La familia: alegría para el mundo

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Como cada tres años, este mes de agosto, la Iglesia celebra el Encuentro Mundial de las Familias; en esta ocasión, en la ciudad de Dublín, en Irlanda. Su lema es: El evangelio de la familia: alegría para el mundo. Es la novena ocasión en la que este encuentro se realiza; fue instituido por el Papa San Juan Pablo II, como un evento internacional de oración, estudio, catequesis y celebración, con participantes de todo el mundo.

Yo recuerdo con especial cariño el que se realizó aquí, en la Ciudad de México, hace casi diez años, pero se ha realizado también en Roma, Río de Janeiro, Valencia, Manila, Milán, Filadelfia y, ahora, ha tocado a Dublín. Con estas reuniones se busca fortalecer los lazos entre las familias, dar testimonio de la importancia fundamental del matrimonio, fomentar el proceso de acompañamiento de las familias en su misión y aumentar la solidaridad hacia las familias en dificultades.

En México vivimos una época de grandes cambios en todos los órdenes. Algunos de ellos tienen que ver directamente con las familias y su futuro inmediato, desde el derecho a la vida hasta las situaciones críticas y movimientos migratorios. Todos son retos que las familias mexicanas, nuestras familias, tienen que afrontar día con día, sin hablar de los desafíos que cada una tiene en su interior.

Para nuestra querida Familia Miraflores, este encuentro mundial puede ser una buena ocasión para unirnos en oración a favor de las familias que más lo necesitan y, en general, para reflexionar en busca de soluciones para los inmensos problemas que la familia enfrenta, comenzando por la de cada uno de nosotros.

Les recomendaría que en estos días, aunque pasen las vacaciones, se dieran un tiempo para convivir plenamente en familia y para leer con atención la bellísima exhortación apostólica La alegría del amor (Amoris Laetitia) del Papa Francisco. Estoy segura de que les tocará el corazón.

Orar, reflexionar, actuar, en bien de la familia y hacerlo, como lo pide el Papa Francisco, desde la alegría. “La alegría del amor que se vive en las familias es el júbilo de la Iglesia” ha escrito Su Santidad porque entiende que las familias no son un problema, sino una oportunidad para la sociedad y esperanza para los cristianos.

El fin último
“Sin Dios nada tiene razón de ser.”
Madre Trinidad

M. Salud Conde Nieto