La trombosis venosa profunda (TVP) se define como la presencia de un coágulo o trombo dentro de una vena importante, especialmente en las venas de las piernas, aunque con menos frecuencia puede aparecer en los brazos. Existen condiciones específicas donde el paciente puede estar en mayor riesgo de padecer una trombosis venosa, y son las siguientes:
- Pacientes con estado oncológico activo (cáncer)
- Edad mayor de 40 años, con antecedente de cirugía ortopédica (cadera o rodilla)
- Parálisis, o bien inmovilización reciente, la presencia de yeso o férula
- Inmovilización en cama por más de 3 días
- Hinchazón en la pantorrilla, o bien contar con historia de venas varicosas (varices)
- Trombofilia (enfermedad de la sangre, que favorece la trombosis)
- Terapia hormonal sustitutiva (hormonas en la menopausia)
Los síntomas que presentan los pacientes que padecen trombosis venosa profunda, generalmente son intensos y fácilmente reconocibles: hinchazón de la pierna, dureza en la pantorrilla o muslo, sensación de tener “pierna de palo”, aumento en la temperatura de la piel “calor local”, dolor al estar mucho tiempo sentado o de pie. Cuando además de los síntomas descritos con anterioridad se suman falta de aire, “palpitaciones” y/o angustia, estos son datos de urgencia, el paciente debe ser atendido por un especialista de inmediato, ya que están asociados con la presencia de embolismo pulmonar (cuando el coágulo o trombo, ha migrado a los pulmones).
El diagnóstico de la trombosis venosa profunda lo debe realizar un especialista que cuente con experiencia en este campo; sin duda un cirujano vascular tiene la capacidad, no solo de realizar un diagnóstico, sino de dar tratamiento eficaz para evitar complicaciones. La primera línea de diagnóstico se centra en la realización de un Doppler Duplex (ultrasonido vascular) que puede de manera rápida y sin dolor detectar dicha enfermedad, además de proporcionar información sobre el sector anatómico afectado. Si este examen es acompañado de una prueba de laboratorio denominada Dímero D, el diagnóstico se acerca al 100% de certeza. El Dímero D no requiere ayuno y se realiza en cualquier laboratorio mediante una muestra de sangre.
Una vez realizado el diagnóstico de trombosis venosa profunda, el especialista determinará el tratamiento a seguir, que generalmente incluye la administración de un anticoagulante, ya sea oral, por vía subcutánea o intravenosa de manera hospitalaria. Hoy en día, la mayoría de los pacientes tienen un pronóstico favorable si se les realiza un oportuno diagnóstico y tratamiento. Otras opciones para el manejo de la enfermedad incluyen administrar trombolíticos o bien tratamientos de mínima invasión que destruyen el trombo además de aspirarlo.
Este artículo representa una oportunidad única para derribar dos mitos que hasta la fecha continúan de manera errónea cuando se habla de este tema.
El primer mito se refiere a que el uso de la aspirina nos protege contra una trombosis venosa. Si bien es cierto que la aspirina es un excelente antiagregante plaquetario NO es un anticoagulante y su uso tiene resultados protectores en pacientes que padecen trombosis arterial, NO venosa. Es decir pacientes con antecedentes de angina de pecho, posterior a un infarto, posterior a un cateterismo cardiaco, etc. Se debe ser muy claro en este tema, la protección para una trombosis VENOSA solo debe hacerse mediante la administración de un anticoagulante. A esto se le llama tromboprofilaxis.
El segundo mito se refiere al uso de anticoagulante. Los pacientes en general piensan que el uso de este grupo de medicamentos destruirá el coágulo; este hecho no es tan inmediato, el uso y administración del anticoagulante tiene como finalidad limitar el crecimiento de la trombosis. Actualmente tenemos múltiples herramientas farmacológicas que son seguras y eficaces en la prevención y control de la trombosis.
Dr. Roberto Aguila Márquez
Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular
Hospital Ángeles Lomas
Consultorio 520 TE
Tel. 6395-9200