Por Bertha Herrerías
“Lo que es bueno para las personas y para la familia, siempre acaba siendo bueno para la sociedad, las empresas y los negocios”, asegura Luis Huete; y sabe de lo que habla. Por algo ha sido considerado el mejor pensador del management en España y es uno de los referentes del liderazgo empresarial a nivel global.
Es profesor de IESE Business School desde 1982, además de conferencista, consultor, formador y facilitador de 700 empresas de setenta países; ha escrito doce libros y es colaborador habitual en la prensa de negocios. Su vida transcurre entre viajes, conferencias y reuniones. Sin embargo, en donde se encuentre, su preocupación es la misma: ¿cómo resolver el aparente conflicto entre la ética y los negocios?
“Hay tres planos que se confunden: el plano de lo que es, o sea, el de la realidad; el plano de lo que querríamos que fuera, o sea, el de la ética; y un tercer plano, el de lo que se puede hacer. Los tres deberían tener una mayor convergencia. Lo que sería horrible y no podemos permitir es que los tres tengan una vida de separación”.
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Esa es la raíz de su libro más reciente Liderar para el bien común, publicado por Editorial LID, en el cual explica que “todo está relacionado con todo y los planos se retroalimentan entre sí; entre ellos hay otro componente, que es el más importante: el estatus dinámico contra el estatus estático. Con el dinamismo todo es posible, con lo estático se introduce un factor de corrupción; es como estar en un plano inclinado en el que la caída se acelera de forma constante”.
Por eso es tan importante convertir en hábitos las elecciones conscientes y continuas, que son características del líder. “Somos las elecciones que tomamos. Parte fundamental de liderar para el bien común es centrarnos en la cabeza y el corazón para crear relaciones de reciprocidad, que son las que promueven mejores soluciones a cualquier tipo de problema”.
Huete tiene una sonrisa fácil y mirada clara, casi tan clara como sus ideas: “En un momento de grandes cambios como este, la mayor información y riqueza jamás tenidas se han convertido en una abundancia que nos abruma y empobrece. Tenemos que rescatar nuestro talento líder, desde adentro de nosotros mismos y en servicio de los demás; el talento de los líderes marca, en buena medida, el rumbo de una sociedad. Y siempre se requiere de un punto de valentía para ir en el camino correcto”.
Generalmente, lo primero que aparece es lo contrario: el miedo, la desconfianza: “Hay toda una dinámica manipulativa basada en el miedo al otro. Es una técnica que se ha utilizado a lo largo de la Historia, propia del sicópata, a quien le interesa crear desconfianza para hacerse, él o ella, del elemento de confianza. Es muy penoso. Siempre hay que mirar al otro con la capacidad de que juntos creemos una relación estable y provechosa para ambos. El mundo de por sí está fragmentado, pero hay quien utiliza esta fragmentación para su beneficio y crea más fragmentación”. Y esto ocurre tanto en la política y los negocios, como en la vida social o familiar.
Luis Huete apunta algunas líneas de solución: ganar confianza, respeto, inteligencia colectiva, convergencia de intereses, búsquedas creativas y diálogo, mucho diálogo: “Hay una estrecha relación entre conversación y relación. Cuando hay una crisis de relación es que ha habido un problema de conversación, en la que a las partes les ha faltado generosidad”.
Concluye que: “A nuestro alrededor abundan ejemplos de personas que han alcanzado unos excelentes niveles de éxito o progreso social en sus vidas y que, a pesar de ello, han tenido una existencia amarga y desdichada. La felicidad y la agradable sensación de vivir o haber vivido una vida bien lograda requieren algo más que éxito o prestigio; son el resultado de una conjunción armónica entre el progreso social y el progreso individual, que se retroalimentan formando un círculo virtuoso en el que mejoramos para dar y damos para mejorar”.