo veía por la ventanilla no eran más que montañas nevadas, como los Andes pero más chicas. En Macondo, en cambio, pasaban cosas nuevas, insólitas, extraordinarias. Nunca antes había leído algo así. Nunca nadie me había contado una historia de esa manera y no sabía que era posible. Levantar la vista para mirar por la ventanilla me parecía una estúpida pérdida de tiempo, una fractura en la perfección de la magia.

Nadie me había dicho todavía que eso se llamaba realismo mágico. El estilo de García Márquez todavía no había sido bastardeado, imitado hasta la náusea y sobre todo, no se había convertido en obligatorio, y por lo tanto justamente detestado por los escritores latinoamericanos. Hasta casi hacernos olvidar ese primer momento de originalidad y maravilla.

En 1967 Cien años de soledad fue una revolución. Después se convirtió en una carga. Hoy es un clásico.

Se puede empezar a leer por cualquier parte. Todo vale. Historietas, novela rosa, sagas juveniles, libros menores y contemporáneos, libros buenos y malos, libros cualquiera. Pero los libros hablan de otros libros. Y tarde o temprano, el que lee mucho termina por preguntarse qué habrá escrito ese tal Shakespeare, por qué tantos libros mencionan a Dickens o a Cervantes, quién era el doctor Fausto, que hizo de especial Madame Bovary para que todos se acuerden de ella, por qué lloraba Werther, cómo y por qué volaba Remedios la Bella, que tendrá de Divina esa famosa Comedia. Así, en una mezcla enmarañada de títulos con autores y personajes, los clásicos aparecen y se imponen a los ojos del lector.

Y cuando se empieza a buscarlos, a leerlos deliberadamente, además del placer que deparan (por algo son clásicos, por algo cruzaron las barreras del tiempo y el espacio), uno se da cuenta de que está iniciando una etapa parecida al momento milagroso en que aprendió a leer, y los signos sin sentido que le ofrecía el mundo, en los carteles, las vidrieras, las pantallas, se transformaron en palabras, nacieron al significado. Entonces se empieza a relacionar, a entender alusiones, y la literatura, que ya era placentera, se vuelve mágica, un juego de referencias y sobreentendidos al que se puede jugar con el autor.

Es obligatorio y a veces difícil recordar que Cien años de soledad no es un libro garcíamarquezco. Que su autor estaba creándolo todo: un mundo y una forma de contarlo. Como en cualquier clásico.

La puerta a un mundo recién hecho

Carlos Gamerro

Escritor, crítico y traductor

Hay pocos autores que, como Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, sean capaces de franquearnos la entrada, cada vez que abrimos el libro, a un mundo prístino, nuevo, recién hecho. En este momento, me vienen a la mente apenas otros dos: Homero y Tolstoi. «El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo», leemos en el primer párrafo. Parecería que el narrador mirara el mundo por primera vez, y todo en él es vívido, brutal e inocente. No quiere decir que todo sea armónico o sin conflictos: es un mundo que incluye las interminables guerras civiles en las que participa el coronel Aureliano Buendía, las matanzas de los trabajadores del banano, las pasiones que cíclicamente arrasan el orden de la familia; pero el hombre no está solo en un cosmos hostil o, peor, indiferente; vive en un mundo hecho para él, en una realidad sin fisuras donde lo maravilloso y lo cotidiano se funden en un continuo.

Carlos Gamerro
Carlos Gamerro.

Cien años de soledad es la primera novela latinoamericana que no parece derivar de, y ni siquiera dialogar con, modelos europeos o norteamericanos; de hecho no parece surgir del arte sino de la realidad -de la naturaleza- misma. Se trata de una ilusión del arte, por supuesto, ya que este efecto de lo primigenio depende de uno o dos escamoteos: artísticamente, en el de los precursores locales, como Arguedas, Rulfo, Carpentier o Faulkner (Faulkner pertenece tanto a la literatura latinoamericana como a la estadounidense); históricamente, en el de los indios, que parecían no existir cuando los Buendía llegaron a las selvas primigenias y por lo tanto no debieron ser masacrados para hacer lugar a éstos. Más aún, es una novela que se convirtió en modelo para las europeas, no siempre con los mejores resultados, como lo prueban las a veces grotescas incursiones en el realismo mágico de los autores del norte; pero mucho más importante, fue una novela que creó un eje sur-sur o tercer mundo-tercer mundo: a partir de ella las literaturas dependientes se convierten en interdependientes y la de Colombia puede influir en la de la India o en la de Nigeria sin pasar por «relevos» norteamericanos o europeos.

Otra puerta que Cien años de soledad nos abre da al jardín perdido de la familia extendida: esa densa y caliente red de tatarabuelos, padres, hijos, nietos, tíos, sobrinos y primos, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos muchas veces puede ahogar en sus tentáculos la individualidad y la autonomía de sus miembros. No debe ser casual que para recuperar una vivencia análoga, los estadounidenses deban recurrir a la mafia italiana (lo más parecido a Cien años de soledad que ha dado su cultura es la saga de El padrino), ni es casual que una de las novelas más celebradas de la lengua inglesa en los últimos tiempos, Los hijos de la medianoche de Salman Rushdie, responda al modelo de la novela de García Márquez no sólo en el recurso al realismo mágico y a la alegoría, sino también en circunscribirse a un árbol familiar que, como las higueras tropicales, más bien parece un bosque. Cien años de soledad es un hermoso título, pero nunca me pareció muy adecuado: nadie está solo en esta novela, todos los personajes forman parte de una gran familia y esa familia, que es también América Latina, es el centro del mundo.

Fuente: La Nación

Los cambios deben ser para mejorar

Los cambios deben servir para mejorar

Por Elena Goicoechea

No creo en cambiar por cambiar, sobre todo si es hacia algo peor. La izquierda mexicana no es tal, solo se trata de una población desencantada que se aglutina en torno a una figura autoritaria y populista, ayudada por vividores de la política; Freud diría que quienes votan por figuras mesiánicas son personas inmaduras que buscan en un presidente a un padre que les resuelva sus problenas para no asumir su responsabilidad. El gobierno no debe ser un papà, es solo un guardián y administrador de los impuestos, que deben invertirse en construir un sistema y una infraestructura que permita a quien lo busque y se esfuerce, una calidad de vida acorde con la dignidad humana. Suena a rollo, pero es cierto. Regalar dinero es como la parábola de regalar pescado. Mejor enseña a pescar y cuida que en el lago haya peces. En cuanto a la necesidad de alternancia, eso es precisamente lo que más se arriesga cuando se elige a un mesías autoritario que se cree el único camino. Al tiempo…. Basta ver a Venezuela.

Rechazo total de Morena a proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco

En redes sociales ya circula un video en donde los representantes de partido Morena reafirman su postura contra la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco; lo que ocasionaría, según la página de Factiko, la perdida de 450 mil empleos para los mexiquenses.

El rechazo de la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez a la construcción del nuevo aeropuerto, quitará 450 mil empleos a los mexiquenses.

Posted by Factiko on Thursday, May 18, 2017

El mejor complemento para la playa es el pan. Sí, ¡Pan de azúcar!

Carmen González

Pan de Azúcar, marca fundada por Carmen González, trae un estilo totalmente nuevo y fresco para tus días de sol y mar.

“El amor a la playa y a la naturaleza fue nuestra principal inspiración y con cada pieza brindamos la mejor excusa para crear una nueva historia”, afirma Carmen. Desde el buttom, top o traje completo más sencillo, todas sus prendas son fabricadas de manera artesanal y bordadas a mano: son únicas.

Y para que no solo luzcas súper in en la playa, Pan de Azúcar cuenta con varias opciones: los tradicionales huaraches, muy mexicanos; una línea de bolsos tejidos para cualquier ocasión, día o noche; además de capas, kimonos y su nueva línea de ropa deportiva.

 

Su boutique se encuentra en Guadalajara, aunque también puedes checar su catálogo desde su página Web o bien, a través de sus redes sociales para que estés atenta a sus nuevos lanzamientos.

www.pandeazucarswimwear.com

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Fragmentos y despieces, la fotografía de María José Belausteguigoitia

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“El miedo no se crea ni se destruye, solo se transforma” habla de ese momento incomprensible en que el miedo cambia radicalmente su forma, convirtiéndose en una descarga desmedida de creatividad y permitiendo crear un proyecto increíble.

María José Belausteguigoitia

María José Belausteguigoitia estudió Arquitectura con especialidad en Diseño de Interiores en la Universidad Anáhuac, a la par descubrió su amor por la fotografía y de la mano de Estudio Urquiza aprendió a exteriorizar sus más profundas emociones. Desde entonces no ha dejado de apretar el disparador para captar imágenes que muestran sus pasiones.

Fragmentos y Despieces fue el nombre que decidió ponerle a su primera exposición individual, instalada en el Club Mundet de la Ciudad de México. En ella, María José se destapó con el público para enseñar parte de sus “fragmentos” y tratar de entender el miedo desde la perspectiva de otra persona; provocando la reflexión de lo que es para todos nosotros el ser y la búsqueda.