¿Felices o no tan felices fiestas?

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La celebración de la Navidad y las fiestas de fin de año significan días de reflexión, descanso, brindis, cenas, regalos y reencuentros con familiares y amigos. Son el recuento de todo lo bueno vivido durante el año, los logros obtenidos y el crecimiento experimentado.

Sin embargo, muchas personas se entristecen a tal grado que prefieren alejarse de los demás en vez de unirse a los que celebran. Veamos que sucede:

Los motivos que la mayoría de las personas tienen para disfrutar al máximo las festividades del fin de año no siempre son registrados por quienes sólo miran la oscuridad de
su realidad.

La Dirección General de Salud Mental de la Secretaría de Salud reporta que durante los últimos y los primeros días de cada año se incrementan los casos de depresión y suicidio en México. Entre los factores que inciden en esta tendencia están los de tipo biológico, social y personal.

Existe también la llamada depresión estacional o trastorno afectivo estacional, causada por la falta de luz natural en el invierno.

Otras causas que provocan que no todas las personas perciban como gratos estos festejos pueden ser:

  • Diferentes creencias religiosas.
  • Pérdida de un familiar por muerte, separación o viaje, sobre todo si sucedió durante el año que está por terminar.
  • Problemas financieros y/o pérdida de empleo.
  • Conflictos y disgustos con los familiares o con quienes habitualmente se realizan
    las reuniones.
  • Considerar estas fechas como solo un producto del consumismo.
  • Preferencias y gustos diferentes en la costumbre de estos festejos.
  • Temperamento y personalidad que llevan a algunas personas a abstenerse de los festejos por sentirse incómodas en ellos.
  • Vacío existencial por metas y objetivos personales o profesionales no cumplidos.
  • Sentirse diferentes al resto de las personas, ya sea por su condición económica o cualquier razón que impida obsequiar regalos del nivel que dan los demás.
  • Es estrés que generan el gasto implícito y las multitudes en los centros comerciales, así como la presión de agradar
    a los demás.
  • El constante bombardeo de los medios de comunicación para fomentar la unión familiar, la comprensión, la paz y muchos aspectos no siempre se pueden o desean conseguir.

Todo festejo voluntario tiene sentido y es gratificante mientras no sea forzado. Lo esencial es respetar las decisiones de quienes no quieren convivir.

A nadie le gusta sentirse forzado a hacer algo que no desea. Debemos tener la libertad de elegir cómo pasar estos días.

Algunas sugerencias para celebrar:

  • Asume expectativas realistas acerca de ti y de los demás.
  • No accedas a más de lo que realmente puedas hacer y no permitas que otros te impongan demasiadas exigencias.
  • Elabora un plan para esta época y organiza actividades agradables y diferentes.
  • Comparte lo que sientes con los demás.
  • Si no lo deseas, no permitas que las celebraciones interfieran con tu rutina de alimentación, ejercicio y descanso.
  • Evita consumir bebidas alcohólicas en exceso.
  • Simplifica tus tradiciones, goza los momentos.
  • Si no tienes con quien compartir las fiestas, ofrece tu ayuda como voluntario y ayuda a otros.
  • Elabora un presupuesto para tus gastos y apégate a él.
  • Fíjate en lo bueno de la vida, en tus bendiciones, y cultiva el espíritu de agradecimiento.
  • Los estados de ánimo no son involuntarios, tienes poder sobre ellos si tomas conciencia de lo que sientes y aprendes a dominarlos.

Si persiste la tristeza e interfiere con tu trabajo, actividades cotidianas y relaciones personales, busca ayuda profesional cuanto antes.