Una frase errónea. Un título pesimista para una exposición fotografía. Un reto visual para el visitante. Un llamado a la conciencia. Eso es lo que imagino quisieron crear al bautizar una exposición tan extraordinaria e interesante.
Con 108 fotografías, propiedad de Bank of America la planta alta del antiguo Colegio de San Ildelfonso se viste de gala para atestiguar la revolución fotográfica desde mediados del siglo XIX a nuestros días.
Fotos en blanco y negro, a color, pequeñas y grandes retratan momentos históricos, cotidianos, dulces y oscuros, de esperanza, de humillación y hasta de honor.
El paso del tiempo recorre las salas, con nuevas técnicas, con nuevos lentes, sin embargo la esencia es la misma. Es la búsqueda. Es la verdad plasmada en un papel especial. Es la realidad del momento. La realidad de la circunstancia. El enfrentamiento que produce. El dialogo que despierta.
La historia contada a través de un lente hace a la historia fácil pero a la vez injusta e inverosímil. La rendición de los talibanes se ve presente en una enorme fotografía, tan grande como el suceso, tan esperanzadora como el final del terrorismo. La foto sigue ahí, el terrorismo también.
La pequeña niña obrera trabajando en el telar, algo muy usual en tiempos pasados, algo censurado y criticado en este siglo, pero tan real y tan vivido como la foto misma.
El racismo. La inclusión de minorías en la sociedad también se retrata. Como algo lejano, como algo olvidado, como algo del pasado. Como algo que se sigue viviendo en las esferas de la tierra.
El contraste de los temas: retratos, paisajes, escenas callejeras y abstracciones nos llevan de la mano por un mundo visual más allá de nuestras pupilas, un mundo de conciencia y reflexión, para percibir el arte en una imagen creada a partir de la realidad.