Por su loable valor arquitectónico e histórico, el Palacio de Correos fue nombrado monumento artístico desde 1987. Este año cumple 100 años y ten por segura que esta bella estampilla será una buena excusa para revivir el olvidado arte de enviar cartas.
Por Mariana Gaxiola
Además de fungir como el edificio sede del Servicio Postal Mexicano, Correos de México, el Palacio Postal se constituye como una de las joyas arquitectónicas más plausibles alrededor de la capital. Este año, la majestuosa edificación cumple su primer siglo, y con motivo de este importante aniversario, SEPOMEX emitió una estampilla postal conmemorativa.
En el mundo tecnológico que vivimos, y dentro del contexto de inmediatez que atravesamos, resulta muy tentador olvidarse del puño y la letra. Pero lo cierto es que hubo una época en la que la correspondencia era imprescindible en la vida cotidiana de todos los capitalinos, y el Palacio de Correos tuvo mucho que ver con esta bonita costumbre.
La construcción de la también llamada Quinta Casa de Correos comenzó en 1902, en la esquina donde se encuentran las arterias citadinas que hoy conocemos como Tacuba y Eje Central. Cabe mencionar, que en aquel terreno solía levantarse el Hospital de Terceros de San Francisco, un inmueble que fue demolido en 1900 para dar cabida al apabullante Palacio Postal.
En menos de un lustro el palacio estaría listo, gracias al arquitecto italiano Adamo Boari y el ingeniero mexicano Gonzalo Garita. La construcción está integrada por cuatro niveles. Sin duda su fachada es una de las características que más destacan, pues en ella se desdobla una cantera de Chiluca, labrada de manera muy fina con farolas y gárgolas.
Luce mucho, asimismo, el reloj monumental oriundo de Alemania, que fue ensamblado en México y postrado en el precioso palacio.
Su interior también es completamente embelesador. La escalinata que funge como recibidor fue elaborada con mármoles mexicanos y una herrería de bronce que corrió a cargo de la Fondería Pignone de Florencia, empresa que también fue responsable de los hermosos detalles que yacen en los pórticos. De igual manera, sobresalen los frescos de Bartolomé Galloti y la Biblioteca Postal.
Por todos estos maravillosos aspectos estéticos y arquitectónicos que erigen el edificio, SEPOMEX, para celebrar 100 años del Palacio de Correos, creó una hermosa estampilla conmemorativa. Cabe mencionar, que en su diseño se aprecian tres de las cinco fachadas que componen el inmueble.
Más de 100,000 ejemplares de esta estampilla están circulando por el país, para que además de funcionar como un recordatorio del papel que juega el Palacio Postal en el México y ser un objeto coleccionable, también propicie la escritura de cartas, ese arte tan valioso y magnífico que se ha disipado de nuestros días.
El Palacio Postal es una alegoría para la grandeza, importancia y relevancia de la institución Correos de México. Por esto merece ser reconocido, pues conviene sucumbir ante un acto de nostalgia como enviar cartas para verdaderamente comprender la identidad tan vital que le otorga un inmueble como este a nuestro país.