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Nuestras niñas

Por Roberto Arriola García

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México presentó un conjunto de indicadores, a propósito del Día Internacional de la Niña, que muestran la situación de las niñas y adolescentes en nuestro país respecto a su condición y al ejercicio de sus derechos.

Conforme a los resultados definitivos de la Encuesta Intercensal 2015, se estima que en México residen poco más de 39 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, lo que en términos relativos representa 32.8% de la población total. Del total de población infantil y adolescente, el número de niñas y adolescentes asciende a 19.4 millones, esto significa que 16.2% de la población total en México son niñas o adolescentes y en cada una de ellas se identifican necesidades y derechos en momentos muy particulares de su desarrollo.

Del total de población femenina de 0 a 17 años, 5.1% (987,484) es menor a un año de edad, 27.2% (5’274,059) son niñas de uno a cinco años, 33.7% (6’516,148) se encuentran en un rango de edad de seis a 11 años y 34% (6’581,314) son adolescentes de 12 a 17 años.

Primeros cuatro años de vida

En México un logro importante para la sobrevivencia de menores en su primer año de vida fue reducir la letalidad de enfermedades respiratorias, infecciosas y parasitarias como principales causas de muerte en las primeras cuatro décadas del siglo XX. A partir de entonces se implementó una expansión progresiva de campañas sanitarias enfocadas a reducir la morbilidad y la mortalidad, sobre todo en infantes, y se logró reducir la tasa de mortalidad infantil de menores de un año. En los últimos 25 años, la tasa de defunciones de menores de un año por cada 100 mil nacidos vivos se redujo de 32.5% en 1990 a 12.5% en 2015.

Durante el 2015 se registraron 11,445 muertes en niñas menores de un año. Dentro de las causas de muerte de este grupo de población destacan dos causas principales, las afecciones originadas en el periodo perinatal, responsables de 48.5% de las muertes en niñas menores de un año, y malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas que representa 26.5%, es decir, estas dos causas agruparon 75% de las muertes de niñas menores de un año.

Otro derecho de la niña o niño después de su nacimiento es la inscripción inmediata al registro civil para gozar de un nombre y una identidad. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), “la identidad consiste en el reconocimiento jurídico y social de una persona como sujeto de derechos y responsabilidades y, a su vez, de su pertenencia a un Estado, un territorio, una sociedad y una familia, condición necesaria para preservar la dignidad individual y colectiva de las personas”.

Datos de la Encuesta Intercensal 2015 muestran que 96.7% de las niñas y adolescentes cuentan con acta de nacimiento, sin embargo, entre las menores de un año este porcentaje es sólo de 79.3%.

De acuerdo con el registro de nacimientos en 2015, del total de niñas y adolescentes registradas ese año, 88.8% fue registrada durante su primer año de vida y el resto (11.2%) realizaron su registro en edades de uno a diecisiete años. La condición de registro extemporáneos mayor conforme la escolaridad de la madre es menor, sobresale el hecho de que la proporción de niñas con registro extemporáneo es menor que en los niños.

Otro importante derecho del infante en sus primeros cuatro años de vida se refiere a su incorporación al Sistema Nacional de Educación Básica. En México durante 2002 se decretó que la educación preescolar debe cursarse de forma obligatoria y conforme a la Ley General de Educación es obligación del Estado (Artículo 3) y de los padres (Artículo 4) hacer cumplir este derecho que tienen todas las niñas y niños de 3 a 5 años de edad.

Datos de la Encuesta Intercensal 2015 indican que 63.3% de las niñas de 3 a 5 años de edad cuenta con algún grado de preescolar (ligeramente mayor al 62.7% de niños), por lo que 1’146,359 niñas, que representan 35.4% del total de niñas de 3 a 5 años, no asisten a la escuela, por lo que no se encuentran desarrollando aún sus habilidades escolares para este nivel y conforme a la opinión de especialistas en esta materia, puede repercutir en su aprendizaje y futura socialización en los subsecuentes niveles escolares.

Las niñas a partir del quinto año de vida

Datos de la Encuesta Intercensal 2015, reflejan que, de cada 100 niñas de 6 a 11 años, dos no asisten a la escuela y 11.5% aún no desarrollan su habilidad de lectoescritura. Si una niña no recibe educación elemental que potencialice su habilidad de leer y escribir, se atenta contra un derecho universal y el efecto para quienes lo padecen resulta devastador: “haciendo que las personas carezcan del reconocimiento social que merecen, presenten baja autoestima, autonomía y poca reflexión crítica; sean ‘víctimas de engaños’ y presenten limitaciones a la hora de conocer y de acceder a los derechos individuales que la ley les otorga”.

El analfabetismo es un problema de naturaleza estructural y estrechamente vinculado con la pobreza. Es en las regiones menos desarrolladas donde los índices más altos de población que no sabe leer ni escribir un recado se concentran; en localidades con menos de 2,500 habitantes la proporción de niñas de 6 a 11 años sin habilidad de lectoescritura es de 16.2%; este porcentaje es cercano al doble respecto de niñas residentes en localidades de 100,000 y más habitantes (8.9 por ciento).

En los adolescentes, el analfabetismo funcional se refiere a aquellos que tienen acreditados menos de tres grados de primaria, “dicho criterio considera los resultados de diversas investigaciones y encuestas, las cuales establecen que quien no ha completado al menos tres grados de educación, tiene una alta probabilidad de regresar al estado de analfabetismo y, aquellos que tienen tres o más grados, ya han pasado el umbral a partir del cual ya no se convierten en analfabetos por desuso y son capaces de utilizar la lectoescritura en su vida y trabajo cotidianos”.

El UNICEF afirma que las adolescentes que no saben leer y escribir tienen más probabilidades de casarse precozmente, quedar embarazadas y menos posibilidades de contar con conocimientos amplios sobre el VIH/sida y de tener hijos saludables. Cifras de la Encuesta Intercensal 2015 muestran que la proporción de adolescentes analfabetas funcionales de 12 a 17 años es de 1.6%, y que esta proporción aumenta a 2.4% para aquellas que viven en localidades de menos de 2,500 habitantes.

De las adolescentes de 13 a 15 años de edad en 2015, 5.2% o no han concluido aún la primaria, o han cursado sólo preescolar o bien no cuentan con ningún nivel de escolaridad y 10.8% de ellas ya no asiste a la escuela; mientras que 15.8% de las adolescentes de 16 y 17 años, declararon no haber terminado la secundaria o tener un nivel de escolaridad menor y 67.4% de ellas tampoco asiste a la escuela.

De las adolescentes de 16 y 17 años, 69.2% asiste a la escuela, de ellas 92.6% cursa estudios de nivel medio superior o técnicos o comerciales con secundaria terminada, y 7% cursa estudios de secundaria o menor nivel de escolaridad. De las adolescentes de 16 y 17 años, 30.6% no asiste a la escuela.

Las niñas y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad

La vulnerabilidad se asocia a un “riesgo social” en el que pueden incurrir sectores de la población debido a su contexto socioeconómico, doméstico o comunitario. Una definición más formal señala que “la vulnerabilidad es la condición de riesgo latente que padece un individuo o una familia como resultado de la acumulación de desventajas sociales, que impiden que esta situación sea superada por ellos mismos y queden limitados para incorporarse a las oportunidades de desarrollo”. En particular, la población con discapacidad y los hablantes de lengua indígena experimentan contextos en que se manifiesta esta vulnerabilidad en la vida cotidiana de las niñas, niños y adolescentes.

Discapacidad

En el Artículo 25 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad(CDPCD) se establece que todas las personas con discapacidad tienen derecho a gozar de buen nivel de salud. En ese sentido se muestran datos de afiliación y uso de servicios de salud en la población de niñas y adolescentes de 3 a 17 años de edad con discapacidad o limitación.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014 del total de niñas y adolescentes, 1.6% tiene discapacidad y 5.2% limitación; por condición de afiliación en ambos grupos se tienen las mismas proporciones. El 86.4% de las niñas y adolescentes con discapacidad o limitación son derechohabientes de algún sistema de salud proporcionado por el Gobierno Federal o local, siendo el Seguro Popular la opción que concentra casi dos terceras partes de ambos grupos de población, mientras que 13.6% no cuenta con afiliación a alguna institución de salud.

Cuando alguna niña o adolescente tiene algún problema de salud, que puede estar o no relacionado con su condición de discapacidad o limitación, acuden a alguna de las instituciones públicas o privadas que tienen a su alcance. Entre quienes acuden a algún lugar a recibir atención médica, se debe destacar que 22.8% de las niñas y adolescentes que tienen discapacidad y 26.7% de quienes tienen limitación prefieren acudir al consultorio de una farmacia o algún hospital, clínica o consultorio privado, proporción que resulta superior a quienes acuden a alguna clínica u hospital del IMSS.

Hablantes de lengua indígena

De acuerdo con el UNICEF, en nuestro país “los niños indígenas constituyen una población de muchas carencias y con un bajo grado en el cumplimiento a sus derechos más fundamentales, los cuales se expresan entre muchos otros, en el trabajo infantil y en una ausencia escolar”. De acuerdo con información generada por la Encuesta Intercensal 2015, en nuestro país residen 1.9 millones de niñas, niños y adolescentes de 3 a 17 años que hablan lengua indígena, de las cuales 49.9% son niñas y adolescentes.

La proporción de niñas y adolescentes de 5 a 17 años que hablan lengua indígena y no asiste a la escuela es 16.8%, esta situación transgrede un derecho, toda vez que en la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, en su Artículo 11, se garantiza “el acceso a la educación obligatoria, bilingüe e intercultural a todas las personas que hablan alguna lengua indígena, independientemente si además hablan o no español”.

En general, la no asistencia en este sector de la población tiene que ver con cuestiones de accesibilidad, muchos radican en localidades pequeñas y dispersas, lo que lleva a recorrer grandes distancias a pie bajo condiciones climáticas extremas o en transportes no muy adecuados o con alto costo monetario para las familias; también influye el hecho de que en estas comunidades se tiende a privilegiar el desarrollo del trabajo infantil en el campo.

Mensajes Clave

  • Datos de la Encuesta Intercensal 2015 indican que en el país residen 19.4 millones de niñas y adolescentes menores de 18 años.
  • Dos de cada 100 niñas de 6 a 11 años no asisten a la escuela; 18% de las adolescentes de 16 y 17 declararon no haber terminado la secundaria o tener un nivel de escolaridad menor.
  • Una de cada 10 niñas y adolescentes de 5 a 17 años que hablan lengua indígena, no asiste a la escuela.

La evidencian estadística muestra, a partir de las cifras oficiales, que la tarea por proteger a nuestras niñas e infancia en general aún no ha terminado. Hemos podido posicionar una serie de derechos relevantes y avanzado substancialmente en la tarea de desarrollar la infraestructura y los recursos humanos capacitados para atenderlos. Es más que claro que debemos tener a nuestra población en forma y bien formada para mejorar la competitividad, luchar por este alto propósito debe ser parte de la visión continua que nos permita… Vivir con Sentido.

Fuente: https://elsemanario.com/colaboradores/roberto-arriola-garcia/231393/nuestras-ninas/

¡No se dice ‘qué’, se dice ‘mande’!

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Mande Usted

Mande Usted-Mexico

Por Héctor Mendoza – La pluma ecléctica
30 de octubre de 2017

 

De niño me enseñaron que si alguien me hablaba, mi respuesta -respetuosa- debía iniciar por un “mande”, si quien me hablaba era por ejemplo un adulto, o peor aún mi maestro, la respuesta debía ser: “mande usted”.

Hace tiempo que vengo diciéndoles a mis hijos o a mis estudiantes, que eviten ese tipo de expresiones, que nadie debe “mandarnos” y que por lo tanto la expresión, “mande usted”, deberíamos eliminarla de nuestro vocabulario.

Creo que es necesario encontrar expresiones que sean neutrales, que no denoten sumisión frente al otro. Se me ocurre, por ejemplo, un “dime” (o dígame según sea el caso), un “en qué puedo ayudarte”, o ya de plano un “qué onda”.

Igual sucede cuando -queriendo ser corteses- decimos, por ejemplo: “perdone, ¿podría indicarme -si es tan amable- hacia donde quedan las pirámides de Teotihuacán (o cualquier otro lugar)?”.

¿Por qué pedir perdón anticipado? Eso realmente no lo entiendo, si se analiza bien y despacio, no tiene sentido.

Nos dijeron que eso era respeto, sin embargo, en mi opinión me parece que no es así, ese tipo de expresiones creo, denotan sumisión. Y lo peor del caso es que termina siendo, auto-sumisión.

¿Por qué no iniciar con un, “hola, ¿sabes [o sabe] hacia dónde queda la torre de rectoría?” (o cualquier otro lugar).

Me parece, que todo lo anterior, tiene que ver con una cultura de la capitulación anticipada, del sometimiento y de la subordinación, cultura, por cierto, muy conveniente para algunos.

Así, el mensaje subliminal es que hay que ser sumiso frente a los padres o los abuelos (y frente a los tíos y demás parientes). Ni qué decir frente a los maestros o -peor aún- frente a los curas o confesores, sin olvidar que hay que ser sumiso -también- frente a la autoridad.

Pues me opongo.

Creo sinceramente que no tenemos que ser sumisos frente a nadie, y no se me mal interprete, esto no quiere decir que soy o pretendo ser un pedante irrespetuoso. Nada de eso, de hecho, soy un ferviente admirador de las relaciones interpersonales respetuosas, me gusta respetar y que se me respete. Pero para ello no necesito de estas fórmulas caducas, decimonónicas y peor aún, cargadas de culpa.

Creo además, que estas “supuestas fórmulas de cortesía” nos limitan, nos hacen pequeños. Estas formas de pensar nos dejan siempre, en la minoría de edad -intelectualmente hablando-.

Igual sucede con otro tipo de tradiciones que aún conservamos, por ejemplo, el excesivo uso de los títulos, académicos o no. En ese sentido, es común que cuando se le pide su nombre a alguien, ese alguien inicie por decir soy el Arquitecto tal o el Licenciado tal. Recuerdo cuando estudié mi maestría en Canadá, allá mi asesora de tesis, quien ostentaba un grado doctoral, era Madame Nicole Lacasse y yo era solamente Monsieur Héctor Mendoza, es decir, la señora Lacase y el señor Mendoza.

Nuestra relación, aunque era una relación de subordinación entre asesor-estudiante, siempre fue mucho más neutral, no recuerdo haber tenido que utilizar estas fórmulas arcaicas de las que hablo.

Igual sucede, en los llamados “actos solemnes”, en los que es común terminar con las manos inflamadas de tanto aplaudir a cada “invitado de honor,” del que además y particularmente en el ámbito académico, hay que escuchar previamente su currículum en extenso. Creo que estas fórmulas no ayudan, que terminan entorpeciendo nuestra forma de relacionarnos, es tiempo de cambiar, de superar esos atavismos culturales.

Mucho hablamos de la igualdad de los seres humanos, pero todo indica que, en realidad, en el fondo y como dicen algunos, siempre hay niveles, en muchos casos definidos por los códigos postales.

Fuente: El Semanario

Demasiados cerebros de gallina

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Por Javier Marías

Las subjetividades son infinitas y siempre habrá a quien ofenda cualquier cosa. Nadie podría decir nunca nada, como en los regímenes totalitarios.

Javier Marías

ME ENTERO de unas recientes estadísticas americanas que aún no hielan, pero enfrían sobremanera la sangre. Más que nada por eso, porque no son de Rusia ni de las Filipinas ni de Turquía ni de Cuba ni de Egipto ni de Corea del Norte, sino del autoproclamado “país de los libres” desde casi su fundación. El 36% de los republicanos cree que la libertad de prensa causa más daño que beneficio, y sólo el 61% de ellos la juzga necesaria. Entre los llamados millennials, sólo el 30% la considera “esencial” para vivir en una democracia (luego el 70% la ve prescindible). Hace diez o quince años, sólo el 6% de los ciudadanos opinaba que un gobierno militar era una buena forma de regir la nación, mientras que ahora lo aprueba el 16%, porcentaje que, entre los jóvenes y ricos, aumenta hasta el 35%. Un 62% de estudiantes demócratas —sí, he dicho demócratas— cree lícito silenciar a gritos un discurso que desagrade a quien lo escucha. Y a un 20% de los estudiantes en general le parece aceptable usar la fuerza física para hacer callar a un orador, si sus declaraciones o afirmaciones son “ofensivas o hirientes”. Por último, el 52% de los republicanos apoyaría aplazar —es decir, cancelar— las próximas elecciones de 2020 si Trump así lo propusiera.

Todo ello es deprimente, alarmante y no del todo sorprendente. Nótese la entronización de lo subjetivo en el dato penúltimo. Los dos adjetivos, “ofensivo” e “hiriente”, apelan exclusivamente a la subjetividad de quien oye o lee. Alguien muy religioso sentirá como hiriente que otro niegue la existencia de Dios o que su fe sea la verdadera; alguien patriotero, que se diga que su país ha cometido crímenes (y no hay ninguno que no lo haya hecho a lo largo de la Historia); alguien ultrafeminista, que se critique la obra artística de una congénere; alguien independentista, que se disienta de sus convicciones o delirios. En todos esos casos se vería justificado acallar a voces o mediante violencia al que nos contraría, porque “nos hiere u ofende”. Y como las subjetividades son infinitas y siempre habrá a quien ofenda o hiera cualquier cosa, nadie podría decir nunca nada, como en los regímenes totalitarios. Bueno, nada salvo los dogmas impuestos por el régimen de turno, de derechas o de izquierdas.

NO ES UNA CUESTIÓN DE EDAD NI DE IDEOLOGÍA. COMO SE COMPRUEBA, PARTICIPAN DE LA INTOLERANCIA LOS MAYORES Y LOS JÓVENES, LOS DEMÓCRATAS Y LOS REPUBLICANOS

Esas estadísticas son estadounidenses, pero me temo que en Europa no serían muy distintas. No es una cuestión de edad ni de ideología. Como se comprueba, participan de la intolerancia los mayores y los jóvenes, los demócratas y los republicanos. Demasiada gente, en todo caso, dispuesta a cuestionar o suprimir la libertad de expresión y de prensa, a celebrar un gobierno de militares, a callarles la boca por las bravas a quienes sostienen posturas que no les gustan. Las estadísticas de aquí las proporcionan las redes sociales, en las que un número ingente de individuos recurre de inmediato al ladrido, la amenaza y el insulto ante cualquier opinión diferente a la suya. Las más de las veces cobardemente, no se olvide, bajo anonimato. No cabe sino concluir que una serie de valores “democráticos”, que dábamos por descontados, se están tambaleando. Valores fundamentales para la convivencia, para el respeto a las minorías y a los disidentes, para que la unanimidad no aplaste a nadie. Algo lleva demasiado tiempo fallando en la educación, y las conquistas y avances en el terreno del pensamiento, de la igualdad social, de las libertades y derechos, de la justicia, nunca están asegurados.

Personas con importantes cargos, y por tanto con influencia en nuestras vidas, razonan de manera cada vez más precaria, como si a muchas se les hubiera empequeñecido el cerebro. No sé, un par de ejemplos: la diputada Gabriel ha incurrido en una de las mayores contradicciones de términos jamás oídas, al calificarse a sí misma de “independentista sin fronteras” (sic); y, después de la españolísima chapuza de Puigdemont en su Parlament el 10 de octubre, cerebros como el de Colau o el de los cada vez más osmóticos Montero e Iglesias (ya no se sabe si él la imita a ella o ella a él, hasta en el soniquete y los gestos) dedujeron que al President de la Generalitat había que “agradecerle” su galimatías, porque podía haber sido peor, y menos “generoso”. Tras haber mentido, engañado y difamado compulsivamente, tras haberle ya causado un irremediable daño a su amada Cataluña, haber montado un referéndum-pucherazo digno de Franco y haberle dado validez con cara granítica, haberse burlado de su propio Parlament y haberlo cerrado a capricho; tras haber violado las leyes y haber despreciado a más de la mitad de los catalanes, ¿qué es lo que hay que “agradecerle”? ¿Que no sacara una pistola y gritara “Se sienten, coño”, como Tejero? Es como si al atracador de un chalet hubiera que agradecerle que se llevara sólo los billetes grandes y dejara los pequeños, y se limitara a maniatar a los habitantes, sin pegarles. Señores científicos, hagan el favor de estudiar con urgencia por qué tantos cerebros humanos, en los últimos tiempos, han retrocedido y menguado hasta alcanzar el tamaño del de las gallinas.

Javier Marías es escritor y traductor nacido en 1951 en Madrid. Se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es articulista habitual en varios medios de comunicación y desde 2008 ocupa la silla R de la Real Academia Española. Es autor de novelas como ‘Así empieza lo malo’ o ‘Los enamoramientos’.

Fuente: El Pais

¿Por qué un diario de prestigio mundial como el NY Times publica los hechos sobre Cataluña sesgados?

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El artículo del NY Times «El referéndum catalán, la UE y el balance entre derechos democráticos y soberanía» es un claro ejemplo de manipulación mediática. Y no será porque este diario no cuente con reporteros y editorialistas bien informados, o fuentes fidedignas, que los tendrá.

Esperemos que no esté relacionado con las cantidades millonarias que, de acuerdo con la información que está saliendo a la luz, gastaba el depuesto gobierno de Puigdemont en medios y periodistas extranjeros subvencionados.

De cualquier forma, no les sirvió ni eso, ni las costosas «embajadas» que sostenían en ciertos países con la finalidad de servir de lobby separatista. Quitando alguno que otro medio que extravió el camino por inciertas razones, como el NY Times, tanto la prensa como los gobiernos del mundo entero, empezando por los de la Unión Europea, han apoyado la legalidad y no a un puñado se secesionistas. Ya lo dijo Pérez-Reverte: «Eso de que todas las ideas son respetables es una imbecilidad. Lo respetable es el derecho a expresarlas». Eso sí, al hacerlo, el prestigio del opinador puede ir de por medio, por eso hay que decir la verdad.

El simplificado escenario «España la mala y poderosa contra una Cataluña pisoteada y victimizada que clama su independencia», no se la traga ni la mayoría de la propia población catalana, que hoy salió a las calles de Barcelona (1,100,000 personas) a mostrar que su tierra es Cataluña, su país es España y su futuro es la Unión Europea, como puntualizó atinadamente la diputada de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

El referéndum del 1 de octubre fue una pifia, no un derecho, sin ningún valor legal ni garantía. Se vio a cámara que había urnas que venían llenas de antemano; que en algunos pueblos hubo más boletas que votantes; que cualquiera podía votar las veces que quisiera; que hubo brotes de violencia propiciados para victimizar a la población ante las cámaras, y que las agresiones contra la Guardia Civil no fueron reportada en los diarios y televisoras locales.

Tras un conteo oscuro, los resultados que dieron a conocer de forma inmediata, atropellada y sin pruebas, y con base en estos pretendieron justificar sus planes. Luego, usaron una sarta de argucias para declarar la independencia de forma unilateral burlando la acción de la justicia, que no salieron como esperaban.

Con la Constitución en mano, el gobern entero ha sido cesado, el director general de los mozos también, lo mismo que varios miembros de la mesa del Parlamento autonómico. Carme Forcadell, presidente del Parlament, además de que ya tiene abiertas varias causas judiciales muy graves, ahora suma otra por rebelión. De esto podrían acusar también al presidente de la Generalitat, Puigdemont, y a su segundo, Junqueras. Se espera que el Fiscal General presente este lunes las demandas. Hasta ahora ha sido un circo… ahora empieza él mambo. El daño ya está hecho.

No se descartan disturbios, pues esta mafia tiene a gente subvencionada para crear conflictos. En México conocemos de eso. Serán controlados por los Mozos de Escuadra y si no, por la Policía Nacional o la Guardia Civil. Se calcula que los mozos radicales son unos 500, más de 7,000 son españolistas y el resto de los 16.000 que integran el cuerpo solo obedece.

No hay que ser muy astuto para que le extrañe a uno la prisa y la forma atropellada e imprudente de declarar unilateralmente la independencia, sin considerar que la mayoría de los catalanes no están de acuerdo, violando cuanta ley estorbó en su camino, pisoteando la Constitución, desafiando al Gobierno central, faltando el respeto al Rey, jugándose el puesto y arriesgándose a terminar en la cárcel: y lo peor, dispuestos a arruinar la economía y la estabilidad social de la propia Cataluña.

No es casualidad que en cuatro meses Andorra elimine el secreto bancario, y ese es precisamente uno de los principales motivos que les ha llevado a ‘declarar la independencia’. Desde Pujol hasta Puigdemont, pasando por Artur Mas, los artífices del saqueo catalán tienen tanta cola que les pisen que buscan controlar la justicia a cualquier costo, lo cual podrían hacer dirigiendo un país propio, no formando parte de España.

Ante el fracasado golpe de estado, Puigdemont intentó negociar con Rajoy. A través de terceros le propuso declarar elecciones autonómicas sí se paraban los temas judiciales en contra de él y su equipo. No lo aceptó Rajoy.

Ahora, tras intervenirles las cuentas, se han percatado de que hay un desfase de dinero desaparecido de casi 500 millones de € mensuales.

De ahí salían muchas cosas, como, volviendo al tema de la manipulación mediática, los sobornos a periódicos y periodistas, a la cadena de TV local, a grupos violentos, y lo que se queda por el camino y en el bolsillo.

No contaban con los constitucionalistas unidos, con Europa unida, con Podemos en picada -y depurándose entre ellos- y un sentimiento de amor a España que estaba latente y surgió ahora, incluso entre la mayoría de los catalanes.

Lo inaudito hace décadas, se han visto manifestaciones multitudinarias espontáneas en contra del separatismo, banderas españolas en los balcones de toda España, incluyendo Barcelona y otras regiones de Cataluña.

Otegui, el terrorista etarra que asesinó en un atentado a varios catalanes hace años, quien con un cinismo bárbaro se manifestaba codo a codo en público con los abanderados de la causa separatista, no ha vuelto a aparecer. Será que los grupos separatistas vascos, valencianos y gallegos están viéndole las orejas al lobo…

En cambio, al fin han alzado la voz los catalanes silenciados, que no silenciosos, a quien este gobierno no permitía expresar ninguna idea contraria a sus planes.

Al NY Times y otros despistados habría que aclararles que aunque los impulsores del procés catalán usen esa palabra a modo de eufemismo, en Cataluña no puede hablarse de independencia, sino de separatismo o secesionismo. Que no es la misma cosa Independencia o Autodeterminación, pues ese es un derecho (ONU) de los pueblos oprimidos. No es el caso de Cataluña, que nunca ha sido una colonia de España (aunque los separatistas hayan intervenido el sistema educativo y modificado hasta los libros de texto para falsear descaradamente la historia que se imparte en las escuelas).

Tal vez esta DUI (declaración unilateral de independencia) resulte positiva después de todo. Es la oportunidad para abrir la caja de Pandora y que caiga la caterva de corruptos de este gobern y los anteriores; y para que este sentimiento de amor a la Patria redescubierto sirva para unir, dejando de lado esos nacionalismos absurdos, excluyentes y retrógradas, contrarios a la tendencia que sigue Europa.

Aprender a vivir con un mapa mundial cambiante

Por 

Hay razones para preocuparse de que el secesionismo se normalice: las separaciones pacíficas de países son cada vez más excepcionales. Más comúnmente son catastróficas.

El 8 de enero de 1918, menos de un año después del inicio de la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, el presidente de ese país Woodrow Wilson habló frente a una sesión conjunta en el congreso para presentar su visión de un sistema internacional radicalmente nuevo que pensaba podía prevenir el estallido de otra guerra. Wilson convocó a un “ajuste imparcial de todo reclamo colonial” que respetara la soberanía de las personas que vivieran bajo cualquier colonialismo, y a una redefinición de las fronteras “a lo largo de líneas de nacionalidad claramente reconocibles”.

Aunque el arreglo posguerra real no se adecuó a la visión de Wilson, la idea de que las fronteras nacionales debían basarse en la autodeterminación étnica tuvo un impacto mucho más amplio del que él planeó. El discurso de Wilson causó sensación desde India hasta Egipto, pasando por China y más allá.

En estas semanas, dos posibles naciones han votado sobre si buscar la autodeterminación según los principios de Wilson. El 25 de septiembre, el Kurdistán iraquí sufragó respecto de su independencia de Irak. El 1 de octubre, Cataluña tiene programado votar por su independencia de España. En ambos casos, los países de los que posiblemente se separarán se oponen siquiera a la pregunta. También en ambos casos, si los votantes escogen la independencia, los posibles nuevos países seguramente enfrentarán la oposición de la comunidad internacional, particularmente de Estados Unidos.

Esto no debería sorprendernos. Desde los tiempos de Wilson, Estados Unidos –un país fundado como una colonia que se independizó– por lo general se ha mostrado renuente a ver cambios en el mapa mundial. Durante la Guerra Fría, esta tendencia condujo a la neutralidad estadounidense durante las guerras de independencia en Biafra de 1967 a 1970 y en Bangladés en 1971. A pesar de la indignación pública por el sufrimiento de los civiles y la presión del pueblo para apoyar a los rebeldes, Washington se rehusó a dar la espalda a dos de sus aliados durante la Guerra Fría, Nigeria y Paquistán, respectivamente.

En 1991, el presidente George H. W. Bush se opuso a la separación de la Unión Soviética, y advirtió a los ucranianos, en lo que se conoce como el discurso del “pollo de Kiev”, que “la libertad no es lo mismo que la independencia” y que “los estadounidenses no respaldarán a quienes buscan la independencia para remplazar la tiranía distante con el despotismo local”. Ese mismo año, después de que en Croacia se celebró un referendo sobre la independencia, el Departamento de Estado aclaró que Estados Unidos estaba comprometido con “la integridad territorial de Yugoslavia dentro de sus fronteras actuales”, una postura que hizo poco para evitar la sangrienta desintegración de ese país.

Durante la primera guerra chechena, en 1996, el presidente Bill Clinton comparó cuestionablemente al entonces presidente de Rusia, Boris Yeltsin, con Abraham Lincoln, quien, según dijo, dio la vida por la noción de que “ningún Estado tiene el derecho de abandonar nuestra unión”. Antes del referendo de Escocia sobre la independencia, realizado en 2014, el presidente Barack Obama pidió a los votantes escoceses conservar un Reino Unido “fuerte, robusto y unido”. El gobierno de Donald Trump, a pesar de coquetear con la idea de deshacerse de la vieja política de “una sola China” que reconoce la soberanía de Pekín sobre Taiwán, parece haberse instalado ahora en una adopción similar del statu quo cartográfico.

Ha habido algunas desviaciones, como el marcado apoyo de Estados Unidos a la independencia de Kosovo y de Sudán del Sur, pero estas se han vuelto un escarmiento: Rusia usó a Kosovo como precedente para reconocer a las regiones separatistas de Georgia, y acusó a Estados Unidos de hipocresía por no hacer lo mismo; Sudán del Sur, que ha caído en la guerra civil y la limpieza étnica, no ha respaldado los argumentos a favor de los movimientos de independencia en otros lugares.

Hay razones para preocuparse de que el secesionismo se normalice: las separaciones pacíficas de países son cada vez más excepcionales. Más comúnmente son catastróficas.

La aversión de Estados Unidos a los cambios en las fronteras concuerda con las políticas de las principales instituciones multilaterales del mundo. Comenzando en la década de los 60, la ONU respaldó la independencia de antiguas colonias europeas, pero una vez que se independizaron, se opuso a “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país”. Este principio se adoptó incluso aunque muchas de las nuevas naciones tenían fronteras definidas por los colonizadores. Hasta la Unión Africana, una organización fundamentada en el rechazo al colonialismo, se dedica a la preservación de uno de los principales legados de este, al incluir palabras en sus estatutos que afirman el “respeto de las fronteras existentes en el momento de la accesión a la independencia” de sus miembros.

Cuando se fundó la ONU, tenía 51 Estados miembro. Hoy hay 193, pero la creación de nuevos países se ha desacelerado. En el siglo XXI, solo tres nuevos países se han unido a las Naciones Unidas: Timor Oriental, Montenegro y Sudán del Sur (Suiza se unió finalmente en 2002, pero no es de ninguna manera un país nuevo). Unos cuantos lugares más, incluyendo Kosovo, Abjasia, Osetia del Sur y Somalilandia son autónomos de facto pero no cuentan con reconocimiento universal.

Hay varias razones que explican esta desaceleración. Para empezar, después de décadas de descolonialización y separación étnica, simplemente hay menos movimientos separatistas que exijan tener su propio país. Sin embargo, otra razón importante es que las grandes potencias mundiales, incluyendo a Estados Unidos, realmente no quieren ver cambios en el mapa.

Este énfasis en la soberanía a menudo ha estado motivado, desde luego, por los propios intereses y la política del poder. Por otra parte, hay razones para preocuparse de que el secesionismo se normalice: las separaciones pacíficas de países son cada vez más excepcionales. Más comúnmente son catastróficas, como los asesinatos y desplazamientos masivos que acompañaron la separación de India y Yugoslavia.

  • Pocos argumentarían que el mapa actual del mundo es perfecto

El problema es que, como lo fue en tiempos de Wilson, la gente no vive en grupos cuidadosamente ordenados. Sin importar cómo se definan las fronteras nacionales, es probable que algunos terminen en el lado incorrecto, y el genocidio es una consecuencia tan probable como la coexistencia pacífica.

Aún así, pocos argumentarían que el mapa actual del mundo es perfecto. Además, algunos sucesos recientes sugieren que quizá sea difícil conservarlo así indefinidamente.

En 2014, cuando Rusia se anexó Crimea, el presidente Vladimir Putin justificó la absorción de una región principalmente de lengua rusa con palabras referentes a la autodeterminación parecidas a las de Wilson. Estados Unidos y Europa respondieron a lo que el entonces Secretario de Estado John Kerry llamó un comportamiento “decimonónico”, con condenas y sanciones, pero fue poco lo que pudieron hacer para detenerlo o revertirlo. Ese mismo año, el Estado Islámico declaró que estaba poniendo fin al Acuerdo Sykes-Picot, que trazó las fronteras del Medio Oriente después de la Primera Guerra Mundial. Por su parte, China ha estado apuntalando sus reclamos territoriales sobre el Mar de la China Meridional mediante la construcción de más de 1300 hectáreas de nueva tierra en la forma de islas artificiales.

Se avecinan más cambios en el mapa: para finales del siglo, los niveles del mar cada vez más elevados podrían hacer que algunos Estados en islas pequeñas sean inhabitables, lo que plantea la pregunta de si un país puede continuar existiendo como entidad política si el territorio asociado a él ya no lo hace.

Nuestro actual periodo de inmovilidad cartográfica podría terminar siendo una breve anomalía. Más que buscar preservar el mapa actual a toda costa, quizá un mejor uso de los esfuerzos de Estados Unidos consistiría en tratar de garantizar que esos cambios ocurran pacíficamente. Una idea sería presionar a las instituciones internacionales para que permitan más de una definición general de Estado, autorizando alguna forma de representación internacional para lugares que son en gran medida autónomos, aunque no sean totalmente Estados.

Otra sería reconsiderar la oposición reflexiva de Estados Unidos a nuevas declaraciones de Estado. Podría ser útil si hubiera más precedentes de separaciones pacíficas, ordenadas y democráticas, en lugar de violentas y caóticas.

No estoy argumentando a favor de la independencia de Kurdistán, Cataluña, Escocia ni cualquier otro lugar. Cuando las formas de nuevos países han sido definidas por personas que no viven en ellos, por lo general no ha funcionado muy bien. Hay razones reales para ser escépticos respecto de todos estos movimientos de independencia. Sin embargo, eso no significa que mantener el actual arreglo mundial de países con sus fronteras existentes deba ser un principio orientador.

Sobre todo, la conservación de países existentes debe guiar nuestro pensamiento menos que el bienestar de las personas que viven en ellos.

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¡1,100,000 personas! Récord de asistencia a la manifestación a favor de España en Barcelona

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Las calles de Barcelona se llenaron de banderas de España

¡Espectacular! Más de un millón de personas, exactamente un millón cien mil, acudieron este domingo a la manifestación a favor de España, superando así la cifra que se alcanzó en la manifestación que se celebró el pasado 8 de octubre también en Barcelona.Sociedad Civil Catalana, responsable de convocar la manifestación, logró reunir a cientos de miles de ciudadanos de Barcelona y del resto de Cataluña, junto a los principales líderes políticos que defienden la Constitución y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

“¡Somos más de un millón. Gracias a todos por venir a defender la unidad de España!” dijo uno de los organizadores desde la plataforma que se montó para dar voz a los principales protagonistas.

En una manifestación en la que estuvieron representados PP, Ciudadanos, PSOE y PSC, los ciudadanos defendieron la unidad de España y reclamaron que Carles Puigdemont sea encarcelado.

“Basta de manipulaciones”, gritó Teresa Freixes -jurista española especialista en derecho constitucional, Catedrática de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona y Catedrática de Jean Monnet ad personam-, que pidió que “se respete la Constitución, que los niños puedan estudiar en su lengua materna y que no se les adoctrine en las escuelas”.

Por su parte, Josep Borrell, ex presidente del Parlamento Europeo, habló: “Estoy aquí porque he vuelto a escuchar a Puigdemont diciendo que habla en nombre del pueblo de Cataluña”.

La nueva historia oficial de Europa borra el cristianismo y promueve el islam

Los patrocinadores de la falsa Europa están hechizados por las supersticiones del inevitable progreso. Creen que la Historia está de su parte, y esta fe les vuelve altaneros y desdeñosos, incapaces de reconocer los defectos del mundo postnacional y postcultural que están construyendo. Además, ignoran cuáles son las verdaderas fuentes de la decencia humana tan estimadas por ellos y por nosotros. Ignoran e incluso repudian las raíces cristianas de Europa. Al mismo tiempo, ponen sumo cuidado en no ofender a los musulmanes, a los que imaginan adoptando alegremente su perspectiva laicista y multicultural.

En 2007, el papa Benedicto, reflexionando sobre la crisis del continente, dijo que Europa está «dudando ahora de su propia identidad». En 2017, Europa dio un paso más: crear una identidad postcristiana y proislámica. Los edificios y exposiciones oficiales europeos están efectivamente borrando el cristianismo y saludando al islam.

Uno de esos museos oficiales que abrió hace poco el Parlamento Europeo, la Casa de la Historia Europea, cuesta 56 millones de euros. La idea era crear un relato histórico del periodo de postguerra en torno al mensaje a favor de la unificación de la UE. El edificio es una bella muestra de art decó en Bruselas. Pero, como escribió el estudioso alemán Arnold Huijgen, la casa está culturalmente vacía:

Parece como si la Revolución francesa fuese la cuna de Europa; hay poco espacio para todo lo que le precedió. El código napoleónico y la filosofía de Karl Marx tienen un lugar destacado, mientras que se hace hincapié en la esclavitud y el colonialismo como las caras más oscuras de la cultura europea (…) Pero lo más llamativo de esta Casa es que, en lo que respecta al relato, es como si la religión no existiese. En realidad, como si nunca hubiese existido y nunca hubiese tenido un efecto en el continente (…) El laicismo europeo ya no está luchando contra la religión cristiana; simplemente ignora totalmente cualquier aspecto religioso de la vida.

La burocracia bruselense incluso borró las raíces católicas de su bandera oficial, las doce estrellas que simbolizan el ideal de unidad, solidaridad y armonía entre los pueblos de Europa. La dibujó el diseñador francés católico Arséne Heitz, que al parecer se inspiró en la iconografía cristiana de la Virgen María. Pero la explicación oficial de la Unión Europea sobre la bandera no figura ninguna mención a esas raíces cristianas.
El Departamento de la Unión Monetaria y Económica del Comité Europeo ordenó después a Eslovaquia que rediseñara sus monedas conmemorativas eliminando a los santos cristianos Cirilo y Metodio. No hay ninguna mención al cristianismo en las 75.000 palabras del borrador abortado de la Constitución Europea.
La Comisión Europea ordenó a Eslovaquia que rediseñara sus monedas conmemorativas eliminan a los santos cristianos Cirilo y Metodio. (Imágenes: Comisión Europea –moneda–; Frettie/Wikimedia Commons –Bratislava, Eslovaquia–).

 

El ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, del partido de Angela Merkel en el gobierno, el Partido Demócrata Cristiano, propuso recientemente introducir días festivos musulmanes. «En los lugares donde hay muchos musulmanes, ¿por qué no podemos pensar en introducir un día festivo musulmán?», dijo.

«La sumisión va adelante», respondió Erika Steinbach, la influyente expresidenta de la Federación de los Expulsados (los alemanes expulsados de varios países del Este de Europa durante y después de la Segunda Guerra Mundial).

Beatrix von Storch, destacada política del partido Alternativa para Alemania (AfD), simplemente tuiteó: «¡NO! ¡NO! ¡NO!».

La propuesta de De Maizière demuestra que, en lo que respecta al islam, el laicismo europeo oficial postcristiano está simplemente desaparecido en combate.

Hace unas pocas semanas, Bruselas albergó una exposición financiada por la Unión Europea, «¡El islam es también nuestra historia!». La muestra traza el impacto del islam en Europa. Una nota oficial dice:

La evidencia histórica expuesta en esta muestra —la realidad de una antigua presencia musulmana en Europa y la compleja interacción entre dos civilizaciones que luchan la una contra la otra, pero que también han penetrado la una en la otra— apuntala un empeño educativo y político: ayudar por igual a los musulmanes y no musulmanes europeos a entender mejor sus raíces culturales comunes y cultivar su ciudadanía compartida.

Isabelle Benoit, una historiadora que ayudó a diseñar la exposición, declaró a AP: «Queríamos aclarar a los europeos que el islam es parte de la civilización europea, y que no es una importación reciente, sino que sus raíces se remontan a trece siglos atrás».

El establishment oficial europeo le ha dado la espalda al cristianismo. El establishment parece no ser consciente de hasta qué punto el continente y su gente siguen dependiendo de la orientación moral de sus valores humanitarios, especialmente en un momento en que el islam radical ha lanzado un desafío civilizacional a Occidente. «Es simplemente un problema de un empaquetamiento que tiende a llenar un ‘vacío'», escribió hace poco Ernesto Galli della Loggia en el periódico italiano Il Corriere della Sera.

Es imposible ignorar que detrás de ese empaquetamiento hay dos grandes tradiciones políticas y teológicas —la de la ortodoxia rusa y la del islam—, mientras que detrás del «vacío» sólo está el declive de la consciencia cristiana del Occidente europeo».

Por eso es tan difícil de entender la lógica de la animosidad oficial europea hacia el cristianismo y su atracción hacia un islam esencialmente totalitario. Europa podría ser fácilmente laicista sin ser anticristiana militante. Es más fácil entender por qué miles de polacos acaban de participar en una manifestación masiva junto a la frontera polaca para expresar su rechazo a la «secularización y a la influencia del islam», que es exactamente lo mismo que el disparatado credo oficial de la UE.

En la Segunda Guerra Mundial, los Aliados evitaron bombardear Bruselas, porque iba a ser la cuna del renacimiento europeo. Si la élite europea sigue con su repudio cultural de su cultura judeocristiana-humanística, la misma ciudad podría ser su tumba.

Los nuevos colaboracionistas franceses

Texto original: Europe’s New Official History Erases Christianity, Promotes Islam

Un Oscar especial para Alejandro González Iñárritu por ‘Carne y arena’

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Por Agatha Ediciones 
28 de octubre, 2017 

Aunque la edición 90 de los premios de La Academia es hasta marzo de 2018, desde hoy Alejandro González Iñárritu ya puede presumir una estatuilla dorada más a su colección.

En la pasada edición de Cannes, Alejandro González Iñárritu ofició de maestro de ceremonias en una ceremonia entre magnética y sonámbula de saludo a un nuevo tiempo.

En apenas seis minutos y medio, ‘Carne y arena’propone lo que bien se podría llamar una nueva experiencia. Es cine, pero también quiere ser otra cosa. Algo más, sin duda.

Se trata de una instalación en la que el público es invitado a formar parte de manera literal de la aventura equinoccial de un grupo de hombres, mujeres y niños perdidos y acosados en el desierto que separa México de Estados Unidos.

Se trata de 3D extendido sobre un escenario en el que todo, hasta el cuerpo mismo del espectador, es pantalla. La frontera en el más amplio de los sentidos.

Pues bien, la Academia de Hollywood decidió anoche reconocer este nuevo espacio de representación (eso quiere ser) con un Oscar especial que será entregado el próximo 11 de noviembre.

«Iñárritu y su director de fotografía, Emmanuel Lubezki, nos han abierto nuevas puertas de percepción cinematográfica», razona el presidente de la Academia, John Bailey, en el capítulo de motivo para la mención. «Se trata», continúa, «de una aventura profundamente emocional y físicamente inmersiva en el mundo de los emigrantes que cruzan el desierto del suroeste de Estados Unidos a la luz del amanecer. Más que un avance creativo en la forma todavía emergente de la realidad virtual, ‘Carne y arena’ nos conecta visceralmente con las realidades políticas y sociales de la frontera entre Estados Unidos y México».

En Cannes, trabajó en colaboración con el fotógrafo Emmanuel Lubezki.

le ha llevado cuatro años. Ha sido un tiempo dedicado a recopilar historias de inmigrantes a la vez que daban con el dispositivo para hacerlas emocionalmente táctiles.  Se trata de caminar con las almas errantes de los que huyen y hacerlo «sobre sus mismos pies, debajo de su piel, al ritmo acelerado de su corazón».

Para situarnos, la ‘experiencia’ empieza mucho antes de colocarse las gafas de 3D que te introducen en un nuevo mundo. El set se encontraba en un aeropuerto deportivo a diez minutos en coche de la Croisette.

Al lado del casino y en el mismo puerto deportivo, el futuro espectador, de momento sólo acreditado en el Festival de Cannes, era recogido para ser depositado en un hangar; una especie de cubo gigante reconstruido con retales del que fue el muro real del desierto antes de ser sustituido por otro de hormigón alberga la instalación. «Aquí no hay actores. Estas son historias reales, recreadas por los inmigrantes que las experimentaron», se leía en el cartel de presentación.

En la antesala, el espectador era conminado a descalzarse y esperar. Lo siguiente es un escenario de arena que se cuela entre los dedos de los pies desnudos como prólogo a lo que vendrá.

Colocadas las gafas, empieza todo. «La experiencia jamás será la misma para ningún visitante», se lee. Y así es. Uno puede moverse entre los personajes, decidir de qué parte estar (si de los inmigrantes humillados o la policía) y, llegado el caso, confundirse con cualquiera de ellos. En cuanto se entra en el territorio de la ‘carne’ ajena, un corazón extraño vibra por encima de cualquier otro sonido. Cuando el agente de la frontera exija que nos arrodillemos, lo haremos.

De golpe, la realidad se quiebra y deshace en un sentimiento ilocalizable en medio de ninguna parte entre el ridículo, la vergüenza, el dolor y la ira.

Siempre en la frontera: entre un país y otro, entre el cine y lo que vendrá, entre la realidad y la ficción.

La historia que ‘se vive’ es «‘realísticamente’ irreal». Es un condensado de los relatos de Manuel, Lina, Amaru, Luis, Carmen, John el policía, Francisco y Selene. Todos ellos sufrieron los rigores de unas cámaras frigoríficas donde los inmigrantes son arrestados.

Todos huían de un pasado sin futuro de bandas, secuestros, violencia y pobreza, mucha pobreza. Todos sintieron el arañazo del calor inhumano. Todos se empeñaron hasta las cejas para pagar a Los coyotes. Todos vieron la muerte de sus compañeros. Todos padecen el acoso de ser perseguidos en un país en el que aún, después de años de trabajo y estudio, son extranjeros. Unos han conseguido su sueño de ver a su familia reunida después de décadas de trabajo semiesclavo a razón de 7.000 dólares por cada viaje por el desierto. Otros todavía esperar con el momento de ver su momento. Para cuando acaba todo, el pantalón conserva aún algo de la arena. Los ojos tardan unos segundos en recuperar la luz. De vuelta a Cannes, el coche de la organización pasaba por delante de una fila de yates impecables.

¿Es éste el futuro? De momento, es uno de ellos. «Visualmente presente, físicamente invisible», decía Iñárritu. De momento, ya tiene un Oscar. Otro a sumar a los cuatro que ya posee.

El Ratón: ¡El águila tuvo la culpa!

Por Elena Goicoechea

Si se trata de echar culpas ¡no busquen más!, la culpable fue el águila: ¿a quién en su sano juicio se le ocurre posarse sobre un nopal enclavado a medio lago, sabiendo que le seguía los pasos una bola de mexicas fantasiosos con planes urbanísticos?

De acuerdo, la culpa también fue de aquellos hijos de su prehispánica madre por tragarse sendo mito: “… los aztecas recibieron un mensaje del Dios Huitzilopochtli para que abandonaran Aztlán, el lugar donde hasta entonces residían, a fin de buscar una tierra nueva en la que encontrarían riquezas y obtendrían poder sobre los demás pueblos. La señal sería un águila encima de un nopal devorando una serpiente…” Y como la ambición rompió el saco, no lo pensaron dos veces, cargaron con sus chilpayates, empacaron hasta el molcajete en su itacate y se fueron de mojados, literal, porque hasta el lago de Texcoco fueron a dar en 1325.

Imagino que después de un tiempo de andar como nómadas estaban tan ampollados sus pies, que con tal de concluir su peregrinar, a cualquier zopilote le veían pico de águila y a cualquier lombriz un cascabel… Pero bueno, un poco más de sentido común y un poco menos de romanticismo les habría valido para cuestionar la conveniencia de construir su soñada Tenochtitlan sobre una red de lagos en los que debían moverse en chinampas -esas mismas en las que hoy se pasean los turistas y se ponen hasta las chanclas los cumpleañeros ‘ñeros’ en Xochimilco- para no mojarse los guaraches.

La vieja Tenochtitlán se construyó sobre islotes artificiales de piedra, tierra y cañas que construyeron en los bajos de la laguna con el propósito de ganar terreno para el cultivo y levantar sus edificaciones. Además de ser las ‘peseras’ de la época, los aztecas usaban las chinampas para cultivar sobre ellas; y las combinaban con bancales, formando una enorme red de canales y parcelas. Y así fue que se inició su desecación.

Los ancestros mexicas no previeron que un suelo tan fangoso se estremecería con más enjundia que uno de tepetate cuando las ondas sísmicas los sorprendieran. En los Anales de Tlatelolco, la relación histórica más antigua en lengua náhuatl, aparece la primera descripción de un fuerte sismo en lo que hoy es la Ciudad de México, en 1455: “[…] hubo también terremoto y la tierra se agrietó y las chinampas se derrumbaron; y la gente se alquilaba a otra a causa del hambre.” Parece ser que fue tan intenso aquel sismo que dejó la estructura de la ciudad patas arriba.

Con todo, su valedor Huitzilopochtli les cumplió el sueño de convertirse en los señores del Valle de Anáhuac, dotándolos de harto oro, cacao y xoloitzcuintles. Lo malo fue que se pasaron de gandayas y los pueblos vecinos a los que se ‘traían fintos’ no dudaron en aliarse a los recién desembarcados conquistadores para pararles los pies a los aztecas… y quemárselos en un momento dado.

Los españoles remodelaron la ciudad al estilo ‘si te vi no me acuerdo’ y su fisonomía cambió de forma radical. ¿Cómo para qué buscar otro terreno -más firme, por ejemplo- si podían construir sobre lo que ya estaba construido…? Lo que no cambió fue lo que yacía en el subsuelo: agua. En el siglo XVII, la capital del virreinato fue objeto de incontables inundaciones. Ello motivó la construcción de obras de drenaje que, continuadas por los sucesivos gobiernos en la época del México independiente han llevado a la desaparición casi total de los cinco lagos que componen el sistema.

Pero con la Madre Tierra no se juega. No importa qué construya la cultura en turno: pirámides, templos barrocos, palacios, rascacielos, “lavadoras” o “doritos”…. De vez en vez se encarga de movernos el tapete o inundar nuestras arterias para recordar que los chilangos estamos parados en el fango y que nadie puede cruzar este pantano sin ensuciar tarde o temprano su plumaje.

 

5 actividades para Día de Muertos en la CDMX

5 actividades que se realizarán en la capital para festejar el Día de Muertos

Cinco actividades que se realizarán en la capital para festejar el Día de Muertos/Imagen: Donde Ir
jueves 26 de octubre de 2017

El Día de Muertos es una de las celebraciones más antiguas de nuestro país y en los últimos años ha impulsado de forma importante la actividad turística en destinos como la Ciudad de México, por los diversos eventos que se realizan a finales de octubre en torno a la llegada de ese día.

Despegar, la agencia de viajes online líder de Latinoamérica, enlistó cinco actividades que se realizarán en la capital para festejar el Día de Muertos y que los viajeros nacionales no deben perderse:

  1. Asistir al desfile del Día de Muertos

La segunda edición de este desfile se llevará a cabo el sábado 28 de octubre a medio día, partiendo de la Estela de Luz hasta la plancha del zócalo capitalino. La entrada es gratuita y se podrán apreciar carros alegóricos, calaveras gigantes, las famosas catrinas de osé Guadalupe Posada, entre otros.

  1. Ver a la Llorona en Xochimilco

Una trajinera te lleva a un islote donde se lleva a cabo éste espectáculo que integra música, danza y teatro para narrar la famosa leyenda de “La Llorona”. La entrada tiene un costo de 353 pesos por persona.

  1. Presenciar la Ofrenda Monumental del Zócalo

Cada año se alza una gran ofrenda en la plancha del zócalo; en este año se podrá visitar del 28 de octubre al 2 de noviembre. Además, tendrá un memorial dedicado a rescatistas, voluntarios y poblaciones afectadas por el sismo.

  1. Subirse al tranvía de leyendas en el Centro Histórico

Del 27 de octubre al 2 de noviembre podrás realizar un recorrido nocturno en tranvía por las principales calles del centro histórico, donde narradores contarán diversas leyendas de la época colonial; tiene un costo de 250 pesos por persona.

  1. Pasear en bicicleta por panteón

Realiza este recorrido nocturno por el Panteón Dolores, donde escucharás historias de terror y leyenda. Al finalizar para bajarte el susto puedes comer pan de muerto con chocolate caliente. La cita es el 29 de octubre a las 7:00 pm en el Parque Lincoln y tiene un costo de 350 pesos por persona.

Fuente: elsemanario.com/metropoli/231824/actividades-imperdibles-por-dia-de-muertos-en-la-cdmx/