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Dawa: sembrando las semillas del odio en Occidente

Es un cultivo que se da sobre todo mediante el proceso de la dawa, la práctica musulmana de la divulgación islámica o el proselitismo, cuyos resultados se pudieron contemplar la semana pasada en un atentado en el centro de Nueva York. El terrorista, Sayfullo Saipov, nativo de Uzbekistán, al parecer no se radicalizó hasta que se fue a Estados Unidos. La mezquita a la que iba en Nueva Jersey estaba siendo vigilada por la Policía de Nueva York desde 2005. Un informe encargado por EEUU decía que los ciudadanos uzbekos eran «más propensos a ser radicalizados cuando emigran a trabajar al extranjero», según el Departamento de Estado de EEUU.

A simple vista, la dawa o la divulgación —en persona u online— parece ser una actividad misionera benigna, consistente en la conversión de los no musulmanes. A esta actividad, legal en las sociedades occidentales, se le permite actuar sin trabas por parte de los medios o el gobierno. Por lo general, la dawa genera poca atención, salvo cuando los miembros de una organización proselitista aparecen de repente en los titulares como auténticos yihadistas.

Los políticos y los medios occidentales parecen preferir ver el islam como solamente una religión, y no como un sistema político que, según los críticos, trata de imponer sus propias leyes y normas, la sharia, en el mundo.

En cambio, la disidente musulmana de origen somalí y escritora, Ayaan Hirsi Ali, sostiene en su último libroThe Challenge of Dawa: Political Islam as Ideology and Movement and How to Counter It (El desafío de la dawa: el islam político como ideología y movimiento y cómo contrarrestarlo):

El término dawa se refiere a las actividades llevadas a cabo por los islamistas para ganar adeptos y enrolarlos en una campaña para imponer la ley de la sharia en todas las sociedades. La dawa no es el equivalente islámico del proselitismo religioso, aunque a menudo se disfrace como tal […]. Incluye el proselitismo, pero va más lejos que eso. En los países occidentales, la dawa tiene por objetivo convertir a los no musulmanes al islam político y generar posturas más extremistas entre los que ya son musulmanes. El objetivo último de la dawa es destruir las instituciones políticas de una sociedad libre y sustituirlas estrictamente por la sharia.

La escritora somalí y disidente musulmana Ayaan Hirsi Ali escribe en su último libro que el objetivo final de la dawa (proselitismo islámico) es «destruir las instituciones políticas de la sociedad libre y reemplazarlas por una aplicación estricta de la sharia». (Foto: Elisabetta Villa/Getty Images).

Presumiblemente, lo último que querría una sociedad son organizaciones que utilizan para su actividad política la tapadera de las prácticas religiosas, protegidas bajo los preceptos de la libertad religiosa.

En Filipinas, hace poco, los miembros de una organización dawa conocida como Yamat Tabligh («Grupo que Propaga la Fe») entró en el país aparentando que iba a realizar una actividad misionera, diciendo que iban a participar en la reunión anual de Yamat Tabligh allí. En cambio, resultó que habían venido a librar la yihad junto con Isnilon Hapilon, el difunto «emir» del Estado Islámico en el Sudeste Asiático.

Yamat Tabligh ha sido descrita por la experta en el islam y periodista Innes Bowen, en su libro Medina in Birmingham, Najaf in Trent, de 2014, como «un movimiento misionero deobandi y una de las mayores organizaciones islámicas en el Reino Unido […] [que] ha ido creciendo discretamente hasta convertirse en uno de los movimientos islámicos con mayor éxito en Gran Bretaña. Un gran número de musulmanes británicos ha militado en sus filas»[1]. Sin embargo, Yamat Tabligh era bastante desconocida en Reino Unido, hasta que se supo que varios musulmanes británicos acusados de delitos de terrorismo habían pasado por la organización[2]. Entre estos terroristas estaba Richard Reid, el «terrorista del zapato» y tres de los autores de los atentados de Londres el 7-J. El combatiente estadounidense enemigo, John Walker Lindh, que ayudó a los talibanes, estuvo vinculado a Yamat Tabligh; y el terrorista de San Bernardino, Syed Faruk, rezaba en San Bernardino en la mezquita Dar al Ulum al Islamiyah, descrita como «un santuario para los activistas de Yamat Tabligh».

El movimiento, según explica otro experto en el islam, Yoginder Sikand, en su estudio de 1998 sobre Yamat Tabligh, intenta «promover un sentimiento de paranoia e incluso repugnancia hacia la sociedad no musulmana»[3]. Citaba estas palabras de un destacado promotor británico de Yamat Tabligh:

Uno de los principales objetivos de la tabligh es rescatar a la umma [la comunidad musulmana] de la cultura y la civilización de los judíos, los cristianos y [otros] enemigos del islam para generar en ellos el mismo odio que los seres humanos tienen por la orina […] y los excrementos.

Yamat Tabligh ha sido descrita en un artículo del Middle East Quaterly titulado «Tablighi Jamaat: Jihad’s Stealthy Legions» («Yamat Tabligh: Las legiones sigilosas de la Yihad»), como un lobo con piel de cordero:

Yamat Tabligh no es un monolito: una subsección cree que debe practicar la yihad mediante la conciencia […] mientras que un ala más radical defiende la yihad mediante la espada […]. En la práctica, todos los tabligh predican un credo que es difícilmente distinguible de la ideología yihadista radical uahabí-salafista que comparten tantos terroristas.

Sin embargo, Yamat Tabligh sigue siendo una organización legal y activa, que ha logrado una considerable influencia sobre los musulmanes de Europa, especialmente en Reino Unido y Estados Unidos. Ya en 2003, el jefe adjunto de la sección antiterrorista del FBI, Michael J. Heimbach, dijo: «Tenemos una presencia significativa de Yamat Tabligh en Estados Unidos y hemos descubierto que Al Qaeda la utilizó para reclutar, ahora y en el pasado». Un vídeo grabado con cámara oculta en 2011 en el instituto Darul Ulum Islamic de Birmingham (Inglaterra), vinculado a Yamat Tabligh, demostró que a los niños musulmanes se les estaba educando en la supremacía musulmana. A niños de once años se les estaba enseñando que los hindúes «no tienen intelecto» y que beben «pis de vaca». El profesor también decía: «Vosotros no sois como los musulmanes de ahí fuera […] Todo el mal que veis en las calles […] que la gente no lleva el hiyab como corresponde, la gente que fuma […] debéis odiar eso». A los niños también se les decía:

Tenéis que liberaros de la influencia de Satán y de la sociedad […] Los kufar [un término denigrante para los no musulmanes] han traído muchas cosas nuevas ahí fuera […] Están controlando vuestra mente […] ¿Sois parte de los que prefieren seguir su estilo de vida, el camino del kufar, o el camino del Profeta?

Tanto los servicios de inteligencia de EEUU como los holandeses parecieron en una ocasión ser conscientes del inminente peligro de las organizaciones dawa. En 2004, un informe del gobierno holandés identificaba la práctica de la dawa como una amenaza para la sociedad holandesa y concluía que la «interacción o incluso el entretejimiento de la dawa y la yihad demostraban la relación entre las diversas formas del islam radical y el fenómeno del terrorismo del islam radical».

El estudio también distinguía entre varios tipos de dawa, tanto abierta como encubierta, y las amenazas que provenían de ella:

La dawa puede tener como objetivo intentar convencer a las comunidades musulmanas de que las comunidades no musulmanas son hostiles hacia el islam y que quieren oprimirlo o incluso destruirlo. La dawa también puede tener por objetivo tratar de convencer a las comunidades musulmanas de que los valores y normas de los no musulmanes son incompatibles con los del islam y por lo tanto se deben considerar una depravación. En esa modalidad de dawa, se anima con frecuencia a las comunidades musulmanas a resaltar (de forma provocativa) las diferencias con otros grupos y a veces también a expresar su desprecio y su odio hacia las normas y valores y la cultura de los no musulmanes.

Parece como si los gobiernos occidentales no se hubiesen enterado —al menos oficialmente— de muchos de estos conocimientos sobre la dawa como herramienta para fomentar los sentimientos musulmanes de supremacía y odio hacia los no musulmanes. En su lugar, se dedican a obsesiones interminables y despistadas sobre la «islamofobia». Su ignorancia debería ser motivo de preocupación.

También operan otras organizaciones dawa en Occidente. Una es la Academia de Educación e Investigación Islámica (iERA), dirigida por dos conversos, Abdur Rahim Green y Hamza Andreas Tzortis, que trabaja a nivel mundial para difundir el islam. A diferencia de Yamat Tabligh, se centra en los esfuerzos misioneros hacia los no musulmanes. Sus líderes han hecho declaraciones racistas, supremacistas y antidemocráticas como llamar, de nuevo, kufar a los no musulmanes. Green ha dicho que «el propósito de la yizia [el dinero o «impuesto» pagado por los no musulmanes a los musulmanes a cambio de protección] es hacer que los judíos y los cristianos sepan que son inferiores y están sometidos al islam», y «si un musulmán se encuentra a un judío o un cristiano por la calle, debería apartarlo de un empujón». También ha dicho que el «problema inmediato» para los musulmanes de Gran Bretaña es estar rodeados de kufar, y que la única justificación para que los musulmanes sigan en Reino Unido es «convocar a los kufar al islam».

Tzortis ha dicho que «habría que matar» a los apóstatas que «combaten desde el interior de la comunidad […]» y que «nosotros, como musulmanes, rechazamos la idea de la libertad de expresión e incluso la idea de libertad». También habló a favor del matrimonio infantilAdmiteque fue miembro de Hizb ut Tahrir, una organización islamista radical, pero la abandonó por «motivos escolásticos y filosóficos». En una declaración en la web de iERA, Tzortis y Green intentan distanciarse de algunas declaraciones (no especificadas) del pasado escribiendo: «algunas de las anacrónicas declaraciones atribuidas a miembros de iERA han sido aclaradas o se ha realizado una retractación pública al respecto, y nunca se hicieron en campus universitarios».

Es evidente que iERA goza de un amplia plataforma en los campus de Reino Unido. Según un informe sobre los actos extremistas que tuvieron lugar en los campus de Reino Unido en el año académico 2016-2017, iERA se encontraba detrás de 34 de los 112 actos que tuvieron lugar ese año. A diferencia de los grupos de extrema derecha y marginales recientemente prohibidos por la secretaria de Interior británica, Amber Rudd —el mero apoyo a dichos grupos es castigable con hasta diez años de prisión—, iERA es libre de llevar a cabo sin trabas su actividad dawa[4] y lo hace a un ritmo increíble. Según la página de Facebook de la organización, en octubre de 2017, iERA o sus representantes realizaron actividades dawa en Canadá, Hong Kong, Países Bajos y Estados Unidos. iERA también formó a 15 líderes dawa de todo el mundo —desde Islandia y Polonia a Honduras y Finlandia— en un reciente programa dawa online.

En Estados Unidos, iERA coopera con la Sociedad de Musulmanes Americanos (MAS) y con el Círculo Islámico de América del Norte (ICNA), según la web de iERA. ICNA, una destacada organización musulmana en EEUU, participa activamente en la dawa, y en 2015 organizó el «Día Mundial de la Dawa», que hacía alusión al curso de formación de Tzortis.

Según el Manual para Miembros 2013 (para miembros femeninos) de ICNA, la organización se considera un movimiento islámico que es:

un esfuerzo organizado y colectivo para establecer el islam en su forma completa y en todos los aspectos de la vida. Su objetivo último es complacer a nuestro Creador Alá y triunfar en el más allá mediante la lucha por el Iqamat ad Deen [el establecimiento del islam en su totalidad]. Los movimientos islámicos están activos en varias partes del mundo para lograr los mismos objetivos.

El objetivo último de establecer un estado islámico en Estados Unidos no puede ser más claro. La pretensión de cuidar la «diversidad» y la «inclusión» que ICNA exhibe en su web pública no puede caracterizarse como nada más que un intento de disimular, ya que el objetivo declarado es «crear un lugar para el islam en Estados Unidos». ICNA ya tiene un lugar en Estados Unidos, y presumiblemente quiere expandir ese lugar hasta que ya no quede nada más.

El Manual para Miembros 2013 explica que el trabajo de ICNA se desarrolla por «etapas». Una de las etapas es la dawa, o la «divulgación efectiva».

A los que aceptan la verdad del islam se les proporciona la literatura islámica adecuada y se les da la oportunidad de convertirse en musulmanes. Se les hace formar parte de la umma islámica como hermanos y hermanas.

El Manual para Miembros pasa a describir cómo era ya en la década de 1970:

ICNA creó sus propios foros para la labor de la dawa a nivel local, regional y nacional. Creó instituciones vitales a nivel nacional para apoyar las actividades de la dawa […]. Reconociendo otros movimientos orientados a los grupos en esta tierra, ICNA sigue coordinando y combinando sus esfuerzos con ellos.

De hecho, ICNA tiene un proyecto separado llamado «Proyecto Dawa PorQuéIslam», que:

tiene por objetivo organizar la labor de la dawa en América del Norte de manera profesional y eficaz. Algunos hitos del proyecto son Llamadas Gratuitas para No Musulmanes, Distribución de Literatura Islámica […] la Dawa en los Medios, la Dawa en las Cárceles, el Apoyo a la Dawa en los Campus, Folletos de la Dawa Online, y Dawa a través del Email».

Expertos como Steven Emerson, fundador y director ejecutivo de The Investigative Report on Terrorism, consideran que ICNA está vinculada a los Hermanos Musulmanes. Su líder espiritual, Yusuf Al Qaradawi, ha predicado que Occidente será conquistado por el islam, no mediante la espada, sino de la dawa.

Si los líderes occidentales son incapaces de desentrañar el peligro que representan organizaciones como Yamat Tabligh, iERA e ICNA y, según los críticos, otras como CAIR e ISNA—no digamos ya de hacer algo al respecto, en vez de obsesionarse interminablemente con la «islamofobia»— Qaradawi podría acabar teniendo razón.


[1] Innes Bowen, Medina in Birmingham, Najaf in Trent (Hurst 2014), pág. 35.

[2] Innes Bowen, Medina in Birmingham, Najaf in Trent, pág. 41.

[3] Citado en Innes Bowen, Medina in Birmingham, Najaf in Trent, pág. 47.

[4] El único obstáculo para iERA, hasta ahora, parece haber sido que el Comité sobre Organizaciones Benéficas abrió una investigación sobre iERA por posible financiación de yihadistas en Siria. Varios yihadistas que viajaron desde Reino Unido a Siria estaban al parecer vinculados a iERA, haciendo labores de dawa para ellos. Green ha hablado a favor de morir por la causa de la yihad.

 

Traducción del texto original: Dawa: Sowing the Seeds of Hate
Traducido por El Medio

Millie Bobby a sus 13 años ya pone hot a la TV. Perdón pero no.

 

No me juzguen. Amo Stranger Things tanto como ustedes. Incluso tengo en casa el poster de los icónicos focos y sillón que me regaló Netflix. Sin embargo, hay algo que ni a mi, ni a muchas personas nos gusta sobre su protagonista. Recientemente Millie Bobby, nuestra heroína Eleven, fue catalogada por la revista W como una de las actrices que vuelven más sexy a la televisión. WHAT? Pues sí, Millie Bobby a sus 13 años ya pone hot a la TV. Perdón pero no.

Esta situación tiene nombre y ronda desde hace ya varios años, pero hoy está más fuerte que nunca. Se llama hipersexualización. Para que quede más claro, según Celia Rodríguez Ruiz, Psicóloga clínica sanitaria, especialista en pedagogía y psicología infantil,

“La hipersexualización es la tendencia a enfatizar el valor sexual de la persona por encima de cualquier otra cualidad definitoria. Se extiende con rapidez a la infancia, acabando con ella”.

O sea: acaba con la infancia y su inocencia haciendo que las niñas se vistan, peinen, maquillen y actúen como mujeres mayores, incluso con aspiraciones más allá de la adolescencia. El resultado de la hipersexualización no es solo adelantar a las niñas a una edad o etapa que no les corresponde, sino que genera mayores riesgos a sufrir abuso, violencia o incluso ser víctimas de pedofilia.

La hipersexualización también se define en función del deseo sexual que despierta. Esto quiere decir que cuanto más deseo sexual despierte una persona, más valor social tendrá. Además, “cosifica” a las niñas volviéndolas objetos y haciéndolas creer que mientras más “atractivas” o “sexuales” se vean, mayor éxito tendrán.

¿Pero por qué traer a Millie Bobby Brown al tema? No es sólo el hecho de que la hayan puesto a sus 13 años como una de las personas más sexys, es todo lo que gira en torno a eso. Es una niña, sí, una niña, adolescente de 13 años. Las niñas (y niños) hoy en día suelen tomar como ejemplo todo lo que ven en las redes sociales, principalmente Instagram y Facebook. El ver a una chica que es un ícono de moda y belleza “triunfar” es un gran modelo a seguir que provoca que dejen a un lado los juegos, libros o cosas relacionados a su edad y se adelanten a situaciones como grabar tutoriales de maquillaje para que tengan miles de views porque eso es cool.

Sí, la protagonista de Stranger Things es talentosa, inteligente, divertida, actúa increíble y nos tiene embobados por su carisma. Eso, CA-RIS-MA. Deberíamos resaltar que todo eso es lo que nos atrae, y que busca llegar muy lejos para que las niñas y niños que la siguen, admiren y quieran lograr sus objetivos también. Olvidarse de que es “sexy”, al menos unos años más, le haría mucho bien a esta sociedad.

No sólo lo digo yo. En 2007, la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó un documento en el que denunciaba la hipersexualización en la sociedad actual. Claramente expone que la ropa, juguetes, series, películas y hasta los videojuegos bombardean a los niños, principalmente a las niñas, con modelos que triunfan gracias a lo que la sociedad impone, pero no por sus cualidades personales y profesionales.

La hipersexualización tiene además otro riesgo: puede afectar la autoestima de las niñas cuando “no logran” imitar a su modelo a seguir o se ven afectadas emocionalmente; además corren el riesgo de ser más vulnerables porque suelen ser manipuladas por los demás.

Culpa de ¿los papás?

Podría ser. Resulta que las niñas están acostumbradas a escuchar a sus mamás decir: “Qué gorda estoy”, “Nada me queda”, “Hoy me toca la dieta (inserte número aquí)”, “Hija, te pinto las uñas”, etc. Mónica Serrano, psicóloga, explica que:

“Las madres deben ser conscientes de que ellas son el principal modelo femenino de sus hijas y que si ellas se liberan del patrón de hipersexualización, estarán liberando también a sus hijas”.

Una cosa es que juegues con “el Kit de cosméticos Mi alegría”, a que vayas y le compres un labial rojo carmín. Hay edad para todo, como dicen las abuelas.

Fuente: Little Miss Sunshine

Los papás tampoco se salvan. Las niñas captan y entienden a su modo, no siempre de la mejor manera, la forma en la que los hombres valoran a las mujeres por su físico. De ahí que una niña de 10 años ya quiera iniciar la dieta, pintarse el pelo y por qué no, hacer un tutorial de You Tube.

El mayor problema de la hipersexualización es que las niñas no entienden que lo que están haciendo, o aspirando a hacer, no es correcto. Todos los mensajes que hay a su alrededor, en videos, redes sociales, etc, todavía no son tomados con la madurez suficiente. Esto no quiere decir que una niña no pueda vestirse como quiera, o hacer lo que más le guste. Es simplemente hacer las cosas de acuerdo a su edad y etapa de maduración y desarrollo. Dejarlas entender, a su tiempo, el proceso de cambios físicos, sexuales y emocionales para que de modo maduro, definan qué es lo que quieren ser.

Islandia prohíbe por ley que las mujeres cobren menos que los hombres

No más tabaco en el Vaticano: papa Francisco

Collage: Jamie Taylor-CC / Jeon Han-CC

En la Ciudad del Vaticano se vendía tabaco a buen precio: se acabó el negocio

El papa Francisco ha ordenado la prohibición de vender tabaco en la Ciudad del Vaticano al considerar que ningún beneficio puede ser legítimo si la gente puede morir por su consumo.

“El Santo Padre ha decidido que el Vaticano dejará de vender cigarrillos a sus empleados a partir de 2018”, dijo Greg Burke, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede este jueves 9 de noviembre de 2017.

“El motivo es muy simple: la Santa Sede no puede cooperar con una práctica que perjudica claramente la salud de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año el tabaco es la causa de más de siete millones de muertes en todo el mundo”, constató Burke.

“A pesar de que los cigarrillos vendidos, a precio descontado, a los empleados y pensionistas del Vaticano sean una fuente de ingresos para la Santa Sede, ningún beneficio puede ser legítimo si pone en peligro la vida de las personas”, añadió.

¿Cómo hacer que cambie lo que no me gusta, sin dañar a nadie?

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Por Carlos Padilla Esteban | Nov 07, 2017

Me gustaría saber comprender mejor a aquellos con los que no estoy de acuerdo. Aceptar ese punto de vista que no comparto

No sé bien qué puedo hacer para cambiar las cosas cuando algo no me gusta. No sé qué puedo construir cuando hay cosas que me gustaría cambiar.

Entonces me llegó este mensaje que me dio qué pensar: Piensa en positivo, siempre puedes cambiar algo. Claro. Algo siempre se puede cambiar. Aunque a veces me siento frustrado.

Quisiera cambiar muchas cosas que no me gustan del mundo en el que vivo. Cambiar estructuras, variar el cauce de las cosas. Juzgo lo que está bien y lo que está mal. Decido lo que debería desparecer y lo que podría quedarse.

Pero no siempre logro cambiar las cosas. Porque hay cosas que no dependen de mí. Deciden sin contar con mi voto. Actúan sin pedirme permiso. Se rompen las cosas sin que pueda evitarlo. Resulto herido y no soy yo el culpable. Y me parece injusto este mundo cambiante en el que me siento inseguro.

Me gustaría inventarme unas nuevas avenidas por las que circularan todos. Y establecer puentes que unieran corazones. Me duele alejarme de los que no piensan como yo. Y me veo levantando muros en lugar de puentes.

Me gustaría saber comprender mejor a aquellos con los que no estoy de acuerdo. Aceptar ese punto de vista que no comparto. Querer al que no piensa como yo. A veces es tan difícil amar al que no está de acuerdo con mis puntos de vista.

Yo mismo construyo barreras que me alejan de los que no piensan como yo. Me convierto en juez y en parte. No soy neutral ni objetivo. Me duelen cosas que a otros les alegran. Y quizá me alegran cosas que a otros les duelen.

Y aun así me siento llamado a tender puentes. A tocar las manos de los que se acercan. A abrazar sienta lo que sienta. Y a comprender a aquellos que no piensan como yo. Sin querer convencerlos de lo contrario.

Quiero ser capaz de ponerme en sus zapatos, vivir en su corazón aunque sea un instante. Comprender su historia, valorar sus sentimientos, hablar su lenguaje, ser capaz de mirarlos y comprender que su vida es maravillosa. Y amarlos en la diferencia.

Me da miedo caer en la amargura y el odio cuando no lo consigo. ¡Qué corto es ese paso que existe entre el amor y el odio! Solo sé que la comprensión nace de la aceptación del otro tal y como es. Sin querer cambiar su mirada. Sin querer estar de acuerdo con lo que piensa.

Creo que Jesús lo hizo así tantas veces. Lo tacharon de borracho y comilón por comer con cualquiera. Y no era un borracho, ni un comilón. Pensaron que era pecador al abrazar a los pecadores sin guardar su imagen. Y no cometió pecado.

Lo consideraron leproso por tocar a los leprosos. Y permaneció sano, curando la lepra. Lo acusaron de mujeriego por acoger con Él a las mujeres. Y las amó hasta el extremo. Dijeron que era pagano por vivir con pasión su vida en el mundo. Y al amar el mundo, lo salvó.

Pensaron que era de un grupo determinado por el simple hecho de abrazar sus vidas. Pero Él no pertenecía sólo a un grupo.

Es tan fácil juzgar mirando desde lejos. Es tan fácil caer en la tentación de pensar que dos personas son iguales por el mero hecho de quererse y caminar juntas.

Tal vez a mí mismo me surge la duda. Y me da miedo acercarme a los que no piensan como yo por el qué dirán de los que me miran. Quizás me importa demasiado lo que piensan de mí. Y me da miedo que el mundo juzgue mis intenciones.

Por eso construyo barreras, diques. Levanto murallas para que no me confundan con el que no es como yo. Juzgo y condeno. Separo y me alejo. Me gustaría ser capaz de comprender sin tener que estar de acuerdo.

Por eso hoy lo decido: Pienso en positivo. Me concentro. Pienso mirando la belleza guardada debajo del barro. Y logro ver ese mar escondido bajo las rocas del desierto. La belleza de la figura escondida dentro de la piedra.

Veo, no sé si lo consigo siempre, unos paisajes preciosos que casi yo mismo me invento. O son reales. No lo sé. Ocultos en medio de oscuridades que turban a tantos. Decido pensar en positivo y de repente algo está ya cambiando dentro de mi alma. Al menos dentro de mí nace una luz súbitamente.

Comenta Miriam Subirana: Nadie crea sus pensamientos ni sus sentimientos excepto usted mismo. La rabia no se vence con más rabia. Para llegar a perdonar plenamente debe ser consciente de lo que lleva dentro. Darse cuenta de lo que le está pasando es la base para iniciar cualquier cambio positivo. Cuando sienta rechazo, inseguridad, vergüenza, envidia, rabia, miedo, desaprobación, permítase aceptar lo que siente y afrontarlo.

Yo soy el que creo mis propias ideas y mis sentimientos. Surgen de mí, entre mis manos. Sé que si quiero puedo cambiarlos. Sé que puedo vivir en la muerte bajo la más negra noche si mi alma se turba. Y sé también que puedo levantarme lleno de luz por encima de las montañas si dejo de pensar que todo es malo.

Todo se teje dentro de mi alma. Todo depende de mi mirada. De mi forma de ver las cosas. En mis palabras y pensamientos más secretos se va configurando mi propio mundo. Y de ese mundo interior surge la fuerza para cambiar el mundo que me rodea. Desde lo más insignificante puede cambiar todo.

Decía el P. Kentenich: «¿Acaso no fue siempre así, que Dios eligió siempre lo pequeño antes que lo grande, para obrar grandes cosas a través de lo pequeño?»[1].

Sé que puedo hacerlo todo distinto. Comienzo en mi alma. No tengo que conformarme con las cosas tal como son ahora. Los grandes cambios suceden en lo secreto, en lo oculto de mi corazón. De lo más pequeño, surge lo más grande.

[1] J. Kentenich, Conferencias de Sion, 1965

Fuente: Aleteia

¿Eres de los que aman mucho, pero no saben amar bien?

Por Carlos Padilla Esteban  

Muchas personas aman mucho, pero no hacen felices a las personas amadas

Hoy Jesús también me pide que ame al prójimo como a mí mismo. Coloca a la misma altura el amor a Dios y el amor a mi prójimo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

El corazón no se puede dividir en dos partes. No puedo decir que amo mucho a Dios si luego no amo a los hombres. En el amor al prójimo se pone a prueba si amo a Dios.

El profeta lo resalta: No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, Yo los escucharé. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo. Si grita a mí, Yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.

Quiero aprender a amar al que sufre, al necesitado. Al forastero que busca hogar en mi tierra. Al maltratado y despreciado. A aquel al que nadie ama. Al que me exige amarlo. Al que no tiene nada que darme cuando yo lo amo.

Quiero amarlo con un amor inmenso. Con ese amor infinito de Dios que yo no poseo. Sé que el amor de Dios en mí me hace más capaz de amar. Ensancha mi corazón. Lo hace más grande.

Leo en Levítico 19,18No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Jesús responde con la ley. Con lo que los fariseos ya conocían muy bien.

Pienso en esa medida del amor y siento que me supera. Es verdad que Dios no me pide su misma medida para el amor. No me pide hoy que ame al enemigo. No me pide amar con un amor infinito.

Me propone algo aparentemente mucho más fácil. Amar a los hombres como yo me amo a mí mismo. No es imposible. Pero todo dependerá de cómo sea ese amor a mí mismo.

Me siento pequeño. Quisiera encontrar la manera de amarme bien a mí mismo. Muchas veces no me quiero tanto. Me amo mal. Y tal vez por eso amo mal a otros. Necesito aprender a amarme a mí mismo para poder amar bien.

El otro día leía un blog que llevaba este título: No me quieras mucho, quiéreme bien.

Y escuché una canción que decía lo mismo como estribillo: Yo no quiero que me quieras tantoyo sólo quiero que me quieras bien. Ya me cansé de tus falsas promesas. Sólo necesito que me hagas sentir bien.

Quiero aprender a amar bien. No quiero amar mucho, mejor quiero amar bien. Un amor que enaltezca. Un amor que surja de una autoestima sana. Quiero quererme en mi verdad para poder querer a los demás en su verdad. Amar bien en verdad y en justicia.

Sé que ese amor sana y libera. Ser amado por un amor así me hace más libre. Me hace reconocer mi verdad.

No es tan sencillo amar bien. Muchas personas aman mucho pero no hacen felices a las personas amadas. ¿Dónde está la clave? Un amor que no quiere poseer sino liberar. Un amor que no ama por obligación, sino con libertad. Porque no puedo amar por necesidad.

No quiero amores que me quiten la paz y la libertad: Quien nos ama ha de amarnos porque así lo decide y no porque no podría vivir por sí mismo sin amarnos, sumiso o porque se sienta incapaz, inferior, esclavo. En lugar de rey. Quien ama también ha de hacerlo libérrimamente. Seguiría sobreviviendo, existiendo, seguiría siendo valioso y teniendo autoestima, si no amara. Pero desea hacerlo voluntariamente. Poner al otro en el centro libre de su atención y su vida. Con lo que su vida se engrandece.

Un amor que no quiere cambiar a la persona amada. Un amor que no retiene. Un amor que no esclaviza. Un amor que no maltrata. ¡Qué fácil llegar a maltratar pretendiendo amar bien! Con palabras, con gestos, con silencios. A veces el maltrato viene por propia inseguridad, por complejos.

Intento amar bien al otro pero tantas veces sólo le doy el tiempo de mi aburrimiento, el tiempo que me sobra. Amo bien pero no admiro ni enaltezco a quien amo. Y cuando la admiración desaparece el amor languidece.

Un amor que no habla bien de aquel a quien ama no es un amor sano. Un amor que no respeta no es un amor sano. Es una pena cuando el exceso de confianza me hace resaltar con frecuencia los errores del prójimo y magnificar sus fallos. Tal vez es mi orgullo el que no me permite mirar con humildad a quien amo. No logro sacarle sonrisas. No consigo sostenerle en medio de la tormenta.

Quiero ser amado cuando esté cansado y con dolor. Cuando no triunfe y esté solo. Cuando los demás se olviden de mí. Quiero ser amado cuando todos me rechacen y desprecien. Quiero ser amado cuando yo mismo no consiga amarme bien.

El otro día leí algo verdadero: Quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite. Mi amor al otro ha de sacar lo mejor de su interior. Con paciencia y respeto.

El otro día decía el tenista Rafa Nadal: Si todos nos exigiéramos más a nosotros mismos, en lugar de exigir tanto a los demás, el mundo iría mejor.

Es curioso. Muchas veces exijo perfección a otros mientras paso por alto con mucha paz mis propios defectos. Soy exigente con los demás en el cumplimiento de lo prometido. Pero conmigo me vuelvo indulgente. Siempre encuentro justificación.

Veo que mi parte es la más difícil. Mi camino el más árido. Me justifico. Con los demás soy inflexible. Critico y condeno fácilmente a todos.

El P. Kentenich hablaba de dos grados del amor. Por un lado el amor primitivo: ¿Y en qué consiste entonces el amor primitivo? En que yo amo a mis padres y a Dios, por amor a mí mismo.

El amor a Dios también puede tener un grado tan bajo: Los maestros de espiritualidad llaman ‘amor de concupiscencia’ al grado más bajo del amor. En él amo a Dios a causa de mí mismo. Por el ejercicio de ese amor espero mi satisfacción o felicidad; o bien ser más fuerte, maduro y puro. Vale decir que, en primer lugar, aguardo algo para mí mismo.

Es muy común en mi vida este amor. Amo al otro por conveniencia, por amor a mí mismo. Porque me hace más feliz amar que odiar, amar que despreciar. Ese amor primitivo me lleva a preguntarme siempre si el otro me hace feliz, si se esfuerza en hacerme feliz de verdad, como decía la canción antes citada. Es la medida de su amor la que de verdad me importa.

Tal vez porque creo que siendo amado seré capaz yo de amar más después. No lo sé. Ese amor primitivo existe y es importante. Es el primer paso del amor. Es necesario. Es muy humano.

Pero es cierto que es autorreferente. El que ama así vive pensando en su propia felicidad. Es un amor que ha puesto la medida del amor en la propia necesidad. Necesito que me amen bien. Necesito que me hagan feliz. Necesito que me regalen todo lo que me atrae.

El amor de los novios tiene mucho de ese amor en un primer momento. Me caso para que me hagan feliz. Doy por su puesto que en ese intento haré yo feliz al otro. Pero el acento está puesto en mí. También es así el amor del hijo que quiere ser cuidado, valorado, enaltecido, protegido. Es el amor primero. El que recibimos en dosis pequeñas y grandes desde la cuna.

Pero luego, con el paso del tiempo, el amor tiene que madurar si quiere seguir existiendo. Cuando el amor madura se purifica de las tendencias egoístas. El amor primitivo que se busca se convierte en amor que se da con generosidad.

Continúa el P. Kentenich: Amor purificado no significa dejar de lado las causas segundas y decir: – ¡Señor mío y Dios mío! No; yo llevo conmigo a mi padre y a mi madre y los tendré conmigo incluso en la visión beatífica. La purificación del amor consiste en amar al objeto ante todo a causa de él mismo y no por amor a mí mismo.

Amo al otro por él mismo, por lo que vale, porque quiero su felicidad. Quiero que se sienta bien a mi lado. Quiero que sea mejor persona. Que saque lo mejor que hay en su interior.

Quiero un amor así porque es el que me libera, el que me enaltece. Un amor paciente y alegre que sabe sacar lo mejor de los demás. Un amor que perdona. Que vuelve a confiar después de haber sido defraudado. Un amor que me exige para sacar de mí todas las fuerzas. Un amor que me respeta en mi misterio y camina a mi lado sin meterme prisa. Este es el amor que siempre he deseado.

Fuente: Aleteia

¿Qué hacer cuando mi ego aumenta de tamaño?

Siento a veces que algo me sale bien y el corazón se alegra. Me enaltecen y me enaltezco. Me siento valorado y querido. Crece mi orgullo y mi autoestima está en paz.

Pero hoy escucho: Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Y veo el peligro que corro subido en lo alto de mi pedestal. Me siento tomado en cuenta. Mi orgullo crece por momentos. Creo que me merezco el aplauso y el reconocimiento. Los primeros puestos, los mejores trajes. Y me crezco. Me creo mejor que otros. Mejor que todos. Nadie me supera.

Pero sé que yo no quiero en realidad ocupar los primeros puestos. Aunque a veces lo busco. Y no quiero que me admiren y me alaben, por lo que hago y por lo que no hago. Pero a veces como sacerdote corro ese peligro, y el ego aumenta de tamaño.

Decía el P. Kentenich hablando a sacerdotes: Hagamos en este punto una rápida meditación sobre el orgullo que llevamos a cuesta nosotros los sacerdotes, sin darnos cuenta cabal de ello. Repasemos la pedantería en que a veces incurrimos en la pastoral y en nuestro abordaje y tratamiento de las faltas y pecados del prójimo. En esa tarea caemos fácilmente en la tentación de ser soberbios. Cuanto más se trabaja sobre las faltas ajenas y se las combate, tanto más probable es nuestra caída en actitudes de soberbia. Reflexionemos sobre tales y cuales éxitos en nuestra labor; examinemos, en resumen, todas las oportunidades que tenemos de alimentar y cebar nuestro orgullo [1].

Me siento bien conmigo mismo en medio de mi orgullo. Jesús disminuye, yo crezco. Me pongo en el centro. O me ponen en el centro. Jesús a un lado. Ya no sé cuándo empezó todo. Y de repente me creo alguien.

Sé que sólo Jesús me salva y yo me creo salvando vidas. Jugando a salvador. A Mesías. Llego a pensar que soy más que otros, que los que me precedieron en el cargo. Que tantos otros sacerdotes. Conmigo empieza todo.

Es todo tan irreal. Enaltecido dejo de ver a Jesús en la cruz. Dejo de ver tantas vidas que viven con gran esfuerzo por salir adelante.

Yo soy un privilegiado. Y aun así a veces me quejo. Que si tengo muchas cosas, que si no me valoran lo suficiente, que si tengo que viajar mucho.

Y pienso en tantos a los que nadie valora en su trabajo. A los que nadie enaltece en casa. Y cargan con la frustración muy dentro del alma. Porque no se sienten valorados. Y yo me afano por ser enaltecido.

Me da miedo aburguesarme. Lejos del mundo. En lo alto de un pedestal. Lejos de los que sufren. Enaltecido y lejos de todos. Demasiado distante y poderoso. Me da miedo la soledad del poder.

No quiero ser así. No quiero vivir enaltecido. Pero a veces caigo en ello, lo busco. Quiero pensar mejor en enaltecer a otros, en lugar de ser yo enaltecido. Quiero que otros sean los que destaquen y ser yo quien mengüe.

No es tan fácil. Me busco a mí mismo. Me llaman padre. Me colocan en el centro por el mero hecho de ser sacerdote. Y eso parece bastarme. Puedo llegar a pensar que los primeros puestos son para mí. No los rechazo.

Me gustan los halagos. Me siento en casa cuando soy alabado. Busco estar en el centro. Es difícil seguir a Jesús desde el poder, desde la fama. Es más fácil encontrarlo en los fracasos, en las caídas. Allí donde lo único que me queda es implorar la misericordia.

J. Kentenich, Niños ante Dios

El riesgo de enamorarse de las ideas

Wavebreakmedia – Shutterstock

Cuando el debate se simplifica la sociedad se divide en «buenos» y «malos»

Letica Soberón, psicóloga mexicana, doctora en Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Gregoriana y Cofundadora del Innovation Center for Collaborative Intelligence, explica que es nuestra manera de ver el mundo la que nos permite afrontar el día a día y “actuar de manera coherente”. Pero en este día a día, muchas veces se demoniza al otro, y se hacen pasar las ideologías por delante de las personas.

“El ser humano tiene muchas maneras de construirse ideas sobre la perfección y de luchar para adecuarse en todo lo posible a esa construcción mental. De hecho no hay casi nadie que no tenga una imagen de la perfección a la que aspira, tanto individual como colectivamente”, explica esta doctora, que ha estado dos décadas en la Santa Sede trabajando en asuntos de comunicación.

Para Soberón Mainero, “el riesgo que siempre podemos correr es el de «enamorarnos» de esas ideas y convertirlas en el único criterio al que todo el mundo debería aspirar. Podemos llegar a estar tan convencidos de que todo debería ser como pensamos, que padezcamos una disconformidad creciente con la realidad propia y la de los demás”.

Esto todavía puede considerarse, a pesar de sus riesgos, “una situación frecuente que aboca a la persona en una fricción interminable con la realidad”, y un “descontento profundo” que no termina de desaparecer hasta que es capaz de cuestionar –al menos un poco– las propias ideas e incorporar nuevos elementos a su pensamiento.

Pero no es fácil hacerlo. Nuestro modo de ver el mundo nos permite afrontar el día a día y actuar de manera coherente. Por eso –explica- cuanto más simplista y «en blanco y negro» sea nuestro sistema ideológico y de creencias, más fácil será asumirlo y más difícil ser críticos con él.

“Las creencias y las ideologías pueden radicalizarse tanto en la cabeza y el corazón de las personas, que se conviertan en fanatismo”. Esa manera apasionada, acrítica y primaria de adherirse a unas afirmaciones que nos permiten colocarnos en situación de juzgar como inadecuados a todos aquellos que no las comparten.

Dice José Lázaro en su libro La violencia de los fanáticos (Triacastela 2014) que no hay actos más mortíferos que los cometidos por personas que tienen unas creencias fanatizadas, porque convierte sus propias ideas en un paradigma que debe ser seguido por todo el mundo.

Así pues, no se asesina a unas pocas personas –como en los crímenes pasionales–, sino se aniquila a todo aquél que no piense como el fanático. Hay innumerables ejemplos históricos dramáticos en el siglo xx, pero presentes en toda la historia, que nos alertan de su peligro.

Soberón cree que “los fanatismos son una manera de escapar a los límites propios” y de la propia «tribu», sea ésta cual sea. También se convierten en una fuente de perfección obligatoria: «O eres como yo y piensas lo que yo, o no mereces vivir.»

La simplificación del mundo es la que hace que se divida en término de buenos y malos.

El núcleo de la construcción del enemigo es la deshumanización: el otro es un ser anónimo, sin rostro y sin individualidad. Sólo una amenaza. En su forma más extrema, ésta es la lógica terrorista.

Citando al psiquiatra Enrique Baca, se hace “construyendo sistemáticamente al enemigo”. Y se hace así:

  • Los líderes políticos o los líderes de opinión insisten sobre las grandes diferencias entre el propio grupo y el del adversario. – Se describe al adversario como una amenaza para la propia familia, modo de vida, hijos, patria, etc. Esa amenaza está personificada en cualquier miembro de ese grupo, por lo cual se apoya sobre el prejuicio, la generalización y la etiqueta.

  • Se hace ver al propio grupo como víctima de esa amenaza. – Se generalizan los calificativos hacia el otro grupo, se deshumaniza progresivamente al adversario y se le convierte en enemigo; cada vez tiene menos rango de persona y más de caricatura, la etiqueta de bestia salvaje. – Entonces ya no es sujeto de diálogo: debe ser destruido. La lógica de la perfección obligatoria para todos termina siendo obviamente una fuente de sufrimiento, violencia y disgregación social: no todos los seres humanos están obligados a buscar la perfección de la misma manera y es cruel imponer un solo paradigma, fuera del cual se dice que no hay vida digna de ser llamada humana.

Soberón compartió estas ideas en el marco del Ámbito Maria Corral

La importancia de importar

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Importar en México

Por Rodrigo Armando Guerrero

El cuento de la Economía

noviembre de 2017

El consumo es el arma más importante en una economía, y en la economía mundial, el consumo externo lo es aún más. Esto quiere decir que si como economía consumen tus productos no sólo a nivel nacional, sino también a nivel internacional, es que estás haciendo las cosas bien, al menos económicamente hablando, dicha acción traerá consigo un superávit en la balanza comercial y aumento en el ingreso proveniente del exterior, lo que puede traducirse en mayor inversión y/o en ahorro y, por ende, un crecimiento económico, y si ese crecimiento va acompañado de una repartición equitativa de los ingresos, salarios bien pagados, políticas públicas sanas, podríamos hablar hasta de desarrollo económico. Tan difícil no se lee. Sin embargo, el papel cambia cuando no se producen las cosas a nivel nacional y se recurre al comercio internacional para satisfacer esa demanda, debe importarse dicho producto; se provoca un déficit comercial, aumenta la dependencia hacia el exterior. Y, claro, pasa todo lo que se está viviendo en México actualmente, gran perdedor del TLCAN.

Teóricamente algo estamos haciendo mal, nos debe importar más lo que estamos importando, debemos reorientar la esfera nacional y tener la capacidad de producir y consumir las necesidades básicas; los productos y servicios que realmente no tenemos la capacidad instalada para realizar, debemos importarlos pero bajo las mejores tarifas que beneficien al consumidor y no que se basen exclusivamente en la ganancia del oferente.

Desafortunadamente, la economía real no funciona así, son las personas las que deciden bajo qué esquemas se firman acuerdos comerciales o se salen de ellos; tal es el caso actual de la “renegociación” o “salida anunciada” de Estados Unidos del TLCAN. El discurso ha cambiado constantemente en ese sentido, la idea oficial era que renegociaría para el beneficio de los tres países y ahora se lee entre líneas que no pasaría nada si se sale el vecino del norte del acuerdo. Ya hasta se están viendo otras opciones (diversificación del comercio, le llaman); pero la solución al problema no va por ahí, no se trata de dejarle de importar a Estados Unidos y ahora importarle a China lo que no podemos producir, sino de producirlo nosotros mismos, y bajo ese esquema ver si le damos la importancia que se merece a lo que importamos.

Uno como consumidor (informado) compara precios y toma decisiones de conformidad a la restricción de ingresos que tenemos, pero no es así a nivel nacional, tal pareciera que estamos supeditados al capricho y a las decisiones viscerales de un gobernante. El papel del canciller mexicano denota que no sabe nada de relaciones internacionales, porque ha cambiado su discurso en cuanto a la importancia del TLCAN para México.

El TLCAN nunca tuvo la intención de conformar una gran área comercial entre los tres países, no pasó de decisiones comerciales; impensable tocar puntos como la libre movilidad de los factores (mano de obra), eso tal vez hubiese hecho más competitivo el salario en México, y no tener su “plan b” de reforma laboral (salarios bajos) que sustentan la entrada de capitales. El TLCAN no trajo integración económica, como dice la teoría en los pasos a seguir en el comercio exterior y su integración económica.

No podemos seguir en espera de lo que quieran hacer o no los otros países para participar en el comercio exterior, debemos tener un esquema de producción nacional, de conformidad a los insumos que se generar internamente y la mano de obra que se necesita; y ya después realmente conocer lo que nos saldría más barato importar que producir, eso es lo que dice la teoría que debemos hacer y que no estamos haciendo. Caso concreto es la gasolina, “producimos” una gasolina que es por demás barata en otros lados, pero tiene tintes políticos la venta y por ende muchos beneficios que no son en ese esquema en el que se maneja.

El comercio debe favorecernos a consumir lo que necesitamos y que no producimos o producimos a mayor precio, pero no dice que debemos consumir casi todo del exterior, sin embargo, es algo que se está haciendo como algo ya muy común. No podemos seguir interpretando a contentillo lo que dice la teoría, debemos realmente o dejarla funcionar (eso jamás ha pasado) en el mercado, o que realmente nos importe lo que estamos importando.

Es lamentable que la idea de intervenir en la economía no se da en favor de la sociedad, sino en unos cuantos (que en la pirámide del ingreso, sean los que tienen mayor porcentaje sobre el mismo); hablamos de unas cuantas familias que lo concentran, y en temas políticos seguimos con la tradición de los grandes caciques que delegan el poder de generación en generación. Por eso debería ser importante, que los puestos de elección pública fueran de personas realmente preparadas y sin opción de ocupar más de una vez el puesto o uno similar.

El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor 

Cinco amigos argentinos víctimas del terror en Nueva York

El día en que el terrorismo atacó la sagrada amistad

Creer que el terrorismo es un fenómeno que sólo afecta Europa o Estados Unidos, además de algunas capitales africanas en situación de guerra, es un error garrafal. No tan solo porque puede haber atentados en cualquier parte del mundo, y los hay, sino porque como blanco el terrorista no busca nacionalidades, busca el horror y el terror en sí mismo. Las nuevas víctimas latinoamericanas de Estado Islámico constatan esa grave realidad.

Nuevamente, como en París, como en Barcelona, se cuentan latinoamericanos entre las víctimas de la irracionalidad asesina de las milicias solitarias de Estado Islámico. Porque entre las víctimas mortales del atentado de Nueva York había cinco amigos argentinos, cinco compañeros de colegio de Rosario que celebraban, con otros amigos más, su trigésimo aniversario de graduación del Instituto Politécnico de Rosario. Celebraban la vigencia de un vínculo indeleble, celebraban la amistad para toda la vida.

El grupo de diez amigos estaba de vacaciones en Nueva York y cumplía una promesa de larga data, visitando además a un miembro del grupo que residía en Bostón. Para que todos puedan viajar, como pasa entre los amigos, hubo entre ellos algunos que pudieron financiar el viaje de otros. Imposible pensar que el dolor teñiría tan ansiado proyecto.

El periodista estadounidense Brian Winter escribió ayer para Americas Quarterly que el encontrar entre las víctimas a un grupo de amigos argentinos le recordó su tiempo en el país sudamericano. Él había llegado a la Argentina a los 22 años, con la idea de sobrevivir como periodista. Y al poco tiempo, las dificultades propias de cualquier migrante y del país en aquel momento, lo enfrentaron ante la posibilidad volver a casa. Pero lo detenían dos cosas: las clases de tango, y una docena de amigos de Temperley que conoció en aquella época, que se conocían entre sí desde los tiempos del secundario, y que semanalmente se juntaban a comer asados y salir hasta bien tarde. En el artículo titulado “These Guys Were Argentina at its Best (Estos muchachos eran Argentina con lo mejor de ella”), Winter concluye:

“Viví en varios países de América Latina estos años, y los vínculos sociales son cercanos en ellos también. Pero, insisto, hay algo especial de la Argentina. Tanto ha ido mal en el país estos años: la brutal dictadura militar de los 70, la hiperinflación de los 80, la crisis de 2001 que pude experimentar en persona. ¿Por qué todos no abandonaron su país? Bueno, muchos lo hicieron. Pero los que se quedaron te van a decir que lo hicieron por los vínculos- familia, sí, pero también sus amigos del Colegio y la Universidad. El talento nacional para la camaradería para toda la vida es Argentina con lo mejor de ella. Verlo ahora en el epicentro de una tragedia internacional, en la ciudad en la que vivo, lo siento… Simplemente me rompe el corazón”.

Entre los actuales alumnos del Instituto Politécnico de Rosario se encuentra la hija de una de las víctimas. Autoridades del colegio lo confirmaron al diario La Nación, y resaltaron que Lina, tal como se llama, cuenta con el apoyo de sus compañeros en este difícil momento, y que incluso, aún en el dolor de estas horas, hasta se acercó al colegio.

Las amistades duraderas forjadas desde los primeros años están siempre entrenadas para acompañar los momentos de mayor dolor…

Ecos de la tragedia

La ciudad de Rosario, y la Argentina en general, está de luto por la conmovedora tragedia. El Arzobispo de Rosario monseñor Eduardo Martín, envió un comunicado expresando su “su pesar y su solidaridad en la oración, para que el Señor Jesús, consuelo y fortaleza del creyente, los conduzca a la alegría de la felicidad eterna y otorgue a sus familiares y amigos el don de la esperanza que reconforta en los momentos más difíciles”.

El Presidente Mauricio Macri visitará la ciudad de Nueva York en sus próximos días e incluirá en su agenda un homenaje a estos amigos, que habían viajado a Estados Unidos, para celebrar su amistad. La amistad.

Fuente: Aleteia