InicioCulturaArteMónica Guerrero Mouret: un espíritu libre

Mónica Guerrero Mouret: un espíritu libre

¿Quién mejor que esta artista mexicana multidisciplinaria, profundamente interesada por el arte popular, la expresión indígena y la promoción cultural, para retratar el espíritu de la moda hippie? Conoce qué la mueve:

Mi vida siempre ha estado llena de imágenes. Cuando tenía diez años mi mamá perdió la vista. Éramos entonces seis hermanos, uno recién nacido, luego llegó la séptima. Creo que desde entonces empecé a querer grabar todas las escenas para enseñárselas algún día a mi mamá. Era tan importante poder capturar el día a día de la misma vida… Finalmente, después de un largo proceso, ella volvió a ver.

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Hoy me dedico al arte a través de la pintura, la escultura, el arte objeto y la instalación, pero la fotografía me apasiona, es inmediata, ¡como yo! Mi tema es la vida misma, lo que ocurre alrededor, lo que piso, lo que amo, lo que me rodea, lo que aprendo, lo que me enseña, mi gente, mi estado… Me mueve el poder escribir historias a través de una imagen y ver que hay miles de interpretaciones en ella.

Al capturar una imagen, lo que disfruto más es ¡el mismo momento! Saber que lo puedo repetir una y otra vez, solamente viéndolo. Es importante imprimir mis fotografías, no dejarlas en el aire.

Me gusta manejar, andar por los caminos de mi estado, conocer por medio de las estaciones el movimiento de la naturaleza. Te puedo decir que en Malinalco los colores de las jacarandas son diferentes a las de la Ciudad de México, que las sonrisas de los niños de San Felipe del Progreso son enormes, que la nieve de nuestro volcán es casi azul, que las manos de los agricultores acarician el cielo.

Dos días después de la inauguración de mi exposición se me acercó una pareja y el señor, que no podía ver, me dijo: “¿tú eres Mónica? Escuché tu reportaje en la televisión y por eso estoy aquí en la Villa de Guadalupe. Te pido que me describas tu trabajo, cuéntame de tus fotografías, quiero conocerlas…” Lo tomé de las manos e intenté relatarle por medio de olores, sensaciones y emociones cada imagen. El saber que mi obra se puede apreciar no solo con la mirada, sino con todos los sentidos, es una de las satisfacciones más grandes que he tenido.

Mi trabajo De Peregrina a Peregrina, que se exhibe en un lugar tan icónico de la cultura mexicana como la Basílica de Guadalupe, surge de la necesidad de compartir el andar y el sentir de miles de peregrinos que han sido un parte aguas en mi vida, un aprendizaje de amor y de fe, de tolerancia y de humildad.

Por lo pronto, pienso seguir con la itinerancia por la República Mexicana de la exposición De Peregrina a Peregrina, y por qué no, abrir el horizonte hacia este y otros continentes.

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