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Lady Gaga y el rosario

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Por Carmen Neira

Lady Gaga aplazó su gira europea hasta el próximo año. Según explica su promotora de conciertos Live Nation la fibromialgia (enfermedad que padece la cantante) la obliga a suspender los dos conciertos que iba a ofrecer en Barcelona.

La cantante ha querido explicar a sus fans lo que está sintiendo en estos días y para ello ha decidido utilizar una imagen llamativa. Un rosario entre las manos es la imagen que Lady Gaga ha escogido para explicar su dolor:

I have always been honest about my physical and mental health struggles. Searching for years to get to the bottom of them. It is complicated and difficult to explain, and we are trying to figure it out. As I get stronger and when I feel ready, I will tell my story in more depth, and plan to take this on strongly so I can not only raise awareness, but expand research for others who suffer as I do, so I can help make a difference. I use the word "suffer" not for pity, or attention, and have been disappointed to see people online suggest that I'm being dramatic, making this up, or playing the victim to get out of touring. If you knew me, you would know this couldn't be further from the truth. I'm a fighter. I use the word suffer not only because trauma and chronic pain have changed my life, but because they are keeping me from living a normal life. They are also keeping me from what I love the most in the world: performing for my fans. I am looking forward to touring again soon, but I have to be with my doctors right now so I can be strong and perform for you all for the next 60 years or more. I love you so much.

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El comunicado dice lo siguiente:

“Siempre he sido honesta acerca de mis lucha en la salud física y mental. Buscando durante años para llegar al fondo de ellos. Es complicado y difícil de explicar, y estamos tratando de entenderlo.

= También puedes leer Lady Gaga: También los famosos somos pecadores y perdonados por Dios =

A medida que me siento más fuerte y cuando me sienta preparada, voy a contar mi historia con más profundidad, y planeo tomar esto con fuerza para no sólo aumentar la conciencia, sino ampliar la investigación para otros que sufren como yo, para que pueda ayudarles.

Yo uso la palabra “sufrir” no por piedad, o atención, y me he sentido decepcionada al ver que la gente sugiere que estoy siendo dramática, haciendo esto, o jugando a hacerme la víctima para cancelar la gira.

Si me conocieras, sabrías que esto no podría estar más lejos de la verdad. Soy una luchadora. Yo uso la palabra sufrir no sólo porque el trauma y el dolor crónico han cambiado mi vida, sino porque me están impidiendo vivir una vida normal.

También me están ayudando para mantenerme en lo que más amo en el mundo: actuar para mis fans. Tengo muchas ganas de volver a rodar pronto, pero tengo que estar con mis médicos ahora mismo para poder ser fuerte y actuar para todos ustedes durante los próximos 60 años o más. Os quiero mucho”.

Perseguida por la polémica

Lady Gaga siempre ha sido una cantante polémica y nunca ha dejado a nadie indiferente. Fans y detractores la aman y detestan con la misma fuerza. Es curioso que Lady Gaga utilice un rosario para hacer este comunicado cuando en su videoclip más conocido (Alejandro) y el que le dio la fama utilizó un rosario para comérselo y hacer mofa (vestida de monja) a lo religioso.

Desde entonces y hasta ahora muchas cosas han cambiado en Lady Gaga. Quizá esta sea la explicación a su última aparición con un rosario.

 

 

Publicado originalmente en: Aleteia.org

Chanel: un legado de libertad y feminidad

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Por 

Hablar de Chanel significa hablar de una mujer y un legado inolvidable.

Coco Chanel

Coco Chanel, este es un nombre que no es considerado únicamente como un referente de moda y estilo, sino un manifiesto femenino que dejó un legado único tanto para la moda, como para la mujeres. Ya conocemos muchas de las historias: tomó los pantalones para tener libertad al caminar; le puso una cadena a su bolsa para no tener que cargarla; creó un perfume cargado de poder; tomó las rayas marineras para crear un estilo tan cómodo como chic y claro, ¿cómo olvidar las perlas que adornaban su cuello?

« La sencillez es la clave de la verdadera elegancia»

Chanel es una marca con referentes de vida: sé fiel a ti misma y vive con pasión. Esto es algo que es posible traducir a todas las áreas de la vida, como ella lo hizo consigo misma, al no estar contenta con ella misma, se reinventó a través de la ropa, pero siempre bajo el mismo ideal: nunca permitirse ser gobernada por nada ni por nadie, como digna mujer de su signo regente: Leo.

Hablar de Coco, es hablar de las camelias. De estas nunca dijo en vida porqué le gustaban, pero ciertamente se sabe que alguna vez estuvo fascinada trans contemplar una presentación de «La dama de las camelias», una novela escritar por Alexandre Dumas (hijo), que inspiró la ópera conocida como «La traviata» de Giuseppe Verdi, que proclama la libertad desmesurada de una mujer, que a pesar de conocer el amor, jamás renuncia a su libre albedrío, una analogía aplicada a la belleza de una camelia, que al ser una flor tan solitaria, parece más bella.

Pensar en esta casa, también significa pensar en un legado pintado de ciertos colores: blanco, negro, rojo, dorado, beige y tintes azules. Cada uno cargado de simbología y elegancia que refleja a una mujer fuerte, decidida, con toques de sensualidad, capaz de conducirse prefectamente en su día a día.

Coco es una figura marcada por las paradojas, algo que si bien sale a flote sin mayor escándalo en el siglo XXI, no ocurría en su tiempo. Ella se convirtió en una de esas primeras figuras independientes que jamás abadonaron su feminidad, al contrario, hizo de esta característica su mayor fortaleza, demostrando que no por ser mujer, pertenecía al sexo débil… todo lo contrario.

 

 

 

Publicado originalmente en: Vogue

Lady Gaga: También los famosos somos pecadores y perdonados por Dios

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Por Catholic Link

Hace unos días Lady Gaga publicó en su cuenta de Instagram una respuesta conmovedora a una publicación que hizo Catholic-Link en su versión en inglés. Nosotros la compartimos y te acercamos este esclarecedor artículo sobre la fe.

«Me ha parecido una buena idea traducirles el contenido del screenshot que Lady Gaga publicó, así como su respuesta, porque este repentino diálogo podría ser una ocasión muy linda para entrar en una conversación sana y respetuosa sobre la fe y la importancia de la coherencia en la vida cristiana.

La publicación de la cual Lady Gaga sacó un screenshot lleva como título: De Lady Gaga a Steph Curry, 5 cosas a tener en cuenta cuando los famosos comparten su fe, y se publicó porque recientemente Lady Gaga compartió una foto de un cura, donde hablaba muy bien de él y además mencionaba una parte de la homilía donde el cura había hablado de la Eucaristía.

Lady Gaga / Instagram

El post fue escrito por nuestra editora, Becky Roach, y no tenía como objetivo ofender ni despreciar el bonito gesto de la cantante.

Todo lo contrario – y lo pueden leer -, es un esfuerzo por ayudar a los católicos a tener una mirada equilibrada y positiva con respecto a este tipo de gestos, una invitación a valorar el hambre de Dios que existe en el mundo de la fama, y una advertencia para no olvidar que también son seres humanos frágiles y debemos rezar por ellos.

Screenshot subido por Lady Gaga a Instagram

Screenshot subido por Lady Gaga a Instagram


Lady Gaga publicó la siguiente parte de nuestro artículo: “Entonces, ¿qué debe hacer un católico en estas situaciones? Muchas celebridades comparten pasajes de la Biblia, citan a sacerdotes, y cantan música cristiana mientras al mismo tiempo tienen un estilo de vida mundano (propio de Hollywood) alejado de valores cristianos como la modestia y la pureza. Hay algunos, sin embargo, como Steph Curry, que sobre la fe hacen algo más que solo publicar un Tweet o un status de Facebook”.

En otras palabras, nuestra editora, como mamá de 5 niños que ven programas de televisión y siguen a varios cantantes famosos, no hace otra cosa sino pedirles coherencia a las celebridades que quieren transmitir o manifestar su fe en público.

Especialmente cuando hablamos de Lady Gaga y algunos de sus videos, explícitamente blasfemos, este comentario es duro pero muy atinado.


La cantante respondió de esta manera en su Instagram: “Querida Becky Roach, María Magdalena lavó los pies de Cristo y fue protegida y amada por Él. ¡Una prostituta! Alguien a quien la sociedad mira con vergüenza como si ella y su cuerpo fueran el basurero de un hombre. Él la amó y no la juzgo. Él la dejó llorar sobre él y secar sus pies con los cabellos de una ramera. Nosotros no somos solo “celebridades”, somos seres humanos y pecadores, hijos, y nuestras vidas no están vacías de valores porque luchamos. Nosotros somos igualmente perdonados como nuestros prójimos. Dios no cambia según las tendencias, y su perdón no hace distinción entre creyentes“.

Confieso que es uno de los textos más hermosos que jamás le he oído decir a una persona famosa. Me siento incluso conmovido y halagado de que estas palabras las esté dirigiendo a Catholic-Link.

Si lo que dijo ha sido auténtico – y lo creo – entonces hay un gran valor en el alma de esta mujer y una experiencia de la misericordia y del amor de Dios muy tierna.

Por otro lado, no creo que el artículo de Becky haya tratado de juzgarla o cerrarle las puertas del perdón de Dios. Al contrario, Becky le describe el siguiente paso: la coherencia de vida. ¡Y es que lo mismo hizo Jesús, Lady Gaga!

Cuando María Magdalena fue salvada de ser apedreada y levantó los ojos para ver al hombre que la había defendido… ¿qué fue lo que le dijo Jesús, lo recuerdas? “Ve y no peques más”.

Lo mismo le pide Jesús a cada cristiano por más pecador, famoso, pobre o rico que sea… (y para lograrlo nunca nos abandona). La misericordia no está reñida con la corrección fraterna, todo lo contrario, la corrección forma parte de la misericordia.

Por último, dentro de pocos días le responderemos a Lady Gaga con un carta pública. Les pido oraciones, este diálogo pueda dar muchos frutos.


ACTUALIZACIÓN (1 hora después)

Les comparto nuestra respuesta a Lady Gaga en Instagram, decimos: Querida Lady Gaga, tu captura de pantalla era sólo una parte del artículo y nuestra intención nunca fue juzgarte. El artículo es un esfuerzo por ofrecer una visión equilibrada y positiva de este tipo de expresiones de fe, fue una invitación a valorar el hambre de Dios que existe en el mundo de la fama, y fue un recordatorio de que las celebridades, como nosotros, son frágiles y nos toca rezar por ellas antes que juzgarlas. Dicho esto, lo que escribiste es realmente hermoso. Es uno de los mensajes más conmovedores que hemos leído. Estaremos rezando para que la experiencia de la misericordia de Dios siga creciendo en tu corazón y traiga muchos frutos para ti, para las personas que amas, y para todos tus seguidores

Captura de pantalla del Instagram de Catholic-Link

Si no lo harías en la vida real, no lo hagas en tus redes sociales

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Por 

Como terapeuta sexual, nunca imaginé que pasaría tanto tiempo hablando sobre Instagram, Facebook, Twitter y Snapchat.

Pero varias de mis sesiones están llenas de historias acerca de las maneras en las que las redes sociales interfieren con las relaciones de mis clientes: cosas como espiar en la cuenta de Facebook y después sufrir sobre qué hacer con la actividad sospechosa, pero no totalmente incriminatoria; o terminar una nueva y prometedora relación porque la persona comenzó a seguir a sus exparejas en Instagram.

Jordan Gray, un asesor en sexo y relaciones de pareja, también enfrenta ese tipo de retos al realizar su labor.

“Es tan difícil porque es poco lo que sabemos”, afirmó. “Las cuentas en redes sociales nunca habían tenido este nivel de saturación de mercado. Eso inevitablemente generará nuevos retos para las personas”.

En una encuesta de 2014 del Pew Research Center, 45 por ciento de los millenials participantes dijeron que sus cuentas de redes sociales habían tenido un “gran impacto” en sus relaciones.

A la mayoría de nosotros nos incomoda hablar sobre ese tipo de interacciones porque nos preocupamos de que las redes sociales sean demasiado frívolas para discutir sobre ellas, pero es importante reconocer que estas generan sentimientos reales y que esos sentimientos importan.

Aun así, fijar límites en las redes sociales no tiene que ser la lucha colosal en la que a veces la convertimos.

Da prioridad al tiempo de calidad sin redes sociales

La pelea más común relacionada con las redes sociales según mis pacientes es la cantidad de tiempo que sus parejas pasan en Facebook o Instagram. Escucho historia tras historia de parejas que planean una noche de cita romántica que se convierte en una conversación sobre los corazones en Instagram, los favoritos en Twitter y las vistas en Snapchat.

El comportamiento se extiende a la habitación: los pacientes me han contado historias de ocasiones en que su pareja ha revisado sus redes sociales a mitad del coito.

“El cigarrillo y el abrazo después del sexo ha sido rápidamente remplazado por un vistazo a las redes sociales”, dijo Gillian McCallum, director ejecutivo de Drawing Down the Moon Matchmaking, un sitio de citas británico. “Los hombres y las mujeres son culpables de usar su teléfono para deleitarse con el brillo de su pantalla en vez del resplandor posterior a hacer el amor”.

Siempre debes hacer que tu pareja se sienta más importante que tu teléfono, así que dediquen por lo menos 20 minutos diarios a disfrutar de tiempo juntos sin clavarse en una pantalla (no sirve ver televisión mientras se usa Facebook).

CreditEvan Vucci/Associated Press

Por supuesto, pasar más tiempo sin redes sociales es mejor, si puedes soportarlo. Te podría gustar realizar todas tus comidas sin el teléfono (o al menos tenerlo en modo avión o silenciado). O intenten apagar las notificaciones cuando estén juntos.

Pregunta antes de publicar

Tu pareja siempre debe ser la prioridad. Eso es especialmente importante cuando se trata de compartir fotos de ambos o detalles de sus citas o de su vida juntos. Generalmente, en las relaciones de pareja, una persona es más reservada que la otra, se trata de una diferencia que puede desencadenar peleas.

Laurie Davis Edwards, fundadora del sitio de citas eFlirt, dijo que las conversaciones honestas sobre los límites de las redes sociales al principio de la relación pueden prevenir sorpresas en el futuro. Pregúntale a tu pareja qué le gusta y qué no le gusta compartir en redes sociales. Esto es de suma importancia en grandes acontecimientos, por ejemplo, cuando “oficialicen” su relación, cuando se comprometan, cuando haya un embarazo, entre otros.

Una regla fácil de cumplir: pregúntale a tu pareja antes de compartir cualquier cosa sobre tu relación. Preguntas sencillas como: “¿Estás de acuerdo en que publique esta foto de nosotros en nuestra cita de anoche?”, pueden ser de gran ayuda para evitar peleas. Cuando no llegan a un acuerdo, Gray sugiere que es preferible equivocarse al elegir “la opinión del integrante de la pareja que es más reservado”.

Si sientes que compartes demasiado, McCallum advierte: “La cantidad de fotografías de tu relación que publicas en Facebook no indica el éxito o la calidez de la relación”, dijo. “Aun en este periodo de enorme uso de las redes sociales, las parejas muy sólidas, fuertes y felices frecuentemente eligen no exhibir su relación en Facebook”.

Si no lo harías en persona…

En el mundo real, los límites que debemos respetar cuando estamos en una relación son obvios. Pero las redes sociales pueden hacer confusa esa línea, lo cual puede llevar a las personas a hacer o decir cosas que no harían en redes sociales. Por ejemplo, comentar “Qué bonito” en la más reciente foto en traje de baño de tu ex publicada en Instagram parecer ser menos grave que decírselo en persona, pero puede que no se entienda de esa manera.

Usa los límites de la vida real como tu guía digital. Imagina que tu comportamiento en redes sociales ocurre en persona, con tu pareja a tu lado. ¿Harías ese comentario o enviarías el mensaje mientras tu pareja te observa? Si no lo harías en la vida real, no lo hagas en línea.

No espíes

Las redes sociales también facilitan que revises la conducta de tu pareja. Ya no es necesario que te pongas una gabardina, un bigote falso y gafas de sol para seguir a tu pareja por la ciudad. Simplemente puedes tomar su teléfono cuando esté en la ducha. Y hay mucho por descubrir; por alguna razón, la mayoría de nosotros piensa que nuestra actividad en línea es privada, pero es sorprendentemente fácil encontrar un tesoro de información.

Algunas personas insisten en intercambiar códigos para ingresar a los teléfonos antes de comenzar una relación formal, o se rehúsan a salir con alguien que no comparte sus contraseñas como “prueba” de su fidelidad. Es fácil sentirse con derecho a ver los correos electrónicos, mensajes de texto y mensajes directos de tu pareja, si asumimos que te dé el permiso si no tiene nada que ocultar. A pesar de lo tentador que puede ser, espiar nunca es una buena idea, ni en el mundo real ni en línea.

“Si sientes la necesidad de revisar el comportamiento en línea de tu pareja, es porque hay una conversación más importante que deben realizar sobre la falta de confianza en su relación o tus sentimientos de confianza en general”, dijo Gray. Si la necesidad de seguir cada uno de los movimientos de tu pareja es muy grande, probablemente algo más está pasando; resolverlo será de mayor ayuda que dedicarte a espiar.

Podrían considerar simplemente no seguirse en redes sociales. Tengo dos amigos que son pareja: al hombre le gusta escribir en Twitter; su novia prefiere Instagram. Ellos no se siguen a propósito; confían mutuamente en que la otra persona no hará nada inapropiado y les gusta sentir que no son “supervisados” por su pareja. Es un buen recordatorio de que tus vidas en redes sociales no tienen que desarrollarse de la misma manera que tu vida real. Un poco de distancia siempre es saludable, en el mundo real y en el virtual.

Dale el beneficio de la duda

Aun si inocentemente encuentras actividad que parece sospechosa, trata de recordar que el tono y la intención son más difíciles de medir en línea.

La mayoría de nosotros llegamos a conclusiones con una cantidad limitada de información. “Esto es lo que llamo síndrome de la narrativa: cuando sacas conclusiones para descifrar qué está pasando sin conocimiento de primera mano”, dijo Edwards. “El síndrome de la narrativa usualmente escala y antes de que te des cuenta, estás convencido de que te está engañando con base en solo un comentario en la publicación de alguien”.

Pregúntale a tu pareja sobre su intención antes de asumir algo. Por ejemplo: “Oye, vi que ahora eres amigo en Facebook de esa chica con la que me dijiste que salías antes de que nos conociéramos. ¿Cómo ocurrió eso?”.

CreditBrian Snyder/Reuters
Enfrenta el problema de inmediato

Aun con las mejores intenciones, tú y tu pareja probablemente se lastimarán el uno al otro con alguna de sus conductas en línea. Lo mejor es hablar inmediatamente para resolver esos episodios y analizar caso por caso. Resuélvanlos de manera directa antes de que se desarrolle un patrón o antes de que se gesten sentimientos negativos.

Gray sugiere primero tomarse el tiempo para descifrar por qué el enojo, en vez de enfocarte en el comportamiento. ¿Cuál es el asunto subyacente? Nuestras emociones pueden darnos mucha información si se lo permitimos.

Entonces, habla con tu pareja y enfóquense en el porqué, en vez de la acción específica. Permite a tu pareja conocer cuál es el verdadero problema y qué necesitas de su parte. Por ejemplo, podrías decirle: “Oye, quiero que sepas que me incomoda ver que todavía tienes fotos románticas de ti y tu ex en tu cuenta de Facebook. Me preocupa que todavía no lo hayas superado por completo. ¿Crees que podrías borrarlas?”.

Sí, es frustrante reconocer el profundo impacto que las redes sociales pueden tener en nosotros y en nuestras relaciones. Pero recuerda, aun Snapchat puede iniciar conversaciones importantes para la pareja.


Juchitán y el Istmo, una olvidada región que quedó devastada tras los terremotos

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Por Manuel Hernández Borbolla

Tras perder su casa, miles de oaxaqueños enfrentan lluvias y rapiña al mismo tiempo que denuncian falta de apoyo gubernamental. Esto es lo que encontró el HuffPost tras recorrer la zona.

Montículos de cascajo anuncian la llegada a Juchitán. A lo largo de la carretera la destrucción de viviendas ocasionada por el terremoto, resulta evidente. Es el 18 de septiembre y el otro sismo que colapsó la Ciudad de México todavía no acontece. Han pasado más de 10 días desde que el temblor con magnitud de 8.2, con epicentro en las costas de Oaxaca y Chiapas, devastó la región. Y la ayuda todavía no llega a muchas comunidades de Juchitán.

Un convoy de militares reparte colchonetas, impermeables y algunos víveres a orillas de la carretera, donde algunas pancartas denuncian falta de apoyos por parte del gobierno.

Algunas calles más adentro, en la colonia conocida como Los Cocos, en la octava sección, doña Silvia López Aquino mira desde la fachada de su casa en ruinas el paso de los militares. Platica con ellos y le dejan una cubeta con impermeables, agua potable, colchonetas y un par de escobas. Casi todas las pertenencias de la señora Silvia se encuentran a la intemperie. Su hija, Clara, dice que no pueden moverse a un albergue por el miedo de que le roben lo poco que tienen.

Silvia recorre la agrietada casa sin paredes y se echa a llorar. El inmueble que cuenta con una planta alta ha quedado totalmente inhabitable. Los militares le recomiendan acampar en una zona específica del patio ante el riesgo de derrumbe. Aunque la comida es escasa, sabe que con el apoyo de su familia y vecinos no le faltará un poco de maíz con frijoles para comer. Pero la preocupación principal es cómo recuperar la casa que le dejó su esposo y habitó durante más de 30 años.

«Estaba con mi nieto en la planta alta y fue un momento muy rápido, que gracias a Dios que apenas había dormido unos 20 o 30 minutos. Sentí cuando empezó a temblar e inmediatamente dije, Dios mío que no siga, pero cuando sacudió ya la cama me paré y busqué a mi nieto en su cuarto. Lo desperté y lo abracé porque ya estaba el temblor, fuerte, fuerte. Buscamos ahí en la puerta, pero mi nieto se asustó mucho. Me decía, abuelita, abuelita, me estoy asustando. Cállate mijo, Dios no nos va a dejar desamparados. Y lo abrazaba y nos sacudía, nos llevaba a un lado, así, pero lo sentimos mal muy fuerte, muy feo», cuenta Silvia al HuffPost.

Pero a poco más de 10 días después del terremoto, sus efectos se empiezan a resentir con mayor fuerza.

«Lo estoy resintiendo más que los primeros días», cuenta Silvia, quien al enterarse de la muerte de un vecino a causa del temblor se echa a llorar por no poder asistir al velorio. Prácticamente no ha salido de su patio desde que ocurrió el sismo.

Como la ayuda no llegaba, su hija y sus nietos, junto con algunos vecinos, pegaron cartulinas a orillas de la carretera con la esperanza de que alguien acudiera al llamado. Más de una semana después, funcionarios del gobierno estatal en coordinación con el gobierno federal, pasaron a su propiedad para levantar un censo de los daños.

«Pero ahora ya pasaron los del municipio y me dieron el folio y que a lo mejor con esto ya nos atiendan», cuenta Silvia, quien ahora pide al gobierno ayuda para reconstruir la casa donde crecieron sus hijos y le dejó su esposo antes de morir.

«Pues reconstruir la casa si se pudiera, que dieran aunque sea una casa, no igual que esta, pero para que yo esté viviendo bajo un techo», dice la mujer, que es jubilada y trabajaba como secretaria del Instituto Tecnológico del Istmo.

Desde Oaxaca, la otra emergencia, tras el sismo del 7 de septi…

#VIDEO Para no olvidar la emergencia en el sur. Silvia López Aquino nos cuenta cómo vivió el temblor del 7 de septiembre en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. donde desafortunadamente perdió su casa.

Posted by HuffPost México on Tuesday, September 26, 2017

Tan sólo en Juchitán, se reportan al menos 4 mil viviendas con daño parcial o total, según la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). Una tragedia que dejó más de 60 muertos.

A pesar de que los hoteles están repletos de funcionarios federales, los reclamos de abandono por parte del gobierno son una demanda recurrente en toda la región. Algunos incluso reconstruyen sus casas con el cascajo que quedó tras el terremoto.

Pero en todo el Istmo de Tehuantepec, los efectos del terremoto dejaron 800 mil damnificados y al menos 40 mil viviendas afectadas, según el gobierno estatal.

Una de ellas fue Ana Rosa Rodríguez, quien dormía en casa con sus dos hijos pequeños y su esposo cuando ocurrió el terremoto. Esa noche tuvieron que dormir en la calle. Al día siguiente se trasladaron al albergue ubicado en una escuela del poblado de Unión Hidalgo.

«La experiencia es horrible. Se cayó el techo de mi casa y salimos corriendo a ver a dónde nos íbamos, porque no teníamos dónde ir», narra desde uno de los catres en los que ha pasado las últimas noches.

«Nos dieron dónde nos quedáramos, a mi niño le dieron sus pañales, su leche, sus toallitas húmedas», cuenta Ana, quien antes del terremoto trabajaba vendiendo comida mientras su esposo lo hacía en el campo.

«Dicen que nos van a dar dinero y nos van a hacer la casa, pero nada más a los propietarios. Yo no tengo terreno propio, pero nosotros también perdimos casa. No sabemos dónde vamos a meter a nuestros hijos cuando acabe este apoyo», señala preocupada.

«Los primeros días sí nos daban comida, bien, bien, pero como que ahorita ya… Desde que llegaron los de la Marina, como que más nos atiende la Marina», manifiesta mientras se queja de que a pesar de haber muchos garrafones de agua dentro del albergue, las autoridades encargadas de repartir la ayuda a veces niegan el acceso a dichos víveres. «El gobierno estatal manda bastante, pero esta gente es la que no. Les está doliendo dar, pues».

Organizaciones civiles como Código DH, ProDesc y Oxfam denunciaron que tras una visita a la región del 11 al 14 de septiembre, pudieron atestiguar y documentar la falta de coordinación gubernamental en la distribución de la ayuda humanitaria y el uso discrecional de los escasos recursos que han llegado.

De acuerdo con el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, su adminsitración ya ha comenzado los trabajos de demolición y reconstrucción de 63 mil viviendas y más de mil escuelas dañadas en la entidad. Se estima que los daños en Oaxaca tras los sismos tengan un costo cercano a los 16 mil millones de pesos.

«No sé cuándo Juchitán va a estar otra vez»

Pero incluso quienes no perdieron su casa, padecen los efectos del sismo. Tal es el caso de Rosario Ramírez, quien trabaja haciendo huipiles. Su esposo se dedica a fabricar joyería de fantasía. Aunque su casa sólo tiene algunas cuarteaduras, su familia se quedó sin ingresos, ante el clima de desastre que persiste en Juchitán, el centro comercial de la región cerró.

«El cielo se abrió y se cayó una bola de lumbre. Pensé que ya era el final. Pensé que habían aventado una bomba o algo así», cuenta.

«Nosotros tenemos ganas de trabajar, pero ¿quién nos va a comprar? Necesitamos que la gente de otro lado nos apoye comprando lo que nosotros fabricamos para poder levantarnos, porque si nos quedamos así… no hay otra manera. Y también pienso en los niños, qué van a hacer. Esto es el principio. Ahorita le doy gracias a todos los que nos están apoyando, mandando despensa. Gracias a ellos tenemos un plato de comida. Pero ¿qué va a pasar más adelante? Esto es apenas el comienzo», agrega.

Las calles del centro de Juchitán hablan de un pueblo en ruinas. Casi todos los edificios tienen las paredes resquebrajadas. El desastre se amplifica conforme uno se acerca a la plaza principal. A un costado de la presidencia municipal, que también sufrió daños severos, hay una farmacia completamente destruida, al igual que el mercado municipal. La gente sale a vender sus productos a la calle. Pero aunque han pasado más de 10 días desde el terremoto, al momento en que el HuffPostrecorrió el lugar, algunos de sus pobladores aún no salían del asombro ante la magnitud de la catástrofe.

ROBERTO ORTEGA/ HUFFPOST

Es el caso de Fernando Orozco, de más de 80 años de edad que platica con amigos mientras contemplan las ruinas del palacio municipal durante el atardecer, justo cuando las parvadas de loros buscan refugio entre los agujereados paredones de la vieja sede de gobierno.

«La gente gritando, llorando afuera de la calle. Ya varios se acordaron de Dios. ¡Perdón Dios, perdón! Qué bárbaro», cuenta don Fernando, quien trabajó como comerciante, pero como «ya está caduco», ahora es cuidado por sus hijos.

Su casa queda a unas cuadras del centro de Juchitán, en la tercera sección. También se derrumbó. Cuando ocurrió el temblor, se paró de la cama y se quedó en el marco de la puerta, pues según reconoce, le cuesta trabajo caminar.

«Tengo ochenta y tantos años y yo no había visto esto. Es tremendo, es duro, es duro. La gente está viviendo en la calle. Es un desastre», cuenta.

—¿Y cómo le hace ahora para vivir?— le pregunto.

—Pues ahí con ayuda de los vecinos, de la asistencia que van dando, por ahí vamos pasándola. Pero la ayuda es poco. No da. Hay familias donde no alcanza un litro de aceite, un kilo de arroz— afirma.

«No sé cuándo Juchitán va a estar otra vez. Yo creo que nunca», agrega don Fernando.

Pocos días después, el Palacio Municipal de Juchitán, junto con el mercado municipal, sería demolido al entre los acordes de «La sandunga».

«No nos dejen»

El 19 de septiembre, un nuevo terremoto sacudió el centro del país, destruyendo colonias enteras en la Ciudad de México, Morelos y Puebla.

Desde entonces, los pobladores del Istmo temen que la atención por el desastre se enfoque en la capital del país y deje desprotegidos a los habitantes de la región, donde la pobreza y la rapiña están a la orden del día. A pesar de los continuos patrullajes de la Policía Federal y el Ejército, quienes continuamente realizan rondines en camionetas con torretas y uniformados fuertemente armados, los robos son, paradójicamente, una de las principales preocupaciones de quienes han perdido prácticamente todo.

Por si fuera poco, un nuevo sismo con magnitud de 6.1 con epicentro en Unión Hidalgo, el pasado 23 de septiembre, sumó otros tres muertos y reavivó el miedo entre la población. Entre los daños se cuenta un puente en Ixtaltepec, Oaxaca, y el colapso de otras 50 casas.

Pero muchos juchitecos y habitantes del Istmo cansados de esperar la ayuda oficial, decidieron vivir en la calle. De este modo, los oaxaqueños han convertido parques, unidades deportivas, salones de fiestas y autolavados en centros de refugio ante la pobre reacción del gobierno.

»Ayer pasó un funcionario y nos dio dos lonas en plena lluvia. Nos prometió colchonetas, pero ya no regresó; los víveres vienen de otro lugar; de la alcaldesa no sabemos nada desde el 7 de septiembre», dijo Martha Campos, madre de tres hijos y habitante de la primera sección, en entrevista para La Jornada.

En este sentido, regidores de Juchitán denunciaron que la alcaldesa del PRD, Gloria Sánchez López, no ha dado la cara y abandonó a los pobladores ante la situación de desastre que vive la localidad. También acusaron que olvidó instalar un consejo permanente de protección civil a nivel municipal frente a la situación.

Mientras tanto, otros damnificados siguen pidiendo lonas para protegerse de las lluvias.

Y mientras los pobladores de Oaxaca exigen atención del gobierno, la titular de la Sedatu, Rosario Robles, quien ha sido señalada de desviar recursos millonarios a través de empresas fantasma durante su paso por la Secretaría de Desarrollo Social, será la encargada de vigilar y ejecutar los trabajos de reconstrucción en Oaxaca por parte del gobierno federal.

De acuerdo con su informe sobre el avance para la reconstrucción de estados afectados, la Sedatu informó que hubo 33 mil viviendas con pérdida total en Oaxaca.

«Aquí ya no hay nada, sólo tristeza, falta de alimentos y miedo, mucho miedo», reconoció Jesús Jiménez, uno de los pobladores de Juchitán tras perder a un familiar tras el segundo terremoto.

Un terrible retrato de lo que se ha vivido en la región del Istmo durante las últimas semanas.

 

 

Publicación original en: huffingtonpost.com.mx

El Ratón | La madre que lo parió

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Quedamos de comer el viernes pasado en una conocida cafetería del rumbo. A la cita llegamos seis baby boomers con la mitad del camino andado, que nos hemos mantenido unidas lo mismo en los episodios más luminosos de nuestras vidas que durante nuestro paso por las sombras. Esta vez acudimos al llamado de una integrante del clan que necesitaba con urgencia cinco pares de hombros amigos.

Nada más entrar al lugar, notamos que el sonido ambiental preponderante no era la música que emanaba de las bocinas ni la plática de los comensales, sino los recalcitrantes berridos de un niña de unos cuatro años ubicada a tres mesas de distancia de la nuestra. Lo más sorprendente era la actitud de la impertérrita progenitora de la cansina berreante, que absorta en su celular no expresaba emoción alguna. Compartía su mesa con otra zombie del móvil que ignoraba a su respectivo vástago mientras este zascandileaba entre las mesas.

La importancia del motivo de nuestro encuentro ameritaba que realizáramos un esfuerzo sobrehumano para bloquear los cacofónicos alaridos y mantener la concentración, vano intento que se convirtió en una lucha cuerpo a cuerpo entre la paciencia y la indignación.

En dos o tres ocasiones giré la cabeza a fin de establecer contacto visual con la negligente madre, confiando en que se apiadara al ver mi expresión suplicante. Intento fallido: si no le echaba un lazo a su propio engendro menos se habría de interesar en los demás seres del entorno.

Decidí probar suerte con la mocosa criatura aprovechando la distracción de su madre. Asegurándome de que me viera, simulé un tajo contundente de yugular con mi dedo índice, pero en vez de intimidarse, tomó aire para alcanzar un tono más agudo con la evidente intensión de retarme.

Media hora, una hora… hora y media… y llegó el momento de ordenar el postre sin un minuto de respiro para los tímpanos. En vez de pastel le pedí al mesero que le echara unas gotas de somnífero al vaso de la plañidera. También él aceptó que ya tenía jaqueca.

Repasé en mi memoria algunos de aquellos inevitables momentos embarazosos que viví con mis hijas a esa edad. ¿Qué hacía yo cuando montaban un berrinche en un restaurante? Como si fuera ayer llegaron a mi mente sucesivas imágenes de mí pidiendo al mesero una manteleta de papel y sacando crayolas de mi bolso para que se entretuvieran pintando, sacándolas a dar una vuelta a fin de cambiar su foco de atención hacia otra cosa o llevándolas al baño y negándome a salir hasta que se calmaran.

Y en caso de que la causa del llanto persistente no pudiera remediarse de momento, por tratarse de sueño, cansancio o malestar físico, nunca dudé en partir a casa en vez de someter a un suplicio innecesario tanto a mis pequeñas como al resto de la gente. No recordé una sola ocasión en la que asumiera que los demás tenían la obligación de soportar su mal comportamiento solo porque eran pequeñas. Siempre tuve claro, como buena baby boomer, que la responsable de un niño es la madre que lo parió. Y el padre, de estar presente.

Dos horas, dos horas y cuarto, sin una tregua… En un aciago momento mis ojos se toparon con los de la negligente millennial, quien me sostuvo la mirada con actitud desafiante. Mi reacción se limitó a mover de un lado a otro la cabeza y taparme el oído derecho con el dedo antes de regresar la atención a mi mesa.

Dos horas y media…

–    ¡Al fin pidió la cuenta! –exclamó una de mis amigas.
–    ¡Gracias a Dios! –murmuramos al unísono.
–    ¿Ya para qué? –pensé.

La mujer recogió sus cosas y pescó a su hijo de la mano, pero para sorpresa nuestra, en vez de dirigirse a la salida se enfiló con expresión furibunda en nuestra dirección.

–    ¡Cómo se ve que no tienen hijos!

Seguramente no esperaba mi respuesta ni las subsecuentes respuestas de mis amigas:

–    Yo tengo dos, pero educados.
–    Yo tres y bien educados.
–    También tengo tres y jamás permití que se comportaran de esa manera.
–    Dos y me encargué de educarlos.
–    Cuatro, todos bien educados.

Destilando bilis, la jovencita nos lanzó un “imbéciles” a la cara y atravesó el restaurante con el hijo a rastras sin dejar de proferir insultos hasta desaparecer. Sé que suena increíble, pero tal cuál sucedió, dejándonos boquiabiertas y estupefactas. ¿Qué pasó? ¿En serio han cambiado tanto las cosas? Si fuera un caso aislado no me tomaría la molestia de narrar este desagradable incidente, son obstante, aunque hay excepciones, no es el primero que me toca presenciar.

La mayoría de los millennials pretenden innovar al no querer criar a sus hijos de la forma en que ellos fueron educados. A diferencia de los Baby Boomers, desean estar más involucrados en la vida de sus hijos sin caer en la intensidad de sus propios padres. Con “suficiente” información en las redes como para sustentar sus decisiones, los padres de hoy, aquellos que creen en las papillas orgánicas y los juguetes sin género, pretenden seguir una especie de instructivo online. Son capaces de contactar al pediatra o a la maestra por Whatsapp, para mayor practicidad. No obstante, también hay una parte no tan positiva en su tipo de crianza.

La estructura familiar ha cambiado y las familias dirigidas por millennials suelen ser pequeñas democracias donde todos los miembros opinan qué quieren hacer. Esto genera una preocupante falta de autoridad en los padres, afirman los directivos escolares, quienes no siempre comparten la filosofía de los padres millennials en cuanto a los límites que se les ponen a los niños.

La generación nacida entre 1980 y principios del 2000 ha pasado de ser ‘los hijos consentidos’ a ‘los padres consentidores’. Los resultados de este tipo de crianza están por verse cuando sus hijos se conviertan en adultos. Al tiempo…

Leer es un superpoder que todos podemos desarrollar

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Por Dolores Carbonell

Lo que desincentiva la lectura no es la pereza, sino toparnos con aburridísimas notas de prensa, caóticos sitios Web o contenidos sin emoción ni sentimiento.

El decir popular asegura que “la gente no lee”, y que por esa razón hay que usar pocas palabras y muchas fotos y dibujitos.

No obstante, yo voy a salir en defensa de la lectura, porque me consta que las personas sí leemos cuando algo nos interesa, como en los siguientes casos:

  • Cuando deseamos informarnos sobre un tema candente o relevante.
  • Cuando debemos decidir qué carrera nos conviene estudiar.
  • Cuando se trata de investigar un tema que nos apasiona; entonces devoramos lo que encontramos en libros, Internet u otros medios.

Aunque quizá las cifras hayan sido ya superadas en este 2017, basta observar los resultados de dos encuestas realizadas en 2015 para descubrir que la gente lee más de lo que pensamos. Los datos que arrojan ambas investigaciones son significativos e indican que, basura o no, las personas leemos libros, revistas y periódicos quizá más que nunca.

Otro hallazgo es que el 59% de las personas compra libros, a pesar de que las descargas gratuitas en medios electrónicos crecieron un 11.6%.

De acuerdo con la Primera Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura, aplicada a jóvenes de entre 12 y 29 años y universitarios, 8 de cada 10 jóvenes gustan de la lectura y leen principalmente a través de sus teléfonos celulares.

Se está registrando un mayor acercamiento a la lectura por elección propia. Esta ya no es concebida únicamente como el consumo de libros de contenido literario.

Es un hecho que hoy tenemos una capacidad de elección sin precedentes con respecto a los contenidos que podemos leer. Lo cual significa que se modifican los accesos a la información y los hábitos de consumo de noticias, literatura y cualquier clase de mensajes, pero no se confirma la creencia popular de que la gente no lee.

Lo que sucede es que muchas personas abandonan la lectura cuando se topan con páginas Web mal hechas y caóticas; con notas de prensa que no supieron captar la atención desde su encabezado o sus primeras líneas; con contenidos poco claros y mal escritos; con documentos que no son lo que prometen; con mensajes que buscan vender a la primera de cambio, sin responder a las necesidades del lector; y un largo etcétera.

En conclusión, las personas sí leen si logras interesarlas, si tocas sus fibras sensibles y estableces una narrativa que responda a sus inquietudes.

Al final, somos palabras

Los seres humanos somos esencialmente palabras, lenguaje y comunicación (aun en la era digital). Como ha señalado César Antonio Molina, columnista del diario español El País: “Nuestra inteligencia es lingüística, pensamos con palabras. Con palabras nos comunicamos y son ellas las que organizan nuestras propias acciones. Solo pienso en la medida en que soy capaz de expresar mi pensamiento en palabras: interiormente o hacia los demás. Pretender sustituir la palabra por aparentes equivalencias no es sino una forma falaz y taimada de empobrecer nuestra inteligencia”.

Existen pruebas científicas de los beneficios de la lectura:

  • Resultados de resonancias magnéticas revelan la alta conectividad que se produce en el cerebro y en el área asociada al lenguaje mientras leemos un libro.
  • Neurólogos recomiendan a sus pacientes mayores la lectura diaria en voz alta como un camino probado para mejorar su memoria y estado de alerta.
  • Estudios, como el de un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Emory, en Atlanta, señalan que la lectura reduce el estrés y aumenta la inteligencia emocional, al igual que el desarrollo psicosocial, el autoconocimiento y la empatía.
  • Entidades como School of Life, centro londinense de biblioterapia, prescriben libros para ayudar a superar conflictos como la ruptura o el duelo.

Que leemos mucha basura y que quizá hoy lo hacemos más que nunca, también es cierto. Pero dadas las evidencias, prefiero mil veces a un fan del Libro Vaquero (siempre habrá la posibilidad de que su entrenamiento en la lectura lo lleve eventualmente por mejores caminos de calidad literaria) a alguien que no puede sentarse cinco minutos a leer una historia y que anda por la vida sin entender bien a bien a su prójimo porque lleva a cuestas un vocabulario de apenas 300 palabras.

Compartimos la frase de la actriz y cantante Leonor Watling: “Leer siempre me ha parecido un superpoder”, porque tiene toda la razón.

 

 

Fuente: medium.com

Conoce esta historia en donde la lectura da vida

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Por Bertha Inés Herrerías Franco

En Madrid, muy cerca del Parque del Retiro, hay dos edificios vecinos a los que los libros y la lectura han vuelto hermanos.

La Biblioteca Pública Eugenio Trías y el Hospital Universitario Infantil Niño Jesús; solo hay que cruzar una avenida para llegar de uno a otro. Sin embargo, hay quienes no pueden caminar esos pocos metros; los niños hospitalizados más delicados, principalmente de los pabellones de oncología y psiquiatría. Gracias a un grupo de autoridades y jóvenes sensibles eso ha dejado de ser un problema y han acercado, hermanado, a ambas instituciones.

La biblioteca fue abierta hace algunos años y, como todas las bibliotecas públicas, recibía a visitantes interesados y apasionados de la lectura, pero nunca los suficientes. Entre ellos, los responsables de la biblioteca comenzaron a detectar a muchos pequeños que acudían acompañados por sus padres con pañuelos, mascarillas, tapabocas, catéteres o aparatos ortopédicos; eran los chicos que iban a leer antes o después de sus consultas y terapias en el hospital de enfrente.

Después de un largo y titubeante proceso, iniciado por la biblioteca, se logró establecer la colaboración activa entre ambas instituciones para que los niños pudieran leer más y mejores títulos y, sobre todo, que los libros pudieran llegar a los pequeños para quienes era imposible salir del hospital y cruzar la avenida.

Los inmediatos y conmovedores resultados de este programa de acercamiento a los libros y fomento a la lectura entre los niños hospitalizados lo han convertido en un hito relevante. Las largas hospitalizaciones y difíciles procesos médicos se han visto apoyados, mejor recibidos y llevados de manera más amable, gracias al más sencillo de los instrumentos para sentirse bien: el libro.

En este programa de colaboración se han incorporado los profesionales de la biblioteca, el personal médico del hospital y, por supuesto, las familias de los niños, quienes han sido testigos y protagonistas de los valores positivos, y en ocasiones decisivos, que ha tenido la lectura en la recuperación y fuerza anímica de los pequeños pacientes.

Frente a las ventanas del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús destaca el edificio de la biblioteca. Es imposible no verlo. Y aunque para muchos era imposible llegar a él, ahora ya no es necesario salir. Los libros y la lectura han llegado a ellos gracias a quienes vieron más allá.

Descubre si vives atrapado en el «lecho de Procusto»

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Por Gala Camberos

De acuerdo con la mitología griega, Procusto era el guardián de una ciudad maravillosa a la cual todos los hombres querían entrar por lo que de ella se decía.

Sin embargo, para poder hacerlo se debía tener una estatura exacta. Así que, Procusto recostaba a los hombres en su lecho para comprobar si cumplían el requisito y en caso contrario les cortaba los pies o la cabeza para que pudieran entrar. Sin embargo, al pasar de los años y ya viviendo en esa ciudad, aquellos hombres se preguntaron si el precio que pagaron por su entrada había valido la pena.

Te platico esta historia porque la parábola del “Lecho de Procusto” se revive en ciertos momentos de nuestra propia vida.

Llega el tiempo en que nos hacemos la misma pregunta y nos cuestionamos de manera profunda si lo que hoy tenemos y el precio que hemos pagado por lograrlo ha valido nuestro sacrificio; si todo aquello que dejamos de lado por tenerlo y todo a lo que seguimos renunciando por conservarlo, vale la pena.

¿En dónde establecer un límite sano entre lo que verdaderamente deseo y lo que debo hacer para seguir cumpliendo con mis expectativas de vida? Algo digno de reflexionar…

Rita Sánchez | Sueños, pasión y mi amor por el arte

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Por Rita Sánchez Domínguez

Todo empezó con la oportunidad de pintar una cenefa egipcia de diez metros lineales para un amigo, quien me impulsó a estudiar y me demostró que los sueños se pueden lograr si luchas por ellos.

Me inspira la belleza del mundo, los colores de la naturaleza, con su luz y sus sombras violáceas (si observas con cuidado te das cuenta de que el gris no existe). Desde un árbol hasta un rostro, todo te despierta un sentimiento si te detienes a observar y no solo a ver. Yo lo hago y lo pinto en óleo, acrílico, acuarela, pastel y, ¿por qué no?, hasta en lápiz o carbón.

En mi obra titulada Así soy muestro lo que me gustaría ser para romper los paradigmas de mi historia. En mis cuadros de caballos plasmo la fuerza y la belleza que admiro. En las flores, el mundo de posibilidades que tenemos. En lo abstracto, las infinitas mezclas y caprichos con las que nos podemos expresar, mientras haya balance entre el hacer y el decir. Un abstracto no solo debe adornar, debe hacer sentir a los demás lo que quieres transmitir, por ejemplo, paz, amor, tranquilidad, intensidad… Un rostro es la máxima expresión del amor de Dios por el hombre.

Soy madre y esposa, licenciada en Ciencias de la Comunicación y una artista plástica que sigue estudiando para aprender de los demás, incluso de mis propios colegas y grandes amigos.

Para mí, Sueños, Pasión y mi amor por el Arte me permite mostrarme como soy. Los colores de la mayoría de mis cuadros reflejan luz y esperanza. El mundo en el que vivimos debe ser un recorrido alegre en el que constantemente debemos reinventarnos. Las formas dicen todo de nosotros y de los otros. La fuerza y la mirada invitan a ir más allá, a luchar por un sueño y a lograrlo. La mezcla de tonos demuestra que siempre habrá algo nuevo que nos sorprenderá.