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Víctima de abuso: «El Papa Francisco me miró en silencio, en lágrimas y me abrazó»

Gestó inédito del Pontífice que firma el prefacio de un libro escrito por una víctima abusada por sacerdote pederasta.

Por ARY WALDIR RAMOS DÍAZ

Víctima de abuso: El Papa Francisco me miró en silencio, en lágrimas y me abrazó

“Nos encontramos hace dos años. Me preguntó: ¿De donde sacaba la fuerza, el espíritu misionero? No estaba satisfecho de la respuesta. Al final le he dicho: Padre he sido violado por un sacerdote. Me ha mirado en silencio con las lágrimas en los ojos y me ha abrazado”, dijo a Repubblica.it, Daniel Pittet, 57 años, suizo, víctima en su infancia de un sacerdote pederasta durante cuatro años.

El Obispo de Roma firmó el prefacio del libro: “Lo perdono, padre”, escrito por Pittet, ahí se pregunta: “¿Cómo puede un sacerdote, al servicio de Cristo y de su Iglesia, llegar a provocar tanto mal?”. 

¿Cómo puede (el sacerdote) haber consagrado su vida para conducir a los niños a Dios, y acabar, en cambio, devorándolos en eso que he llamado «un sacrificio diabólico», que destruye tanto a la víctima como la vida de la Iglesia?”, añadió.

Francisco dice de Pittet: “su sufrimiento me afectó mucho”. En el libro, el hombre, el niño de ayer y la víctima de abusos, enseña el perdón y la esperanza cristiana. Pittet conoció a Francisco por su ardor como misionero. El Papa no sabía la historia de dolor que había detrás de tanta esperanza.

En el prefacio, el Papa cuenta como conoció a “Daniel en el Vaticano en 2015, en ocasión del Año de la vida consagrada. Quería difundir a gran escala el libro titulado ‘Amar es darlo todo’, que reunía los testimonios de religiosos y religiosas, de sacerdotes y consagrados.

“No me podía imaginar que este hombre entusiasta y apasionado de Cristo fuera una víctima de abusos por parte de un sacerdote. Sin embargo, esto fue lo que me contó, y su sufrimiento me afectó mucho. Vi una vez más los daños espantosos provocados por los abusos sexuales y el largo y doloroso camino que espera a las víctimas”.

En el prologo, Francisco reiteró que actuará con “severidad extrema con los sacerdotes” que cometan abusos a menores y contra los obispos o cardenales que les protejan.

“Algunas víctimas han llegado hasta el suicidio. Estos muertos pesan en mi corazón, en mi conciencia y en la de toda la Iglesia. A sus familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor y, humildemente, pido perdón”, escribe Francisco

El Papa reconoce el gran esfuerzo de Pittet, la secuela cristiana de salir de ese dolor para abrazar la esperanza de seguir adelante y seguir en pie.

“Para quien ha sido víctima de un pederasta es difícil contar lo que ha sufrido, describir los traumas que todavía persisten a distancia de años. Por este motivo el testimonio de Daniel Pittet es necesario, precioso y valiente”.

“Decidió encontrar a su agresor cuarenta años después, y ver en los ojos de ese hombre que lo hirió en lo profundo del alma. Y le tendió la mano. El niño herido es hoy un hombre de pie, frágil pero de pie. Me sorprenden mucho sus palabras: «Muchas personas no logran comprender que yo no lo odie. Lo he perdonado y he construido mi vida sobre ese perdón”.

Pittet, casado, con seis hijos, en noviembre de 2016 se encontró con la persona que lo perturbaba después de 40 años. La antesala del perdón a su verdugo. El libro termina con la entrevista al fraile responsable de los abusos y que se aprovechó de su fragilidad; hijo de una madre deprimida y un padre ausente y violento que acuchilló a su esposa embarazada.

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“Estoy feliz de que otros puedan leer hoy su testimonio y descubrir hasta qué punto el mal puede entrar al corazón de un servidor de la Iglesia”, añadió.

Francisco una vez más denuncia y asegura su tolerancia cero en casos de abusos.  “Se trata de una monstruosidad absoluta, de un pecado horrendo, radicalmente en contra de todo lo que Cristo nos enseña”.

En este sentido, indica que Jesús mismo era severo con “todos los que hacen daño a los niños”: “Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar”. (Mateo, 18, 6).

“Hemos declarado que es nuestro debe dar prueba de severidad extrema con los sacerdotes que traicionan su misión, y con su jerarquía, obispos o cardenales, que los hubieran protegido, como ya ha sucedido en el pasado”, dijo recordando la carta apostólica: “Como una madre amorosa” (4. 06.2016) que la Iglesia “debe cuidar y proteger con afecto particular a los más débiles e indefensos”.

“En la desgracia, Daniel Pittet pudo encontrar también otra cara de la Iglesia, y esto le permitió no perder la esperanza en los hombres ni en Dios”, aseguró.

El Papa agradece a Pittet por los testimonios que derriban “el muro del silencio que sofocaba los escándalos y los sufrimientos, arrojan luz sobre una terrible zona de sombra en la vida de la Iglesia”.


Fuente: aleteia

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