Complacer a tus hijos en todo, no te hace un buen padre

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Craso error de muchos padres el creer que dar a sus hijos todo lo que quieren, mas no necesitan, es la manera más eficaz y sencilla de mantener a su hijo conforme con el rol del padre o la madre.

¿Acaso los padres en realidad necesitamos la aprobación de los hijos para ser buenos guías, orientadores y capaces de corregir sus inclinaciones más graves? Nos esperan terribles días en nuestro papel de padres al criar a una generación para el capricho y para ser personas insaciables e inconformes.

Muchos padres justifican su flexibilidad con los hijos en las carencias que tuvieron ellos en su infancia. ¿Acaso fuimos terribles o mejores según aquello que pudimos tener y disfrutar? En realidad, los hijos necesitan oportunidades, tanto de crecer como de manejar sus emociones y aprender a lidiar con sus frustraciones, de entender de límites, de conocer el aburrimiento y saberlo manejar, de enfrentarse al ‘no’ y no sucumbir ante él, de ser grandes, de ser independientes y capaces.

¿Cómo es que hoy día, como familia debemos tener un plan cada fin de semana para que los pequeños de la casa no se aburran? Si bien la distracción y el disfrute es parte importante en la vida, también es necesario que ellos aprendan a estar en casa, a buscar en que ocupar positivamente sus tiempos de ocio. Si constantemente tenemos una agenda para ellos, no les damos la oportunidad de crear si y nosotros nos condenamos a la responsabilidad de que siempre tengan algo que hacer. Por ende, sufrimos el reproche de los hijos cuando están “aburridos”.

¿Cómo es que los hijos son promotores y casi decisores de todo en la familia? Se les consulta qué desean comer, a dónde les gustaría ir, si desean tal o cual ropa, si visitan o no a sus abuelos, y un sinfín de cosas más que al parecer ya no competen a los padres. No se trata de democracia familiar, es más bien la necesidad imperiosa de los padres de no tener que lidiar con las negativas y la formación del carácter de nuestros hijos.

El ritmo de hoy nos obliga a evitar muchas cosas, a buscar comodidad, y esto lamentablemente afecta directamente a nuestra familia. Nos olvidamos de que somos sus padres, no sus hadas madrinas o sus magos cumple deseos. Los hijos necesitan que seamos padres ante que todo y que fijemos límites sin ser violentos o malvados para ello. Tus hijos habrán de agradecértelo el día de mañana.

Dales herramientas a tus hijos para ser personas grandes y útiles, no personas caprichosas y vulnerables. El amor siempre es la mejor guía, pero la complacencia permanente no es amor; por el contrario, causará un daño irremediable e irreversible en tus hijos, que luego no podrán superar asertivamente un “no” en su vida.

“Comencemos a ejercer de padres
 antes de que sea tarde.”

Marvi Martínez

Fuente: psicologiainfantildulcecrianza.blogspot.mx