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¿Qué significan los elementos en las ofrendas del Día de Muertos?

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Las flores, las velas, el vaso de agua, todo tiene una razón en los acostumbrados altares.

Altar  Las flores, veladoras, y comida representan una mezcla cultural.  (Foto: iStock by Getty Images

Una de las tradiciones más representativas del país es el Día de Muertos, época en que miles de familias colocan una ofrenda para compartir con los difuntos pan, agua, dulces y otros elementos ornamentales con distinto significado.

La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) asegura que las ofrendas son un «tipo de escenografía donde participan nuestros muertos que llegan a beber, comer, descansar y convivir con sus deudos».

Pero ¿qué representa cada uno?

Altar: Es una mezcla de culturas. Los europeos pusieron algunas flores, velas y veladoras; y los indígenas agregaron el copal, la comida y las flores de cempasúchil.

Vaso de agua: Representa la fuente de la vida. Se ofrece a las ánimas para saciar su sed después del largo recorrido y para que fortalezcan su regreso.

Veladoras: Representan la esperanza y la fe. Una guía para que los difuntos puedan llegar a sus antiguos lugares y tengan alumbrado el regreso a su morada. Si los cirios o los candeleros son morados es señal de duelo; y se ponen cuatro en forma de cruz, que representan lo cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino a casa.

Copal: Este elemento era ofrecido por los indígenas a sus dioses y el incienso fue traído por los españoles. Las fragancias de ambos subliman la oración o alabanza. Se usan para limpiar el lugar de los malos espíritus y evitar peligros.

Flores: Por sus colores y estelas aromáticas son un símbolo de festividad, adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima. El cempasúchil, en muchos lugares se acostumbra desojarlo y poner caminos de pétalos para guiar al difunto hacia la ofrenda. Además de esta flor, se puede usar alhelí y nube, pues sus colores significan pureza y ternura y van más con ofrendas a las ánimas de los niños.

Pan: Es uno de los elementos clásicos y simbolizan un ofrecimiento fraternal.

Recomendamos: Coco, la cinta que hace un homenaje a México y sus tradiciones

En las ofrendas también se acostumbra colocar fotografías de quienes ya no están, imágenes de santos, frutas, dulce de calabaza, calaveras de azúcar, licor, una cruz grande de ceniza y los platillos favoritos del difunto.

Lee: ¿Cómo se fabrican las calaveritas de azúcar para el Día de Muertos?

Para recibir a las ánimas, el altar puede ser adornado con papel picado, telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, un incensario o ropa limpia.

 Fuente: Expansión

Reforma entrevista a la Madre Salud Conde Nieto con motivo de la próxima Cumbre Miraflores 2017

Por Froylán Escobar

El periódico Reforma entrevista a la Madre Salud Conde Nieto con motivo de la próxima Cumbre Miraflores 2017, a celebrarse el 23 de noviembre en el hotel Camino Real de Polanco.

  • Rocío Brauer y Sor Salud Conde, organizadora de La Cumbre Miraflores. Foto: Juan Ignacio Ortega
    La conductora Rocío Brauer y Sor Salud Conde, directora del Colegio Miraflores, que presenta la Cumbre Miraflores 2017 «Afrontando juntos el futuro». Foto: Juan Ignacio Ortega
    Traen mensaje de paz
  • Cd. de México (24 octubre 2017).- En la lucha por los derechos de la igualdad y equidad de género, la religión sale sobrando ya que el respeto es el valor universal que rige la interacción entre los seres humanos, según comentó Sor Salud Conde, directora del Colegio Miraflores.

«No somos iguales, entre géneros tenemos algo que somos distintos, a veces el fuerte cree que puede abusar del débil y no debe de ser así, hay que luchar por la igualdad»

Sor Salud Conde
Directora del Colegio Miraflores

Por tal motivo, el mensaje de paz, unidad, así como la lucha para empoderar no sólo al género femenino sino también al masculino se dará a conocer a través del evento La Cumbre Miraflores 2017, la cual busca concientizar a la sociedad sobre el trato entre la gente.

«Hay valores que son universales que los pueden aplicar todos, yo siempre le digo a los que vienen, todos tenemos un Dios, nosotros tenemos qué vivir de acuerdo a la educación que hemos recibido, todo dentro del respeto hacia el prójimo, sea como sea.

«Solo así, enseñando con grandes valores, México será el País que todos deseamos», afirmó Sor Salud Conde en entrevista.

Exponentes del ambiente político, de comunicación, del medio deportivo y artístico se darán cita el próximo 14 de noviembre en el evento que se llevará a cabo en el Hotel Camino Real de Polanco para alzar la voz.

«Me interesa mucho ver cómo permean esas mentes que han logrado tener el éxito no sólo es lo que tienes material o profesional, el éxito es lo que eres como persona, todas las personas que estarán dando ponencias en sus paneles van a congregar a gente de diferentes edades desde contemporáneos hasta los ya no tan jóvenes.

«Es una cumbre que pretende mejorar a nuestro país en cuanto a la idiosincrasia, valores y educación», comentó la conductora radial Rocío Brauer, quien será una de las moderadoras del evento.

En cuanto a los jóvenes, Charly García será quien aborde ese tema.

«Yo estaré en la parte millennial, donde los jóvenes darán mensajes a México a través de sus experiencias, gente que quiere comunicar algo positivo de cómo un México ha cambiado y cambiará en el tiempo», dijo García.

La madre Sor Salud aseguró que con este tipo de iniciativas cambiarán al País y aseguró que el gobierno ha actuado bien frente a las adversidades que ha enfrentado la nación recientemente.

«El Gobierno ha actuado conforme a las necesidades de la población.

«Es como uno como padre cuida a sus hijos pero en algún momento descuida una cosa para arreglar otra, así el gobierno, todos somos gobierno», expresó.

Fuente: Reforma

¿Matrimonio por amor? No siempre fue así

istock
Manuscript Chroniques de France ou de St. Denis, British Library
AFP / LEON NEAL

British Library
Grand Ladies
Jewish Museum
The Met Museum
Library of Congress
Getty Images
By the 1800s, divorce was so common in the U.S. that the government opened an investigation into the matter and by the early 1900s, society was sure that marriage would soon be obsolete. Though the divorce rate increased throughout the 20th century, it’s started to decline, with 2016 having the lowest American divorces on record since 1980.
Maybe these millennials and their wacky ideas of marriage are actually doing something right…
Procreation was often a consequence of being married but it’s been proven that it often wasn’t the main goal, especially for families that weren’t of the noble classes, who had large inheritances to think about.

The women didn’t have a say.

A blissful, traditional marriage is depicted as the husband and wife discussing issues and forming to decisions together for the good of their family. In a «traditional marriage,” this was not so.
During American colonial times, William Blackstone stated that the “very existence of a woman is suspended during a marriage” and that she ceased to exist as a person without thought or voice. Basically, once she married, the woman’s job was to obey, cater to, and heed the word of her husband. Let’s hope nobody’s aiming for that in marriage these days, religious or not.

The woman didn’t have any rights.

In a “traditional marriage”, not only did a woman not have a say in family decisions, she didn’t have any rights either.
After centuries of prejudice, finally in 1971, Ruth Bader Ginsberg fought for a woman’s rights within a marriage; this led to the abolishment of the existing law that during a dispute, males must be preferred to females.
Furthermore, it was only in 1979 when head and master laws were abolished in most states, which stated that a husband could do whatever he wanted with his house, his family, and his wife and her possessions.

People didn’t have sex (and babies) with only their spouses.

In Biblical times, not only was polygamy not illegal, it was considered a man’s right to have multiple wives and mistresses.
Jewish Museum / Getty Images
For example, Abraham had two wives and a concubine, Khaleb had five, Moses a mere two, but King Solomon had over 1,000 (though 300 were considered to be concubines)! Monogamy is actually a relatively new, Western invention.

It was hardly a bed of roses.

The loving visions of a man serving and caring for his wife just weren’t reality centuries ago. Women were seen as property and meant for specific purposes.
Throughout time though, some mercy was shown to wives, as shown by Bernard of Siena in the 15th century, who instructed men to be kind and have as much compassion for their wives as they would a chicken or a pig. Talk about a low bar.
Since a wife was considered her husband’s possession, he could do what he saw fit with her. This often involved “keeping her in line” through physical means. In his Corpus Jurius, Emperor Justinian suggested that it may not be right to beat your wife, but if you happened to see a reason to do it, you would just have to pay her afterwards. No biggie, right?
Thankfully, by the late 1800s, this practice became more outdated; South Carolina was the first state to disallow the beating of wives. In 1920, it was outlawed nationwide. Now if only those crimes would be properly prosecuted and women were rightfully protected from their abusers.

It wasn’t always an agreement between two people in love.

It was only in the 13th century that Pope Alexander IV changed the laws and made marriage a sacrament between two people by taking it out of the hands of parents and putting it into the hands of the two participating (and—mostly—willing) parties.
Before this, families viewed marriage as a bargaining tool to get what they needed, disregarding the feelings or desires of the individuals who were going to be married.
In 500 A.D., Emperor Justinian passed a law allowing fathers to give away their daughters as young as 7 years old, thereby ensuring the family that their needs would be met early on.
Arranged marriages weren’t the only third-party agreements that were made, sadly. Many women women found themselves in unique instances in which it would be required for them to be married. If a woman was raped, she would often have to marry her rapist; if her sister’s husband was left a widow, she would have to marry her late sister’s husband. The illusion of choice is hardly new for women.

Women didn’t necessarily choose to be intimate with their husbands.

In a traditional marriage, it could rightly be assumed that a wife would have the choice to be intimate with her husband. Not so!
In 1736, Jurist Sir Mathew Hale declared that a wife couldn’t be raped, because in marriage, a woman gave up all rights to her body. Her husband could do whatever he wanted with it.
Shockingly, as recent as 1993, the last states finally passed laws disallowing a man to force himself on his wife. Of course, it still happens all the time, and it’s quite hard to prosecute.

You weren’t allowed to hold hands and show you loved each other.

In your mom’s view of traditional marriage, hugging and holding hands would be acceptable public displays of affection. However, in true traditional times, these were considered vile and severely frowned upon.
AFP / ROBYN BECK
In fact, Plutar called it disgraceful when a Roman senator was caught kissing his wife in public—it was such a scandal that the senator was forced to back down from his position.

People didn’t stay together forever.

Although the church tried really hard to keep people together by making it truly hard to divorce, people have been getting out of their unhappy arrangements for hundreds of years.
Granger
In early Mesopotamia, Hammurabi’s code gave husbands alternate options by stating instances in which they could get a refund on their spouse if they were unhappy. Both the Greeks and the Romans allowed divorce as well.
Thanks to Henry VIII breaking from the Catholic church and founding his own church, just to marry Anne Boleyn, the people of Britain were forced to be okay with it. That rule often only applied to him and his (six!) marriages, though—convenient, huh?
Getty Images
By the 1800s, divorce was so common in the U.S. that the government opened an investigation into the matter and by the early 1900s, society was sure that marriage would soon be obsolete. Though the divorce rate increased throughout the 20th century, it’s started to decline, with 2016 having the lowest American divorces on record since 1980.
Maybe these millennials and their wacky ideas of marriage are actually doing something right…Fuente: http://www.fashionbeans.com/content/traditional-marriage-would-truly-shock-our-ancestors-but-not-for-the-reason-you-think/11291?rtg=higherpersp-gGA1me&param4=fsb-fni-fbss-1334-t2-mo-ocpm&param5=10154429188766186&param6=23842645853380205

Los nuevos colaboracionistas franceses

Desde entonces, Francia ha sufrido varios ataques de los fundamentalistas islámicos en Europa. El presidente francés, Emmanuel Macron, está intentando ahora gestionar una situación terrible: actualmente hay unos 350 terroristas en la cárcel; 5.800 están siendo vigilados por la policía; y otros 17.000 han sido clasificados como «amenaza potencial», mientras que, desde 2015, el terrorismo yihadista ha acabado con 240 vidas.

Parece que Francia ha decidido aceptar lo que quizá considera inevitable: la toma islámica de partes del país. Esta visión se refleja en la propia idea del «estado de emergencia». La cámara baja del Parlamento francés acaba de aprobar una nueva ley antiterrorista, por la cual se toman medidas que llevaban aplicándose dos años bajo el anterior «estado de emergencia», y que ahora han sido consagradas como leyes.

Tras el ataque asesino de enero de 2015 en las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo, el predecesor de Macron, el presidente François Hollande, declaró oficialmente que «Francia está en guerra». Hasta ahora, sin embargo, la guerra sólo la ha librado una parte: los fundamentalistas islámicos.

Aunque algunos estudiosos, como Gilles Kepel, creen que podría estallar una «guerra civil» en el futuro, hay un escenario más realista: un país dividido en torno a líneas demográficas y religiosas, la república laica francesa frente a los enclaves islámicos, los «cien Molenbeeks franceses», tomando el nombre del nido yihadista de Bruselas.

Francia se consideraba la joya de la civilización. Uno de los grandes intelectuales franceses, Alain Finkielkraut, dijo hace poco: «Francia se ha convertido para mí en un país físico, ya que su desaparición ha entrado en el orden de lo posible». Finkielkraut, miembro del lugar más sagrado de la civilización francesa, la Académie Française, no estaba pensando en la desaparición física de las panaderías, las tiendas de ropa o los bulevares franceses, sino que se refería a la desaparición de Francia como la capital de la cultura occidental.

Bajo el ataque del islam radical, se está minando a la civilización francesa desde dentro. Y ahora hay grandes partes de la cultura francesa que están echando agua al molino del islam. A ellas se ha referido justamente Le Figaro como «agentes de influencia del islam». Intelectuales, periodistas, políticos. Todos los que consideran a los musulmanes «los nuevos oprimidos».

El ensayista francés Michel Onfray los llamó hace poco «los nuevos colaboracionistas», como los franceses que se pusieron del lado de los nazis:

Son los que creen que el islam es una religión de paz, tolerancia y amor, y no quieren enterarse del islam de la guerra, la intolerancia y el odio. El colaboracionista sólo quiere ver el primer [tipo de] islam, creyendo que el segundo no tiene nada que ver con el islam. Estos colaboracionistas son los islamoizquierdistas.

Y están ganando la guerra cultural.

¿Cómo puede impedir Francia la toma islámica de partes del país con metástasis letales para todo el continente europeo? «Para desarmar a los terroristas, tenemos que desarmar las conciencias», ha escrito Damien Le Guay en un nuevo libro titulado La guerre civile qui vient est déjà là (La próxima guerra civil ya está aquí).

Francia tiene que dejar de hablar con los «islamistas no violentos» como los Hermanos Musulmanes, y hablar en su lugar con los verdaderos reformistas liberales, los disidentes internos del islam. El diario Le Figaro dedicó recientemente todo un número a las mujeres musulmanas de Francia que están intentando combatir el islam radical. Son periodistas, activistas y escritoras que quieren la igualdad entre hombres y mujeres, libertad de expresión y libertad sexual. Es obvio que a estas musulmanas les importa más la Ilustración francesa que a muchos no musulmanes que defienden el apaciguamiento de los islamistas.

Francia también tiene que cerrar sus fronteras a la inmigración masiva y seleccionar a los que llegan en función de su voluntad de conservar la actual cultura de Francia, y abandonar el multiculturalismo a favor de la pluralidad de confesiones en el espacio público. Eso significa reconsiderar el falso laicismo francés, que es agresivo con el catolicismo pero débil y pasivo con el islam.

Francia tiene que cerrar las mezquitas salafistas y prohibir predicar a los imanes radicales que incitan a las comunidades musulmanas contra los «infieles» y urgen a los musulmanes a separarse del resto de la población.

Francia tiene que impedir la llegada de propaganda de los regímenes dictatoriales de Oriente Medio: sus mezquitas, sus canales por satélite, sus panfletos, sus bibliotecas y sus libros.

Francia tiene que prohibir la poligamia; la sharia, la ley islámica; la mutilación genital femenina (MGF), el supremacismo islámico y los matrimonios forzosos.

Francia tiene que reforzar su alianza con Israel, el único puesto de avanzada de la cultura occidental en una región que la ha rechazado. Israel es el único aliado verdadero de Occidente en una región que se está desmoronando bajo el peso del islam radical.

Francia tiene que proteger y renovar sus tesoros cristianos. Hace unas semanas, la Catedral de Notre Dame de París lanzó un proyecto para recaudar fondos para ayudar a salvar al edificio de su deterioro. Las autoridades francesas tienen que cumplir el papel que les corresponde y no descuidar el patrimonio cristiano de Francia. Francia tiene que enviar a los islamistas el mensaje de que Francia es un país secular, no un país descristianizado.

Francia tiene que proteger a su comunidad judía, que en diez años ha perdido a 40.000 personas que han huido del país a causa de la reacción de indiferencia hacia el antisemitismo.

Francia tiene que reforzar la cultura occidental en las escuelas, los museos, las universidades y las editoriales: la Ilustración, como la fundación de la libertad de conciencia, de expresión y de religión, de la separación entre Estado e Iglesia; y la tradición judeocristiana como origen de todos los grandes logros de la cultura europea.

Francia tiene que exigir reciprocidad. El derecho a construir una mezquita en Francia debería ir asociado al derecho de los cristianos en Oriente Medio a practicar su religión: una mezquita por cada iglesia. Francia tiene las conexiones políticas y diplomáticas en África del Norte y Oriente Medio para imponer esta reciprocidad. Lo que no tiene es la voluntad política.

En resumen, Francia tiene que empezar a promover su bando en esta guerra cultural. Aunque sea demasiado tarde para recuperar todo el terreno perdido, si Francia no empieza inmediatamente, sino que se limita a «gestionar» este «estado de emergencia», las luces que se apagarán no serán sólo las de la Torre Eiffel, como ocurre tras cada atentado, sino también las de una de las más grandes civilizaciones que la historia nos ha dado jamás.

La nueva historia oficial de Europa borra el cristianismo y promueve el islam

Nuestras niñas

Por Roberto Arriola García

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México presentó un conjunto de indicadores, a propósito del Día Internacional de la Niña, que muestran la situación de las niñas y adolescentes en nuestro país respecto a su condición y al ejercicio de sus derechos.

Conforme a los resultados definitivos de la Encuesta Intercensal 2015, se estima que en México residen poco más de 39 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, lo que en términos relativos representa 32.8% de la población total. Del total de población infantil y adolescente, el número de niñas y adolescentes asciende a 19.4 millones, esto significa que 16.2% de la población total en México son niñas o adolescentes y en cada una de ellas se identifican necesidades y derechos en momentos muy particulares de su desarrollo.

Del total de población femenina de 0 a 17 años, 5.1% (987,484) es menor a un año de edad, 27.2% (5’274,059) son niñas de uno a cinco años, 33.7% (6’516,148) se encuentran en un rango de edad de seis a 11 años y 34% (6’581,314) son adolescentes de 12 a 17 años.

Primeros cuatro años de vida

En México un logro importante para la sobrevivencia de menores en su primer año de vida fue reducir la letalidad de enfermedades respiratorias, infecciosas y parasitarias como principales causas de muerte en las primeras cuatro décadas del siglo XX. A partir de entonces se implementó una expansión progresiva de campañas sanitarias enfocadas a reducir la morbilidad y la mortalidad, sobre todo en infantes, y se logró reducir la tasa de mortalidad infantil de menores de un año. En los últimos 25 años, la tasa de defunciones de menores de un año por cada 100 mil nacidos vivos se redujo de 32.5% en 1990 a 12.5% en 2015.

Durante el 2015 se registraron 11,445 muertes en niñas menores de un año. Dentro de las causas de muerte de este grupo de población destacan dos causas principales, las afecciones originadas en el periodo perinatal, responsables de 48.5% de las muertes en niñas menores de un año, y malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas que representa 26.5%, es decir, estas dos causas agruparon 75% de las muertes de niñas menores de un año.

Otro derecho de la niña o niño después de su nacimiento es la inscripción inmediata al registro civil para gozar de un nombre y una identidad. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), “la identidad consiste en el reconocimiento jurídico y social de una persona como sujeto de derechos y responsabilidades y, a su vez, de su pertenencia a un Estado, un territorio, una sociedad y una familia, condición necesaria para preservar la dignidad individual y colectiva de las personas”.

Datos de la Encuesta Intercensal 2015 muestran que 96.7% de las niñas y adolescentes cuentan con acta de nacimiento, sin embargo, entre las menores de un año este porcentaje es sólo de 79.3%.

De acuerdo con el registro de nacimientos en 2015, del total de niñas y adolescentes registradas ese año, 88.8% fue registrada durante su primer año de vida y el resto (11.2%) realizaron su registro en edades de uno a diecisiete años. La condición de registro extemporáneos mayor conforme la escolaridad de la madre es menor, sobresale el hecho de que la proporción de niñas con registro extemporáneo es menor que en los niños.

Otro importante derecho del infante en sus primeros cuatro años de vida se refiere a su incorporación al Sistema Nacional de Educación Básica. En México durante 2002 se decretó que la educación preescolar debe cursarse de forma obligatoria y conforme a la Ley General de Educación es obligación del Estado (Artículo 3) y de los padres (Artículo 4) hacer cumplir este derecho que tienen todas las niñas y niños de 3 a 5 años de edad.

Datos de la Encuesta Intercensal 2015 indican que 63.3% de las niñas de 3 a 5 años de edad cuenta con algún grado de preescolar (ligeramente mayor al 62.7% de niños), por lo que 1’146,359 niñas, que representan 35.4% del total de niñas de 3 a 5 años, no asisten a la escuela, por lo que no se encuentran desarrollando aún sus habilidades escolares para este nivel y conforme a la opinión de especialistas en esta materia, puede repercutir en su aprendizaje y futura socialización en los subsecuentes niveles escolares.

Las niñas a partir del quinto año de vida

Datos de la Encuesta Intercensal 2015, reflejan que, de cada 100 niñas de 6 a 11 años, dos no asisten a la escuela y 11.5% aún no desarrollan su habilidad de lectoescritura. Si una niña no recibe educación elemental que potencialice su habilidad de leer y escribir, se atenta contra un derecho universal y el efecto para quienes lo padecen resulta devastador: “haciendo que las personas carezcan del reconocimiento social que merecen, presenten baja autoestima, autonomía y poca reflexión crítica; sean ‘víctimas de engaños’ y presenten limitaciones a la hora de conocer y de acceder a los derechos individuales que la ley les otorga”.

El analfabetismo es un problema de naturaleza estructural y estrechamente vinculado con la pobreza. Es en las regiones menos desarrolladas donde los índices más altos de población que no sabe leer ni escribir un recado se concentran; en localidades con menos de 2,500 habitantes la proporción de niñas de 6 a 11 años sin habilidad de lectoescritura es de 16.2%; este porcentaje es cercano al doble respecto de niñas residentes en localidades de 100,000 y más habitantes (8.9 por ciento).

En los adolescentes, el analfabetismo funcional se refiere a aquellos que tienen acreditados menos de tres grados de primaria, “dicho criterio considera los resultados de diversas investigaciones y encuestas, las cuales establecen que quien no ha completado al menos tres grados de educación, tiene una alta probabilidad de regresar al estado de analfabetismo y, aquellos que tienen tres o más grados, ya han pasado el umbral a partir del cual ya no se convierten en analfabetos por desuso y son capaces de utilizar la lectoescritura en su vida y trabajo cotidianos”.

El UNICEF afirma que las adolescentes que no saben leer y escribir tienen más probabilidades de casarse precozmente, quedar embarazadas y menos posibilidades de contar con conocimientos amplios sobre el VIH/sida y de tener hijos saludables. Cifras de la Encuesta Intercensal 2015 muestran que la proporción de adolescentes analfabetas funcionales de 12 a 17 años es de 1.6%, y que esta proporción aumenta a 2.4% para aquellas que viven en localidades de menos de 2,500 habitantes.

De las adolescentes de 13 a 15 años de edad en 2015, 5.2% o no han concluido aún la primaria, o han cursado sólo preescolar o bien no cuentan con ningún nivel de escolaridad y 10.8% de ellas ya no asiste a la escuela; mientras que 15.8% de las adolescentes de 16 y 17 años, declararon no haber terminado la secundaria o tener un nivel de escolaridad menor y 67.4% de ellas tampoco asiste a la escuela.

De las adolescentes de 16 y 17 años, 69.2% asiste a la escuela, de ellas 92.6% cursa estudios de nivel medio superior o técnicos o comerciales con secundaria terminada, y 7% cursa estudios de secundaria o menor nivel de escolaridad. De las adolescentes de 16 y 17 años, 30.6% no asiste a la escuela.

Las niñas y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad

La vulnerabilidad se asocia a un “riesgo social” en el que pueden incurrir sectores de la población debido a su contexto socioeconómico, doméstico o comunitario. Una definición más formal señala que “la vulnerabilidad es la condición de riesgo latente que padece un individuo o una familia como resultado de la acumulación de desventajas sociales, que impiden que esta situación sea superada por ellos mismos y queden limitados para incorporarse a las oportunidades de desarrollo”. En particular, la población con discapacidad y los hablantes de lengua indígena experimentan contextos en que se manifiesta esta vulnerabilidad en la vida cotidiana de las niñas, niños y adolescentes.

Discapacidad

En el Artículo 25 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad(CDPCD) se establece que todas las personas con discapacidad tienen derecho a gozar de buen nivel de salud. En ese sentido se muestran datos de afiliación y uso de servicios de salud en la población de niñas y adolescentes de 3 a 17 años de edad con discapacidad o limitación.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014 del total de niñas y adolescentes, 1.6% tiene discapacidad y 5.2% limitación; por condición de afiliación en ambos grupos se tienen las mismas proporciones. El 86.4% de las niñas y adolescentes con discapacidad o limitación son derechohabientes de algún sistema de salud proporcionado por el Gobierno Federal o local, siendo el Seguro Popular la opción que concentra casi dos terceras partes de ambos grupos de población, mientras que 13.6% no cuenta con afiliación a alguna institución de salud.

Cuando alguna niña o adolescente tiene algún problema de salud, que puede estar o no relacionado con su condición de discapacidad o limitación, acuden a alguna de las instituciones públicas o privadas que tienen a su alcance. Entre quienes acuden a algún lugar a recibir atención médica, se debe destacar que 22.8% de las niñas y adolescentes que tienen discapacidad y 26.7% de quienes tienen limitación prefieren acudir al consultorio de una farmacia o algún hospital, clínica o consultorio privado, proporción que resulta superior a quienes acuden a alguna clínica u hospital del IMSS.

Hablantes de lengua indígena

De acuerdo con el UNICEF, en nuestro país “los niños indígenas constituyen una población de muchas carencias y con un bajo grado en el cumplimiento a sus derechos más fundamentales, los cuales se expresan entre muchos otros, en el trabajo infantil y en una ausencia escolar”. De acuerdo con información generada por la Encuesta Intercensal 2015, en nuestro país residen 1.9 millones de niñas, niños y adolescentes de 3 a 17 años que hablan lengua indígena, de las cuales 49.9% son niñas y adolescentes.

La proporción de niñas y adolescentes de 5 a 17 años que hablan lengua indígena y no asiste a la escuela es 16.8%, esta situación transgrede un derecho, toda vez que en la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, en su Artículo 11, se garantiza “el acceso a la educación obligatoria, bilingüe e intercultural a todas las personas que hablan alguna lengua indígena, independientemente si además hablan o no español”.

En general, la no asistencia en este sector de la población tiene que ver con cuestiones de accesibilidad, muchos radican en localidades pequeñas y dispersas, lo que lleva a recorrer grandes distancias a pie bajo condiciones climáticas extremas o en transportes no muy adecuados o con alto costo monetario para las familias; también influye el hecho de que en estas comunidades se tiende a privilegiar el desarrollo del trabajo infantil en el campo.

Mensajes Clave

  • Datos de la Encuesta Intercensal 2015 indican que en el país residen 19.4 millones de niñas y adolescentes menores de 18 años.
  • Dos de cada 100 niñas de 6 a 11 años no asisten a la escuela; 18% de las adolescentes de 16 y 17 declararon no haber terminado la secundaria o tener un nivel de escolaridad menor.
  • Una de cada 10 niñas y adolescentes de 5 a 17 años que hablan lengua indígena, no asiste a la escuela.

La evidencian estadística muestra, a partir de las cifras oficiales, que la tarea por proteger a nuestras niñas e infancia en general aún no ha terminado. Hemos podido posicionar una serie de derechos relevantes y avanzado substancialmente en la tarea de desarrollar la infraestructura y los recursos humanos capacitados para atenderlos. Es más que claro que debemos tener a nuestra población en forma y bien formada para mejorar la competitividad, luchar por este alto propósito debe ser parte de la visión continua que nos permita… Vivir con Sentido.

Fuente: https://elsemanario.com/colaboradores/roberto-arriola-garcia/231393/nuestras-ninas/

¡No se dice ‘qué’, se dice ‘mande’!

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Mande Usted

Mande Usted-Mexico

Por Héctor Mendoza – La pluma ecléctica
30 de octubre de 2017

 

De niño me enseñaron que si alguien me hablaba, mi respuesta -respetuosa- debía iniciar por un “mande”, si quien me hablaba era por ejemplo un adulto, o peor aún mi maestro, la respuesta debía ser: “mande usted”.

Hace tiempo que vengo diciéndoles a mis hijos o a mis estudiantes, que eviten ese tipo de expresiones, que nadie debe “mandarnos” y que por lo tanto la expresión, “mande usted”, deberíamos eliminarla de nuestro vocabulario.

Creo que es necesario encontrar expresiones que sean neutrales, que no denoten sumisión frente al otro. Se me ocurre, por ejemplo, un “dime” (o dígame según sea el caso), un “en qué puedo ayudarte”, o ya de plano un “qué onda”.

Igual sucede cuando -queriendo ser corteses- decimos, por ejemplo: “perdone, ¿podría indicarme -si es tan amable- hacia donde quedan las pirámides de Teotihuacán (o cualquier otro lugar)?”.

¿Por qué pedir perdón anticipado? Eso realmente no lo entiendo, si se analiza bien y despacio, no tiene sentido.

Nos dijeron que eso era respeto, sin embargo, en mi opinión me parece que no es así, ese tipo de expresiones creo, denotan sumisión. Y lo peor del caso es que termina siendo, auto-sumisión.

¿Por qué no iniciar con un, “hola, ¿sabes [o sabe] hacia dónde queda la torre de rectoría?” (o cualquier otro lugar).

Me parece, que todo lo anterior, tiene que ver con una cultura de la capitulación anticipada, del sometimiento y de la subordinación, cultura, por cierto, muy conveniente para algunos.

Así, el mensaje subliminal es que hay que ser sumiso frente a los padres o los abuelos (y frente a los tíos y demás parientes). Ni qué decir frente a los maestros o -peor aún- frente a los curas o confesores, sin olvidar que hay que ser sumiso -también- frente a la autoridad.

Pues me opongo.

Creo sinceramente que no tenemos que ser sumisos frente a nadie, y no se me mal interprete, esto no quiere decir que soy o pretendo ser un pedante irrespetuoso. Nada de eso, de hecho, soy un ferviente admirador de las relaciones interpersonales respetuosas, me gusta respetar y que se me respete. Pero para ello no necesito de estas fórmulas caducas, decimonónicas y peor aún, cargadas de culpa.

Creo además, que estas “supuestas fórmulas de cortesía” nos limitan, nos hacen pequeños. Estas formas de pensar nos dejan siempre, en la minoría de edad -intelectualmente hablando-.

Igual sucede con otro tipo de tradiciones que aún conservamos, por ejemplo, el excesivo uso de los títulos, académicos o no. En ese sentido, es común que cuando se le pide su nombre a alguien, ese alguien inicie por decir soy el Arquitecto tal o el Licenciado tal. Recuerdo cuando estudié mi maestría en Canadá, allá mi asesora de tesis, quien ostentaba un grado doctoral, era Madame Nicole Lacasse y yo era solamente Monsieur Héctor Mendoza, es decir, la señora Lacase y el señor Mendoza.

Nuestra relación, aunque era una relación de subordinación entre asesor-estudiante, siempre fue mucho más neutral, no recuerdo haber tenido que utilizar estas fórmulas arcaicas de las que hablo.

Igual sucede, en los llamados “actos solemnes”, en los que es común terminar con las manos inflamadas de tanto aplaudir a cada “invitado de honor,” del que además y particularmente en el ámbito académico, hay que escuchar previamente su currículum en extenso. Creo que estas fórmulas no ayudan, que terminan entorpeciendo nuestra forma de relacionarnos, es tiempo de cambiar, de superar esos atavismos culturales.

Mucho hablamos de la igualdad de los seres humanos, pero todo indica que, en realidad, en el fondo y como dicen algunos, siempre hay niveles, en muchos casos definidos por los códigos postales.

Fuente: El Semanario

Demasiados cerebros de gallina

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Por Javier Marías

Las subjetividades son infinitas y siempre habrá a quien ofenda cualquier cosa. Nadie podría decir nunca nada, como en los regímenes totalitarios.

Javier Marías

ME ENTERO de unas recientes estadísticas americanas que aún no hielan, pero enfrían sobremanera la sangre. Más que nada por eso, porque no son de Rusia ni de las Filipinas ni de Turquía ni de Cuba ni de Egipto ni de Corea del Norte, sino del autoproclamado “país de los libres” desde casi su fundación. El 36% de los republicanos cree que la libertad de prensa causa más daño que beneficio, y sólo el 61% de ellos la juzga necesaria. Entre los llamados millennials, sólo el 30% la considera “esencial” para vivir en una democracia (luego el 70% la ve prescindible). Hace diez o quince años, sólo el 6% de los ciudadanos opinaba que un gobierno militar era una buena forma de regir la nación, mientras que ahora lo aprueba el 16%, porcentaje que, entre los jóvenes y ricos, aumenta hasta el 35%. Un 62% de estudiantes demócratas —sí, he dicho demócratas— cree lícito silenciar a gritos un discurso que desagrade a quien lo escucha. Y a un 20% de los estudiantes en general le parece aceptable usar la fuerza física para hacer callar a un orador, si sus declaraciones o afirmaciones son “ofensivas o hirientes”. Por último, el 52% de los republicanos apoyaría aplazar —es decir, cancelar— las próximas elecciones de 2020 si Trump así lo propusiera.

Todo ello es deprimente, alarmante y no del todo sorprendente. Nótese la entronización de lo subjetivo en el dato penúltimo. Los dos adjetivos, “ofensivo” e “hiriente”, apelan exclusivamente a la subjetividad de quien oye o lee. Alguien muy religioso sentirá como hiriente que otro niegue la existencia de Dios o que su fe sea la verdadera; alguien patriotero, que se diga que su país ha cometido crímenes (y no hay ninguno que no lo haya hecho a lo largo de la Historia); alguien ultrafeminista, que se critique la obra artística de una congénere; alguien independentista, que se disienta de sus convicciones o delirios. En todos esos casos se vería justificado acallar a voces o mediante violencia al que nos contraría, porque “nos hiere u ofende”. Y como las subjetividades son infinitas y siempre habrá a quien ofenda o hiera cualquier cosa, nadie podría decir nunca nada, como en los regímenes totalitarios. Bueno, nada salvo los dogmas impuestos por el régimen de turno, de derechas o de izquierdas.

NO ES UNA CUESTIÓN DE EDAD NI DE IDEOLOGÍA. COMO SE COMPRUEBA, PARTICIPAN DE LA INTOLERANCIA LOS MAYORES Y LOS JÓVENES, LOS DEMÓCRATAS Y LOS REPUBLICANOS

Esas estadísticas son estadounidenses, pero me temo que en Europa no serían muy distintas. No es una cuestión de edad ni de ideología. Como se comprueba, participan de la intolerancia los mayores y los jóvenes, los demócratas y los republicanos. Demasiada gente, en todo caso, dispuesta a cuestionar o suprimir la libertad de expresión y de prensa, a celebrar un gobierno de militares, a callarles la boca por las bravas a quienes sostienen posturas que no les gustan. Las estadísticas de aquí las proporcionan las redes sociales, en las que un número ingente de individuos recurre de inmediato al ladrido, la amenaza y el insulto ante cualquier opinión diferente a la suya. Las más de las veces cobardemente, no se olvide, bajo anonimato. No cabe sino concluir que una serie de valores “democráticos”, que dábamos por descontados, se están tambaleando. Valores fundamentales para la convivencia, para el respeto a las minorías y a los disidentes, para que la unanimidad no aplaste a nadie. Algo lleva demasiado tiempo fallando en la educación, y las conquistas y avances en el terreno del pensamiento, de la igualdad social, de las libertades y derechos, de la justicia, nunca están asegurados.

Personas con importantes cargos, y por tanto con influencia en nuestras vidas, razonan de manera cada vez más precaria, como si a muchas se les hubiera empequeñecido el cerebro. No sé, un par de ejemplos: la diputada Gabriel ha incurrido en una de las mayores contradicciones de términos jamás oídas, al calificarse a sí misma de “independentista sin fronteras” (sic); y, después de la españolísima chapuza de Puigdemont en su Parlament el 10 de octubre, cerebros como el de Colau o el de los cada vez más osmóticos Montero e Iglesias (ya no se sabe si él la imita a ella o ella a él, hasta en el soniquete y los gestos) dedujeron que al President de la Generalitat había que “agradecerle” su galimatías, porque podía haber sido peor, y menos “generoso”. Tras haber mentido, engañado y difamado compulsivamente, tras haberle ya causado un irremediable daño a su amada Cataluña, haber montado un referéndum-pucherazo digno de Franco y haberle dado validez con cara granítica, haberse burlado de su propio Parlament y haberlo cerrado a capricho; tras haber violado las leyes y haber despreciado a más de la mitad de los catalanes, ¿qué es lo que hay que “agradecerle”? ¿Que no sacara una pistola y gritara “Se sienten, coño”, como Tejero? Es como si al atracador de un chalet hubiera que agradecerle que se llevara sólo los billetes grandes y dejara los pequeños, y se limitara a maniatar a los habitantes, sin pegarles. Señores científicos, hagan el favor de estudiar con urgencia por qué tantos cerebros humanos, en los últimos tiempos, han retrocedido y menguado hasta alcanzar el tamaño del de las gallinas.

Javier Marías es escritor y traductor nacido en 1951 en Madrid. Se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es articulista habitual en varios medios de comunicación y desde 2008 ocupa la silla R de la Real Academia Española. Es autor de novelas como ‘Así empieza lo malo’ o ‘Los enamoramientos’.

Fuente: El Pais

¿Por qué un diario de prestigio mundial como el NY Times publica los hechos sobre Cataluña sesgados?

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El artículo del NY Times «El referéndum catalán, la UE y el balance entre derechos democráticos y soberanía» es un claro ejemplo de manipulación mediática. Y no será porque este diario no cuente con reporteros y editorialistas bien informados, o fuentes fidedignas, que los tendrá.

Esperemos que no esté relacionado con las cantidades millonarias que, de acuerdo con la información que está saliendo a la luz, gastaba el depuesto gobierno de Puigdemont en medios y periodistas extranjeros subvencionados.

De cualquier forma, no les sirvió ni eso, ni las costosas «embajadas» que sostenían en ciertos países con la finalidad de servir de lobby separatista. Quitando alguno que otro medio que extravió el camino por inciertas razones, como el NY Times, tanto la prensa como los gobiernos del mundo entero, empezando por los de la Unión Europea, han apoyado la legalidad y no a un puñado se secesionistas. Ya lo dijo Pérez-Reverte: «Eso de que todas las ideas son respetables es una imbecilidad. Lo respetable es el derecho a expresarlas». Eso sí, al hacerlo, el prestigio del opinador puede ir de por medio, por eso hay que decir la verdad.

El simplificado escenario «España la mala y poderosa contra una Cataluña pisoteada y victimizada que clama su independencia», no se la traga ni la mayoría de la propia población catalana, que hoy salió a las calles de Barcelona (1,100,000 personas) a mostrar que su tierra es Cataluña, su país es España y su futuro es la Unión Europea, como puntualizó atinadamente la diputada de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

El referéndum del 1 de octubre fue una pifia, no un derecho, sin ningún valor legal ni garantía. Se vio a cámara que había urnas que venían llenas de antemano; que en algunos pueblos hubo más boletas que votantes; que cualquiera podía votar las veces que quisiera; que hubo brotes de violencia propiciados para victimizar a la población ante las cámaras, y que las agresiones contra la Guardia Civil no fueron reportada en los diarios y televisoras locales.

Tras un conteo oscuro, los resultados que dieron a conocer de forma inmediata, atropellada y sin pruebas, y con base en estos pretendieron justificar sus planes. Luego, usaron una sarta de argucias para declarar la independencia de forma unilateral burlando la acción de la justicia, que no salieron como esperaban.

Con la Constitución en mano, el gobern entero ha sido cesado, el director general de los mozos también, lo mismo que varios miembros de la mesa del Parlamento autonómico. Carme Forcadell, presidente del Parlament, además de que ya tiene abiertas varias causas judiciales muy graves, ahora suma otra por rebelión. De esto podrían acusar también al presidente de la Generalitat, Puigdemont, y a su segundo, Junqueras. Se espera que el Fiscal General presente este lunes las demandas. Hasta ahora ha sido un circo… ahora empieza él mambo. El daño ya está hecho.

No se descartan disturbios, pues esta mafia tiene a gente subvencionada para crear conflictos. En México conocemos de eso. Serán controlados por los Mozos de Escuadra y si no, por la Policía Nacional o la Guardia Civil. Se calcula que los mozos radicales son unos 500, más de 7,000 son españolistas y el resto de los 16.000 que integran el cuerpo solo obedece.

No hay que ser muy astuto para que le extrañe a uno la prisa y la forma atropellada e imprudente de declarar unilateralmente la independencia, sin considerar que la mayoría de los catalanes no están de acuerdo, violando cuanta ley estorbó en su camino, pisoteando la Constitución, desafiando al Gobierno central, faltando el respeto al Rey, jugándose el puesto y arriesgándose a terminar en la cárcel: y lo peor, dispuestos a arruinar la economía y la estabilidad social de la propia Cataluña.

No es casualidad que en cuatro meses Andorra elimine el secreto bancario, y ese es precisamente uno de los principales motivos que les ha llevado a ‘declarar la independencia’. Desde Pujol hasta Puigdemont, pasando por Artur Mas, los artífices del saqueo catalán tienen tanta cola que les pisen que buscan controlar la justicia a cualquier costo, lo cual podrían hacer dirigiendo un país propio, no formando parte de España.

Ante el fracasado golpe de estado, Puigdemont intentó negociar con Rajoy. A través de terceros le propuso declarar elecciones autonómicas sí se paraban los temas judiciales en contra de él y su equipo. No lo aceptó Rajoy.

Ahora, tras intervenirles las cuentas, se han percatado de que hay un desfase de dinero desaparecido de casi 500 millones de € mensuales.

De ahí salían muchas cosas, como, volviendo al tema de la manipulación mediática, los sobornos a periódicos y periodistas, a la cadena de TV local, a grupos violentos, y lo que se queda por el camino y en el bolsillo.

No contaban con los constitucionalistas unidos, con Europa unida, con Podemos en picada -y depurándose entre ellos- y un sentimiento de amor a España que estaba latente y surgió ahora, incluso entre la mayoría de los catalanes.

Lo inaudito hace décadas, se han visto manifestaciones multitudinarias espontáneas en contra del separatismo, banderas españolas en los balcones de toda España, incluyendo Barcelona y otras regiones de Cataluña.

Otegui, el terrorista etarra que asesinó en un atentado a varios catalanes hace años, quien con un cinismo bárbaro se manifestaba codo a codo en público con los abanderados de la causa separatista, no ha vuelto a aparecer. Será que los grupos separatistas vascos, valencianos y gallegos están viéndole las orejas al lobo…

En cambio, al fin han alzado la voz los catalanes silenciados, que no silenciosos, a quien este gobierno no permitía expresar ninguna idea contraria a sus planes.

Al NY Times y otros despistados habría que aclararles que aunque los impulsores del procés catalán usen esa palabra a modo de eufemismo, en Cataluña no puede hablarse de independencia, sino de separatismo o secesionismo. Que no es la misma cosa Independencia o Autodeterminación, pues ese es un derecho (ONU) de los pueblos oprimidos. No es el caso de Cataluña, que nunca ha sido una colonia de España (aunque los separatistas hayan intervenido el sistema educativo y modificado hasta los libros de texto para falsear descaradamente la historia que se imparte en las escuelas).

Tal vez esta DUI (declaración unilateral de independencia) resulte positiva después de todo. Es la oportunidad para abrir la caja de Pandora y que caiga la caterva de corruptos de este gobern y los anteriores; y para que este sentimiento de amor a la Patria redescubierto sirva para unir, dejando de lado esos nacionalismos absurdos, excluyentes y retrógradas, contrarios a la tendencia que sigue Europa.

Aprender a vivir con un mapa mundial cambiante

Por 

Hay razones para preocuparse de que el secesionismo se normalice: las separaciones pacíficas de países son cada vez más excepcionales. Más comúnmente son catastróficas.

El 8 de enero de 1918, menos de un año después del inicio de la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, el presidente de ese país Woodrow Wilson habló frente a una sesión conjunta en el congreso para presentar su visión de un sistema internacional radicalmente nuevo que pensaba podía prevenir el estallido de otra guerra. Wilson convocó a un “ajuste imparcial de todo reclamo colonial” que respetara la soberanía de las personas que vivieran bajo cualquier colonialismo, y a una redefinición de las fronteras “a lo largo de líneas de nacionalidad claramente reconocibles”.

Aunque el arreglo posguerra real no se adecuó a la visión de Wilson, la idea de que las fronteras nacionales debían basarse en la autodeterminación étnica tuvo un impacto mucho más amplio del que él planeó. El discurso de Wilson causó sensación desde India hasta Egipto, pasando por China y más allá.

En estas semanas, dos posibles naciones han votado sobre si buscar la autodeterminación según los principios de Wilson. El 25 de septiembre, el Kurdistán iraquí sufragó respecto de su independencia de Irak. El 1 de octubre, Cataluña tiene programado votar por su independencia de España. En ambos casos, los países de los que posiblemente se separarán se oponen siquiera a la pregunta. También en ambos casos, si los votantes escogen la independencia, los posibles nuevos países seguramente enfrentarán la oposición de la comunidad internacional, particularmente de Estados Unidos.

Esto no debería sorprendernos. Desde los tiempos de Wilson, Estados Unidos –un país fundado como una colonia que se independizó– por lo general se ha mostrado renuente a ver cambios en el mapa mundial. Durante la Guerra Fría, esta tendencia condujo a la neutralidad estadounidense durante las guerras de independencia en Biafra de 1967 a 1970 y en Bangladés en 1971. A pesar de la indignación pública por el sufrimiento de los civiles y la presión del pueblo para apoyar a los rebeldes, Washington se rehusó a dar la espalda a dos de sus aliados durante la Guerra Fría, Nigeria y Paquistán, respectivamente.

En 1991, el presidente George H. W. Bush se opuso a la separación de la Unión Soviética, y advirtió a los ucranianos, en lo que se conoce como el discurso del “pollo de Kiev”, que “la libertad no es lo mismo que la independencia” y que “los estadounidenses no respaldarán a quienes buscan la independencia para remplazar la tiranía distante con el despotismo local”. Ese mismo año, después de que en Croacia se celebró un referendo sobre la independencia, el Departamento de Estado aclaró que Estados Unidos estaba comprometido con “la integridad territorial de Yugoslavia dentro de sus fronteras actuales”, una postura que hizo poco para evitar la sangrienta desintegración de ese país.

Durante la primera guerra chechena, en 1996, el presidente Bill Clinton comparó cuestionablemente al entonces presidente de Rusia, Boris Yeltsin, con Abraham Lincoln, quien, según dijo, dio la vida por la noción de que “ningún Estado tiene el derecho de abandonar nuestra unión”. Antes del referendo de Escocia sobre la independencia, realizado en 2014, el presidente Barack Obama pidió a los votantes escoceses conservar un Reino Unido “fuerte, robusto y unido”. El gobierno de Donald Trump, a pesar de coquetear con la idea de deshacerse de la vieja política de “una sola China” que reconoce la soberanía de Pekín sobre Taiwán, parece haberse instalado ahora en una adopción similar del statu quo cartográfico.

Ha habido algunas desviaciones, como el marcado apoyo de Estados Unidos a la independencia de Kosovo y de Sudán del Sur, pero estas se han vuelto un escarmiento: Rusia usó a Kosovo como precedente para reconocer a las regiones separatistas de Georgia, y acusó a Estados Unidos de hipocresía por no hacer lo mismo; Sudán del Sur, que ha caído en la guerra civil y la limpieza étnica, no ha respaldado los argumentos a favor de los movimientos de independencia en otros lugares.

Hay razones para preocuparse de que el secesionismo se normalice: las separaciones pacíficas de países son cada vez más excepcionales. Más comúnmente son catastróficas.

La aversión de Estados Unidos a los cambios en las fronteras concuerda con las políticas de las principales instituciones multilaterales del mundo. Comenzando en la década de los 60, la ONU respaldó la independencia de antiguas colonias europeas, pero una vez que se independizaron, se opuso a “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país”. Este principio se adoptó incluso aunque muchas de las nuevas naciones tenían fronteras definidas por los colonizadores. Hasta la Unión Africana, una organización fundamentada en el rechazo al colonialismo, se dedica a la preservación de uno de los principales legados de este, al incluir palabras en sus estatutos que afirman el “respeto de las fronteras existentes en el momento de la accesión a la independencia” de sus miembros.

Cuando se fundó la ONU, tenía 51 Estados miembro. Hoy hay 193, pero la creación de nuevos países se ha desacelerado. En el siglo XXI, solo tres nuevos países se han unido a las Naciones Unidas: Timor Oriental, Montenegro y Sudán del Sur (Suiza se unió finalmente en 2002, pero no es de ninguna manera un país nuevo). Unos cuantos lugares más, incluyendo Kosovo, Abjasia, Osetia del Sur y Somalilandia son autónomos de facto pero no cuentan con reconocimiento universal.

Hay varias razones que explican esta desaceleración. Para empezar, después de décadas de descolonialización y separación étnica, simplemente hay menos movimientos separatistas que exijan tener su propio país. Sin embargo, otra razón importante es que las grandes potencias mundiales, incluyendo a Estados Unidos, realmente no quieren ver cambios en el mapa.

Este énfasis en la soberanía a menudo ha estado motivado, desde luego, por los propios intereses y la política del poder. Por otra parte, hay razones para preocuparse de que el secesionismo se normalice: las separaciones pacíficas de países son cada vez más excepcionales. Más comúnmente son catastróficas, como los asesinatos y desplazamientos masivos que acompañaron la separación de India y Yugoslavia.

  • Pocos argumentarían que el mapa actual del mundo es perfecto

El problema es que, como lo fue en tiempos de Wilson, la gente no vive en grupos cuidadosamente ordenados. Sin importar cómo se definan las fronteras nacionales, es probable que algunos terminen en el lado incorrecto, y el genocidio es una consecuencia tan probable como la coexistencia pacífica.

Aún así, pocos argumentarían que el mapa actual del mundo es perfecto. Además, algunos sucesos recientes sugieren que quizá sea difícil conservarlo así indefinidamente.

En 2014, cuando Rusia se anexó Crimea, el presidente Vladimir Putin justificó la absorción de una región principalmente de lengua rusa con palabras referentes a la autodeterminación parecidas a las de Wilson. Estados Unidos y Europa respondieron a lo que el entonces Secretario de Estado John Kerry llamó un comportamiento “decimonónico”, con condenas y sanciones, pero fue poco lo que pudieron hacer para detenerlo o revertirlo. Ese mismo año, el Estado Islámico declaró que estaba poniendo fin al Acuerdo Sykes-Picot, que trazó las fronteras del Medio Oriente después de la Primera Guerra Mundial. Por su parte, China ha estado apuntalando sus reclamos territoriales sobre el Mar de la China Meridional mediante la construcción de más de 1300 hectáreas de nueva tierra en la forma de islas artificiales.

Se avecinan más cambios en el mapa: para finales del siglo, los niveles del mar cada vez más elevados podrían hacer que algunos Estados en islas pequeñas sean inhabitables, lo que plantea la pregunta de si un país puede continuar existiendo como entidad política si el territorio asociado a él ya no lo hace.

Nuestro actual periodo de inmovilidad cartográfica podría terminar siendo una breve anomalía. Más que buscar preservar el mapa actual a toda costa, quizá un mejor uso de los esfuerzos de Estados Unidos consistiría en tratar de garantizar que esos cambios ocurran pacíficamente. Una idea sería presionar a las instituciones internacionales para que permitan más de una definición general de Estado, autorizando alguna forma de representación internacional para lugares que son en gran medida autónomos, aunque no sean totalmente Estados.

Otra sería reconsiderar la oposición reflexiva de Estados Unidos a nuevas declaraciones de Estado. Podría ser útil si hubiera más precedentes de separaciones pacíficas, ordenadas y democráticas, en lugar de violentas y caóticas.

No estoy argumentando a favor de la independencia de Kurdistán, Cataluña, Escocia ni cualquier otro lugar. Cuando las formas de nuevos países han sido definidas por personas que no viven en ellos, por lo general no ha funcionado muy bien. Hay razones reales para ser escépticos respecto de todos estos movimientos de independencia. Sin embargo, eso no significa que mantener el actual arreglo mundial de países con sus fronteras existentes deba ser un principio orientador.

Sobre todo, la conservación de países existentes debe guiar nuestro pensamiento menos que el bienestar de las personas que viven en ellos.

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¡1,100,000 personas! Récord de asistencia a la manifestación a favor de España en Barcelona

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Las calles de Barcelona se llenaron de banderas de España

¡Espectacular! Más de un millón de personas, exactamente un millón cien mil, acudieron este domingo a la manifestación a favor de España, superando así la cifra que se alcanzó en la manifestación que se celebró el pasado 8 de octubre también en Barcelona.Sociedad Civil Catalana, responsable de convocar la manifestación, logró reunir a cientos de miles de ciudadanos de Barcelona y del resto de Cataluña, junto a los principales líderes políticos que defienden la Constitución y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

“¡Somos más de un millón. Gracias a todos por venir a defender la unidad de España!” dijo uno de los organizadores desde la plataforma que se montó para dar voz a los principales protagonistas.

En una manifestación en la que estuvieron representados PP, Ciudadanos, PSOE y PSC, los ciudadanos defendieron la unidad de España y reclamaron que Carles Puigdemont sea encarcelado.

“Basta de manipulaciones”, gritó Teresa Freixes -jurista española especialista en derecho constitucional, Catedrática de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona y Catedrática de Jean Monnet ad personam-, que pidió que “se respete la Constitución, que los niños puedan estudiar en su lengua materna y que no se les adoctrine en las escuelas”.

Por su parte, Josep Borrell, ex presidente del Parlamento Europeo, habló: “Estoy aquí porque he vuelto a escuchar a Puigdemont diciendo que habla en nombre del pueblo de Cataluña”.