Por Raúl Espinoza Aguilera
El libro Aprender a ser y vivir presenta una novedosa exposición de la dimensión trascendente del ser humano y plantea cómo educar con un enfoque humanístico y con valores1.
Hay personas que pasan por este mundo con una actitud superficial, meramente epidérmica; desconocen lo verdaderamente importante y su vida se reduce a un conjunto de altibajos caóticos, sin objetivos claros ni definidos.
En otros casos, los individuos reciben la nociva influencia del relativismo en el que se le otorga el mismo valor tanto a lo bueno como a lo malo, tanto a lo noble como a lo equivocado, y no saben dimensionar adecuadamente sus éxitos ni sus fracasos.
Actualmente, el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de la información demandan –hoy más que nunca– una educación integral en donde la ética esté en concordancia con los valores y principios fundamentales.
A lo largo de la publicación, los autores desarrollan los valores que se deben cultivar en la formación de la personalidad.
La actual crisis de nuestra sociedad tiene sus raíces en que a las nuevas generaciones no se les ha educado en valores firmes, como son: responsabilidad, honestidad, amor, bondad, comprensión, caridad, espíritu de servicio y solidaridad con los demás. Por ello, la educación en valores es una necesidad urgente tanto en las familias, como en el entorno laboral y social.
Sin duda, el acierto de este libro se encuentra en que sus autores plantean inicialmente una meta compleja, como es la formación con carácter humanístico, pero la desarrollan y concretan como un desafío posible de lograr.