Un hombre bueno en todo el sentido de la palabra. Esposo y padre ejemplar. Excelente académico, docente e investigador. Un escritor de indiscutible calidad. Sus libros y sus artículos son conocidos dentro de nuestro país y en todos los países de habla hispana, portuguesa, inglesa, francesa. Los estudiosos del derecho del mundo tienen sus obras como textos de consulta.
Es autor de veinte libros, entre ellos, “Ensayo sobre Metodología, Enseñanza e investigación jurídicas”; “La protección procesal de los derechos humanos ante las jurisdicciones nacionales”; “Introducción a la justicia administrativa en el ordenamiento mexicano”; “Latinoamérica: Constitución, proceso y derechos humanos”. También es autor de más de 250 artículos y de varios capítulos de libros y obras colectivas en México y en el extranjero.
El doctor Héctor Fix-Zamudio acaba de publicar, bajo la firma de la UNAM y Editorial Porrúa, un libro titulado “Universitario de vida completa”. Explica así la razón del título de la obra de 386 páginas: “Al aproximarme a los noventa años de edad (ahora tiene noventa y dos), en la etapa final de mi existencia, me ha surgido el deseo –no racional, pero sí emocional– de relatar los recuerdos personales y académicos que he acumulado en mi ya larga vida. Los he intitulado con una expresión que me dedicó el rector don Octavio Rivero Serrano cuando cumplí veinticinco años como investigador, en 1981, y que me agrada; espero que no resulte presuntuosa”.
Narra lo siguiente el Maestro:
Mi vida puede dividirse en dos etapas. La primera comprende la infancia, la adolescencia y el inicio de la juventud. La segunda abarca mis estudios profesionales, mi labor en el Poder Judicial de la Federación y, finalmente, mi dedicación a la que ha sido mi verdadera vocación: la docencia y la enseñanza en la Universidad Nacional Autónoma de México, que inició en el lejano 1956, cuando ingresé al entonces Instituto de Derecho Comparado, ahora Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Comencé mis labores judiciales siendo estudiante de derecho, en un modesto cargo administrativo. Permanecí en el Poder Judicial casi veinte años. En una época tuve la creencia de que podía desempeñar esas labores en combinación con las académicas. Pero al involucrarme cada vez más en la vida académica y descubrir que en esta última estaba mi verdadera vocación, me convencí de que era muy difícil hacerlo de manera seria y permanente. Por ello, en 1964 decidí renunciar a la Suprema Corte de Justicia, después de varios años de ocupar el cargo de secretario de Estudio y Cuenta adscrito al Tribunal Pleno, para dedicarme definitivamente a la enseñanza y la investigación, labor en la que todavía persisto.
Continúa el Doctor Fix-Zamudio:
No me quejo de mi salud, aunque en ocasiones siento desaliento, por un lado, y melancolía, por el otro, recordando las épocas en las que podía dedicar muchas horas a estudiar, leer, escribir y enseñar. No debo lamentarme, sin embargo, ya que no padezco, hasta el momento, males graves que me impidan, así sea lentamente, seguir elaborando y publicando mis modestas obras de investigación jurídica, ni impartir algunas conferencias, pero ya no me es posible viajar con frecuencia, como lo hice antaño, al interior de la República o al extranjero. Por eso he acudido ahora a las nuevas tecnologías, para grabar mis charlas y transmitirlas a otros países por la Internet.
El Doctor Fix describe detalles en las etapas de los presidentes Lázaro Cárdenas, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Ernesto Zedillo.
Del presidente Cárdenas refiere, entre otros, estos aspectos:
El gobierno del general Cárdenas incurrió en varios errores graves que han tenido consecuencias hasta el día de hoy. El más grave de todos fue su inclinación cada vez más acentuada hacia la izquierda radical, lo que se reflejó en la llamada educación socialista que se introdujo en el artículo 3º Constitucional desde el inicio de su sexenio. Como ya se ha señalado, para muchos docentes este tipo de educación carecía de sentido didáctico, ya que se apoyaba en la ideología comunista, vigente entonces en la Unión Soviética. Mientras estábamos en la escuela nos llevaban a ver películas soviéticas y el maestro de música estaba obligado a enseñarnos el himno conocido como “La Internacional”. Pero, por llevar la contraria, nosotros alterábamos el texto y en lugar de “el género humano es la internacional”, cantábamos “el género humano fachismo internacional”. El maestro gemía: “¡Muchachos! ¡Me van a cesar!”.
El Doctor Fix-Zamudio es gloria de México y de los abogados del mundo.
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